Con el perro grande de mis tatas

Fui a visitar a mis tatas y aburrida de su conversacion me fui a caminar al campo, sin querer vi que el caballo se follaba a la burra y eso me puso a 1000. Al dia siguiente volvi al mismo lugar para verlo de nuevo, pero no fue asi, estaba muy excitada y la cuca me rezumaba por lo que me hice la paja hasta que llego el perro grande de mis tatas y tuve sexo con él..

Lo hice con el perro grande de mis tatas

Aunque no me crean, esta historia es 100 por 100 real y la escribo después de haber leído muchos relatos zoofílicos, me paso varios meses después de haber perdido la virginidad con tío Beto.

Mamá trabaja en un banco y estaba de vacaciones, yo había terminado el cole y no tuve la suerte de ingresar a la universidad por lo que tenia todo el tiempo disponible, mis tatas por parte de ella viven en el campo al sur de Lima, me pidió que lo acompañara a visitarlos por unos días, le dije que si porque hacia mucho tiempo que no los veía.

Al día siguiente muy temprano acomodamos nuestras cosas en el carro y partimos al sur, después de tres horas de viaje fuimos llegando a la casa, por el sonido del carro los perros ladraron y mis tatas muy alegres salieron a recibirnos. Después de saludarnos nos invitaron a desayunar y luego de acomodar las cosas en nuestros cuartos nos fuimos a la sala a conversar de cosas tontas para mí. Los perros se acercaban moviendo la cola y yo les acariciaba la cabeza para que no me molesten. Aburrida por la conversación me levante y salí a la sombra del árbol que esta cerca de la casa, me apoyé al tronco y al fondo de la chacra vi a los animales correr, regresé a la sala y les pregunté si podía caminar sola por la chacra, al unísono me dijeron que si, que no había nada peligroso. Caminé y caminé hasta que llegué a donde estaban los caballos y los burros, al otro lado de la acequie vi que entre los montes había otra mancha de vacas y entre ellas una burra con un caballo que me llamo la atención, la burra acercaba el culo al caballo y abría la boca, intrigada por lo que vi cruce la acequia y sin asustarlos me acercarme y me puse a mirar lo que pasaba.

La burra seguía abriendo la boca y le entregaba el culo al caballo, yo intrigada no dejaba de mirar y pude ver que entre las patas del caballo le colgaba una cosota pintada que empezaba a crecer mas y mas, esa visión me impresiono mucho y lo seguí mirando hasta que se le puso dura como un palo, el caballo intentaba montar a la burra, después de varios intentos la burra se dejo montar y el caballo comenzó a culear como queriendo enterrarle la pija, la burra sin moverse abría la boca cada vez mas grande hasta que el caballo le clavó todita la vergota, después de empujar y empujar el caballo se quedo quieto y cuando se bajo de la burra, puede ver que le chorreaba por las patas cantidad de leche blanca, la concha de la burra como que le quedó latiendo porque pude ver que se abría y cerraba para que le saliera toda la leche, la pija del caballo estaba mas grande que cuando quería metérsela y en la cabeza tenia una cosa como si fuera una cuchara muy grande. Estaba muy excitada por lo que dejé de mirar a la burra y seguí con las vista al caballo hasta que desapareció todita la trancaza, entonces toqué mi tanga que estaba muy mojada, como si me hubiera orinado, pero al meter mi mano a mi cuca, me encontré con abundante liquido pegajoso, entonces me di cuenta que me había vaceado sin darme cuenta.

Regrese a la casa sin dejar de pensar en lo que había visto, era la primera vez que vi a dos animales tener sexo pero jamás imagine que los caballos también se tiraban a las burras. Por la noche en mi cuarto no podía olvidar lo que había visto, imaginaba al caballo tirándose a la burra y me ponía a 1000 en cuestión de minutos, imaginaba la trancaza pintada del caballo que se la metía todita a la burra, no tenía otra alternativa que hacerme una paja brutal para terminar con mi excitación.

Al día siguiente mi nana me despertó como a las nueve para tomar desayuno, mamá y mi tata habían salido al mercado, yo no podía apartar de mi cabeza la idea del caballo y la burra tirando, imaginaba la trancaza del caballo colgando entre las piernas y quería verlo otra vez, después de desayunar me bañe muy rápido y como hacia mucho calor me puse solo una tanga pequeña y un vestido muy corto, le dije a la nana que me iba a caminar al monte, quería verlo otra vez porque estaba excitadísima con lo que vi el día anterior, esta vez me siguió el pero grande y otro mas pequeño, caminé muy rápido, casi corriendo por lo que cuando llegue al monte los perros y yo estábamos muy cansados, espere y espere con la esperanza de volver a ver al caballo y la burra follando otra vez, pero para mi mala suerte nada de eso ocurrió y seguía excitada pensando en lo mismo, eran como las doce y hacia mucho calor por lo que me acerqué a un árbol y me senté en el pasto con las piernas abiertas y con la espalda apoyada al tronco, me sentía mojada por lo que me toqué la cuca por encima de la tanga y noté que estaba totalmente empapada por mis fluidos, sin darme cuenta no se cuantas veces me había vaceado, pero como la excitación no me pasaba jale mi tanga a un costado y comencé a meterme el dedo mas grande para calmar la arrechura, gritaba de placer y me retorcía metiéndome el dedo todo lo que podía, en ese momento necesitaba una pija en la concha como la de tío Beto y que me hiciera llegar hasta el orgasmo.

Al escuchare mis quejidos el perro mas grande vino a mi lado con la legua afuera por el calor, puso la cabeza entre mis rodillas para acariciarlo pero lo jale de la oreja y como por instinto lo puse entre mis piernas muy cerca de mi cuca, el perro cuando sintió mis olores se inquieto y metió el hocico entre mis piernas y comenzó a lamer mi cuca con su lengua caliente y babosa. Dios mío qué placer, se estremecía todo mi cuerpo. Sin importarme nada estaba entregada al sexo y me retorcía en el pasto, el perro me lamía desde el ano hasta el clítoris produciéndome orgasmos descontrolados que me dejaron tirada de espalda con las piernas abiertas, estaba como desmayada, no se cuanto tiempo paso pero cuando me recuperé, vi al perro que seguía parado entre mis piernas y de la capucha le salía como la mitad de su pijasa roja, esa visión inesperada sin saber despertó mi instinto animal. Me incorporé y con una mano tomé la verga del pinche perro que muy orondo me dejaba pajearlo levantando la pata, con la otra mano nuevamente empalmaba mi cuca que a gritos me pedía batalla.

Mamacita, no podía creer que esto me estuviera pasando pues en mi mano tenia tremenda trancaza, como en las historias que había leído, creo que la verga del perro era mas grande que la de tío Beto, pero eso no me importó en ese momento, desesperada por sentir esa vergota en mi cuca me levanté y me arranqué la tanga de un solo jalón, el perro seguía ahí como adivinando lo que yo quería. Me puse en cuatro patas como una perra para mamarle la pija, el perro no se movía y me dejaba hacer todo lo que quería, de un solo empujón me trague todita la verga babosa y comencé a mamarlo como si quisiera tragármelo todita, el perro se quejaba y yo gemía de la excitación con la verga que me llenaba hasta la garganta. Pero el perro empezó a culear en mi boca como si estuviera cachando una perra, yo movía la cola para atrás y para adelante igual que el perro, pero el desgraciado se movía como queriendo montarme por la cabeza. Yo no aguantaba más porque la cuca me ardía de arrechura, me coloque en cuatro patas entregándole todito mi culo, sin esperar más el perro se monto en mis caderas y comenzó a hincarme el culo, culeaba como desesperado y la pija se resbalaba por mis nalgas y mi culito.

Entonces doblé mi cadera y abrí mis nalgas para facilitarle la empujada, el perro seguía culeando como loco hasta que después de varios hincones más, plop entró parte de la verga en mi cuca, ayyyyyyy, sentí un ardor que me hizo estremecer todo el cuerpo, pero el perro seguía y seguía empujando la verga como un animal, yo sentía que la cuca me reventaba por dentro pero culeaba para atrás para ayudarme a que me clavara todita la verga, nuevamente sentí que los labios de mi cuca se abrían mas de lo que ya estaba y polp, plop, me la enterró hasta las bolas, ahhhhhhh, ayyyyyyyyy, ahhhhhhh grite de dolor y el perro se quedó muy quieto. Yo seguía en cuatro patas con el perro en mi encima hasta que sentí que su leche caliente me llenaba la concha, nuevamente grite ahhhhhhhhh, ahhhhhhhh, ayyyyyyy, mamacitaaaaaaaa que rico me esta cachando. Después se bajó de mi encima y pude ver la vergota roja y como de 25 cm que le colgaba entre las piernas, yo me quede sudando en cuatro patas hasta que me chorreara toda la leche. Después de unos cinco minutos me arrastre como pude hasta el tronco del árbol, me mire la cuca, estaba roja como un tomate e hinchada como nunca antes me había pasado con tío Beto.

Me paré y agarré mi ropa como sea, me temblaban las piernas y como pude llegue hasta la acequia llena de agua fría, después de bañarme un rato me puse el vestido y me fui a descansar hasta un muro de cemento que estaba a unos cincuenta metros, el perro me siguió moviendo la cola y se echó a mi lado para acariciarlo. Le agarré la cabeza y le dije: ¡papacito que forma de culear me enseñaste ahora, tío Beto nunca lo hizo como tú! Aunque el perro no se si me entendía porque movía la cola, pero le dije papacito: desde ahora visitaré a mis tatas con más frecuencia para que me rompas el culo con esa vergota.

Eran como las dos de la tarde, me levante, me acomodé la ropa y regresé contenta a la casa. Cuando llegué, mis tatas y mi mamá me preguntaron porqué me había demorado tanto, les conteste que me gustaba mirar los animales en el campo y que no se preocuparan porque nadie pasa por ahí, efectivamente dijo mi tata, nadie pasa por el terrero porque todos los peones caminan por la carretera que está cerca de las casas. Esa es mi historia zoofilica con el perro grande de mis tatas, espero que les haya gustado porque es 100 por ciento real.

A las chavas que la lean, que me escriban para que me cuenten como es por la cola, quiero hacerlo por ahí porque no duermo pensando en ese día. Chao

Melissa