Con el collar de Theo (2)

..yo deseaba ser sometida nuevamente y una noche se me ocurrió mientras sacaba a mi perro… “hoy me voy a masturbar con el collar de Theo puesto”...

Con el collar de Theo (2)

Después de ser tratada como una perra por parte del que en aquel entonces era mi novio, la pose en 4 se volvió mi favorita. Siempre deseaba ser comida de esa manera y mientras duré con mi ex siempre lo esperé en mi cama con el collar de Theo puesto y en 4, esperando que él me tomara como quisiera

Después terminamos porque se enteró que me gustaba un interno llamado Marcos y que en los turnos en los que me encontraba con él, se la mamaba en un pequeño cuarto de servicio del cuarto piso del hospital. Sin embargo, Marcos no se atrevía a comerme por temor a ser descubierto por sus superiores y yo llegaba muy mojada a casa después de los turnos. Como ya no tenía novio que me dominara y me hiciera las perversiones que me gustan, mi vida se volvió rutinaria: iba a la facultad, luego a turno (si me encontraba a Marcos allá se la mamaba), llegaba a mi casa, me masturbaba y luego sacaba a Theo a dar un paseo. Al ver que yo cogía su cadena, mi perro enloquecía y yo me excitaba de nuevo recordando los momentos en los que tuve ese lazo grueso en el cuello y fui obligada a caminar en 4 en diferentes moteles y por todo el apartamento de mi ex novio.

Era tal la arrechera que me daba al recordar todo eso que, al llegar del paseo con Theo, me encerraba en mi habitación a masturbarme nuevamente. Un día mi prima irrumpió en mi cuarto sin tocar y me sorprendió frotandome el clitoris con una mano y con la otra metida en mi boca para callar mis gemidos. Traté de incorporarme pero ya era demasiado tarde y mi prima, que me hizo la señal de silencio llevándo su dedo índice sobre sus labios, se acercó a mi cama y me dijo: "fresca nata, todas tenemos necesidades"… acto seguido me acarició los pies y abriendo mis piernas se lanzó en búsqueda de mi vagina con su lengua. Pasaron sólo 2 minutos y me vine en su boca, menos mal aguanté los gritos porque inmediatamente mi mamá empezó a llamarnos a cenar. Fue delicioso porque hacía mucho rato no tenía una lengua explorándome y lamiendo mi rasurada vulva.

Pero pasó algún tiempo más y volví a la misma rutina, Marcos se encontraba muy ocupado y sólo tenía tiempo para que yo me tragara su pene en algún rincón oscuro del hospital donde muchas parejas hacían lo mismo. De hecho, en una ocasión alcanzamos a ver como Pablo Bravo se le venía en la cara a Carolina Concha, la más afamada puta de la facultad de medicina de Univalle.

Sin embargo, yo deseaba ser sometida nuevamente y una noche se me ocurrió mientras sacaba a mi perro… "hoy me voy a masturbar con el collar de Theo puesto". Aprovechando que estaba sola, me quité toda la ropa y busqué algunos elementos que usaba mi ex para dominarme: pinzas para secar la ropa, cinta que aquel novio destrozaba con su verga cuando la metía en mi boca y unas esposas y un consolador que habían quedado en mi poder. Por último tomé el collar del perro.

Me puse en 4 en la cama y puse las pinzas en mis pezones, la cinta tapándome la boca, el collar en mi cuello, me metí despacito el consolador y finalmente las esposas en mis manos atándome a la cabecera de la cama. Me miraba al espejo de mi tocador y me excitaba muchísimo al verme así, de nuevo pensaba que nadie se imaginaría a Natalia Contreras así, tan arrecha que ella por sí misma se sometía y se entregaba al placer a través del dolor. Empecé a mover las caderas acordándome de Mauricio, otro de mis novios que la tenía tan grande que el consolador que tenía adentro en ese momento se quedaba corto.

Ojalá llegará un hombre y me bañara en su semen… estaba pensando eso cuando el consolador se salió de mi vagina. Intenté darme vuelta para penetrarme sin tener que zafarme de las esposas y al hacer esto el collar rozó contra el suelo. Theo, al otro lado de la casa, creyó que yo lo llamaba para salir y entró a mi habitación. Entonces, el perro se subió a la cama y yo intentaba decirle que se bajara, pero no podia con la boca cubierta. De repente sentí su lengua atacándome por detrás, de seguro mi olor lo excitó y quiso probarme. Yo me sentí morir… miraba por el espejo, donde tenía pegadas foticos tiernas con mis amigas del Liceo Benalcazar, como mi perro me lamía toda la vagina. Con las llaves de las esposas en las manos listas para liberarme, el placer era tal que terminaba agarrando el collar y apretándolo.

No podia ya pensar en nada, solo un quejumbroso "mmm… mmm…mmm" se escuchaba de mí. De un momento a otro, Theo paró y quitó su lengua rugosa de mi húmeda cavidad. Entonces siento las patas de mi labrador negro sobre mi espalda y su verga tratando de entrar en mí. Pensé que esto ya era demasiado e intenté escapar, pero no lo logré. Theo me penetró y yo tuve un orgasmo totalmente diferente a todos los demás.

Después me liberé y solo tuve fuerzas para darme una ducha y acostarme a dormir pues al otro día me esperaba otro turno en el hospital universitario.

Hoy en día soy novia de Marcos, pero él es muy inocente y no sabe todas las cosas de mi pasado y que todavía, de vez en cuando, me pongo el collar de Theo y me dejó dominar por él.