Con mi enfermera

Lo que puede suceder cuando necesitas atenciones de una enfermera muy "servicial".

Con mi enfermera

El motociclismo no es mi pasión, pero resulta muy cómodo ir a la escuela en motocicleta; ya saben, si se te hace tarde, tomas un atajo, te metes entre los coches atorados por el embotellamiento, etc. Creo que esa fue la causa de mi "desgracia".

Hematomas de no se que grado en quién sabe que región, traumatismo "post-sabe que", fracturas en Húmero izquierdo, Radio y Cubito derechos; lo que si entendí: estará enyesado por lo menos mes y medio. A ver si vuelvo a correr para ir a una clase, y menos a matemáticas. A sí, no les comente que una estúpida no puso luces direccionales (deberían prohibirles conducir a las mujeres), y nada mas de acordarme me vuelve a doler el santo madrazo.

Mi padre pago la cuenta en el hospital, y pidió una enfermera para que me atendiera en casa. ¿Enfermera?, pues como no, el trabaja el día entero (ó al menos eso dice), y dado que está divorciado de mi madre y ella vive en otra ciudad, necesitaría quien se encargue de su hijito que ahora tenía ambos brazos inmovilizados a causa del yeso.

En respuesta le dijeron a mi padre que en ese momento no contaban con nadie disponible, pero que si lo deseaba, a la mañana siguiente enviarían a alguien al domicilio.

A la mañana siguiente se presento en la puerta quien sería mi enfermera por los siguientes 45 días, su nombre es Victoria, su cuerpo es finito (delgado), pero resaltan de una manera especial sus gomas (pechos), y culo, hermosos...

Mi padre, a quien a partir de aquí llamare "Mache" (Marcelino), insistía en que me instalara en su habitación pero yo preferí la comodidad de la propia.

La mañana transcurría algo aburrida, nada bueno en la tele, y yo que no gusto del cautiverio, me encontraba sumido en una especie de depresión.

  • Por qué tan callado?

  • Es que todavía no me resigno a estar encerrado, Victoria.

  • No me llames así, no estoy tan viejita, mejor dime Vicky.

  • OK, y… es cierto, no eres muy joven para ser enfermera??

  • No, todavía no soy enfermera, apenas estoy terminando la carrera, y hago mis practicas en el hospital, pero como no había nadie para hacer este servicio, y no son cuidados de importancia, me enviaron a mi.

  • Haa, voy a ser tu conejillo de indias...

  • Mas o menos – dijo esbozando una sonrisa –

  • Oye, pero en el reporte no aparece que te paso, solo las lesiones que tienes. ¿Te asaltaron ó algo así?

  • No, nada de eso, quise comprobar que tan resistente era el asfalto cuando iba en mi moto – dije en tono de audacia.

Al menos eso era un alivio, tuve "buena suerte" con mi enfermera, era de plática viva y... pues, fea no era.

Charlamos mientras me daba el desayuno (les recuerdo que tenia inmovilizados ambos bazos)...

Ella iba a casa con su uniforme de enfermera, le dije que no era necesario, que podía vestir más cómoda, pero ella respondió que cuando salía de mi casa, por las tardes, tomaba un par de clases en su facultad, y que era obligatorio llevar el uniforme, y si se desviaba a su casa le tomaría más tiempo y no legaría a tiempo.

Así que para mi fortuna ella siempre llevaba su uniforme: una blusa (creo que les llaman "filipinas"), blanca en la que se alcanzaba a transparentar su sostén de media copa, opresor de aquel par de monumentos, y un pantalón del mismo color que dejaba ver su buen gusto en lencería, pues casi siempre llevaba tanguitas pequeñas con motivos en encaje, algo precioso (me confieso fetiche de la lencería femenina).

  • ¿Como puedes comer esto?, parece de plástico – decía mientras me daba una hamburguesa de un conocido restaurante de comida rápida – (debo decir que no me impusieron ninguna dieta).

  • Esta buena, pruébala, le dije mientras aún masticaba un poco de comida.

Ella tímidamente dio una pequeña mordida y la comió.

  • De verdad, te gusta esto?? – me dijo un tanto incrédula.

  • Pues si.

  • Estas bromeando; no comes ensaladas, pastas, etc.

  • Cuando voy a restaurantes.

  • Huy, no me explico como mantienes tu físico comiendo estas cosas.

No acababa de decir esto cuando estaba completamente ruborizada. Sin darse cuenta me había confesado que le agradaba mi cuerpo, o al menos eso quise entender.

A mi realmente me estaba gustando esa enfermera, y sólo deseaba al momento en que me dieran ganas de ir al baño para ver que sucedía...

Ella estaba sentada al lado de mi cama en un sillón que tengo para ver televisión cuando

  • Vicky, creo que tenemos un problema, ella se paró súbitamente algo asustada.

  • No te asustes no es nada serio, es que me…, no se como decirlo, necesito ir al baño.

Ella al inicio se corto un poco al oír mis palabras, pero pronto cayó en la cuenta de que yo solo no podía hacer nada.

  • Bien vamos, dijo mientras me tomaba de ambos brazos para ayudarme a incorporarme.

Entramos al cuarto de baño, y ella hacia todo con gran naturalidad, y ahora era yo quien estaba todo cortado, ella lo advirtió y me pregunto que era lo que me pasaba

  • Es que hace ya algunos años de que dejaron de ayudarme a ir al baño...

  • Si, pero dudo que puedas hacerlo tu solo

Me dijo mientras me bajo la cremallera de mi pantalón y busco mi pene, tuve que hacer un esfuerzo para no tener un erección en esos momentos.

  • Parece que nunca te hayan agarrado el pene,

  • Pues una chica tan linda como tu, no

Gran momento para decirle halagos, ella inclinada a mi costado y sosteniéndome el pene.

Cuando terminé, cortó un trozo de papel y me lo limpió, se detuvo un momento observándolo, como estudiándolo, luego rápido lo guardo en su lugar y salió rápido de la habitación. Se le notaba algo turbada.

  • Que te pasa??, te incomoda ayudarme??

  • No, no es eso, lo que pasa es que me sentí algo rara con tu pene en mis manos.

  • Si lo que pasó es que te dio pena, no te preocupes, de mi parte nadie sabrá que necesito ese tipo de ayudas.

  • No, nada de eso, pero te agradecería que no lo mencionaras

  • Ni hablar, yo no diré nada.

Así pasaron un par de días, no sucedía nada extraordinario, solo que ahora comía decentemente, platillos que ella misma se ofreció a preparar, y obviamente me daba de comer en la boca. En fin, no tenía de que quejarme, y Mache ni que se diga, el solía comer fuera de casa, pero ahora prefería llegar a casa a calentar lo que nos sobraba a Vicky y a mi (obviamente ella me acompañaba en los alimentos).

Uno de esos días, yo me encontraba algo… como decirlo… febril, recordemos que en mis condiciones no tenía deseos de salir de casa, y ni siquiera podía hacer "trabajos manuales", por ello, cuando Vicky me ayudaba a desahogar mi vejiga, pancho despertó un poquito intranquilo, no se si ella se asustó o que fue lo que paso, pero me lo movió de una manera brusca (sin hacerme daño), y ocasionó que nuestras ropas quedaran perdidas de orina.

Ni que decir que se apenó demasiado, pero yo trate de calmarla diciendo que era mi culpa (en parte era cierto), salimos del baño y le pedí que me acompañara a mi habitación para cambiarnos. Subimos, y le señalé un cajón donde había pantalones de franela y otros de deporte. Ella se inclinó a buscarlos y me dio una vista espectacular de su culito, tenía su braguita metida entre sus hermosas nalgas, nalgas que me volvieron loco y "pancho" nuevamente despertó pidiendo a gritos salir de su cautiverio. Se volvió hacia mi con un par de pantalones de deporte

  • Cuales quieres??

  • Cualquiera, me da igual – le dije sacudiéndome de la cabeza la imagen de ella galopándome poseída de deseo.

Volvió a meter unos pantalones en el cajón y se dirigió a mi. Yo me quite los tenis con los mismos pies, y ella deshebillo mi cinturón, y comenzó a desabotonar uno a uno los botones de mis jeans, cosa que me pareció lo hizo de una forma muy sensual y con cierta mirada de deseo, como la mirada de un niño mientras quita la envoltura de su caramelo favorito (siempre había odiado los pantalones que tiene botones en lugar de zipper, pero ese día conocí su única ventaja).

Jaló de ellos para sacarlos, pero lo hizo con todo y los boxers, motivo por le cual mi miembro se levanto como impulsado por un resorte, desafiante hacia su mirada atónita, apuntando hacia su cara que lucia desencajada. Para esto, ella se encontraba inclinada de frente hacia mi, y me daba una visión hermosa de la redondez de sus pechos.

Trate de disculparme diciendo que tenía días sin actividad alguna, pero ella me interrumpió

  • Haber que podemos hacer con eso – mientras se despojaba de una manera muy sensual, de su blusa, la cual cayó al suelo seguida de sus pantalones, quedando en sujetador y bragas, un pequeño conjunto blanco, en su mayor parte de encajes, el sujetador era de los llamados de media copa, que levantaba ese par que me estaba volviendo loco, su braguita cubría solo una pequeña parte, justo lo necesario. Pareciera que lo diseñaron a la medida justa de su cuerpo.

Ni mencionar que mi erección creció aún más cuando se acerco a mi frotando su plano vientre y sus turgentes pechos sobre mi cuerpo para quitarme la camisa quedando yo completamente desnudo (mentira aún me quedaban puestos los calcetines). Comenzó besándome el cuello, luego el pecho, el abdomen, y finalmente bajo a su objetivo: el buen "pancho" quien ya estaba de unas dimensiones considerables, comenzó besando la punta, y lo hacía mientras me lanzaba unas miradas de lujuria que envidiaría cualquier chica del jet-set. Luego de ensalivarlo en toda su dimensión, se lo engulló completo, sentí mientras pasaba a través de su paladar y como mis bolas chocaron con su barbilla, estaba en el cielo, comenzó a hacerme una mamada profesional, no solo lamía y pasaba la lengua por mi enhiesto orgullo, como la mayoría de las chicas que me lo habían hecho con anterioridad (como si un par fueran tantas), ella succionaba, lamía, besaba, mordisqueaba ligeramente, realmente sabia lo que estaba haciendo, tal así que en pocos minutos estaba apunto de corrérme, y se lo hice saber esperando que se separaría para dejarme eyacular, pero para mi sorpresa aceleró el ritmo haciéndome descargar torrentes de mi néctar en su boca, intentó tragar la mayor parte, pero era tal cantidad que la hizo toser y separarse de aquel trozo de carne sobre el cual había puesto tanto esmero, yo continué descargando chorros dejándole la cara llena de aquel líquido, ella nuevamente me lo sujetó y mientras seguía masturbándome se restregaba mi falo en toda su cara, lo golpeaba en sus mejillas, estaba realmente excitada.

Yo quería regresarle el favor, así que le pedí se pusiera en posición de 69, cosa que hizo de inmediato, obviamente no podía hacer gran cosa, ya que aún tenía puestas sus bragas pero con mis dientes logré hacerlas trisas, y así comencé a darle una mamada, que si bien es cierto no soy el mejor en esas labores, les aseguro que puse en ello todo mi empeño, tal así que rápidamente alcanzó un orgasmo, el cual agradeció engullendo nuevamente mi estaca para ponerla nuevamente "a la altura".

Luego de un rato de succión, cuando pancho ya estaba en todo su esplendor, se incorporó y retiró los hilachos que habían quedado de lo que alguna vez fueron sus braguitas, quedando completamente desnuda para mi.

  • Te gusto?? – dijo mientras se acomodaba a mi lado y haciéndome una muy lenta y exquisita paja.

  • Ni te imaginas cuanto – contesté.

  • Pues tu me gustaste desde el primer día que entre a esta casa, y ya no aguanto las ganas de sentir esto dentro de mi cosita – dijo mientras sopesaba mi miembro viril.

  • quiero sentir tus pechos en mis labios – suplique, y ella se acomodó sobre mi, abrazando mi cabeza y acomodando uno de mis inmovilizados brazos en su entre pierna, así mientras yo pasaba de un pezón a otro, ella se restregaba sobre mi puño y mojaba con sus abundantes jugos el yeso que cubría mi antebrazo.

Después de esto, enderezó el cuerpo poniéndose en cuclillas sobre mi, tomo lo que más deseaba en esos momentos y lo dirigió a la entrada de su cuevita, me vio directo a los ojos, trago saliva y se dejó caer con total brusquedad, tal así que me causó dolor y por la cara que puso estoy seguro que a ella también. Se mantuvo así por un momento como acostumbrándose al intruso que se encontraba perturbándola, luego de esto comenzó a subir y bajar de una manera muy lenta, a la ves que hacia movimientos circulares con la cadera. Sabía llevar el ritmo de una manera excepcional, y al parecer eso era lo que le gustaba: tener el control de la situación. Estaba teniendo la cogida de mi vida, y con mi enfermera.

Poco a poco comenzó a acelerar el ritmo, echó el cuerpo hacia el frente apoyando sus manos en mis hombros, en unos instantes ya tenía un ritmo desenfrenado, de esta manera ambos llegamos a un orgasmo casi simultáneo. Se dejó caer a mi lado agotada para descansar, luego nos dirigimos al baño para asearnos. Una ves secos nos metimos nuevamente a la cama, pero en esta ocasión rápidamente se quedó dormida, al parecer estaba exhausta, se abrasó a mi y durmió hasta la tarde.

De aquí surgió una relación que duro por algún tiempo (tres años, aproximadamente) tiempo durante el cual cogimos como posesos, y gozamos de lo lindo ya que nos acoplábamos de un manera estupenda...


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