Con el jardinero
Relato ficticio
Me llamo Patricia, tengo 32 y creo que estoy muy bien para mi edad a fuerza de horas en el gimnasio. Nunca le habia sido infiel a mi marido hasta esta ocasion que les voy a contar. Bueno, antes hubo algo con un companero de oficina, pero no lo considero una infidelidad… les contare.
El sentia una gran atraccion por mi, la verdad es que es un hombre muy guapo y agradable pero yo no tenia intenciones de enganar a mi esposo. Un dia que terminamos muy tarde de trabajar se ofrecio a llevarme hasta casa y acepte, no habia nada raro en ello. Poco antes de llegar detuvo el automovil y me confeso todo lo que sentia, me dijo que estaba loco por mi y que no podia seguir resistiendo. Y sin darme tiempo a nada me tomo suavemente por la nuca, acerco mi rostro al suyo y me dio un beso profundo y humedo.
La situacion me sorprendio y excito a la vez, y mas aun cuando deslizo su mano por debajo de mi falda para acariciar mis muslos. Sentir sus dedos asperos sobre la suavidad de mi piel fue como una descarga electrica… involuntariamente abri un poco las piernas, y el lo interpreto como que yo estaba de acuerdo con lo que me hacia.
Pero entonces lo detuve, le dije que no podiamos hacer eso, que yo estaba casada y amaba a mi marido. Jorge, que asi se llama mi companero de trabajo, guio entonces mi mano hacia su entrepierna.
“Mira como estoy por vos, no me podes dejar asi”, me dijo. La verdad es que la tenia dura como roca, su excitacion era tremenda. Rapidamente saco su verga y la puso en mi mano mientras me susurraba “es toda tuya Patricia”.
Tome aquel hermoso pedazo de carne duro y palpitante y lo aprete con mi mano, mientras el volvia a besarme y a acariciar el interior de mis muslos. Uno de sus dedos empezo a rozar mi clitoris por encima de las bragas. Yo gemia y decia no, no, pero sin soltar su hermosa verga de mi mano. Hasta que dio un profundo suspiro y lanzo gruesos chorros de esperma que me mojaron el brazo, la falda y hasta la blusa.
Asi mojada con su semen baje del auto, camine las dos cuadras que faltaban para llegar a mi casa y entre directamente a tomar una ducha sin saludar a mi esposo, que por suerte estaba distraido mirando la tele y no me presto atencion.
Como les decia, esa fue mi unica aventura y no la considero una infidelidad. Pero lo que me sucedio el ultimo mes ya es otra cosa.
Roxana es una amiga de mi edad, divorciada, una morocha de cuerpo espectacular (mi cabello es mas claro, tirando a rubio y mi cuerpo es mas menudo) que tiene una hermosa casa con una enorme piscina. Los sabados suelo visitarla y tomamos sol y conversamos de nuestras cosas.
Uno de esos sabados estabamos las dos con nuestras bikinis junto a la piscina cuando observe a un joven que caminaba por su jardin. “Es mi nuevo jardinero, que te parece?”, me comento Roxana. Realmente era muy guapo, musculoso, debia tener 22 o 23. Vestia un jean muy ajustado y musculosa.
“Vamos a jugar un poco”, me dijo mi amiga, que siempre tiene ideas locas. Y de inmediato se quito la parte de arriba de la bikini mientras sonreia divertida. Sus enormes pechos quedaron al sol. El joven no podia vernos porque estaba bastante lejos, pero resultaba excitante estar con los senos al aire mientras el jardinero caminaba por alli. Despues de insistirme un poco me anime y la imite.
“Tienes unos pechos hermosos, mas pequenos que los mios pero terriblemente atractivos. Supongo que a tu marido le entran completos en la boca”, me dijo Roxana, al tiempo que se estiraba sus pezones. “A los mios los cuido para que sigan asi de firmes, porque sabes que son un poco grandes. Y cuando me hago masajes no puedo evitar excitarme. A ti te sucede?”.
Le conte que mis pechos son una de las partes mas sensibles y que me excito facilmente cuando me los acarician. Roxana fue un paso mas alla y me pregunto:
“te masturbas?”.
“Cada tanto”, le dije, y recorde que lo habia hecho despues de aquella escena con Jorge.
“Y como lo haces?” quiso saber mi amiga. “Pues creo que como todas las mujeres”, dije con una risa nerviosa.
“A mi me gusta tocarme suavemente el interior de los muslos e ir subiendo”, continuo Roxana mientras sus dedos largos y finos se acariciaban justo como lo estaba diciendo. “Muestrame como te tocas tu”.
Comence a imitarla, y al rato estabamos las dos acariciandonos por encima de la bikini y gimiendo. Mi amiga no me quitaba la vista de encima, su mirada estaba brillante. Olvide que el jardinero caminaba por alli porque la tibieza del sol sobre mi piel y mis propias caricias me excitaron. Hacia varios dias que no tenia sexo como mi marido y necesitaba una descarga.
Roxana ya se habia hundido sus dedos en su sexo mientras con la otra mano se retorcia los pezones.
Gemia ruidosamente. Verla tan caliente me contagio, tambien yo me meti los dedos muy profundos, primero uno, luego dos, y al tocarme los pezones me vine de inmediato en un orgasmo intenso. A mi lado mi amiga termino igual. Recorde al joven, lo busque con la vista y estaba en el otro extremo del jardin. Parecia concentrado en unas rosas. Con Roxana reimos por la travesura que habiamos hecho.
Durante la semana, mi amiga me llamo por telefono a la oficina. Conversamos algunas trivialidades hasta que por fin me dijo: “te pones hermosa cuando te masturbas”. Volvi a sonreir sin contestar nada, nerviosa. “Me gusto mirarte mientras lo hacias, me gusto escucharte gemir”. “A mi tambien”, le dije, porque era la verdad. “Crees que seremos lesbianas?” me pregunto entonces. Le respondi “no lo se”, y ella continuo: “pues tendremos que hacer algo para averiguarlo. Vendras el sabado?”
Espere la llegada del sabado como una chica que tendra su primera cita. Cuando llegue a la casa de Roxana ella me estaba esperando creo que con la misma ansiedad. Fuimos hasta la piscina, las dos en bikini, pero antes de sentarnos ella se planto delante mio.
“No puedo seguir con esta duda, tengo que saberlo”, me dijo. Y me dio un tierno beso en los labios. Le respondi, y al rato estabamos besandonos apasionadamente, sentia su lengua dentro de mi boca y sus manos acariciando mis pechos. “Me gustas Patricia”, me dijo Roxana con excitacion, mientras sus manos bajaban por mi cuerpo y sus dedos largos buscaban mi sexo por debajo de la tanga de la bikini.
Sin dejar de besarme la boca, el cuello y los pechos me metio un dedo en la vagina. Yo apenas podia sostenerme sobre mis piernas. Roxana me ofrecio sus tetas, y por primera vez tuve el pezon de una mujer en mis labios. Me gusto. Lo chupe, lo mordi, mientras me calentaba mas y mas.
Los dedos de Roxana seguian en mi concha. Me estaba dando una cogida espectacular. Yo estaba mas humeda que nunca, las dos gemiamos de placer.
En eso reparamos en que el jardinero estaba observando toda la escena con los ojos muy abiertos y tocandose la entrepierna por encima del pantalon. “Ven”, le dijo Roxana, “y masturbate para nosotras”. Y dirigiendose a mi, “no te pienso compartir con nadie, quiero saborearte toda”.
Roxana se tendio boca arriba e hizo que me sentara sobre su cara. Metio toda su lengua dentro de mi vagina, me chupo de una manera increible. Yo gozaba mucho y no podia quitar mi vista del tremendo pene del jardinero, que se masturbaba de pie delante de mis ojos. Era grueso, con las venas muy marcadas y la cabeza roja y brillante. Se me hizo agua la boca.
Cuando Roxana metio su lengua en el agujerito de mi culo no soporte mas, le pedi al joven que se acercara y me trague su verga. Estaba tan dura… le pase la lengua, la moje bien con mi saliva y luego le hice una mamada acorde con la calentura que tenia. “Quiero cogerte”, me dijo el, “quiero metertela bien adentro”.
Me vine en un orgasmo intenso, fuerte, que me hizo gritar. Todos mis jugos fueron a la boca de Roxana. Me desprendi del pene del jardinero y cai hacia adelante, mi rostro fue a dar contra la vagina de mi amiga.
Estaba mojada, con olor a mujer caliente. La probe con la punta de mi lengua, hice a un lado su bikini y lami sus labios, los abri un poco y me comi su clitoris.
Roxana se sacudio con desesperacion y tuvo un orgasmo increible. Senti unas gotas sobre mi espalda, eran el semen del jardinero que tampoco pudo contenerse mas.
Mi amiga me tomo entre sus brazos y me beso con ternura. “Estuvo fantastico”, coincidimos las dos.
Tambien estuvimos de acuerdo en que la proxima vez le dariamos un papel mas activo al jardinero.