Con el frutero
Mi crush del trabajo, el frutero de plátano maduros me seduce y me folla
Hace tiempo empecé a trabajar en un supermercado de una famosa marca como cajero, recuerdo que mi primer día fue el sábado del orgullo de hace dos años. Yo había salido el viernes, después de pasar un buen rato en una orgía, y mis amigos me llenaron de purpurina y me duche varias veces para quitarla pero aún quedaba un poco. Así que me presente en el trabajo con algunas puntas de purpurina por la cara, y empecé a trabajar con un brillo propio.
El primer día, para enseñarme me pusieron con un compañero que los dos nos dimos cuenta de que somos gays y seguimos hablando sin más. Poco a poco comencé a conocer a la gente y a darme a conocer entre mis compañeros directos, los otros cajeros, y también con aquellos con los que tenía relación reponedores, dependientes y demás. También la gente fue enterándose de mi condición sexual y también porque yo fui hablando más con los demás. Llego un momento en el cual en la plantilla de los 20 chicos que habíamos 7 eran gays, con uno de ellos tuve un rollo… pero eso es otra cosa.
No me había atrevido a abrir el grindr allí, no se no me parecía correcto abrirlo en aquel sitio por aquello de si te reconocen clientes o algo, pero me entraba la curiosidad por saber si alguno de mis compañeros estaban buscando algo más que la planta de caballeros o el pan de perritos para la cena. Y un día lo abrí, no sin antes haber quitado mi foto de perfil para cotillear a gusto. Al abrirlo vi como yo muchos perfiles sin foto, pero otros si y ponía cara a algunos de ellos y sabía quién si y quien no podría hablar mas tranquilo. Pero no había ninguno que me llamase la atención, o ninguno de los que me llamaba la atención les veía la cara en la App.
No hice mucho caso a lo que pasaba, yo iba a trabajar y con las mismas me volvía a casa sin dar más importancia. Solo veía que había muchos chicos guapos y los trajes siempre me han puesto muy cachondo y poder imaginar lo que hay debajo de una camisa y una corbata. Es verdad que en los vestuarios me metía algunas veces y paseaba solo por ver si había algo, hasta que un día unas miradas y unos gestos llevaron a una mamada rápida en los baños pero sin importancia.
Así pasaban los días, de lunes a viernes (domingo) como las golondrinas del poema de Becquer… tras esta licencia musical, así pasaba iba y venía y al abrir grindr me he encontrado con grandes personas allí que ahora son importantes. Es verdad que algunos dejaban caer miradas, gestos, de compañeros y de clientes… que algunos te buscaban hasta por Instagram para poder seguir hablando o hacer algo más. Pero yo siempre he sido de los que ganan más en persona y de los que el pico les hace ganar a más de uno y más de dos en las discotecas.
Cuando empecé a realizar más funciones una de ellas era la de ir a la frutería a ayudar a pesar la fruta a los fruteros los fines de semana. He de decir que uno de los más guapos estaba allí, su nombre Borja, pero al poco tiempo se fue, una pena. Pero había otro chico que veía de vez en cuando, llamémosle Carlos, y la verdad que me parecía guapo. Es alto, moreno, con ojos azules, barba cerrada, con buenas manos, pelito que asomaba por el cuello del uniforme, podría ser interesante. Él era muy educado, siempre saludaba y era amable con los que no teníamos ni idea de lo que allí pasaba, y yo que hablo con las piedras pues empecé a meter pie a ver que se podría sacar de allí.
Con otra función era hacer la compra de la gente que la pedía por internet, y mucho de ello era frutería, y yo quería que estuviera Carlos para poder verlo y aunque fuese intercambiar “donde está el apio, o donde están los calabacines”. Así un tiempo y no siempre estaba él, pero un día al pasar por allí le salude y al devolverme el saludo me guiñó el ojo y yo no supe cómo reaccionar y me puse rojo y me fui. Yo no sabía cómo tomarme aquel gesto y me quedé pensando, y dije al próxima día lo saludo yo con gesto amable a ver qué pasa. Y así fue
Y – Hola que tal Carlos
C – Hola, como estamos hoy?¿
Y – Pues aquí como siempre trabajando y hasta las narices
C – Yo estoy de las piñas hasta las narices, y todavía me quedan las fresas, los kiwis y los plántanos –mientras me guiñaba otra vez el ojo-.
Y – Pues ánimo, yo voy a por pepinos, que no se para que querrá tantos el cliente – le devolví el guiñó de ojos.
Me fui, a por los calabacines sí, pero me fui con la misión cumplida de sembrar algo en aquello, que no sabría interpretarlo. Y me fui a casa, al llegar el siguiente día entraba a la taquilla para cambiarme y a que no sabéis quien estaba también Carlos.
C - Hola Aitor
Y – Hola Carlos, ¿Cómo estás?
C – Bien aquí que entro ahora y me toca hasta que cierre
Y – Ya somos dos… y a saber que me toca hacer hoy, vosotros por lo menos podéis salir al baño cuando queráis lo nuestro es más difícil, es más controlado al no ser que estemos abajo.
C – Pues bueno al lío que esto no se va a hacer solo
Y – Nos vemos
Y me subí a ver dónde me tocaba, dependiendo del día nos tocaba una cosa u otra con mayor o menor flexibilidad. Ese día me toco un puesto en el cual podría estar relajado, apoyando a mis compañeros con los problemas que hubiera. Y podía deambular por la sala tranquilamente, me iba a la frutería a posta y sonreía y el me respondía de la misma manera.
C – A qué hora te puedes pillar el descanso?¿
Y – Hoy puedo cogerlo más o menos cuando quiera, pero suelo cogerlo a eso de las 20:00 20:15.
C – Vale pues a y cuarto y vamos a fumar juntos?, si sé que fumas porque alguna vez me has prestado fuego…
Y – Vale, pero tengo que ir a la taquilla a por la merienda
C – Ok, sobre y cuarto en las taquillas
Yo no sabía cómo actuar, ni que pensar, era una especie de “cita” o que era aquello, me empezaron a sudar las manos, y a ponerme nervioso. Y quería que llegase ese momento y fumar ese cigarro juntos, estaba con ganas de que llegasen las 20:15 por estar juntos. Salí un poco antes, estaba ansioso, y lo único que quería era dar caladas a ese cigarro. Estaba a y 14 esperando pero resulta que estaba esperándome ya.
C – Venga vamos a fuera tardón, que tengo ganas de desconectar
Y – Si, que además parece que se han puesto de acuerdo todos los clientes inútiles… - mientras me encendía el cigarro saliendo y le pasaba el mechero a Carlos.
Salimos y me llevo a un lugar algo apartado para hablar tranquilamente, no delante de todos los que estaban fumando y nos sentamos en un poyete, a mí me temblaban hasta las piernas de los nervios de la situación.
C – Bueno, no vas a decir nada después de guiñarme los ojos… - a mí se atraganto la calada del cigarro y me puse a toser como un tonto, me dijo mientras me daba una palmada en el muslo-.
Y – Pe, pe, pe, pereeerooo si fuiste tú el que me lo guiñó primero, yo solo te seguí el juego…
C – Es broma tranquilo, no te pongas rojo que no es para tanto…- mientras sonreía y he de decir que tiene una sonrisa muy bonita, cosa que a mí me derrite – pero sí que me gusta picarte y la verdad que me pareces guapo…
Y – Osea que eres gay?¿
C – Si soy gay, y me pareces guapo y me gustaría hablar más contigo de cosas que no sean frutería y clientes, aunque sean plátanos y pepinos jajajaja
Y – Vale pues apunta mi número de teléfono y hablamos más – Estuvimos hablando de que ganas de salir ya de allí y yo me baje para ir al baño antes de volver a subir y me siguió. Yo me fui a mear y al lavarme las manos apareció el y directamente me dio un pico, a lo que yo respondí con un morreo cogiéndole del cuello del uniforme (menos mal que no entro nadie), y nos fuimos para arriba juntos y nos despedimos sonriendo.
Yo estaba flotando y no sabía cómo iba a reaccionar o como iba a pasar, miré el móvil y tenía un mensaje que ponía “besas muy bien, me has dejado con ganas de más, a ver si repetimos”. Yo no sabía que responder o como contestar a ese mensaje, querría poner “repetir y todo lo que tú quieras…”, pero no quiero parecer un desesperado, si no ir hablando poco a poco, así que le respondí, tú también aunque habrá que mejorarlo”. Y ya seguí con mis cosas y salieron ellos, que salen antes y se despidió de mi de lejos, y yo espere a nuestra hora, y al ir a la taquilla estaba él esperándome, cosa que me hizo sacar una sonrisa tonta. Y salimos juntos.
C - ¿Dónde vives?
Y – Por el centro, y tú?¿
C – Por Usera si quieres te acerco a algún sitio y así hablamos más. – Por mí como si hubiera dicho de ir a su casa-.
Y – Vale pero nos fumamos un cigarro tranquilos, vale?¿
C – Venga que a este invito yo, que así me porto bien contigo.
Nos fumamos el cigarro tranquilamente, apartados en su coche apoyados para pasar de la gente y estar tranquilos, y en esto de que estaba fumando y yo de pie enfrente de él y solo pensé en lanzarme a besarle y así lo hice. Me lancé y bese esos labios carnosos que aún tenían el sabor de la última calada de cigarrillo. Pero me encanto besarlo y ver como su lengua quería jugar igual que la mía con la otra y me estaba gustando. Tiro el cigarro y se puso “manos a la obra”, colocando su mano en mi espalda y la otra en mi culo, con esas manos grandes podría abarcar mucha parte y yo hice lo mismo.
C – O paras o voy a tener dos palancas de cambio en el coche, - me dijo mientras me besaba el cuello.
Y – No mientas tendrías tres… jajajaja
C – Anda nos ha salido contestón el niño, pues ahora no te beso más
Y – Calla idiota y dame un beso que tú también besas bien.
Nos montamos en el coche y me acerco a casa, a la puerta y se paró un momento y me miro y me dijo que a ver si quedábamos más tranquilos un día que estuviéramos de mañana y así la tarde entera juntos. Así pasaron varios días viéndonos en el trabajo, un poco antes de entrar sin que la gente se enterase, para que no fuésemos la comidilla del trabajo. Al cabo de una semana o así me dijo al acercarme a casa
C – El fin de semana tendré la casa libre y podemos estar juntos…
Y – Yo trabajo el domingo pero me encantara estar contigo todo lo que pueda
C – Claro que si tonto y terminamos lo que tenemos pendiente.
Yo el jueves por la tarde prepare una mochila con algo de ropa para pasar el finde, aunque puestos a elegir preferiría pasar el gin de semana denudo con él y sin salir de casa viendo esos ojos azules. Me fui a trabajar, una de las veces que más feliz iba a trabajar en mucho tiempo. Y se me pasó la mañana volando y cuando dio la hora de salir me estaba esperando mi hombre. Me cambie y no fuimos al coche y llegamos a su casa, cuando entre en ese piso viejo pero reformado me encontré con la mesa puesta con comida del chino.
Tras comer y deshacer mi mochila, lo poco que llevaba mientras Carlos recogía la mesa y limpiaba un poco, vi que tenia una bañera y me apetecía llenarla y meterme a descansar del día de trabajo, pero me fui a la cocina y me pue detrás de él que como es más alto no le abarcaba, pero le empecé a besar el cuello mientras tocaba su cuerpo. Se giro y me beso, me beso con uno de esos besos que no quieres que se acaben nunca y que son perfectos en pasionalidad, morbosidad, tocamientos, y juegos con la lengua. Yo quería quitarle toda la ropa, pero antes de ello me llevo a la habitación y ahí empezó a quitarme la camiseta, él se había puesto una camiseta de manga corta y unos pantalones grises cortos, que empezaban a marcar algo. En sus brazos se marcaban las venas, algo que me pone muy cachondo y le quite la camiseta y le deje de pie, mientras palpaba cada parte de su pecho, que estaba salpicado de pelos, pelos que bajaban hasta perderse en el pantalón. Besé su cuello y fui bajando hasta el pecho y lamí uno de sus pezones mientras que me acariciaba la cabeza y jugaba con mi pelo. El me quito mi camiseta y nos quedamos los dos mirándonos y nos besamos otra vez, al juntarnos se notaba que teníamos los rabos bien duros, el suyo se intuía bastante grande.
Le quite el pantalón y descubrí que no llevaba nada debajo, más cómodo, y el me quito el mío y descubrió que llevaba un suspensorio puesto, cosa que le sorprendió y le gusto mucho. Vi su polla, una polla morcillona, gruesa y con unos huevos colganderos muy bonitos, la polla era algo larga y aún no estaba en plenitud y con las mismas venas del brazo marcándose en la polla. Para mi sorpresa me di cuenta de que la zona de la polla la tenía rasurada y me encanto. Nos tumbamos en la cama y nos pusimos a jugar con las manos hasta que decidí que era hora de probar el plátano del frutero. Estaba aun morcillona y cuando me puse boca a la obra eso creció y casi no cabía en mi boca, pero me acomode un poco y conseguí que Carlos se retorciera del placer mientras que con su mano buscaba la mía y entrelazábamos los dedos. Vi que sus ojos se ponían en blanco del gusto. Y volví a besarle, lentamente y con amor. Empezó a jugar con mi agujero con los dedos, y me estaba encontrando en el séptimo cielo, no sabía que hacer y que hacerle, sabía que quería que fuese él y que hiciera lo que quisiera. Me volteo y se puso a comerme el culo yo mientras agarraba la almohada y las sabanas se retorcían entre mis dedos. Ya se me salía la polla por fuera del suspensorio de lo caliente que estaba y de como me hacían cosquillas esa barba en mi culo y de repente note que su mano empezaba a manosear mi glande. Me quito el suspensorio y lamio desde la punta de mi polla hasta mi agujero, estuvo así un rato y le grito FOLLAME.
Saco de la mesilla un condón y lubricante para hacerlo más fácil, y a su vez me besaba mientras que yo con mi mano hacía que no se le bajara la erección. Se lo puso mientras que me ponía un poco de lubricante en la mano para extenderlo por mi culo, y el se lo puso en la punta del rabo. Me tumbe bocarriba con las piernas en sus hombros y el empezó a enfilar su polla en mi culo que poco a poco se fue abriendo ante la polla de Carlos iba notando como entraba y cada una de las venas en mi cerrado culo que lleva unos meses sin ser utilizado para ese fin. Empezaba con ritmo, poco a poco, y fue subiendo la candencia y la frecuencia mientras nos besábamos y abrazábamos. Me sentía deseado y querido por alguien que no me lo imaginaba jamás. Me siguió follando y empecé a contraerme del gusto mi polla iba a explotar del gusto, tanto que tenía toda la barriga llena de precum y me estaba poniendo cachondísimo y Carlos empezó a subir el ritmo, tanto que me corrí sin tocarme, me corrí con unos 7 u 8 trallazos que dejaron mi pecho lleno y el de Carlos también. En ese momento note como mi culo entraba en calor y note como él también se corría y tras ello me beso y me abrazo pringándonos por completo y dejando su polla en mi culo.
Nos quedamos así un rato con las manos juntas y al levantarnos fuimos al baños y nos duchamos y nos quedamos abrazados mientras nos caía el agua por encima, y lo que paso el resto del fin de semana es otra historia….