Con marido y con suegro
Muy jovencita, recién casada, tuve la visita de mi suegro; mi marido no estuvo esa noche y, tan excitada como andaba en aquellos momentos, di salida a mis ansias sexuales con mi suegro, en un pasaje del que no me arrepiento y que aún lo disfruto al pensarlo, y ahora compartirlo con todos ustedes.
CON MARIDO Y CON SUEGRO
Resumen: muy jovencita, recién casada, tuve la visita de mi suegro; mi marido no estuvo esa noche y, tan excitada como andaba en aquellos momentos, di salida a mis ansias sexuales con mi suegro, en un pasaje del que no me arrepiento y que aún lo disfruto al pensarlo, y ahora compartirlo con todos ustedes.
Tenía unos cuantos meses de casada; tenía yo apenas 18 años, cumplidos unos días antes de mi boda. Mi marido tenía 23; él trabajaba como repartidor de un pan de caja muy conocido. Yo trabajaba como cajera, en un supermercado. Mi suegro, un hombre maduro, de 43 años, muy bien conservado, muy guapo y apuesto, delgado, papá de mi esposo, vivía en una ciudad vecina a la nuestra, en donde se dedicaba a “arreglar” asuntos jurídicos: era algo que aquí le llaman “coyote”, pero sus clientes le dicen “Sr. Licenciado”. Los fines de semana se venía a divertir a esta gran ciudad, especialmente con mujeres, pues es un gran mujeriego.
Ese viernes iban a llegar a la casa, tanto mi suegro, que venía a pasar a ésta ciudad su fin de semana, como mi marido.
Eran ya las ocho de la noche cuando yo llegué del trabajo. Mi suegro ya me estaba esperando y, a los pocos minutos, el teléfono que sonaba: mi marido que no podría llegar esa noche, que llegaría hasta el día siguiente, sábado a mediodía.
Luego de colgar con mi esposo, le pregunté a mi suegro si iba a salir o si quería que le preparara algo para cenar. Me dijo que andaba cansado y que prefería quedarse en casa esa noche.
Me dediqué a prepararle la cena a mi suegro mientras él se preparaba unos tragos, ofreciéndome uno. Luego de ello prendimos la tele y empezamos a ver una película, sin mayor trascendencia, excepto por una escena en la que se hacían el amor deliciosamente. Sin querer voltié la vista hacia donde se encontraba mi suegro. No se qué cara de tristeza y de decepción me haya visto, pero se me quedó mirando y me dijo:
= ¡ven para acá..., no es el fin del mundo que no regrese esta noche...!
Yo me le acerqué de manera obediente y él me abrazó y me apretó contra de su cuerpo, diciéndome al mismo tiempo:
= ¿te gustaría estar en el lugar de la artista...?
Yo, de manera casi inocente, voltié mi cara para mirarlo y..., al mismo tiempo le estaba ofreciendo mis labios, por lo que mi suegro, una bala perdida", no dejó pasar la ocasión y me estampó un beso muy apasionado en mis labios. Sentí su lengua en mi boca y la mía penetrar en la de él.
Comenzó a apretarme mis senos y a desabrocharme mi blusa, para comenzar a sacarlos y a tratármelos de mamar. Al mismo tiempo, con su otra mano comenzó a desabrocharme mis pantalones, que en esa tarde traía, y a bajarme el cierre de la bragueta. Sentí ahogarme en ese placer que me provocaba y no pude contenerme de soltar un gemido. Me levanté un poco de aquel sofá, y de inmediato mi suegro me procedió a bajarme el pantalón y mi pantaleta por debajo de mis rodillas; me sacó los zapatos, el pantalón y el calzón y se quedó arrodillado enmedio de mis piernas abiertas, para luego de contemplarme mi sexo por un ratito, comenzara a separarme los labios de mi vagina con sus dos manos y a masturbarme dándole un buen masaje a mi clítoris hasta que me hizo venirme enmedio de un sensacional orgasmo.
Me quedé recostada con la cabeza hacia atrás, reponiéndome de ese orgasmo tan delicioso que acababa de recibir. Mi suegro vino a sentarse a mi lado y me jaló hacia a su hombro, comenzando a acariciarme mis cabellos de una manera muy suave y muy tierna. Me sentí en confianza y me acurruqué sobre de él, comenzando, de manera inconsciente, a desanudarle la corbata, a desabotonarle la camisa y empezarle a meterle la mano por abajo de su camisa, para acariciarle su pecho:
= ¿no quiere irse a acostar...?,
le pregunté yo, en un momento del que luego me sorprendí... y sentí muchos remordimientos después, pero ya estaba dicho.
En plena poesía, mi suegro me levantó entre sus brazos y me llevó cargando hasta la recámara - de Rodolfito (mi esposo y su hijo) y mía. Ahí me extendió sobre de la cama y yo terminé de quitarle su pantalón, que le cayó sobre sus rodillas todo hecho bolas. Le metí la mano bajo de su calzón, de esos de "manga larga" y le extraje su pito, mientras él se acababa de desnudar. Yo estaba tan solo con mi blusa y mi brasier, ambos desabrochados.
Se me colocó encima de mí y yo, toda dispuesta, lo recibí con "las piernas abiertas" y..., me penetró de un solo empujón:
- ¡aaahhh…, licenciado…!.
Me cabalgó durante muchísimo tiempo; se me hizo interminable aquella manera en que me bombeaba, me la metía y volvía a arremeter otra vez... Lo único que se escuchaban eran mis gemidos, pujidos y ayes muy placenteros. ¡Me estaba viniendo en repetición...!.
Cuando al fin, sin poder contenerse ni un rato más, mi suegro me soltó todo su esperma; yo también me vine, completamente, en un nuevo orgasmo, más fuerte que todos los otros que ya habían pasado. Nuestro placer fue muy grande y..., pasamos la noche juntos, los dos en la misma cama, la mía, mi cama matrimonial.
Por la mañana, y sintiendo a "un macho" cerca de mí, todavía semi-inconsciente, mitad despierta, mitad dormida, se me antojó una "tocada" de corneta por la mañana, así que me bajé y comencé a mamarlo. Mi suegro, no se si sentía o de verdad estada dormido, pero el caso es que ni se me movía, pero su pito lo tenía hermosamente parado, por lo que me le empalé sobre de él, cabalgándolo, montándolo con muchísimo brío, mientras que él, ahora sí ya despierto, me apretaba las chichis con ambas manos.
Esta vez duró menos que la noche anterior y me soltó sus chorros de esperma, inundándome mis entrañas con su "lechita" caliente.
Nos separamos, me metí a bañar, y después, mientras preparaba el desayuno, él se también se metió a bañar.
Estaba tan solo con mi pantaleta y brasier, blancos, abajo de una bata de baby doll, blanca, transparente también, preparando el desayuno, cuando mi suegro me cayó por detrás. Me agarró de los senos y me metió la mano debajo de mi pantaleta. Me besaba por todo el cuello, la nuca, los hombros, la espalda y me comenzó a desnudar. ¡Él estaba todo desnudo, y con el pene parado!.
Me voltié hacia él y me arrodillé, acariciándole de inmediato su huevos y mamándole su pito parado, con mucha voracidad. ¡Era delicioso!. ¡Yo estaba caliente!.
Lo gratifiqué con mis mejores pasadas de lengua que conocía, envolviéndolo con mi lengua y colmándolo de placer, hasta que lo hice que se derramara en mi boca, sin embargo, mi suegro no estaba aún satisfecho: me levantó y me hizo flexionarme sobre la mesa; me bajó las pantaletas hasta las rodillas y comenzó a penetrarme, con leves piquetes y con metidas de purita "cabeza" hasta que me sintió más caliente. Entonces sí se lanzó a "despanzurrarme" penetrándome con mucha fuerza y gran energía.
Me gustaba esta posición: el pene se ensarta divinamente hasta el fondo, y me llega hasta mi punto G, por lo que..., en un chico ratito ya estaba volviendo a gritar y a gemir de placer... Mi suegro me acariciaba mis senos, me los apretaba con fuerza y con su otra mano me masturbaba mi clítoris; me tenía a su merced...
Se nos presentó nuestro orgasmo casi al unísono y... cuando pude pararme de nuevo, y luego de volverme a mi posición mis pantaletas, nos dimos un beso muy largo y apasionado, en el cual le devolví parte del semen que me había dejado hacía un ratito, en que se había "vaciado" en mi boca.
Nos fuimos de nuevo a la alcoba y nos acostamos muy abrazados. Nos pusimos a platicar de sexualidad, de sensualidad, de infidelidad y poco a poco sus manos me volvieron a acariciar, al igual que las mías, que ya estaban de nuevo sobre de su "pájaro aventurero". Me volvió a desnudar y se me volvió a subir para cabalgarme de nueva cuenta. Me metió su pene y me mamaba deliciosamente los pezones de mis dos senos, de manera muy alternada; me los mordisqueaba, me besaba mi cuello, me besaba la oreja. Me hacía sentir "pasos en la azotea".
Sentí un escalofrío que me recorría todo mi cuerpo; nuestras bocas se unieron en un beso ardiente y apasionado, mi lengua "besaba" a la de él. Nuestros cuerpos se fusionaron completamente. Entre más me "limaba" más le gemía y más le pujaba, con lo que sólo conseguía excitarlo más, mucho más.
Comenzó a decirme palabras obscenas, y a gritarme "para que me moviera como "licuadora", hasta que se nos presentó un nuevo orgasmo. Yo le aventé mis caderas hacia adelante y él se vino de nuevo en mi vientre.
El licenciado, mi suegro, se zafó de mi sexo y me hizo ponerme "en cuatro patas", empezándome de inmediato a separarme mis nalgas y a lengüetearme mi "hoyito chiquito", para llenármelo de saliva y luego de hundirme dos dedos, me hundió finalmente su pene. ¡Me estaba sodomizando, y me estaba gustando!
= ¡Qué mujer!, m'ijita..., ¡qué mujer...!. Aunque tú misma no te hayas dado cuenta de ello, eres una de esas mujeres que nacieron "para el amor", una de esas
mujeres "muy serias" que andan siempre en busca de "una aventura"; eres ¡UNA MUJER...!.
Mi esposo llegó cerca de la hora de la comida, por lo que comimos los tres juntos y luego, como mi esposo dijera que venía muy cansado, me metí a la recámara a acostarme con él.
Al poco rato ya me había penetrado y me estaba haciendo gritar de placer, igual que me había sucedido con el licenciado, su padre, la noche anterior.