Con mi encargado del pub I
Al final es más largo de lo que pensaba y se subirá en dos relatos. Una pequeña introducción morbosa y juguetona para dar paso al segundo relato que da nombre al título
Con mi nuevo encargado del pub I
Como me quería mudar solo, ya estaba cansado de compartir piso a mi taitantos años, busqué un curro extra para ganar más dinero. De día trabajaba en una tienda de ropa y por la noche me puse a trabajar de camarero en un pub del centro de Madrid, en Chueca.
Como era casi de esperar, todos mis compañeros eran gays. Y la gran mayoría de los clientes, ya que era un bar más destinado al público masculino, aunque podían entrar mujeres sin problema, también. Excepto en fiestas como la de esta noche, por ejemplo.
No vivía demasiado lejos del centro, pero si un poco mal comunicado. Con lo que llegaba a casa bastante tarde y me tenía que levantar demasiado pronto para irme al otro curro… parecía un zombi algunos días.
Llevaba ya unos días trabajando, y la verdad que el rollo entre compis y con los clientes, era muy bueno; bromas, risas, toqueteos inocentes, comentarios picantes…
Como digo, llevaba ya casi un mes trabajando alguna noche entre semana y tanto mis compañeros como mi encargado sabía que dormía poco y estaba cansado. Y de mi desesperación en la búsqueda de algo más cercano a ambos curros.
Estaba el lunes en el curro con mi encargado, ambos solos en un break en el que coincidió que no teníamos ningún cliente casi a primera hora de la noche.
- ¿Cómo va la búsqueda de piso? – me dijo César
- Pues matadora. Todo lo que veo o es muy viejo, o muy caro o muy lejos. He ido a ver 3 mini estudios, y dos de ellos podría cocinar y lavarme los dientes desde la cama. ¡Y no bajaban de 600 euros! – dije mientras comprobaba que las cámaras estaban llenas.
- Si, la verdad es que se pasan. Yo pago algo menos por un pequeño piso, pero porque el casero es amigo de mis padres y me lo dejó más económico, pero estaba pidiendo casi 900
- Si, es una locura. El martes que viene, aprovechando que el miércoles es festivo voy a ver dos más. Uno está a dos calles de aquí, aunque no quedaría libre hasta mediados del mes que viene, pero bueno, no queda ni un mes. Así que, si me gusta…me lo quedo.
- Pues si quieres, la semana que viene que vas a venir más días para sustituir a Roy, en sus vacas, quédate en mi casa.
- Gracias, pero no te preocupes. Unos días más o menos, no me va a matar.
- No seas tonto. Tengo una habitación libre ahora que Danilo ya encontró piso ( Danilo era un amigo suyo que acababa de venir a vivir a Madrid )
- Pues la verdad que te lo agradezco. Podré dormir casi dos horas más por día. Llegaré a las 6 horas de sueño…. Bieeeennnn…- dije en plan cachondeo levantando los brazos.
Esta noche había fiesta con código de vestimenta, con lo que los clientes, a partir de las 23, sólo podían estar en ropa interior en el bar, al igual que nosotros.
César bajó a la habitacioncita que teníamos para dejar nuestras cosas a dejar la ropa y luego bajaría yo.
Cuando subió traía sólo un slip blanco y negro. No tenía un culazo, pero si un pollón. Con él, el mito de que todos los delgaditos tiene más polla que ancho de pierna, se cumplía al 100%. Tenía delante de mí a mi encargado, en gayumbos. Un tío de 1,80 y no más de 70-72 kg. Con el pelo muy corto, con alguna entrada. Ojos marrones. Y como ya he comentado, aún en reposo, un señor paquetón.
Me quedé embobado mirando su cuerpo
- Tú, despierta – me dijo desde la escalera- Baja a cambiarte. Bueno, a desnudarte que en breve comienza a llegar la gente.
- Si , si , perdona. El sueño, ya sabes
- Si, el sueño. ¿Era en blanco y negro? – dijo agarrándose el paquete.
- Capullo- y bajé a quitarme la ropa.
Al subir estaba subido a una tabureta colocando las botellas, con lo que su torso desde el abdomen hasta sus rodillas pillaba entre la barra y la estantería sobre esta.
Pasé detrás de él para meterme en la barra y mi cara, ya que mido menos de 1´70, quedaba a la altura baja de su culo y pude ver como se le marcaban esas pelotas entre las piernas.
Cuando bajó yo estaba de espaldas a él, algo inclinado colocando las cajas para dejar los botellines vacíos. Con lo que mi culo quedaba en pompa hacia él.
- Pero bueno, ¿de dónde has sacado ese culazo? – dijo dándome un cachete en él. Sonó bastante porque yo iba en suspensorio.
- Ey, que eres mi encargado. Eso es acoso laboral- dije en plan coña
- No, en serio. Vestido no se te aprecia que tengas ese culazo. Vas a poner cachondo a más de uno y más de dos. Y a uno seguro- dijo colocándose la polla que se marcaba un poco más.
- Estás mu´ tonto- le dije. Y seguí trabajando
Comenzaron a entrar algunos clientes, aunque aún no eran las 23. Se les avisaba que a esa hora deberían quitarse la ropa. Todos lo sabían, unos se irían antes y otros ya se comenzarían a desnudar, y nos iban pidiendo las llaves para las taquillas.
A las 22.30 llegó Samu, el otro camarero, y se fue directo a quedarse en gayumbos a nuestro cuarto. Al subir lo hizo con un boxer semitransparente desde las ingles hasta el culo. Solo tenía “tapado” la zona de la polla.
Nos saludó a los dos con un pico y comenzamos a trabajar.
- Mira lo que escondía Luisma debajo de la ropa – le dijo cogiéndome de los hombros y girando mi cuerpo para mostrarle mi culo
- ¿ Pero? Vas a tener que trabajar más así, tío- dijo dando un silbido
- Estáis para encerraros
Nos interrumpió la luz que decía que quería entrar un cliente.
Ahí estábamos los tres en la barra, grande, pero no tanto como para que no hubiera algún roce accidental, o no.
César; alto, delgadito y fibrado, en slip y con un paquetón flipante.
Danilo; latino algo musculado, bastante velludo, en esos boxer que dejaban muy poco a la imaginación. Más bajo que César, pero más alto que yo
Y yo, Luisma. El más bajito de los tres. No llego al 1,70. Rapado con barba, algo de vello. Soy un mini oso, y parece ser que con culazo.
Nos lo pasamos en grande. La verdad que recibí varios comentarios de clientes sobre mi culo y más de una y dos cachetadas en él.
La verdad que viendo a varios clientes, también me puse bastante cerdo y mi culo dio muestras de ello. Me palpitaba pidiendo polla durante toda la noche. Sobre todo cuando alguno de mis compañeros aprovechando el “reducido” espacio de la barra rozaban sus pollas en mi raja, a veces demasiado tiempo. Cuando ya llevábamos varias horas y algún que otro chupito, invitación de los clientes, los roces eran más descarados.
Una de las veces, Samu, mientras yo estaba algo inclinado cobrando con tarjeta a un cliente se puso detrás de mí, muy pegado. Tanto que notaba todo su capullo en mi raja. Lo tenía bastante duro, vamos, que la tenía como una piedra y algo mojada. Echaba más précum que vello tenía. Y era muy velludo.
Se me escapó un leve gemido, y encima el datáfono tardaba en coger señal. Con lo que, entre mi compi en mi culo, el morbo de estar en público, y que el cliente al que estaba cobrando, un habitual del bar y que sin ser un bellezón tenía su morbo de maduro llamativo, se colocaba el paquete viendo la escena, me estaba poniendo muy muy cerdo. Y mi polla, aunque no era de gran tamaño, crecía dentro de mi suspensorio. Y mi agujero también crecía.
Samu comenzó con un movimiento de cadera como si me estuviera follando. Y aunque la tarjeta ya se había cobrado, seguíamos en la misma posición. Me agarré a la barra para no caerme, ya que los movimientos de mi compi se habían convertido en una autentica follada, si estuviéramos desnudos del todo.
Ya quedaban pocos clientes, solo 4, incluido el cliente al que había cobrado que aún no se iba y su amigo. Justo en este momento, salieron los otros dos y nos quedamos los 3 camareros y estos dos clientes.
Mi compi se bajó el bóxer por la parte de delante dejando toda su polla fuera, al igual que los clientes, que se pajeaban el uno al otro mientras nos miraban.
Sentí su capullo húmedo queriendo entrar en mi agujero, y la verdad, es que no iba a hacer nada por evitarlo. Abrí mis cachas para que se restregara más y ese capullo comenzó a entrar dentro de mí. La tenía ya casi entera dentro, cuando…
- Se acabó por hoy – dijo César enciendo la luz del bar casi cegándonos por el cambio de iluminación.
Nuestros clientes comenzaron a besarse para tapar sus gemidos y vi como sus pollas echaban leche, y sobre todo el maduro, en una cantidad que me habría dado de desayunar varios días.
Sentí como mi culo se quedaba vacío al sacar mi compañero su rabo de mí.
César se acercó a la barra y nos mandó las tareas que teníamos que hacer cada uno de nosotros. Se despidió de los clientes con dos besos a cada uno y cerró la puerta en cuanto salieron.
Pude ver como se colocaba la polla dentro del slip, bastante más grande que cuando le vi antes, y nos pusimos a recoger. Sin vestirnos.
- Perdona por lo de antes – me dijo Samu
- ¿El qué?
- El haberme puesto tan tonto y habértela metido
- Aahhhh, eso. Pensé que era que me la habías sacado rápido- le dije sonriendo y cogiéndole el paquete
- Qué cabrito. Pues si quieres cuando salgamos….
- Venga, a recoger que es tarde – oímos la voz de César desde abajo
- Otro día. Ya sabes que tengo que currar en menos de 8 horas y donde vivo.
- Ok, sin problema – dijo dándome un azote y un pico
Terminamos de recoger y coincidimos los tres en la sala para cambiarnos.
Yo me puse la ropa, pero ellos dos se cambiaron la ropa interior. Me quedé con los ojos como platos al ver tan juntos a mis dos compañeros desnudos tan cerca de mí.
Intentaré dormir en cuanto llegue, para descansar, pero no sé si mi imaginación y mi polla me dejarán.