Con el socorrista (II)

Lo pilló con otra y su cuerpo se toma cumplida y agradable venganza...

CON EL SOCORRISTA (II)

Después de aquello dormí toda la noche. Pero a la mañana siguiente, al asomarme a la ventana vi a Jorge, el socorrista, charlando muy amigablemente con la hija de mi vecina de 19 años. No pude evitarlo, tuve celos pero se me olvidaron por completo al ducharme.

Para olvidarme de todo fui de compras al pueblo, me faltaba fruta, y entre una cosa y otra se me hizo la hora de comer.

Llegué a la urbanización sobre las 2 y subí directamente a mi piso. Al llegar mientras vaciaba las bolsas de la compra me asomé un segundo a la ventana, el justo para ver como Jorge llevaba de la mano a la hija de mi vecina hacia el mismo sitio al que me llevó a mi el día anterior

Sin pensármelo dos veces prácticamente volé hasta la enfermería de la piscina. Esperaba que la puerta estuviera cerrada como le pedí yo el día anterior pero cual fue mi sorpresa al descubrir que ni a la niñata y ni a él se les había ocurrido. Entré en la enfermería sin hacer ruido. Busqué y encontré un buen escondite desde el que ver y no ser vista. Lo que pude ver al principio me puso furiosa pero luego me excitó.

La niñata estaba tumbada en la camilla que tan buenos recuerdos me traía completamente desnuda mientras Jorge le comía el coño. Pude comprobar también que Jorge se estaba acariciando la polla, que se estaba pajeando. La niñata gemía como una loca, lo estaba disfrutando. Agarraba y tiraba del pelo de Jorge pidiéndole que chupara más que ahí ahí y todo lo demás… hasta que soltó un gritito y se dejó caer sobre la camilla era más que evidente que se había corrido. Jorge se apartó de ella y pude ver que la niñata no tenía como yo el coñito depilado

Jorge empezó a besarla y se deshizo de su bañador así vi su prieto culito al natural mmmmm… estaba yo en estos pensamientos cuando oigo a la niñata:

-Por favor, ten cuidado, yo nunca

-¿Nunca? ¿Nunca lo has hecho?

-No

-Tranquila, tendré cuidado.

Dicho esto se puso a acariciar el coñito de la niñata haciéndola gemir y metiéndole de vez en cuando un dedo. Poco a poco, mientras la niñata estaba más y más cachonda pude ver como Jorge colocaba su polla en el virgen coñito de la niñata. Ella notó la diferencia de tacto y abrió los ojos. Tenía una mirada de carnero degollado pero también de golfa

Jorge colocó su polla justo en la entrada del coño de la niñata, la iba a desvirgar, por primera vez iba a estar presente en una desvirgación que no fuera la mía. Eso me puso cachonda y mis manos se deslizaron hasta mis pechos acariciando los pezones por encima de la camiseta de verano que yo llevaba. Cerré los ojos un instante y los abrí justo a tiempo para ver como la polla de Jorge entraba en el coño de la niñata. Ella lanzo un quejido de dolor que Jorge acalló besándola. Pude ver como la polla entraba y entraba en el, hasta ahora, virgen coño. Entraba lentamente haciéndolo durar. Esto me excito sobremanera y mis manos fueron hacia mis braguitas al tocarme el coñito por encima sentí un escalofrío pero aún no se como conseguí no gemir

Jorge y la niñata seguían a todo esto dale que te pego, Jorge ya se la había metido entera y empezaba a bombear suavemente prácticamente no era mas que un pequeño vaivén. La niñata parecía impacientarse porque pedía más y más fuerte (coño con la niña). Jorge la hizo esperar, la follaba despacio pero casi imperceptiblemente metía y sacaba cada vez más polla hasta que empezó a bombear a toda velocidad. La niñata gemía como loca, estaba disfrutando y por los gemidos que emitía Jorge también. Sus cuerpos se iban llenando de sudor mientras follaban cada vez más y más deprisa. Jorge bajó la cabeza y atrapó uno de los pezones de la niñata y lo lamió y mordisqueo a lo que la niñata respondió con gritos de si, dame más y cosas por el estilo. En esto me di cuenta de que la niñata le decía algo a Jorge pero habló tan bajo que no pude oirla pero sí pude oír la respuesta de Jorge:

-¿Estás segura?

-Sí, quiero que me desvirgues entera

-Pero

-Quiero que me lo hagas, quiero que me llenes entera -¡joder! ¡Será golfa! Quería que la enculara.

-Está bien -dijo Jorge mientras dejaba de bombear y sacaba la polla del coño de la niñata. Pude ver como la polla rebosaba de jugos de la niñata y también me pareció ver un poco de sangre- date la vuelta.

No acabó de decirlo para cuando la niñata ya estaba en posición. Jorge se inclinó sobre el culo de la niñata y empezo a lamerle probablemente el ano, digo probablemente porque desde mi posición no se veía demasiado bien, se oía el rechupeteo de la boca de Jorge y los apagados gemidos de la niñata que cada vez eran más fuertes y sus caderas al principio quietas empezaron a moverse al ritmo de los lenguetazos de Jorge.

Cuando Jorge consideró que la niñata estaba perfectamente lubricada empezó a meterle un dedo en el ano. La niñata pone cara de dolor pero no protesta. Segundo dedo, ella empieza a poner cara de placer me fijo y veo que la otra mano de Jorge acaricia el coño de la niñata.

-¡Ahora, métemela! -pide la niñata.

Jorge se levanta y mete la polla un poco en el coño de la niñata y pasa los jugos de la niñata por su ano. Coloca la polla justo en la entrada. Empieza a empujar. Las manos de la niñata se agarran fuerte a la camilla mientras pone cara de dolor pero no se queja, parece estar tan cachonda de que le den por el culo que decide sacrificarse ¡Y pensar que yo aún no lo había probado porque me parecía doloroso! Y a la niñata la estaban enculando delante de mis narices.

A todo esto yo ya me estoy acariciando el coño cada vez más rápido ante el espectáculo que se me ofrece. Era increible ver como la polla de Jorge entraba en el culo de la niñata y esta iba cambiando su cara de dolor por otra de placer. La cara de Jorge era de excitación parecía querer reventarla. Jorge puso una de sus manos en los pechos de la niñata y empezó a acariciar los pezones de la niñata con bastante fuerza mientras la otra mano se colocó sobre el coño de la niñata y lo acariciaba a la vez que de vez en cuando le metía algun dedo. La niñata empezó a gemir, diciendo que se iba a correr, que le diera fuerte (¿pero no era virgen? A qué venía pedir más fuerte, debía de estar doliéndole y pedía más la muy golfa). La cara de Jorge denotaba que estaba disfrutando. Estaban así y yo mansturbándome cuando sentí llegar mi orgasmo, me iba a correr mientras veía follar a una pareja. Mi orgasmo llega y tengo que morderme los labios para no gemir y descubrirme aún así no creo que se dieran cuenta tan a lo suyo que estaban.

Mientras me corría oí que la niñata anunciaba su orgasmo, el cual anunció a gritos. Cuando hubo pasado el mío vi que la niñata estaba con la cara de satisfacción de después de un gran orgasmo. Jorge seguía envistiendo cada vez más rápido. Su cara mostraba cada vez más placer, parecía que estaba a punto de correrse, y así me lo confirmaron sus palabras:

-¿Dónde la quieres…? -la niñata se volvió sin comprender y justo en ese momento Jorge soltó un alarido, se estaba corriendo dentro del culo de la niñata.

Después de acabar de correrse Jorge sacó su polla del culo de la niñata. La polla al salir vino acompañada de una parte del semen que Jorge acababa de dejar dentro y quedó fluyendo del culo de la niñata llegando hasta los muslos de esta. La niñata parecía darse por satisfecha. Cogió una gasa que había por allí para hacer las primeras curas y se limpió el trasero y la parte de arriba de los muslos. Después de esto se puso el bikini y dándole un beso se despidió de Jorge:

-Has estado fantástico. Me ha encantado hacerlo contigo -y dicho esto se fue. Jorge se quedó "solo" en la enfermería. Yo tenía la impresión de que la niñata lo había utilizado pero me daba igual, yo había disfrutado de un gran espectáculo y de un buena dedito. Aunque también tuve una sensación de celos.

Jorge se fue hacia la ducha momento que aproveché para salir sin ser oida. La experiencia me resultó excitante pero no sabía como reaccionar y menos aún como mirarle a Jorge la próxima vez que lo viera y lo más importante como haría yo cuando me encontrara con mi vecina o con su hija la niñata. Fui a mi piso y me puse a ver la tele, no quería pensar. Quería olvidar lo que había visto. Había sido excitante pero ya está.

Pasé toda la tarde viendo estupideces en la tele hasta que me quedé dormida. Desperté sobre las 11 de la noche. Estaba hambrienta, normal no había comido con todo ese asunto de… ¡pero no podía pensar en otra cosa! Preparé una cena ligera y como no me apetecía salir me puse a ver la tele un rato hasta que me fui a dormir. Lo último que pensé antes de quedarme dormida fue que mañana será otro día

A la mañana siguiente me despertó el teléfono ¿quién sería el que se atrevía a despertarme a esas horas? Me levanté de mala gana y fui a cogerlo:

-¿Diga?

-Hola Eva, soy Ana.

-¿Y que quieres a estas horas?

-¿Qué pasa te he levantado de la cama?

-Pues sí pero tranquila ya me iba a levantar -¡y una mierda! Pero no se lo podía decir y menos a una amiga- ¿Qué querías?

-Me preguntaba si te importaría que yo, novio y su hermano te fueramos a visitar -a su novio lo conocía era un chico moreno, guapito, muy simpático pero al que su afición por las cervezas le estaba provocando una hinchazón permanente a la altura del vientre… a su hermano no lo conocía. Me gustó la idea así me olvidaría de lo de ayer.

-¡Claro que sí! ¿Cuándo venís?

-Habíamos pensado ir esta tarde si no te viene mal ¡Oye! Si tienes algún compromiso o algo dímelo y no vamos no quie

-Pero bueno ¿desde cuándo me molestas tu a mi? ¿A qué hora venís?

-Saldremos de aquí después de comer así que supongo que llegaremos sobre las cuatro y media.

-Perfecto, os estaré esperando.

Me quedaban cinco horas hasta que llegaran ¿y porqué venía en hermano de Luis? Se me olvidó preguntárselo a Ana. Bueno, ya me enteraría.

Si es que venían necesitaría comida (por supuesto que se quedarían a cenar, faltaría mas, la hospitalidad es un grado). Miré en los armarios y la nevera, necesitaba más comida. Fui al pueblo a por provisiones y no sé aún porqué entré en la farmacia y compré preservativos. Volví a la urbanización cargada como un mercante y al ir hacia mi piso vi a Jorge que iba hacia la piscina, me guiñó un ojo pero lo único que hice fue lanzarle una mirada furibunda, aún no se porque como tampoco se me olvidará la cara de sorpresa de Jorge y el golpe que se pegó contra los setos de la piscina.

Llegué a casa y después de colocar todo en su sitio preparé la comida y comí. Al terminar de comer me tumbé en el sofá y me puse a ver la tele. Al sentarme me di cuenta de que estaba empapada de sudor y olía a tigre. Pensé en darme una ducha y eso hice. Sentir el agua tibia sobre mi cuerpo me provocó tal estado de sopor del que sólo salí cuando oí que llamaban a la puerta ¿Cuánto tiempo había pasado en la ducha? Cogí apresuradamente un albornoz me lo puse y fui a abrir. Al ir a abrir vi en el reloj de la cocina que eran más de las cuatro y media ¡Había estado en la ducha casi dos horas! El timbre no dejaba de sonar, parecía que mi amiga se impacientaba, no me iba a poder vestir así es que abrí en albornoz.

Lo que me encontré al abrir fue a mi amiga Ana y a su novio Luis. Ella llevaba un ligero vestido de verano que le sentaba muy bien. Luis por su parte llevaba una camiseta verde y unos pantalones cortos del que asomaban dos peludas piernas. Pregunté por el hermano de este último y me dijeron que estaba aparcando y que enseguida vendría. Me disculpé y fui a vestirme, no podía estar así ante un desconocido. Mientras me cambiaba oí que llamaban a la puerta y pedí a Ana que abriera. Terminé de vestirme y fui hacia el pequeño salón del piso lo que me encontré allí simplemente me dejó con la boca abierta. El hermanito en cuestión resulto ser un auténtico cañón como 1.85, rubio con unos ojos verdes que quitaban el hipo. Llevaba una camiseta de tirantes que llenaba magníficamente con un cuerpo musculoso pero sin ser exagerado. Se levantó y pude ver que llevaba un pantalón de deporte del que asomaban dos potentes y totalmente depiladas piernas. Ana hizo las presentaciones:

-Eva, este es Javi, Javi, esta es Eva.

-En… encantada -dije con un hilo de voz.

-Igualmente -dijo el mientras me miraba de arriba abajo deteniéndose a la altura de mis pechos. Y me plantó dos besos que ardieron en mis mejillas e hicieron que algo se revolviera en mi interior ¡Dios como me gustaba aquel hombre!

Después de esto estuvimos charlando un buen rato sobre banalidades y tonterías hasta que sin darnos cuenta se hizo la hora de cenar. Ana y yo echamos de casa a los chicos diciéndoles que se fueran a comprar vino que no tenía en casa. Costó convencerles pero al final se fueron. Ana y yo nos fuimos a la cocina.

-Eva, ¿qué te ha parecido mi "cuñado"? -me preguntó a quemarropa.

-No está mal -respondí.

-¿Que no está mal? Si casi te lo has comido con los ojos y el a ti.

-No digas tonterías.

-¿Tonterías dices? Te conozco de hace mucho y tienes la mirada que pones cuando un chico te gusta. Apostaría lo que fuera a que no te importaría acostarte con él.

-Ana, deja ya de decir tonterías.

-¿Tonterías dices? Seguro que estas mojada -y dicho esto ni corta ni perezosa metió las manos por debajo de mi vestido llegando hasta mis braguitas. Evidentemente estaban húmedas, el tal Javi me había puesto, Ana puso cara de triunfo y hurgó dentro de las braguitas, tocándome haciéndome morder los labios para no gemir. Cuando quitó su dedo de mi intimidad sentí una sensación de vacío- ¿Lo ves? -me dijo acercando el dedo que me había tocado íntimamente a la nariz- ¿Ves como estas cachonda? Mi "cuñadito" te ha puesto cachonda.

-Pues sí, un poco.

-¿Un poco? Eva te conozco desde párvulos, ni intentes engañarme -la conversación se interrumpió ahí porque sonó el timbre anunciando la vuelta de los chicos. Ana y yo seguimos haciendo la cena y me dio por preguntarle por la duración de su visita.

-¿Cuánto tiempo vais a quedaros haciéndome compañía?

-¿Qué pasa ya te molestamos? -respondió Ana con una carcajada- Si no te parece mal hasta el lunes -era jueves. Perfecto así no estaría sola el fin de semana y me olvidaría de lo de Jorge y la… ¡Pero bueno, no podía olvidarlo! Decidí pensar en otra cosa y me esmeré en preparar la cena junto con Ana.

-Al contrario, me encanta, así no estaré sola el fin de semana.

Por fin terminamos la cena y la servimos en la salita. Con la comida también fuimos bebiendo vino y cada vez estábamos más achispados. Después de cenar nos pusimos a charlar amigablemente. Hablamos de todo desde política hasta sexo aunque esto último lo pasamos de refilón. Lo más sorprendente de esta conversación fue descubrir que Javi no tenía novia, que lo habían dejado hace un par de meses. "¿Y a ti que te importa?" pensé, pero no pude evitar que ese dato me excitara y más sabiendo que desde entonces sólo lo había hecho un par de veces y además apresuradamente. Después de tanta charla se nos estaba haciendo tarde así es que distribuimos las tres habitaciones del piso. En la mía dormiría yo, en la grande que cuando vienen usan mis padres Ana y Luis y en la pequeña dormiría Javi.

Nos acostamos y yo me quedé dormida enseguida pero me desperté al cabo de una hora o algo así. La casa estaba en silencio así es que como sentía sed fui hasta la cocina a tomarme un vaso de agua. Al pasar por la habitación pequeña eche un vistazo dentro. La luz de la calle apenas iluminaba la cama y allí estaba Javi dormido de espaldas, con su amplia espalda desnuda y la sabana justo a la altura de la cintura. Desee por un segundo quitarle la sabana y apreciar ese cuerpazo hasta despertarlo y pedirle que me hiciera el amor hasta saciarnos, pero me contuve. Volví a la cama y estaba tan caliente que no podía dormirme fantaseando con Javi. Levanté el camisón y metí mi mano en mis braguitas. Descubrí mi coñito mojado. Justo cuando empezaba a tocarme oí como susurros que venían de la habitación de al lado, la de mis padres. Agudicé el oído y me puse a escuchar, hablaba Ana:

-Estate quieto, ¿no ves que tu hermano o Eva nos pueden oir?

-Si ya estarán dormidos, venga, mira lo caliente que me tienes.

-Mmm, si, la tienes como un toro -parece ser que en este momento Luis también debió tocar a Ana, mas que nada por su comentario.

-¡Estas calada! Tú también lo estás deseando.

Lo siguiente fue el sonido de chupeteos y gemidos de hombre, parece ser que Ana estaba haciéndole una mamada a Luis. Los gemidos de este iban in crescendo, parecía haberse olvidado de que no estaban solos. Ana debió de dejar de mamársela para llamarle al orden:

-¡Luis! ¡No hagas tanto ruido! -y poco después- Ahora quiero disfrutar yo.

Lo siguiente fue algo parecido es decir chupeteos y gemidos pero esta vez fueron más calmados y femeninos. Hasta que en un momento dado un gemido más fuerte que los otros pareció anunciar el orgasmo de mi amiga.

A todo esto yo estaba haciéndome un dedito de impresión. Pero no dejé de escuchar, ahora se oían gemidos de ambos y el ruido de la cama ¡Estaban follando bajo mi propio techo! Estuve tentada de levantarme y ponerme a espiar o incluso unirme a la fiesta pero no me atreví. Alcancé el orgasmo poco después de que sus gemidos me indicaran que ya habían alcanzado los suyos. Después de esto me quedé dormida hasta la mañana siguiente.

Fui la primera en levantarme. Me levanté me duche y fui hacia la cocina a preparar algo para desayunar, tenía un hambre atroz. Estaba preparando café cuando oigo una voz detrás de mí:

-Bueno días ¿Dónde están las toallas? -era Javi. Me volví y me quede sin habla. Sólo llevaba unos boxers negros. Su cuerpo era el de un modelo de ropa interior, sin un pelo con los pectorales muy bien definidos, el vientre como una tabla de lavar sin un solo gramo de grasa era incluso mejor que…- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

-Sí, perdona ahora te doy una -me dirigí al armario de las toallas. Al abrirlo se me cayó una y al ir a recogerla me fijé en el bulto más que apreciable que marcaban sus boxers. Noté como mis pezones reaccionaron a esa (y a la del resto de su impresionante anatomía) visión. Cogí una toalla y se la di. Justo en el momento en el que devolvía la toalla que se me cayó al suelo a su lugar se me cayo la caja de preservativos que guardé (¡Maldición!) en ese mismo armario. Lo recogí a toda velocidad pero él ya lo había visto. Salió de la cocina con una maliciosa sonrisa en la cara. No le di excesiva importancia aunque me molestaba un poco por lo que Javi, que hasta ayer mismo no conocía, pudiera pensar de mí. Estos pensamientos pasaron por mi mente como una exhalación porque inmediatamente empecé a pensar en cómo sería Javi en la cama

En estos pensamientos estaba cuando Ana entró en la cocina.

-Buenos días Ana, ¿qué tal has dormido?

-Muy bien gracias, ¿eso que huelo es café?

-¿Quieres? Iba a tomármelo ahora mismo.

Le serví y me serví el café. Nos sentamos en la mesa y nos pusimos a cotillear.

-Acabo de ver a tu "cuñado" en calzoncillos. No me había dado cuenta de que estuviera tan fuerte -Ana sonrió pero no dijo nada- me ha pedido una toalla y al ir a cogerla se me ha caído un paquete de condones que tenía guardado en el armario ¡Qué vergüenza!

-¿Porqué? Es algo natural. Todos lo hacemos no pienses que cree que eres una chica inocente, jajaja -ese comentario me molestó bastante así es que me puse a la ofensiva.

-¿Cómo tú y Luis anoche? Menudo ruido hicisteis me sorprende de que no se hayan quejado los vecinos -me arrepentí de decirlo nada más terminar de salir las palabras de mi boca. Ana se puso roja de vergüenza.

-¿Nos… nos oíste? -preguntó con un hilo de voz.

-Con el ruido que hicisteis como para no oiros. Pero cuenta, quiero todos los detalles -le respondí con una sonrisa.

Salió al pasillo y miró hacia un lado y hacia el otro para comprobar que no hubiera nadie cerró la puerta de la cocina y volvió a la mesa y se sentó a mi lado:

-Pues… Luis se despertó a media noche porque había oído pasos -los míos probablemente- y debió despertar muy cachondo y se puso a acariciarme hasta que consiguió despertarme. Al despertarme le dije que lo dejara, que se estuviera quieto, que nos podíais oír a tú o Javi. Me metió mano y me descubrió calada por sus caricias. Él también estaba empalmado. Yo sentía el coño ardiendo así es que le quité los calzoncillos que llevaba, porque en verano duerme sólo con calzoncillos, y se la mamé hasta que empezó a hacer demasiado ruido. Le pedí que me comiera el coño y estuvo un rato comiéndomelo, hasta que me corrí. Luego aprovechando que yo estaba abierta de piernas para que me comiera se colocó sobre mi y me folló. Me la metió despacio y luego fue acelerando -sus ojos se achispaban mientras me lo contaba y yo me estaba poniendo cada vez más y más cachonda. Entonces pareció darse cuenta de que yo lo había oído todo y me preguntó- Y mientras tanto ¿qué hacías tú?

-Lo mismo que desearía hacer ahora mismo -respondí sin ningún tipo de vergüenza.

-¿Y qué es eso? -me respondió Ana con cara pícara.

Iba a responderle cuando apareció Luis en la habitación en calzoncillos. No estaba mal era alto tenía un cuerpo proporcionado pero no era tan impactántemente guapo como su hermano Javi. No pude evitar dirigir mi mirada hacia su paquete, no estaba mal pero no era lo mismo. No había dudas Javi era el mejor. Ana ni corta ni perezosa le soltó:

-Ya te dije que nos oirían -le dijo señalándome a mi con la cabeza. Luis se puso incluso más rojo que Ana.

-Lo… lo siento, no quería… no queríamos molestarte… -dijo con un hilo de voz.

-¿Molestarla? ¿Molestarla con qué? -dijo Javi que entraba en la cocina. No le miré pero al ver la cara de Ana deduje que algo extraño pasaba y lo que dijo Luis me lo confirmo:

-Pero bueno Javi, ¿estás provocando a las chicas o qué?

Al oir esto me volví ¡Madre del amor hermoso! Sólo llevaba la toalla que yo le había dado hace un momento alrededor de la cintura. Su cuerpo mojado provocó que el mío se mojara también y que mojara también mis braguitas. Había que reconocer que tenía un cuerpazo… al sentirse observado por Ana y por mí me di cuenta de que se sonrojaba y tras disculparse salió de la cocina a cambiarse. Se creó un silencio denso, que rompió Luis:

-¡Chicas! ¿Qué pasa, nunca habéis visto a un hombre salir de la ducha?

-¡A uno así no! -respondimos las dos a la vez sin darnos cuenta. Esto, por supuesto, a Luis no le hizo la más mínima gracia. Se quedó callado con una expresión seria. Había que calmar el ambiente así es que propuse salir a dar una vuelta por un bosque cercano que era precioso y estaba sobre un acantilado que caía a pico sobre el mar. Ana aceptó enseguida, Luis también solo Javi que acababa de volver a la cocina dijo que no le apetecía y que se iba al pueblo a comprar unas cosas.

Ana, Luis y yo salimos de la urbanización por la parte de atrás mientras Javi sale por la parte de delante para ir al pueblo. Justo al despedirnos me vuelvo y le echo una ojeada al trasero de Javi. Al natural no se como será pero con los pantalones de deporte parecía fantástico.

Después de caminar un poco, llegamos al bosque. Eran sobre las once cuando llegamos y no había absolutamente nadie, como era normal los días de entre semana. Nos sentamos cerca del borde del acantilado y nos pusimos a charlar de todo un poco. Luis parecía inquieto, como queriendo decir algo pero sin atreverse. Ana no le hacía caso pero a mi me ponía mala verlo así. Cuando ya no pude aguantarlo más se lo pregunté directamente:

-Luis, ¿Se puede saber que te pasa?

-No, nada -repondió pero sin mirarme.

-Venga, que hay confianza -le pedí, no podía soportar más la situación, me estaba poniendo nerviosa.

-Pues… -se sonrojó. Esto hizo que Ana también perdiera la paciencia.

-¡Sueltalo! Nos tienes en ascuas -le dijo.

-Pues… -no se arrancaba- ¿esta noche nos has oído mientras…?

-¿Mientras…? -pregunté pícara.

-¡Mientras follabamos!

-Sí -respondí.

-¿Te has excitado? -me soltó de prontó. Eso me dejó un poco sorprendida y por eso respondí tan rápido:

-Sí, mucho.

-¿Y que has hecho a solas en tu habitación? -la conversación iba por unos derroteros que yo no esperaba pero que me estaban excitando.

-Me he mansturbado, me he mansturbado mientras os oía.

-¡Serás golfilla! -me soltó Luis. Ana no decía ni esta boca es mía- ¿te hubiera gustado participar?

-Lo he pensado pero no me he atrevido.

-¿Porqué? -me dijo Ana integrándose en la conversción -¿acaso yo y Luis no te gustamos?

-No, no, no es eso

-¿Y qué es? -preguntó Luis con un brillo en los ojos. Bajé la mirada hacia su pantalón y pude comprobar que formaba una interesante tienda de campaña- ¿Acaso te da miedo de que te vea desnuda? -me dijo mientras se levantaba y se colocaba a mi lado- ¿o que lo haga Ana? ¿O temes disfrutar con nosotros como nunca has disfrutado? -me dijo mientras me besaba el cuello. La situación me estaba excitando cada vez más. Ana se colocó detrás de Luis y empezó a quitarle la camiseta y a acariciarle el pecho, fornido pero no tanto como el de su hermano y al contrario que éste con una ligera mata de pelo. Me fijé en ella y me di cuenta de que la ropa de Ana estaba al lado de Luis debajo de una piedra ¡Se había desnudado mientras Luis me besaba! Al parecer la conversación la había calentado tanto como a mí.

A todo esto Luis ya acariciaba mis pechos por encima de mi fina camiseta. Mis pezones que ya antes habían reaccionado se pusieron como piedras. Me quitó la camiseta prácticamente para cuando me quise dar cuenta Luis me estaba acariciando un pezón con la lengua mientras me pellizcaba el otro. Ana mientras tanto empezó a desabrochar el pantalón de su novio. La lengua de Luis en mis pezones me provocaba descargas de placer que hacían que tuviera que cerrar los ojos. En un momento dado me di cuenta de que la lengua de Luis dejaba de acariciarme el pezón pero no se retiró porque sentía su aliento en la mojada piel de mi pezón. Abrí los ojos y vi como Ana mamaba la polla de Luis. Decidí ayudarla en su tarea y me tumbé en el suelo junto a ella y ante la polla de Luis. Cuando mis pezones tocaron el suelo lleno de agujas de pino sentí un escalofrío, una descarga de placer. Ana cuando vió que me acercaba en su ayuda dejó de mamársela a Luis y me ofreció su polla. No era una polla enorme, era mas bien mediana pero servía para el uso que ahora quería darle y el que mas adelante deseaba.

Agarré la polla de Luis y sacando la lengua recorrí toda la rajita de la utretra de abajo a arriba. Luis dio un quejido de placer:

-Siiiiiiii, dios Eva, ¡Que bien la chupas! -le sonreí y empecé a tragarme el capullo lentamente. Ana desapareció de mi lado. Enseguida supe donde estaba porque dos manos me desabrocharon y bajaron mis pantalones junto a mis braguitas.

-¡Eva, tienes el coño depilado! -exclamó sorprendida. Lo siguiente que salió de su boca fue su lengua que se puso a lamer mi rajita suavemente. Desde luego sabía perfectamente como hacerlo.

-¡Eva! ¿estás en huelga? -era Luis, que se sentía desatendido. Retomé mis labores gustatorias con más fuerza que antes. Le chupaba el capullo entero, acariciándolo entero con la lengua hasta que me pidió que parara, que no quería correrse tan pronto.

Mientras, Ana seguía comiéndome el coño, haciéndome suspirar y gemir de placer. Sentí llegar el orgasmo, me iba a correr con dos de mis mejores amigos, con ellos y delante de ellos. Dejé de pensar y alcancé un orgasmo cósmico. Oí unos comentarios que parecían lejanos.

-¿Ya está preparada? -era Luis el que preguntaba.

-Esta chorreando, está deseando sentir una polla -y dirigiéndose a mi me preguntó- Eva, ¿quieres que Luis te folle?

-¡No! Es tu novio, no podría

-¿Estas segura de que no quieres esta polla? -reiteró Ana. Todas mis reticencias cayeron como un castillo de naipes.

-¡Sí! ¡Quiero tu polla Luis!

-¿Dónde la quieres? -preguntaron Ana y Luis al mismo tiempo. Eso me hizo desesperar.

-¡Quiero que me la meta! ¡Quiero que me folle!

-Eso quería oír -dijo Luis colocándose sobre mi- que me supliques que te folle.

Pude ver y sentir como su polla se apoyaba sobre los labios de mi coño, la sentía caliente y yo me sentía húmeda, deseosa de tenerla dentro.

No tuve que esperar mucho, la presión en mi coño fue aumentando y la polla fue colándose poco a poco, centímetro a centímetro dentro de mi abrasador coño. Las paredes de mi vagina fueron dejando entrar a aquella polla que tanto placer me estaba dando. Entonces Luis hizo un movimiento circular con el que la base de su polla acarició mi clítoris. Exhalé un prolongado gemido de placer. Me relajé y ese instante aprovechó Luis para metérmela hasta el fondo con lo que solté otro gemido aún más fuerte que el anterior. Luis tuvo que besarme para que no hiciera tanto ruido. Lo rodee con mis piernas y descubrí sorprendida que tenía un culo duro, muy duro. Eso me excitó aun más y apreté a Luis aún más contra mi. Puso cara de satisfacción. Le pedí más.

Y él me lo dio. Se puso a bombear, a meter y a sacar su polla de mi coño, lo hacía cada vez más deprisa. Sentí su pelvis chocar contra la mía y los pelos de su pubis me hacían cosquillas en mi pubis depilado.

En esto veo que Luis se incorpora, que levanta su cuerpo de mi, temiendo que me la saque lo aprisiono entre mis piernas, miro hacia abajo y veo como su polla aparece y desaparece en mi coño, está mojada y brillante. Mientras observo el espectáculo una sombra llama mi atención, Ana cansada de ser simple espectadora se pone de cuclillas sobre mi cara. Nunca lo había hecho con otra chica, pero ella ya lo había hecho conmigo así es que acerque mi lengua a su cuidado coñito pero allí me encontré con la lengua de Luis. Nos besamos, él me paso el sabor de Ana directamente a la boca. Me sorprendió que no me disgustara. En esto oigo que Ana me suelta:

-Eva, cómeme el culo -me dice entre alaridos de placer, y es que Luis sabía comer coños como nadie- cómemelo para que Luis me la meta por ahiiiii

Su petición me excita tanto y estoy tan caliente que ni lo dudo. Humedezco toda la zona a lengüetazos y empujo ligeramente con mi lengua sobre su ano, que se abre dejando entrar a mi lengua en su interior. Estoy en esas labores cuando siento que un torrente llega a mi barbilla acompañado de gritos por parte de Ana:

-Siiiiiiiiiii… Luisss, ¡Cómo lo comessssss! ¡Me corrooooooooooo! -estaba yo tan concentrada en el orgasmo de mi amiga que ni siquiera me doy cuenta de la llegada del mío. Un fuerte orgasmo llega, me arrastra, a la vez que Ana se quita de encima mío.

-¡Luis como follas, cabrón! -digo nada más recuperada del orgasmo.

Luis me sonrie mientras saca su polla de mi coño, aún no se ha corrido ¡Menudo aguante tiene! Ana se coloca a cuatro patas con el culo expuesto. Luis pasa un dedo por su ojete y lo mete dentro con suma facilidad:

-Eva, me la has preparado estupendamente… -me dijo Luis con una sonrisa. Yo le sonreí también y me senté a ver el espectáculo que iban a ofrecerme.

Luis colocó su polla sobre los labios vaginales de Ana y se la metió por el coño, apenas unos centímetros para volverla a sacar y ponerla sobre el ano. Yo estaba ansiosa por ver como se la metía. Luis empezó a empujar y la polla empezó a entrar suavemente. Ana no se quejaba de dolor, era evidente que no era la primera vez que lo hacían así. En breve, en cuanto se la hubo metido entera Luis empezó un movimiento de vaivén. Suave al principio pero cada vez más rápido.

Empecé a masturbarme otra vez, y sentí deseos de comerme el coño de Ana y así lo hice. Me tumbé bajo su cuerpo y llegué hasta su coñito. Empecé a lamerlo dándole un largo lengüetazo de abajo a arriba. Su sabor no era tan malo como yo esperaba, de hecho no era nada malo, y seguí lamiendo cada vez más fuerte y a mayor velocidad. En esto siento como soy arrastrada hacia atrás por Luis. Quedo a la altura del culo de Ana, en primer plano para ver como Luis la enculaba, cuando recibo un lengüetazo en mi propio coño. Ana y yo nos enfrascamos en un apasionado 69 que excita tanto a Luis que arremete con más fuerza si cabe contra el culo de Ana. Su polla entra y sale del culo de mi amiga cada vez más rápido. El 69 que Ana y yo estamos haciendo nos conduce a sendos orgasmos que nos dejan exhaustas. Luis seguía dando fuertes pollazos contra el culo de Ana hasta que la saca rápidamente del culo de Ana y se corre sobre las nalgas de ella. El semen se escurre por el culo de Ana hacia mi boca y yo trago todo el que me llega.

-¿Lo ves Eva? No era tan grave que te viéramos desnuda -dije jocoso Luis. A lo que Ana añade:

-Me ha encantado hacerlo todos juntos… deberíamos repetirlo.

-Sí, pero yo añadiría algo más -digo.

-¡A Javi! -dicen los dos a la vez.

-¡Pues sí! Pero no solo a él -digo con cara misteriosa.

-¿A quien pillina? -me pregunta Luis intrigado.

-¡Pero mirar que hora es! -digo cambiando de conversación- se nos está haciendo tarde y todavía no hemos hecho ni la comida.

-¡Es verdad! -dice Ana siguiendome el juego.

Nos vestimos. Lo recogemos todo y volvemos para casa. En la entrada nos estaba esperando Javi bastante enfadado por el buen rato que llevaba esperando.

-¿Se puede saber lo que habéis estado haciendo? ¡Llevo más de media hora esperando! -y luego dirigiéndose a mi- Por cierto Eva, el socorrista quiere hablar contigo.

-¿Sobre qué? -le pregunto incómoda.

-No sé -me dice con una mirada entre traviesa y incitante- majo el chaval. Deberíamos invitarlo algún día a cenar o algo… -dice mirándome, bueno mas bien a mis pechos en los que mis pezones han reaccionado ante las nuevas posibilidades