Con el Angel y mi esposo
Mi marido se apuntó y de que forma, a aquella orgia de sexo y placer con aquel americano de ensueño que había sido agraciado por la varita de otorgar placer y que no todos disponen, acabando en una apo .
Había sido un encuentro de los que dejan huella y no quería dejar que se quedara ahí, por lo que tras esa apetecible y relajante charla llame a mi marido al que puse al día rápidamente, avisándole que tras dejar a Marlon en el Hotel, que la compañía aérea le había asignado por sus demoras en el vuelo, pasaría por casa a ducharme y cambiarme para volver a vernos por la noche en una cena los tres y así conocerse ellos, pues anhelaba yo una fiesta con los dos.
Paco con su habitual conformismo por mis gustos en este campo, del que disfrutamos los dos sabiamente, acepto encantado y mas tras las morbosas explicaciones que le di de ese esporádico pero intenso polvo en lo lavabos del aeropuerto.
Una vez en el Hotel los tres juntos y tras las pertinentes presentaciones, nos fuimos al Restaurante del mismo donde nos dimos una cena amenizada con una grata conversación donde se dejaron a parte los prejuicios, observando todos que nuestros gustos no distaban mucho e incluso caminaban por los mismos derroteros, pues este americano de ensueño nos conto que en Miami el andaba por la misma línea que nosotros.
Cuando la temperatura fue subiendo decidimos subir a su habitación para enfriar el calor que ya manaba por nuestros cuerpos, no sin antes tener que hacer una pequeña escaramuza pues ponían problemas si huéspedes ajenos al hotel accedían a las habitaciones, pero nosotros con algo de picaresca lo solucionamos, haciendo acopio de dos botellas de champan para la ocasión.
Una vez en el cuarto, Paco era el que más ansia tenia de comenzar con la fiesta, viendo esto Marlon, caballerosamente pidió comenzar como observador viendo como jugábamos nosotros, poniendo un poco de música ambiental para nuestros juegos preliminares que Paco rápidamente acelero, pues tras un pequeño e improvisado baile me retiro con su maestría, parte de la ropa dejándome solo con la interior que picaronamente yo me había puesto muy provocativa, ya que llevaba abajo un tanga negro muy sugerente y un sujetador que me realzaba mis pechos marcando mis duros pezones.
Al verme así Marlon resoplo como un miura ante su hembra, tocándose con delicadeza y clase su bulto que crecía en segundos marcando unas dimensiones que Paco se quedo perplejo.
Ahora yo con algo también de juego erótico me dispuse a dejar a Paco como dios lo trajo al mundo, aunque eso si, él se mostro con el miembro tieso, agachándome rápidamente para darle unos pequeños mordisco a los que jadeo el americano como celoso de no ser el, el receptor de los mismos.
Paco lo llamo con un gesto y le dijo, ven únete a nosotros que quiero ver todo lo bueno que describió mi esposa. Este tras acercarse se dejo desvestir por nosotros, siendo Paco el que le bajo rápidamente sus pantalones para dejar que respirara aquel coloso que andaba comprimido por la ropa.
La cara de asombro de mi esposos lo decía todo ante aquel cuerpo mas propio de un dios del olimpo ,que parecía moldeado con una perfección insultante para el resto de los mortales, y es que como se diría aquí vulgarmente, “ estaba mas bueno que el pan” vamos ”buenisimoooo”…
Yo andaba besándole y acariciando su pectoral, que era mi debilidad, mientras mi esposo me retiro ya toda mi ropa interior, llevándome seguidamente los dos a la cama como una reina, para comenzar ambos con unas atenciones sobre mis partes mas calientes,que por cierto pedían y demandaban ya juego sobre ellas.
Me acercaron a mi petición, ambos sus rabos a mi boca, observando Paco en ese momento, la diferencia sustancial que había entre ellos, y aunque como digo siempre, que mi esposo no esta mal dotado, aquello lo dejaba un poco en mal lugar , devore las cabezas de los dos con las mismas ganas, una entraba con facilidad en mi boca y la otra tenia que forzar un poco para introducirla en ella.
Paco alabo rápidamente aquel pollon, diciendo que era de ensueño, Marlon le dijo que seria un placer recibir las atenciones de nosotros dos sobre el. Sin dudar un instante Paco retiro el suyo de mi boca y bajo a echarme una mano en la comida de aquel coloso que devorábamos con ansia y esmero, unas veces era yo la que daba cuenta de sus bolas y otras mi marido, mientras el jadeaba intensamente ante aquella sabia mamada.
Duro unos minutos que me parecieron segundos, cuando retiro aquello de nuestras manos para tumbarme sobre la cama y pasar ahora el jugar con mi cuerpo. Comenzó con mis pechos y pezones que por cierto estaban duros y puntiagudos como una jovial chavala ante toda aquella excitación, mientras Paco con su habitual estilo ya daba cuenta de mi abierta almeja que con su lengua y dedos hacia escurrir todos los jugos que ya derramaba, dando aviso que estaba a punto de mi primera explosión de la noche.
Paco viéndolo de rodillas al americano comiendo mis pezones, no pudo contener y le lanzo la mano a los huevos que colgaban como campanas adornadas en navidad, entre aquellas musculosas piernas, igualmente asía, aquel rabo duro y largo que recto apuntaba hacia mi como amenazante y avisando que pronto entraría en mis interiores.
Sorprendentemente Marlon se giro y pidió a Paco que me penetrara que quería verme ensartada por mi esposo, mientras el agarro su duro rabo y lo dirigió a mi boca para que los dos volviéramos a comérsela, pues Paco se dejo caer sobre mi mientras martilleaba mi almeja, juntando nuestras bocas solo separadas por el grosor de aquel miembro invasor.
Tras un corto de espacio así, Paco tuvo que desistir, pues vio que se corría casi al instante, frenando las embestidas para que fuese el americano el que me penetrara, este con suma maestría me tomo dejándose caer sobre su espalda en la cama, para que yo me sentara sobre su mástil, de espaldas a él y cara a Paco,.
Fue sentir que aquello entraba en mi dilatado y mojado mejillón, para explotar rápidamente en un fuerte orgasmo que hizo fluir un mana en su interior que lubrifico en su totalidad aquel inmenso falo, si no lo estaba ya, pues me parecía increíble que aquello entrara con semejante tamaño, hasta sentir sus huevos clavados en mi vulva.
Paco se arrodillo ante aquel espectáculo y lamia lo que aquel miembro invasor dejaba libre de mi conejo, a la vez masajeaba aquellas enormes pelotas, que por cierto no soltaba ni un segundo, pues estaba como enamorados de ellas, si bien yo conocía sus gustos bi, lo cierto es que aquel semental lo tenia encandilado, y no era el único.
Marlon pellizcaba mis pezones mientras su miembro destrozaba a golpes de placer mi sexo, a la vez invito rápidamente a que Paco intentara penetrarme por el mismo agujero que entraba su arma, cosa que mi esposo no demoro, pues agarro su rabo y eso si… con sumo cuidado encauzo su cabeza junto a aquel aliado y la introdujo dentro de mi…
Mis suspiros y gemidos ahora eran tremendos, ante el acoso de aquellos dos rabos, solo los dedos de este americano en mi boca , impedían que mis gritos traspasaran los muros de aquella habitación, y mas cuando Paco aceleraba ahora con sus acometidas sintiéndose salvaguardado por su macho homologo que le cubriría las espaldas ante la corrida que veía venir.
Y esta no se hizo esperar, soltado mi esposo su pastosa y caliente crema dentro de mí y sobre el pollon de su compañero de faena, lubrificando si aun podía un poco más aquel aliado.
Volví yo por mis fueros y ahora encadene dos mini orgasmos seguidos mientras mi marido retiraba su morcillón de dentro de mi, dejando solo a aquel intruso bombeando golpe a golpe de cadera mi conejo, al que solo le hacia falta hablar para agradecer tal agasajo.
Me tumo de lado levantándome una pierna como mostrando a mi esposo, el buen trabajo que estaba haciendo, a la vez que descansaba un poco pues, con mi cuerpo sobre el, le había agotado algo, aunque eso si… no aflojo la dureza ni un ápice desde que comenzó.
Nuevamente pido a Paco que acercara su morcillón rabo a mi boca para que lo atendiera y pusiera en forma rápido, sorprendiéndonos a ambos cuando su mano acaricio aquel chorizo parrillero semirrígido que tenia mi marido y se la dirigió también a su boca.
Esto encendió a mi esposo que no esperaba un premio como ese, por lo que ante nuestras bocas alternando en su aparato, este no tardo nada en volver a tomar su rigidez habitual.
Marlon vio que Paco estaba ya en forma y mirándome a los ojos me dijo, ahora cariño voy a penetrarte por atrás mientras tu marido te clava por tu almejita jugosa.
Se sentó mi marido para yo clavarme sobre el, a la vez que se echaba hacia atrás, quedando mi trasero disponible para los placeres de aquel ángel del sexo, que rápidamente me agarro por las caderas encaminando su misil con esa cabeza nuclear en la punta, para perforar de una suave estocada mi agradecida puerta trasera. Sus movimientos rítmicos y pausados eran suficientes para mover la polla de mi esposo dentro de mi también, por lo que recibía gratamente placer por ambos agujeros con una intensidad que me tenia evadida de cualquier otro sentido que no fuese el de gozar.
Estaba agotada ya después de tantos orgasmos y placenteras posturas, al igual que mis agujeros pedían paz, pero también demandaban placer, haciendo que mi cuerpo se convulsionara con frecuencia sobre el de mi esposo y en manos de aquel americano.
Note que la respiración de este era ahora muy intensa, alertándome que iba a descargar todo su arsenal dentro de mi trasero, y aunque creí estar preparada para tal maniobra, esta me sorprendió gratamente al comenzar a escupir aquel dragón, fuego por su boca con una fuerza e intensidad, que parecía yo tener dentro de mi una manguera a presión.
Paco no tardo nada en contagiarse y volvió a correrse también con intensidad, sintiéndome yo afortunada de recibir casi al unísono aquellas dos descargas , dándole gracias a los dos con un orgasmo descomunal que apenas puede predecir, pues como dije antes mis sentidos estaban como confundidos y embriagados por tanto placer.
Fue un momento apoteósico que solo se vio interrumpido por la exclamación de Paco, que solo “Que polvazo ” “Dios... ha sido increíble”.
Yo quede unos minutos rendida en la cama acurrucada, mientras mis agujeros supuraban la leche sobrante, y ellos retomaban fuerza de aquella apoteosis final.
Tengo que decir que tras recuperar un poco la fuerza, nos dimos un baño múltiple en el jacuzzi del que disponía la habitación, tratándome ambos como una reina, con caricias y besos, que ayudaron a restaurar mis sentidos y retomar mi energía, a la vez que degustamos las dos botellas de champan que ayudaron a hidratar aquella perdida de fluidos.
Esa noche nos despedimos del americano, esperemos que temporalmente, pues le avisaron que para el día siguiente ya disponía de vuelo y enlaces de regreso a su país, prometiendo el que en Verano pensaba regresar y hacernos una visita más duradera.