Con mamá de compañerita de mi hijo

Historia con una madre insatisfecha, que nos deseábamos hace mucho tiempo.

Esta es una historia que ocurrió hace 2 años, con la madre de una compañerita de colegio de mi hijo.

Nos conocemos desde hace 8 años, y yo notaba ciertas miradas de ella hacia mi, pero nunca les dí importancia.

En esa época yo hacía trabajos de mantenimiento en hogares, y un día, el esposo (impulsado por ella) me contrató para pintar toda su casa, trabajo que llevaría aproximadamente 20 días, ya que yo trabajaba solo, sin ayudantes.

Cuando nos pusimos de acuerdo en la fecha para iniciar los trabajos, llevé todos los materiales y herramientas y comencé mi tarea.

Los dos primeros días pasaron normalmente, sin contingencias.

Al tercer día noté que su forma de vestir había cambiado, ya que debajo de un buzo suelto que llevaba cubriéndole el torso, no tenía sostén, cosa que realmente me llamó la atención, ya que luego de tantos años de conocernos nunca la había visto que no llevara corpiño, que demás está decirlo es bastante grande por las dimensiones de sus pechos.

Ese día le pedí que por favor me alcanzara una herramienta ya que estaba subido a una pequeña escalera, y no quería perder tiempo bajando y subiendo.

Para mi sorpresa, me trajo la herramienta, pero a la vez que me la entregaba, apoyó sus pechos sobre mis piernas, ya que yo seguía subido en la escalera.

Ahí la miré para ver si se había tropezado o caído, y se lo pregunté, a lo que ella contestó que no.

En ese momento fue que bajé de la escalera, dejando la tarea que venía desarrollando, y nos pusimos a conversar directamente sobre temas de pareja, a lo que rápidamente llegamos a que tenía problemas de insatisfacción sexual con su esposo.

Me miraba de una manera que me estaba quemando por dentro y por fuera, a lo que yo respondía mirándole esas tetas que siempre me habían llamado la atención.

Ella lo notó ya que le veía los pezones duros que asomaban por el buzo que traía puesto.

Mi bulto en ese momento ya había comenzado a crecer, no del todo, ya que la situación era nueva para mí, y todavía no sabía como continuaría.

Me acerqué a ella y comenzamos a besarnos, al principio suavemente, hasta que la pasión fue subiendo y ya los besos eran salvajes, metiéndonos nuestras lenguas hasta lo máximo posible.

A partir de allí comenzaron a volar por el aire nuestras ropas, hasta quedar totalmente desnudos, y como el lugar estaba sucio por el trabajo que estaba haciendo, decidimos trasladarnos al dormitorio, cosa que le encantó porque quería hacerlo en el lugar donde pocas veces pudo llegar a gozar como realmente quería.

Me senté en el borde de la cama, dejándola a ella de pié para besarle esos pechos hermosos, y pude apreciar como sus pezones ya duros crecían a un tamaño increíble, los que chupe´ mucho tiempo, mientras que con mi mano acariciaba su culo y coño alternativamente, estando totalmente mojado.

En ese momento se tiró encima mí obligándome a acostar en la cama, diciendo que no daba más, que ya había tenido un orgasmo y quería tener el miembro muy dentro de ella.

Le sugerí que me gustaría que me comiera el miembro, a lo que me contestó que nunca lo había hecho, por lo cual me detuve unos minutos explicándole la técnica.

Comenzó arrodillandose en el piso colocando su cara frente a mi miembro, que estaba totalmente erecto, y con sus labios besaba mi glande, y con sus manos acariciaba mis bolas. Claro, se notaba su inexperiencia, pero en ese momento estaba todo muy bien.

Luego de unos minutos, la levanté, la acosté en la cama y la penetré profundamente, lo que nos causó un dolor placentero a ambos ya que era muy estrecha.

Gemía con vergüenza, ya que tenía temor que se escuchara en la casa de sus vecinos.

Me movía frenéticamente hacía dentro y afuera, hasta que sentí la eyaculación en la puerta. Fue alli´que le pregunté donde quería mi leche, y me dijo que toda adentro de su coño, a lo que le respondí que no, que sería afuera, y que ella eligiera donde.

Me dijo que nunca lo había hecho así, que entonces eligiera yo. Saqué mi miembro y eyaculé una cantidad tal que no recuerdo una igual, todo sobre sus tetas, las que quedaron chorreando leche, y para mi sorpresa ella se masajeaba la leche desparramándola por todo su cuerpo.

Luego nos quedamos un rato en la cama sin decir palabra, y al cabo de unos minutos me fui a bañar. Cuando estaba en la ducha apareció ella, diciéndome que quería que nos bañáramos juntos, a lo que accedí.

Dejo para otro relato lo que continuó.