Con mamá en una boda familiar

Es un remake libre de otro relato que circula, más antiguo que se llama Con mi tía Pilar en una boda.

CON MAMÁ EN UNA BODA FAMILIAR

Hola a todos. Este relato es un remake, con adaptación libre de otro que circula por aquí, que se llama "Con mi tía Pilar en una boda".

Bueno, para empezar quiero describir a mi familia. Por un lado está mi padre, Rafael, Rafa, un hombre serio de 50 años, cirujano en uno de los hospitales de nuestra ciudad. Es de mediana estatura como el resto de la familia y la barba que usa le da un aspecto de mayor de lo que realmente es. Por otro lado está mamá, Ángeles, que es también médico, pero su especialidad es la alergología. Ella tiene 47 años y la verdad es que se conserva bien para una mujer de su edad, aparenta los que tiene bien llevados. Tengo una hermana, Lorena, de 22 años que está estudiando en la Universidad y actualmente se encuentra de Erasmus, es decir los cursos de intercambio en el extranjero, o algo así. Por último estoy yo, Alberto, de 18 años, y que estoy en primero de carrera, Medicina, como mis padres.

Para no andarme por las ramas me voy a centrar en lo que realmente nos interesa. Quiero aclarar que las relaciones de mi padre con la familia de mi madre no son ni buenas ni malas, son nulas, debido a problemas que tuvieron en el pasado, y que ahora nadie quiere ceder. La cosa es que la hija de una de las hermanas de mi madre se casaba y claro, mi padre no quería ir ni a tiros, así que sabiendo la fecha, que además era puente apañó para ponerse una guardia que era "imposible cambiar". Ya tenía la excusa para no ir. La verdad es que a nadie le sorprendió lo más mínimo. Había otro problema, la familia de mi madre vive en Valencia, y nosotros en Alicante, por lo que si bien está cerca, para ir a una boda lo mejor es quedarse a pasar la noche, sobre todo si vas a beber, como suele hacerse en una boda. La cosa es que por intentar convencer a mi padre para que fuera, se hizo tarde y a la hora de reservar habitaciones en el hotel donde además se celebraba la boda solo quedaban suites, por lo que a mi madre no le quedó más remedio que rascarse el bolsillo y pagar una buena cantidad de dinero por la suite, que usaríamos tres días, ya que la boda era un sábado, pero llegaríamos el viernes para ver a la familia y eso, y como había puente, pues nos volveríamos el lunes.

Cuando llegó la fecha preparamos los equipajes y los metimos en el coche de mamá. Salimos de Alicante y en apenas dos horas estábamos en el hotel. Después de registrarnos fuimos a dar un paseo por lo alrededores, ya que el hotel es muy céntrico. Valencia es una ciudad que me encanta y siempre que puedo me hago una escapada a ver a la familia y poder pasear. Por la noche quedamos a cenar con algunos familiares, como la hermana de mi madre cuya hija se casaba, la otra hermana y el hermano pequeño, junto con mis abuelos y primos, en total éramos catorce. Cenamos bien y bebimos mejor, pero con todo lo que se avecinaba al día siguiente nos retiramos pronto.

Al llegar al hotel me fui al cuarto de baño a ponerme el pijama, mientras mi madre se desmaquillaba. Al salir entró ella. En casa no somos puritanos pero tampoco nos exhibimos, por lo que cuando mi madre salió del baño y se quitó la ropa delante de mi me quedé un poco extrañado, pero no dije nada. Mamá, como el resto de sus hermanas y mi abuela materna no son de pechos muy grandes, pero si firmes. Como digo me quedó un poco extrañado que mi madre se quitara los pantalones, la camisa y luego el sujetador delante de mi para posteriormente ponerse un camisón para dormir. Esa noche me costó un poco conciliar el sueño después de lo que acababa de ver. Que recordase era la primera vez que le veía las tetas a mi madre. Si no llega a ser que estaba a mi lado, me habría cascado una paja allí mismo.

El sábado afortunadamente nos levantamos tarde, ya que como he comentado tardé en dormirme. Mi madre fue a la peluquería a peinarse y maquillarse, mientras yo me daba una vuelta. Es una de las ventajas de ser hombre, tardas menos en los arreglos.

Comimos algo ligero y nos terminamos de arreglar y nos vestimos. Cuando salí del baño mi madre estaba con bragas y sujetador. Me esperaba para que la ayudase a ponerse el traje, por el tema del peinado y el maquillaje. La ayudé y otra vez se me vino a la mente el cuerpo de mi madre, las tetas que le vi la noche anterior. La verdad es que lucía un vestido impresionante, muy, pero que muy lucido. Por mi parte iba con el traje tradicional de bodas con una camisa y corbatas nuevas, regalo de mi madre, por acompañarla.

Fuimos andando hasta la iglesia, que estaba a menos de cinco minutos y nos sentamos con el resto de la familia, después de estar un rato fuera hablando con ellos. A la hora prevista llegó el novio de mi prima, un chaval majo por lo que había tratado con él, y unos cinco minutos después de la hora, para no romper la tradición llegó mi prima, que estaba espectacular (la verdad es que es difícil ver a una novia que no esté guapa, pero mi prima era espectacular, ya que además es un pedazo de tía impresionante). La ceremonia fue como todas, con un cura amigo de los padres del novio, tirando a demasiado tradicional, y luego, tras las firmas y eso nos fuimos al hotel. Al principio, mientras se hacían las fotos, hubo un cocktail de bienvenida, haciendo tiempo hasta que llegaron los novios, que pasamos al salón. Si mi padre hubiese venido me habría sentado con mis primos, pero como era el acompañante de mi madre me sentaron con ella y sus hermanos (excepto la madre de la novia) para regocijo de mis primos, que no paraban de reírse de mí. Cenamos muy bien y cuando ya estábamos en los postres se repartieron los típicos obsequios. A las mujeres les daban una pulsera de no se qué y a los hombres una botellita de vino con el recordatorio de la boda, con los útiles para abrir botellas de vino y por supuesto el consabido puro, que repartía el padrino, o sea, el cuñado de mi madre, Vicente.

  • Toma, sobrino, ya que estás en la mesa de los mayores, te toca regalo como a los mayores- dijo Vicente dándome el puro, con la mirada de desaprobación de mi madre, que sin embargo no dijo nada.

  • Gracias, tito. Este me lo fumo a la salud de los novios- le dije en un arranque de bravuconería.

  • Eso espero, eso espero- respondió mi tío riendo, como es habitual en él.

Luego salieron los novios al acto simbólico de partir la tarta, el brindis tradicional y luego baile con barra libre hasta las 3 de la mañana. Desde que se abrió la barra, me dirigí allí para pedir mi bebida y las de mi madre y mis tíos, que aprovecharon que yo estaba allí para no levantarse. Volví con toda y me senté a tomarme mi cubata y saqué el puro del bolsillo.

  • No pretenderás fumarte eso- dijo mi madre.

  • ¿Por qué no?- le pregunté.

  • Pues porque tu no fumas, y te puedes marear, solo por eso.

  • Bueno, no creo que me vaya a marear, y en todo caso, tenemos la habitación cinco plantas más arriba- le respondí a mi madre.

  • Tienes razón, hijo, la boda de tu prima bien se merece un habano- concluyó mi madre.

Encendí el puro como había visto hacer y la verdad es que no me mareé nada. Seguí hablando con mis tías y mi madre de cosas triviales, al menos para mí. Las bebidas iban cayendo una detrás de otra, pero se toleraba muy bien debido a la comida. Al rato mis tías se levantaron a bailar con sus maridos y mi madre se quedó sentada

  • ¿No quieres bailar, mami?- le pregunté, extrañado porque a mi madre le gusta mucho el bailoteo.

  • Me gustaría, pero no tengo pareja…-empezó a decir

  • ¿Y yo, qué?- no te sirvo

  • ¿En serio quieres bailar?

  • Si no fuese así, no te lo diría.

  • Encantada- dijo mi madre con una gran sonrisa en los labios.

Estuvimos un buen rato bailando, en plan pareja, sueltos, incluso la conga, en la que me puse por detrás de mi madre, volviendo a mi calenturienta mente la imagen de sus tetas la noche anterior. Fuimos a descansar un rato y de nuevo me tocó ir a por las bebidas. La verdad es que nos lo pasábamos muy bien, ya que habíamos llegado a ese punto en el que estás bastante contento sin llegar a estar como una cuba. Tanto era así que tanto mi madre como su hermana le pidieron un cigarrillo a una chica que pasaba por allí con un paquete de tabaco en la mano, cuando ni mi madre ni mi tía fuman de forma habitual. Para despedirnos volvimos a la pista de baile y estuvimos otro rato bailando hasta que nos "invitaron" a retirarnos. No se quien dijo de ir a una disco al lado de donde estábamos, para seguir un rato, y con la animación tanto la hermana de mi madre, como mi propia progenitora fueron de las primeras en decir que si. Seguimos un par de horas en la disco, bebiendo un par de cubatas más hasta que a las cinco de la mañana cerraron la discoteca. Ya no nos quedaba más remedio que volver al hotel, ya que mi madre y sus hermanas no son de afters.

Al llegar al hotel mi madre estaba bastante contenta, pero no totalmente ebria, así que seguía cantando algunas de las canciones que había bailado a lo largo de la noche. Me pidió que le diera el neceser que llevaba para desmaquillarse. Por mi parte me quité la corbata y la chaqueta, luego la camisa y los pantalones. Me puse la camiseta del pijama sin los pantalones, ya que hacía bastante calor. Mi madre salió del baño y lo mismo que para ponérselo, me pidió ayuda para quitarse el vestido. Le bajé la cremallera que tiene por detrás y la ayudé a sacarlo por encima de su cabeza, para luego colocarlo en una percha. Como la noche anterior, mi madre se desabrochó el sujetador delante de mí, con la diferencia que al no llevar pantalones mi erección fue totalmente pública. Nos sentamos en un sofá.

  • ¡Uy! Eso no será por mi…o si, ya que no hay nadie más- dijo mi madre con una sonrisa.

  • Bueno, bueno…vamos a dejarlo- dije yo un poco acalorado.

  • Gracias, Al, por haberme acompañado- dijo mi madre en una fase de agradecimiento.

  • No hay por que- respondí yo

  • Ya, pero como tu padre no ha venido, y has estado con nosotros todo el tiempo, pudiendo haber estado con tus primos, y otra gente de tu edad… ¡y encima me has sacado a bailar!- exclamó mi madre.

  • Hombre…no te iba a dejar sentada mientras todos los de la mesa bailaban ¿no? Además me ha gustado mucho- le dije yo, sinceramente.

  • ¿En serio? Gracias, cielo.- contestó mi madre, que a todas estas seguía solo con las bragas- yo también me lo he pasado muy bien. Hacía mucho que no bailaba y sabes lo que me gusta.

  • Si, por eso no te iba a dejar sentada en la mesa- reafirmé lo dicho.

  • La pena es que no seas tu padre- dijo mi madre.

  • Hombre… ¡gracias! Si lo se no te saco a bailar- dije con cara de haberme enfadado, pero de broma, ya que sabía lo que insinuaba mi madre.

  • No te enfades, cariño…me refiero a que si tu padre estuviese aquí, tú podrías haberte ido con la gente joven y yo…ya sabes- insinuó mi madre.

  • Ya…a seguir bailando- respondí picadamente

-¿Cómo a seguir bailando?

  • Ya sabes…el mambo horizontal- le solté.

  • ¡Ay, hijo! Ya me gustaría…pero- empezó a decir mi madre

  • ¿Pero, qué?-quise saber más.

  • Pues porque parece que ya no…levanto pasiones- dijo mi madre, haciendo un gesto de lo más explicito- o al menos eso pensaba.

  • ¿Por…?

  • Por eso- dijo señalando mi paquete- digo yo que será por mi…o a lo mejor esas son mis ilusiones.

  • ¿Qué ilusiones?- daba otra vuelta de rosca.

  • La de levantar pasiones, aunque sean contigo- rió mi madre

  • ¿Y si así fuera?- le preguntaba a ver que respondía.

  • Pues me alegraría, ya que si eso se pone así en un joven…igual no estoy tan acabada como pensaba.- razonó mi madre.

  • La verdad es que no estás acabada para nada- le dije

  • Entonces… ¡era por mi!- casi gritó mi madre

  • ¡Claro que si! A ver…te pones así delante de mi…joder que uno no es de piedra- quise explicar.

-¿No crees que están un poco caídas?- dijo mi madre al tiempo que se cogía las tetas con las manos y las subía un poco.

  • Yo creo que están muy bien…pero que muy bien- me atreví a dar un paso más y mientras le decía esto le cogí las tetas e hice como si las pesara- si, si…muy bien.

  • Para, Alberto…que si no vas a tener que cumplir tu papel de acompañante- dijo mi madre con la voz entrecortada.

  • ¿Qué papel?- inquirí.

  • El de seguir bailando conmigo esta noche- dijo mamá con ojos lujuriosos, al tiempo que me acariciaba la polla por encima de la ropa.

  • ¿Y que quieres bailar?- pregunté, sabiendo la respuesta.

  • Pues…como era… ¡ah, si, el mambo horizontal! Respondió mamá, al tiempo que nos mirábamos directamente a los ojos hasta que al tiempo nos acercamos para besarnos en la boca. Nos levantamos y nos fuimos a la cama. Allí me quité la camiseta del pijama y ayudé a mamá a quitarse las bragas. Tiré suavemente de ellas, mientras mi madre levantaba el culo para permitir que salieran. Así pude ver por primera vez el coño de mi madre, con bastante pelo, perfectamente arreglado. Estaba como si se hubiese meado, por como tenía el chocho de mojado. Mamá abrió las piernas para permitir mi penetración. Fui metiéndole la polla poco a poco.

  • ¡Así, que rico, mi amor, que rico!- jadeaba mi madre- hasta el fondo, mi vida, métemela hasta el fondo- suplicaba

  • ¡Estás súper mojada!- le dije

  • Es que estoy muy, muy cachonda…así, cariño, no pares…lléname el coño, llénalo…así, así- yo seguía con el metesaca a mi madre, cada vez más rápido hasta que ella me rodeó con sus piernas mi espalda y apretó fuerte, señalando que había llegado al clímax. Sin embargo a mi me quedaba un poco todavía, por lo que seguí con mis embestidas- me va a matar, cabrón…ya no estoy acostumbrada a esto…sigue, así, que me voy otra vez, cariño- yo ya estaba a punto.

-Mami, me voy

  • Y yo, cariño, me voy

  • Me corro… ¿donde?

  • ¿Dónde quieres mi amor?-dijo mi madre en estado de éxtasis

  • En tus tetas- le dije yo, viendo la imagen de mi madre de la primera noche en Valencia.

  • Pues lléname las tetas con tu leche, cariño- fue lo último que dijo mi madre antes de que sacase mi polla de su agujero y le llenase las tetas de mi semen, que rápidamente ella esparció por sus tetas y se llevó a la boca para probarlo.

Tras recuperar el aliento nos fuimos a la ducha y luego a dormir, ya que estaba amaneciendo. Puse el cartel de "No molestar"

  • ¡Buenas noches, cariño!- dijo mi madre, dándome un beso en la boca

  • ¡Buenas noches, mami!- le respondí

Cerca de las dos y media me desperté. Allí estaba mi madre, ya despierta que me miraba.

  • ¡Buenos días, cariño!- dijo mi madre con un tono de voz un tanto sombrío

  • ¡Buenos días! ¿Pasa algo?- pregunté

  • No es que estoy pensando en lo de anoche

  • ¿Te arrepientes?

  • No, que va…no es eso…me pregunto si está bien- dijo mamá

  • ¿No estuvo bien?

  • No, no es eso…estuvo genial…fue el mejor polvo de mi vida…lo que me pregunto es si está bien que un hijo y su madre…pues lo hagan- los dos seguíamos completamente desnudos, como nos habíamos dormido la noche anterior.

  • Bueno…yo creo que al único que le puede molestar es a papá- dije yo.

  • No, no creo que le moleste lo más mínimo…si no, no llevaríamos casi dos años sin follar- dijo mi madre, con voz de pena.

  • Entonces, cual es el problema.

  • Es que anoche estábamos los dos contentos, y no se si sería por eso por lo que te atreviste a follarme, vamos, pero ahora…no se si te arrepentirás- dijo mi madre, apartando la vista.

  • No me arrepiento de nada- le dije al tiempo que la besaba tiernamente en los labios.

Hasta el lunes por la mañana no salimos de la habitación, y casi no dormimos más. Follamos como locos. Desde ese día cada vez que mi padre está de guardia, duermo con mi madre (bueno, lo de dormir es un decir).