Con ella
Continuación de mi amiga.
Anoche en casa de Silvia lo pasé genial, increíble. Al principio fue un poco aburrido, cenamos una pizza y bebimos cerveza mientras me contaba su último mal rollo con su novio. La verdad es que siempre es lo mismo, las mismas peleas por tonterías y las mismas quejas de otras veces; pero bueno, la escuché como de costumbre y le di los mismos consejos que en ocasiones anteriores, aunque sin meterme mucho en el asunto. Después de la pizza cambió todo, pusimos música, echamos unas partidas de cartas y nos animamos mucho más. Las cartas eran de su novio, cartas de póquer con fotos de tías en bolas y poses eróticas. Empezamos a criticar a las chicas de las fotos, primero admirándolas por ser tan guapas y después poniéndolas verdes (me parece que por envidia). Estuvimos bromeando diciendo que nosotras podríamos posar mejor que ellas, y ser más sensuales y más calentonas. Nos propusimos hacer el juego más interesante y jugamos al strip póquer, pero la que perdiera tendría que quitarse la prenda de forma muy sexy, imitando y superando a las chicas de las cartas. Fue divertido y nos reímos muchísimo, sobre todo a la hora de quitarnos la ropa, no podíamos mantenernos serias y no reír. Acabamos por ayudarnos la una a la otra a desnudarnos, besándonos y piropeándonos rozando la obscenidad, diciéndonos cosas como "que pedazo de zorra estas hecha, vaya polvo te voy a echar" y cosas por el estilo.
Una vez desnudas nos fuimos a su habitación, sin dejar de besarnos y metiéndonos mano por el pasillo, y dejamos la luz encendida para no estar totalmente a oscuras. Silvia es de esas personas que les gusta hablar mientras follan y no dejaba de susúrrame cosas muy excitantes mientras metía su mano en mi coño. Nos acariciábamos todo el cuerpo y nos recorríamos con las lenguas y las manos. La tendí sobre la cama y abrí sus piernas, buscando su coño con mi boca, quería besarlo y lamerlo, mojar mi lengua en su flujo. Tenía el coño muy cuidado y bien depilado, en forma de rectángulo y muy cortito, como una zorra. Ella puso su mano sobre mi cabeza y la empujó contra su coño pidiendo más. Me puse sobre Silvia, abriendo mis piernas. Ella empezó también a comerme el coño a mí, estando debajo de mi cuerpo. Llevo mi coño también muy depilado y, al parecer, eso también le gustó, pues se paraba a acariciar y recorrer con la lengua la línea de vello que conservo en el pubis hasta llegar a mi clítoris, para después bajar más y hundir su lengua, besándome y acariciándome con su boca. Estaba fuera de mí. Ella se quiso poner sobre mi, y cedí... la cama se nos quedaba pequeña. Seguimos hasta corrernos. Ha sido de los 69 más excitantes de mi vida, no recuerdo haber estado tan mojada y tan caliente... su olor, su sabor. Fue increíble el cúmulo de sensaciones. Era como elevarse. Me sentía muy bien, plena. Sentía paz.
Aún era de noche cuando me desperté. Me dolía mucho el brazo de tener la cabeza de Silvia apoyada sobre él, que dormía abrazada a mí. Todavía se escuchaba la música desde el salón. Me levanté con cuidado para no despertarla, quité el CD, apagué las luces del salón y del pasillo y volví a la cama. Por la mañana me despertaron los besos de Silvia sobre mi cuello y un hombro. Empezamos a reírnos y nos quedamos sobre la cama hablando de todo lo ocurrido. Siempre lo hemos hecho cuando nos hemos enrollado. Las dos estuvimos de acuerdo sobre lo bien que estuvo. Mientras desayunábamos lamentamos no ser lesbianas y podernos enamorar, ya que habíamos funcionado de escándalo en la cama y nos entendemos muy bien en casi todo lo demás. El tema derivó de nuevo a los chicos, lo distintos que son de nosotras. Le conté a Silvia que estuve de compras y la anécdota del probador, la de aquel chico que me miraba, pero que se cortó al hablarle yo. Le dije que tenía ganas de salir a la calle a provocar, y ella propuso salir esta noche de caza a la disco, como dos auténticas furcias.
Comimos juntas y, tras el café, volví a casa. Para recoger algunas cosas y escribir aquí, en el diario. En cuanto termine me ducharé e iré pensando en cómo vestirme para esta noche. Cenaré, me vestiré y sobre las once Silvia pasará a recogerme.