Con más tranquilidad

Segunda parte donde, con mi amigo, logramos hacer realidad todo lo que deseábamos con la sensual cantante que nos había dado un adelanto oral en el camarín del pub.

Después de los episodios del relato anterior ocurridos en un pub entre mi amigo Rodrigo, Soledad y yo, dejé pasar unos cinco o seis días. Hacia el fin de semana siguiente (este fin de semana que pasó no, el anterior) yo no podía ya contener mis ganas de estar con Sole sin apuros ni restricciones. Entonces, sin arreglar antes con mi amigo, la llamé por teléfono:

¨Hola Sole, soy tu baboso admirador...¨

¨Ja ja, holaaaa, como no reconocerte babosito mío, todo bien?¨

¨Si preciosa, ahora que escucho tu voz mucho mejor que antes¨.

¨Me imagino que llamás para juntarnos, no?, tu amiguito será de la partida también?¨.

¨Exacto, esa es la idea, mi amigo ahí anda, arreglemos nosotros y yo después le aviso a el, si?¨.

¨Ok, me parece bien, les va pasarme a buscar e ir a algún hotel?, como ya te habrás enterado, estoy comprometida y no puedo arriesgarme a que me enganchen por acá¨.

¨Mirá, por ese tema estamos los tres igual, tenemos que andar con cuidado y discreción...¨

¨Bueno, mejor así, sería bueno encontrarnos por Puerto Madero y de ahí arrancamos, te parece hoy a las siete de la tarde?, los espero frente al paso a nivel de Corrientes¨.

¨Perfecto, quedamos así, hablo con Rodrigo y a esa hora nos encontramos¨.

Cortamos y en seguida lo llamé a Rodrigo para avisarle que teníamos cita con Sole.

No dudo ni un segundo y me dijo que lo pasara a buscar con el auto a las seis asi llegábamos con algo de tiempo, ya que vivimos un poco alejados de Puerto Madero.

Me dí una ducha y luego, desnudo, me tendí en la cama, pensando en Soledad completamente desnuda y en las cosas que le haríamos esa noche, comencé a masturbarme lentamente. Imaginaba su cara de gata sexy y deseosa chupando mi verga y mirándome fijamente con morbosa lujuria en sus ojazos, en lugar de su lengua, mi mano mojada por mi propia saliva, recorría mi falo acariciándolo y llevando la piel arriba y abajo con suavidad. Mi colorado glande, asomaba y se escondía, con anhelo y deseoso de escupir toda la leche que aprisionaba. Me pajeaba hasta que sentía que estaba por acabar, entonces paraba y pensaba en otras cosas por unos minutos, repitiendo una y otra vez ese procedimiento y acariciando mis huevos y el agujero de mi culo. Sin haber acabado (quería estar bien caliente de entrada y, por otra parte, cuando hago esto, mis acabadas son mucho mas abundantes) me vestí y luego de arreglarme un poco fui hasta el garage, saqué el auto y me dirigí hacia la casa de Rodrigo, que vive a sólo un par de cuadras de mi departamento. Cuando llegué, le toqué bocina y el salió sólo unos segundos después, se subió al auto y salimos en busca de nuestro preciado objetivo.

En el camino comentábamos cosas que teníamos ganas de hacer con Sole y de la plata que disponíamos para ver a que tipo de hotel podíamos apuntar. El viaje se nos pasó entre esas charlas y cálculos. Cuando llegamos a Puerto Madero, cruzamos la barrera de Avenida Corrientes y allí en la vereda, enfrente nuestro, al lado de un semáforo, estaba Soledad esperándonos. El mismo semáforo, con su rojo insistente nos hizo esperar un interminable momento, durante el cual, mudos los dos tuvimos oportunidad de contemplar a esa apetecible hembra que teníamos ya ganada de antemano. Nos deleitamos durante largos segundos observando la sugerente figura esculpida en una única y perfecta pieza, enfundada en unos pantalones de tela brillante símil al cuero, botas cortitas y una blusa oscura que permitía adivinar la turgencia exultante de los poderosos senos que portaba nuestra amiga. Todo este deleite, no hubiera sido ni la mitad de sugerente y sensual, si su impactante figura no hubiera estado rematada por su hermosa cara. Su pelo negro brillante se veía algo ensortijado, pero eso no hacía otra cosa que hacerla ver aún mas sexy, si eso era posible.

Cuando el semáforo nos dió paso, ella nos divisó y nos saludó agitando su mano. En seguida nos estacionamos a su lado y Soledad subió al instante por una de las puertas traseras. Al ingresar al vehículo, nos saludó a cada uno con un suave beso en los labios, casi un roce mas que un beso. Estuvimos un buen rato discutiendo si ir a tomar algo primero, pero los tres sabíamos para que nos encontrábamos, todos estábamos cometiendo una infidelidad y no podíamos arriesgar demasiado, por lo que tras proponer cada uno un hotel distinto, terminamos poniendonos de acuerdo en uno no muy lejano y bastante bueno, donde después podríamos tomar algo.

Cuando estabamos a cuatro o cinco cuadras del hotel, Rodrigo y Sole intercambiaron lugares. Hicimos eso para que mi amigo entrara escondido, ya que ninguno de los tres había hecho nunca un trío en un hotel, no sabíamos si ver ingresar a tres personas juntas podría motivar algún tipo de pero o problema, así que lo mejor era cortar por lo sano y que Rodrigo entrara tipo polizón, por lo que, antes de ingresar, se tiró de costado en el piso entre el respaldo de los asientos delanteros y los asientos traseros y por las dudas, se puso una campera encima.

Finalmente entramos y elegimos habitación con Sole, una con jacuzzi pero sin colchón de agua, ya que yo los aborrezco, había también un aparato llamado ¨caballo del amor¨ que era como un armazón con forma de caballo o moto para hacer algunas piruetas sexuales. Por otra parte, la habitación elegida convenientemente, tenía cochera particular.

Estacionamos en la cochera marcada con el número 23, Rodrigo bajó rapidamente y se metió a la habitación, Sole y yo bajamos del auto e ingresamos detrás de el. Ni bien entramos, ella encendió el televisor y comenzó a cambiar canales, luego de un rato, dejó el canal porno, donde dos negros enormes con unas pijas colosales, estaban taladrando salvajemente a dos espectaculares rubias putas que lucían terribles caras de viciosas.

Sole se quedó un rato fascinada con la acción que devolvía la pantalla, Rodrigo y yo nos quedamos mirando también. Mi verga se empezó a endurecer, las imágenes eran muy excitantes, por lo que supuse que mi amigo se estaría poniendo al palo también.

De a poco y tras habernos sacado solo el calzado, nos tiramos los tres en la cama, Sole entre nosotros dos, pero estábamos absortos con la porno, ni siquiera nos habíamos tocado todavía pero ya flotaba la excitación y calentura en el ambiente.

Tras un par de minutos, observamos como uno de los negros sacaba con velocidad su cipote del ojete de una de las perras y masturbándose frenéticamente con ambas manos (el pedazo de ese negro era realmente descomunal) comenzaba a escupir unos tremendos chorros de leche espesa y blanca que bañaron literalmente a la preciosa y puta rubia que trataba de comerse toda la lefa que podía y refregaba el resto por su impresionante cuerpo, mientras se abocaba a limpiar la amenazante y brillosa vara negra.

Al instante, el otro morocho se salió de la concha de su compañera y poniendo su mástil de carne entre las poderosas tetas de la hermosa hembra, acabó allí abundantemente llenando de leche el pecho y la cara de la putísima actriz.

Cuando terminó esa escena, Rodrigo y yo, visiblemente calientes y saliendo del ensimismamiento que nos había producido la película, nos abocamos a besar y acariciar a nuestra compañera, que comenzaba a responder a los besos y caricias con acompasados y sensuales gemidos y contoneos sobre la cama. De a poco la fuimos desvistiendo, lentamente mientras seguíamos besándola, cada tanto, alguna prenda nuestra volaba también por el aire, hasta que estuvimos los tres en ropa interior, en seguida Soledad manoteó mi bulto sobre el calzoncillo, para luego casi arrancándolo, comenzar a pajearme con fuerza y una cara de puta deseosa que era increíble, estaba abocada a zarandear con todo mi verga mientras denotaba el empeño que ponía en ello entornando sus párpados y mordiendo con deseo su labio inferior.

En ese mismo instante, Rodrigo desprendía el soutien de Sole, por lo que, cuando lo retiró, sus sabrosas mamas quedaron al alcance de mi mano. Mientras ella seguía masturbándome, yo sopesaba sus perfectos melones y Rodrigo pelaba por sí mismo su poronga poniendola en la carnosa boca de nuestra amiga que sin pensarlo la tragó casi entera y comenzó a chuparla con fruición casi desmedida.

Como un desesperado, estirándome un poco hacia ella, le puse una mano en cada nalga y tiré de ella hacia mi, fui bajando poco a poco su tanga blanca y cuando me puse debajo de su sexo, mi amigo se paró en la cama para que ella pudiera seguir felándolo en su nueva posición. La menuda prenda de fina tela desapareció por completo y separando los húmedos labios vaginales con mis dedos índices, levanté mi cabeza y hundí la boca en su concha, mi lengua comenzó un excitante recorrido, de su vulva a su ano, una y otra vez, luego me hundía en su caliente vagina, mordía sus labios con sutileza para acabar lengueteando con dedicación su henchido clítoris.

Me encontraba absorto en mi tarea de chupar esa cueva hermosa cuando Sole me dijo:

¨Vení, quiero chuparte la pija, dale¨.

Al instante cambiamos posiciones con Rodrigo, el se puso a terminar mi tarea con su lengua y yo, parándome contra el respaldo de la cama, agarré mi verga por la base y se la ofrecí a esa belleza que la deseaba en su boca.

Soledad abrió levemente sus sensuales labios y comenzó una mamada tranquila, cariñosa diría, besó suavemente mi glande rojo como una frutilla, se abocó a lamerlo y hacerme creer que explotaría con cada lametón. Su lengua conocía de esas lides, no había duda, se movía sobre mi falo como una ilusión, así la sentía yo, esa sensación era casi inusitada para mí, mi pija entraba y salía de su boca con velocidad, la repasaba con su lengua una y otra vez. En solo unos minutos, Sole dió notorias muestras de estar alcanzando su primer orgasmo, la lengua de Rodrigo había cumplido su cometido.

En ese momento, mi amigo fue hasta el baño, pero cuando regresó, se encontró a Sole montada sobre mi estaca. Finalmente la había podido clavar, era lo que más deseaba desde que la ví por primera vez, meter mi pija en su interior y sacudirla con todo.

La hermosa putita me cabalgaba como una profesional, los movimientos circulares de su culo y caderas sobre mi verga, eran deliciosos. Cuando vió que Rodrigo volvía de su excursión por el baño, le extendió una mano al tiempo que seguía tratando de ensartar mi poronga mas y mas en las profundidades de su concha. El tomó su mano y cuando estuvo a su lado, se paró nuevamente en la cama detrás de mi cabeza y ella comenzó a mamarlo con ansias. Yo, excitado por la visión desde abajo de la chupada que Sole le estaba pegando a mi amigo, comencé a dar acompasados golpes de cadera hacia arriba para acompañar sus embestidas sobre mi pija. Totalmente excitada y fuera de sí, Soledad le dijo a Rodrigo:

¨Por favor, agarrá la vaselina de mi cartera¨.

El, bajándose de la cama, fue hasta un sillón donde estaba la cartera, la abrió, rebuscó un poco y en seguida sacó un pequeño pote de vaselina.

Cuando Sole vió que lo había encontrado y sin dejar de cogerme como los dioses, le dijo:

¨Vení, frotáme el culo y metéme esa tripa divina, enculáme bebé¨.

Rodrigo abrió el pote y sacando un poco de vaselina, empezó a untarse la amoratada y erecta chota que pronto quedó por demás brillante por obra y gracia del aceitoso elemento, luego, cumpliendo con lo que le había solicitado Sole, se acercó a ella y poniendo un poco mas de vaselina en sus dedos, separó las considerables y redondas nalgas de nuestra hembra y empezó a masajear el apretado ano mientras ella gemía como loca por la acción de sus dedos y de mi pija inflamada que no dejaba de taladrarla.

En cuestión de minutos, podía apreciar como mi amigo aplicaba cada vez más dedos a la penetración del ya dilatado ojete, por lo que, sin demorarse demasiado, apoyó su duro glande contra el agujero posterior de la perfecta hembra y lentamente, la fue clavando centímetro a centímetro. Ella había detenido momentáneamente su galope sobre mí y pude observar como el placer que la inundaba por la retaguardia, hizo que sus ojos se pusieran en blanco e inhalara con un sonoro suspiro.

Cuando los huevos de Rodrigo chocaron con el culo de Sole, este la empezó a bombear furiosamente, nunca había visto a mi amigo así, le daba por el orto con un salvajismo inusitado, parecía que trataba de lastimarla, mientras tanto, mi pija descansaba en el interior de Sole que poco a poco comenzaba a moverse, tratando de sincronizar sus movimientos con los de la bestia que la martilleaba desde atrás.

Soledad, algo molesta con la brutalidad de Rodrigo, me dijo:

¨Me dás vos por atrás?¨.

Le dije que sí, que no había problema. Ella se incorporó, por lo que retiramos nuestras vergas de sus agujeros, pero en lugar de cambiar totalmente de posición, me montó nuevamente, pero esta vez, dándome la espalda, cuando tuve su culito a mi alcance, guié mi pija hacia el, ella bajó un poco más y ayudado por la vaselina y la apertura que había producido mi amigo, me fui deslizando lenta y suavemente dentro de su ano. Cuando la clavé completamente, ella empezó a moverse al ritmo que le placía ser enculada, le señaló su conchita a Rodrigo y esté poniéndose sobre ella, la penetró completamente al primer empujón y comenzó a bombearla mientras yo, desde atrás apretaba con fuerza los firmes y excitantes melones de la morocha.

La sacudida de Rodrigo era tan fuerte y potente, que no tardó demasiado en correrse, se salió velozmente de su interior, se paró como un loco y metió la verga a punto de ebullición en la boca de Sole, ella la chupó con algo de desgano y al momento pudimos ver como la leche brotaba por las comisuras de sus labios, chorreando hasta sus tetas y abdómen.

Rodrigo, exhausto, se tiró a descansar a nuestro lado, yo aproveché la momentánea libertad de mi presa y la hice poner boca abajo en el ¨caballo del amor¨, ella se tomó de dos pequeñas manijas que tenía este artilugio a cada lado y cuando la tuve así dispuesta, volví a penetrarla en seguida por su perfecto culo. Así podía darle con comodidad al tiempo que manoseaba a placer sus colgantes pechos que pasaban a traves de sendos agujeros hechos para tal propósito en el aparato aquel. Sus tetazas hacían acrecentar mi calentura con cada zarandeada, ella también se notaba en extremo caliente con la cogida que le estaba propinando, ya que me decía:

¨Así perrito, claváme así, ahhhh como me cogés, ahhh si siiiii, así se coge, dale, dale que acabo!!!¨.

Escucharla gemir y disfrutar de la enculada me aceleró terriblemente, por lo que le dí una cuantas estocadas más que la hicieron terminar con sacudidas espasmódicas, la bombeé sólo un poco más y tuve que retirarme de su ano, soltando toda mi abuntante carga de leche hirviente sobre su parte trasera. De verdad que mi acabada fue impresionante, si hasta Rodrigo me dijo que nunca había visto salir de una verga tanta cantidad de guasca. Sole también se impresionó por la cantidad de viscoso líquido que sintió impactar contra su culo y espalda. Con mis manos, lo desparramé todo por los suaves omóplatos, la parte baja de su espalda y las abultadas nalgas, también por sus tetas, luego le ofrecí mis dedos, a lo que ella respondió libándolos sensualmente hasta dejar mis manos limpias de la leche que antes las humedecía.

Esa noche, cogimos mucho mas, Soledad quedó notoriamente saciada con sus dos sementales, aunque algo asustada por la enfermiza actitud de Rodrigo que la había cogido como si ella fuera una muñeca inflable o algo así. Igualmente, cada uno a su manera, le dimos todo lo que teníamos, la cogimos por todos sus agujeros, acabando dentro de cada uno de ellos, tragó cuanta leche pudo y disfrutó tanto como nosotros con su espléndido cuerpo. Al termino de esa auténtica batalla, Sole quedó empapada en lefa, nos revolcamos hasta quedar extasiados y realmente cansados.

Soledad y yo nos metimos al jacuzzi mientras Rodrigo dormía un rato. Jugueteando con el agua y tonteando, terminamos besándonos enloquecidos y cogimos una última vez los dos bajo el influjo del agua caliente y sus burbujas reparadoras. Terminé dentro de su concha y así nos quedamos durante largos minutos, ella, casi adormecida encima mío, con mi ya casi flácida verga dentro y abrazándonos.

Cuando estuvimos los tres duchados, nos vestimos y nos retiramos escondiendose nuevamente Rodrigo en el asiento trasero como al entrar.

Pagamos en efectivo aunque había un buen descuento con tarjeta de crédito, ninguno de nosotros podía permitirse que en su resumen mensual figurara el pago de un hotel...

Ese día, fue nuestra última vez como trío, aunque Sole y yo seguimos siendo amantes ocasionales, cuando nuestras obligaciones y huecos en las respectivas relaciones de pareja así lo permiten. Por suerte hoy es una de esas ansiadas ocasiones, cuando salga de mi trabajo, ella estará esperando seguramente en la esquina para perdernos en una nueva lujuriosa y excitante noche de hotel...

Me parece increíble pensar que todo esto se inicio hace tan solo tres semanas en un pub...