Con mi amiga le comemos el coño a mi tía

Mi tía estaba parada en la habitación, yo arrodillada delante de ella le comía el coño y Sofi por detrás mientras se retorcía de placer

Hola a todos y todas. Este relato es la segunda parte de "La tía, la sobrina y la amiga" publicado en la categoría sexo con maduras. Es una historia de mi amiga Jose con la que viví algunas aventuras relatas en "Noche de sexo con mi amiga Jose y su amigo" en la categoría bisexuales y "Madura bisexual". Para que no tengan que leer el anterior relato, aunque se los recomiendo, acá va un breve resumen antes de continuar:

Soy Jose, en ese momento tenía 21 años y había ido de vacaciones a un pueblo en la playa donde vive mi tía Julia de 47 años. Fui con mi compañera de la facultad Sofi. Ella tiene un año más que yo, morocha de 1,70. Algo regordeta o "rellenita" que le sentaba muy bien. Tiene pelo negro y largo y una cara preciosa con ojos miel que le contrastan con su piel. Pero lo que más me atraía de ella eran sus grandes pechos. Tenía un poquito de barriga pero no mucha y a pesar de algún kilito de más sus piernas grandes y su culo parecían bien firmes. Tenía caderas anchas con un culo un poco grande pero bien apetitoso. Yo soy rubia, mido 1,65, ojos marrones claros, muy linda de cara. Sobretodo me gusta mi sonrisa pícara. Mi cuerpo es delgado normal, unas tetas pequeñas con pezones rozados y no hago ejercicio pero mi vientre se mantiene plano. Lo que más me gusta de mi son mis piernas bien torneadas y mi culo que volvía loco a los chicos (y también a las chicas). La naturaleza me dió una linda cola parada, con nalgas proporcionadas y firmes sin llegar a ser duras.

Mi tía es blanca de piel y a pesar de vivir en el mar nunca está bronceada. Pelo castaño oscuro lacio y largo por debajo de los hombros. Tiene un rostro con pequeñas arrugas que son obvias a esa edad. Mide aproximadamente como Sofi, de contextura un poco grandota pero no gorda. Con pechos medianos, algo de barriga y con amplias caderas que las complementa con un culo grande y unos muslos también prominentes.

A los pocos días de llegar cogimos con Sofi y fue una tarde muy caliente. Hacía mucho que yo no estaba con una chica y era su primera vez con alguien del mismo sexo. Esa tarde mi tía no estaba pero al llegar nos vio abrazadas y desnudas mientras dormíamos. A partir de ahí la actitud de mi tía cambio vistiendose de manera provocativa y una tarde tuve sexo con ella mientras Sofi no estaba. Mi tía es divorciada y hacia 2 años que no estaba con un hombre pero luego de tener sexo me confesó que en ese período había estado con una clienta suya de otra ciudad y que lo había disfrutado mucho. Desde la tarde que nos vio con Sofi se le despertó el deseo de estar con alguna de nosotras pero no sabía si éramos pareja. Ambas sabíamos que no iba ser aprobada una relación tía y sobrina pero me dijo que guardemos el secreto. Mientras esto sucedía la relación con Sofi se había vuelto más distante. Estaba confundida por lo que había pasado conmigo y quería distancia y tiempo a pesar que nos teníamos que ver todos los días. Yo estaba durmiendo en la sala para no incomodarla. Con mi tía volvimos a tener sexo esa noche hasta la madrugada intentando no hacer un escándalo para que Sofi no se enterara. Pero no sé si lo habíamos logrado. Continúo...

Al día siguiente me desperté cerca del mediodía. Estaba en la cama de mi tía pero ella ya no estaba. Luego de lavarme y vestirme salí del cuarto y estaba sólo mi tía en la cocina. "Hola hermosa, buen día. Descansaste? Te preparo el desayuno". Me sentía muy a gusto con ella y habíamos pasado una noche increíble. Dos años casi sin sexo y los últimos años de matrimonio prácticamente iguales hicieron que mi tía reprimiera sus ansias de sexo que lo empezaba a liberar conmigo. No quería perder oportunidad y luego de desayunar volvimos a coger. Estábamos sentadas en la cocina y sin preámbulo se levantó su vestido sin nada debajo, abrió sus piernas y me ofreció su vagina que estaba con un poco de pelos y algo descuidada pero que me hacía disfrutar mucho. Sin esperar me arrodillé y fui a gatas hasta hundir mi cara entre sus piernas y practicarle sexo oral hasta que acabó en un ruidoso orgasmo. Acariciaba mi cabeza mientras la chupaba y notaba que de a poco se iba soltando dedicándome guarradas y palabras que me hacían calentar más aún. Cuánto terminó me incorpore para besarla y sentimos el ruido de las llaves que anunciaba la entrada de Sofi. Ella se acomodó rápido el vestido y yo me puse a lavar lo que había utilizado en el desayuno para disimular. Sofi saludó con más frialdad que antes y se fue al cuarto. Ese día no almorzó con nosotras y se fue sóla a la playa. Ya me estaba preocupando tantos días así por lo que esa tarde la fui a buscar a la playa. Al verme llegar me ignoró pero me puse firme. Le dije que hiciera lo que quisiera pero que me escuche, que no podía mantener esa actitud fría y distante por haber tenido sexo conmigo. Que una tarde de sexo no la hacía lesbiana y que no nos convertía en novias ni nada. Fue algo que se dio, la pasamos bien y listo. Que dejará de enroscarse con esto. Que entendía que al principio pueda estar confundida pero no podía seguir siempre así. Éramos amigas y que un encuentro sexual no tenía que cambiar eso.

Sofi me dijo que necesitaba mis palabras, que la liberaban un poco. Que en realidad sentía algo de culpa por lo que pasó pero que yo tenía razón. Me confesó que le había gustado mucho y que había pensado en esa tarde todos estos días. Luego de esto, con un poco de miedo, me preguntó por mi tía, que nos había escuchado y que ella no tenía prejuicios pero que la incomodaba que haya estado con mi tía y antes con ella, que no sabía cómo manejarse. Yo me reí, la abracé y le dije que no se siguiera haciendo rollo. Que yo disfruto del sexo y no me hago tanto problema. Que actuara con naturalidad con mi tía. Le conté sobre la relación con su clienta y que nos había visto a nosotras luego de tener sexo. Que eso le despertó el deseo hacia nosotras y que la tarde anterior cogimos mientras y a la noche también. Cuando le conté se puso seria y luego de insistirle me dijo que le daba un poco de celos pero me dijo que si preferís estar el resto de las vacaciones con mi tía ella lo entendía. Me volví a reír, la abracé m, cambié de tema y esa tarde volvimos a disfrutar como amigas que eramos. Anocheció y nosotras seguiamos en la playa hasta quedar prácticamente solas. Nos fuimos a caminar hasta apartarnos de la poca gente que había y nos empezamos a besar. Al principio de manera suave pero cada vez más calientes. Nuestras manos pasaban por todo nuestros cuerpos. Las dos estábamos con el corpiño del bikini y debajo ella tenía unos shorts de tela apretados y yo una pollerita de jean que llegaba justo debajo de mi cola. Ella me la levantó para poder acariciar mi mayor atributo mientras una de sus manos llegaba a mi conchita por detrás. Yo liberé una de sus grandes tetas del corpiño mientras lamía su pezón. Estábamos a mil y queríamos tener sexo ahí mismo pero vimos acercarse a una pareja a lo lejos y nos detuvimos. Le dije de que fuéramos para la casa de mi tía.

Al llegar con toda la calentura nos dirigimos al cuarto y apenas entrar nos comimos la boca, nos tocabamos todas. Yo ardía por dentro, me calentaba mucho Sofi y ahora estaba mucho más liberada que la primera vez. Me volvió a levantar mi pollerita quedando enrollada en mi cintura, bajó la tanga de mi bikini y me empujó sobre la cama. Yo caí y abrí mis piernas para que me comiera toda mi vagina depilada. Arrodillándose en el suelo metió su cara entre mis piernas, besándome el interior de mis muslos y en los bordes de mi conchita cada vez más húmeda. Yo suspiraba queriendo que me chupe, no daba más y necesitaba estimulación en mi clítoris que no se hizo esperar. Mientras me agarraba de los costados de mis muslos empezó a besar mi vagina y explorar con su lengua mi interior. Una descarga de placer recorrió mi cuerpo cuando se posó sobre mi clítoris jugando en círculos. Esto fue acompañado por dedos al interior de mi concha que me hizo acabar con gemidos cada vez más fuerte mientras que con una de mis manos apretaba su cabeza. Fue mucho el placer que me dio Sofi. Me encantaba mi amiga.

Me incorpore y ella también se paró volviendonos a besar. Le desprendi el pantalón y se lo baje junto a la tanga de su bikini y llegaron hasta sus tobillos. Le saqué su corpiño para dejarla toda desnuda y empecé a recorrer su cuerpo con mis manos, mis labios y mi lengua. Me detuve en sus grandes pechos que apreté, acaricié y lamí hasta que sus pezones se pusieron bien erectos. Ella gemía de manera suave. La empecé a masturbar con mis dedos, la coloqué sobre la cama quedando ella en cuatro y yo atrás lamiendo y besando los cachetes de su culo para luego concentrarme en su agujerito anal que chupe y lamí con pasión mientras la masturbaba desde atrás. Sofi movía sus caderas para acelerar la fricción de mis dedos con su clítoris mientras acababa en un orgasmo intenso hundiendo sus gritos en el colchón.

Nos recostamos en la cama y yo no podía dejar de acariciar sus pechos que me enloquecían. Ella sonreía, me besaba y me miraba con cariño con sus ojos brillosos. Nos fuimos a bañar juntas dónde nos seguimos besando hasta volver a enrollarnos y acabar debajo del agua. Esta vez fue distinta a la anterior. Notaba que Sofi estaba más segura. Nos cambiamos y fuimos para la cocina. A todo esto ni sabíamos si mi tía se encontraba en la casa cuando llegamos. Era tal la calentura que ni nos fijamos. Pero en ese momento no estaba. Llegó a la media hora con las compras para cenar. Esa noche no pasó más nada. Al vernos más cercanas, mi tía se dio cuenta de que nos habíamos reconciliado y no quiso interrumpir. Pero aún nos quedaban muchos días juntas.

Cómo decía, esa noche sólo dormimos. Pero a la mitad de la noche me fui a dormir a la cama de Sofi. Ella me hizo un lugar y dormimos abrazadas. Al día siguiente todo volvió a ser como antes con Sofi: las risas, la complicidad, el disfrutar tiempo juntas. Pero ahora había algo más. Detrás de esto había deseo que no ocultabamos. Sin embargo, no quería expresarlo del todo porque lo mismo me pasaba con mi tía. Pero con ninguna habíamos hablado como manejarnos y temía que haya conflicto aunque las tres sabíamos que por ahora era sólo sexo. Incluso a mi no me molestaba si mi tía quisiera estar con Sofi.

Ese día fuimos las tres a la playa. La pasamos muy bien y notaba muchas miradas y sonrisas entre Sofi y mi tía. Me había perdido de algo? Volvimos temprano y empezamos a beber cerveza, pusimos música y nos recostamos en la galería que daba al patio trasero de la casa. Seguimos bebiendo hasta la noche y ya estábamos un poco tocadas y muy desinhibidas. En un momento voy a la cocina por más cerveza y cuando estaba por volver me encuentro a mi tía que me comía con la mirada. Me quedé quiera como esperándola y se acercó y me empezó a besar. Mi corazón se aceleró porque sabía que Sofi podía venir en cualquier momento pero me gustaba la situación y le seguí el juego. Efectivamente, al no volver, Sofi apareció en la cocina haciendo un ruido para que supiéramos que estaba ahí mientras que con mi tía nos besábamos con pasión. Lejos de sobresaltarme, le extendí el brazo a Sofi invitándola a qué se acerque. Mi tía nos miraba. Era esto lo que quería? O se iba a echar para atrás? Sofi se acercó, la tomé de la mano y atraje su cuerpo junto al mío y al de mi tía. La bese tiernamente para luego meter mi lengua en su boca y besarnos profundamente. A mi tía la abrazaba de la cintura mientras que con Sofi estábamos agarradas de la mano. La volví a besar a mi tía y luego me corrí levemente a ver qué pasaba. Ellas se miraron y pegaron sus cuerpos para besarse. Iba a ser mi primera vez en un trío con dos mujeres. No podía entender como se había dado todo en estas vacaciones pero sabía que era la puerta a algo placentero.

Nos empezamos a besar y acariciar entre las tres hasta que las agarre de la mano a ambas y nos fuimos al cuarto de mi tía. Estábamos las tres paradas junto a la cama. Yo le saque la remera a mi tía que no traía corpiño. Con Sofi le besamos y chupamos sus pechos y sus pezones mientras mi tía suspiraba y nos acariciaba la cabeza. Yo seguí bajando hasta arrodillarme frente a ella. Desprendi sus shorts y los baje hasta sus pies quedando sólo con sus bragas. Acaricié su vagina por encima haciendo que gima. Mire para arriba y ella se seguía besando con Sofi que también tenía sus pechos desnudos. Agarré de la mano a Sofi e hice que se arrodillara conmigo y entre las dos le bajamos las bragas a mi tía dándome con la sorpresa de que se había depilado toda. La mire y ella me estaba observando y me dedicó una sonrisa. Luego hice que mi tía abra un poco sus piernas y empecé a saborear su vagina que estaba muy húmeda. Sofi se acomodó detrás abriendo las nalgas de mi tía y metiendo su lengua en el agujerito de atrás. Acordarme de esa imagen me calienta mucho. Mi tía estaba parada en la habitación, yo arrodillada delante de ella le comía el coño y Sofi por detrás mientras se retorcía de placer. Mi lengua y la de Sofi se cruzaban a veces aunque cada una estaba concentrada en una parte específica. A mi tía se le vencían las piernas del placer y sus gemidos lo demostraban. Yo combinaba el masaje de mi lengua sobre su clítoris con dos dedos dentro suyo y vi que Sofi empezaba hacer lo mismo en su cola. Este sólo hecho hizo que acabe cayendo sus jugos en mi boca y por sus piernas mientras mi tía no paraba de gemir. Fue tal el placer que no pudo mantenerse en pie y cayó sobre la cama.

Con Sofi nos miramos con pasión y nos besamos para luego recostarnos en la cama, quedando Sofi al medio. Mi tía se estaba recuperando mientras que con Sofi estábamos a mil. Me saqué la remera y mi tanga y Sofi hizo lo mismo con su ropa y nos besamos pegando nuestros cuerpos y cruzando nuestras piernas mientras nuestras manos tocaban de manera desesperada nuestros cuerpos. Empecé a besar las tetas de Sofi y veo que mi tía se sumaba para ayudarme a comer ese par de melones. Mientras yo jugaba con su conchita masturbandola. Sofi gemía pero yo también quería ser estimulada por lo que me incorpore en la cama y me dirigí a sentarme en la cara de Sofi. Ella me aceptó con gusto y apoye mi chocho en su boca y lo empezó a lamer mientras que sus manos agarraban mi cola. Yo me movía para aumentar la fricción de mi clítoris con su lengua. Me doy vuelta y veo que mi tía había metido su cara entre las piernas de Sofi y la estaba comiendo mientras Sofi me daba una placentera chupada de coño. No aguante mucho más y mi gemidos anunciaron un orgasmo caliente mientras le decía a Sofi "si bebé, chupame la conchita bebé. Tomatela toda. Cómeme, cómeme. Agárrame la colita y cómeme" hasta que empecé a acabar en su boca. Debe haber sido que la calenté porque acabó casi justo conmigo con el masaje de la lengua de mi tía sobre su clítoris.

Esa noche no paramos de coger entre las tres. Nos turnamos para comer entre dos la vagina de la otra. Hicimos un triángulo, nos comimos la cola. A mí particularmente me tuvieron mucho en cuatro chupando mi cola, metiéndome dedos y masturbándome anal y vaginalmente. Cómo me ha pasado en otras oportunidades, mi cola se vuelve el centro de atención por momentos. Algo que me calienta mucho. En un momento realmente hubiese querido una buena pija penetrandome por atrás, pero los dedos, las bocas, caricias y lenguas de mis amantes me satisfacieron con creces y creo que ellas quedaron iguales. Estaba amaneciendo cuando nos bañamos y fuimos a dormir. Yo no daba más. Fueron muchos los orgasmos aunque creo que fueron más los de mi tía, que entre orgasmo y orgasmo me dijo que con nosotras había vuelto a sentir su cuerpo, a excitarse a niveles que no se acordaba y se había rejuvenecido. Al día siguiente no fuimos a la playa. Desde que nos despertamos hasta que nos fuimos a dormir tuvimos sexo. Paramos solo para comer y descansar un poco. Yo no podía para de comer las nalgotas de mi tía y de Sofi, de besar sus tetas o chuparles el coño. Esa noche y por varias noches más dormimos las tres juntas. Nos fuimos a la ciudad costera que quedaba cerca del pueblo para comprar algunos juguetes para calentar más nuestro trío. Mi tía probó el sexo anal con un consolador y Sofi descubrió que se calentaba mucho cogiendonos con un arnés. Las tardes en la playa eran cortas y los días dentro de la casa largos e intensos. Mi tía canceló su viaje al sur que tenía previsto y las tres semanas la pasamos juntas. Realmente había rejuvenecido. Su semblante, su carácter y estado anímico cambiaron esas semanas. Lo que hacíamos, o al menos yo con ella, era "prohibido" a los ojos de nuestra familia y los valores conservadores. Pero esos valores nunca entraron en mis maletas y le dimos rienda suelta al placer y la lujuria. Sofi me confesó que el sexo lésbico la estaba haciendo disfrutar como nunca en su vida y que se sentía más cómodas con nosotras que con los hombres. Sus miedos y prejuicios se borraron.

Fue difícil separarnos. Pero mi tía nos prometió ir a visitarnos pronto y así lo hizo. Pero esa visita y la continuación de mi relación con Sofi será otra historia. Espero que les haya gustado. Beso a todos y todas.