Con la mujer del amigo en pamplona
Mientras visita a un amigo que estaba internado en el Hospital de Pamplona, se aprovecha de la mujer del amigo que llevaba sin follar mucho tiempo. Idilio que se vuelve a repetir de nuevo en el pueblo donde viven
Me llamo Enrique, soy director comercial de una empresa importante en Gran Canaria; estoy casado y padre tres hijos. En el momento en que ocurrió la historia que voy a comentarles tenía 54 años de edad, y aún conservada un cuerpo atlético. Siempre he tenido un cuerpo más bien delgado, y con una altura de 1.80 cm, y en la opinión de terceros, bastante bien parecido.
Tenía un amigo que se llama Juan Francisco, mucho más joven que yo, que apenas había cumplido treinta y ocho, y que se encuentra casado con una preciosa mujer, que en aquella fecha apenas rondaba los 32 años, llamada Natalia. Ellos vivian en Agaete, las Palmas de Gran Canaria.
Por motivos de enfermedad de mi amigo, el cual lleva más de un año enfermo por una dolencia cardiaca importante, tuvo que acudir a Pamplona para llevar a cabo unos análisis, y con previsiones de que estarían más de un mes. Por ello Natalia se vio obligada a alquilar un apartamento en dicha ciudad mientras su marido permanecía en el Hospital. Tenía conocimiento de que ella lo visitaba todos los días en horario de visita.
Llevaban más de quince días en Pamplona. Yo le llamaba a ella con bastante frecuencia. En una de esas llamadas me dio la impresión de que estaba muy deprimida, por lo que le prometí que aprovechando un viaje que tenía que realizar a Bilbao por motivos comerciales, intentaría pasar por Navarra para visitarla, aunque en ningún momento lo garantice. Antes de salir, ella me indicó que necesitaba unos documentos y algunas cosas, por lo que me ofrecía llevárselos.
Tras realizar la tarea que me llevó a Bilbao, marche en tren hasta Navarra, llegando ya casi de noche y además hacía un tiempo infernal, pleno invierno, por lo que tome un taxi y me dirigí a la dirección que Natalia me había indicado. Tras localizar la dirección, me dirigí al edificio, entre y toque en el apartamento en concreto, pero nadie me contestó, por lo que supuse que había salido al hospital. Dado lo avanzado de la hora debía buscar un hotel donde alojarme, y luego llamaría a Natalia.
Cuando salí por la puerta del edificio, me sorprendí ya que estaba lloviendo intensamente. Estaba maldiciendo mi suerte, cuando verifico que un taxi se detiene cerca de la entrada del edificio, y una mujer se apea del mismo. La mujer en cuestión llevaba un abrigo con gorro muy grueso, y una bufanda, comprobando después que se trataba de Natalia. En principio, por su atuendo, no la había reconocido.
Ella se alegró enormemente de verme, y me indicó:
-que alegría Enrique, anda subamos al piso, que el tiempo esta infernal. Tome la maleta que llevaba y volví al ascensor y de ahí al apartamento. Una vez dentro del mismo, Natalia se quitó el abrigo y la bufanda, comprobando aquel cuerpo precioso de mujer, que recordaba, con unas excelentes curvas, cuerpo ni muy grueso ni muy delgado, pero con unos prominentes senos que destacaba bajo el suéter que llevaba puesto.
Ella me dijo: Venía del hospital, y he tenido que coger un taxi ante la intensa lluvia. Me comento que el recinto hospitalario se encontraba muy cercano y permitía hacer el trayecto a pie.
Tras preguntar por Juan Francisco, me señala que se encontraba estable, y que le estaban haciendo todo tipo de pruebas y análisis, pero que posiblemente no marcharían para Gran Canaria hasta dentro de dos semanas más, como mínimo.
Me dijo: ¡No sabes lo contenta que estoy de que hayas venido!. Llevo dos semanas en Pamplona y no he visto a ningún conocido, y ¡apenas tengo nadie con quien hablar!.
Comprobé que se hallaba muy deprimida, y al momento se puso a llorar echándose sobre mi hombro y abrazándome. Trate de calmarla, acariciando su pelo, y pasando mis manos por su cara, hasta que logre tranquilizar indicándole: anda, veras todo se solucionara, debes tener paciencia.
Pese a mis palabras, no se despegaba de mi abrazo. Supuse que tanto tiempo sola, necesitaba sentirse protegida y querida por alguien, y no en vano, yo era un buen amigo de ellos.
Al rato le indique: Natalia, debo marchar a buscar una habitación donde hospedarme. Se esta haciendo muy tarde y luego será peor.
Ella me miro, y me contesto: -Enrique has venido para vernos. No permitiré que te marches esta noche, y menos con la que está cayendo fuera. Quédate en el apartamento.
-No quiero crearte ningún problema Natalia. Ya sabes … las malas lenguas, lo que pueden decir.
Ella me mira y me dice:- Nadie lo tiene que saber. Te quedas aquí y basta.
Sin embargo, había comprobado que el apartamento solo disponía de una habitación dormitorio. Al ver mi cara de duda me señalo: el sofá es bastante cómodo y permite convertirse en cama, no te preocupes por ello.
Pese a que le indique que no era correcto quedarme con una mujer sola, ella me señaló que era uno de sus mejores amigos, y que además necesitaba compañía ya que se encontraba muy sola.
Le indique: - al menos necesito ducharme, ya que el viaje desde Bilbao ha sido largo, y estoy muy sudoroso.
Ella me señaló el baño indicándome que me duchara primero que luego lo haría ella, y que mientras, ella prepararía algo para cenar, ya que era complicado salir a la calle como estaba el tiempo. Entre en el baño y tras ducharme, salí con un pantalón corto y una camiseta, ya que la habitación tenia calefacción.
Posteriormente entró Natalia, y al salir comprobé que ella portaba una bata de levantar, y aunque, no podía apreciar las curvas de su cuerpo, verifique que estaba preciosa. Ella siempre me había parecido muy bella. Nos sentamos a cenar, y luego en el sofá estuvimos hablando casi dos horas sobre los problemas de Juan Francisco, y como le había cambiado a ella su vida con la enfermedad de su esposo, haciendo hincapié en lo deprimida que se encontraba.
En momento dado, sin saber cómo, entramos en el plano sexual comentándome ella que llevaban más de un año sin tener contacto sexual, pero que en el Hospital le dijeron que cuando saliera de las pruebas debía intentar llevar una vida más normal y no acobardarse (ya que él, por miedo, no había querido hacer el acto sexual). Yo tenía conocimiento por comentarios de mi amigo que ella era muy activa sexualmente, por lo que supuse que esta abstinencia le estaba resultando muy difícil de llevar.
La familia de Juan Francisco tampoco la estaba ayudando mucho y se encontraba bastante sola. Incluso su propia familia, como solo tenía hermanos, nadie había venido con ella a Pamplona, por lo que se había visto muy desamparada. Por ello no dejaba de mostrar su agradecimiento a mi presencia allí, ya que era la primera persona conocida que veía.
Por ello se abrazó nuevamente a mí como si deseara estar nuevamente protegida. Le pase el brazo por su espalda y la atraje hacia mí para abrazarla y mostrarle mi cariño y aprecio.
Nos dormimos bastante tarde, haciéndolo yo en el sofá cama, y por la mañana, fuimos a dar una vuelta a un centro comercial, ya que ella quería adquirir algunos alimentos para el apartamento, y por la tarde nos fuimos a ver a Juan Francisco. Este se alegró muchísimo, y estuvimos dialogando durante bastante tiempo. Ya cerca de las ocho, regresamos al apartamento.
Era jueves, y yo pretendía salir para Gran Canaria el viernes por la tarde. Ella me dijo: Ay Enrique ¿por qué no te quedas el fin de semana aquí y viajas el domingo o el lunes?. Así me haces compañía. Sabes que a Juan F. le va a venir muy bien.
Lo pensé y, realmente el fin de semana no tenía ningún compromiso, solo pretendía llegar a mi casa para estar con mi esposa. Llevaba desde el lunes fuera de casa, y quería estar con mi esposa. Debo reconocer que también soy muy activo sexualmente, y aunque suelo masturbarme, hago el amor a mi esposa entre dos y tres veces a la semana. Y la verdad llevaba una semana casi sin tener contacto con ella. Por ello, mi reticencia diciéndole: por la mañana lo pensare.
Me metí en el baño y luego fui la cocina para ayudarla en la cena. Natalia se había metido a ducharse, momento en que el escucho un móvil, constatando que éste se escuchaba proveniente de la habitación de Natalia. Pensé que la misma se estaba duchando y no lo podía coger. Además la puerta estaba entreabierta, por lo que instintivamente entré para ver quién podía ser, ante la duda de que pudiera ser una llamada del Hospital .
Al entrar me quedé estupefacto. Compruebo que Natalia había salido del baño al escuchar el teléfono, y llevaba puestas únicamente unas bragas. Aquel cuerpo femenino casi desnudo me dejó boquiabierto, comprobando admirado que Natalia poseía unos senos grandes y muy bien puestos, con unos pezones negros, especialmente muy prominentes. La braga era una especie de tanga, ya que era muy pequeña y además semitransparente, lo que permitía apreciar los vellos de su pubis, verificando que estos, pese a estar recortados, eran muy frondosos y bastante negros.
Ella, al percatarse de mi presencia, se llevó las manos a sus senos. Le pedí perdón indicándole había entrado porque pensaba que estaba en el baño. Sin embargo estaba tan embobado con la vista de su cuerpo, que no me retiraba, y además, para mayor inri, bajo mi pantalón corto había aparecido un enorme bulto proveniente de la presión que ejercía mi pene, el cual había adquirido una incipiente erección ante tal espectáculo.
Natalia, bastante sorprendida por mi presencia, no le paso inadvertido el bulto de mi pantalón, y azorada me dijo: Ay Enrique, por favor… puedes salir de la habitación para terminar de vestirme.
Oh si, claro, perdona. Pensé que podía ser del hospital… y como estabas en el baño… lo siento.
Volví a pedir perdón tartamudeando, y tremendamente nervioso, pero sumamente excitado. Una vez fuera comprobé que mi pene no bajaba, recordando que llevaba casi una semana sin hacer el acto sexual, y ni tan siquiera me había pajeado. Ello hacia que mi estado de excitación fuera muy peligroso y difícil de controlar.
Cuando ella apareció en la cocina, le pedí perdón nuevamente, señalándome ella que no tenía mayor importancia, pero noté que sin embargo, estaba muy nerviosa. Por otro lado, constante que colores aparecían y desaparecían de su cara por momentos mientras me miraba. Como tampoco me pasaron inadvertidas las constantes miradas de Natalia hacia el bulto de mis pantalones, cuya erección solo había decrecido un poco. No era la mirada inocente del primer día, dejaba entrever que era más penetrante.
Tras cenar, fuimos al sofá, y ella se sentó nuevamente a mi lado. Volví a captar en varias ocasiones como Natalia dirigía fugaces miradas hacia el bulto de mi pantalón, que al sentirse contemplado, me causo una excitación que hizo despertar nuevamente mi adormecido vástago. Me percate igualmente que Natalia, no sabía si intencionadamente o no, había dejado semi abierta su bata tanto a la altura de sus pechos como por la parte baja, cuya vestimenta dejaba entrever unos muslos desnudos bastante sensuales, y por encima, el canal que separa sus enormes senos. “Me estaba poniendo enfermo por momentos”. Joder, aquella mujer estaba muy buena. ¡Pero era mi amiga!.
Sabía que ella se había percatado igualmente de mis miradas hacia su cuerpo. Por eso pícaramente me preguntó: - Enrique, ¿te pasa algo, te sientes mal?. Aunque note cierta ironía en su pregunta. Le dije: -no, claro que no, pero le termine por confesar: quizás sea el nerviosismo de lo ocurrido en la habitación.
-Pero ¿porque estás tan nervioso?. ¡No creo que sea la primera vez que ves a una mujer semidesnuda!. Me contesto de repente, con mayor ironía.
-Ya lo sé, Natalia. Pero ¡ tú no eres cualquier mujer !. Eres la mujer más bonita que he visto, y sabes que tu cuerpo es de los que vuelven locos a los hombres….. Bueno,….ya sé lo que me vas a decir, ¡que está mal!, que no debo pensar en ello, ya que eres la esposa de mi amigo. Pero, lo siento es algo superior a mis fuerzas.
Natalia se puso muy colorada ante mi respuesta, y bastante inquieta, me contesta:- Vaya no sabía que tenías tan buena opinión de mí. Pensé que tú no te fijabas en eso. Siempre has sido tan educado, tan pulcro.
-Mira Natalia, no quiero ser grosero contigo. Pero quizás mi actitud se deba a que llevó más de una semana sin estar con mi esposa, y, la verdad…. ¡ al verte así!.
Ella me mira algo alterada y me contesta:- Y,…. ¿por eso te pones así?. Pues, comprende mi actitud, cuando llevo más de un año sin poder estar con mi esposo de la forma que quiero.
Le respondí algo apenado:- te comprendo Natalia… la verdad es que no conozco tu vida sexual, pero…. yo soy muy activo, y, la realidad es que necesito desahogarme con frecuencia.
Como la conversación fue adquiriendo, sin querer, tintes de sexualidad cada vez más intima, comprobando que pese a todo, ella comenzaba a mostrar mayor interés en dichos temas. Y, al rato me preguntó:- Enrique, se que me llamaras curiosa,…. pero, ¿puedo preguntarte una cosa?.Se detiene toma respiro y continúa: No debes responder si no quieres, ¡claro esta!... es solo pura curiosidad.
-¿De que se trata Natalia?
Veo que ella se revuelve en el sofá antes de hablar, y luego sobreponiéndose me dice: -Has dicho que eres muy activo en la cama. ¿Pude saberse cuantas veces los haces con tu mujer?
Carraspee un poco y le dije: - Bueno Natalia…. La verdad…., ja ja, pues…. ¡de dos a tres veces!.
Ella me mira y me vuelve a preguntar: -Dos a tres veces…. ¿al mes?
Casi impávido, le conteste: Si fuera así me volvía loco. Estoy hablando, claro está, a la semana.
Ella me mira, me sonríe y me contesta:-¡qué bárbaro!...,se queda parada, como sorprendida, y luego me dice: aunque… ¡creo que estas de guasa !.... ¡Los hombres todos son iguales!, quieren aparentar más de lo que son. Además, a tu edad, no.. se … “No me creo que puedas hacerlo como dices”.
Había atacado a mi ego personal y por ello con cierta energía le conteste:-Que pasa Natalia, ¿no te crees lo que te estoy diciendo?. Bueno…y ¿que gano con mentirte? Además ¿qué tiene que ver mi edad?. Me detengo un momento y le pregunte de nuevo: Pero dime, antes de caer enfermo tu esposo, ¿cuántas veces los hacían?
-Bueno, …ej,mmmm rara vez lo hacíamos más de una vez a la semana, aunque a veces pasaba más tiempo. ¡Aunque yo necesitaba más!. Se apuro a terminar.
- Bueno, cada hombre es un mundo, y no todos tienen los mismos apetitos sexuales.
Luego fui más directo y le dije: contestemente a una pregunta, si quieres. Ella me mira con cara de sorpresa, como esperando mi pregunta: ¿cómo haces ahora para desahogarte? Me dices que llevas más de un año de abstinencia. ¿No me vas a decir que no te masturbas?
¡Joder Enrique!, carraspeo…. eso son intimidades mías ¿no crees?... ¡qué directo eres!.
Te he hecho una pregunta igual que tu a mí, y eres libre de contestar o no – se lo deje sonriendo.
Y tú… ¿también te masturbas?, me pregunto en lugar de contestar.
_ ¡Pues claro!. No tengo reparos en reconocerlo. Cuando no estoy con mi esposa, con frecuencia me masturbó. Pero, era una pillina,… no has contestado a mi pregunta.
- Ja ja…bueno, la realidad es que me he masturbado en varias ocasiones. Es muy difícil estar sin el ser que quieres. Aunque, ¡no es lo mismo!.
Ella observaba que mi pene estaba a punto de reventar, ya que la conversación me había puesto verdaderamente cachondo. Y, claro ésta, yo tampoco me reprimía. El bulto del pantalón amenazaba con romper la tela.
Natalia ante tal evidencia, había pasado de mirar de reojo, a hacerlo casi fijamente, lo que conllevo que mi “amigo” se pusiera cada vez más envarado. Además, había descubierto que sus piernas estaban cada vez más abiertas, y podía ver sus muslos, notando que, como se descuidara un poco, dejaría a la vista su tanga.
Natalia estaba encendida, y en sus ojos fluía una lujuria enorme. Seguramente la abstinencia durante más de un año, sin estar con un hombre, y el morbo de la conversación la tenían fuera de si. Y, mi sorpresa fue mayor cuando me dijo:
-¿Puedo hacerte otra pregunta sin que te ofendas?
-Porque me voy a ofender. Anda pregunta.
-ella se revuelve en el sillón nuevamente, y poniéndose algo enrojecida me dice: Te parecerá que soy una curiosa, pero…”debes de tener un aparato algo grande”. Lo digo por el bulto de tu pantalón… no sé, parece que se te vaya a romper .. ja ja. termina de hablar riéndose y echándose las manos a la boca.
Me quedé sin respiración. Pero como ya estaba lanzado, le respondí:- Bueno, como te lo diría. Mi esposa me dice que es bastante grande, y sobre todo muy gruesa . Pero ¡yo no soy nadie para hacer comparaciones! ¿No crees?
- Ya… ya… ¿Cuánto de grande? A ver ¿has las medidas?.
Notaba claramente que Natalia estaba muy cachonda, y yo me encontraba como una moto.
Por ello, tras decirle con mis manos mi medida, ella se tapó la boca y abrió los ojos. Debo reconocer que mi pene es superior a la media, y puede llegar alcanzar en su máxima excitación casi los 23 cm y un grosor bastante respetable, muy superior a la media.
Ella enrojeció, y luego me contesto como alarmada: ¡No te creo!. ¡Esas medidas son imposibles!. Traga saliva y continúa: ¡ Eso solo se ve en las películas porno !, y, tampoco me creo que sean verdad. Ya sabes, suelen aumentarlas con la cámara.
Había vuelto atacar a mi ego, por lo que le dije:-Bueno Natalia si no quieres oír mi respuesta, o no te crees la misma, ¿para qué me lo preguntas?
-Ya Enrique. Pero… ¿es que estás diciendo cosas que no pueden ser verdad!. Me contesta ella.
Y, como continuaba en plan de incrédula, me aventuré y decidí retarla: ¿Te apuestas algo?... ¿Qué te apuestas a que tengo la medida que te digo?
Ella con una cara de morbo total, completamente encendida me mira, y luego, aunque sorprendida, me sonríe y me dice: -¿Que tengo que apostar para saberlo?
_ no sé. …. Venga… “decide si aceptas la apuesta o no”. Además has sido tu la que me lo ha pedido… pero, si aceptas… ¡espero que luego no te enfades!.
-No me voy a enfadar. Vale dime ¿qué tengo que apostar?. La notaba más encendida aún y intrigadora.
- pues, mira. Se me ocurre que, como necesito desahogarme, te propongo, que, si la medida es como digo, ¡ me harás tu personalmente una paja …! y si no, pues ¡ me masturbaré ante ti yo solo !. Salvo que tú propongas otra apuesta.
Ella se levanta del sofá alterada, como herida en su honor, y sumamente enfadada me dice: joder Enrique ¡ eso es una verdadera guarrada !. No me lo esperaba de ti. La verdad.
Me quede muy nervioso. ¡Quizás me había excedido!. Pero tirándome al río le dije:-“Ya sabía que te ibas a enfadar”, pero, recuerda que tú me preguntaste cual era la apuesta. Si no estás conforme, dime tú que apuesta quieres. O en todo caso. “Mejor nos vamos acostar y damos por terminada la conversación”. No quiero que te vuelvas a enfadar.
Ella estaba de pie mirándome, y parecía como si quisiera retirarse, pero su mirada seguía fija en mi pantalón y en el tremendo bulto. Como hice ademán de levantarme del sillón, ella me dijo:
-Vale, pero si pierdo: “solo será una paja”, nada más. ¿Está claro?. Pero, joder…eso sí: “nadie puede saber nada de esto” ¿lo prometes?.
-Ok. Por supuesto.
-¿Cómo lo hacemos? Me dice ella, ahora excitada y nerviosa.
Sin más aspavientos, me fui bajando pausadamente el pantalón, haciendo un pequeño strip-tease y, notaba su mirada ansiosa y penetrante, y al momento mi pene emergió saltando del pantalón con una meridiana erección.
Natalia se quedó boquiabierta, con los ojos como platos, y con morbo me dijo: - ¡joder Enrique qué barbaridad sí que es grande!, y… gruesa, aunque,…¿ no creo que sea la medida que me decías? .
-Bueno Natalia, todavía no está bien empalmada. Si te atreves a acariciarla verás que adquirirá la medida que te hice.
-¿Cómo? acariciarla ¿yo? …… dijimos que solo lo haría si alcanzaba la medida que indicabas.
-Vale…. veo que te estás rajando. Pero te voy a demostrar que se pone mucho más grande que lo que está ahora. Y espero que cumplas la apuesta.
Ante su mirada, tome mi tranca en mi mano, y empecé acariciármela realizando una pequeña masturbación, mientras la miraba a los ojos. Natalia tenía la cara totalmente enrojecida, se notaba que su calentura era evidente y manifiesta. Aquella mujer estaba muy necesitada.
Tras unos momentos, mi pene adquirió una magnitud muy parecida a la que le había indicado, y ella se quedó embobada mirando mi polla, verificando como iba creciendo en mi mano.
¿Es o no es la medida que te dije?. Y ¡aún crece más!. Bueno, “creo que te coca cumplir tu palabra”.
-joder, reconozco que tienes razón. Es enorme, nunca había visto una como esa.
Natalia, bastante nerviosa, se acercó, tomo mi polla en sus manos, y comenzó a masajear la misma desde la cabeza hasta la base, y comprobó que con una sola mano no podía abarcarla. Mi polla estaba cada vez más grande.
-Chico, que venas tiene…-exclamo enardecida.
Acaricia también los testículos. Venga Natalia, comprueba como los tengo. Le dije con la finalidad de calentarla mas.
- Joder Enrique, no es lo que acordamos. Pero ello no pudo contenerse y observo como pasa su mano por mis huevos, y al sopersarlos exclama: ¡son también grandes!, Y luego casi sin decirle nada termina diciendo: “la de leche que tienes que tener acumulada ahí”.
Entonces le confese:- Llevo más de una semana sin descargar. Seguro que estará bien espesa.
Note que Natalia no solo me masturbaba sino que ahora, se pasaba la mano por su braga. Yo no podía verla, pero sabía que se estaba masturbando. Metí mi mano por su bata y desabroche dos botones, notando que Natalia no llevaba sostén, y pronto, sus hermosos senos estuvieron a mi alcance. Pero, cuando vio que le toque los senos, quitó su mano de mi polla y se levantó como un resorte.
-No Enrique, esto no es lo que habíamos acordado. Tú no debes tocarme. “Te haré la paja y ya está”.
-Bueno Natalia, no te pongas así, solo quería que te relajaras un poco. ¿Qué hay de malo en que nos masturbemos juntos?
-No ¡eso no!. Sabes que quiero a mi esposo. No es mi intención hacerle esto.
-Vale Natalia, veo que te estás enfadando. Dejemos las cosas así. Creo que es mejor que nos vayamos a dormir,
Me levanté y me fui al baño, me lave mis partes y luego regresé al sofá. Ella, contra todo pronóstico, no se había retirado. Estaba sentada con las manos en la cabeza como reflexionando. Me acerque y le dije: - siento lo ocurrido, perdóname no debía permitir que ocurriera, lo siento… anda relájate, ve a dormir.
Ella se abrazó a mí y me apretó muy fuerte. Note que su cara estaba como encendida, y su temperatura era elevada. La ayude a levantarse y la acompañe hasta su cama. Le abrí las sabanas, y le dije que se acostara dentro.
Entonces ella me mira con una cara, constatando la lujuria en ella y me dice: anda, ayúdame a quitarme la bata. Y así lo hice. Al hacerlo, compruebo que todo su cuerpo quedó nuevamente desnudo, solo con la tanga que portaba. Mi polla irremisiblemente se envalentonó como un resorte, levantando ostensiblemente la tela del pantalón. Ella entró en la cama y miró mi paquete, y por unos momentos dejó que comprobará su cuerpo desnudo, a fin de que me recreara.
Por primera vez vi su tanga perfectamente, observando que tenía una mancha en el lugar que cubría la raja de su coño. ¡Natalia estaba muy mojada!. Estaba pensando en retirarme, pero aquello fue demasiado, y, ¡ no me pude controlar !, por lo que lleve mis manos a su cara, la acaricie, y fue bajando hasta sus pechos sin oposición por su parte.
Al momento me agaché y lleve mi boca a uno de sus pezones. Aquello era una delicia, su pechos estaba duros, muy duros, y el pezón sobresalía desafiante. Subí con mis caricias hacia su cuello, la parte trasera de sus orejas, y ella se estremecía.
-oh Enrique que haces… no podemos… ooo
Mi mano seguía sobando sus hermosas tetas. Luego al verificar el estado de calentura de Natalia, seguí con mi mano hacia su ombligo, y mis manos tomaban pronto su tanga por arriba, amenazando entrar en ellas. Tras varios momentos, me decidí a meter mi mano y toque su pubis totalmente lleno de una espesa pelambrera, y por fin, ¡pude tocar los labios de su coño!. Mi sorpresa fue enorme . Los labios de su coño estaba empapados, y además su coño parecía que ardiera. “Aquella mujer necesitaba con urgencia que la follaran ”. Pensé, “lleva más de un año sin follar”, “ como tendrá que ser su coño, debe estar caliente como una caldera de deseo ”·.
-oh por favor no me toques ahii oooo
Sin embargo, ella por su parte, había bajado mi pantalón y había tomado en sus manos mi tranca la cual estaba como un mástil de erecta. Me sorprendí cuando sentí unos labios muy calientes pasando por la longitud de mi tranca, y luego terminó por meterse dentro de su boca una buena porción de mi nabo.
Natalia me estaba poniendo a tope. Bajé mi boca hasta su coño y comencé a chuparlo con frenesí. ¡Qué jugoso estaba!, pero sobre todo me impresionó el calor que desprendía. Me hizo recordar cuando mi esposa esta ovulando, pero en principio no consideré esa posibilidad.
Pronto Natalia comenzó a tener su primer orgasmo de una forma descomunal. Al momento sentí sus jugos llenando mi boca. Pero yo no me detuve y seguí metiendo mi lengua por su raja e intercambiaba con grandes chupadas a su clítoris que la hacían retorcer de gusto.
Cuando vi que estaba decidido a follarla, me dice:
- Enrique no pretenderás metérmela… soy la mujer de tu amigo. ¿te atreverías a follarte a la esposa de tu amigo?...aunque note cierta ironía en su voz.
- Ahora mismo no respondo de nada Natalia. Ya ves como me tienes.
- Joder, eres un cabronazo pervertido. Pretendes follarte a la mujer de tu amigo…oh cabrón… uufff sigue.. ufff. …jdoer no puedo más, me mira a la cara y directamente me dice: “quiero que me folles”… “estoy muy caliente, te necesito”.
_ ya lo veo nena. También estoy a tope, has visto como me tienes (y le mostré mi enorme daga).
-Pero por favor Enrique, tienes que hacerlo fuera, no puedes correrte dentro, “creo que estoy en mis días fértiles” me confeso, confirmando mi primera impresión.
-Vale preciosa, lo haremos como desees.
Me acosté a su lado, y me subí sobre ella, acerque mi tranca a su conejo, se le puse el glande en su raja. Noté como empezó a lubricar de una forma impresionante, metí el prepucio, y luego casi una cuarta parte de mi tranca. Ella se quejó, y me dijo: - por favor despacio, la tienes enorme, me vas abrir demasiado, oh como me abres….oooo.
Tras unos instantes la clave otra poca hasta completar dos terceras partes de mi polla en el interior de su coño. Comencé a entrar y salir, y cada vez iba más profundamente mientras ella resoplaba.
-Oh Enrique me vas a reventar… . No pretenderás meterla completa- me dijo.
Tú qué crees Natalia. Te la comerás toda. ¡Te lo prometo!.
-Oh cabrón me vas a dejar toda abierta… ufff me mira a la cara y me dice: - se que no te vas a detener… joder… métemela completa, la necesito toda dentro, no me hagas sufrir más. ¡Dámela toda, aunque me revientes!.
- Claro amor, te la voy a clavar hasta los huevos. Dios que caliente estas, me estas quemando la polla, como estas de caliente nena…
Y de un certero golpe de pelvis, se la termine de clavar entera. Sentí como mis huevos hacia tope en su culo, se la había clavado íntegramente. Pronto comencé un toma y daca, entrando y saliendo, manteniendo firme el bombeo y con entradas profundas en su vagina, que la llevaron rápidamente a un nuevo orgasmo.
-ohhh siii me vengo ooo siiii
Cuando terminó, me dijo: ¡Joder que polvo me has echado!. Pero ahora, quiero subirme sobre ti.
Con un morbo tremendo, fue incorporó y luego fue acercando su coño a mi polla para irse dejando caer clavándose mi pene poco a poco. Minutos después cabalgaba como una verdadera jineta, saltando sobre mis huevos y haciendo entrar y salir mi tranca como si la engrasara. Ella entró en otro orgasmo, y al poco tiempo, viendo que estaba a punto el dije: Natalia tengo que salirme… no puedo más… me corro. Ella se salió rápidamente lanzando borbotones de mi caliente y espeso semen contra su pubis.
Por primera vez se hecho sobre mi cuerpo, y me besó en los labios.
-Sabes lo que hemos hecho ¿verdad?. me dice luego.
-Anda relájate. Ambos lo necesitábamos.
Lo sé, pero no quería serle infiel a mi marido. Pero, lo necesitaba. Qué gran polla tienes Enrique, es casi dos veces la de mi esposo. ¡Y qué bárbaro!, cuanta cantidad de semen echaste, si te llegas a correr dentro seguro que me embarazas, ufff solo pensarlo me da algo.
Esa noche me quedé a dormir con ella en su cama, ya que así me lo pidió.
Por la mañana, me levanté temprano hice el desayuno y se lo llevé a la cama. Ella se quedó sorprendida por tal acto, y tras desayunar, me tomo del cuello y me beso. Luego hizo algo que me dejo sorprendido, ya que bajando mi slip dejó mi instrumento al aire. Lo tomo en su mano, y pronto empezó a crecer nuevamente. Cuando mi nabo estaba en plena erección, se subió totalmente desnuda sobre mí y se la clavó de una sentada hasta las bolas. Empezó a cabalgarme, jadeando, y resoplando diciendo que la tenía demasiado grande, para pronto notar su corrida al escurrir sus jugos por mi tranca bañando mis huevos. Siguió en esa posición y cuando vio la expresión de mi cuerpo, se salió y me empezó a masturbar hasta que vio salir toda mi leche. Uff aquella joven casada era un veredero volcán.
-Enrique,… follas de maravilla. No pensé que a tu edad fueras tan potente. Además tienes una polla de envergadura.
Nos duchamos y salimos a dar una vuelta. Llamé a la agencia y le dije que me retrasaran el vuelo para el lunes a medio día. Le dije a mi esposa, que quería quedarme unos días con mi amigo Juan Francisco. Aunque no le dije que me estaba quedando en el apartamento con Natalia.
Vistamos a Juan Francisco, y estuvimos hasta las ocho de la noche. La invite a cenar, y pasamos un rato muy ameno, indicandome que hacía tiempo que no lo pasaba tan bien.
Cuando llegamos al apartamento, ella misma me tumbó sobre el sofá, me bajo los pantalones, y comenzó a darme una mamada increíble. Y cuando observó que me tenía a punto, mirándome morbosamente, se bajo las bragas y con falda y todo, se sentó a horcadas sobre mi y se la clavó completamente. Me cabalgó como una verdadera amazona. Natalia seguía bien caliente, ya que alcanzó varios orgasmos, constatando que multiorgásmica. Cuando por fin observó que me iba a correr se salió, lanzando mi preciado liquido contra su pubis.
Luego entró a ducharse, la seguí y me puse a enjabonarla. Nos enjabonamos y cuando empezó a correr el agua, la hice agachar un poco y desde atrás, acerque mi nabo a su concha y la volví atravesar nuevamente. Le entraba de una forma fenomenal, y cuando me corría la lance sobre su espalda. Nos secamos y nos fuimos a descansar en el sofa.
-joder pareces un chaval. Aguantas bastante. Nunca lo hubiera pensado.
Le sonreí y tras ver un poco la televisión, me dijo que quería irse a la cama.
La mire y le conteste:
-Sabes que si me llevas allí: “te voy a follar nuevamente”.
Me vuelve a mirar morbosamente, con los ojos llenos de lujuria y me dice:-Y ¡qué crees que pretendo!. Pero… ¿podrás hacerlo? Me has echado hoy tres polvos, podrás con un cuarto?
Al menos lo voy a intentar, eso puedes tenerlo por seguro.
Nos desnudamos y entramos en la cama y nuevamente lo hicimos.
El sábado pasó tranquilamente sin que lo hiciéramos en todo el día. Sin embargo, Natalia, me confesó “ que era evidente que estaba ovulando, ya que se encontraba sumamente caliente ”.
-ok, por precaución mejor no hacerlo hoy le dije.
Fuimos a ver una película al cine, y por la noche llegamos al apartamento. Nos duchamos y tras cenar, cuando se iba al dormitorio, se me quedó mirando. Notaba aquella cara de autentica loba salida, y me dijo: Enrique tengo miedo de hacerlo esta noche. Estoy ovulando, ¿sabes?. Me hubiera gustado hacerlo por última vez, pero en mi estado….
Le dije: claro Natalia. No tiene importancia.
Ella sabía que al día siguiente por la tarde me marcharía de vuelta a casa. Me iba a quedar en el sofá, pero ella al final me pidió que me acostara con ella. Cuando nos metimos en la cama, nos besamos y luego me dio las buenas noches. Sin embargo, note que su cuerpo ardía. Aquella nena estaba quemando. Mi polla se puso al palo al comprobarlo, especialmente mucho más ante el morbo de que ella estuviera en celo. Al rato, se giró hacia mí y cuando verificó como me encontraba me dijo: -¿pero.. Enrique¿… joder sigues empalmado. Dios mío, como la tienes. Y alcanzado su mano, me bajó el slip y la toco, tomándola en sus manos.
-lo siento Natalia. Es superior a mis fuerzas. Perdóname.
Ella continua palpando mi tranca, y luego me dijo: joder Enrique, sé que no debo, pero ¡no aguanto más!. ¡ Me vas a tener que follar de nuevo… necesito tenerte dentro!.
-Pero Natalia es peligroso, estas ardiendo, y no sé si podré contenerme, tengo miedo de que no pueda salir a tiempo. Sabes que tengo unas ganas enormes de clavarte, de romperte ese coñito, pero ¿ y si fallo y no me da tiempo a correrme fuera? … Si quieres te como el coñito.
Ella se quedó pensativa, y me hizo comerle su coño. Pese a que se corrió de una forma descomunal seguía totalmente caliente, creo que incluso más lanzada que antes. Al notar como estaba mi tranca, me dijo:
- Oh cabronazo como éstas. No aguanto más, fóllame, métemela hasta los huevos. Te necesito dentro ya. No digas nada fóllame, ….
Si aquella mujer estaba en celo, yo estaba otro tanto, saber que me la iba a follar y además ovulando, me estaba descontrolando, y en el fondo, lo que realmente me apetecía era clavarla y correrme dentro, preñarla….Pronto me dije que era un error, pero necesitaba follarla.
Ella se colocó encima, viendo que era su posición favorita. Me cabalgó durante un buen rato corriéndose dos veces, pero seguía caliente. La puse a cuatro patas, y empecé a entrar de una forma descomunal, hasta el punto de que Natalia se retorcía ante las arremetidas que le daba. Mi bombeó empezó a ser constante y cada vez más profundo.
Estaba con una empalmadura de caballo. Sabía que estaba a punto de correrme. Se lo iba a indicar, cuando comprobé que Natalia llegaba nuevamente a otro orgasmo. Y me dice:
-me viene otro. Oh joder dame caña. Métela bien adentro… vamoos sii¡. Aquello me llevó a la locura, y pensé que podría retener mi eyaculación hasta que ella se corriera, pero en medio de su orgasmo, al ver como su vagina apretaba mi polla, no pude contenerme. Al momento note como irremisiblemente salían potentes chorros de semen que bañaron la cuquita de Natalia, y se expandía hacia sus óvulos . Joder me estaba corriendo dentro de ella.
Natalia al sentir la leche junto con su corrida, se empezó a convulsionar notando como abría mejor su conejo para que mis penetraciones fueran más profundas y el semen llegara más adentro.
_ O dios Enrique, te estás corriendo oooo noo .. como te siento… oh me vas a preñar oooo.
Cuando termine, ella se salió, y me dijo: -Joder Enrique que has hecho: ¡te has corrido dentro!, seguro que me has dejado preñada. No tomo nada ni estoy protegida. Además noto que te has corrido de una forma exagerada, “me has llenado”.
-lo siento. No pude contenerme. De veras…
-Soy la esposa de tu amigo. ¿y si me has dejado embarazada? Como se lo digo a él. …
-Seguro que pronto el se recuperara y podrás hacerlo con el. Nadie lo sabrá. Sabes que soy una tumba.
Tras ese primer polvo, Natalia se puso de lado en la cama, preocupada y algo enfadada.
Pero aquella actitud duró poco tiempo, ya que al rato se vuelve a girar y verificó que vuelve a la carga. Me comienza a tocar la polla nuevamente, al tiempo que yo concentraba mis caricias y mis besos en sus caderas y abriéndolas recorría con mi lengua toda la longitud desde el inicio de su raja, pasando por su culito, en el que me detenía con movimientos circulares de mi lengua, para continuar por su perineo hasta llegar a su vulva. Así me mantuve hasta que Natalia volteándose quedó boca arriba y abriendo sus piernas tomó mi cara con sus manos hundió ésta en su panocha, en una clara invitación a comérmela. Yo me contuve un poco solamente para admirar una vez más su cuerpo, sus pechos, sus enormes pezones del mismo color de las aureolas. En su conjunto los pechos eran firmes y lo suficientemente grandes para deleitarse en ellos.
Entonces, como anoche, se puso a cuatro patas, pero esta me vez me dijo que la penetrara lentamente. Cogí mi polla que ya estaba totalmente erecta y acerqué mi sexo a aquellas firmes nalgas que acaricié y mordisqueé sin parar, y tras hacer incursiones con mis dedos, fui penetrándola poco a poco. Cuando estuve un poco dentro, apuré y fui hasta el fondo, teniéndola totalmente penetrada. Mis manos se fueron hacia sus pechos y volvieron a acariciarlos. Natalia seguía teniendo el coño con una temperatura muy alta.
Comencé el bombeo en sus nalgas y lo hice sin detenerme, no podía parar. Natalia estaba fuera de sí, se retorcía como flor de putita entre mis manos y entre mis piernas. Le metí un dedo en la boca y lo chupaba sin parar, era increíble. Mis acometidas fueron más potentes mientras sus nalgas se abrían a mí, penetrándola con más fuerza cada vez. Cuando sintió que estaba a punto, me lo dijo y aceleré mis imbatidas hasta que nuevamente le llené de leche nuevamente su precioso coño , gozando a la vez. Di unas últimas sacudidas en ella, provocando un nuevo orgasmo. Al retirarme, me dijo:
-Pero Enrique… estaba loco. Te has vuelto a correr dentro. Joder, eres un cabronazo… un pervertido. Lo que quieres es preñarme. “Quieres embarazar a la mujer de tu amigo”.
No le conteste.
Pero el resto del día y de la noche de ese domingo la estuve follando varias veces y en todas terminaba eyaculando dentro de ella. Luego volví a Gran Canaria, pero abrigaba la esperanza de que aquella no fuera la última cogida que le iba a dar a Natalia.
Al los dos meses siguiente llegaron a Gran Canaria, Natalia me comentó que estaba embarazada y sabía que era mío. Su esposo no sospechó nada, ya que hizo el amor con él al la semana de marcharme en una escapada en el hospital.
Pero Juan Francisco seguía más o menos normal, y empezó a hacer su vida, pero todavía no acudía a trabajar. Durante ese tiempo no pude hacer el amor más con Natalia, ya que siempre estaba el presente. Al nacer la niña producto de aquella noche, me ofrecí a ser el padrino aceptándolo ambos.
Pasaron las semanas, y cuando la pequeña tenía 8 meses, Juan Francisco empezó a trabajar, por lo que aproveche una mañana para llegar a su casa.
Ese día se ve que la cogí por sorpresa, ya que estaba dándole de comer a la pequeña, ya que todavía le daba la teta una vez al día. Tras abrirme se fue hacia su hija ya que esta empezó a llorar y volvió a colocarle el pezón. Tras terminar. Observé claramente uno de sus pechos y eran enormes, ya que todavía amamantaba. Tras acostar a la pequeña en la cuna, se vino hacia donde estaba y me indico ¿que haces a estas horas aquí?. Sabes que Juan Francisco no está.
-Natalia necesitaba verte. Estás más bella y hermosa que antes. El embarazo te vino de maravilla.
-Gracias, pero creo que no debes estar aquí. Y lo sabes.
-¿Qué miedo tienes?.
-No sé, conozco tus intenciones, y te digo que no puede ser. ¡Aquello se acabó!. Me contesto bastante tajante.
-Pues yo no lo he olvidado, y sigo pensando en ti, y deseo tenerte otra vez.
-Estás loco.
Me acerque a ella, y la tome en mis brazos abrazándola y dándole un beso en la boca. Ella se logró soltar y me dio un tortazo que sonó como una catapulta, y al hacerlo me dio en la nariz por lo que me empezó a brotar sangre.
-Enrique lo siento, no pretendía…..
-Vale Natalia, solo necesito entrar al baño para secarme la sangre. Pero como no se me iba, me fui a urgencias.
Ella me llamó al móvil preocupada, pero yo no le contestaba. Tras algo más de dos semanas, Juan Francisco me indicó que estaban preparando el cumpleaños de la pequeña y que le extrañaba que no fuera por su casa.
Aparecí, estando J. Francisco presente, y trataba de evitar el contacto con Natalia. Notaba que ella estaba muy preocupada con mi actitud, ya que apenas le hablaba.
El día del cumpleaños acudieron varios amigos y entre ellos mi familia, y lo celebramos en un restaurante. Note que Natalia estaba esplendida con un traje rojo algo escotado, que resaltaba su belleza y su tremendo cuerpo. Yo trataba de ignorarla, sabiendo que eso la enfurecía.
Para colmo, Juan Francisco había bebido más de la cuenta, y apenas se sostenía. Al terminar, Natalia estaba preocupada ya que no sabía cómo levantar a su esposo de lo ebrio que estaba. Yo los había acercado al restaurante, por lo que le dije a mi esposa que los acercaría a su casa. y que marchara ella con mis hijos.
Al llegar a la vivienda, tuve que ayudar a entrar a Juan Francisco a su casa y llevarlo hasta la cama, tras quitarle la ropa, lo dejamos durmiendo. La pequeña quedó rápidamente rendida dado lo agotador del día para ella.
Por fin quedé solo con Natalia. Me miró a los ojos desafiantes, y me dijo: ¿Todavía no me has perdonado la bofetada?
-Claro que te he perdonado, lo que no puedo olvidar es tu actitud conmigo. Le conteste.
-Joder Enrique te pasaste conmigo, me besaste. Aquello acabó. Nunca más puede volver a ocurrir. ¡y lo sabes!
-Y no te bese también en Pamplona. ¿Acaso en aquella ocasión te dio asco?
-No es asco, no es eso. Es que no quiero ser más infiel a mi esposo. Ya bastaste daño le hice con aquellos encuentros.
-¿Y, yo? ¿Que me fastidie?
-Pero, tú tienes a tu esposa… me dijo.
-Pero te deseo a ti. Necesito tenerte de nuevo entre mis brazos. ¡Quiero hacerte mía nuevamente!.
Notaba que mi conversación la calentaba. Sabía que aquella forma de hablar la excitaba.
-Enrique, pides algo que no puede ser.
Me acerque hasta ella, y al ver mi actitud, fue retrocediendo hasta que llegó a la pared de la cocina, la abrace y la bese profundamente, comprobando que su boca estaba muy caliente. Inicialmente me rechazó, pero mi segundo intento, me dejó hacer: ohhh Enrique no podemos, esto no está bien oggg por favor para…
Había echado mano a uno de sus pechos y los apretaba con mis dedos, verificando que estaba sumamente caliente.
Ella fue retrocediendo hasta llegar a una mesa. Entonces, me arrodillé sobre la mesa y, con mi mano izquierda comencé a sobarle las tetas metiendo mi mano por debajo de su blusa y de su sujetador. Después, busqué su boca con la mía y comencé a lamer su lengua; a lo cual ella contestó con un sugerente meneo de labios a mi lengua: esto no está bien…… por favor …..
Lleve su mano a mi daga para que viera como estaba, y le dije:
-has visto como estoy. Tengo unas ganas enormes de echarte un buen polvo. Y sé que tú quieres la mismo. te la voy a clavar hasta los huevos.
-pero no puede ser, oggggg g
Mi mano había llegado hasta su coño, y de inmediato aparté la braga y mis dedos entraron en contacto con su conejito. Dios estaba caliente. Aquella mujer ardía. Me acordé de la vez anterior cuando la embarace.
- Joder Natalia como estás. Tienes tu coño muy caliente.
- Por favor, no sigas, me vas ……
Aceleré el movimiento de mi mano derecha en su coño y pase por su ojete con el deseo de que se corriera. Tras 2 ó 3 minutos de intenso meneo, comenzó a tener unos espasmos y, al poco, levantó su espalda y, con su brazo izquierdo, empujó mi mano fuera de sus agujeros. Respiró como recuperándose.
Me miró, se acercó a mí, rápidamente, y me bajó los
pantalones y calzoncillos. Mi polla se levantó hacia ella como un resorte. En un abrir y cerrar de ojos, se había metido mi picha en su boca y comenzaba a succionar con fuerza mientras que su lengua hacía círculos en torno a mi glande.
Me acomodé sobre la mesa tumbándome para que Natalia, que estaba, ahora, de rodillas con su cabeza entre mis piernas, me chupara la polla como una zorra. Tenía muchísimas ganas de correrme, pero quise aguantar para disfrutar de la mamada que Natalia me estaba haciendo. Sujeté su cabeza con mis dos manos y la empujé hacia mi polla; hasta el fondo. Noté cómo le llegaba a la garganta y, entonces, ella hizo fuerza hacia atrás para sacársela de la boca, cosa que hizo.
Comenzó a toser un poco.
De una forma espectacularmente rápida, me quité los pantalones y los deje caer al suelo. Mientras ella tosía, Sujeté el traje por sus hombros, desde su espalda, y le subí todo el traje hasta la cintura sin miramientos. Ella giró su mirada hacia mí con una expresión de sorpresa. Sin dudarlo, sujeté su falda, levantada, y se la bajé, tras unos pocos tirones para quitársela. Con la bajada de falda, la había puesto boca arriba. Entonces, me eché sobre ella y le rompí el sujetador blanco que tan cachondo me había puesto antes dejando a la luz un par de tetas que ya quisieran muchas chicas de 18 años.
Imaginaos. Una mujer preciosa como Natalia espatarrada sobre la mesa, sin más ropa que un par de botas altas, mirándome con una cara de sorpresa a la expectación de lo que yo le iba a hacer en ese momento.
Sujeté sus piernas por los tobillos y la giré para recolocarla boca abajo. Ella dejó ir un "¡Ahhh!". Quedó con sus pies apoyados en el suelo, de forma que su culo quedaba en pompa. Me agaché y, de forma rápida pero directa, pasé mi lengua por su ojete y se la metí dentro. Ella gemía muy levemente. Me levanté y le dije al oído desde su espalda:
-¡Te voy a follar por el ojete! ¡Voy a hacer que ese culo que tantas veces he deseado se te quede más abierto que la puerta de una iglesia, Natalia! ¡Te lo voy a dejar como un bebedero de patos!
-¡No, Enrique, por el culo no, ¡fóllame el coño!-dijo con voz entrecortada.
-¡Sabas que igualmente va a ser mio! ¡Te follaré como yo quiera!
Entonces, me mojé la punta de la polla con saliva y, tras extenderla a lo largo de mi rabo, se la colé por el ojete sin, prácticamente, ningún miramiento. Ella comenzó, entonces a gritar y a gemir como una loca; le había metido mi enorme polla por el culo. Se la introduje más y más, al fondo. Cuando ya la tenía metida por completo, mientras mis huevos tocaban con su coño abierto y mojado, le dije:
-¿Ves como no te ha dolido, preciosa? Además, ha entrado con mucha facilidad, ¿ya te lo habían follado?- Mi sensación era de total poder sobre ella.
-¡No, nuca….tu has sido el primero, pero sácala por favor me haces mucho daño!.
Entonces, tiré hacia atrás y, tras sacarla por completo, se la volví a meter de golpe y le peté el culo. Natalia gritó dando alaridos como si la estuvieran matando y trataba de salvarse de mis arrremetidas.
-¡Sácala hijo de puta! ¡Me duele, cabrón! ¡Mamón, te voy a
arrancar la polla!-Estaba fuera de sí.
Yo no hice caso y, sujetando fuertemente su cintura, se la saqué y se la volví a meter. Ahora, en vez de un grito, gimió fuertemente.
Entonces, supe que esto empezaba a gustarle y, de esta forma, comencé un mete y saca en el ojete de Natalia. Cuando sacaba mi polla, la veía manchada de sangre; sin duda, debió dolerle. Sin embargo, ahora tenía el ojete totalmente dilatado y mi polla entraba y salía con una facilidad tremenda. Dejé ir su cintura y, pasando mis manos por debajo de sus brazos, le agarré sus tetas.
Comencé a sobárselas y, mientras, a pasarle la lengua por su espalda. Así, pasaron unos diez o quince minutos. Parecía mentira que aún no me hubiera corrido. Ella bajó su mano a su entrepierna y comenzó a acariciarse el clítoris con la palma de su mano mientras que, con sus dedos, se separaba los labios de su mojado coño. Cada vez que se la clavaba, mis huevos rozaban sus dedos.
Entonces, me excitó mucho la idea de follarle el coño . Así que, dicho y hecho. Se la saqué del culo y, tras recrear mi vista en su ojete abierto de par en par (es una imagen que me encanta, ver cómo se va cerrando poco a poco), se la metí por el coño. Ella gimió y me dijo:
-¡Oh dios! Ten cuidado estoy en mis días fértiles. Debes hacerlo fuera fuera!
Vamos...sí...sí...
Entonces, volví al mete-saca pero, en esta ocasión, en su coño. Así, tras unos pocos minutos, me dijo:
-Sigue así...no pares ahora...me esto corriendo oooo
-¡Sí! ¡Córrete, preciosa! Seguro que esto no te lo da tu cornudo marido, ¿verdad Natalia? ¿Quién te folla mejor?
-tu. Además las tienes mucho mayor. Sigue dame más….
Así, al ver que su orgasmo estaba terminando, le dije que, ahora, me tocaba a mí.
-¡Enrique, no te corras en mi coño...que no tomo nada! Ya de te dije que estoy ovulando..¡Sácala de ahí! no me preñes otra vez.
Esto me puso más. Así, sujeté su cintura con fuerza y evité que se escapara. Quería correrme en su coño. Saberlo ovulando otra vez me lleno de un morbo especial y comencé a correrme dentro de su coño con una potencia inusitada. Saber que podía volver a preñarla, me había puesto la polla como un mástil dentro de su conejo.
Seguro que ella lo estaba sintiendo….¡joder! ¡ Qué cantidad de leche! Sentía cómo toda mi sangre bajaba a mi polla y descargaba dentro de Natalia.
Al terminar de correrme, se levantó, me miró y me dijo:
-¡Te has vuelto a correr dentro! ¡es esto lo que pretendías ¿no? Preñarme de nuevo ¿verdad?. …eres un cabronazo. Pero reconozco que mi esposo jamás me ha follado de esta manera!- Puso su mano en mis huevos y me besó en la boca introduciendo su lengua.
Entonces, miró al rededor y, al fijarse en su blusa rota,
dijo:-Joder como has dejado mi ropa. No has tenido miramientos, ¿eh?
-Lo siento Natalia-dije yo- pero tenía demasiadas ganas de follarte.
-Ya lo he visto.-dijo mientras cogía su ropa esparcida, que había quedado sobre la mesa.
Luego marche a casa. Pasado un tiempo volví a saber que Natalia estaba nuevamente embarazada.