Con el hermano de mi mejor amigo

Aquel verano el amor y la pasión llego de la mano de la persona menos esperada... Facundo...

Ese verano fue inolvidable para mí, en ese entonces yo tenía 22 años, fue algo sumamente maravilloso.

Mi mejor amigo me había invitado a pasar el verano con él y su familia en una casa que tenían en un conocido balneario, entre ellos se encontraba Facundo, su hermanito de 18 años al cual siempre había ignorado por completo.

La rutina diaria era siempre la misma, por las mañanas íbamos a la playa, por las tardes paseábamos por el balneario (eso era un poco aburrido ya que el balneario no era muy grande) y por las noches la familia se reunía para pasar un rato juntos.

Bueno, la cuestión era que el hermano de mi mejor amigo siempre estaba con nosotros y sobre todo conmigo y para ser sincero ya me parecía algo pesado, porque evitábamos de hablar de ciertas cosas porque considerábamos que habían temas de conversación que no le incumbían.

En el pasar de los días mi amigo conoció a una chica (el típico romance de varano) y comenzó a pasar bastante tiempo con ella quedando yo siempre con su hermano, lo cual me parecía algo molesto ya que consideraba que no estábamos en el mismo nivel de madurez...

Una noche sus padres querían pasar la noche solos, motivo por el cual pasaron toda la noche fuera y mi amigo en conocimiento de la situación quiso hacer lo mismo con la chica que había conocido, a mi no me copaba mucho la idea de quedarme solo con su hermano y se lo hice saber a mi amigo. Discutimos un poco pero al final accedí hacerme cargo del púber por esa noche.

Yo estaba de muy mal humor debido a que todos estaban disfrutando del amor en aquella noche de verano y yo tenía que hacer de niñero de un chico con el cual no tenía mucha onda. En la casa el aburrimiento invadía el ambiente, los minutos eran eternos, yo creía morirme, no soportaba más el estar ahí, estaba leyendo un comic para matar el tiempo y Facundo escuchaba música, pero lo que él escuchaba no era de mi agrado.

En un momento dado, yo no se sí era producto del aburrimiento, había comenzado a mirar a Facundo como disfrutaba y cantaba todas esas canciones de aquella música que escuchaba. Y fue entonces que comencé a verlo con otros ojos, la verdad que Facundo resulto ser un chico bastante atractivo, él era un chico de cabello castaño claro, de ojos marrones, un rostro muy lindo y angelical, su cuerpo estaba un poco trabajado por los deportes que practicaba y que no lo dejaban nada mal, de repente notaba como tímidamente él me miraba a mi también y cuando nuestras miradas se cruzaban sonreíamos ligeramente.

Ese chico estaba comenzando a calentarme y sentía la necesidad de hacerlo mío, el calor tremendo que hacía esa noche fue la excusa perfecta para sentarme a ver televisión en ropa interior y poder seducirlo de esa manera... llevaba puestos unos boxer blancos muy ajustados que marcaban notablemente el bulto que hacía mi pene que comenzaba ponerse erecto.

En eso Facundo se acercó a donde yo estaba y se quedó mirándome fijamente por algunos segundos, yo lo miré también e hice una pequeña mueca, Facundo se sonrió un poco y se sentó a mi lado sin decir nada, pero sabía que el pendejo se había quedado impactado con mi abdomen marcado por los ejercicios que hacía, ya que en la playa nunca me sacaba la remera. Durante un rato se quedo a mi lado sin decir nada, de reojo lo miraba y el me miraba a mi también, él se veía tan inocente, tan dulce, me provocaba partirle la boca de un beso, sus labios rojos y húmedos me provocaban mucho. Me provocaba abrazarlo, acariciarlo, hacerle el amor dulcemente toda la noche, era increíble como este chico me había comenzado a gustar de golpe.

Al poco rato él comenzó a quejarse por el calor que hacía en el lugar, así que procedió también a quitarse su ropa quedando en ropa interior y fue ahí que note lo bien que estaba su pija, unos 17 cm...

Una vez desnudos los dos, solo con nuestras prendas interiores, se podía sentir cierta tensión entre ambos ya que ninguno se animaba a hablar con el otro, nada más que una ligera mirada hacia nuestros cuerpos los cuales parecían atraerse mutuamente.

Facundo fue el que al final decidió romper el hielo entre ambos y me dijo – la tele esta algo aburrida, ¿por qué no escuchamos un poco de música?.

¿esa música tropical espantosa que escuchas? Noooo, paso... gracias

jejeje no te preocupes vamos a escuchar otra cosa, aunque la música tropical es muy buena.

Como vos digas... pero si escuchamos otra cosa si acepto.

Entonces Facundo procedió a colocar un CD en la radio y para mi sorpresa resulto ser un CD de música romántica de los 80’s y 90’s justo de mis favoritas...

Cuando el CD comenzó a tocar , Facundo volvió a sentarse a mi lado, esta vez un poco más cerca de mi y comenzó a hacerme preguntas sobre mis ejercicios, a decirme lo bueno que estaba, en ese momento comenzaba a sonar una de mis canciones favoritas, "Take my breath away" de Jan Wayne y fue entonces que con gran timidez me pidió si me podía tocar los pectorales. Yo accedí y fue ahí que todo sucedió. Justo que sonaba una de mis canciones favoritas...

Primero comenzó tocándome tímidamente con algunos de sus dedos, mientras lo hacía su mirada se perdía dentro de la mía... yo no podía dejar de ver esa mirada de ángel inocente que Facundo tenía y que me estaba volviendo loco.

Luego comenzó acariciarme de una manera muy erótica con sus dos manos, yo estaba re-caliente, esas caricias me tenían sumamente excitado, mi pija estaba que explotaba dentro de mis calzoncillos.

Sus manos fueron bajando lentamente por mi abdomen y sus dedos jugueteaban con la vellosidad que ahí había, luego comenzó a besar todo mi abdomen y a chuparme las tetillas, mientras sus manos masajeaban descaradamente mi pija parada, ¡que bien lo hacía el pendejo! Me sentía en un paraíso de placer.

Mientras él hacía eso mi mano se fue deslizando por su espalda hasta llegar a su culito y comencé a acariciarlo. Era firme y duro, introduje mi mano dentro de su calzoncillo y pude sentir lo suave que era su piel.

Luego nos besamos en la boca muy apasionadamente, nuestras lenguas se mezclaban entre tanta pasión, él se saco el calzoncillo y me pidio que le chupara la pija, yo sin pensarlo dos veces lo hice, mi lengua recorrió gustosa cada uno de sus centímetros, iba de arriba abajo, le daba mayor atención a su glande con el cual jugaba descaradamente con mi lengua dejándolo todo babeado. Mis embestidas eran cada vez más fuertes e iba chupando esa pija cada vez con más ganas. Luego comencé a chupar cada uno de sus huevos, los saboreaba totalmente, Facundo disfrutaba de la mamada que le estaba haciendo, lo podía sentir en los gemidos que daba.

Luego me saque mi calzoncillo y comenzamos a hacer el 69, el chiquito parecía tener demasiada experiencia en esto, así que le pregunte sí ya lo había hecho antes y me respondió que sí, le pregunte con quien, pero no me respondió, sea quien haya sido, hizo un buen trabajo, el pendejo era muy apasionado. También un goloso total, ya que chupaba mi pija erecta con muchas ganas.

Luego él se puso en cuatro y comencé a chuparle su agujerito, con mi lengua lubrique bien su ano, además disfrutaba de hacerlo, el sentir el gusto del culo de Facundo me calentaba cada vez más. Lentamente comencé a introducir de a poco cada uno de mis dedos lo cual hacía a Facundo gemir de placer, una vez dilatado su agujerito comencé a introducir de a poco mi pija erecta, fui introduciendo lentamente la cabeza de mi chota la que iba empujando de apoco para que fuera abriendo camino en ese ano que era un poco estrecho, hasta que finalmente pude introducir todo mi tronco en esa colita joven sin problemas. Facundo al principio se sentía un poco molesto con la penetración pero de a poco se fue sintiendo cada vez más a gusto, con más placer... gemía y gemía sin parar y cada vez más fuerte, me pedía que no parara. Yo había comenzado a penetrarlo lenta y suavemente pero a medida que Facundo se iba excitando, lo hacía cada vez más duro.

Luego me recosté en el piso y él se acomodó sobre mí comenzando un sube y baja increíble, el guacho gemía de placer mientras estaba montado encima de mí, yo agarré su pija la cual estaba dura y calentita y la pajeaba gustosamente, mi corazón comenzaba a latir cada vez más fuerte, una sensación de éxtasis total comenzaba a invadirme el cuerpo y aumentaba cada vez más cuando veía a Facundo como gozaba con la penetración. Ya no podía aguantar más la calentura que sentía y me corrí, pero lo hice dentro de él, ese púber estaba muy satisfecho con todo lo que habíamos hecho.

Luego él se paro y se puso detrás de mi comenzando lubricarme el culo con sus dedos ensalivados, los cuales introducía de a poco y movía para todos lados... no mucho tardo en comenzar a taladrarme con su pija joven de una manera muy suave, pero que al igual que yo fue haciéndolo cada vez más duro y con más ganas.

Sentir la pija de Facundo en mi culo era algo maravilloso, cada embestida suya me hacía delirar de placer, no paraba de gemir, lo hacía con muchas ganas, Facundo mientras me penetraba, me abrazaba también, besando dulcemente mi cuello, mi espalda a la vez que me decía cosas muy dulces al oído, como lo era él, un dulce total. Nuestros cuerpos sudaban uno encima del otro, transformándose en uno solo.

Luego él saco su pene de mi culo y lo llevo hacia mi boca, yo lo chupaba con locura y ganas, a la vez que lo pajeaba un poco, hasta que finalmente exploto todo el mi boca, y yo gustosamente me trague toda esa leche que era exquisita sin dejar nada limpiando todo con mi lengua.

Cuando terminamos él se tumbo a mi lado y quedamos los dos desnudos y abrazados.

Para mí esta fue una experiencia muy satisfactoria, jamás pensé que lo iba a pasar tan bien con el inocente hermanito de mi amigo y se lo dije, él me respondió "fue un placer" y me beso apasionadamente. No mucho rato después nos vestimos por las dudas de que llegara alguien a la casa y nos descubriera, pero seguimos abrazados en el sillón y nos besamos durante largo rato...

Los días siguientes fueron increíbles, mi amigo al estar ocupado con su chica nos dejo a Facundo y a mi el camino libre para que estemos juntos todo el tiempo y poder repetir la experiencia tan rica que tuvimos esa noche cada vez que se nos presentaba la oportunidad.