Con el jardinero antes de ir al aeropuerto.
No me resisto, que me pasa...
Carlos viajaba a menudo. Esa semana, me quedé en su casa por asuntos varios. Era la dueña de la casa, Encarni me cocinaba, me limpiaba, era mi chacha mientras yo tomaba el sol. Unas vacaciones entre semana. El viernes tocaba ir a buscar a Carlos al aeropuerto, así que me puse mona. Tejanos ajustados, camisa fina y unos tacones. Eran las 10Am y sobre las 12.30, había quedado con David, para ir juntos a recoger a Carlos.
Ese día había movimiento en el jardín y cuando acabé de, desayunar y estaba arreglada, fui a echar un vistazo. Cuando salí por la puerta, en la entrada principal estaba un chico, con una camiseta a tirantes, un pantalón de trabajo y unas tijeras de podar enormes. El escuchó mis tacones caminar por el porche y se giró.
-Buenos días...BUENOS DÍAS SEÑORITA!!! -Dijo cambiando su tono de voz-
Era un hombre, no muy corpulento, pero se le notaba el trabajo físico que realizaba. Brazos marcados, espalda ancha y bastante tostada del sol.
-Buenos días. - Yo no dejaba de ser una niñita para todo aquello hombres que ya superaban los 40-.
-Estoy aquí haciendo el trabajo mensual de Carlos. ¿Ere' tu su hija?
-No, no que va soy una trabajadora.
-Ah....pues si necesita algo ya sabes dónde estoy. - Me hizo un repasito de arriba abajo-.
-Gracias...
Me di media vuelta y entre para dentro. Cuando estaba sentada en el sofá poniendo un poco de música, me fije por la ventana que el Jardinero estaba mirando por la ventana. Me entró esa sonrisa tonta, de pensar que le había gustado. Así que saludé...
Los dos sonreímos e hizo un gesto con su cabeza, mientras daba media vuelta. Entonces decidí salir y jugar un rato. Hacía una semana que no tenía polla, aunque ya venía Carlos para dármela, me picaba el gusanillo.
-¿Que también limpias cristales?
-Entre muchas otras cosas. ¿Y tú?
-Sí, claro, también limpio. -Apoyo mi hombro en la columna del porche-.
-Ya...Pero si para eso ya tiene a Encarni...
-Por eso, yo limpio otras cosas de la casa.
-Voy pillando...
Una mirada de morbo absoluto solo la rompe un comentario de jardinero...
-Y cuánto cobras por limpiar mi polla.
Mi mente, casi se paraliza, porque era verdad lo que ese hombre comentaba, así que simplemente reaccioné con hechos. Me acerqué a él con un caminar peculiar, mis caderas se meneaban más de la cuenta. Señale con mi dedo índice su barbilla, y dije:
-Pues, posiblemente, por estar en esta casa....-Mi dedo bajo a su pecho-. Sea...-Baje a su vientre-. Gratuito-. Mi dedo se acabó colando por la cintura del pantalón.
-Azi que eres la putita del jefe.
-O la tuya...-Guiñé mi ojo-.
Miró hacia un lado, después hacia el otro...Tiró la tijera y se tiró a mis tetas. Sus manos agarraban con fuerza mis tetas, arrugando mi camisa. No tardó en soltarlas y coger mi culo, apretándolo también con fuerza. Yo lleve mis manos a su paquete, le había crecido en pocos segundos. Y estaba inclinada hacia un lado del pantalón. Me sobaba con energía, pero ahora dejaba mi culo para volver a las tetas. Se habían desabrochado un par de botones de mi camisa. Yo metí la mano dentro de su pantalón elástico. La tenía bien dura.
Empezaba a sentir la obsesión por ver las pollas de los hombres. La imaginaba y al final quería verla.
-Vamos al almacén, aquí nos pueden ver.
-Sí. - Dijo con la respiración acelerada y con ansiedad.
Llevaba una erección brutal, se le notaba una barbaridad. Llegamos al almacén y no había ni ajustado la puerta que ya estaba arrodillada. Se acercó cogiéndome del cogote, yo llevé las manos a su pantalón bajando hasta liberar su polla. Salió disparada, estaba muy dura y no estaba nada mal. Tenía bastante piel pero el tamaño era considerable, de la punta caía un poco. La metí en la boca y empecé a chupar. Su polla se encerraba en mi boca y la metía y la sacaba. No hacía falta nada de pajas, esa polla estaba lista para follarme. Le miraba mientras se la chupaba, su rostro era de lo más tranquilo, parecía que tenía esas situaciones todos los días. Su mano me acariciaba el pelo, que estaba perfectamente peinado con una cola. Yo chupaba sin parar. Estaba algo saladita del sudor. Apoyé mi mano en su culo, que había quedado al descubierto y mamé más profundo. Estuve así casi 5 minutos, a un gran ritmo. El tío aguantaba como un jabato. Qué maravilla de polla, en todo momento dura.
Me hizo una señal para que me levantara. Me tiro en la mesa que había, estaba llena de cosas hicimos espacio como pudimos. A cuatro patas, me desabrocha el pantalón se estira a mi lado. Empieza a meter mi mano entre mis pantalones y mis bragas.
-Joder nena, ¿cómo estás tan mojada? -Me había puesto muy cachonda la mamada que le había hecho y mi coño, daba señales de vida pidiendo polla-.
-No sé, será tu polla...- Moví mi mano buscándola, la encontré y la pajeaba mientras él me dedeaba-.
Se hartó y se puso de rodillas en la mesa. Me bajó el tejano, dejándolo por las rodillas, era ajustado y costaba. Encaró su polla en mi coño y con mis piernas bien tiradas hacía atrás, sus manos en mis tobillos empezó a follarme. Soltó uno de mis tobillos y acariciaba mi clítoris mientras me follaba.
Se volvió a estirar, ahora en posición misionero. Era agresivo follándome contra la mesa. Pero no le debía gustar o prefería mi boca, porque se puso con sus piernas entre mis costillas y me dió de nuevo su polla. Mientras yo metía la polla en mi boca y movía su cadera metiéndomela hasta el fondo. Su mano acariciaba mi clítoris. Apoyé mi cabeza en la mesa y no podía más llegaba mi orgasmo.
-AAAHHHHHHHHHHAAAAAAHHHHHHAHAAAHHHHH!!!!!!!
Movía la mano con energía...Mientras yo gemía. NO había acabado de gritar, que ya me estaba poniendo ladeada, se acopló a mí buscando su polla con su mano y volviéndome a penetrar. Me agarraba e las tetas y me penetraba con fuera, mi camisa estaba quedando buena. Yo casi estaba más boca abajo que de lado de la fuerza con la que me penetraba. Su respiración era al son de sus gemidos.
Al poco no aguantaba más y acabé cayendo boca abajo, ni se inmutó. Se estiró encima de mí y siguió follándome. Eran movimientos cortos pero seguidos, a gran velocidad.
Se separó de mí y cogiéndome de las caderas me levantó. Estaba a cuatro patas. Giré mi cabeza, para observar a ese hombre que tenía energía de un niño de 19 años, pero era un maduro follándome, estaba posiblemente en uno de mis mejores polvos. Ni me miró estaba concentrado en meter la polla en mi coño. Una vez la tenía dentro parecíamos perros. Estaba completamente acoplado a mí. Sus manos se habían colado por mi camisa y me agarraba con la punta de los dedos mis pezones.
-Ooohhhoooohhhh....
Sacó su polla y al instante empecé a sentir como su leche salía disparada encima de mi culo, mi espalda, mi camisa...
-Ooooohhh, ssiiii!!!!!! No hay mejor manera de empezar la mañana. No podría ser siempre así.
-Con Marta, siempre son así.