Con mi compi de piso en la cuarentena II

Por petición popular he subido la segunda parte de estos compañeros heteros que descubren el sexo gay. Recomendable leer la primera parte

CON MI COMPI DE PISO EN LA CUARENTENA II

No tenía intención de escribir una segunda parte, pero visto el éxito que tuvo, voy a cerrar la historia. Espero que os ponga tan caliente como el anterior.

Leeros el capitulo anterior para que conozcáis a los protas y la situación que los ha llevado a esto.


-          i Carlos, te llama tu chica! - le grité a mi compañero de piso que estaba dándose una ducha.

-          Acércamelo, por favor.

Fui al baño a llevárselo, tenía la puerta abierta. Aun así llamé.

-          Pasa, pasa- me dijo desde dentro

Entré y le vi de espaldas a la puerta, desnudo, con su culo duro. Se giró en cuanto sintió que me tenía detrás. Su polla flácida se movió chocando contra su muslo.

-          Toma- le dije sin poder apartar la vista de su entrepierna.

¿Qué cojones me pasa? Nunca me había fijado en ningún tío y menos en su polla. Y ni hablar de que fuera mi propio amigo. Supongo que después de lo que había pasado, era normal. Y somos tíos, siempre comparamos las pollas, los músculos, la fuerza…¿no?

-          Que mis manos están más arriba- dijo dando un golpe de cadera haciendo que su polla pegara contra su abdomen.

Ambos nos echamos a reír. Por suerte no le dio más importancia. Menos mal, porque aunque lo disimulé riéndome con él, no sé si mi mente se quedó tan tranquila.

Salí del baño y me fui al salón. Puse la videoconsola y me lie a echar unas partidas, a ver si hacían que me mi mente se relajara un poco. No lo consiguió. Cada vez que marcaban un gol, y se abrazaban, mi mente volvía a lo que había ocurrido hace unos minutos. Mi polla volvía a ponerse dura.

De perdidos al río. Dejé el mando en el suelo y metí la mano en el slip, lo único que vestía en ese momento, y echando la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos, comencé a tocarme.

Sentía que mi capullo empezaba a lubricar. Lo apretaba con gusto haciendo que se me escaparan unos gemidos.

Me la saqué

Empecé a darle con fuerzas.

A mi mente vino la imagen de mi compi desnudo en el baño, ese culo duro. Luego como se giró y su polla se balanceaba. En mi mente lo hacía despacio, a cámara lenta.

Sentía la lefa como iba recorriendo mi interior, ya estaba en el falo. A punto de salir… de repente…

-          ¡Gooooool !- gritó mi compañero de piso

Abrí los ojos y miré a la puerta del salón con la polla en mi mano y soltando todavía leche que estaba manchando mis dedos, encontrando a mi compi de piso con una mini-toalla en la cintura que si no la estuviera agarrando con la mano se le caería.

“Que la suelte, que la suelte”; decía mi mente

-          Hostias, tío. Que potencia. Has llegado a la tv dando justo en la portería- no podía parar de reírse mientras lo decía.

Miré la pantalla, y los nervios y el calentón dieron paso a las risas.

Ambos nos echamos a reír.

-          Perdona, perdona… me volví a poner cachondo y aproveché que estabas en el baño, para…

-          Hacerte un señor pajote. No sé en que pensarías, pero esa lechada no sale si no estás muy cerdo, tío. Ni con mi novia me sale así siempre.

-          Me volvió a escribir la zorra de antes pidiendo perdón y me mandó otra foto.

-          Hostias, tío. Enséñala- dijo dejando su paquete a la altura de mi cara.

-          La mandó de las que se borran- conseguí disimular.

-          Joooooder, que zorra. Me voy a vestir- dijo de camino a la puerta- Por cierto, me ha dicho mi chica que viene mañana a una entrevista de curro. Que si aprovechando que llevamos tiempo sin vernos, puede pasar aquí la noche.

-          Si si, claro. Sin problema. Se ha quedado muchas veces, ¿por qué me preguntas ahora?

-          Por esto del Covid, por si te daba cosa que viniera

-          No no, tranquilo. Lo único que espero que me dejéis dormir. Dile que me traiga tapones para los oídos

-          Los vas a necesitar. Te lo aseguro. Esa corrida que te acabas de pegar no va a ser nada comparado con ese polvo- se fue a su habitación- y límpiate que se te va a quedar encartonada en el capullo- dijo a voces por el pasillo.

Llegó la noche siguiente. Escuché como reían y las llaves intentando abrir la puerta. Varios intentos y no abrían. Sonó el timbre. Pero las llaves seguían sonando.

Abrí

Me encontré con mi compañero de piso estampando a su novia contra la pared moviendo la cadera como si la follara.

-          Para, Carlos, para- le decía su chica- nos ha abierto Damián- terminó de decir dándole un pequeño empujón para apartarle.

No pude evitar mirar su entrepierna. Según se apartó Carlos de entre sus piernas, se bajó la falda desimuladamente. Y vino a darme dos besos.

-          Este capullo que no puede dejar de tocar, el cabrón. Es en lo único que piensa- le dijo echándole una mirada de “enfado”. Y entró en la casa.

Pude notar como marcaba todo el pollón en el pantalón. Se la colocó sin disimulo y me guiñó el ojo.

-          Prepárate para no dormir esta noche, compi- dijo llevando la mano a mi paquete a la que pasaba por mi lado

¿Qué cojones me está pasando? Me he quedado embobado con la imagen de su paquete en mi retina, en vez de en el coño de su chica que pude verle al bajarse la falda. No llevaba nada debajo, la tía. Seguro que las tenía él guardadas.

Cuando llegué al salón ya no estaban. Comencé a oír la cama de su cuarto. Besos, risas, y… los primeros gemidos de ella. Ese sonido era inconfundible. Mi compi la estaba comiendo el coño. Como grita la perra. Si se lo come la mitad de bien que mi polla, tiene que correrse solo con eso.

-          ¿Dónde vas? -escucho la voz de ella- Pero ponte algo, Carlos- escuché que seguía diciendo.

De repente le veo aparecer desnudo y con la polla dura como una puta piedra en el salón.

-          Tío, ¿tienes condones? Acabo de darme cuenta de que no tengo, y como no contaba follar tan pronto…- dijo con las manos en la cadera en plan Superman.

-          Si, creo que tengo en mi cuarto.

Me levanté para ir a mi cuarto a por ello y pasé rozando su cuerpo. Mas bien dicho, su capullo, porque apenas se movió para que pasara.

Entré en mi cuarto y el vino detrás de mí quedándose en el marco de la puerta. Me agaché para cogerlos de mi mesilla, y…

-          Porque tengo a mi chica aquí, sino lo mismo necesitaba tu ayuda- dijo y pude notar su polla aplastada contra mi culo.

Me giré y le di el condón

-          Toma, capullo, no hagas esperar a tu chica. Va a parecer que quieres mas esto- le dije agarrándome el rabo.

Nos echamos a reír y salió de mi cuarto. Me quedé mirando ese culo, “joder que culo”, pensé para mí. “Tengo que follármelo”. Este comentario si me sorprendió a mi mismo.

Cerré la puerta, me desnudé y me metí en la cama. Iba a por la tercera corrida del día. Los gemidos de mi compi, la imagen de su culo duro embistiendo a su chica, ayudaron, a qué aun siendo la tercera corrida del día, manchara todo el cabecero, mi cara, mi pecho…de leche bien calentita y espesa. Y así, sin limpiarme, me quedé sobado.

Me despertó el sonido de la puerta. Miré el reloj. Sólo eran las 8:30. Me levanté y salí en bolas del cuarto. Al entrar en el baño vi a Carlos de espaldas, meando.

-          Buenos días, empotrador. Menos mal que estaba súper cansado, sino no habría podido dormir.

-          Pues ya ves- dijo sacudiéndose la polla. Aunque al girarse una gota cayó al suelo y no pude dejar de seguirla con la mirada- Aunque mejor que estuvieras dormido para no oír la bronca de esta mañana.

-          Hostias, ¿qué pasó? - le dije realmente preocupado

-          Pues me levanté como nos levantamos todos los tíos y quise repetir de nuevo. Comencé a meterla mano y se cabreó; “que si siempre estoy igual”, “que si solo pienso en sexo”, “que solo la quiero para follar…- Pues yo también me cabreé. Está claro que quiero follar. Llevábamos casi dos meses sin vernos. Y hemos hablado todos los días, sin sexo. Pero claro, la tengo en pelotas en mi cama y ¿qué quieres que haga? Pues follármela. Ya has visto el cuerpazo que tiene. Ese coño depilado. Esas pedazo de tetas.

Según iba hablando su polla se iba poniendo dura. Ya estaba casi en su esplendor. Pero comenzó a llorar.

Comenzó a llorar y me abrazó.

Si, me abrazó. Ambos desnudos. Él con su polla dura rozando la mía que comenzó a crecer. Noté que me mojaba los pelos de mi polla con las gotas que aún quedaba en su capullo. Olía a sexo. Al estar llorando, sus movimientos hacían que su polla se moviera junto a la mía. Le sujeté la cara para mirarle.

-          Llámala, tonto. No tenías que haberla dejado irse. Ella sabe que la quieres, pero claro, en vez de ponerte en plan romántico te pones en plan cerdo, y ….

Nuestras miradas se cruzaron. Me miró. Le quité una lágrima del ojo y me quitó la mano. Me asusté, pensando que se había enfadado, pero al contrario. Me agarró la mano y se la llevó a la polla. Pude coger ese falo que estaba deseando desde ayer. Duro, caliente, palpitando…y se abalanzó a mi boca.

Comenzó a comerme la boca como nunca antes me la había comido. Me estampó contra la pared haciendo que nuestras pollas quedaran encarceladas entre nuestros cuerpos.

Se agachó y de una estacada se la metió en la boca.

-          Te sabe a lefa, cabrón. ¿Te corriste anoche escuchándonos? - me dijo mirándome a los ojos

-          Escuchándote. No pude dejar de imaginar tu culo empotrando a tu chica- le dije entre gemidos.

-          ¿Este culo? – dijo poniéndose de pie y mostrándome su culo en pompa apoyado en el lavabo.

-          Si, ese culo- le dije acercándome poco a poco a ese manjar.

-          Pues se la estuvo empotrando mucho. Se me ponía muy duro metiendo mi polla en ese coñito, pero ¿sabes qué? Imaginaba que era tu coñito el que empotraba. Anoche su orgasmo fue a tu salud.

Fueron las palabras que necesitaba oír para agacharme y follarle el culo con mi lengua. Se lo abría con mis manos, le azotaba y le metía la lengua hasta el fondo. Podía ver su cara de placer en el espejo.

-          Así, cómemelo así. Quiero tu lengua dentro- me decía entre gemidos.

Le di un azote que le dejé marcado mi mano en la cacha. Al contrario de dolerle, gimió más fuerte.

-          ¿Te gusta, putita? Dime que te gusta. Dímelo- no me reconocía ni a mi mismo, pero no me importaba. Estaba encendido. Quería follármelo, quería hacerlo mío. Tenía que tener a este machito sometido a mi polla.

-          Si, si, por favor. Sigue. Hazme tuyo.

Le giré apoyando su culo contra el lavabo y comencé a comerle las pelotas. Me las metía en la boca. Sabía al coño de su novia, lo que hizo que me pusiera más cerdo. Su capullo lubricaba y me mojaba la cara.

Se sentó en el lavabo y comencé a comerle la polla. Apretó los muslos contra mi cara dejándome encerrado. Sólo podía comer polla, es el único movimiento que me permitía. Me la metía entera en la boca, hasta que su capullo llegaba a mi laringe. Podía sentir el olor a macho de los pelos de su polla.

Le miraba a los ojos. Me lloraban, pero no me importaba. Me dejaba sacarla para respirar, pero tenía que cambiar. Tenía que hacerle mi puta, no ser yo la suya.

Hice fuerzas para zafarme de la posición. Le empujé contra la ducha haciendo que se arrodillara, y comencé a mearle encima. No había descargado aún. Me costó mear por la dureza de mi polla, pero conseguí empaparle. Vi como el macho de mi compañero se bañaba con mi meada. No me podía creer tener al mujeriego de mi amigo, el que se había follado hace unas pocas horas a su novia, estaba recibiendo mi meada.

Nos habíamos mandado vídeos de este tipo por Whatsapp, pero ni de coña me imaginé en esta situación. Cuando acabé se la metí en la boca haciendo que su cabeza quedara entre mi cuerpo y la pared.

Le comencé a follar la boca a saco, no tenía piedad. Sacaba y metía la polla sin contemplaciones hasta su garganta. Le oía tener arcadas, pero ni quería ni tampoco el ponía pegas a que le estuviera follando la boca como si rellenara un pavo. Le agarré la cabeza y continué follándole. Mi polla estaba empapada de sus babas y de las lágrimas que le salían del esfuerzo por tragársela.

Le cogí de los sobacos y le puse de pie.  Le apoyé contra los grifos de la ducha, dejando su culo a mi disposición, y de una estacada se la metí.

Tuvo que poner las manos en la pared para no chocar la cabeza contra ella. Sin querer abrió el grifo y comenzó a caernos agua de la ducha haciendo que sonaran aún más mis embestidas.

-          Oooohhhh, siiiiii…. Fóllame más, mi macho. Reviéntame el coñito como anoche se lo reventé a mi novia.

-          Si, putita. ¿Te gusta más que te folle yo que follarte a tu piva, eehh?- le dije frenético. Nunca me había puesto así con ninguna mujer.

-          Claro que sí. Sigue dándome más fuerte. Que se note que eres un macho empotrador.

-          Siiii, siii, siiiiii…..toma polla, puta. Toma rabo de macho

El sonido de mi cuerpo chocando contra su culazo me ponía casi más que sentir su interior, caliente, dilatado, mojado en mi polla. No habíamos usado ni condón. Me lo estaba follando a pelo, y era una sensación bestial.  Ni con mi ex novia había sentido esto.

Le saqué la polla del culo y se arrodilló. Comenzó a comérmela de nuevo mientras me pajeaba. Iba a correrme y la quería en su boca. Tanto él como yo.

-          Me corro, puta, me corro. Abre la boca

-          Si, dámela toda. Quiero beberme hasta la última gota

Su cara de macho hetero se había convertido en la imagen de una putita insaciable de rabo. Increíble la situación e increíble los trallazos de lefa que salieron de mi polla. La cuarta corrida en menos de 24 horas y podía haber llenado medio vaso.

El primer trallazo nos pilló de improvisto y dio contra los grifos, pero los siguientes fueron directo a su boca. Le usé de taza para llenarle bien de leche. Fue tanta la cantidad, que al no tragársela se le salía por la comisura de los labios.

Me incliné y comenzamos un beso blanco. Mi lefa chorreaba por nuestra cara, pasando de boca en boca. Nos tragábamos parte y otra se quedaba incrustadas en nuestras barbas. La cual recogíamos con la lengua y la metíamos en la boca del otro.

Su polla aun seguía dura como una puta piedra.

-          Me toca – dijo

Me dio la vuelta y usando la leche que tenía en la boca lubricó mi culo, y me la metió.

Me apoyé en el banquito de la ducha para mantener el equilibrio. No sé como no me rajó por dentro. Imagino que el calentón que llevaba y la leche junto con la saliva de su boca hicieron de buen lubricante.

Estuvo un rato follándome, no mucho. Llevábamos ya un buen rato y el calentón era demasiado. Noté que se iba a correr. Su polla se hinchó.

-          Te voy a preñar como no pude preñar anoche a mi chica.

Una embestida, dos embestidas….tres….y noté como sus pelotas se vaciaban en mi interior.

Sacó la polla de mi culo dejándome una sensación de vacío y notando como su leche resbalaba por mis muslos.

-          ¿Por esto no pudiste follarme anoche,no? Menudo pedazo de maricón- escuchamos la voz de su novia en el baño. Si al menos me lo hubieras dicho-le tiró las llaves a la cara y salió corriendo dando un portazo.

-          Pe..pero ¿no te la follaste anoche? Si os oí- le dije intentando pensar, cosa difícil en esa situación.

-          No, no pude. Le comí el coño, eso sí. Y jugué con mi polla rozando su coñito, de ahí que me huela a ella, pero a mi mente venía tu imagen en el cuarto cuando te agachaste en slip. Me puse más perraco que con ella. No es que no me gusten las tías, pero necesitaba esto. Ahora lo sé, pero anoche me rallé mucho y se me bajaba. Me gustan las tías, pero necesitaba ver que ocurría si pasaba esto.

-          Bueno, pues ahora, sabiéndolo. Mientras sale y no sale coñito, tendremos nuestras pollas a disposición del otro, ¿no?

-          ¿Tú que crees? Mira como estoy de nuevo- me dijo

Era lo que necesitaba para volver a ponerme de rodillas ante tal semental.

Nuestra vida cambió. Follábamos con muchas tías, tríos juntos y solo entre nosotros. Nunca follamos con ningún otro pive. Cuando queríamos rabo, nos teníamos a nosotros.