Con el marido de mi amiga

Primero me caía bien por su inteligencia pero luego comencé a mirarlo de manera muy distinta.

Hace algunos días una amiga mía con la que chateo frecuentemente, me recomendó este sitio Web. Como tenemos mucha confianza me contaba que los relatos la dejaban tan caliente que terminaba siempre haciéndose una paja. Como a mí me gusta mucho todo lo que tiene que ver con el sexo, anoté la dirección y una noche, en lugar de hablar con ella, entré.

Tenía razón, apenas empecé a leer las experiencias de otros iba calentándome y yo también terminaba con la concha bien mojada. También me relajaba con una paja porque he de decirles que con mi marido estamos un poco distanciados, ya no me atrae como al principio. A veces dejo que me coja y se quede tranquilo. El caso es que tengo una experiencia para contar; es muy reciente y cada vez que pienso me caliento. Les voy a decir lo que me pasó, que dicho sea de paso fue buscado por mí porque tenía necesidad de satisfacerme con un hombre, y si era sin inhibiciones mejor.

Resulta que tengo otras amigas y con una de ellas me veo frecuentemente. Hablamos de todo y también de hombres. Ella es casada y se la ve muy satisfecha. Hasta ahora todo era normal; nos veíamos cada tanto en algún bar o ella venía a mi casa o yo iba a la suya. Algunas veces estaba él, y en su presencia la conversación era sobre temas generales, lo relativo a sexo quedaba entre ella y yo. Durante mucho tiempo él me atraía por su inteligencia pero ahí quedaba la cosa. Todos somos de edad mediana, entre 40 y 50. Yo no soy muy alta, tengo boca grande y labios bien rellenitos; eso sí, tengo un par de tetas muy bien formadas y tirando a grades. El culo se me marca muy bien con la ropa ajustada, y él también tiene buena presencia.

Bueno algo cambió en determinado momento, sobre todo desde que empecé a leer estos relatos. Comencé a mirarlo con otros ojos; muchas veces la vista se me iba a su entrepierna y me imaginaba lo que habría debajo de los pantalones. Un día en que estábamos los tres, se dio cuenta que yo le miraba el bulto. Al ver sus ojos clavados en los míos, me recompuse rapidamente y como quien no quiere la cosa, comenzamos a hablar de cualquier tema. Me sofoqué un poco porque seguro había notado mi mirada.

Pero yo al mismo tiempo, como estaba sentada frente a él, aproveché un momento en que mi amiga había ido a buscar las tazas para el té, y con movimientos lentos descrucé la pierna y permtí que su vista se dirigiera a mi tanguita, que era de color blanco. Como llevaba una minifalda, pudo verla. Claro que miró, yo estaba con la cara vuelta a un costado pero lo veía de reojo. Los dos nos hicimos los tantos y no pasó nada más. Pero otro día yo volví a la casa de mi amiga.

El estaba en la habitación trabajando con su PC. Entre la habitación y el salón hay una puerta corrediza que ese día no estaba totalmente cerrada. En un momento dado ví que pasaba hacia el baño y cuando salió alcancé a ver que estaba espiando por la rendija de la puerta. Sabiendo eso, no miré más hacia allí pero empecé a dar forma a un plan. Le dije a mi amiga que me había comprado una tanga con elásticos muy ajustados que me dejaron una marca roja justo dónde comienza la pierna.

"Fijate", le dije mientras me subía la falda hasta mostrar parte de la tanga y buena parte del vello púbico. Estaba seguro de que estaba mirando y por eso me quedé un ratito así expuesta mientras seguía hablando con mi amiga. Parece que a ella también le gustó verme así o por lo menos me lo pareció; me pasó un dedo por la marca rozándome varias veces los pelitos. De lo que no me quedaban dudas era de que lo había dejado a él bien caliente, era lo que quería. Me fui de la casa y continué con mi plan. Sabía que el trabajaba en el centro de la ciudad, a que hora salía y que autobús tomaba. Era la hora pico y los buses generalmente van muy llenos. Así que al lunes siguiente, fue hacia allí y desde poca distancia lo vi ponerse en la fila.

Me acerqué entonces y con gesto de sorpresa, lo saludé. "Hola, que sorpresa, subís a este?" le pregunté. Se mostró sorprendido pero me di cuenta de que le había gustado encontrarme allí. El me dejo pasar adelante y subimos en medio de apretujones. Sabiendo como iba a ser todo, me había puesto una mini falda de una tela muy finita y una tanguita de esas que atrás dejan un triangulito muy pequeño y la tirita bien metida entre las nalgas. Nos fuimos corriendo al interior mientras seguía subiendo más gente. Yo pensaba "no sabés lo que te espera", de sólo pensarlo ya me había mojado un poco.

El vehículo se puso en marcha y aproveché ese movimiento para arrimar mi culo al bulto, mientras hablábamos de cualaquier cosa. Inmediatamente sentí que se le había puesto duro, pero yo como si nada. Cada movimiento del bus era aprovechado por mí para echar el culo un poquito hacia atrás hasta chocar con su pija, que ya la notaba totalmente al palo. Por supuesto que él no retrocedía un centímetro, al contrario. En la siguiente parada subió más gente y nos apretamos todavía más. Tuve que desplazarme un poquito y entoncés aproveché para acomodar mis culo de modo que su pija quedara enterrada entre mis nalgas. ¡Que lindo era sentir eso tan duro metido bien adentro! El muy guacho iba apretándome cada vez más y ahi fue cuando yo me dije "ahora viene lo bueno". Me agaché como para mirar por la ventanilla y eché el culo todavías más hacia atrás.

Al sentir que mis nalgas se abrían, él aprovechó para enterrarme más la verga. Cómo estaba el pobre! Y yo? Ni les cuento! La cosa era muy evidente, entonces con la voz un poco ronca acercó su boca a mi oido y me susurró: "perdoname, no puedo evitarlo". Yo giré un poco la cabeza y mirándolo fijamente a los ojos le dije: "¿Y que crees que me pasa a mi?". ¿Vamos?, dijo "Vamos!" le contesté. No hacía falta decir nada más.

Bajamos del autobús, y después de caminar dos calles sin hablar, entramos directamente en un hotel que en Argentina –lugar de esta acción- se llaman albergues transitorios. Nos dieron una habitación en un quinto piso. Ya adentro nos miramos a los ojos y empezamos a besarnos y a chuparnos y mordernos la lengua, mientras él me acariciaba los labios externos de la concha. Sacó la mano mojada y se llevó los dedos a la boca; yo había hecho lo mismo, le bajé el cierre y recogí de la pija dura y roja unas gotas de semen que me llevé también a la boca. Me gustó tanto ese olor que me arrodillé y agarrándole la verga me la puse en la boca chupándole todo lo que me ofrecía mientras con la lengua le acariciaba el glande.

"Espera, espera que no puedo mas, ahora yo quiero chuparte toda", me dijo. Nos arrancamos la ropa y me tiró sobre la cama, puso su cabeza entre mis piernas y recibí la mejor mamada de mi vida. Sentía que su lengua entraba en mi concha y la recorría en círculos, mientras con las dos manos me apretaba las tetas y las masajeaba. Ahí tuve mi primer orgasmo, se tragó todo el fluido que mi cuerpo le iba dando. Me dí cuenta de que él estaba en el límite y le dije "Metemela, acabame adentro y después seguimos". Separé las piernas, doblé las rodillas y él, apoyándose con las manos a la altura de mis hombros, me enterró la pija hasta el fondo y empezó a bombear freneticamente, hasta que sentí adentro mío un chorro de leche.

Sacó la pija empapada y no pude resistir chupársela otra vez antes de que se le bajara. Había estado fantástico todo, pero los dos queríamos más. Yo todavía estaba caliente y al cabo de muy pocos minutos comencé a acariciarle la verga con mi lengua. !Que rápido se le paró otra vez! Volví a chuparsela mientras él recorría con sus dedos la zona entre la concha y el culo. "Me parece que tiene ganas de dármela por atrás" pensé y eso me excitó sobremanera, a pesar de que no lo había hecho nunca. Yo estaba acostada boca arriba y él de costado. Nos besábamos y chupabamos las lenguas mientras sus dedos seguían entre mis piernas. Me rozaba el clítoris y luego iban al culo, apoyando el mayor levemente en el agujero.

Así varias veces hasta que en un momento dado, dejó el dedo allí apretado ligeramente con movimientos cortos. "Quiero meterte la pija en el culo, lo hiciste alguna vez?". "No le dije, pero me está gustando, aunque tengo miedo de que me duela". "Voy a tener cuidado, relajate, ya vas a ver". Poco a poco sentí que su dedo iba entrando muy despacito y yo me estaba volviendo loca de ganas. "Así, así, abrilo y aflojate, esperame un poquito", dijo. Fue al baño y volvió con la mano enjabonada. Siguió metiéndome el dedo cada vez más mientras yo sentía que la dificultad inicial iba cediendo.

Después de ese trabajo previo me dió vuelta y dijo que apoyara la cabeza y las rodillas en el colchón, al tiempo que me levantaba el culo. Yo lo dejé hacer. Sentí entonces que me pasaba la lengua por toda la zona. Mi culo latía, se abría y se cerraba, la quería adentro ya! "Ahora relajate". Alcancé a ver que se agarraba la pija y apoyó la cabeza en la entrada del culo, metiéndola un centímetro. No me dolía, pero cuando puso toda la cabeza adentro ahí sentí como que me desgarraba. Sin embargo, no me importaba y quería más. "Quedate así un poquito hasta que se aflojen los músculos", me decía mientras con las manos me acariciaba la espalda y las tetas. Yo creía que estaba acabando otra vez y empecé a mover las caderas de un lado a otro.

Eso le pareció la señal porque entonces tomándome de los hombros , empezó a empujar más y mas hasta que sentí que la tenía toda adentro! Su pìja entera en mi culo! Que placer! Me dolía un poco pero eran más las ganas! "Movete,movete y acabame adentro, llename de leche", le grité. Me hizo caso y empezó un bombeo infernal. Me dí cuenta de que había acabado cuando sentí que me clavaba las uña en los hombros y que un chorro líquido me llenaba los intestinos.

Nos quedamos así un rato, exhaustos, pero satisfechos. Había sido una experiencia inolvidable y me hace muy bien contarla porque es como si la estuviese viviendo otra vez. Seguramente habrá nuevos encuentros, porque los dos nos complementamos muy bien. Me quedó, por qué negarlo, el recuerdo de los dedos de mi amiga acariciandome los pelitos de la concha; creo que también me gustaría pensar que podría pasar algo entre las dos. Vamos a ver que ocurre en los próximos días.

Si les interesó el relato escríbanme contando alguna experiencia, pero real como esta. Todo sucedió tal cual lo escribí.