Con G de gato

Relato de dos experiencias vividas con mi novio y alguién mas

CON    G     DE GATO

Mi nombre es Vanessa, mi novio se llamar Martín y en un relato anterior a éste, cuento el inicio de mi relación con Martín y algunas travesuras que ambos hemos hecho. También quiero contar que este relato no es producto de la ficción, sino todo lo contrario, se trata de una vivencia que he tenido y que por mi carácter extrovertido, soy gustosa de compartir con amigos.

Luego de una primera experiencia en tríos, Martín quiso ir por más, por eso trataba de convencerme, más o menos con estos argumentos:

- Vane, ya lo hicimos como vos querías, con otro hombre, creo que ha llegado el momento de invitar a una chica a que comparta nuestra cama.

- No estoy preparada, amor, con Marco me resultó no solo muy fácil, sino también muy agradable, la pasé muy bien en todo momento, incluso con la escena final, sabes a que me refiero.

- Si, ya se a que te refieres - me contestó, se quedó mudo un instante y como pensando me dijo - tengo una idea, déjame armar a mi el próximo trío, solo te pido confianza absoluta y nada de preguntas.

Así fue, no mas preguntas hasta el día en que vendría nuestra personita invitada. Fue un sábado que Martín me comunicó que a la noche iría nuestra invitada para hacer el trío. No se por que, pero me dediqué a poner mi departamento en orden, me di un buen baño de espuma, muchas sales y aguas perfumadas, me puse una ropa muy sexy, ligera y me dediqué a esperar a que llegue la hora. De tanto en tanto, revisaba que todo estuviera bien, se lo crítica que somos las mujeres y no quería causar mala impresión.

Llegó Martín tipo 21.45 hs, yo preparé algo para tomar y Martín se dedicó a ambientar el living. Bajó todas las luces, a punto tal que apenas se podía ver, puso música italiana romántica, al rato suena el portero eléctrico, era Grisel, una dama con nombre de tango. De tan poca luz que había, apenas pude ver el rostro de Grisel, sentí su aroma de gata en celo, su voz ronca de mujer de los mil orgasmos y su silueta avasalladora. Llevaba puesto un vestido gris plata, pollera tubo, corta, marcando la forma de su cola, que dejaba al descubierto su espalda, tapada con un chal, envuelto en su cuello. Su cabello negro, teñido, típica gato argentina pensé, traté de dejar de lado prejuicios para estar mas en armonía con la filosofía de mi novio.

Nos sentamos en mi pequeño sillón, Grisel se sentó sobre las faldas de Martín, abrazándolo como tanteando la situación. Estaba provocando un estallido de celos en mi persona, cosa que pude contener, para eso, me concentré escuchando la buena música elegida, quería contemplar hasta donde llegaba su actuación y debo confesar que nuevamente me sorprendió la realidad de lo que aquella noche ocurrió.

Desde su ubicación sobre mi novio, extendió sus brazos hasta mi cuello, yo sentada al lado de ellos y me atrajo con sus manos, de largos dedos y uñas pintadas color sangre. Me dejé llevar por esos brazos hasta chocar mis mejillas con las de Grisel. Con sus manos tomó mi rostro y comenzó a besarme la frente, los ojos, la puntita de la nariz, ambas mejillas, muy cerca de los labios y se corrió hasta mi cuello, mis hombros, mis orejas, primero uno y luego la otra, detrás de mis orejas y yo no soportando mas tanto asedio, tanta caricia y beso, no podía controlar mi cuerpo. Quería hacerme la indiferente, como que su franela no me llegaba, pero eso fue imposible, porque mi piel se erizada, mis pezones estaban duros y en el preciso momento que Grisel pone sus labios sobre los míos siento que me viene un gran orgasmo, que no pude disimular, lo tuve, me costaba respirar bien y Grisel se dio cuenta de lo que me estaba pasando y continuó metiendo su lengua que se enredaba con la mía.

Con la respiración muy alterada, la abrasé con muchas ganas, correspondiendo sus besos, la tomé por la cintura, apretando su cuerpo junto al mío, sentí sus pechos firmes, duros, los supuse operados y en nuestro abrazo de putas muy putas, siento las manos de Martín que tironea a Grisel, que me la quiere sacar de encima, pero Grisel se aferra a mi cuerpo y nos acomodamos los tres en el piso, entre almohadones y alfombras, Grisel tiró de mi ropa y quedé semidesnuda. Me quitó el corpiño y empezó a mamar mis tetas, pequeñas y macizas, muy calientes, siguió por mi pancita, hasta llegar a la zona del amor, hasta la parte mas linda que tenemos las mujeres, sacó mi tanguita de su lugar y con mucha pasión se dedicó a lamer mi concha, desde el clítoris hasta mi culito, sin dejar nada de chupar y haciendo todo muy bien, su lengua muy diestra, la notaba jugosa o jugosa estaba yo, era un mar de flujo y saliva y vino mi segundo orgasmo, no lo reprimí para nada, me arqueaba como una vara y gemí y grité de puro placer, por todo lo que me estaba dando esta mujer.

De nuevo Martín me estaba dando una lección de vida. A propósito, Martín, se había ubicado atendiendo las partes de Grisel, le había sacado el vestido y conservaba una falda corta, no vi que tuviera bombacha o tanga, Martín tenía la cabeza perdida, medio tapada por esa falda de Grisel, la estaba chupando como solo él sabe hacerlo, Grisel lo tenía tomado de la cabeza y lo impulsaba contra ella, estaba por tener un orgasmo y quise contribuir a que fuera tan bueno como el que ella me provocó. Chupé sus tetas, acaricié su cola, pasé mis dedos por su ano, sintiéndolo caliente, con bastante temperatura, me animé y metí un dedo en su ano y Grisel aprobó mi acción, sentí que su ano me atrapaba, metí dos dedos y tres dedos y Grisel movía su cuerpo, le gustaba lo que estaba haciendo y sentí que estaba acabando, con su ano apretaba mucho mis dedos, que yo metía y sacaba, con ritmo, con pasión y sentí a Martín que chupaba con mas ímpetu que antes y cuando todo estuvo mas calmado, nos fuimos separando para volver a tomar ubicación sobre el sillón los tres juntos.

Martín fue al baño, a refrescarse la cara, la había mantenido durante toda la relación entre las piernas de Grisel. Sentadas las dos en el sillón, siento el brazo de Grisel sobre mi hombro, me atrae hacia ella y me pregunta que tan bien la había pasado.

- La pasé genial, me gustaste mucho, me hiciste muy bien, nunca antes había estado así, por causa de los prejuicios con que una vive.

- Para mi no es la primera vez, pero quiero que sepas que tienes una concha deliciosa, perdona la crudeza, pero es así como la sentí, por eso te la chupé de esa forma descontrolada.

Yo me puse roja de vergüenza, menos mal que había muy poco luz, Grisel me seguía teniendo abrazada, continuó hablándome:

- Te gustaría hacer lo mismo que yo te hice a vos? - me preguntó y sin esperar respuesta, tomó mi cabeza y la fue empujando hasta colocarla entre sus piernas.

Yo con una de mis manos, traté de hacer punta y la estiré para tocar su vagina. Grande fue mi sorpresa cuando siento que con mi mano toco una pija de muy buen tamaño, semi-dura, toda depilada, igual que sus huevos, que no pude ver, pero si tocar. Grisel no era una chica. O si, Grisel era una chica traviesa, travesti o como quiera llamarse. Antes que yo pudiera hacer ningún tipo de manifestación, me tapó la boca con una de sus manos y me dijo:

- Por favor, solo chupámela y devuélveme algo de lo que te di. Por favor, please.

Martín estaba viendo y escuchando todo lo que acontecía entre nosotras. El fue el que me empujó para que me comiera la pija de Grisel, como él antes se la había comido, quería que fuera capaz de chupar la pija tan bien como él lo hizo minutos antes. Y también me pedía que me tragase su leche, que me iba a resultar muy rica y nutritiva.

Sin saber como, ni porque, le empecé a chupar la pija a Grisel, hasta que la tuvo muy dura, me pidió que me acostase en el piso y ella se puso en cuatro embocando su verga en mi boca, para que pudiera tragármela entera, me colocó un almohadón bajo mi cabeza y Martín aprovechó la postura de Grisel y le clavó su pija en el orto, de una y sin ningún lubricante, el culo de Grisel aguantaba esa pija y algo mas también, ni la sintió, Martín le decía:

- Te gusta putita, te la clavé hasta los huevos.

- Si mi amor, dame toda tu pija, que yo le doy la mía a esta puta que tengo bajo mío.

Martín siguió con su entre y saca en el culo de Grisel, hasta que su temblor corporal indicaba que estaba por acabar, Grisel sintiendo que le iban a llenar el culo de leche, apuró sus movimientos y antes que el propio Martín terminara, empezó a acabar ella dentro de mi boca. Me tragué toda su leche, me resultó deliciosa, le seguí chupando la verga hasta que el cansancio hizo que se tumbara al lado mío, quitándome la verga de la boca, Martín seguía con su verga dentro del orto de Grisel, se habían ubicado en forma de cucharita, hasta que volvimos los tres en si, nos habíamos quedados casi desmayados de tanto placer dado y recibido. Finalizamos la noche, dándonos un baño de inmersión los tres juntos, riéndonos y comentando lo bien que la habíamos pasado.

Se fue Grisel y vuelvo a decirle a Martín lo mucho que me sigue sorprendiendo con sus actitudes. Lo tenía como el macho mas macho, por lo bien que me cogía, hasta que vi un día, como su amigo Marco lo cogía enfrente mío. Ahora lo descubro chupando la verga de una chica travesti y tragando la leche. Martín solo me comentó que él no le hacía mal a nadie, que le gustaba el sexo y que lo practicaba en todas sus modalidades. Además, él, se consideraba el macho mas macho, solo que un macho de mente abierta.

En otra oportunidad, Martín siempre pensando en sexo, me habla de hacer un trío con otra chica, porque quiere ver mi comportamiento con una mujer. Pretende demostrarme lo bien que uno la puede pasar, con alguien de su mismo género.

Acordamos con Martín en encontrarnos en mi departamento, un determinado día, para planear que haríamos, a quien invitaríamos, ultimando los detalles del trío, para que nada quede librado al azar. Eso hicimos y quedamos que nos podríamos encontrar el próximo viernes a las 22 horas, Martín invitaría a una amiga que conocía por su trabajo.

Llegó el día viernes, ya había pasado la hora fijada y Martín no llegaba y yo empezaba a impacientarme. En eso suena el timbre y al preguntar quien era, me responden simplemente: Gisela.

- A quien buscas Gisela - le pregunté.

- Busco a Martín, él me citó, tú eres su novia, supongo - me contestó.

- Tal cual, soy Vanesa, quieres pasar a esperarlo, te abro la puerta.

- Muy amable, hace frío y prefiero esperarlo adentro.

Bajé a abrir la puerta y nos presentamos con Gisela. Me causó una linda impresión, una chica tipo intelectual, poco maquillaje, perfume suave, frutal, ropa informal, traía un par de libros bajo su brazo y un bolso colgando de su hombro que se notaba repleto. Mientras subíamos en el ascensor, noté que ella también me estaba revisando a mí y pensé que impresión le estaría causando. Entramos a mi departamento, la invité a tomar un café para reponerse de la baja temperatura que hacía en el exterior.

Gisela se acomodó en un sillón en el living, se quitó el abrigo y cambiamos algunas palabras mientras yo preparaba el café en la cocina, cada tanto me asomaba aprovechando para mirarla mejor, tenía el cabello lacio, con un tinte rojizo, peinado con flequillo hacia un costado, rostro alegre, ojos rasgados, nariz pequeña y labios carnosos, pintados con un rojo intenso que invitaba a besarlos.

Llevaba puesto un pantalón vaquero ajustado al cuerpo, camisa y chaleco al tono y un abrigo que ya se había quitado y colgaba en mi perchero. Calzaba unas botas de cuero, negras, con tacos altos, que realzaban su cuerpo, su cola se pronunciaba por detrás del pantalón. Le alcancé el café y me senté a su lado, conversamos de temas triviales, lo más importante de nuestra charla era la ausencia de Martín. Me preguntó si hacía mucho que nos conocíamos, que tal era nuestra relación. Me contó que tenía un novio que estaba ausente, en viaje de estudios, que estaría fuera del país por un año aproximadamente.

- Martín me dijo que viniera esta noche, que viniera temprano para arreglar para una sesión de fotos, a vos te avisó que yo vendría? - me preguntó Gisela.

- Me dijo que invitaría a una amiga, pero pensé que se trataba solamente de una cuestión social, no de trabajo. En realidad me extraña que no haya llegado todavía - le dije, mirando el reloj, ya eran casi las 22,30.

- Si, a mi también me extraña, él es muy puntual.

- A que te dedicas Gisela - pregunté.

- En realidad mi principal ocupación es estudiar, estudio decoración ambiental, pero como no me alcanza para mantenerme el dinero que me envían mis padres, estoy haciendo fotos, modelando.

- Que bueno, fotos de publicidad, supongo -  le dije.

- Si, exacto.

Me quedé mirando a Gisela y pensando que tipo de fotos de publicidad haría ella y como se había enganchado con Martín, ella se dio cuenta que la estaba observando y se me acercó como para decirme algo al oído, como un secreto, algo que nadie debería escuchar y estábamos las dos solas.

- Me puedes decir que es lo que estás mirando o mejor dicho pensando?

Cuando sentí su voz, tipo susurro, sentí también sus labios pegados a mi oreja, su brazo presionando mi espalda hacia ella y mi piel que se erizaba por la electricidad que me producía este estímulo. Me separé de ella, pero Gisela tomó con sus manos mi rostro y sin decirme una sola palabra apoyó sus labios en mi mejilla y siguió hasta encontrar mi boca, entreabierta, su lengua, húmeda recorrió mis labios y penetró buscando mi lengua, para entrelazarse. Sentí fuerte la presión de uno de sus brazos en mi espalda y ahora sí me abrasé fuertemente con Gisela.

Su mano recorrió mi espalda, llegó a mi cola, acarició mis piernas, mis pechos, las sentía en todo mi cuerpo, sentí también que me gustaba lo que me estaba pasando. Gisela me había tomado por asalto y yo me había dejado asaltar por ella, tímidamente empecé a acariciarla, quería saber cual era su reacción al sentir mis manos en su cuerpo. Quise apreciar la dureza de sus pezones, el tamaño de sus tetas  y de pronto Gisela se paró, tomó mi mano y me llevó al dormitorio, me acostó sobre la cama y se tiró encima mío, levantó mi pollera y como enloquecida pasaba su lengua por mis piernas, recorriendo toda su superficie, me sacó la bombacha y clavó su boca sobre mi concha, besándola con mucha vehemencia, se separó para permitir a su lengua recorrer los labios vaginales, chupando mi clítoris endurecido por la calentura, con su dedo rozaba mi orto, jugaba conmigo, mis gemidos no podía controlar, mi espalda se arqueaba de la calentura que tenía, estaba teniendo un orgasmo, muy intenso, mis jugos se escurrían por mis piernas y Gisela los lamía y los tomaba toditos. Me había entregado a gozar, Gisela me estaba haciendo suya y yo estaba muy caliente.

- Quítate toda la ropa, te quiero comer entera - me dijo. Y rapidito me saqué la ropa y me metí dentro de la cama, me tapé todita y la espere a ella. Apagó la luz y se metió en la cama conmigo, nos abrazamos desnudas las dos, Gisela me besaba sin parar, continuaba con sus caricias por todo mi cuerpo, metía su pierna entre las mías, rozando mi concha toda mojada, me animé y llevé mi mano a su concha y la acaricié con mucho placer, la tenía igual que la mía, toda mojadita, se la sentía perfectamente depilada.

- Siento ruido, espérame que voy a ver - le dije, sintiendo algún movimiento en la puerta de casa. Era Martín, que llegaba y nosotras dos desnudas metidas en la cama. Salí a su encuentro, me puse una bata, nos cruzamos en el pasillo al dormitorio.

- Hola amor, estabas en la cama? no me esperaste, estás cansadita? - me hacía pregunta sobre pregunta.

- Martín, tengo una sorpresa para vos - lo tomé de la mano para que me siguiera hasta el dormitorio. Cuando notó que estaba Gisela acostada, nos dijo:

- Ah, par de putas, trolas de mierda, se pusieron a coger y no me esperaron, ahora van a ver la que les voy a dar - dijo esto mientras se desvestía a lo bestia, como un salvaje y se tiraba encima de la cama, arrastrándome a mi.

Nos enredamos los tres a disfrutar de todo lo que teníamos a nuestro alcance. Martín me tocaba a mí con una mano y con la otra a Gisela, yo tenía a Gisela besando mis tetas y a Martín queriendo meter su verga en mi boca y apoyando su culo en la cabeza de Gisela. Le chupé la pija a Martín hasta que lo escuché pedir por favor que se la dejara o que me acabaría en la boca. Preferí que no acabara y disfrutar un poco mas a Gisela, que era la novedad en mi cama. Martín la empezó a acomodar para penetrarla, yo tenía la verga de Martín en mi mano y la llevé hasta la concha de Gisela, disfrutando muchísimo al ver como le entraba, toda, de un solo envión. Gisela suspiró y la vi sonreír inmediatamente, era pura satisfacción, de sentir la verga que le había entrado toda.

Yo me levanté mientras ellos cogían como perros calientes y fui a buscar mis juguetes para hacer más interesante la velada. Martín había levantado las piernas de Gisela por sobre sus hombros y la tenía clavada con su pija y bombeando con fuerza. Yo me pajeaba con mi vibrador y tenía otro orgasmo mas fuerte que el primero, Martín y Gisela eran una sola persona y acabaron juntos y quedamos los tres agotados y muy satisfechos. Pero la calma duraría apenas unos minutos.

Gisela retomó su tarea, se volvió a acostar sobre mi cuerpo y se fue bajando hasta alcanzar con su boca mi concha, sentí que me chupaba con mucho deseo, que le gustaba lo que hacía, me relajé bien, le abrí las piernas todo lo que pude y cerré los ojos, sentía la lengua y los labios de Gisela que iban desde el clítoris hasta el ano, haciéndome una chupada espectacular, Martín, que miraba la escena, comenzó a acariciar el culo de Gisela, a chuparlo después, le pidió que lo pusiera hacia arriba, que se colocara en cuatro y arrodillado en la cama, empezó a presionar con su pija sobre el orto de Gisela, no fue mucha la presión para que le entrara la cabeza, Gisela casi se tragó mi clítoris y me chupó con mas ganas todavía, al sentirse penetrada por el orto y ahora yo sentía también las bombeadas de Martín en el culo de Gisela y entra y sale y entra y sale, toda adentro hasta los huevos, hasta que Martín se dobló sobre la espalda de Gisela y volví a tener otro orgasmo.  Gisela dejó mi concha para dedicarse a chupar la pija de Martín y se la chupó hasta que quedó reluciente, se tragó todo lo que le siguió saliendo después que se la sacó del culo.

Así seguimos hasta las 3 de la mañana, cogiendo con muchos deseos, con amor, muy a pesar de que Gisela se había presentado en mi vida pocas horas antes. No fue la única vez que cogí con Gisela, lo seguimos haciendo muchas veces mas, incluso sin Martín, sin que pudiera enterarse y nuestra relación sigue y creo que va para largo, amo a esa mujer, tanto como a Martín, solo que de manera diferente.

Me encantaría tener comentarios de quienes lean este relato, dejo mi mail para quienes quieran escribirme:   marce 459@live.com.ar