Con el tímido de mi amigo
Tenía un compañero de facultad que no despertaba la atención por ser tímido y poco sociable. Lo que me despertó el interés fue cuando una chica, de porte normal, cabello negro lacio y largo, de mirada seria, delgada, de trasero pequeño pero atractivo, de ojos achinados. Y debía conocerlos más.
Con el tímido de mi amigo
En la universidad tengo amigos y amigas de todo tipo y toda edad, pero había un chico muy aplicado pero tímido y retraído que no despertaba la atención de las chicas. Un día al término de una de las clases llegó una chica delgada, de cabello lacio y largo, color negro, cintura y trasero pequeño, pechos grandes, de unos 170 centímetros de estatura, porque estaba casi a mi altura, piel canela, una chica hermosa. Esto despertó mi atención en ella y en la persona a quien ella iba a ver. No me quedé con las ganas de saber y fui hacia ellos, pues era conocida del chico aquel, de nombre Juan Diego. Conversaban amigablemente, y no me hicieron fuera de su conversación sino que pude conocer más a través de Juan Diego, el nombre de la chica, Katia, su hermosa hermanita.
Como buena amiga la acompañé hacia afuera del aula después que hubo conversado con su hermano, tiempo suficiente para intercambiar teléfonos, direcciones y una invitación a una reunión de amigas. Luego de una despedida formal, me encaminé hacia el aula donde estaba Juan Diego para saber en realidad como era el carácter de su bella hermana. Por la animosidad y coquetería de su hermana, había una gran diferencia con su hermano y pude confirmar que así era, una hermosa chica totalmente diferente que su tímido hermano.
En casa, y de acuerdo con mi hermano, decidimos hacer una invitación a Katia, para un sábado por la mañana, días que estábamos a solas y podíamos pasarla bien. La invitación tuvo su confirmación.
El día sábado llegó, y en casa estábamos Katia, Juan Diego, mi hermano Carlos y yo. Iniciamos el día, con un buen cebiche, nuestro plato típico, a base de pescado blanco, bastante ají, mucha cebolla y demás ingredientes para dejarnos la boca al rojo vivo y con deseos de beber algo helado y refrescante. Sin duda que unas buenas bebidas alcohólicas empezaron a alegrar el día y para hacer más agradable el rato nos emparejamos, me senté al lado de Juan Diego y Katia al lado de mi hermano.
Entre la música suave, el alcohol y el ambiente empezamos a calentarnos. Tuve que poner de mi parte, tomar al tímido, acercar mis labios para besar los suyos que apenas entreabría por lo que mi lengua no pudo penetrar su boca y mis manos que acariciaban su verga por encima de su pantalón. Mi hermano, atento a lo que sucedía, decidió ir lento y besarla, donde sus lenguas se juntaron y tomarla de la cintura. Ella metió su mano dentro de sus ropas acariciando su cuerpo, esto dio motivo a que mi hermano fuera subiendo sus manos hasta acariciar sus pechos y quitarle el sujetador sin quitarle la blusa mientras seguían comiéndose la boca. Yo, seguía masturbando Juan Diego por encima de su pantalón y el casi con miedo se atrevió a acariciarme los pechos por encima de mis ropas, así que tomé una de sus manos y la dirigí hasta mi coño.
Es en este momento de excitación, las manos de mi hermano recorrían todo el cuerpo de Katia. Se levantaron del mueble y se encaminaron hacia la habitación, muy abrazados, y cariñosos. Tenía que tomar la iniciativa con este chico tímido, nos fuimos a mi habitación que estaba junto a la de mi hermano.
En la habitación, decidí abrir su pantalón, tomar su verga, masturbarla un poco con mis manos. En un momento nos quedamos desnudos, él al medio de la cama desde la parte final de ella, con los pies en el suelo y abierto de piernas para arrodillarme ante él con mi cuerpo entre sus piernas, tomando su verga con mi mano y lamer desde la cabecita por todo el borde, mientas mi mano masajeaba el tronco de su verga para luego bajar mi lengua hasta sus bolas y lamerlas por todos lados y jalándolas por momentos con mis labios. Iba notando como su verga se endurecía más y más, hice que se subiera más a la cama quedando todo su cuerpo en ella, cruzamos nuestros cuerpos para darnos un delicioso 69, quería sentir su lengua en mi coño y sus labios rozando mi clítoris.
Estaba al medio de la cama, al centro, me subí en la cama y abrí mis piernas mientras las suyas estaban cerradas, quedando su cuerpo entre mis piernas. Mi coño estaba cerca de su verga, mis manos estaban en la cama, mi coño se refregaba en su verga sin metérmela para aumentar más el deseo. Me di la vuelta luego, dándole la espalda y en la misma posición, tomé su verga con una de mis manos, apuntando la entrada de mi coño y me fui sentando despacio hasta que mis muslos chocaron a sus piernas; puse mis manos hacia atrás, inclinándome hacia atrás y moviéndome de atrás para adelante. El me acariciaba las caderas y subía sus manos hasta tocar mis pechos.
Luego de unos largos minutos, me salí de encima de él y me eché en la cama con las piernas abiertas y dobladas. Cuando él me penetró puse mis pies detrás de sus muslos, tenía sus manos en la cama con las que se daba impulso; lo hizo tan rápidamente que me encantó y terminó luego de un rato bañándome los pechos. Quedamos los dos echados en la cama.
Las habitaciones de mi hermano y yo, estaban separadas por una delgada pared, podíamos oír los ruidos de la cama, los gemidos de Katia, y ver la inquietud de Juan Diego junto a mí. Él se levantó de la cama y se dirigió al baño para refrescarse un poco. Los gemidos y ruidos de la otra habitación encendían mi cuerpo. Me levanté de la cama y me dirigí hacia ellos, estaba Katia en la cama con sus piernas en el hombro de mi hermano y él empujándola con fuerza y de forma rápida como si quisiera atravesarle el coño. Me acerqué a ellos puse mis dos manos en los pechos de Katia y se los acaricié suavemente, la sonrisa de ella me animó a seguir excitándome con ella, le acerqué mis labios, abrí mi boca y nuestras lenguas se entrecruzaron, nuestras salivas se intercambiaron y mis manos seguían masajeando sus pechos.
Nos separamos luego, Katia quedó en la cama, al medio, me fui un poco hacia debajo de ella, quedando mi boca a la altura de su coño, lamiendo con la punta de mi lengua la entrada de su coño, masajeando con mis dedos su clítoris, luego seguí golpeando con la punta de mi lengua su clítoris y mis dedos hurgaban su coño, haciendo circulitos, masajeando sus paredes. Mis rodillas descansaban en la cama hasta la punta de mis pies, estaba casi a cuatro patas con el culo levantado y con las piernas ligeramente abiertas. Las manos de Katia acariciaban mi cabeza, de pronto fui sintiendo como la verga de mi hermano se abría paso entre mi coño y sus manos sujetaban mis caderas. Me empujaba fuerte haciendo que mi cara choque con el coño de esta bella china de piel canela.
Entre Katia y yo intercambiamos para gozo de mi hermano, ahora tenía en mi coño la lengua inquieta de Katia, mordía mi clítoris sin cesar con sus labios y me daba jaloncitos ricos que hacían que mis manos sujetaran su cabeza como si la quisiera meter dentro de mi coño y la verga de mi hermano como entraba y salía den coño de Katia. Esta delgada morena de ojos achinaditos, de mirada seria pero fogosa en la cama, de cabellos largos que cubrían parte de su cara, me ponía a mil con su lengua juguetona y sus deditos que me recorrían toda por dentro, mientras mi hermano la estimulaba con su verga en el coño de Katia.
Nuestra corta mañana y parte de la tarde fue deliciosa a juzgar por nuestros amigos y amantes, pero aún habían algunos deseos por cumplir.