Con malas compañias

Gero y sus compinches acaban por caprichos del destino en un lugar donde darán rienda suelta asus instintos.

Sin deshacer las maletas, Isabel cogio el coche y se dirigió al pueblo a comprar. Dejó a su marido y a su hijo con la terrible tarea para ellos de ordenar la escasa ropa veraniega, y ella se perdió un rato en el super. Siempre que se iban a pasar unos días a la casa de sus padres en el pueblo, no se preocupaba de llevarse nada, ya que era más cómodo comprar lo necesario allí mismo.

Estaban ya casi en mayo, y el calor ya era habitual en aquella zona del mediterráneo pegada a la costa, así que la chaqueta con la que había cubierto su vestido de manga corta se quedo en casa. Pero poco o nada se veía del cuerpo de aquella mujer. los brazos, las piernas solo desde las rodillas y poco más que el cuello, al que escoltaba muy de cerca un cuello de barca.

La maternidad le había dejado una incipiente tripita y unos kilos de más, mal repartidos para su gusto, que nunca pudo o quiso quitarse, pero no la desmerecía en absoluto a la vista de cualquier espectador, aunque ese agraciado solo podía atisbar minimamente los encantos que su ropa ocultaba con celo y que disfrutaba de forma exclusiva marido.

Solo en la playa, podía verse públicamente los detalles de su cuerpo, un culo respingon que pese a los 44 años aún se mostraba firme, unos pechos talla 100 que después de la maternidad pasaron a 110 pero manteniendo sus pezones apuntando al frente, piernas largas que armonizaban en su 1,68 de altura, aderezado todo ello con su media melena pelirroja natural. Lo de verse es metafórico, se adivinada de forma más fácil debajo de unos discretos bikinis nada provocativos.

Después de guardar la compra en el maletero, se dirigió hacia la casa, que se encontraba en las afueras, en una finca de sus padres, cerca de la costa. Era una casa antigua que habían reformado para tenerla como residencia en vacaciones. Pero al final sus padres no iban casi nunca, y eran ellos quienes pasaban más tiempo allí. Un amigo de su padre iba de vez en cuando y la mantenia. Antes de comprar se acercó a su casa y le entrego lo que su padre le dijo en pago a su trabajo, además había llenado la piscina y pegado un repaso a la casa según le comentó.

Gero sintió como lo sacudían, y al abrir los ojos vio a moro frente a él pidiéndole silencio con un gesto evidente. Siguió sus instrucciones y con mucho sigilo se acercó a la ventana, donde negro estaba inmóvil observando.

Cuando tuvo visión de lo que pasaba, pudo hacerse una idea de la situación. Un coche con el portón trasero abierto andaba estacionado en la puerta de la casa en la que se habían escondido la semana anterior.

Tuvieron que salir pitando de una propiedad en un pueblo cercano y nene, el encargado del vehículo de escape tuvo que desaparece por la repentina aparición de la policía. Una alarma oculta tuvo la culpa y lograron escapar por los pelos. Ya ajustaría cuentas con el pavo que les dio el soplo,

Pudieron escapar a pie, y después de una noche de andar entre campos, acabaron en aquella caseta con aperos y trastos, y decidieron pasar la noche allí, y contactaron con nene para que buscara otro vehículo y los recogiera al dia siguiente.

Con lo que no contaban era con la inesperada visita.

Has visto cuántos son - preguntó gero

Una pareja y un chaval - dijo moro

Manejables

No tardó en ver salir a la pareja hacia el coche, seguidos de un chaval de unos quince años, que después de recoger cosas del maletero, lo cerraron y desaparecieron en la casa.

Joder que buena está - dijo negro

Siempre estas pensando en lo mismo - rio gero

¿y tu no? - Le respondió

Primero el trabajo bien hecho, y después ya se verá

Siguieron observando, y no tardaron en ver a la mujer salir, coger el coche y dirigirse hacia la entrada, de donde desapareció en dirección hacia el pueblo.

A sus 50 años carlo, no se podia quejar, tenia una mujer preciosa, un hijo que era un sol, y la vida le sonreía. Hacía tiempo que habían planeado estos cuatro días de relax, pero pocos podían darse el lujo de abandonar su trabajo durante varios días para unas pequeñas vacaciones fuera de temporada. La casa era grande y tenía varios dormitorios, así que su hijo eligió uno en la primera planta, que tenía un armario empotrado, y ellos había cogido una especie de ático en el segundo piso, que tenia cama de matrimonio. Carlo soltó la maleta pequeña a su hijo y el subio a dejar las suyas a la planta superior. Cuando bajó le fue indicando donde guardar la ropa. Acababan de terminar con las últimas prendas cuando escucha la voz de un desconocido detrás suyo. Al girarse vio como un hombre le apuntaba con una pistola y su mundo comenzó a desmoronarse.

Isabel descargo las cuatro bolsas de la compra, y se dirigió a la puerta. La encontró abierta, cosa que no le gustaba, pero con la valla exterior, solían olvidar cerrarla con frecuencia. Al entrar cerró con el pie y se dirigió a la cocina. Allí estaba entretenida reorganizando las viandas cuando una voz desde la puerta la aterrorizó.

Buenos días señora - dijo gero

Se quedó petrificada junto al pegada al banco de la cocina, frente a aquel desconocido que, además, bloqueaba su única vía de escape.

Antes de que hagas ninguna tontería, tu marido y tu hijo está en el comedor con un compañeros mio, y esta- dijo gero enseñándole una pistola - es mucho mas rapida que tus bonitas piernas.

Por favor no nos hagan daño, les daremos todo lo que tenemos, llevense el coche si quieren - farfulló entre sollozos isabel

Haz caso a lo que te digo y no pasara nada malo

Isabel se armó del poco valor que le quedaba y se dirigió hacia el hombre que se apartó para dejarla pasar. Al entrar en el salon la poca entereza que le quedaba desapareció. Vió a su marido y su hijo sentados en sendas sillas, espalda contra espalda, con la ropa interior como única prenda, atados y amordazados con cinta.

Bien, siéntate en esa silla, no de problemas y esto acabará.

Sabía que no había opción a escapar, así que se sentó en la silla y fue atada y amordazada también, pero al menos suspiro por no verse despojada de su ropa.

Ahora vamos a comer algo y a ducharnos, que una noche en la caseta esa nos ha dejado un aroma asqueroso.

A partir desaparecieron de si vista aunque siempre había uno rondando por allí, los oía de risas en la cocina, y de una forma escalonada fueron apareciendo ante su vista con el pelo mojado y vistiendo ropa de su marido, pantalones cortos y camisetas.

¿ahora te vas a portar bien cuanto te desate? - Le dijo gero al oído

Ella asintió, con miedo, ya que no sabía que iba a pasar, ni cómo saldría de aquello. Le quitó con delicadeza la cinta de la boca, y desligo sus ataduras, llevándola cogida del brazo hasta el sofá, que estaba situado casi enfrente de su marido, pero en la otra punta del amplio salon. Le acercó una botella de agua, de las que ella había comprado,

Isabel se sentó en una esquina, y la dejó casi a mitad, y gero se sentó a su lado. Su postura con los brazos cerrados sobre su cuerpo y sus piernas juntas denotaba su estado de tensión.

Por favor, llevense el dinero, y lo que quieran pero - comenzó a farfullar isabel, pero un gesto inusualmente relajado haciéndola callar, hizo que se detuviera

Mira, lo primero hablaras cuando te pregunte, y si no la mordaza volverá a su sitio, ¿lo has entendido?

Isabel asintió de forma automática

Bien, ¿como te llamas)

Isabel

Y ese ¿es tu marido?

Si

Como se llama

Carlo

Y el chaval que supongo que sera tu hijo ¿se llama?

Luis, por favor, no - dijo isabel que volvió a parar en seco con el gesto de gero

Yo me llamo gero, el negro, negro y ese de ahí moro, fáciles, lo ves, ya nos hemos presentado, no estamos aquí por vosotros, hemos tenido un pequeño problema en el trabajo y nos tuvimos que esconder en el cobertizo ese de hay fuera, y mira por donde nos habéis dado un sitio para asearse y comer un poco. Si no pasa nada raro, y se calman las cosas, nuestro conductor vendrá mañana a recojernos. Está resolviendo un tema de logística, necesitamos un vehículo.

Pero podéis llevaros el nuestro

No, necesitamos una furgo para pasar desapercibidos, así que tendremos que convivir unas horas

Podéis soltarlos, nos portaremos bien

Ya si - dijo riendo gero - tenemos experiencia en estas situaciones, y creeme que asi es como mejor estamos

El tono relajado de gero contrastaba con el evidente nerviosismo de isabel, que pese a sus súplicas no había conseguido nada. Entonces se separó de ella, sentándose en el otro extremo del sillón con una pierna encima asiento.

Ven, siéntate aquí - dijo señalando el espacio entre sus dos piernas. Se quedó petrificada y no se podía mover - no me gustaría ser desagradable con alguno de los que están atados así que . . .

Isabel hizo de tripas corazón y se acercó al sitio indicado, pero quedándose algo lejos de sus piernas y muy en el borde del asiento.

O e sientas donde te he dicho o le voy a dejar a tu marido la cara como un mapa - dijo gero, que se incorporó un poco para susurrarle al oído. Ella dio por perdida aquella batalla y se colocó donde le había pedido, claro que si aquello ya era violento, cuando una de sus manos se deslizó sobre su cintura llegando a su vientre y la deslizó hacia atrás, quedando su cuerpo sobre el de el, y la cabeza junto a la suya, su pulso se disparó.

Ves, no pasa nada - le dijo muy suave - ahora voy a hablar en privado y muy bajito. Como ves la situación está en nuestras manos así que tu decides que es lo que va a pasar a partir de ahora. Como te puedes imaginar no voy a quedarme sin probar ese cuerpazo que tienes.

La mano sobre el vientre que gero hasta ese momento mantenía relajada, presionó fuertemente haciendo que los cuerpos se pegaran mucho más.

En la primera opción os follare a ti y a tu marido delante de tu hijo, en la segunda, colaboras, haces lo que yo te pida sin rechistar, nos vamos a tu habitación y follamos tranquilamente. Si eliges la segunda solo tienes que girarte, poner las manos alrededor de mi cuello y empezar a morrearme mientras te meto mano, y no quiero oírte decir ni mu.

Isabel sabía que no tenía salida, pero sabía que en los dos casos ella era quien debía sufrir el martirio. Asi que intento calmarse y lentamente se giró hacia su obligado acompañante.

Si era violento estar junto a un extraño, el estar cara a cara y juntar sus labios con los suyos rebasaba cualquier nivel de repulsión que hasta ese momento ella hubiera imaginado. Pero lo que suponía iba a ser algo violento la descoloco. Sintió los labios de gero con delicadeza, besaba suavemente, y le invitaba con susurros a que lo siguiera, y ella sabía que no podía negarse. Poco a poco su boca se fue destensando, y la humedad hacia mas agradable el contacto. No tardó en sentir como la lengua se aventuraba en su interior, y no fue lo único que la invadió.

Gero la morreaba a saco, pero no tardó en poner una mano entre sus piernas y comenzó a subir entre sus piernas, ella las mantenía cerradas pero un fuerte pellizco en su entrepierna hizo ceder la presión y su mano contacto con su ropa interior.

Isabel sintió la mano contra su supa interior, no era una presión desmesurada, sino un roce lento y cadencioso, eso sí, al estar su mano de lado el dedo mas proximo se había encajado en su intimidad presionando el clítoris con toda la intención. Entonces dejo de besarla y comenzó a susurrarle.

Te voy a follar bien follada, esa mano no va a ser nada con lo que te voy a meter, sobame la polla y lo veras.

Sabiendo que no podía negarse, su mano que ahora descansaba en su pierna se desplazó lentamente hacia la entrepierna, y pudo contactar con ella sin muchos problemas, un enorme y caliente bulto se notaba sin duda bajo aquella tela.

Lo ves, te la voy a clavar tantas veces que cuando acabe no vas a querer otra polla.

El lento y cadencioso movimiento la estaban derrumbando, claro que también influía el sentir la dureza que aquel pene y las burradas que aquel hombre le decía.

Muy bien perrita, ves como te gusta, ahora mueve tu esas caderas y restriegate tu sola con mi mano.

Las caderas de isabel no tardaron en moverse muy lentamente, apretandose contra la torturadora mano. Notaba como su sexo se revelaba ante aquella invasión. Cada roce intensificaba la sensación de placer, tan excitante como no deseado. Inconscientemente buscaba la mayor presión en el sitio exacto, y aquello la llevó a sentir que se iba a correr, y su mente fue lucida un instante, visualizó la realidad, sintió en su nuca los ojos de su marido, y así al unísono el latigazo que la llevó a un silencioso y intenso placer. Abrió los ojos como platos y la boca intentando inhalar la cantidad más grande de aire para que su respiración pareciera lo menos agitada posible. Y vio la sonrisa de gero, certificando que la había roto.

Muy bien zorrita, arriba podrás gritar agusto, vamos.

Gero retiro su mano de su mojada entrepierna y se levantó, ofreciéndole la mano, y ella la tomó y se levantó dirigiéndose a la escalera, seguidos por moro, sin atreverse a mirar hacia donde estaba su marido y su hijo.

Despues de subir al segundo piso entraron en la habitacion, y alli frente a la cama se quedó parada.

Por favor - dijo isabel

Gero hizo sonido muy claro para que se callase, y lentamente comenzó a bajar la cremallera del vestido. La espalda de isabel fe quedando a la vista hasta llegar a ver el elástico de sus bragas. Después retiró las mangas hasta los hombros y el vestido se deslizó hacia abajo, y con la mínima resistencia de la goma de la falda con las caderas, este quedo a sus pies.

Gero entonces se puso delante de ella, y con una navaja que le pasó moro, rompió el minimo enganche que sujetaba las dos copas sus pechos quedaron libres a la vista.

Joder que tetas tienes puta, voy a disfrutarlas a lo bestia.

Después el lateral de las bragas también cayeron sin remisión ante el filo que portaba gero.

Vaya, tienes el coñito arreglado, y pelirrojo, nunca me había follado a una como tu, venga, ven túmbate en la cama.

Mientras ella se tumbó lentamente en la cama, asumiendo que no tenía escapatoria, los hombres se despojaron de su ropa. Ella cerró los ojos y manteniendo las piernas juntas se tapó los pechos con las manos de forma instintiva.

Las manos fuera de tus tetas, llevalas a la barra del cabecero - dijo gero, y ella obedeció - y ahora separa las piernas.

Las fue abriendo lentamente y no tardó en sentir algo que la hizo exclamar y mirar. Moro tenía la cabeza en su sexo y lo devoraba con ansia.Acostumbrada al delicado y suave sexo oral de su marido, aquella invasión no solo la sorprendió, sino que elevó su calentura rápidamente, y volvió a sentir con vergüenza cómo volvía a correrse sin remedio.

Asi putita correte - le dijo gero que continuaba a su lado sobandole las tetas sin ningún tipo de pudor ni recato. Esta vez sus gemidos fueron más evidentes.

Claro que, mientras su marido, con sus gemidos al correrse solía parar, ahora era todo lo contrario. Moro seguía martirizando y sin ninguna oposición la penetro con dos dedos.

Grito al sentir la intromisión inesperada, pero no de dolor, ya que su sexo estaba inundado de flujos, sino por lo inesperado. El movimiento intenso en su sexo le provocó correrse por tercera vez, con evidentes y sonoros signos de placer. Moro no cejó en su empeño y profundizó más en su penetración martirizando a conciencia la parte interna del clítoris. El placer de isabel se desbordó, era un orgasmo continuo y extenuante.

Venta putita, ensartate en mi polla, que tu coño lo necesita - le dijo gero ya sin ningún tipo de cuidado

Isabel salió de su ensueño de placer y vio como gero estaba boca arriba a su lado, y reparó entonces en su pene, un mástil enorme que desafiaba erecto y palpitante. Como a cámara lenta y si dejar de mirarlo se puso a horcajadas sobre gero y lo encajo torpemente en su entrada.

Es muy grande no me cabe - dijo isabel

Venga zorra, empieza a metertelo

Pero no te corras dentro

Te voy a llenar de leche, aquí, o delante de tu familia, así que empieza a follarme

Gero no hizo ningún movimiento, esperaba que ella lo hiciera sola. Isabel botaba el cabezón caliente en su entrada y cuando entendió que no tenía escapatoria presionó con su cuerpo. La extrema humedad de su sexo hizo que la resistencia no fuera mucha, pero su interior sentía que algo diferente a lo habitual la invadía. Las paredes de su vagina pugnaban por adaptarse a aquel falo, y junto a la molestia de su envergadura iba el tremendo contacto de aquel miembro en su interior.

No puedo, no me entra - dijo desencajada

Empieza a moverte puta

Comenzó y lento sube y baja, y como temía, el placer no tardó en desbordarse. La polla de gero barrenaba su interior a conciencia, y no tardó el gemir con fuerza con cada embestida, y casi sin darse cuenta estaba clavándosela entera para gozo de gero.

Así, seguro que el cornudo de tu marido no te folla asi, si no no estarías tan calentorra.

El orgasmo volvió a romperla, esta vez con un largo orgasmo que la dejó tirada sobre gero. Pero este no quería para y con su polla aun dentro del coño de isabel, comenzó a mover sus caderas rítmicamente.

Toma zorra, me has mojado los huevos con tu corrida, menuda puta estas hecha

Isabel gemía fuera de sí cada embestida de gero la mataba de placer, no fue consciente del tiempo que duró aquello, pero si cuando gero la apretó contra ella y comenzó a gritar.

Me corro, toma mi leche, cabrona, hasta el fondo.

Gero sintió tu leche correr por su polla, y varias latigazos de su leche rellenaron a su presa sin remedio disfrutando tanto del placer de la corrida como del derrumbe final de isabel.

Cuando gero la apartó de encima suya quedó tendida en la cama boca arriba, ida y sin fuerza, por eso, moro no tuvo dificultad para ponerse entre sus piernas y empalarla de un solo golpe de cadera.

Isabel grito de la impresión, pero ya no tenía remedio. Moro la martilleaba con fuerza, haciendo que su tortura no decrecieron.

Joder que coño más caliente tiene esta puta - dijo moro

Ya lo creo - dijo gero

Y que ganas tenía de follar, tengo leche para regalar, a esta la preño

Gero rió, mientras veía como moro no disminuya su intensidad, arrancando gemidos cada vez más audibles a su presa. Como en una coreografía isabel comenzó a correrse de forma escandaloso mientras moro, no demoró su éxtasis y gritando desaforadamente lanzó su fértil carga de semen en lo más sagrado de ella.

Isabel quedo desfallecida tumbada en la cama en posición fetal. Y gero aprovechó el momento para mandar a moro abajo y que negro disfrutara de la puta.

Joder que pinta tiene - dijo negro mientras se desnudaba

Toda tuya - le dijo gero, que aprovechó para cambiar la cámara de sitio

Gero había curioseado en las maletas y había encontrado una camara, asi que la preparó para grabarlo todo. Y seguro que aquello también daba dinero. Además, ya se le están ocurriendo algunas ocurrencias.

Negro se situó detrás de isabel, y pasó una mano por debajo de su cabeza con la que tenía acceso libre a sus tetazas. Y con la otra levanto un poco la pierna llevando su polla a la pringosa entrada que no tardaría en profanar.

La penetración fue lenta y pausada, oía los suspiros de isabel con cada centímetro que le encajaba, y mientras lo hacía sobaba las tetas con ternura.

No por favor, mas no, mas no

Si puta, te voy a enterrar una buena polla de negro

Isabel abrió los ojos y vio con sorpresa cómo una mano negra sobaba sus tetas. Era el hombre de color quien se la estaba beneficiando. Y el problema era que no podía evitar volverse loca de placer con aquellas atenciones. El hombre besaba su cuello y su espalda mientras martilleaba cadenciosamente su polla en su interior.

Durante más de 20 minutos negro la estaba follando sin pausa, sobando sus tetas, a veces con fuerza, otras con ternura, o masajeando su clítoris con fuerza. Los gritos en la habitación eran evidentes, isabel no contenía su placer, ni sus gritos cuando no eran labios sino dientes los que se clavaban en su espalda. Los orgasmo que tuvo fueron incontables.

Ahora me voy a correr putita, toda dentro de tu coño, ¿la quieres dentro?

No por favor - dijo sin convencimiento

Pídeme que me corra dentro, que te preñe

No - dijo débilmente

Pídemelo zorra o te preño delante de tu hijo

No - exclamó - correte dentro, correte

¿quieres mi leche?

Si, toda

¿quieres que te preñe?

Si

Dilo - le grito mientras comenzó a martillear

Preñame - susurro

Gritalo puta

Preñame, preñame - gritó isabel, mientras la polla que tenía en su interior la mataba de gusto.

Negro se tenso apretando su cuerpo contra ella, y lanzó su espeso semen en varios chorros en el desprotegido útero de su víctima bramando como un toro durante todo el proceso.

Si isabel no hubiera desfallecido, habría sido consciente que durante más de una hora quedó tirada en la cama. Solo un fuerte azote en su nalga la sacó de la tranquilidad de su forzado sueño.

Venga zorra, ya has descansado bastante, vete a dar una ducha, que estas hecha un asco - de fijo moro

Isabel fue consciente entonces que su parte inferior estaba muy mojada. Un torrente de semen había ido saliendo de su trabajado coño y había mojado la cama de forma evidente. Se incorporó y se dirigió al baño de la habitación donde al poco andaba bajo la ducha ante la atenta mirada de moro.

Isabel se puso de espaldas, no quería ofrecerle la vista de sus pechos bamboleándose, o de sus manos en su sexo en tareas de limpieza, claro que inconscientemente le dejaba a la vista las nalgas, cosa que a moro le encantaba. Así que en poco rato noto como en cuero desnudo de aquel hombre la presiono a su espalda.

Que culo tienes cabrona - dijo poniendo las manos en sus nalgas - te lo voy a follar con ganas

No por favor

Moro hizo caso omiso a su súplica, y haciendo que inclinase su torso hacia adelante, abrió sus nalgas y plantó su polla en la llamativa entrada trasera

Dios no

Si puta, voy a follartelo, o mejor vamos abajo y te enculo delante de ellos

No, no - exclamó

¿entonces quieres que te encule?

Si, follame el culo, haz lo que quieras conmigo - dijo resignada.

Isabel no desconocia el sexo ana, y solia disfrutarlo, pero el calibre de aquellos hombre poco tenía que ver con el que ella estaba acostumbrada. Pero cuando comenzó a sentir como moro presionaba su año, y aquel trozo de carne comenzó a invadirla, supo que aquello iba a ser muy diferente.

Joder que culo mas tragon tienes puta

Me duele, me duele

Calla perra, ya verás como enseguida te acostumbras

Moro o cejó en su empeño hasta enterrar sin ningún tipo de delicadeza su polla hasta los huevos. Y a partir de ahi comenzó a follarselo con pausa. Isabel cambió sus quejidos por gemidos, y moro se dio cuenta del cambio.

¿ya te gusta eh? Pero que guarra eres, vas a flipar

Moro se encendió con la entrega de isabel, y comenzó a martillear con fuerza, y los gemidos pasaron a ser gritos por parte de los dos.

Que cabron eres moro, ¿ya estas dandole por el culo?

Joder tio no veas que gusto

Ya veo

Moro no aguantaba mas, pero no quería correrse en su culo así que la sacó lentamente, del culo de su víctima, y le pareció que se quejaba de la parada.

Venga, arrodíllate y sacame la leche

Isabel se dejó guiar por el hombre, se arrodilló y abrió la boca para que moro le metiese la sucia polla en la boca. Había cerrado los ojos pero un sabor amargo y desagradable inundó su boca, claro que no tuvo tiempo de centrarse en el ya que moro comenzó a follarle la boca a un ritmo internal. Sentía que por momento se ahogaba y cuando creía que ya no podia mas un torrente de leche empezó a inundar su boca.

Asi perra, toma leche de moro, traga - grito moro

Intento no ahogarse, y parte del espeso líquido acabó en su estómago, pero otra parte salió de su boca desparramandose sobre sus tetas.

Cuando moro acabó la dejó de rodillas y se aseo bajo el chorro de la ducha. Y cuando este acabó, fue isabel la que lentamente se limpio en el. No supo cuánto tiempo estuvo bajo el chorro cálido del agua pero al final salió encontrándose con gero sentado en la taza del aseo con la polla tiesa esperando y reclamando que se acercara.

Ven aquí que quiero otra ronda

No puedo más - imploro isabel

Si puedes, ven

Isabel se dirigió a donde le pedía y abriendo sus pierna se sentó sobre aquella polla de nuevo, y sin más comenzó a montarla.

Ves como sí puedes zorrita, joder como follas, el cornudo de tu marido no te da tanta caña.

Comenzó con brío pero el cansancio la llevó a limitar el movimiento a golpes de sus caderas lo que hacía que toda la polla de gero la llenara completamente y con ello todo su interior era estimulado por completo. Los orgasmos la inundaron sin descanso y esto la llevó a un ritmo desenfrenado.

Así, venga, no pares, te voy a rellenar como un pavo, cerda. Te voy a vaciar los huevos dentro. Me encanta que una casada buenorra como tu me folle, que gusto, cuando el cornudo de tu marido te folle te vas a acordar de nuestras pollas.

Gero se dejó llevar y no tardó en sentir como su polla decía basta y con un grito comendo a descargar sus pelotas en aquel coño tan sabroso.

Joder, como puta no tendrías precio, que manera de follar. Venga quítate de encima y límpiame la polla.

Isabel lo descabalgo y arrodillándose son dificultad no dudo en tragarse la polla pringosa de gero la cual dejó inmaculada, mientras su entrepierna volvía a empaparse con los fluidos que gero le había inyectado con profusión.

Por tercera vez se volvio a asear, y al salir a la habitacion tenia un vestido en la cama

Venga ponte eso, que queremos comer algo, para reponer fuerzas

¿y la ropa interior?

Ante la risa de gero, supo que era una pregunta tonta. Se enfundó el vestido, uno con tirantes, cintura y falda por las rodillas.

Que tapadita, vamos a hacer algunos cambios - dijo gero con una sonrisa maliciosa - por las manos en la cabezas que no quiero cortarte

Isabel vio como gero sacaba unas tijeras, y comenzó a cortar la falda por delante hasta casi llegar a la altura de su sexo y a partir de ahí, recortó en horizontal dando la vuelta completa. La falda ahora dejada sus piernas visibles como una minifalda muy atrevida.

Pero el cambio de estilo no acabó ahí. Gero corto los tirantes por detrás y los ató por detrás del cuello, después partiendo del tirante de delante empezó a cortar el vestido hacia abajo hasta llegar a la cintura. Hizo lo mismo desde el otro lado y despues rodeo el corte por la cintura. Los laterales y la espalda de isabel quedó totalmente descubierta, y no contento con ello por la parte interior del tirante corto hacia abajo hasta casi el ombligo y volvio hacia arriba dejando un escote exagerado.

Si isabel había creído que ir sin ropa interior le hacía sentir desnuda, el arreglo de gero la dejaba totalmente expuesta.

Y aun estaba aturdida cuando una mano. Entró por el lateral haciendo sin dificultad su pecho mientras otra rebasaba su falda hasta su intimidad.

Pero que buena estás cabrona. Venga tira para abajo

Pero mi marido, mi hijo, no me pueden ver asi, por favor - suplico

Igual prefieres que te vean gimiendo como una perra cuando te dan por culo

Isabel avanzó avergonzada y sin salida hacia la puerta. Al llegar a la cocina pudo comprobar que la mínima vestimenta que portaba era lo que aquellos degenerados deseaban. Negro la agarro las tetas desde detrás mientras le restregaba su paquete en el trasero mientras moro delante suya le metia mano por debajo de la falda.

Venga chicos, dejad a la señora que nos va a preparar algo de comer

una media hora después estaban sentados a la mesa. Ella se sentó entre moro y negro, y mientras comían, no pasaban dejar la ocasión para meterle mano sin ningún recato. Ella casi no comió, lo único que le apetecía era beber. El problema era que pese a la situación los tocamientos de aquellos cerdos la estaba poniendo como una moto.

Cuando acabaron, le hicieron recoger la mesa, y cuando estaba limpiando los platos, noto como la presionaban por detrás. Negro se había pegado a ella y notaba su cuerpo desnudo tras de si, no tardó en ser empujada hacia abajo y entre sus nalgas se colocó el pollón de su asaltante.

No por favor por el culo no - susurro sabiendo que el comedor no andaba muy lejos

Pero negro no hizo caso y comenzó a empujar su herramienta en el trasero de isabel. La respiración de ella se aceleró intentando no emitir ningún sonido, soportando el dolor que aquella intromisión le producía. Aun así su culo se tragó aquel pollón hasta el fondo y comenzó a sentir las embestidas.

Toma perra, joder que culo tienes

La intensidad de la follada era tal que sin poder controlarlo comenzó a gemir, no podía evitarlo, sentía como le llegaba el orgasmo, intentaba controlarlo, pero la mano de negro se posó en su sexo y comenzó a martirizar también con lo que no tuvo salida, comenzó a correrse entre gemidos de placer muy evidentes

Asi zorra, correte que aun no he acabado

Las embestidas continuaron entre los gritos de placer de ambos, pero negro quería además probar su coño así que no tardó en girarla, sentarla frente a él al borde del banco de la cocina, y empalarla de un solo golpe.

Isabel sintió un orgasmo instantáneo y lo mantuvo hasta el momento de que negro la llenó de nuevo con su semen.

Toma blanquita mi leche - le gritó con su polla metida completamente en su coño que, con sus continuas contracciones le exprimio hasta la ultima gota en medio de evidentes signos de éxtasis.

Moro no tardó en coger el relevo y recogiendo a isabel de al lado del banco, la llevó a la mesa de la cocina y la tumbo boca arriba, y sin mediar preparación la penetro analmente con fuerza. Su polla barrenaba con fuerza, moviendo consigo la mesa con estruendo. Aunque lo más llamativo eran los gemidos de ella. Moro no solo la follaba, si no que mientras una de sus manos asía con fuerza una de sus tetas con la otra presionaba su clítoris con saña.

Isabel estaba en un continuo orgasmo cuando noto que la polla abandonaba su culo y penetraba sin oposición su coño donde una nueva andanada de semen la lleno entre gritos e insultos.

Si, zorra, bien rellenita - grito moro mientras se corría

Estaba ya atardeciendo cuando gero hizo levantar a isabel de la mesa y la llevó a asearse. Cuando terminó, gero la llevó desnuda a la otra habitación, en la primera planta y se acostó con ella a oscuras.

Como negro unas horas antes se puso detrás de ella y mientras la manoseaba sin ningún tipo de rubor.

¿estas disfrutando verdad perra?

Por favor, no puedo más

Pero te has corrido como una cerda, incluso ahora tienes el coño empapado

Si, no se, me gusta

¿te gustan nuestras pollas?

Si

Espera que te voy a meter la mía dentro

No por favor

Isabel sintió cómo de nuevo era invadida por el miembro viril de gero que sin dificultad, penetro un coño chorreante de flujos hasta el fondo de su matriz. Notaba la dureza de aquella polla quieta en su interior. Palpitante, y abrazada por su irritada pero receptiva vagina.

¿te gusta tenerla dentro?

Si, me gusta

¿y si la muevo?

Más

Pídemelo zorra

Muevela

Pídemelo por favor

Muevela por favor, follame

Gero dio unos cuanto envites con fuerza y se paró, disfrutando como su víctima se retorcía de placer. Notaba las contracciones del sexo que violentaba.

¿quieres más?

Si, dame mas

Si quieres nos bajamos al sillón te lo doy delante de tu marido

No - dijo con tono de suplica

Pero que puta eres - dijo comenzando a follarsela con fuertes empellones que la hacían gritar de placer - te vamos a dejar ese coño bien abierto para que cuando folles con tu marido te acuerde de nosotros.

El maltrato al que era sometida solo hacia que excitarla más si cabe, las manos de gero estrujaba sus tetas con fuerza mientras los dientes se clavaban inmisericordemente en su espalda. Hasta las uñas que clavaba de vez en cuando en sus nalgas le producían un extremo placer.

Aquella noche todos pasaron por aquella cama, la volvieron a follar como y cuando quisieron hasta que el cansancio la venció y no recordó más.

Cuando desperto, se encontro, como no, desnuda en la cama. Lo primero que notó fue la humedad del colchón y un evidente olor a semen que se encontraba por todos lados, incluso lo notaba reseco por todo su cuerpo. Como pudo se levantó y el silencio era evidente. Se puso una bata y bajó al piso de abajo donde vio a su familia tumbada en un colchón, y atados.

Hubo lloros y nervios, pero al final, convenció a su marido de no denunciar aquello, había pasado y ya no tenía remedio. No quería pasar por la vergüenza de revivir todo aquello ante desconocidos.

Aquellas vacaciones acabaron ese día, volvieron a la ciudad y intentaron retomar la normalidad de sus vidas. Isabel follaba con su marido como siempre, le gustaba como siempre, pero con una diferencia, tenía un recuerdo de lo que pasó.

Y no solo el recuerdo. Un dia que estaba en casa recibió un mensaje en el móvil, cuando lo abrió, leyó una frase que la dejó helada.

Que pasa putita, ¿quieres más?

Un video adjunto la dejó temblando, aunque no supo discernir si era de miedo o de placer. ¿Contestaría?