Con el socorrista (IV)
El día empieza fenomenal...
CON EL SOCORRISTA (IV)
(Os aconsejo que antes de empezar a leer este relato leáis las tres anteriores partes para que os desenvolváis mejor al leer este.)
En incendio, por llamarlo de alguna manera, lo apagaron los bomberos en poco más de media hora. Cuando por fin nos dejaron volver a casa a mi ya se me había olvidado todo lo ocurrido, sólo quería dormir. Busco los ojos de Javi con los míos y a pesar de ver el deseo en ellos también vi que el estaba tan cansado como yo.
Al llegar al piso Luis se ofrece a prepararnos algo. Cada uno pidió lo que le apetecía, Luis se fue hacía la cocina y volvió en un visto y no visto con las bebidas. Nos las bebemos y nos vamos a dormir
A la mañana siguiente me despierto con los ladridos del maldito perro de la vecina. Intento volver a dormir, pero es imposible. Me levanto y voy a ducharme. Necesito una ducha para despertarme
Entro en el baño y cierro el pestillo, quiero estar sola. Me quito el pijama y, no sé bien porqué, me pongo delante de mi espejo. Miro mi cuerpo desnudo, cuerpo por el que Javi había paseado sus labios, labios que me llevaron al orgasmo. El solo recuerdo de lo que pasó la noche me excita. Veo claramente como se erizaban mis pezones. Los acaricio con las yemas de los dedos, una descarga de placer recorre todo mi cuerpo. Mis manos se dirigen a mi coño. Paso un dedo sobre los labios, están húmedos
Toc, toc, toc, llaman a la puerta. Ahora que me lo estaba pasando bien
-¿Si, quién es?
-Eva, soy Luis, ¿puedes dejarme entrar?
-Espérate como todo el mundo.
-No puedo aguantar más
Me apiado, no se si de Luis o de la alfombra del pasillo. Me pongo mi albornoz que estaba tras la puerta y quito el pestillo. La puerta se abre inmediatamente. "Si que está prieto" pienso. Pero en lugar de dirigirse al inodoro se abalanza sobre mi y me besa bruscamente.
-¿Se puede saber qué demonios estás haciendo? -le grito cuando consigo separarlo de mi- ¿estás loco? Podrían pillarnos
-Tranquila, esos dos no se van a despertar hasta dentro de un buen rato -le miro perpleja- ¿no te diste cuenta que los vasos de ellos eran distintos a los nuestros? -"no habrá sido tan cabr " pienso- los de ellos tenían somnífero.
-Tu estás loco -le digo.
No me responde. Su mano se dirige al cinturón de mi albornoz. A pesar de mis protestas anteriores no opongo ningún tipo de resistencia y suelta el cinturón en un santiamén. Inmediatamente lo abre y evidentemente estoy desnuda. Me quita el albornoz y sin mediar palabra se inclina y me besa un pecho mientras acaricia el otro con las yemas de los dedos. No puedo contener un gemido. La boca de Luis acaricia alternativamente mis pechos mientras sus manos descienden lentamente por mi vientre. Estoy deseando que toque mi coño pero él parece que quiere hacerse de rogar. Sus dedos se entretienen en mi ombligo. Me impaciento y agarrando su mano por la muñeca la pongo sobre mi rasurado pubis. Eso parece gustarle.
-Estás caliente ¿eh?
No respondo, mi cuerpo lo hace por mi: mis pezones están como piedras y siento mi coñito encharcado de excitación. Sí, definitivamente estoy caliente, muy caliente. Un hermano puede acabar lo que empezó el otro
Luis me coge en brazos y me lleva hasta el lavabo. Hace que me siente en el mármol. El contraste entre el frío mármol y mi piel caliente hacen que me estremezca. Sus dedos pellizcan suavemente mis pezones poniéndolos aún más duros. Quiero que sus dedos vuelvan a mi coño pero siguen torturando mis pezones. Vuelve a besarme, ahora lo hace suavemente. Su boca abandona la mía para aventurarse hacia abajo.
Sus labios aprisionan mis pezones suavemente y su lengua les da un suave lametón que hace que un gemido salga de mi boca. Su boca sigue su camino descendente pero más rápido que los dedos de antes y antes de que me doy cuenta siento su aliento en mi coñito. Parece que duda, siento su respiración cuando estoy deseando sentir sus labios, su lengua empiezo a mover las caderas en busca del contacto.
-¿Estás ansiosa eh? -me dice burlón- tranquila
Y me da un largo lametón que recorre todos mis labios. No puedo contener un alarido de placer. A ese primer lametón le sigue otro, y otro no puedo mantener los ojos abiertos. Los ataques de su lengua en mi coño no cesan y siento que estoy a punto de correrme y se lo digo bajito. No sé si me ha oído pero su lengua se mueve aún más rápido y acaricia "distraídamente" mi clítoris. Es demasiado.
-¡Aaaaaaaahhhhhhhhhh! -grito al correrme.
Cuando abro los ojos me encuentro con que Luis sigue entre mis piernas mirándome con cara de satisfacción. Una cara en la que la barbilla brilla con mis flujos. Decido devolverle el favor
Hago que se levante, cuando lo tengo frente a mi lo acerco a mi y sin ninguna resistencia por su parte lo aprieto contra mi cuerpo. Su dura polla se apoya y presiona sobre mi vientre, justo encima de mi coñito separado por el pantalón de su pijama.
-¡Desnúdate! -le ordeno.
Ni rechista, empieza a abrirse la chaqueta del pijama mostrando un torso bien formado (aunque no tan bueno como el de su hermano). Cuando se quita la chaqueta del pijama mis dedos se enredan en el poco pelo que tiene en el pecho y van bajando despacio, indicándole cual debe ser su siguiente paso. Con una sonrisa en los labios sus manos se dirigen a la cintura de los pantalones del pijama y los va bajando revelando unos slips que a duras penas pueden contener la polla que pulsa dentro. Cuando por fin se deshace de sus pantalones me mira interrogante:
-He dicho que te desnudes -le digo.
En un visto y no visto sus calzoncillos desaparecen revelándome la ya conocida polla. Luis se muestra ante mi orgulloso en su desnudez.
Me acerco a el y mi mano se desliza desde su pecho hacia su vientre. Luis mueve las caderas como queriendo acelerar el descenso de mi mano. Paro y lo beso. Siento su dura polla en mi vientre. Mi mano baja bruscamente hasta su polla. La rodeo con los dedos
-Mmmmmm -es el único sonido que sale de la boca de Luis cuando mis manos empiezan a masturbarlo suavemente. Mis manos se van moviendo cada vez más rápido miro a Luis a la cara, tiene los ojos cerrados. Decido que ya está bien de tanta mano (que además se me están cansando). Poco a poco voy arrodillándome. Mientras bajo mi mano va frenando poco a poco. Luis abre los ojos, me mira y sonríe. Apoyo la polla contra su vientre y le doy un largo lametón desde los huevos hasta el capullo. Luis no puede evitar gemir al llegar mi boca al capullo. Acaricio el capullo con la punta de la lengua. Poco a poco me lo voy metiendo en la boca. Luis con un golpe de cadera intenta que la polla entre más en mi boca pero le veo venir y aparto la cabeza.
-Ni se te ocurra volver a hacer eso -le advierto.
Mi boca se dirige a sus huevos. Los acaricio suavemente con la punta de la lengua. Cuando creo que ya es suficiente tortura me meto uno en la boca y lo paladeo, como queriendo saber cuanto semen guarda luego hago lo mismo con el otro. Luis suspira.
Vuelvo a subir por el tronco de la polla dándole suaves lametones y besos voy despacio. Luis se impacienta:
-Vamos, Eva, cómemela -pide.
-Lo estoy haciendo -le digo mientras dejo de lamer para masturbarlo furiosamente. Vuelve a cerrar los ojos.
Después de la interrupción vuelvo a retomar el camino ascendente desde el principio pero ahora subo más rápido. Mi lengua llega a su capullo y, como antes, vuelvo a meterme el capullo en la boca. Lo meto haciendo presión contra mis labios.
-Siii, Eva siguee asiiii -me pide, casi no puede ni articular palabra. Su capullo entra completamente en mi boca. Lo vuelvo a sacar, no quiero que me la meta hasta el estómago con un golpe de cadera. Enrosco la lengua alrededor del capullo mientras una mano lo masturba y la otra sopesa los huevos. Desenrosco la lengua de su capullo y la paso por la base del capullo. Los gemidos de Luis son cada vez más fuertes, como siga así va a despertar a Javi y a Ana por muy drogados que estuvieran mis lenguetazos a su capullo son cada vez más bruscos y mi mano se mueve cada vez más rápido arriba y abajo a lo largo de su polla. Luis avisa- ¡Evaaa me voy a co !
No le da tiempo a terminar su anuncio cuando un trallazo de semen aterriza en mi cara. Le sigue otro y otro me ha dejado la cara llena de semen y no sé si me gusta, es la primera vez que un chico se corre en mi cara.
Mientras el está inmerso en su orgasmo me levanto y me dirijo a la ducha. La abro y me meto dentro. Lo primero que me limpio es la cara. Luego me voy enjabonando lentamente, sin prisa. Recorriendo cada rincón al llegar a un pezón lo descubro duro y lo acaricio con la esponja. Estoy mirando a la pared y por lo tanto de espaldas a la habitación donde Luis ya se ha recuperado. Y entra en la ducha. Me sobresalto cuando me toca, no sé porqué no lo esperaba, pero ahí esta.
-Eva, ¿te importaría limpiar lo que has ensuciado? -le miro sin entender. El mira hacia abajo donde la polla reposa con abundantes manchas de semen.
Ni me lo pienso. Cojo la alcachofa de la ducha y la dirijo directamente a su polla. Me pongo a meneársela para limpiarla pero no sólo consigo limpiarla sino que también consigo que se ponga en pie de guerra. Soy consciente de que yo estoy excitada, el es evidente que también, estamos desnudos a centímetros el uno del otro. Lo único que me detiene (y supongo que a él también) es el hecho de que él sea el novio de mi mejor amiga.
Mientras mi cabeza sigue dándole vueltas al asunto él parece tenerlo claro y acaricia mis caderas acercándolas hacia el. En un segundo de cordura consigo hablar:
-Luis, no, no podemos
-¿Porqué? -me pregunta.
-Porque no está bien, tu eres el novio de Ana y ella -una mano de Luis me acaricia suavemente un pezón haciéndome callar momentáneamente- ella es mi mejor amiga.
-Ya veo, entonces ¿no recuerdas como tu mejor amiga casi te metió mi polla en tu boca y luego te ha animado a que folles conmigo?
Ahí se cayeron las pocas defensas que tenía yo misma cerré el grifo de la ducha y fui al armario y yo misma fui la que sacó un preservativo y la que rasgó el sobre. Se lo doy
Luis me sienta en el mueble del lavabo donde tan bien me lo ha hecho pasar hace nada. Estoy como en una nube, sin ningún tipo de voluntad, como si no estuviera allí. Despierto de mi letargo cuando Luis me saluda con la mano a apenas diez centímetros de mi cara. Vuelvo en mi:
-¿Eva, dónde estabas? -me pregunta- ¿en qué pensabas?
No puedo responderle básicamente porque yo tampoco lo sé. Luis desiste de su interrogatorio y procede a ponerse el preservativo. Me mira y yo a él. Está claro que ambos sabemos que va a ocurrir y que ambos deseamos que ocurra. Para que no exista la menor duda abro ligeramente mis piernas, ofreciéndome.
Luis, con el condón ya puesto, acaricia mi coño suavemente. Parece que quiere cerciorarse de que su polla se deslizará con facilidad y que yo también quiero hacerlo. Abre mis piernas un poco mas y mete su cintura entre ellas. Su cintura queda entre mis piernas y la punta de su polla roza ligeramente mis labios vaginales. Me besa. Nuestras lenguas se funden en una batalla sin cuartel, ahora en mi boca, ahora en la suya. No se decide a penetrarme, es más retira un poco su polla y la sustituye por su mano. Sus dedos se mueven arriba y abajo por mis labios vaginales y mi clítoris es estimulado por la palma de su mano. La situación me gusta, pero quiero algo más y parece que Luis está esperando a que se lo pida.
-Por favor, Luis, métemela -le ruego. Hace caso omiso y su mano se mueve algo más rápida por mi coño. Ahí ya me desespero- ¡Fóllame de una puta vez!
Retira sus dedos y apoya la cabeza de la polla en mis labios vaginales. La mueve arriba y abajo, como si fuera un pintalabios. Ahora no voy a decirle nada, ya se cansará pienso para mis adentros. Sigue unos segundos más moviéndola sobre mis labios vaginales, haciéndome desesperar. De vez en cuando, mete el capullo unos milímetros, contengo la respiración pero lo saca inmediatamente. Cada vez que hace eso me mira a la cara como diciéndome "pídemelo" pero sigo firme en mi intención de no hacerlo.
Al final cede él y en una de las veces que mete ligeramente el capullo en lugar de retirarlo lo va metiendo con lentitud, como si quisiera hacerme sentir que me la estaba metiendo. La penetración dura segundos, si acaso minutos pero se me hace eterna y a el debe pasarle igual porque en un momento dado cuando tenía metida media polla me mete la otra de un enérgico movimiento de caderas. Gemimos a la vez. El deja su polla quieta dentro de mi coño, metida hasta el fondo. Muevo ligeramente las caderas y el parece despertarse de un sueño.
Su polla deja de estar inmóvil dentro de mi vagina y empieza a moverse lentamente, entra y sale casi imperceptiblemente apenas se mueve unos pocos centímetros. Es una sensación agradable. Rodeo sus caderas con mis piernas. Esta parece ser la señal que el esperaba porque empieza a embestir cada vez más rápido y cada vez. Miento como la polla entra de mi coño llenándome y vaciándome. Lo miro a la cara, me sonríe.
-¿Te gusta? -me pregunta. No le respondo, estoy demasiado ocupada en las sensaciones que provoca su polla en mi coño. De repente y sin previo aviso se para- no voy a seguir a menos que te guste
Estoy desconcertada, mis piernas alrededor suyo, mis pezones duros como piedras y mis gemidos le dan a entender que no me gusta
-Pues no, no me gusta -le respondo- no me gusta que tu polla me llene -mientras mis piernas lo aprietan hacia mi haciendo que su polla se hunda en mi encharcado coño- no me gusta que me beses -y lo beso
No hace falta nada más, Luis vuelve a sus embestidas. Cada vez son más fuertes y más profundas. Sus labios me besan el cuello mientras las mías acarician su espalda. Muevo mis caderas al mismo ritmo que sus embestidas, como si quisiera meterme aún mas polla. Sus huevos golpean mi culito. Mis manos bajan hacia el suyo y lo acarician. Me hecho hacia atrás apoyándome en el espejo puedo ver a lo largo de mi cuerpo como su polla entra y sale de mi cuerpo
Luis se inclina un poco y sin dejar de embestirme acaricia uno de mis pezones con la lengua. Su lengua en mis pezones y su polla en mi coño hacen que sienta más cercano mi orgasmo.
-Luis como sigas así me voy a correrrrrrr
Deja mis pechos y empieza a bombear a una velocidad endiablada. Posa una de sus manos en mi pubis y me acaricia el clítoris. Siento que me voy a correr
-Siiiiiiiiiiiiiii -grito al correrme.
Los movimientos de Luis son casi histéricos como si quisiera atravesarme a pollazos. Me está volviendo loca. Le araño el trasero. Siento que voy a volver a correrme ¡y lo hago! El segundo orgasmo es aún mejor que el anterior me parece oir
-Evaaaaaa me corrrrrrooooooooo
Siento como la polla de Luis da saltitos dentro de mi coño y como el preservativo ocupa más sitio dentro de mi. Miro a Luis a la cara, tiene los ojos cerrados y su gesto es de placer absoluto.
Poco a poco nuestros orgasmos van cediendo, y la polla de Luis se va ablandando dentro de mi coño hasta que la saca. Miro en la dirección donde está esa maravilla que me acaba de llevar al orgasmo dos veces: la punta del preservativo está llena de semen. Luis distraídamente, se quita el preservativo, le hace un nudo y lo tira a la papelera que hay en un rincón. Coje un poco de papel higiénico cuando me doy cuenta de lo que va a hacer.
-Espera, déjame a mí -le digo mientras le quito el papel de la mano y lo tiro a la papelera. Se da cuenta inmediatamente de mis intenciones y me deja hacer.
Me agacho y me meto su lánguida polla en la boca. La voy limpiando poco a poco con la lengua. La polla reacciona endureciéndose pero sin llegar a ponerse dura. Cuando elimino el último resto de su polla sigue a medio gas.
Entonces oigo que suena el timbre de la puerta. Busco un albornoz y le digo a Luis que me espere. Me pongo el albornoz sin nada debajo con la intención de espantar a la inoportuna visita con la excusa de que me iba a dar una ducha.
Al abrir la puerta me encuentro a Jorge. No sé a quién esperaba pero a Jorge desde luego no, era el último a quien quería ver en ese momento. Fue el quién rompió el silencio ante mi falta de palabras.
-Buenos días, ¿has dormido bien? -me pregunta- te lo pregunto por lo del incendio y todo eso, es que me he enterado al llegar y me he pasado a ver como estás.
-Bien, gracias -le respondo- perdona que no te pueda atender ahora pero es que iba a darme una ducha y
En ese momento, lo peor que podía pasar ocurre. Luis aparece detrás mio vestido con solo una toalla anudada a la cintura. Jorge se da cuenta inmediatamente de lo que acababa de pasar (se nos debía de notar a leguas).
-Ya, conozco yo esas duchas -me mira de arriba abajo. Para luego, con una sonrisa maliciosa, añadir- ya me gustaría a mi ducharme contigo así.
-Jorge, no no es lo que parece -no se me ocurre nada mas que decir.
-¿Puedo pasar? Aquí los vecinos podrían oírnos y cuchichear.
Inconscientemente me aparto de la puerta y le dejo pasar. Luis está quieto como un pasmarote al fondo del pasillo. Hago pasar a Jorge a la cocina. Luis entra justo después que nosotros. Allí estamos los tres, Luis y yo casi desnudos y Jorge con su bañador y camiseta de trabajo. Decido que al menos debo presentarlos para intentar suavizar un poco la más que tensa situación:
-Jorge, te presento a Luis, el novio de Ana, mi amiga. Luis, te presento a Jorge, un amigo -ninguno de los dos me hace el más mínimo caso como puedo comprobar por lo que Jorge dice justo después.
-Así que estabais haciéndolo ¿no? -nos suelta Jorge a quemarropa.
-¡Noooo! -miento.
Jorge no responde, se acerca a mi y de un manotazo abre mi albornoz. Debajo del albornoz estoy, evidentemente, desnuda.
-No me mientas, tienes cara de recién follada -me suelta Jorge, no esperaba que me tratara así. Pero su tono cambia inmediatamente- lo que habría dado yo por haber estado allí y haberte follado yo, haciendo que te corras una y otra vez como el otro día
-¿El otro día? -pregunta Luis extrañado- no me digas que lo habéis hecho entre vosotros.
Pero bueno, pienso, ¿quién es este para pedirme cuentas de con quien me acuesto o me dejo de acostar?
Ni Jorge ni yo le decimos nada. Jorge ya está atareado deshaciéndose de mi albornoz. Estoy quieta como una estatua dejándome hacer. En un santiamén estoy desnuda en mi cocina con dos hombres a mi lado. Luis ve venir algo y se deshace rápidamente de su toalla. En un vistazo fugaz que la polla que instantes antes mi lengua y mi boca no habían conseguido poner dura estaba ahora en pleno esplendor a pesar de haberse corrido ya dos veces en lo que llevábamos de mañana.
Vuelvo a centrar mi atención en las manos y los dedos de Jorge que empiezan a recorrer mi cuerpo acaricia mi pelo, mis mejillas bajando poco a poco.
-¿Y querías hacerme creer que no había pasado nada teniendo los pezones como los tienes? -me dice mientras pellizca suavemente un pezón. Su otra mano sigue lentamente su viaje hacia abajo, hasta llegar a mi coño- estás empapada, me gusta -me dice mientras dos de sus dedos me penetran y la palma de su mano acaricia mi clítoris.
-Jorge, no creo que sea justo -le digo- nosotros estamos desnudos y tu estás vestido.
-Eso tiene fácil arreglo, desnúdame.
No hace falta que lo repita. Me dirijo a el como una autómata. Le quito la camiseta en el acto revelando su magnífico torso, cuando me dirijo a quitarle el bañador detiene mis manos.
-Con las manos no -me sonríe- con la boquita
Me agacho, quedo frente a frente con su cintura donde su bañador forma un más que sugerente bulto. En vez de dirigirme a la cintura del bañador y agarrarla con los dientes para bajárselo, pongo mi boca sobre el bulto que forma la polla y la rechupeteo por encima del bañador. Jorge no se lo esperaba y suelta un respingo. Mi saliva moja cada vez más su bañador se se pega a su polla facilitándome el trabajo
Mientras "maniobro" sobre el bañador de Jorge lanzo una mirada fugaz hacia Luis que se está masturbando lentamente.
Mis lametones parecen impacientar a Jorge que dirige sus manos a la cintura de su bañador y es el mismo el que se lo baja. Su polla choca con mi nariz al saltar fuera del bañador como un resorte. La agarro con una mano y deslizo mi mano arriba y abajo sobre su polla, masturbándolo lentamente. Jorge cierra los ojos y yo acelero mis movimientos sobre el tronco de la polla, rozando de vez en cuando su capullo
-Eva para, no quiero correrme así -le miro con cara de circunstancias mientras freno mis movimientos, pero no los detengo hasta que su mano retira la mía de su polla. Me hace levantar. Me mira directamente a los ojos- quiero follarte
Esa era precisamente la palabra que quería oír desde que decidió desnudarse el también. Por un segundo me pasa por la cabeza la idea de que íbamos a hacerlo con Luis delante. Pienso por un segundo llevar a Jorge a mi habitación y hacerlo allí, pero desecho la idea, la de saber que Luis estaría mirándonos me excitaba, así comprobaría lo que sintieron el y Ana la noche anterior, y quien sabe, a lo mejor pasaba algo distinto
-Súbete encima de la mesa -me pide Jorge devolviéndome a la realidad, a la agradable realidad- y túmbate.
Hice obediente lo que me mandó. Siento bajo mi espalda lo fría que estaba mi mesa en comparación con el calor de mi piel. Siento como las manos de Jorge se posan sobre mi cuerpo acariciándome el cuello, bajando a mis pechos, acariciando mis pezones que se pusieron aún más duros entre sus dedos. Una mano siguió con su lento descenso mientras la otra sigue acariciándome los pezones, acaricia mi ombligo haciéndome cosquillas. Luego su mano va deslizándose hacia abajo. Cuando llega a mi pubis cierro los ojos inmersa ya en las sensaciones que me provocan sus dedos en mis pechos y la promesa de lo que iba a hacer su otra mano en mi coño.
De repente, los dedos de mis pechos son sustituidos por una lengua. Abro los ojos para encontrarme la cabeza de Jorge en mis pechos lamiéndome, succionando uno de mis pezones no puedo hacer mas que gemir y enredar mis dedos en su pelo. Mientras su lengua trata tan bien a mis pechos sus dedos ya han descubierto mi clítoris y lo acarician suavemente mientras otros entran y salen suavemente de mi coño
Pero mi coño quiere volver a sentir una lengua acariciándolo y empujo su cabeza hacia abajo. Jorge me mira con esa sonrisa maliciosa que tiene y su boca va bajando poco a poco por mi cuerpo. Se entretiene en mi ombligo, lo lame una y otra vez. Mi coño sigue estando sometido a un tratamiento mas que agradable por parte de sus dedos, pero quiero más, y le enseño el camino volviendo a empujar su cabeza hacia abajo. Se resiste al principio pero va cediendo poco a poco. Mientras tanto, sus dedos han abandonado mi coño Pero el respiro de mi coño va a ser breve, sus dedos son rápidamente reemplazados por su lengua.
Su lengua recorre, apenas roza, mis labios vaginales recorriéndolos con suavidad y lentitud. Lo hace despacio como si me los estuviera limpiando o estuviera palpando un territorio desconocido. Empiezo a gemir. En un momento de lucidez, busco a Luis con mi mirada: está en una silla cerca de la mesa masturbándose algo más rápido que antes y mirando con los ojos como platos como Jorge me devora.
Vuelvo a centrar mi atención en Jorge. Su lengua ha dejado ya de acariciar mis labios para buscar mi clítoris. Se aferra a el con los labios y le da rápido lametones mientras uno de sus dedos entra y sale candenciosamente de mi coño.
-¡Jorge, fóllame! Necesito que me folles -grito, no reconozco esa voz como la mía. No me puedo creer que haya sido yo la que ha dicho una cosa así. Miro a Jorge y veo que me mira, pero sus dedos y su lengua siguen llevándome más y más cerca del orgasmo. Busco con la mirada a Luis y veo que ya se masturba a un ritmo vivo. Los dedos que entran en mi coño ya son dos. Siento que cada vez entran más rápido y que los lengüetazos de Jorge en mi clítoris son cada vez mas frecuentes.
-¡Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh ! -grito al correrme. Ha sido un orgasmo soberbio. Pero la lengua de Jorge no se está quieta y vuelve a precipitarme a otro, y otro, y otro
Cuando cesan mis orgasmos, que ni yo sé cuantos han sido, me encuentro con la cara sonriente de Jorge al lado de la mía. Su barbilla brilla de los restos de mi orgasmo (y de su saliva). Se acarca a mi y me besa. Su boca sabe a mi, es como besarme a mi misma, pero la lengua de Jorge es mucho más agradable y más osada es sus visitas a mi boca.
Mientras me besa, Jorge va acomodándose encima mio. Mis piernas se abren instintivamente facilitándole el acceso. Él coloca su cintura entre mis piernas. Siento su polla sobre mi coño. Su capullo roza mis labios vaginales. Se levanta, se pone en pie delante de mi, entre mis piernas. Reduce el contacto entre nuestros cuerpos, pero su polla que en el movimiento se había retirado de encima de mi vuelve rápidamente a estar sobre mis labios vaginales. Estoy deseando que la polla vaya más allá
Pero no, él se limita a frotar y restregar su capullo por mis labios vaginales. Presiona mi clítoris y vuelve a bajar a lo largo de mis labios, metiéndola ligeramente, apenas unos milímetros y la vuelve a sacar. Me está poniendo mala.
-Jorge, Jorge por favor, métemela -le pido.
-Todavía no -me responde burlón- todavía no estás lo suficientemente mojada.
-¡Jorge por Dios! Si estoy a tope -pero de repente un fogonazo de cordura me recuerda que soy una adulta responsable y que a Jorge sólo lo conocía desde hacía dos días y además se había follado a la niñata de la hija de mi vecina- Jorge, Jorge,
-Dime que quieres -me responde con unos ojos que demostraban bien a las claras que él deseaba exactamente lo mismo que yo- dime que quieres que te la meta
-Sí, pero antes ponte un condón -no se lo espera, pero reacciona al instante.
-Luis, pásame uno -me había olvidado de Luis. Le miro y veo que me mira con ojos hambrientos, pero no hace el más mínimo gesto de acercarse. Parece ensimismado viendo la escena que tiene delante. Ni se mueve. Jorge vuelve a recordarle su petición- ¡Luis! Pásame los condones.
Por fin Luis se da por aludido. Sin decir nada, se levanta y se dirige al armario y saca la caja de condones. Saca uno y se lo da a Jorge.
-No guardes la caja -le dice Jorge mientras me mira sonriente. No puedo evitar ponerme aún más caliente. Luis le mira, más bien nos mira, sorprendido pero deja la caja al lado del fregadero y vuelve a sentarse en la silla a disfrutar del espectáculo.
Jorge se pone el preservativo en un visto y no visto. Me fijo en el, desde luego es todo un placer para la vista
El sentir de nuevo el contacto de su polla en mi coño hace que me olvide de conceptos estéticos y me vuelvo a centrar en lo realmente importante y lo que llevo deseando desde hace un buen rato.
-Eca, pídeme que te la meta -me dice mientras restriega su polla una y otra vez por mis labios vaginales entrando y saliendo de mi coño, o mas bien abriendo y cerrando mis labios, como si su polla los estuviera besando. Necesito que su polla haga algo más que entreabrir mis labios- Eva
-¡Sí, Jorge, métemelaaaaa! -le grito ansiosa.
-Luis, ¿se la meto? -eso me desconcierta, me excita y me enfada a la vez. Vuelvo a ser consciente de que voy a follar con casi un desconocido delante de Luis, el novio de mi amiga- ¿quieres ver como se la meto?
Parece que Jorge está esperando el permiso de Luis para follarme. Y el permiso llega:
-Sí -responde un anonadado Luis.
Jorge apoya el capullo en la entrada de mi coño y mete el capullo suavemente. Estoy deseando que la meta hasta el fondo de un solo empujón, pero no me desagrada esta lentitud. Siento como poco a poco, milímetro a milímetro, su polla va entrando en mi vagina ¡y me encanta!
Su polla sigue avanzando poco a poco por mi vagina. Siento como va entrando, la siento dura, dura y caliente. La polla es lo único de Jorge que me toca. Quiero sentirlo más cerca, pero todo se andará
Según va avanzando la polla, de vez en cuando, le echo un vistazo a lo que está haciendo Luis: se está masturbando a un ritmo endiablado mientras nos mira, sin apartar la mirada, con los ojos como platos.
La polla de Jorge detiene su avance cuando siento sus huevos en mi culo. Se queda quieto. Y luego se tumba sobre mi. Su boca se apodera de mis pechos lamiendo los pezones alternativamente. A la vez que esto empieza a oscilar sus caderas suavemente. Su polla entra y sale apenas unos centímetros, candenciosamente.
-¡Aaaaaaaaaahhhhhhh! -Jorge y yo nos quedamos quietos y miramos a Luis. Su vientre, su pecho y sobre todo su polla están llenos se semen. Se ha corrido masturbándose mientras nos miraba. Luis se nos queda mirando como un pasmarote. Al cabo de un rato sale de la cocina, probablemente irá al baño a limpiarse.
Pero me olvido rápidamente de Luis. Jorge ha vuelto a mover las caderas deslizando su polla por mi vagina. Mis manos van deslizándose poco a poco por su espalda en dirección a su trasero. Cuando mis manos alcanzan su objetivo intento avivar el movimiento de las caderas de Jorge.
-Mmmm veo que quieres más -me dice con una sonrisa justo antes de besarme. Nuestras lenguas vuelven a pelearse por el dominio de nuestras bocas. El culo de Jorge sigue moviéndose debajo de mis manos - ¡pues tendrás más!
Empieza a mover las caderas frenéticamente, no se mueve mucho pero el movimiento de su polla en mi coño es constante. Lo rodeo con las piernas.
-¡Massssssss -le pido- ¡dame más!
Y me complace. Ahora da auténticos empellones con sus caderas. La polla entra y sale violentamente de mi coño. En un momento dejamos de gemir y se hace el silencio, se oye el chapoteo de su polla entrando y saliendo de mi coño, el golpeteo de sus huevos contra mi culo y el roce entre nuestros cuerpos.
Estamos los dos sudando. Siento que mi orgasmo va a estallar de un momento a otro. Ya no sé ni cuantos llevo esta mañana, pero sé que son bastantes le aviso.
-¡Jorge no podré aguantarrrr muchoooo masss! -Jorge acelera sus embestidas.
-Eso es, Eva, córrete -me anima mientras su polla avanza y retrocede en mi vagina- quiero que te corras para mi
Esas palabras unidas al acelerón de sus embestidas hacen que mi orgasmo se acerque a pasos agigantados. Jorge parece dispuesto desencadenarlo como sea y sus labios se apoderan de uno de mis pezones lo succiona suavemente
-Meee corrooooo -grito al alcanzar el orgasmo. Es un orgasmo largo, muy largo.
Entre las nebulosas del orgasmo me parece oír que Jorge grita mi nombre, me parece sentir que el condón se llena dentro de mi. Jorge se deja caer encima mío, parece cansado.
Cuando me recupero, miro a la cara de Jorge. Parece que se da cuenta de que le miro. Me sonríe y empieza a levantarse. La verdad es que pesa demasiado para mi. Al levantarse su polla ya fláccida sale de mi coño. Lo siento vacío, pero ahora mismo no me apetece más sexo.
Se incorporo un poco. Jorge se está quitando el preservativo (donde hay una cantidad considerable de semen), anudándolo y tirándolo a la papelera. Luego se limpia la polla con unas toallitas de bebé que le indico donde están. Empieza a vestirse.
-¿No decías que necesitabas más de un condón? -le tiento. Quiero saber hasta donde podía llegar- además hoy es sábado ¿No es este tu día libre?
Jorge mira su reloj. Efectivamente, hoy es sábado y los sábados la piscina suele estar cerrada. Me mira con cara de sorpresa.
-¿Cómo sabes que la piscina cierra los sábados? -me pregunta.
-Básicamente porque llevo años viniendo aquí -le tiento- lo que me sorprende es que tu estés tan desorientado.
-Es que sólo llevo una semana aquí -noto que miente. Empieza a mirar hacia abajo, mueve mucho las manos. Veo que empieza a sudar
-¿Quién es? -le pregunto. Ya me estoy empezando a enfadar.
-¿Que? -se pone aún más nervioso- no se de que me hablas
-Déjame adivinar. Es la hija de Ángela -Ángela es mi vecina, es decir estoy hablando de la niñata a la que desvirgó el jueves por la mañana.
Jorge se queda pálido.
-No no es lo que parece -¡el topicazo!
-Entonces el jueves me equivoqué cuando te vi entrar con ella a la enfermería -Jorge no sabe que responder- ¡Fuera de mi casa, cabrón!
-Eva, estooo -intenta hablar. Pero no estoy por la labor de dejarle. De hecho estoy pensando en conseguir que lo despidan.
-He dicho que a la calle, ¡y ni se te ocurra volver a acercarte a mi! -sale avergonzado de la cocina. Se dirige al baño- ¡a la calle! -ya estoy berreando, me da exactamente igual quien me oiga, de hecho hasta me vendría bien que todo el mundo se enterara de menudo elemento teníamos de socorrista.
-¿Me dejarás ir al baño no? -se empieza a poner chulito. Me pongo el albornoz que él me había quitado. Aquí para chulita yo. Le abro la puerta de la calle.
-¡Que te la limpie la zorra de la hija de Ángela! ¡y luego te la follas como el jueves!
-¡Sshhhh! No grites te van a oír -intenta calmarme
-Me da igual.
-Esta bien, ya me voy.
En cuanto franquea la puerta la cierro con un portazo. Parece que la puerta lo ha golpeado al cerrarse porque suelta un quejido de dolor.
Me apoyo en la puerta. No puedo evitar echarme a llorar. Me siento utilizada, Jorge me ha usado como a una muñeca hinchable
-Eva, por favor, no llores
Es Javi.
Continuará.
PD: Espero comentarios de quienes leáis este relato sean críticas buenas o malas. Si a alguien no le gusta le agradecería que me lo dijera. Así cuando menos me ayudará a mejorar.