Con mi amiga Cielo y su hermosa mami
Mi amiga Cielo era una chica que gustaba de otras chicas y decidí aceptar una invitación a su casa con ansias de ella más que de las labores universitarias y formamos un trío estupendo con mami incluida.
Con mi amiga Cielo y su hermosa mami
Siempre he llevado una relación de mucho compañerismo entre mis amigos, con los cuales departía amenas charlas, trabajos de la facultad y salidas casi formales.
Es muy sabido entre nosotros las actitudes lésbicas de mi amiga Cielo, incluso una de nuestras amigas tuvo una relación de pareja con ella. Cielo, es una chica muy alta, más de 170 centímetros a juzgar por mí, contextura atlética, piel blanca, ojos claros, cabellos largos y rubios hasta debajo de sus hombros cercano a su cintura, dueña de un gran trasero y unas piernas largas y bien torneadas, de pechos pequeños, de hermosos labios rosaditos.
En una de tantas oportunidades de trabajos de la facultad, acordamos que iría de visita a su casa para definir detalles del trabajo de gestión de proyectos. Al llegar a casa y tocar el timbre de la puerta me atendió su mami, que por confusión supuso que era la novia de Cielo. Al salir Cielo y llegar a la sala de la casa, donde estábamos, se dieron las explicaciones aclaratorias ante las sonrisas cómplices de nosotras.
Atendía las explicaciones de Cielo por el trabajo, que nos había reunido, pero no podía evitar admirar su hermoso cuerpo. Ella vivía con su madre, sin ningún hombre en la casa y vestía cómodamente, para aumentar mi tentación, vestía un polo largo y ancho y debajo un calzoncito que le cubría casi la mitad de sus nalgas, no llevaba sujetador. Cuando su polo se pegaba a su cuerpo se veían sus pequeños pechos y sus pezones resaltaban a través del polo. Quería sentir su blanca piel y recorrer todo su cuerpo con mis manos.
Mientras estábamos entretenidas por el trabajo no pude evitar deslizar una de mis manos hacia su culo y acariciar una de sus nalgas, sintiendo la suavidad de su piel que empezó a excitarme. Lejos de molestarse, volteó a mirarme y me sonrió dulcemente. Se acercó más a mí, con una de sus manos me acarició el coño por encima de mis ropas, solo sonreíamos entre nosotras, diciéndonos con nuestras miradas que gustábamos una de la otra. Me sugirió que me pusiera más cómoda de la misma forma que ella lo estaba, y lo hice complacida.
Así, cómodas, nos echamos en la cama, supuestamente tratando de continuar con nuestro trabajo, pero nuestro deseo aumentaba y la desconcentración por el estudio fue total y de un momento a otro nos abrazamos cruzando nuestros brazos a nuestros cuerpos, abriendo nuestras bocas en un ardiente beso. Nuestras ropas empezaban a estorbarnos, así que nos despojamos de ellas, estábamos en la cama con nuestras manos en el cuerpo de la otra, acariciándonos la espalda, las piernas, las nalgas, apretándolas con deseo mientras nos comíamos a besos con nuestras bocas sedientas jugando con nuestras lenguas, masajeándolas dulcemente.
Luego, la palma de su mano empezó a frotar mi coño, sus dedos juntos y rígidos frotaban ahora mi clítoris rápidamente, empecé a sentir su lengua lamiendo los labios de mi coño que pedía permiso para entrar. Mis manos buscaron el coño de Cielo, para devolverle el placer. Ella estaba sobre mí, con su boca pegada a mi coño y mis dedos hurgando en el suyo. Al estar sobre mí, sentía los roces de su lengua en mi coño y mis labios mordían los labios de su coño para meter mi lengua dentro de él mientras mis manos acariciaban sus grandes nalgas. Hicimos un delicioso 69 sin importar nada más que nosotras.
Luego yo al filo de la cama con las piernas abiertas y ella con su coño pegado al mío, frotándose sin cesar mientras sus labios rodeaban mis pezones y su lengua lo lamía jugando con la puntita de su lengua en mis pezones. Mis manos iban a sus nalgas y mis dedos rozaban su raja tratando que uno de mis dedos entre y viole su culo. Nos intercambiamos luego y pude sentir entre mis labios sus pequeños pechos, de suaves y erguidos pezones, me frotaba lentamente a su coño. Y en este estado de placer pude sentir entre mis nalgas un tierno y cariñoso beso, era la mami de Cielo que quería disfrutar junto a nosotras de las delicias del placer.
Me eché en la cama con las piernas ligeramente abiertas, debajo de mí, estaba la mami de Cielo introduciendo la punta de su lengua en mi coño, después golpeaba la punta de su lengua en mi clítoris y con su lengua extendida me mojaba más mi coño, lamiéndolo de arriba hacia abajo. Cielo, se subió más a la cama, me ofreció su coño que pude rodear con toda mi boca abierta para cerrarla uniendo los labios de mi boca a los labios de su coño, hurgando luego dentro de su coño con mis manos sujetas a sus piernas con mis dedos rozando los labios de su coño.
En la misma cama, me puse de costado al filo de ella, ahora Cielo era dueña de mi coño y su mami estaba detrás de mí, hurgando en mi raja. Era una delicia poder sentir como esas dos lenguas taladraban mi coño y mi culo lamiendo y golpeteando con sus lenguas inquietas y deseosas. Poder sentir luego, como sus dedos me penetraban por ambos lados mientras Cielo ponía la punta de su lengua en mis pezones, mordiéndolos luego con sus labios, su mami me ofrecía su boca para que nuestras lenguas se enredaran en un excitante beso a boca abierta mientras sus dedos entraban y salían de mi coño, de mi culo, dándome ese exquisito placer que hizo derramar mis jugos entre sus dedos; y cada vez sus dedos me penetraban tan intensamente que aumentaron mis orgasmos tensando mi cuerpo hasta sentirme temblar de placer.
Disfrutamos cada momento entre nosotras, ahora Cielo y mami se unían en un apasionado beso tan lleno de caricias, cuyas manos recorrían todos sus cuerpos y acariciaban sus húmedos coños. Mientras me reponía de aquel increíble orgasmo, acariciaba el cuerpo de Cielo desde su espalda hasta sus nalgas, su mami estaba echada en la cama. Desde esta posición me fui acercando y abriendo mi boca cerca de ellas, nos dimos un beso cargado de más deseo, entre nosotras tres, a boca abierta con nuestras lenguas jugueteando al mismo tiempo.
Cielo subió más arriba de su amada madre para poner su coño cerca de su boca donde ella abrió la boca para abarcar todo el coño de su hermosa hija. Teniendo el coño de la madre de Cielo tan cerca de mí, decidí darle una buena masturbada con mis dedos; luego alcancé un juguetito que Cielo me dijo usara en su mami, largo, curvo, duro y no muy grande, al menos unos 14 o 15 centímetros, algo delgado, lo tomé de la punta y apunté el coño de la deseosa madre y se lo metí todo ante el goce de ella, se lo metía y sacaba sin detenerme ni un segundo. Cielo estaba con su coño en la boca de su madre que empezó a refregarle duro y juntas llegaron a explotar de placer que antes ellas me habían dado. Después de esto un silencio cómplice entre nosotras.