Con mama y papa es mejor 2, donde comen 3, comen 4
Luego de iniciar una relación incestuosa con mis padres a partir de los 18, mi vida continuó junto a ellos experimentando vivencias y experiencias sexuales inolvidables. A pedido de los lectores publico una mas a partir de aquella primera vez
A pedido de muchos visitantes que solicitaron para que amplíe mi historia sobre la relación que sostuve por casi 10 años con mis padres, les digo que ahorita estoy cumpliendo con todos ellos. Quiero agradecer las decenas de mails que llegaron a mi casilla y que contesté uno por uno, muchas gracias a todos ustedes que alentaron a que siga escribiendo mi experiencia de vida.
Mi primer relato si recuerdan culminó cuando a los 18 años tuve mi primera experiencia sexual con papá y mamá, que en esa época tenían ellos tan solo 36 años, ya que fueron padres muy precoces. Fue muy difícil para mí volver a salir con otro chico de allí en adelante por el tiempo que duró nuestra relación, no porque ellos me lo impusieran, al contrario, el estar con ellos era para mí como tocar el cielo con las manos, no necesitaba buscar sexo en otro lado, ya que en casa tenía todo lo que deseaba y mucho más, mi madre en esos años tenía un físico como el que hoy día tengo yo, bien esculpido y trabajado, mi padre también, con una rica pija, ambos eran muy apetecibles sexualmente hablando.
Mi tendencia a la bisexualidad se fue acentuando, y estar en la cama con ellos era una doble satisfacción. Aquella primera vez, la presencia de mi madre formando parte del trío no resultó difícil aceptarlo, ni me sentí incómoda con su presencia activa sobre mí, tocarme, besarme, meter su lengua en mi vagina y yo en la de ella, ya que antes había tenido algunas experiencias con otras chicas, y eso mi madre ya lo sabía, yo se lo había comentado en más de una oportunidad durante nuestras charlas confidentes porque que el tema del sexo nunca fue tabú en casa, de hecho, recuerdo que la primera vez que tuve relaciones sexuales a los 15 años con un chico mi madre me compró las pastillas anticonceptivas y me dio muchas indicaciones para que aquel debut no sea traumático y lo disfrute. También recuerdo cuando un chico con el que follaba me pidió el culo por primera vez, ella me dio todas las indicaciones para que esa experiencia no sea traumática y fuera placentera.
Voy a contar como ese trío entre mamá, papá y yo un día se agrandó con otro miembro de la familia. Recuerdan que mi madre y mi tía Fabiola son gemelas y que formaban desde hacía muchos años un triángulo amoroso con mi padre, relación que descubrí cuando tenía 14 años aquella noche que las espié haciéndole sexo oral a papá en el sofá. Luego la tía Fabiola se fue lejos por trabajo y venía muy poco de visita y yo pasé a ocupar ese espacio vacío que ella dejó. Tiempo después en una de sus visitas mis padres le dijeron a la tía que yo sabía todo acerca de esa relación, que no tenía sentido seguir ocultándolo.
Lejos de sentirse incomoda o reprochar algo ella un poco resignada nos dijo a papá, mamá y a mí que no deseaba ponerse en el medio y que si ella debía dar un paso al costado, lo haría con gusto con tal de que estemos felices. Y se dio el siguiente diálogo:
-Tía, no hay problema, vos, papá y mamá hace años ,desde que eran adolescentes, follan juntos, y estás viniendo a visitarnos una vez al año no más, ustedes se extrañan, se quieren, lo sé, yo podría irme a la casa de una amiga por unos días si desean estar más relajados, no tienen por qué cortar esta relación por mí-
-Gracias sobrina, agradezco tu gesto pero no sé qué opinan mi hermana y mi cuñado-
-Hagamos algo mejor, Camila no necesita irse a ningún lado, cuñada tu duermes en la cama con nosotros como los haces siempre que vienes de “visita” y Camila en su habitación, como antes, total ahora no hay nada que ocultar, y si Camila quiere follar con su madre o conmigo vamos a su habitación y tú no necesitas irte a ningún lado, puedes seguir descansando tranquila-
-Ok chicos, si todos estamos de acuerdo, dejemos fluir- dijo mi tía
La primera noche desde mi pieza sentí a mi tía y mis padres follar intensamente, sus gemidos y gritos llegaban hasta mi habitación, yo moría por verlos pero pensé en la tía que vino de tan lejos esperando ese encuentro íntimo y además ellos se extrañaban mucho, había un vínculo tan fuerte que me hizo creer que el poli amor existe de verdad.
La noche siguiente le preparé a la tía una fiesta sorpresa de bienvenida en complicidad con mis padres, luego de la cena y mientras ellos hacían sobremesa fui a mi habitación me maquillé como una verdadera prostituta, me puse un conjunto de encaje negro, brasier y tanga hijo dental, un liguero con medias caladas negras y zapatos tacos aguja. Mamá, papá y la tía se sentaron en el sofá, prendí a todo volumen el equipo de audio con la canción de la película “9 semanas y media” de Joe Cocker, y bajé las escaleras con movimientos felinos como una verdadera stripper que iba a comenzar su show. Sensualmente fui bajando los escalones mientras ellos me aplaudían y alentaban.
-Guau sobrina! Tu si que eres digna descendiente de tu madre y tía, mira el cuerpo que has desarrollado y lo buena que estas, apuesto a que follas como una perra!- entre aplausos y hurras vociferaba mi tía Fabiola
-Pero mira hermana! La hija que tienes, debe ser un manjar de diosas tenerla en la cama-
-Ya lo creo hermanita, no sabes lo mucho que aprendió gracias a espiarnos cuando tu venías de visita!-
-Vamos Camila, saca esa puta que llevas adentro y haznos el show- seguía gritando la tía.
Luego me subí a la mesa del living, meneando el cuerpo y perreando al compás de la música, haciendo gestos obscenos y provocadores, luego comencé muy lentamente a sacarme las prendas hasta quedar desnuda entre gritos y aplausos. Mientras yo bailaba totalmente desnuda tocando mis tetas y vagina, ellos comenzaron a sacarse la ropa, a besarse y tocarse unos a otros sin dejar de observarme como bailaba sensualmente delante de ellos. Fue muy erotizante ese momento para mí, verlos desnudos, cachondos, y lo fue también para mi observarlos tocarse y besarse. Mamá y la tía le mamaban el pene a papá y se daban profundos besos de lengua entre ellas, y arriba de la mesa entre en medio de un baile frenético y sensual me iba metiendo los dedos en la vagina y el culo para inspirarlos aún más.
-Ven hija, súmate a nosotros- dijo mi madre moviendo el dedo índice
Como una sierva obediente me sumé a ellos y me senté en la falda de mi padre quien tenía la verga dura y parada que inmediatamente metí en la boca mientras mama y la tía lamian mi raja. Entre besos de lengua y manoseos continuos nuestros cuerpos se refregaban unos a otros, éramos 4 personas fuera de sí extasiados de lujuria y placer.
-Vayamos a la cama, estaremos más cómodos allí- propuso mi madre quien siempre llevaba la voz cantante.
Una vez allí papá se puso boca arriba, yo me arrodillé apoyando mi vagina contra su cara para que pase su lengua por los labios de la vagina, mi tía en 4 patas le mamaba la verga a papá y mamá a ella le lamía el culo, alternándose en la posición. El único sonido en la habitación eran nuestros gemidos de placer. Yo fui la primera en correrme en la cara de mi padre, luego mamá y la tía se corrieron lamiéndose la raja en forma alternada.
-Cuñado, quiero ver como penetras a tu hija- le dijo mi tía a papá
Abrí bien las piernas y extendí los brazos para abrazar a papá mientras me penetraba lentamente, a su vez, las hermanas se masturbaban observando esa escena. El chupaba mis tetas, y besaba mi cuerpo, a la vez me retorcía de placer sumida en un sinfín de gritos y gemidos.
-Vamos Javier dale duro, mira como goza Camila, ella quiere todo adentro- alentaba mi madre a papá.
-Ay por dios! Que rica pija tienes papá, no pares que lo haces rico, dame más!-
Mientras estaba gozando con mi padre no había percatado que mi tía se había colocado un arnés con un enorme dildo para penetrar a mamá.
La escena siguiente me puso a mil, mientras papá metía y sacaba su verga de mi vagina, a mi lado la tía Fabiola penetraba a mamá con el arnés. Mamá estiró su cuello para besarme, papá y la tía hacían lo mismo mientras nos follaban a ambas.
-Ven sobrina deja que tu padre folle a tu hermana, y tu ven aquí que la tía Fabiola te va a follar rico con el dildo-
El dildo era más grande que la verga de papá y la tía no tuvo contemplaciones en meter esos 25 centímetros hasta el fondo de mi panochita
-Que rico tía, me duele un poco pero sigue que está rico, lo quiero todo dentro mío ya-
La tía Fabiola tal cual un macho cabrío embestía contra mi humanidad metiendo y sacando ese enorme dildo. Las palabras sucias y los gemidos inundaban la habitación
-Pónganse las tres en 4 patas- sentenció papá pasado unos minutos.
Yo me imaginé lo que venía, todas lo imaginamos. Un líquido espeso sentí caer por la raja del culo, era papa que estaba untando con aceite el culo de las tres para penetrarnos. Me relajé y sentí apoyar la cabeza de su verga en el orificio. Lentamente fue metiendo su pija por el culo.
-Dáselo todo a esa perrita amor mío! – exclamó mamá
-Si Javier, dale duro que deseo ver como se retuerce mi sobrina- exclamó también la tía
En pocos segundos mi culo se tragó entero el pedazo de carne dura de papá que entraba y salía mientras mamá y la tía frotaban con sus dedos mi raja.
-Rico perras, sigan así que voy a correrme ya!-
Mi cuerpo comenzó a temblar y el orgasmo llegó con la verga de papá adentro del culo, mientras los dedos de las hermanas frotaban con frenesí la raja de mi panocha empapada de fluidos.
-Déjala pa! Déjala adentro del culo mientras me estoy corriendo, ay que ricooooo papi!!-
Acto seguido la tía Fabiola se pone en 4 para que papá la penetre por el culo, mamá se pone el arnés que tenía la tía y se lo mete en la boca a la hermana para que mame el dildo mientras papá metía su verga en el culo de la tía, yo me puse a la par de papá para besarlo mientras follaba a la tía. Luego me pude acomodar por debajo de papá para alcanzar con mi boca la vagina de la tía. Los testículos de papá tocaban mi nariz mientras yo lamía la raja de la tía que tenía el culo abierto con la pija de mi padre adentro.
-Sigue sobrina, sigue lamiendo que ya me corro, lame perrita, lame!-
Enseguida mi tía Fabiola estalla en un orgasmo profundo mojando de fluidos mi boca. Mamá quedó para el remate final, se puso en 4 patas para que papá la penetrara.
-Dame duro amor, dame duro, hazme sentir tu verga y gozar dentro del culo como lo hiciste con esas perras!-
El culo de mamá se abrió como una flor, mientras la tía Fabiola se puso debajo de ella para lamer su panocha. Yo abracé a papá y lo besaba sin parar, él tocaba mis tetas, mientras los gritos de mamá no cejaban.
-Tengo ganas de correrme- dijo papá que se había comportado como un semental en medio de sus yeguas preferidas
-Espera amor, espera a tu esposa que voy a correrme antes!-
En eso mamá estalló en un placentero orgasmo mientras papá hacía fuerzas para no correrse dentro del culo de mami.
-Ahora si querido, danos tu leche sabrosa- sentenció mamá
Las tres mujeres nos abrazamos en semicírculo abriendo nuestras bocas arrodilladas frente a papá que parado descarga su esperma salpicando nuestros rostros. Luego entre todas nos abalanzamos sobre la verga de papá para devorar los vestigios de leche que mojaban su pija, acto seguido mamá limpiaba con su lengua el esperma de mi rostro, yo lo hacía con ella y luego unas a otras no dejábamos de lamer nuestros rostros salpicados de leche.
Acto final una catarata de besos y mimos con papá extenuado tirado boca arriba, mamá encima de él y la tía y yo a su costado con ambos brazos de papá por detrás de la nuca. Las tres desnudas oliendo a perfume y sexo descansando sobre el cuerpo de papá, un verdadero macho de la “manada”. A la mañana siguiente papá nos preparó el desayuno y lo llevó a la cama como un regalo por aquella noche inolvidable. Como era verano, a la tarde estuvimos toda la jornada disfrutando del sol en la piscina del jardín de casa. No recuerdo que en algún momento del día nos pusiéramos una prenda, desde que nos levantamos estuvimos desnudos los 4 durante todo el día. Esa misma tarde tuve sexo por separado con papá, mamá y la tía Fabiola. Fueron dos días de sexo pleno en familia. Al otro día despedimos en el aeropuerto a la tía Fabiola que emprendía su viaje de regreso.