Con el hermano de mi mejor amigo
Que pasa cuando un niñato, concretamente el hermano de tu mejor amigo, timbra a tu casa una noche de sábado y lo único que se pasa por tu cabeza es hacerlo un hombre.
Otro sábado que llegaba al piso con el que vivo con mi mejor amigo a las tres de la mañana, sin ninguna polla que llevarme a la boca. Mientras Luis se metía en uno de los cuartos con su típico ligue de fin de semana.
“La verdad no se quien iba mas borracho de ellos dos”
Yo me senté en el sofá, me abrí una cerveza y me puse a ver cualquiera de estos típicos programas que adornan las noches en las cadenas públicas.
Lo único que me sacó de estar perdido en el escote de esa presentadora fue el sonido del timbre del portal. Casi instintivamente me levanté y descolgué el telefonillo.
—¿Quien es? — dije esperándome encontrar la voz de algún borracho que ya no sabía a que piso subir, no sería la primera vez.
—Soy Kevin, ábreme. — contestó el hermano de mi mejor amigo.
No pude evitar pasarme la lengua por los labios recordando lo bueno que estaba el cabrón del chico. Con su pelo corto, con mechas rubias, con una tez clara totalmente lampiño y esos ojos verdes que eran una de las cosas que mas destacaban en su cara de niñato adolescente.
No pude alcanzar a contestarle, simplemente pulsé el botón que le permitió abrir la puerta del portal.
Yo estaba completamente salido después de andar perreando con una de las amigas del ligue de Luis, por desgracia parecía que no quería llegar a nada más. Y tener que ver a este niñato ahora no iba a mejorar las cosas, así que dejé la puerta abierta y me volví a sentar en el sofá.
Menos de un par de minutos tardé en oír cerrarse la puerta de casa y ver aparecer al chaval con un considerable pedo encima. El chico se acercó a mi extendiendo uno de sus puños a la altura de mi pecho.
Creo que es el saludo que usan ahora. Simplemente le imité, mostrándole una sonrisa que ocultaba las ganas que tenía de reventarle ese culo adolescente.
—¿Que pasa tío? — el chico se sentó al lado mía en el sofá. —¿No pasa nada por que me quede aquí a sobar, no? Me ralla tener que ir a casa ahora. —tras esto se quitó la chaqueta y la lanzó a uno de los butacones que teníamos enfrente.
—Eso es cosa de tu hermano, por mi no hay problema. — miré para él examinado cada parte de su cuerpo, la verdad es que el puto chaval tenía un cuerpazo que hasta se podía distinguir debajo de su camiseta. —¿Quieres tomar algo?
—Tráeme una birra. — ordenó Kevin, haciendo que yo empezase a enervarme por la mala educación que se gastaba. Me encantaría darle una lección.
Pero me levanté, me tragué mi orgullo y le traje la puta cerveza.
Estuvimos un rato viendo ese programa que cada vez iba subiendo más y más de tono.
—Dios como me esta poniendo la pava esta. — dijo el chico sin dejar de quitar sus ojos de la televisión.
“Y como me estas poniendo tu cabrón” pensé, porque el muy niñato ya llevaba unos minutos sobandose el paquete por encima del pantalón.
—Ni que lo digas. — dije intentando evitar que se me notase como me lo quería comer con la mirada.
Íbamos ya por la tercera cerveza cuando la cara del chico empezó adquirir un tono mas rosado, dando por fin síntomas de que iba bastante tomado.
—Me estoy poniendo cachondo perdido, ¿no te importa que me quite la camiseta? —dijo clavando sus ojos en los míos.
Mi polla no pudo evitar dar un respingo ante tal pregunta. —Como en tu casa. —le dije mientras acababa de dar un trago a la cerveza.
Cuando se quitó la camiseta y pude ver ese pecho y esos abdominales forjados para el pecado que acababan con un camino de perdición que iba desde el ombligo al limite de sus boxers que se dejaban ver gracias a la manía de llevar los pantalones por las rodillas que tenia este chico no pude evitar notar lo mojada que tenía mi polla.
Os por dios que me tuve que contener lo que no esta escrito para evitar abalanzarme sobre él y dejarlo completamente desnudo.
Pero seguí disfrutando de las vistas, el chaval ya tenia una de sus manos completamente dentro del pantalón y se estaba haciendo una paja sin importarle que yo estuviese a escasos centímetros de él.
“Que coño” empecé a imitar al chico y metí mi mano empezando con un movimiento suave, disfrutando como si fuese el mismo el que me la estuviese haciendo.
No pude evitar sonreír cuando se quedó mirando para mi paquete. Yo empecé a desabrocharme el pantalón y dejarlo a su vista solo cubierto por el boxer.
El chico se puso aún mas rojo, ¿Qué pasa?, de repente le acababa de entrar la timidez. No pude evitar reírme .
—¿Que pasa te gusta? — le dije mientras me la agarraba con una mano.
—Que va, no flipes, pero tengo que reconocer que te gastas una buena polla. — dijo el chico ni corto ni perezoso.
—Tu tampoco te quedas atrás. — cuando dije eso el chico no pudo evitar soltar una sonrisa.
No sé que le pasó por la cabeza al chico en esos momentos pero se puso una mano en la nuca y se quedó mirándome a los ojos.
—Quería proponerte una cosa. — dijo Kevin —No pienses que soy maricón, pero… ¿Te importaría si nos hacemos una paja? Estoy súper cachondo.
—Pero ni una palabra de esto a nadie. — añadí.
El chico estaba esperando a que yo diese el primer paso, pero aguanté un poco y obtuve lo que quería, su mano entró en mi boxer y empezó a masajear mi polla.
No esperé y hice lo propio, y me sorprendí cuando noté que su polla estaba más húmeda que la mía.
El chico soltó un gemido y se quedó mirando para mí, no pudo evitar sonreír.
Verle a mi merced me estaba poniendo muy cachondo y sin pensarlo quité su mano de mi polla y ante la incredulidad del chico baje hasta su polla y me la meti en la boca sin ningún miramiento.
La primera reacción de él fue intentar apartarme, pero no tardó mucho hasta que empezó a agarrarme del pelo y marcar el ritmo de la mamada mientras no paraba de gemir y susurrar casi al oído. —Dios, no pares.
Eso me hizo poner más empeño en la polla del chico, con una mano le agarraba los huevos mientras devoraba cada centímetro de su precioso rabo.
No tardó mas de unos minutos en correrse llenando toda mi boca de semen.
—Joder tío, nunca me había corrido de esa manera. — puso sus manos en la nuca y se dejó caer en el sofá. Me miraba extasiado y sabía que era el momento de hacer algo si quería conseguir lo que tenia en mente desde que escuche su voz por el telefonillo.
Sin darle tiempo a reaccionar puse sus piernas alrededor de mi cintura apoyando mi polla contra su trasero y agarrando sus muñecas con mis manos. Me acerqué a su cuello y le di un muerdo que hizo que soltase un pequeño jadeo.
—¿Te atreverías con algo más? — le dije posando mis labios en su oreja.
—Creo que te debo una. — fue lo que dijo el chico ante mi cara de sorpresa, no me esperaba eso para nada.
El chico cerró los ojos cuando empecé a meter uno de mis dedos en su trasero. No paraba de morderse los labios, cosa que me ponía mucho más cachondo.
Al cabo de unos minutos lo tenía jadeando como una perra bajo mis brazos. —Hazlo ya por favor. — decía totalmente sumiso, rogando que entrase dentro de él.
Y no esperé ni un solo segundo más. De una estocada clave toda mi polla en su interior.
El gritó que soltó solo pudo ser acallado cuando se me ocurrió unir mis labios con los suyos, no quería que su hermano se enterase de nada, y pareció funcionar, devoraba mis labios, mordiéndolo con cada estocada que sentía en su interior, no pudo evitar clavarme las uñas en la espalda intentando eliminar todo espacio que quedaba entre nosotros.
Y la imagen no podía ser mas excitante cuando me separé de su boca y pude ver la grandiosidad de lo que tenia debajo de mi, su cuerpo completamente empapado por el sudor, marcando todos y cada uno de sus músculos, sus brazos agarrados a mi cintura pidiendo que se la metiese aún más profunda. Estaba haciendo una fuerza descomunal que se podía ver reflejada en sus brazos que se hinchaban tirando mas de mi hacia su interior.
Esa situación no me daba mucho mas margen para evitar correrme, así que puse una de mis manos en su pecho, me alcé todo lo que pude y comencé a embestirlo de forma desesperada.
Me corrí en su interior y completamente agotado no pude luchar cuando el chico me agarró de la nuca y empezó a comerme la boca mientras aún estaba dentro de él.
Cuando nos separamos no pude evitar contemplarlo, estaba totalmente agotado pero su polla estaba totalmente dura otra vez. Este chico es inagotable.
—Necesito que me ayudes otra vez con esto. — dijo mientras se agarraba la polla con las dos manos.
—Venga vamos a la habitación y veré que se me ocurre. — le contesté.
El chico siguió mis paso completamente desnudo hasta mi cuarto, hasta que lo tiré encima de la cama y empecé a comerle la polla otra vez, en un bucle que nos impidió dormir más de un par de horas esa noche.
Amanecimos uno al lado del otro, con mi único pensamiento de haber que cojones le iba a explicar a su hermano.
Pero estoy seguro que ha merecido la pena.