Con el socorrista (III)

Después de lo ocurrido con la parejita el hermano de él no podía escaparse o sí...

CON EL SOCORRISTA (III)

La mirada de Javi me inquietó pero sólo unos instantes. Preparé con la ayuda de Luis una ensalada de pasta y un poco de pescado a la plancha. Estaba yo preparando el pescado cuando Luis cierra la puerta y se pega a mi espalda.

-¿Te ha gustado lo de esta mañana? -me susurra al oído- Pues aún lo podemos pasar mejor

Muevo mi trasero y me encuentro con su entrepierna dónde su polla otra vez dura pide guerra. No quiero arriesgarme a que Javi nos pille o que lo haga Ana y se enfade conmigo por eso a pesar de que hacía un rato ella misma me animó a follar con su novio.

-Luis, estáte quieto por favor, nos pueden ver.

-¿Qué pasa? ¿No te ha gustado?

En eso se abre la puerta y entra Ana. Me temí que se fuera a enfadar conmigo o con Luis, pero todo lo contrario:

-¿Has visto como pones a Luis? -me dice mientras lo besa en los labios y acaricia su paquete- Luis contente un poco torito mío

En esto se oye la voz de Javi desde la sala:

-¿¡Se puede saber cuándo se come en esta casa!? -"ya te daba yo algo de comer" pensé para mi. Pero no le respondí eso:

-Javi, ¿puedes poner la mesa?

Así nos pusimos a comer. Durante la comida estuvimos hablando de tonterías sin importancia. De en qué trabajabamos, de qué habíamos hecho esa mañana… ahí Ana, Luis y yo mentimos como bellacos pero algo debió notar Javi porque nos miro, mejor dicho me miró, con un brillo especial en los ojos.

El por su parte había ido al pueblo a conocerlo un poco y de paso hacer unas compras. Aunque le preguntamos no quiso decirnos que era lo que había comprado.

Mientras Javi hablaba Luis, su hermano, soltó un bostezo enorme y nos anunció que se iba a echar una siesta. Ana también dijo que estaba cansada y se fue a dormir la siesta poco después con lo que me quedé a solas con Javi. Le ofrecí un café y acepto así es que me levanté y me fui a la cocina a prepararlo. Al pasar por el pasillo pude oír claramente como Luis roncaba ruidosamente, me asomé y me encontré a la parejita plácidamente dormida. Me sorprendió, aunque dijeron que iban a dormir la siesta yo pensaba que no iban precisamente a dormir, me equivoqué.

Por fin fui a la cocina a preparar el café. Mientras lo preparaba Javi entró en la cocina y se sentó en la encimera. Parecía que tenia ganas de cháchara.

-Mmmm… ¡Que bien huele ese café!

-Saca dos tazas de ese armario por favor -le respondí señalando el armario.

Sacó las dos tazas, serví el café y nos pusimos a hablar, el rompió el hielo:

-¡Hay que ver que calor hace! -con lo guapo que era y lo sosito que podía ser.

-Pues si, y anteayer fue aún peor -derepente me di cuenta que fue precisamente anteayer cuando yo y Jorge… debí quedarme callada porque Javi se puso a pasarme la mano por la cara. ¡Dios! Que pedazo de manos tenía. Debía pensar en otra cosa, ¡ya está!- Oye Javi ¿y si nos vamos a dar una vuelta?

-Vale, vámos -respondió para luego añadir con una enigmática sonrisa- enséñame los alrededores -pero esto último lo hizo mirándome de arriba abajo. Hice como si no me hubiera dado cuenta de nada.

Fui a cambiarme y el también. Elegí un vestido blanco de gasa muy fresco y cómodo aunque era pelín transparente. Debajo me puse un bikini negro bastante recatado, no sé porque pero no me fiaba yo mucho de Javi y no quería parecer una lanzada. Vestida así no parecería tan descarada. Salí al salón y le esperé. Llego en un segundo, llevaba una camiseta de tirantes blanca que resaltaba su moreno y su cuerpazo y unas bermudas blancas también.

Salimos a la calle, el calor era horrible y le propuse ir hasta una cala apartada, que yo había descubierto justo el verano anterior. Era una cala preciosa de muy difícil acceso por lo que siempre estaba vacía. Según me encaminaba me di cuenta de que Javi parecía esperar a alguien. Se lo iba a preguntar cuando veo que saluda a alguien:

-¡Ya era hora tío! Nos íbamos a ir sin ti.

-Es que me has avisado en el último momento -esa voz…- Menos mal que hoy es mi día libre -me volví y me encontré con ¡Jorge! Estaba guapísimo, como siempre, vestido con una camiseta de tirantes gris que hacía el mismo efecto que en Javi y unos pantalones cortos de color verde claro. Entonces me vió- Hola Eva, ¿lista para la excursión?

Dudé por un instante de ir a la cala o no, pero al final decidí ir ¿qué me podían hacer? Además conocía muy bien la zona por si las cosas se ponían feas… ¡pero que tonterías estaba pensando! Esos dos eran inofensivos, muy guapos y atractivos pero inofensivos.

La caminata hasta la cala se hizo larga con el calor que hacía y más sabiendo a quienes tenía al lado. Por fin llegamos a la cala. Como esperaba no había absolutamente nadie. Mis acompañantes se quedaron admirados con la belleza del sitio.

-Eva esto es el paraiso -dijo Jorge.

-Menudo sitio para perderse. Es precioso -dijo Javi.

Me quité el vestido quedándome en bikini y empecé a darme crema solar. Mientras ellos se fueron quitando las camisetas y los pantalones cortos. Javi llevaba un bañador que más parecía un pantalón de deporte y Jorge llevaba el mismo bañador que suele llevar en la piscina. Quedaron ante mi dos auténticos cuerpazos no podía apartar la mirada de sus trabajados pectorales, de sus marcados abdominales… ¡pero bueno! Ya no era una quinceañera que babeaba con cualquier chico guapo. Me fui poniendo crema hasta donde pude alcanzar. Intenté darme lo más que pude en la espalda pero, evidentemente, no llegaba. Fue Javi el primero en reaccionar:

-Eva, ¿necesitas ayuda?

-Sí, por favor -le dije agradecida.

-Vale, pero con una condición -me dijo a la vez que me miraba otra vez de arriba abajo.

-¿Cúal? -le pregunté temiéndome lo peor.

-Que luego me pongas tu a mi -me dijo con una risotada que contagió a Jorge. Debí poner una cara muy divertida "¡serán imbeciles!" pensé.

-De acuerdo -dije a la vez que me tumbaba boca abajo.

No tarde de decirlo cuando sentí el chorro el frío chorro de la crema. Con el calor que hacía era casi agradable esa ligera sensación de frío. Veo por el rabillo del ojo como deja el bote de crema en la arena y siento como su sombra se interpone entre yo y el sol. Justo después de esto siento sus manos repartiendo la crema por mi espalda. Tenía unas manos mágicas, más que extender la crema parecía que me estaba acariciando. El tacto de sus manos en mi espalda, el sol y saber de quien eran las manos que me acariciaban junto con la visión de Jorge sentado sonriente y extendiéndose a su vez la crema por su pecho y abdomen a mi lado hizo que mi cuerpo reaccionara. Mis pezones fueron poniéndose duros y mi coño empezó a secretar líquidos. Estaba yo en estos pensamientos cuando me parece oír una voz:

-¡Eva! ¿estás bien? -era Javi- ¿puedes soltarte el bikini para que no tengas marcas?

-¡Claro! -y el abrió el cierre del sujetador. Los tirantes cayeron a cada lado de mi cuerpo. El siguió extendiendo la crema por mi espalda. Entonces sentí sus fuertes muslos alrededor de los míos. Podía sentir el calor que emanaba. Javi además no se si consciente o inconscientemente cerró los muslos aprisionando los míos contra los suyos. Ese tacto me calentaba más y más. Miré hacia Jorge y lo vi mirándonos fijamente con una sonrisa maliciosa en la boca. Me sorprendí pero las manos de Javi me adormecían y cerré los ojos. Poco a poco fui cayendo en un sopor y cerré los ojos. En esto que oigo como Jorge le dice a Javi:

-¡Joder tío! La has dejado dormida.

Yo me hice la dormida para ver qué era lo que pasaba. Las manos de Javi seguían acariciando mi espalda pero cada vez bajaban más y más por mis costados y bajaba más hacia las braguitas de mi bikini. En un momento dado sus dedos rozaron mis pechos. Estuve a punto de soltar un gemido pero me aguanté, la curiosidad era todavía más fuerte. Sus manos volvieron a mi espalda pero iban cada vez más abajo. Sentí como suavemente bajaba un poco las braguitas hasta medio trasero, dejando mis nalgas al descubierto, al menos en parte. Estuve a punto de hacer que me despertaba pero me contuve, quería saber hasta donde querían llegar. En esto oigo a Jorge:

-Ten cuidado no la vayas a despertar -y Javi le contesta:

-Si despertara se iba a enterar esta de lo que es bueno

No sabía que pensar ¿Qué pensaban hacer estos dos? Estuve tentada de ponerme a gritar ¿Pero de que serviría? No había nadie en una buena distancia. Además no pensaba que ninguno de los dos fuera a hacer nada que yo no quisiera

-¡Mira que está buena está la condenada! -soltó Javi levantando la voz.

-¡Shhhhhhhh! -le recriminó Jorge- al final la vas a despertar y se te va a mosquear por pulpo.

Las manos de Javi bajaron todavía más las braguitas de mi bikini. A estas alturas yo ya estaba con el culo al aire. Pero no se conformó con eso, aprovechando que yo estaba "dormida" bajó las braguitas hasta medio muslo. Una de sus manos bajo por mi costado hasta mis pechos y los acarició sin profundizar mucho. La otra mano fue aún más audaz. Se coló suavemente por entre mis muslos y llegó hasta mi coñito.

-¡Si está empapada! -gritó Javi. Ahí ya no podía seguir simulando estar dormida y abrí los ojos de golpe. La visión me dejó pasmada: Jorge se había sacado la polla y se pajeaba y Javi todos sabéis a que se estaba dedicando.

-¡¿Se puede saber que demonios estáis haciendo?! -bramé mientras me subía las braguitas. Se quedaron tan sorprendidos por mi vehemente reacción que ni siquiera impidieron que me subiera las braguitas y me abrochara el sujetador. No veía la cara de Javi que estaba detrás de mí pero Jorge tenía la cara del mismo color rojo de su bañador y su polla se desinfló rápidamente- ¡Javi, quita de encima! -se apartó sin decir ni esta boca es mía. Me di la vuelta hasta quedar boca arriba. La polla de Jorge se había desinflado pero la de Javi no parecía estar tan alicaída, más que por otra cosa por la tienda de campaña que asomaba su bañador, tienda de campaña más que considerable por otra parte. Su cara mostraba rubor pero mucho menos que Jorge. Se veía que el chico estaba acostumbrado a cosas así. Yo seguía bramando- ¿Pero sois críos o que? ¡Nunca lo hubiera pensado! ¡No sois mas que unos putos pervertidos! Me voy a bañar haber si para cuando vuelva tenéis una razón adulta para hacer lo que habéis hecho ¡Salidos!

Ninguno de los dos dijo nada mientras yo iba hacia el agua. Pero oí antes de alejarme que cuchicheaban entre ellos.

El agua estaba templada, según iba entrando en ella refrescaba un poco el fuego que esos dos me habían provocado. Al llegar el agua a la altura de mi coñito este dio un espasmo de placer. Estaba demasiado caliente como para dejarlo así pero de todas formas no se lo iba a poner tan fácil a ese par de… ¡pulpos!

Cuando el agua me cubrió entera, me puse a hacer el muerto, me puse boca arriba mientras movía los brazos para hacer frente a la ligera corriente del mar. Miré en dirección a las toallas donde estaban los chicos. Tenían aspecto serio. Me fijé en mis pezones y vi que los tenía como piedras. Volví a mirar hacia las toallas y pude ver que me hacían señas. Nadé unos pocos metros y luego salí poco a poco del agua. Ellos se acercaron a mi. Los dos tenían caras serias. No pude evitar la tentación de mirar hacia abajo y comprobar que sus paquetes estaban en total reposo. Cuando me vieron llegar sus caras se pusieron aun más serias. Fue Javi el que habló:

-Eva, estooo… que sentimos mucho lo de antes… -escondía los ojos bajo su flequillo, no se atrevía a mirarme a la cara- ¿nos perdonas? -era ya un hombre hecho (y muy bien por cierto) y derecho pero parecía un niño al que acababan de pillar haciendo una travesura. Debí hacer algún mal gesto porque Jorge saltó enseguida disculpándose él también.

-Lo siento… -y me lo dijo con una cara de niño bueno que le perdoné al instante. Miré a Javi, me miraba fijamente a los ojos con cara de cordero degollado. Me llegué a sentir culpable total, no habían hecho nada que yo no hubiera querido. Decidí que había que acabar con aquella situación tan tensa. Ellos lo estarían pasando mal, pero yo tampoco me divertía y a eso habíamos ido hasta allí.

-Bueno chicos, pelillos a la mar ¡Venga Javi! ¿No tenía que ponerte crema?

Se tumbó boca abajo en menos que canta un gallo. Me acomodé sobre él sentándome sobre su trasero y me puse a extender la crema por su espalda. Le tiré el chorro frío adrede, se quejo con un gruñido pero nada más. En esto oigo como Jorge suelta:

-Oid, como aquí no hay nadie. Me apetece bañarme desnudo ¿os apuntáis?

-¿Ya estás otra vez? -bramé. Más que nada para guardar las formas. Me apetecía bañarme sin ropa y ¿porqué negarlo? Me apetecía ver a Javi como su madre lo trajo al mundo. Ese pensamiento me excitó y mi coñito se volvió a poner en acción. El problema es que con el calor que hacía y en lo que duraron las disculpas y todas esas cosas mi bañador se había secado del agua del mar y ahora se volvían a empezar a mojar y lo peor de todo mi coñito estaba sobre el trasero de Javi. El debió darse cuenta de lo que me pasaba pero no dijo nada. Para evitar que la cosa más evidente aún aceleré en darle crema por la espalda con lo que mi coño a través de la tela se rozaba cada vez más con aquel duro trasero. Me estaba poniendo cachonda por momentos así que cuando terminé de echarle crema y de expandírsela por la espalda me tumbé en mi toalla. Y me puso boca abajo para que no vieran como estaban mis pezones, no era cuestión de crear aún más tensión. Estaba yo en estas cuando oigo que Jorge dice:

-Bueno sositos, me voy yo solo -y ni corto ni perezoso se quita el bañador y lo tira excesivamente cerca de dónde yo estoy hice como si me enfadara y en parte así fue- ¡Perdón, no quería molestarte -me dijo el muy capullo ¡y una mierda! Quería que me pusiera a mirarle ¡Será exhibicionista!

Por fin se fue al agua dejando el bañador a medio metro escaso de donde yo estaba. Decidí que ya era hora de tostarme por la parte de delante y me di la vuelta y me puse las gafas de sol. Miré hacia el agua, Jorge chapoteaba como un niño. Miré en dirección a Javi, estaba medio dormido boca arriba luciendo su cuerpazo. Tenía las piernas fuertes y perfectamente depiladas al igual que su torso. Sus abdominales parecían así todavía más marcados. Seguí subiendo por su cuerpo, pasando por sus desarrollados pectorales, hasta su cara, su bonita cara… ¡Que me miraba!

-¿Te gusta lo que ves? -me dijo con una sonrisa. No podía escapar de esta, podía mentir y quedar como una falsa o ser sincera, opté por esta última opción.

-Sí… me gusta.

En esto oímos que venía alguien por del camino. Faltaba bastante para que llegaran así es que avisamos a Jorge para que saliera del agua y se pusiera el bañador. No nos oía así es que tuve que ir hasta la orilla a tirarle el bañador. Justo cuando él lo cogió aparecieron en la playa una pareja de ancianos que se pusieron a tomar el sol a unos pocos metros de donde estábamos nosotros. Vimos, no pudiendo contener la risa, como Jorge se ponía el bañador y salía del agua. Me fijé en la cara del abuelete y vi que lo miraba con cara de asco, sin embargo su mujer se lo comía con los ojos. Se acercó a nosotros y nos miro con cara de pocas bromas:

-¿Pero no sabéis avisar con tiempo? -dijo bastante alto por lo que tuvimos que pedir que bajara el tono- ¡casi me pillan en bolas!

-¿Esa es forma de hablar delante de una señorita? -le soltó Javi en tono jocoso. Jorge optó por no responder.

Con esto estábamos cuando de repente levantó viento y el cielo se iba encapontado rápidamente.

-¡Vámonos de aquí! -dijo Jorge- esto parece una galerna -(para los que no lo sepáis la galerna es un cambio brusco de temperatura que se produce en verano en el Cantábrico).

Recogimos todo lo más rápido que podíamos pero de todas formas negros nubarrones se colocaron sobre nosotros amenazando lluvia antes de que saliéramos de la playa. Los ancianos habían sido mas rápidos que nosotros por lo que nos quedamos solos otra vez. Según íbamos por el sendero se puso a llover a mares. Yo pensaba llegar a casa costara lo que costara pero Jorge creía que era mejor a que escampara un poco.

-¡Oid! -dijo- creo que hay una caseta de pescadores aquí cerca ¿qué tal si vamos allí hasta que escampe?

Javi y él se fueron hacia allí y yo me fui a casa, ya estaba empapada y sólo cogería frío. Llegué a casa tiritando y me fui directamente a la ducha, necesitaba una ducha caliente o mejor aun, un baño. Abrí el grifo de la bañera y la dejé llenándose de agua caliente. Al salir del baño oigo unos gemidos provinientes de la habitación de mis padres

La curiosidad pudo más que yo. Me asomé a la habitación y me encontré a Ana haciéndole una mamada a Luis. Luis estaba de frente mirando hacia la puerta pero no me veía al tener los ojos cerrados y Ana estaba de espaldas a mi sorprendentemente completamente vestida (parecía que acababan de empezar).

Dejé de curiosear para irme a dar el baño. Eché unas sales y removí el agua para que se formara la espuma. Cuando estaba listo me fui metiendo poco a poco en el agua

Acababa de meterme en el agua cuando me di cuenta de que se abría la puerta, ¡se me había olvidado cerrar la puerta! Intenté taparme entre la espuma y las manos. Me tranquilicé en cuanto vi que entraba Ana. Venía con camiseta blanca de algodón y pantalones cortos beiges. Los pezones parecía que iban a romper la camiseta con lo duros que estaban. Se quedó muy sorprendida al verme.

-¡Habéis vuelto pronto! -dijo.

-¿Si? O es que se os ha pasado el tiempo volando -le contesté con una sonrisa maliciosa.

-¿Nos has visto? ¿Y Javi, también nos ha visto? -dijo preocupada.

-Tranquila, he vuelto sola. Javi y Jorge se han resguardado en una cabaña.

-¿Y? -me preguntó intrigada.

-¿Qué? -le respondí.

-Ya sabes, con esos dos, ¿no ha pasado nada?

-Algo sí -dije mirando hacia abajo.

-¡Pues cuenta, cuenta! -me dijo Ana con un brillo en los ojos.

Le conté, con todo lujo de detalles a petición de Ana todo lo que había pasado en la playa. De vez en cuando me soltaba cosas como "¡Pero tu eres tonta!" "¡Cómo se puede dejar pasar una oportunidad así!" "¿En serio?". Me fui dando cuenta de que cada vez estaba mas excitada. Sus pezones sobresalían claramente contra la tela de su fina camiseta de algodón. Me fijé un poco y pude ver la oscuridad que provocaban los pezones. Y se lo solté a quemarropa:

-¿Qué pasa Ana, te has calentado o has cogido frío?

No le dio tiempo a responder ya que Luis entró en el baño como un elefante en una ferretería.

-¡Pero vienes o…! -se quedó pasmado al verme. Venía totalmente desnudo. Me fijé en su cuerpo. Desde luego no había comparación entre ese y el de su hermano. Mis ojos se deslizaron por su cuerpo hasta la polla. La tenía morcillona. Decidí que el calentón que me habían dado Javi y Jorge había que solucionarlo de alguna manera

-Luis, acércate -le dije. Se acercó con una sonrisa en los labios. Me puse de pié en la bañera, la espuma se fue deslizando poco a poco por mi cuerpo dejándolo a la vista de Luis y Ana. La polla de Luis apuntaba al techo, Ana por su parte se había quitado la camiseta y sus pechos quedaron libres. Salí de la bañera y mojada como estaba procedí a quitarle los pantalones a Ana junto con las braguitas.

Una vez desnudas las dos nos besamos. Sólo fue un pico pero en la breve fracción de tiempo que duró perdí todos los tabúes que pudiera tener sobre hacer nada con otra mujer… Luis se acercó a nosotras y colocó cada una de sus manos sobre nuestros pechos, una mano para cada una. Sus manos se dirigieron directamente hacía nuestros pezones. Los acariciaba lentamente. Mis pezones se fueron poniendo duros.

-Sois increíbles… -dijo Luis. En eso oimos una voz en el pasillo.

-¡Ya veo lo que hacéis mientras estoy fuera! -era Javi que entraba en el baño.

-Estooo… ¡esto no es lo que parece! -dijo Luis, desde luego no se distinguía por su originalidad.

-Ya veo -dijo Javi mirándonos, que digo mirándonos, comiéndonos con los ojos a Ana y a mí- habéis decidido bañaros los tres juntos para ahorrar agua. Luis, no intentes disimularlo, ¿no ibais a decirme nada, ibais a enrollaros a diez metros de mi y no me ibais a decir nada?

Yo tarde en reaccionar al susto pero cuando por fin lo hice instintivamente me tapé la entrepierna disimuladamente. Esta precaución era totalmente innecesaria porque la espuma aún no se había disipado por allí. Javi se dio cuenta de mi maniobra y me miró haciendo una parada en mis pechos donde los pezones se erguían desafiantes. Ana rompió el silencio:

-Bueno, vamos a vestirnos y a tomarnos algo en la cocina.

-Me parece bien -dije.

-Si queréis iremos a la cocina pero yo elegiré lo que se toma -dijo Javi con una maliciosa sonrisa, ¡Dios que guapo se ponía cuando sonreía- pero no os vistáis. Eva tu si acaso sécate.

Me quedé sola en el baño. Cogí una toalla y me sequé a toda velocidad. Mis pezones seguían duros y sentía mi coñito húmedo. Cuando llegué a la cocina Luis y Ana seguían desnudos pero Javi no estaba, según me dijeron Luis y Ana había ido a cambiarse ¿cambiarse? Pensé, no sería acaso a desnudarse, me estaba armando un lío. Así estaba yo a punto de provocarme un terrible dolor de cabeza cuando llegó Javi. Venía vestido con una camiseta y unos holgados pantalones de deporte. La cosa no dejaba de tener su gracia: tres personas completamente desnudas (y excitadas porque en Luis era más que evidente y tanto Ana como yo teníamos los pezones como piedras) y una cuarta completamente vestida.

Javi se acercó hacia donde yo estaba pero me pidió paso para llegar hasta la cocina. Sacó una cazo y llenándolo de agua lo puso a calentar.

-¿Eva, tienes alguna infusión, no sé, té, manzanilla…? -me dijo mirándome a los ojos. Me quedé petrificada. Por primera vez vi en sus ojos la lujuria, hasta qué punto deseaba que continuara lo que había empezado en la playa…- ¿Eva?

-Si, perdona en este armario de aquí -y me estiré para alcanzarle un sobre de manzanilla- solo tengo esto

-Perfecto solo necesito para entrar en calor… aún más

Mientras Javi preparaba la manzanilla Ana y Luis estaban cada vez más acaramelados. Luis estaba lamiendo los pezones de Ana mientras sus dedos recorrían su vientre en dirección a su coñito. Cuando los dedos de Luis alcanzaron su objetivo Ana exhaló un largo gemido. Se notaba que llevaba tiempo caliente. Miré a Javi que miraba la escena a través del vapor de su manzanilla. Debió de sentirse observado porque me miró y me sonrió. Y me miró como diciendo espera y verás.

Esperé pacientemente a que se tomara la manzanilla. Mientras tanto Luis había abandonado los pechos de Ana y su boca se esmeraba sobre el coñito de mi amiga. Sólo de verlos me había puesto más cachonda y empecé a tocarme los pezones suavemente. Luis parecía no tener prisa y comía el coño de Ana con una parsimonia exasperante y excitante. Los gemidos de Ana llenaban la habitación. Ana apartó la cabeza de Luis de su entrepierna. No dijeron nada pero sus miradas de complicidad dejaban perfectamente claro lo que iba a ocurrir.

Ana se colocó en la mesa tumbándose de una forma lenta. Cuando terminó de hacerlo pasó dos dedos por su rajita despacio, mientras miraba a Luis incitándolo, excitándolo… entonces Luis me miró a mi y luego miro a su hermano, dudaba, parecía importunarlo no mi presencia, lo que sería absurdo si no la de su hermano menor que se estaba tomando plácidamente una manzanilla cuando el estaba a punto de follarse a su novia.

-¿No piensas hacer nada? -dijo Javi rompiendo el hielo.

Con esas palabras Luis pareció olvidarse donde estaba, de quienes estaban delante y de todo. Se agarró la polla que no había bajado un ápice desde lo del baño y la colocó sobre los labios vaginales de Ana restregándola de arriba abajo. Pude ver que la polla poco a poco se iba humedeciendo, probablemente con la humedad que desprendía del coño de Ana.

-Ayúdale -dijo Javi- Eva, ¿me oyes?

-¿Eh?, Sí por supuesto.

Desnuda como estaba me acerqué a donde estaban Ana y Luis. Pase los dedos por el vello púbico de Ana en dirección descendente. Mis dedos encontraron su clitoris y lo capturé entre mis dedos, Ana gemía y se retorcía sobre la mesa.

-¡Por favor, Luis, métemela! -dijo, mas bien gritó, desesperada.

No sé muy bien porqué pero mire a Luis a los ojos y en ellos vi un fogonazo. Inconscientemente agarré su polla y acerque mi boca y apoyándola contra su vientre le di un largo lametón con mi lengua desde la base hasta el capullo. Después de esto volví a colocarla sobre los labios vaginales de mi amiga y volví a mi anterior posición.

Ana colocó sus manos sobre el trasero de Luis y este no pudo contenerse mas y poco a poco, con una lentitud exasperante fue metiendo su polla en el cálido y húmedo coño de Ana. Cuando la hubo metido entera se apoyó sobre el cuerpo de Ana. Primero se unieron sus vientres, luego sus pechos (en ese momento Ana soltó un gemido de placer por lo que deduje que tenía los pezones aún más sensibles de lo que yo creía) y luego se unieron las bocas en un apasionado beso.

Según se estaban besando Luis comenzó a embestir sobre el coño de Ana lentamente al principio y acelerando cada vez más. La escena era increíblemente excitante y yo no pudiendo contenerme más empece a tocarme el coñito. Lo tenía húmedo, tenía los pezones duros como piedras. No podía apartar la vista de la polla de Luis que entraba y salía casi completamente del coño de Ana brillante por los jugos de esta. Los dos gemían, se besaban… "cómo desearía estar yo en el lugar de Ana" me dije a mi misma.

Me había olvidado de Javi pero el, evidentemente, no se había olvidado de mi. Me llevé un tremendo susto cuando sentí una mano en mi hombro y debí dar un brinco porque Javi me susurró al oido:

-Tranquila, sólo soy yo -me dijo. Sus manos habían abandonado mi hombro para ir bajando lentamente en dirección a mis pechos. Primero rozó los costados de mis pechos, suavemente, con una delicadeza increíble. Él estaba detrás de mi pero no me tocaba. Eché el trasero para atrás pero él, al sentir mi movimiento se echó a su vez para atrás- tranquila, todo a su tiempo

Sus manos abandonaron el lateral de mis pechos para dirigirse a mis pezones. Los cogió entre dos dedos y los acarició suavemente con un tercero. Entonces se acercó a mi, apoyando su cuerpo contra el mío. Seguía vestido porque pude sentir la tela contra mi piel. Pude sentir su aliento en mi cuello poco antes de que sus labios me lo besaran y pude sentir su dura polla a través de la tela apoyada en mi espalda.

-Vámonos a un sitio más tranquilo -me dijo y salimos de la cocina en dirección a mi habitación cogidos de la mano como dos amantes que se conocían de tiempo atrás.

Cuando llegamos a mi habitación me hizo tumbarme en la cama. Él se tumbó a mi lado, completamente vestido pero el abultamiento de su pantalón no dejaba lugar a dudas. Desde la cocina de oían los gemidos de Ana y Luis. Me besó en la boca, nuestras lenguas lucharon hasta que él dio por terminada la lucha y fue dando besos hacia abajo. Primero el cuello y poco a poco llegó hasta un pezón. Lo beso y se puso a acariciarlo con la lengua. Mientras sus dedos acariciaban el otro pezón. Cambió alternativamente de pezón ahora lamía uno ahora el otro y siempre el pezón que no era lamido era acariciado por sus dedos.

Cuando decidió que mis pezones ya habían recibido suficiente tratamiento siguió bajando por mi vientre con su habitual parsimonia. Yo no estaba impaciente, sabía lo que me iba a hacer y lo que pretendía con todo lo que me hacía (y a fe que lo estaba consiguiendo…). Su mágica lengua llegó hasta mi ombligo y estuvo un buen rato lamiéndolo. Al terminar con mi ombligo su lengua siguió su camino descendente. Sus dedos llegaron antes que su boca. Acariciaron con suavidad todo mi pubis pero si llegar a tocar mis labios vaginales ni mi clítoris. Yo ya estaba impaciente por sentir su aliento, sus labios y su lengua sobre mi coño. Por fin su lengua llegó a mi depilado pubis.

-¡Me encantan los coños depilados! -me dijo con una sonrisa- son mas fáciles de comer

-¡Pues comeee! -dije justo en el momento en el que su lengua recorría de arriba abajo mis labios vaginales. Tenía una lengua fantástica. Su lengua volvió a recorrer mis labios vaginales en sentido inverso de abajo arriba. En ese momento se oyeron claramente los gritos de Ana desde la cocina anunciando probablemente su orgasmo. Javi no me dejó concentrarme en los gritos de la cocina porque su lengua se puso a lamer mi clítoris, dándole golpecitos suaves. Lo atrapó entre sus labios y le daba suaves lamidas que me ponían al borde del orgasmo. Y se lo dije:

-¡Jaaviii, comooo sigas ahh, así me voy a correrrr!

-¿Y de dónde sacas tu que no es eso lo que quiero? -me dijo abandonando por un segundo su tarea. A la que volvió de inmediato con más empeño aún que antes. Sentía que mi orgasmo se acercaba, que me iba a correr en la boca de Javi… su lengua seguía acariciando, chupando mi clítoris. Sus dedos acariciaban mis labios vaginales sin rozarlos apenas. Sentí llegar mi orgasmo

-¡¡¡Me corroooooooooooooooooo!!! -grité soltando todo el aire que contenían mis pulmones. El orgasmo fue tan intenso que me llegaron a saltar unos lagrimones y desde mi boca se descolgó un hilito de saliva.

Cuando cesaron los últimos coletazos de mi orgasmo abrí los ojos y pude ver como Javi me sonreía desde mi entrepierna. Levantó un poco la cara y pude ver su barbilla brillante de mi orgasmo.

-Me encanta haceros disfrutar -dice Javi.

-Lo haces muy, pero que muy bien -le respondo- además de guapo eres un gran… -no se como describirlo, pero me doy cuenta de que Javi se ha sonrojado hasta las orejas y se me olvida lo que iba a decir.

-Gra… gra… gracias -dice balbuceando. Tengo ante mi a todo un hombre hecho (y muy bien por cierto) y derecho con un sorprendente nerviosismo infantil. No me puedo creer que se ponga tímido justo después de haberme llevado a un orgasmo increíble.

Sin embargo, su nerviosismo o lo que fuera desaparece pronto. Y en apenas dos minutos el sonrojado chiquillo vergonzoso se vuelve a convertir en el Javi que yo conocía.

Empezó a quitarse la camisa desabrochando los botones lentamente, uno a uno, según lo iba descubriendo su pecho parecía aún mejor, sus abdominales eran perfectos… lo miré a los ojos, a esos increíbles ojos verdes que me miraban con deseo.

-Termina de desnudarme tu… -me pide.

Se acerca y hace que me levante. Cuando lo hago se inclina para besarme. Nos besamos con pasión, con desenfreno. Siento mi sabor en su boca, eso hace que vuelva a excitarme de nuevo (si es que no lo había estado ya todo ese tiempo). Yo aprovecho que está entretenido besándome para deslizar mi mano por su fornido pecho. Le acaricio las tetillas, él sigue besándome todavía con más fuerza. Sigo bajando por su vientre en dirección a su cintura pasando por sus abdominales, siempre me han gustado los chicos con los abdominales marcados… llego a la cintura de sus pantalones. Tengo dudas, no sé porque pero algo me asusta, o me inquieta o no sé que pero me detengo. Deja mi boca y pasa a besarme el cuello mientras me susurra al oido:

-Vamos Eva, quiero que veas lo que me haces… -ese es el empujón que necesitaba. Suelto el botón de sus pantalones en un santiamén. Los pantalones caen hasta sus tobillos. Miro hacia abajo, sus boxer negros forman una tienda de campaña impresionante. Me arrodillo pero no me lo permite. Meto las manos por la parte de atrás de sus boxer. Su culo es duro y firme. Acaricio la piel de su trasero acercándome poco a poco a el. Siento la tela de su calor en mi vientre, sigo acercándome y su boxer se apoya en mi vientre. Siento perfectamente lo dura que está su polla. Necesito sentirla en mi piel… empiezo a restregarme contra el como una gata. Su polla roza mi vientre a cada restriegue. La noto cada vez más dura, y sigo moviéndome. Lo miro. Me mira. Me sujeta por los hombros y me deja caer sobre la cama. Se vuelve dándome la espalda. Estoy desesperada por verlo desnudo:

-¡Quítatelo todo! -grito sin darme cuenta. Es como si no fuera yo la que gritaba. Volvió ligeramente la cabeza para mirarme con sus ojos verdes y sonreirme.

-Tranquila Eva, todo se andará

No sé si por verme tan desesperada o simplemente para excitarme aún más empieza a menear sus caderas a un ritmo lento. Mis ojos se clavan en su trasero. Trasero que acabo de tener en mis manos. Sus manos se dirigen a la cinturilla de sus boxer. Desde la cocina llegan gemidos masculinos. Todo eso me excita hasta tal punto que no puedo evitar tocarme los pechos dedicando especial atención a mis pezones, aún húmedos de las atenciones de Javi, que acaricio suavemente con la yema de mis dedos. Javi me mira de refilón y baja sus boxer un poco. La parte de arriba de su trasero queda a mi vista. La visión es magnífica. Su boxer baja un poco más y mis manos también a la busca de mis labios vaginales. Justo cuando mis dedos llegan a mi coñito su trasero se expone a mi vista. La sola imagen de su trasero hace que hunda mis dedos en mi coño sólo un poco, apenas unos milímetros, pero no pude evitar volver a sacarlo. Me puse a gemir suavemente, muy bajito pero no lo suficiente como para no ser oida. Javi me miró.

-No puedes esperar ¿eh?

-Vámos, desnúdate, quiero verte -le respondí entre resoplidos.

-Tranquila, todo lo bueno se hace esperar -¡Será creído! Pienso un segundo pero es un pensamiento fugaz. Estoy demasiado ocupada en otros menesteres más interesantes… y tan interesantes. Se termina de bajar los calzoncillos y según se los saca por una de las piernas me parece ver su escroto entre sus muslos… me vuelve a mirar…- ya casi esta -me dice. Para entonces mis dedos se hunden en mi coño hasta la segunda falange.

-Tariro, tariro -se vuelve lentamente ¡Dios mío! Ya me pareció que los boxer mostraban un paquete importante pero aquello era enorme. A ojo de buen cubero calculé sobre los 20-22 cms. No me di cuenta pero debió caérseme la baba porque sentí caer el liquidillo viscoso en mi canalillo. Se acerca a mí y me besa. Siento que se coloca sobre la cama a mi lado. Puedo sentir su polla en mi costado cerca de mi culo

Estabamos así de bien cuando se oyen gritos en todo el edificio. Un cortocircuito había provocado un incendio. No nos habíamos dado cuenta. Entró Ana a todo correr en la habitación. Javi no se como consiguió taparnos a los dos. De todas formas Ana venía más preocupada que excitada:

-¡Tenemos que salir del edificio! ¡Dáros prisa! -gritaba como una energúmena mientras corría por el pasillo hacia la puerta.

Javi y yo nos vestimos. Había estado a punto. Casi, casi… una vez estábamos vestidos y salíamos fuera Javi me susurró al oído:

-Todavía no he acabado contigo

Esa promesa hizo que me resultara más difícil evitar violarlo allí mismo. Me sentía excitada, muy excitada y también enfadada. Habría que esperar y todo por un fuego que era poco más que una barbacoa

Continuará

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