Con mi hermana 4

Mi hermana las frotaba, chupaba, succionaba la punta y bajaba hasta los huevos. Las alternaba. Supo cuando las dos iban a reventar. Lo hicimos a la vez. El río de leches saltaron por los aires y la boca de mi hermana las buscaba. Agarró las dos y las exprimió dentro de su boca y restregándolas por su cara.

Con mi hermana 4

De compras

por Ramón Fons

Me permito un salto temporal en el orden de los relatos, sin que sirva de precedente, porque estoy recordando una visita que me hizo mi hermana hace relativamente poco. Prometo seguir contando travesuras infantiles.

Cansada de aguantar al broncas de su marido mi hermana vino a casa unos días para desconectar.

En el camino del aeropuerto le comenté que saldríamos a cenar. Tenía por costumbre salir los jueves.

Dijo que no traía ropa apropiada

-Nos vamos de compras, pués!!!

Una amiga me comentó de una tienda pequeña en un callejón junto a la plaza del ayuntamiento.

En la tienda se probó varios vestidos. El probador estaba en un altillo, subiendo unas escaleras de caracol o en un pequeño ascensor. El dependiente, de unos cuarenta y muchos años aunque de aspecto juvenil. Vestía un polo y unos blue jeans. Se desplazaba en ascensor que abría y cerraba con una llave. Yo subía y bajaba llevando y trayendo diferentes modelos y estampados.

Mi hermana, que nunca ha llevado sugetador, miraba su reflejo en los espejos y recolocaba entre las nalgas el culotte, estilo brasileño de color negro, esperando que le subieramos más prendas. Por supuesto la cortina del probador no se cerró en ningún momento.

El dependiente salió del ascensor con unas blusas que le entregué para ella. Al verla se detuvo y algo nervioso al descubrir a mi hermana sólo en culotte con los pechos perfectos, los pezones que adornaban dos aureolas oscuras y no demasiado grandes, el cabello negro, corto como un chico, los ojos profundos y oscuros, unos labios grandes, carnosos y rojos, delgada y alta, con un culo respingón que al darse cuenta de que aquel hombre la estaba observando se puso de espaldas y lo subió aún mas.

Su imagen rebotaba en los espejos al igual que la erección de debajo del pantalón del dependiente.

-Pase, pase. No se corte. Déjelo sobre el sillón – le indicó ella

Mi hermana, cuando el vendedor pasó por su lado, se le acercó rozándole un brazo con sus pechos un brazo.

Al notar el contacto con los pechos los miró. Los pezones erctos se clavaron en la mirada del hombre. Él le pidió perdón.

-No se preocupe, me ha gustado. Fíjese como me los ha puesto – Chupó la punta de los dos dedos índices y mirándole a los ojos dibujó círculos con la punta de los dedos sobre cada pezón.

Entré en el probador con más prendas y el dependiente creió verse sorprendido. Estaba nervioso por las insinuaciones de mi hermana, ella desnuda, él no sabía si aquella belleza era mi esposa, mi novia, mi amiga...

-Tranquilo no se inquiete, es mi hermano- dijo ella acercando su boca a la mía y juntandonos los labios.

Mientras nos morreabamos ella le agarró de un brazo para que se quedara viendo como nos fundíamos. El hombre palideció.

-No se vaya. Queremos su opinión – dijo ella al soltarnos los labios.

Le sujerí que se sentara en la butaca para que opinara sobre cual de los conjuntos creía, como entendido en moda, le faborecía más a mi hermana. Obedeció.

El del escote exagerado me gustó. Al dependiente también. Su enorme erección nos gusto a mí y a mi hermana. Un pantalón muy ajustado le marcaba el culotte.

Comenzó a bajarse lentamente el pantalón. Primero de un lado y luego del otro tirando poco a poco hacia abajo, moviendo las caderas, se acercaba a él hasta ponerle el pubis a un palmo de la boca. El vendedor me miró totalmente descolocado. Yo le miré el bulto del pantalón

-Es mi hermana, no mi mujer. Yo no perdía la ocasión.

Mi hermana levantó una pierna y la pasó por datrás del hombro del dependiente enseñándole donde tenía que poner la lengua.

Les dejé solos mientra bajé a hechar la llave de la puerta de la tienda de modas.

Desde la planta baja se oían los gemidos de mi hermana. El tipo era bueno comiendo coños.

Minutos después subí al probador. La tenía a cuatro patas follandosela con movimientos frenéticos. Ella tenía la cara desencajada. Me agaché y les toque el coño y los huevos. Chorreaban. Me saqué la polla y se la puse en la boca de mi hermana. -Que bien la chupas puta!!!

-Como tu me enseñaste cabrón.

Me corrí muy rápido. Ella varias veces con la polla del vendedor en el coño. Mi hermana le dijo que se la metiera por el culo pero él no quiso. Cuando si iba a correr avisó. Ella le dió a elejir. Escojió la boca.

Mi hermana le apartó la mano y se la agarró. La chupaba despacio apretándo la base para que aún no se corriera. Lamía aquella polla como me la lamía a mí. Volví a empalmarme y lo vió. Me la sacó del pantalón y se puso las dos pollas en su gran boca. Las frotaba chupaba succionaba la punta y bajaba hasta los huevos. Las alternaba. Supo cuando las dos iban a reventar. Lo hicimos a la vez. El río de leches saltaron por los aires y la boca de mi hermana las buscaba. Agarró las dos y las exprimió dentro de su boca y luego las restregó por su cara. Con los restos formó una espesa espuma que luego relamió..

El vendedor nos indicó el servicio del personal donde había un plato de ducha y toallas.

Cojí la minicámara que había colocado en el provador de enfrente y bajé.

Nos pidió que volviéramos la semana próxima que recibiría nuevo género.

-Volveré con unas amigas. Aver como te portas, campeón – dije al cerrar la puerta de la boutique.

El conjunto le quedaba perfecto