Con la joven Gte. del Restaurante de comida rápida

Relato que cuenta como primero como cliente admiré a la joven Gte. de restaurante de cómida rápida, luego como la conocí y por último como terminamos cogiendo.

Con la Gerente del Restaurante de comida rápida

Comienzo mi carrera de escritor con este relato ocurrido hace dos años en una ciudad del centro de México.

Regresaba de trabajar cerca de las 8 de la Noche, manejando, escuchando música y de cuando en cuando echando un vistazo a las chicas guapas en las aceras. El tráfico se detuvo en un semáforo y mi carro quedó frente a una parada de autobuses. En eso mi mirada se cruzó con la de una chica que ya había visto atendiendo el restaurante de las hamburguesas rápidas, hago un paréntesis para decir que la tenía grabada en la mente porque la primera vez que la vi, estaba de espaldas en el mostrador y me impresionaron sus nalgas, redondas, carnosas, en fin, todo lo que un buen hombre puede buscar. Después al atenderme pude ver que también era guapa y con una agradable sonrisa. Desde entonces cuando necesitaba comida rápida ya sabía a donde acudir.

Regresando al parador de autobuses se cruzaron nuestras miradas, le sonreí instintivamente y sin pensarlo mucho le hice una seña con la mano como ofreciéndole un "aventon" (o ride). Andaría de suerte porque asintió con la cabeza y ni tardo ni perezoso la invité a subir.

Le pregunté a donde se dirigía: "voy a mi casa" me dijo y enfilando rumbo a su casa la plática fue muy de primer round: supe que tenía 19 años (¡Mami" –pensé-). Que se había subido porque tenía prisa, que tenía novio, que vivía con sus papás y que además estudiaba. Yo le dije donde trabajaba y además que estaba casado y mi mentira piadosa fue que le había ofrecido el aventón porque "la ví preocupada y apurada". ("bullsheet" dijeran los gringos).

Sin ser muy goloso aproveche para comentarle que yo ya la había visto en el restaurante y que era uno de los motivos por los que me había hecho cliente frecuente. Su sonrisa me dijo que le agradaba saberlo.

Intercambiamos teléfonos y la dejé en su casa no sin antes darle un besito en la mejilla ("tierno no?" cuando uno quisiera estar ya con las manos en su cuerpo)

En este punto que harías? Insistir? Ó dejarlo simplemente como la buena obra del día.

No!! claro que no! había que insistir

Le marque al celular y después de las frases de ritual le dije que me gustaría verla otra vez y particularmente recogerla después del trabajo y entre semana obviamente (un hombre casado trata de no tener estos compromisos el fin de semana). Me comentó que cuando no iba su novio por ella iba su papá, que ese día que la llevé fue una excepción. Insistí y me dijo sin asegurar que podría haber una opción el siguiente miércoles.

Ese miércoles ya estando en la oficina -como parte importante de mi agenda del día- le marqué al celular y me dijo que pasara por ella a las 9PM, luego me enteré que le dijo a su novio que papá la llevaría y a papá que el noviecito la llevaría (que lista no? o que curiosa?)

Conquista del monte Venus Fase II

Pasé por ella cerca de su trabajo. Al subirse al auto miró hacia ambos lados y al saberse libre se relajó un poco.

Le dije que aunque un poco cansada se veía hermosa (y como no se vería hermosa con ese cuerpo que se me antojaba cada día mas? Muchas mujeres piensan que los hombres dicen piropos sin sentirlos… No señoritas! Si los sentimos aunque lamentablemente los sentimos por la mitad de las mujeres que se cruzan a nuestro paso)

En esa búsqueda perpetua por el sexo opuesto y como a medio camino hacia su casa, mientras esperaba el verde de un semáforo le dije que me moría de ganas de darle un beso. Me miró, pero no con cara de asustada sino como una cara de "¿En serio?". Sin esperar respuesta me incliné hacia ella y la besé en los labios. No se a ustedes pero para mi el primer beso es muy importante sobre todo por si tiene un aroma y un sabor agradable. Ese beso robado me supo fresco, juvenil y prometedor Ahora su mirada cambió de "¿En serio?" a "¡Qué señor tan atrevido!" pero sonrió. Poniéndose el verde avancé media cuadra, me orillé a la banqueta, puse el carro en neutral y así, sin decir palabras, la volví a besar.

Ahora abrí mis labios, con mi lengua toqué la puerta de su boca –toc!, toc!- y abrió. Nos besamos conociendo nuestras lenguas, nuestros dientes, nuestro sabor. Y como ya lo imaginan a donde creen que fue mi mano izquierda? Pues a conocer sus pechos. En este boxeo de sombra el hombre siempre está expectante, tocando puertas y conquistando los terrenos que le son abiertos. Sus pechos ya eran míos. Desabroché un botón de su camisa de uniforme color blanco, mi mano no cabía, tuve que desabrochar uno mas y por fin mi mano pudo explorar su pecho derecho por debajo del bra. Que momento tan delicioso tocar esa piel tersa, acercarse al pezón y apretarlo un poco. Y medir el impacto de mis acciones a través del beso. Si aprieta el ritmo o si gime ligeramente es buena señal.

Como acostumbro, y midiendo la temperatura tomé su cintura, perfecto!; acaricié su brazo derecho comenzando por el hombro y terminando en su mano. Paso siguiente dirigí su mano hacía mi verga que ya para ese momento llevaba 10 minutos muy dura y esperando que le diera de comer.

Otra señal. Si deja su mano quieta es posible que no le disguste, pero que no sepa que hacer. En este caso su mano si hizo algo, comenzó a acariciar mi verga. Seguíamos besándonos.

Ahora quería explorar otra cosa… sus panties. Tengo la fijación de que según el tipo de ropa interior es el temperamento de su usuaria. Comencé a acariciar sus caderas por encima del pantalón y buscando los elásticos de su panty, y bingo! Era un panty mezcla tanga y corte francés. Calificación de su usuaria: Propensa a ponerse caliente si se le aprietan los botones correctos

Acto seguido, volví a arrancar y ya con toda la información que disponía (con novio pero engañándolo, en busca de un relax y propensa a ponerse caliente) le dije que me gustaría llevarla a un lugar mas privado donde no nos detuviera una patrulla o que nos viera algún conocido (¿buen paro no?). Ella asintió. Hice una escala en una farmacia por unos preservativos (Trojan Extra-large, no les digo sus dimensiones para no presumir pero los comentarios mas favorables es que mi verga es gruesa).

Y nos desviamos a un motel de paso.

CONQUISTA DEL MOTE VENUS FASE III

Dentro del cuarto de motel es fuera máscaras y saca todo el temperamento.

La abracé, la comencé a besar (muy importante no dejar de besar) y paralelamente la iba desnudando. Paulatinamente fueron cayendo las barreras: la camisa blanca, el bra, desabroche el pantalón azul marino, quité su zapatos y ahí me detuve. A que me detuve? A admirar su maravilloso cuerpo y con mi mirada hacerla sentir una diosa del amor y yo un esclavo a sus órdenes (no se emocionen los del sado-maso, no le hago aunque luego les cuento de otra pareja que tuve que me pedía que la nalgueara mientras me la estaba cogiendo)

Le pedí que me desvistiera y así lo hizo, le tuve que dar la típica ayuda para quitara el cinturón. Después de quitarme la camisa, se sentó en la cama para quitarme el pantalón. Cual es mi sorpresa que con mis pantalones en la rodilla, aun con los zapatos puestos, como hipnotizada veía el bulto bajo mis boxers y sin pensarlo mucho, sacó mi verga de los boxers y me la comenzó a mamar. ¡que boquita señores! No se ustedes pero cuando a mi me la maman en esa posición, con mis manos en su cabeza, como dirigiéndola, me siento de lo mas chingón. Una mezcla entre jeque árabe, pasha y emperador.

Después de la mamada le devolví la cortesía y yo también le di su mamada, la diferencia es que yo se la di en todo el cuerpo, la recosté y la besé y la chupé desde la cabeza hasta el sexo el cual primero descubrí al quitar sus panty. No estaba rasurada, aroma agradable y suficiente lubricación. No lo pude evitar, me comí su sexo. Sus gemidos medían el rating de la mamada. 30 puntos en horario Premium. Le día el tratamiento completo y para saber si tenía algún terreno prohibido la voltee boca abajo y me dirigí hacia su culo, el cual besé, chupé, lamí y micropenetré con mi lengua sin restricciones.

Luego me recosté en la cama y la dirigí para acomodarla en un 69 con ella arriba. Me encanta esa posición y sin apagar las luces para ver las nalgas –oh! Como me excitan- y nos mamamos mutuamente como marcan los cánones.

Después de unos 15 minutos de probarnos todos nuestros rincones, consideré que estaría lista para cogérmela. En mi caso, que esté lista para cogérmela significa que está como a 5 minutos máximo del orgasmo. Hice una pausa breve para ponerme el preservativo (falsa moral, ¿Cómo no me pongo un preservativo en la lengua también?)

Ya en estas etapas no se piden permisos, se actúa en la danza natural del apareamiento.

Me coloqué encima de ella con mis piernas entre sus piernas. Nos seguíamos besando con hambre y con sed a la vez. Y se la metí por primera vez, ahí descubrí sus gestos de excitación, sus ojos semicerrados y casi en blanco, otro nivel de sus gemidos, su boca semiabierta con su lengua probando sus labios y asomándose como queriendo chupar todo lo que se le acercara.

Mis manos acariciaban sus pechos, su cintura y sus nalgas. Aunque en realidad la acariciaba toda. Cuando sus gemidos incrementaron el volumen y la frecuencia me agarré de sus nalgas para bombear mejor, además de que se me pone mas dura al hacer esto, hasta que se vino. No voy a poner "Aghhh! Ó mmmh!" pero eso es lo que hizo. Sus gemidos se transformaron en gritos hasta que la sentí estremecerse, un primer estremecimiento comparado a un terremoto de nivel 8 en la escala de Ritcher y luego unas réplicas en escala 5 y 3.

Mi última curiosidad esa noche era saber si era multiorgásmica y para ello la cambié de posición, me acosté boca arriba con mi verga dura también apuntando hacia arriba y le pedí que se colocara encima mío, de rodillas (La diosa de rodillas, que ironía! Dijeran los de la cerveza sol) y le dije "cógeme". Cosa que con toda colaboración hizo y se la ensartó toda.

Enseguida por sus movimientos con un ritmo en aceleración, supe que había ayudado a otra mujer a descubrir su potencial orgásmico. Sus movimientos los cuales vivía mas por tener mis manos en sus nalgas, agregado al choque de su pubis con el mío y a que sentía como prácticamente su cosita succionaba a mi cosota, hicieron inevitable que también mi orgasmo se acercara. Ella gritó y yo solamente alcancé a lanzar –como siempre- un ronco gemido como rúbrica para un orgasmo mutuo y sincronizado.

Nos quedamos inmovilizados unos instantes, la apapache, la besé mas y le dije que me encantaba. Ella me dijo que también le había encantado. Ya eran las 9:45

La ciudad donde vivo no es como la ciudad de México por lo que entre vestirnos y llegar a su casa (cerca de su casa) dieron las 10:00 por lo que mi reflexión fue "todo lo que se puede hacer en una hora!, no por nada ella es gerente de un restaurante de cómida RAPIDA (y bien!)"