Con mi amigo Julio y dos maduras en playa nudista

Lo que parecía ser una tarde cualquiera se transforma en un espiral de sexo y lujuria con dos hermosas maduras

Estábamos de vacaciones con un grupo de amigos en una conocida ciudad de Uruguay. La tía de uno de ellos nos había prestado su departamento por 20 días en febrero y aprovechamos para ir 5 amigos a disfrutar de la playa en plena juventud. Nuestras edades rondaban entre los 23 y 25 años. En ese momento yo tenía 24, terminando la carrera y aproveché para relajarme después de un año intenso y encima la estadía era gratuita.

Es un lugar donde va gente de clase media alta y alta tanto de Argentina como de Uruguay. Nosotros estábamos medio por fuera de esa ambiente pero lo resolvíamos con simpatía y buenos físicos. Eran días agradables estando mañana y tarde en la playa, bebiendo cervezas, jugando al fútbol, leyendo y a la noche yendo a distintos lugares a pasarla bien y si teníamos suerte ligabamos alguna chica para terminar la noche.

Sabíamos de una playa nudista pero quedaba muy alejada y la verdad no me llamaba mucho la atención pudiendo estar en playas con chicas hermosas con trajes de baño que dejaban poco para la imaginación, además de que empezábamos a hacer un grupo de amigas dónde cada uno tenía con quién estar. Sin embargo, uno de mis amigos, Julio, estaba insistente con ir a conocer esa playa y nadie lo quería acompañar hasta que me convenció de ir a la tarde siguiente. Nunca había estado en una playa de esas y cuando llegamos era un poco lo que esperaba. Casi nada de gente, la poca que había estaba dispersa para poder estar tranquila y nosotros dos sin mucho por hacer. La poca gente estaba desnuda y nosotros con traje de baño pero decidí unirme al resto y luego de colocar una sombrilla y sillas, me saqué la ropa y me fui al mar. Debo decir que el sólo hecho de poderme bañar desnudo sin problemas me había convencido de que fue una buena idea ir esa tarde. A los minutos se sumó Julio. Los dos teníamos lindo cuerpo. Yo 1,85 con 80kg, bien de espalda, brazos y piernas debido al ejercicio. Nunca fue musculoso pero si bien proporcionado. Julio más bajo que yo (1,75), un poco más de ,80kg pero bastante duro todo su cuerpo. Ambos con pocos pelos en el cuerpo y al verlo entrar al mar me di cuenta que también ambos teníamos depilada la entrepierna.

Estuvimos una media hora en el agua nadando hasta que decidimos volver. Al llegar donde estábamos instalados vimos que había dos vecinas. Estaban a unos metros y saludamos amablemente. Eran dos mujeres maduras, pasando los 40 y llegando a los 50 y se veían muy bien. Una de ellas rubia, piel bronceada, grandes tetas bien puestas aunque un poco caídas, un poquito de barriga pero se la veía bien y por la vista que teníamos estando ella sentada tenía una piernas grandes y duras y unas caderas que anunciaban un gran trasero. La otra se la veía de la misma edad o un poco más jóven, su piel era blanca y pelo negro corto y se cuidaba del sol bajo una sombrilla. Sus tetas eran medianas y firmes con unos bellos pezones rosados, algo de pancita pero bastante firme y unos muslos grandes y duros. Se preveía un culo grande, blanco y apetitoso.

Nunca me habían llamado mucho la atención las mujeres más grandes aunque había que admitir que esas maduras estaban muy bien. Al principio imaginé que debían estar con sus esposos pero mire con más detalle y había sólo dos sillas. Con Julio nos tiramos a tomar sol y después de una media hora empezamos a tomar unas cervezas que habíamos llevado. Nos estábamos relajando hasta que se acerca la rubia a pedirnos fuego. Mi buena memoria recordaba que cuando llegamos estaban fumando por lo que me di cuenta que su intención era otra. Le ofrecí fuego y le invité cerveza para seguir la conversación. Nos contó que eran de Buenos Aires y que estaban alquilando un departamento en la ciudad y ambas eran divorciadas, que les gustaba hacer nudismo y que justamente se habían conocido años atrás en este mismo balneario. La conversación, más bien presentación, no duró más de 5 minutos y se regresó con su amiga que estaba a unos 10 metros. Al voltearse comprobamos que tenía un culo grande y bastante firme. Algo caído por supuesto por la edad pero me encantaba. La mujer, que se llamaba Silvia, nos había comido con la mirada y Julio también lo había notado. Le dije que lo de buscar fuego había sido una excusa. La idea de estar con esas mujeres me empezaba a calentar. Le propuse a Julio que en unos minutos nos acercaramos a pedirle cigarrillos y lleváramos unas cervezas a ver si nos quedamos hablando y ver si se daba algo.

Así lo hicimos a los 15 minutos. La verdad es que me sentía un poco raro acercándome desnudo con mi amigo a dos mujeres bastante más grandes pero no teníamos nada para perder y no había casi nadie en la playa. Cuando fuimos nos miraron con una sonrisa, nos presentamos con la otra mujer que se llamaba Luisa, nos convidaron cigarrillos y nos quedamos bebiendo. Nos preguntaron si éramos pareja y al responder que éramos amigos, que sólo estábamos conociendo la playa se miraron entre ellas. Tanto Julio como yo les rosabamos las piernas "sin querer" para ver cómo reaccionaban y se dejaban hacer. La conversación empezó a girar sobre sexo porque nos preguntaban si estábamos de novios con mujeres, si habíamos estado con chicas este verano. Pero ni Julio ni yo nos animabamos a romper el hielo más allá de la conversación. Entonces lo hicieron ellas. Silvia mientras hablaba de su amistad con Luisa nos dijo que además de tener gustos en común como el nudismo, les gustaba mucho la gente más jóven y agregó "y la verdad es que ustedes están muy bien". Nos quedamos un poco mudos pero les respondí "la verdad que ustedes también están muy bien" y acto seguido me pare, le tendí la mano a Luisa para que se pare de su reposera y lo hizo con gusto con una sonrisa y pego su cuerpo al mío, cruzó sus brazos por mis hombros y puso su boca a centímetros de la mía. Sin dejar de sonreír me dijo "hola pendejito, se quieren coger a una maduritas?". Solo con decir eso mi pija empezó a crecer, con una mano la agarré de la cintura y la otra fue a su culo grande mientras nos comíamos a besos. Ahí estamos desnudos, abrazados y besándonos en el medio de la playa. Interrumpi un poco el beso y vi que Julio estaba en una situación similar con Silvia. Entre ellas se miraron y empezaron a reír. Nos tomaron de las manos y empezaron a caminar para una dunas que se encontraban a unos 50 metros. Las seguimos con gusto y Silvia se volvió a buscar su bolso mientras seguíamos el breve camino con Luisa y Julio. Llegamos a un lugar apartado primero nosotros tres y sin preámbulos Luisa se agachó entre nosotros y empezó a masturbarnos de manera suave mientras iba probando nuestras pijas de manera alternativa e iban creciendo y poniéndose muy duras. Yo no me lo podía creer, una tarde que era para disfrutar de nuestra desnudes en el agua y la playa, terminaba con dos maduras que a su vez les gustaba la fiesta.

Llegó Silvia y la vio a Luisa arrodillada y le dijo "mira si sos puta Luisita. No me esperaste ni un minuto!". Se empezó a reir y se acercó a mi besandome con pasión mientras me agarraba mi pija muy dura en ese momento. Se arrodilló al lado de Luisa y me la empezó a chupar. Que rico que la chupaban las dos. Estaba en la gloria y de repente vemos con Julio que entre chupada y chupada se daban unos ricos besos entre ellas. Eso nos puso más al palo. Silvia se incorporó, extendió una manta sobre la arena y se colocó en cuatro ofreciendome esa rica concha y ese culazo. Cuando me acerqué me extendió un forro del bolso que me lo puse torpemente por las ansiedad de cogerme esa madura. La empecé a montar mientras veía a Luisa abierta de piernas en la manta recibiendo la pija de Julio que la cogía con un poco de desesperación. Estábamos todos muy calientes y sus fuertes gemidos no se hicieron esperar. Esas maduras desnudas en la playa recibiendo una cogida de dos jóvenes era un espectáculo. Ellas también estaban muy calientes con la situación y la concha de Silvia estaba empapada. Se salió de mi, me recostó sobre la manta y le dijo a Luisa "cogelo un rato vos". Se me subió encima cabalgandome mientras Silvia hacía lo mismo con Julio. Así estuvimos unos minutos hasta que Julio no aguanto y empezó a descargar su leche en un profundo orgasmo. Se ve que estaba muy caliente y no pudo aguantar. Yo quería seguir y tomé la iniciativa. Le dije a Silvia "vení que te chupo la concha mi amor". "Si bebe, cómeme la conchita" me dijo y se sentó sobre mi cara dándole la espalda a Luisa que me seguía cabalgando. La agarré fuerte de su culazo y pegue su concha bien depilada a mi cara y se empezó a mover de manera intensa hasta que tuvo un orgasmo. Después de eso se paró y fue con Luisa a besarla y tocarle las tetas. Le decía al oído "te gusta el pendejito? Te gusta como te coge mamita?" Eso me calentó mucho y se ve que a Luisa también que aceleró sus movimientos, sus cuerpo se empezó a tensar y terminó en un orgasmo que me llenó de sus jugos la entrepierna mientras gritaba fuertemente. Se recostó sobre mi, me besó mientras yo seguía cogiéndola y agarrando su hermosa cola.

Silvia la levantó, la empezó a besar y se acostó con las piernas abiertas pidiéndome que la siguiera cogiendo y le dijo a Luisa "vení que te doy unos besos" y ésta se sentó en su cara de frente a mí y empezó a transformar su cara del placer que estaba sintiendo. Se ve que esta escena fue suficiente para que Julio vuelva al combate con su pija nuevamente dura. Tenía una buena pija de unos 18 cm y bastante gruesa. Se acercó a Luisa y se la dio para que la chupe. Que hermosa fiesta que estábamos teniendo en la playa! A los minutos Luisa volvió a acabar en la boca de Silvia y está vez se recostó dejando a Julio en la mitad del sexo oral. Silvia, al verlo a Julio así, me frenó con la cogida que estabamos teniendo, le indicó a Julio que se acueste y lo volvió a cabalgar pero esta vez me dijo "vos también cogeme pendejo" y mientras lo cogía a Julio abrió sus nalgas con sus manos haciendo oficial la invitación. Me arrodillé detrás de ella, llene de saliva su agujerito y mi pija y comencé a presionar mientras agarraba con fuerza sus nalgas. Ella se quedó quieta y Julio también. "Despacito bebé" me dijo. Apenas entró la cabeza que la tengo bien grande, ella pegó un grito y me frenó hasta acostumbrarse. La seguí metiendo de a poco hasta que entró toda pero todavía ella no se movía. De a poco se empezó a mover y Julio acompañaba. Íbamos los dos despacio mientras esa mujer madura no paraba de gemir. Sus grandes pechos se movían cada vez más rápido. Luisa que estaba admirando la escena se sentó a nuestro lado y acariciaba la espalda de Silvia. "Te están haciendo la colita? Te gusta como te cogen?", le decía mientras que Silvia acababa en un fuerte orgasmo con gritos fuertes. Yo no daba más y quería acabar pero Silvia empezó a bajar el ritmo, me indicó que la sacará despacio y después se salió de Julio. Se acostó rendida sobre la manta mientras que Luisa se acercó gateando, parando su culo y me sacó el forro y me la empezó a chupar. Dure pocos segundos y empecé a acabar con fuertes chorros en su boca y en su cara. Fue un orgasmo fabuloso. Luisa se trago todo lo que había entrado en su boca y se acercó a Julio que se estaba pajeando y se la empezó a chupar pero esta vez con la ayuda de Silvia. Entre las dos le empezaron a chupar la pija mientras le decían "dale pendejito, llenanos la boca de leche". Fue suficiente para que Julio acabara intensamente por segunda vez.

Estábamos los cuatro tirados, ellas se limpiaron.y ya empezaba a anochecer. Volvimos a dónde estaban nuestras cosas, nos cambiamos, intercambiamos números y con un beso a cada una nos despedimos. Con Julio nos fuimos caminando hacia la avenida que pasaba por la playa para tomar el colectivo y volver al centro de la ciudad. Me decía "los chicos no nos van a creer, ha sido fabuloso". Ni en nuestros sueños nos hubiésemos imaginado una tarde así. Pero no iba a ser la única vez con Silvia y Luisa. La próxima iba a ser en el departamento con el resto de los chicos. Pero eso es otra historia...