Con el portero en el elevador
Para que yo tuviera el uso exclusivo del elevador, tuve que hacer lo que el portero del edificio me pidió.
Con el portero en el elevador.
Hola de nuevo, soy Mirna, tu relatora preferida. Esta vez te voy a contar como lo hice con el portero del edificio donde vivo y los motivos que me llevaron a hacerlo.
Vivo en un edificio con una prima, estamos en el sexto piso, pero como no es un lugar caro, continuamente se descompone el elevador y hay que subir o bajar por las escaleras, lo cual me fastidia porque uso tacones y cuando voy al mercado o traigo cosas cargando es muy pesado, además de que esas escaleras están mal hechas, demasiado espacio entre cada escalón.
Bueno, el caso es que un día le reclamé al portero, un señor llamado Gabino de unos 56 años, es un señor con cara de enojón y que todo le molesta, cuando se le pide algo parece que te estuviera haciendo un favor.
Gabino me dijo que yo no tenía nada que reclamar, porque no habíamos pagado el mantenimiento del edificio desde hacía tres meses. Me puse roja de vergüenza al reconocer que tenia razón, pero le dije que si le pagábamos arreglarían el elevador, entonces me dijo que tendrían que pagar todos los que están en la lista que cada mes ponen junto a la puerta de salida del edificio. Esa lista cada vez es más larga, por lo que pensé que nos quedaríamos sin elevador por largo tiempo.
Ya me retiraba avergonzada y sin decirle nada más a Gabino cuando él me detuvo; me dijo: "Mira niña, yo se como puedes tu usar el elevador, pero tendrías que pagarme a mi directamente".
Le dije que no tenía dinero y el me dijo que podría pagarle de otra manera; le pregunté como y se acercó a mi oído, me dijo: "Cada vez que uses el elevador tendrás que chupármela ahí adentro". Me le quedé viendo con cara de asombro, pensé que estaba jugando, pero vi que hablaba en serio cuando recorría con su mirada morbosa mi cuerpo que ese día llevaba jeans apretados y blusa escotada. De cualquier manera el elevador estaba descompuesto, por lo que pensé que no sería peligroso decirle que sí y así lo hice.
Me dijo que la siguiente vez que quisiera usar el elevador lo buscara y él me ayudaría. Me fui pensando que el portero ya estaba deschavetado.
Esa noche, regresando del trabajo, pasé a comprar algunas cosas para la despensa del departamento; cuando llegué y me estacioné recordé que el elevador no servía; maldije para mis adentros y cargando las bolsas eché a andar hacia las escaleras. La voz de Gabino me detuvo: "Vas muy cargada niña, ¿no quieres usar el elevador?" Mirándolo con una sonrisa burlona le dije: "Bueno, a ver quiero usarlo". Me dijo que esperara un momentito y se fue unos segundos, de repente la puerta del elevador se abrió; Gabino regresó y me cedió el paso haciendo una caravana.
Entré al elevador con mis bolsas sorprendida; Gabino entró detrás de mí y apretó el botón del piso 6. El elevador se cerró y comenzamos a subir, yo miré a Gabino entre sorprendida y esperando ver que me decía. Él comenzó a hablar: "Estos elevadores tienen un truquito que yo me sé de cuando trabajaba en la fábrica; pero solo puede usarse de vez en cuando, porque si se usa mucho se corre el peligro de que se caiga; es sólo una reparación temporal, pero no se lo digas a nadie porque todos van a querer usarlo y este es servicio exclusivo para ti. También debe ser cuando no haya nadie más porque nadie debe saberlo".
Mientras Gabino hablaba llegamos al cuarto piso; yo esperaba que se le hubiera olvidado lo acordado, pero cuando íbamos entre el cuarto y el quinto piso, apretó el botón de paro y me dijo: "Baja tus bolsas para que sea más fácil" al mismo tiempo que se desabrochaba el cinturón y el pantalón. Primero no supe que hacer, pero él había cumplido su promesa, así que ahora yo tenía que cumplir.
Así que coloqué las bolsas en el piso del elevador y me hinqué frente a Gabino para mamarle su miembro, que, dicho sea de paso, no está mal dotado; aunque es una persona grande, conserva buena erección y su pene es bastante grande.
Abrí la boca y lo introduje lentamente en ella, empecé a chupar despacio, como se hacerlo, ya tengo bastante experiencia en ello. Gabino colocó sus manos sobre mi cabeza y me "ayudó" a moverme.
Lamí y chupé el pene del portero como si fuera un dulce y la verdad como soy muy cachonda se me empezó a antojar metérmelo; pero no quería que Gabino se diera cuenta, así que seguí mamando como si nada.
De repente Gabino me detuvo, pensé que estaba a punto de terminar, pero no fue así, me hizo levantarme y me dijo: "Levántate la falda". Le dije que no, que el rato solo era chupársela, entonces me dijo que era notorio que se me había antojado meterme su pene y que de todos modos no movería de nuevo el elevador hasta que yo cogiera con él. Me sentí un poco traicionada y le dije que gritaría, entonces el me respondió que había detenido el elevador en ese punto porque es el lugar preciso donde si hay ruido nadie escucha nada y que podía gritar, que nadie me escucharía.
Se que podría haber intentado algo, pero la verdad es que ya estaba muy húmeda y se me antojaba tener el pene de Gabino adentro de mí, así que hice lo que me pidió; me subí la falda e hice a un lado mi tanga; Gabino me llevó hasta la pared del elevador, mi espalda quedó contra la pared y yo de frente a él; levanté una pierna e hice a un lado mi tanga. Gabino me penetró fácilmente, incluso sonrió al sentirme húmeda y me dijo: "Ya ves que si quieres".
Y la verdad es que si quería, me encantó ser empalada por Gabino, es bastante feo, pero en ese momento ni me fijé, yo solo quería satisfacer mi instinto que me mandaba cogerme a ese gran pene.
Gabino empezó el mete-saca con fuerza, ambos sudábamos, jadeábamos y nos movíamos al mismo ritmo. Fue una locura, pero lo besé en la boca, mientras él metió sus manos debajo de mi blusa, levantó mi sostén y acarició mis pechos suculentos.
No fue mucho tiempo, más o menos 20 minutos después, Gabino y yo nos veníamos al unísono, ambos gemimos y soltamos gritos de placer mientras llegaba nuestro orgasmo simultáneo.
Al terminar, descansamos unos segundos, mientras nos vestíamos, luego Gabino echó a andar el elevador de nuevo y al llegar al sexto piso me bajé. Mientras la puerta del elevador se cerraba Gabino me dijo desde adentro: "Cuando quieras usarlo de nuevo ya sabes, y dile a tu prima que si ella quiere también lo puede usar".
No dije nada, caminé hasta mi departamento satisfecha; al entrar mi prima me preguntó porqué venia tan despeinada y le dije que había mucho viento afuera. No sé si me creyó, dejé las cosas y me fui a mi recámara a limpiarme y a recordar lo que Gabino me hizo.
Ahora no tengo problemas, diario y a cada rato uso el elevador, pero los demás inquilinos tienen que subir por las escaleras. Creo que mi prima también ya lo usa.