Con mi hermana 6
Dicho y hecho. Mi culo volvía a ser de la vecina, pero esta vez en lugar de tener a mi madre dentro de mi ano tenía a mi hermana que ya metió dos dedos en mi interior.
Con mi hermana 6
Raquel, la máquina
por Román Fons
Estaba nervioso. Pasaba el día y la noche pensando en Raquel. Mi hermana me masturbaba imitando su voz -Román soy Raquel y te estoy pajeando y luego me beberé tu lechecita.
Cuando me morreaba a mi hermana lo estaba haciendo con Raquel.
Ya era miércoles. Habíamos quedado el viernes en su casa mientras nuestros padres estarían con su marido y el grupo de amigos jugando a cartas en otra casa. Raquel se haría la enferma para quedarse en casa. Recordé que me dijo que destrozaría mi culo. No sé a que se refería pero pensé que debía depilarme, por si acaso ella se feria a........
Aquella misma noche mi hermana dispuso una toalla sobre su cama, un cazo con agua caliente, la barra de jabón de afeitar de papá y su maquinilla.
Me puse de rodillas en la cama con las piernas separadas y apoyando los codos el la almohada (osea, un cuatro patas de peli porno). Mi hermana mojó mis posaderas y las enjobonó formando una nube de espuma blanca. Lo mismo hizo con los huevos y la polla. Entre pasada y pasada de maquinilla se nos escapaban risas.
Mamá nos oyó reír. Se temía algo no demasiado bueno. Llamó a la puerta – ¿puedo entrar?
-Si te quieres descojonar entra- dije entre carcajadas. Y entró
-Estáis locos de atar! Eso son guarradas! Entre hermanos no se hacen esas porquerías!
Mientras pegaba la bronca se aproximaba y terminó sentándose en los pies de la cama con todo mi culo frente a sus narices.
-Le vas a cortar poniendo la maquinilla así - le dijo a mi hermana
-Tienes que ladearla de este modo - y dió varias pasadas por mi raja del culo llegando al ano -Vigila aquí que es mas sensible.
Me dió un masage con la barra de jabón y luego con el dedo describió circulos en mi asterisco. Comencé a tener una erección de caballo.
-Te gusta eh! Guarro. Te gusta que tu madre te toque el agujero del culo, degenerado!
Viendo lo que estais haciendo me imagino que tu hermana también te lo toca. Ir con cuiddo no tengamos un disgusto. Y eso tambien va por Mili. Empujó el dedo indice y lo metió hasta el fondo en mi culo. Se levantó de la cama y desde la puerta dijo – si vuestro padre se entera de lo que hacéis, os mata a los dos.
-¿Entonces será un secreto entre nosotros tres? dije en mi incómoda postura.
Cerró de un portazo. Tardamos unos segundos en volver a lo que estábamos haciendo.
Mi hermana siguió rasurandome los huevos y la parte trasera de la polla.
-Ya casi está. Terminó el frenillo y lo dio por acabado.
-Avisamos a mamá para que de el visto bueno- jajajajaja
Mi hermana fué a por agua limpia para quitarme los restos de jabón y aproveche para descansar de la postura. Me giré para senterme en la cama y descubrí a la nueva vecina que estaba mirandome. No se inmutó. A saber el tiempo que estuvo mirando. ¿Vería a mi madre depilandome el culo? Desapareció de la ventana y se apagó la luz.
Mi hermana regresó a la habitación. No le comenté que la vecina espiaba.
Me pasó una esponja por las nalgas, la raja y el ano. Allí se entretuvo. Era agradable el calor del agua en el ano. Jugueteó con él. Yo seguía en la posición de antes. Más espatarrado si cabe. Los huevos y la polla agradecían la esponja caliente. Tenía la polla dura.
Mi hermana retiró los útiles de la depilación y se sentó detrás de mí agarrándome la polla y masageandola despacio. Del bolsillo del pantalón del pijama sacó un bote de aceite corporal y huntó nalgas, raja, ano, huevos y polla. - así no te irritarás - dijo mientras me daba sumo placer con el masage de aceite. Le dije que parara porque me iba a correr y aún no era el momento.
-Ahora me toca a mí- dijo mi hermana.
Al bajar de la cama ví la lumbre del cigarrillo en la oscuridad de la ventana de la nueva vecina.
Mientras mi hermana se desnudaba y adoptaba mi misma postura sobre la cama. Me puse el pijama y salí a buscar agua caliente.
Al volver a la habitación miré de reojo a la ventana. Ahora eran dos lumbres.
Si querían espectáculo habían encontrado el mejor peep show en la ventana de mi hermana.
Dí un rápido masage con la esponja empapada en agua caliente, enjaboné todo lo que tenía delante y desde el lado exterior de la cama y con la mano alzada para no tapar visión comenzé a mover la maquinilla. Era un trabajo fino. El blanco de la espuma desaparecía al paso del metal dejando ver la rosada carne de mi hermana.
Ya retirada la espuma, con dos dedos reseguía la zona depilada. Imaginé a los nuevos vecinos pidiendo más.
Ya terminada la depilación de la parte de detrás, mi hermana se tumbó de boca arriba para que le dejara un hilo de bello en el pubis.
Volví a salir a por agua limpia. Al entrar en la habitación mi hermana se estaba masturbando.
-Niña, que no hemos terminado
-Da igual .Tu lábame mientras me toco
Y mientras se tocaba le pasaba la esponja con agua caliente. Se puso a cuatro con el culo hacia la ventana y girando la cabeza como en las películas porno.
-¿Será que tienes público?
-Creo que sí. Deja eso y tócame tú
Me coloque sobre ella, de cara a la ventana, como montándola al revés pero sin sentarme. Comencé a separarle los labios y a acariciarlos. Mantuve la mirada fija en la ventana. Nos separaban unos escasos cuatro metros que medía al patio de luces.
Rocié de aceite corporal el coño de mi hermana y entre caricia y caricia fuí introduciendo dedos en su vagina. Entrando y saliendo despacio y de prisa.
- Méteme el bote por el coño. Que lo vean bien – suspiró
Embadurné el bote de aceite corporal y lo fuí metiendo a modo de consolador. Lo metía y sacaba hasta que se lo metí por completo dentro de la vagina. Desapareció. Hasta que decidió cambiar de postura.
-Les haremos un sesenta y nueve. Yo debajo y tu encima de culo a la ventana -dijo ella.
Dicho y hecho. Mi culo volvía a ser de la vecina, pero esta vez en lugar se tener a mi madre dentro de mi ano tenía a mi hermana que ya metió dos dedos en mi interior. Me comía la polla con un ritmo marcado para lucirse. Me acariciaba los huevos y les daba palmadas. La sacaba de su boca y restregaba en sus carnosos labios.
El sesenta y nueve duró unos cinco minutos. Lo que tardó mi hermana en hacer que me corriera con la polla a cuatro dedos de su boca abierta esperando mi leche que brotó a chorros sin tener que tocarla. La escurrió por completo y me dijo
- Después de cenar me la metes que no podré dormir pensando en los vecinos.
-Pero primero te lo voy a morder hasta que llores de placer.
-La cena está en la mesa- se oió da lo lejos
-Alarga el brazo y apaga la luz
El viernes por la noche salimos de nuestra casa de campo a la de Raquel en la Vespino de mamá. Nos esperaba con un pica pica y bebidas.
-Pensé que iría bien comer algo para aguantar hasta la madrugada – dijo con lascíbia.
Llevaba puesto un vestido estampado en rosa y beig no muy corto, abierto en un lado y con escote y espalda generosos. Sin sugetador y enseñando un imponente canalillo.
Mi hermana una falda de flores en verde y negro muy corta y una blusa negra, nada a reseñar. Como siempre sin sujetador y en esta ocasión no llevaba bragas. Yo jeans sin bóxer y camiseta banca.
Comimos algo y bebimos más. El Protos estaba como ella, divino. Ahora me fijé en el verde de sus ojos. Ella vió que le miraba los ojos – Casi como los tuyos. Tú los tienes más claros – me dijo.
Habéis traido la película de los Ortega? -preguntó
-Las películas de super 8 ardan quince días en devolverla revelada. Cuando la tengamos te avisaremos -aclaré.
Mi hermana ya pedía sexo a gritos. El vino la pone cachonda y llevaba tres copas hasta arriba.
-Hace calor aquí – comenzó diciendo al tiempo que se desabrochaba la blusa y se movía en un baile imaginario.
-Román, héchale una mano a tu hermana que ya quiere mimos. Yo ahora vuelvo – dijo subiendo las escaleras.
Sin quitarle la blusa comencé a besarle los pechos y mordisquearle los pezones. Los tenía duros como una piedra. Mi polla se empalmó.
No tardó en regresar Raquel. Cambió el vestido por una sobrecamisa blanca larga y sin botones. Mientras yo besaba a mi hermana la observaba. Se acercó a nosotros y acarició la espalda de mi hermana. Le cogió la camisa por los hombros y se la bajó hasta que cayó al suelo. Yo cogí un pecho de mi hermana y lo apreté.
Raquel besaba la espalda de mi hermana y posaba las manos en sus nalgas. Ladeó la cabeza buscándome la boca. Nos basamos primero en los labios. Luego su lengua inundó mi boca. Mi hermana se estremeció al sentir los dedos de Raquel entrar desde detrás en su cuerpo. -Agradezco el detalle de no llevar bragas – dijo cortando el beso.
Ahora mi hermana giró buscandonos la boca y nos besamos los tres. La lengua de Raquel era más satinada. A mi hermana le gustará cuando se la pase por el coño, pensé.
Las manos de Raquel se ocuparon de mí. Una cojió mis testículos mientras la otra jugaba con mi polla erecta. Mi hermana se espatarró en un sillón y se tocaba mientras nos observaba.
Raquel me condujo junto a mi hermana y me sentó a su lado. Se arrodilló y comenzó a lamerme el capullo. Daba mordiscos suaves que me enloquecían.
Con una mano jugaba con un pezón rabioso de Raquel y con la otra ayudaba a mi hermana en su búsqueda interior.
Ahora me quitó el pantalón y me puso de espaldas. Seguía al lado de mi hermana que al verme an aquella posición subió a sentarse sobre el respaldo del sofá para que le comiera todo lo que me puso en la cara.
Raquel cogió fijación con mi culo. Suerte que me lo depilaron. Chupaba mi asterisco y lo acariciaba con los dedos. Escupía y relamía. Me gustaba como lo hacía. Supuse que no tardaría en dolerme, pero era el precio a pagar aquella noche.
Mi hermana lanzó una carcajada que me desconcentró. -Mira que te espera hermanito - dijo esgrimiendo la polla de un negro.
Raquel se lo quitó de la mano y lo comenzó a meter en mi culo al tiempo que le tiraba chorritos de aceite lubricante. Dolió al principio y al final cuando lo sacó pero entre tanto era agradable. Ya estáis satisfechas. Cabronas!!!- se partieron la caja mientras yo me iba corriendo al servico con la sensación de cagarme encima.
Al regresar el salón estaba vacío. Supuse que estarían en una habitación y subí.
Siéntate y disfruta viendo a dos mujeres – dijo Raquel.
Ví que no se olvidaron al negro en el salón. Tumbadas en la cama se comian la boca, los pechos, los clítoris, el ano, los pezones. Compartían el consolador en forma de polla de un negro que minutos antes estaba entrando y saliendo de mi culo.
-Lo habréis lavado, supongo – pregunté retoricamente.
Me acerqué para tocarlas pero no me dejaron. Estaba muy caliente y comencé a masturbarme. La lengua de Raquel recorría la raja de mi hermana y la ponía loca. Sabía que la textura de aquella lengua le gustaría.
Me acerqué más a ellas mientras me seguía tocando. Ahora sus lenguas se juntaron. Yo no podía aguantar más y al comenzar a correrme puse la polla sobre las dos lenguas. Me corrí como una ballena. Las dos caras estaban llenas de semen. Las lenguas se lamian entre mi leche. Acerqué mi lengua a las suyas y compartimos lamidas y leche. Raquel tuvo un orgamo y cogiéndome la mano la puso en su sexo para que la masturbara. Siguió coriiendose varias veces. Mi hermana bajó a chuparla mientras yo la pajeaba. Volví a empalmarme y se la clavé entera. La follé con desenfreno mientras mi hermana me miraba.
Raquel se puso a cuatro y mi hermana debajo de ella en sesenta y nueve. Yo volví a metersela a Raquel mientras mi hermana desde abajo me chupaba los huevos y cuando quería me la sacaba del coño de Raquel para chuparmela y lugo chuparla a ella. Estuvimos mucho rato en esa postura yo no podía más.
Raquel se había corrido un millón de veces. Mi hermana medio millón en la boca de Raquel y ahora me tocaba a mí. Mi hermana estaba esperando el momento para beber mi leche.
Raquel notó que pronto me correría y me pidió que le llenara el culo. Fue fácil. Lo tenía empapado. Entró sola. Cuatro embestidas y me corri. La corrida volvió a ser de ballena. Lo que no pase a los diecisiete años...
Mi hermana ya recogía jugos mientras yo seguía follando a Raquel por el culo. Cuando la saqué salió cantidad de líquidos y espesos que mi hermana recogía con su lengua y jugaba con los dedos separásdolos formando hilillos pegajosos que luego se llevaba a la boca. Raquel confesó estar agotada.
Mi hermana quería por el culo y después de un buen rato de chuparmela para volver a tenerla dura la enculé. Raquel desde el silloncito de la habitación no perdía detalle.
Primero se la puse desde atrás a cuatro. Unas buenas embestidas que con una mano le agarraba el cuello y la otra le restregaba el clítoris. Luego me tumbé boca ariba y ella encima cabalgando con la polla dentro del culo. Gritaba de placer. Raquel volvía en sí y se rascaba el clítoris.
Mi hermana no paraba de correrse. Le dí la vuelta quedando de espaldas a mí y de cara a Raqhel.
-Cómeme las tetas tía. Cómemelas – le gritaba a Raquel.
Obedeció.
Mientras me follaba por el culo a mi hermana pensaba como teminar la velada. Se me ocurrió algo.
Nos corrimos a la vez mi hermana y yo. Le inundé el culo. La puse a cuatro y Raquel y yo nos tumbamos debajo del culo, que comenzaba a chorrear, donde juntamos las lenguas al aire recogiendo los fluídos que le salían del culo a mi hermana. Ella apretaba y chorreaban borbotones de semen. Luego Raquel le introducía un dedo y hacía de cucharilla para sacar más cantidad. Cuando ya no salía nada mi henmana se tumbó entre nosotros y nos besamos los tres un buen rato.
-El viernes próximo volverás a estar enferma? Preguntamos a la vez