Con el amigo de mi mejor amigo

Respiré hondo y acerque ´mi mano a su abdomen, al tocarlo me recorrió como una corriente eléctrica y nuevamente comencé a temblar, definitivamente este chico no me ponía cachondo, sino lo siguiente.

Hola a todos,

Ante todo no soy escritor ni pretendo serlo, sólo quiero compartir mi experiencia, por lo que me disculpo de antemano en caso de errores que puedan encontrar.

Debo aclarar que no es una experiencia maquillada con fantasía, es real, y la verdad es que tengo muchas  más que si me animan  os contaré más adelante…

Pues, lo les  relataré sucedió hace seis años aproximadamente, siempre  me he caracterizado como un chico seguro de sí mismo y ser así me ha dado  muchas ventajas. Me gusta practicar deporte y eso me ha dado buenos resultados, no soy muy alto pero tampoco muy bajo, 1,75, blanco de pelo castaño claro, de buen ver, y la verdad es que no me quejo, no quiero parecer presumido, pero ligar se me da bien, pero vamos, que ya me estoy extendiendo mucho y no os quiero aburrir.

Habían pasado algunos meses después de haber  terminado la secundaria y estábamos  a la espera de comenzar los estudios universitarios; de momento teníamos tiempo para todo. Todos teníamos edades similares, algunos un año menos o más de diferencia, al menos yo contaba con 17 años cuando estaba en casa de mi madre con mi sobrino, un año menor que yo y al que veo como un hermano y nos tratamos como tal. Esperaba a mi mejor amigo que le llamaré Pedro, él me había dicho que iría a casa con un amigo que había conocido en la universidad y que le encantaría que yo lo conociese, porque le había hablado mucho de mí, y bueno,  la verdad es que tenía curiosidad, pero la justa…

Cuando suena  el timbre, me acerco a abrir la puerta  y veo que Pedro viene con el  chico, era alto, unos centímetros más que Pedro, de piel bronceada, la verdad es que estaba muy bien, buen cuerpo, sin exagerar pero estaba de portada  revista . Eso lo reconocí más adelante, porque en ese momento no tenía ningún interés en los chicos como ahora, tenía novia y no conocía ni me llamaba la atención otra cosa, me sentía muy a gusto con ella.

Pedro se acerca y me dice hola Andrés te presento a un amigo, se llama Luis, extendí mi mano y Luis la suya, nos estrechamos las manos de manera enérgica; un placer Luis, igualmente Andrés, entraron y se sentaron a mi aviso, Luis me decía que Pedro la había hablado mucho de mí, yo con una sonrisa le dije; pues también me ha hablado de ti( la verdad) aun que muy poco, le respondí mirando a Pedro con una mirada picara, pero sin malicia. Pedro cambia el tema saludando a mi sobrino, que se sienta a nuestro lado, saludando también a Luis.

Nos sentamos haciendo un circulo, nos comentábamos sobre las clases y otras trivialidades, en fin; que hay un momento en el que empiezo a detallar a Luis y me llevo la sorpresa de él ya se me había adelantado  porque en ese momento me estaba mirando las piernas, reconozco que yo  tenía puesto un short, más corto de lo normal, pero no era mi intención provocar a nadie, cuando levanta la mirada se encuentra con una sonrisa en mi cara y un pequeño gesto con la ceja levantada que se me escapo,  si, lo sorprendí  y lo miré  a la cara,  me sentía incómodo, avergonzado, pero me gustaba lo que sucedía, Luis se cortó un poco y cambió la dirección de su mirada,  luego me metí en la conversación de Pedro con mi sobrino y sin darnos cuenta todos hablábamos al mismo tiempo, aquello parecía un mercadillo de pueblo, tanto que sale mi madre y nos manda a callar:

Nos reímos y continuamos. Luis me miraba de una manera muy sugerente, me sonreía, suspiraba y lo volvía a hacer, muy interesado en lo que yo decía. La verdad es que yo estaba un poco extrañado con su actitud, al punto de sentirme incómodo, pero muy lejos de disgustarme le estaba empezando a coger el gustillo a aquella situación, hasta que terminó la visita y quedamos para  vernos dentro de medía hora en un balneario público, muy cerca de donde vivíamos.

Nos encontramos a la hora acordada, vamos a la piscina, me quito la camiseta y el short, me quedo en bañador, mientras me decía mi amigo Pedro Junto con mi sobrino, que me iban a hacer cola las chicas con ese cuerpo que me gastaba, blanco, muy atlético y esbelto, pues yo les decía que había para todas porque no iba solo, considerando que ellos tienen cuerpos muy parecidos al mío, Cuando miro la cara de Luis, estaba casi con la boca abierta y no pudo disimular, pues cuando él se despoja de su ropa, casi me quedo igual, tenía un cuerpo espectacular, un poco más alto que yo, moreno, buenas piernas, vamos, todo en su sitio. Pedro nos rompe la magia del momento invitándonos a entrar al agua.

Nos metimos al agua y entre juegos y juegos Luis me tocaba las piernas de una manera muy disimulada por debajo del agua, me puse como un tomate y no sabía qué hacer, porque me gustaba, pero sentía que no estaba bien, tenía novia y no me imaginaba tocando a un chico. Me retiré del agua y me aislé un poco, Luis se acerca y me dice: oye Andrés ¿qué te pasa? pensaba en decirle que él sabía muy bien lo que pasaba, pero no quise cortarlo; le dije que me había dado un calambre, era lo primero que se me ocurrió, me dijo, ¿dónde te duele? y pensé: ¡ya metí la pata, ahora que le digo, para que no piense que quiero que me toque!, en ese momento llega mi sobrino preguntándome que porqué me había salido cuando el agua estaba muy buena. Le dije un calambre pero ya se me pasó, Luis me dijo: ¿qué rápido se te ha pasado no? Con una leve sonrisa.

No le di importancia y le dije vamos que allí están unas chicas a ver quien liga primero, él se ríe y me dice, pues tú mismo, porque yo no ligo tanto, le dije  que no me mienta,  porque no era nada feo, que por el hecho de que sea hombre no me impedía reconocer cuando un chico es guapo, él me sonríe y me dice: ¿de verdad te parezco guapo? Sí, le dije, pero no te emociones…

Nos metimos al agua, cuando siento una mano que me roza el bulto, había una chica a mi lado, que estaba venga a mirarme, pensé que quizás pudo haber sido ella y el bulto me empezó a crecer, debido a mi erección no podía salir del agua, tenía el pene de un tamaño que casi no me cabía en el bañador, mi sobrino me dice riendo: estás cachondo, je jeje, también me reí con él mientras le señalaba a la chica, a alguien le tenía que echar la culpa y no podía ser un chico, pero sabía que quien me rozaba era Luis, pasó debajo del agua y con su mano me acaricio el bulto, sentí algo extraño, pero con esa erección no podía salir del agua porque se me notaba muy exagerado el bulto, sin más remedio me quedé petrificado, pensando en algo terrible para que se me bajara, pero al sentir de nuevo la mano de Luis, era muy difícil, hasta que grita mi amigo Pedro, y me dice:

¿Nos vamos?

Le dije que si, y me salí del agua con el paquete hinchado, la gente se daba cuenta y me miraban, algunas chicas sonreían y me miraban con picardía, hasta se hablaban al oído, haciendo el típico gesto de complicidad, Luis me miraba fijamente de una forma muy inquisitiva y con una sonrisa a medio ver, que me excitó más, en seguida me puse el short y ni con eso dejaba de notarse mi erección. Me dice Pedro sonriendo; lo que te hace falta es sexo, le diré a tu novia je jeje le diré a tu novia que lo arregle. Todos se reían mientras yo me moría de la vergüenza, pero al lado tenía al culpable, quien me miraba y sonreía como satisfecho por lo que pasaba.

Pero lejos de incomodarme, me estaba gustando, y todos me miraban el bulto casi muertos de la risa. Cada quien a su casa, nos encontramos en la noche para pasear con las novias,  y la mía no fue porque se sentía mal, todos se fueron con sus respectivas novias y yo me quedé mirando mensajes en el móvil, en eso recibo un mensaje que decía: eres mi gran amor, desde el principio me gustaste y no dejo de pensar en ti. Me gustas.

Cuando miro el remitente, me he llevado un susto y una sorpresa, era Luis, me quedé petrificado, sin poder reaccionar, me pasaban un montón de cosas por la cabeza que no podía entender, tampoco las podía aceptar, sin embargo una parte de mi quería que algo pasara, curiosidad, no lo sé, pero quería más. Cundo todos llegan con sus novias, me dice Pedro, estás pálido, ¿Quién te ha asustado? Mientras yo miraba a Luis, quien le acariciaba la cintura a su novia, me temblaban las piernas y con la voz temblorosa le dije que nada, nada, que no me pasa nada, pues bien, sigamos que ya es tarde, dice mi sobrino.

Cada uno iba con su chica mientras yo estaba rompiéndome la cabeza con ese mensaje y a lo lejos veía a Luis besándose con la novia, pero no entendía nada y hasta me estaban entrando celos de verlos juntos, no entendía que me pasaba y estaba enfadado conmigo mismo de no poder entender  controlar esa situación ¿y si era una broma de mal gusto? Pero las miradas los roces y las insinuaciones ¿ por qué ? ¿Y por qué me afecta?

Nada,  decido irme a casa sin decir nada y hago un gesto con la mano a Pedro de que me voy a casa, y a Luis ni lo miré,  pero Pedro dice: hoy dormimos en mi casa todos, he invitado a otro amigo, Juan, ¿lo recuerdas?, ya estaba nervioso de todo lo ocurrido, le dije: si, si, vale voy, pero lo dije por inercia, es que no tenía nada claro en ese momento, La verdad es que me daba igual.

Juan era un buen amigo que siempre se la pasaba  con mi sobrino, de vez en cuando se perdían solos, nunca supe que tanto hacían a solas, pero me daba igual.

Decidí irme con ellos mientras algunos ya estaban algo tomados, sobre todo mi amigo Pedro, pero yo estaba en mi mundo y algo enfadado porque no entendía nada, hasta que despedimos a la novia de Luis y mientras  los otros chicos se distraían a risas con no sé quién, Luis entonces se acerca y me dice: ¿Has leído mi mensaje?  Sí claro que lo he leído. Me imagino,  que es uno de esos que se reenvían y me lo mandaste  para que se lo pasase a  mi chica ¿verdad? Le contesté un poco nervioso, pero él muy seguro me dice: no, no es para tu chica, es para ti ¿para mí? ¿Te estás quedando conmigo verdad? No, no es una broma y no estoy borracho, es lo que siento y me gustaste desde la primera vez que te vi, a demás desde que Pedro me hablaba de ti, me sentí atraído y desde entonces  he querido conocerte.

Pero… y ¿qué hay de tu novia? ¿estás jugando con ella también?

No, mi relación con ella no va bien desde hace mucho y esto no tiene nada que ver.

Pues aclárate;  yo  te voy a ayudar,  comenzando por decirte  que  a mí, no me van los chicos y esta situación es muy incómoda. Eres el amigo de mi mejor amigo y no quiero malos rollos. Yo estaba un poco enfadado, pero no estaba siendo sincero conmigo mismo y era lo que más me dolía, no podía reconocer que él también me atraía, pero al mismo tiempo estaba disfrutando de tenerlo tan cerca y sentir su aliento, oler su perfume, todo eso me excitaba y no quería hacérselo saber, me daba miedo de que alguien se enterase. Pero nos interrumpió mi sobrino preguntando que qué pasaba, yo enseguida relaje la cara y dije que no pasaba nada y así seguimos a casa de mi amigo.

Llegamos a casa de mi amigo, el pobre estaba tan borracho que no se enteraba de nada, entonces me dice: vamos a dormir los tres en mi cama, que es grande y cabemos, le dije: ¿y quiénes son esos tres?  Quien más, pues tú Luis y yo, pero tu dormirás en el medio, Yo le dije ¿y por qué no te acuestas tu en el medio? Es que no me gustan los bordes de la cama, me contestó. Yo me estaba poniendo nervioso, pero también tenía una mezcla de excitación, morbo y miedo. En ese momento  recordé las veces que Pedro y yo dormíamos juntos, pero nunca pasó nada, porque con mis prejuicios  y complejos  no me lo podía permitir, aunque también es cierto que alguna vez  me despertó un cierto morbillo, pero eso no pasaba de allí. Siempre he querido a Pedro como a un hermano y no quería imaginarme otra cosa (aunque es muy guapo y ligaba mucho) ese es otro tema y no me quiero desviar más.

Pedro me vuelve a recalcar que dormiríamos los tres  y Luis  deja ver una leve sonrisa  de medio lado  un poco descarada, pero que le hacía ver muy sexi, la verdad es que al ver su gesto me puse cachondo, pero mis prejuicios  me devolvían a la realidad haciéndome  haciéndome  bajar de esa nube.

Pero me volvía a subir a mi nube cuando vi a Luis quitándose el pantalón hasta quedarse con un pequeño slip negro que no dejaba nada a la imaginación.

Casi me da un infarto, el corazón me empezó a latir con tanta prisa que me puse muy nervioso, intentaba mirar para otro lado, pero eso me hacía parecer más nervioso y traté de controlarme para no parecer tan obvio.

Luis me pregunta: Y tu Andrés ¿dormirás con toda esa ropa? ¿No te parece que hace mucho calor?

Si, si… ahora me los quito sé que el notaba mi nerviosismo  y encima el muy descarado se reía como disfrutándolo.

Esa situación me estaba matando, no podía controlar mis nervios, pero quería seguir allí, para ver hasta dónde iba a parar aquella situación.

Entonces me quité el pantalón mirándole a la cara para hacerle ver que yo también tengo lo mío. Noté que me clavaba la mirada  sin pestañar  y eso hacía que me sonrojara, pero había más chicos y aquella situación parecía una tortura, se respiraba mucho morbo.

Los demás estaban a lo suyo, hablando tonterías, pero al parecer no se enteraban  de lo que sucedía esa noche, ni se lo plantearían siquiera. Es que encima, estaban borrachos.

Luis y yo nos comíamos con la mirada, cada gesto era correspondido y entendido, no necesitábamos hablar.

Al acostarnos, me dejan en el medio como habíamos acordado y no sé exactamente, pero calculo que habían pasado alrededor de una hora y media  y yo sin poder cerrar los ojos. No podía dormir, estaba muy caliente  al sentir el contacto con la piel de Luis.

Hasta que noto un dedo que me roza la pierna con mucho cuidado y se me erizó la piel, no pude evitar ponerme nervioso. Pensé en quitar su mano  de mi pierna, pero aquella situación me estaba gustando y tenía la polla a reventar, polla me dolía de la presión.

Respiré hondo y acerque ´mi mano a su abdomen, al tocarlo me recorrió como una corriente eléctrica  y nuevamente comencé a temblar, definitivamente este chico no me ponía cachondo, sino lo siguiente.

Él se acercó hasta mi oído y fue allí donde noté que también estaba nervioso, su respiración estaba entrecortada, aún así, me decía susurrando que no me tranquilizara que no me haría nada que yo no quisiera. Sus palabras me tranquilizaron, pero  ¿Y los demás?  Ese era otro de los motivos que me tenían casi a punto de un infarto.

Bueno, era una habitación muy oscura  y no se veía ni una sombra, pero si se podía escuchar todo y alguien podría sospechar.

Pero cuando sentía su aliento, con ese olor a chicle de fresas: uf, cómo me ponía, no pude más y acerqué mi cara  como buscando su aliento y  encontré algo mejor: Un beso húmedo tierno y muy suave con sabor a fresas.

Estaba derritiéndome de placer con ese beso, sus labios eran muy suaves y dulces, estaría allí toda mi vida, pero queríamos más, y se beso se hacía cada vez más intenso y agresivo. Me cogió la mano y la llevó hasta su polla: era gruesa, suave y estaba cubierta de líquido pre seminal, comencé a palparla con más seguridad, pero no estaba cómodo quise apartar mi mano, pero él me la detuvo llevándola de nuevo a su polla insistiéndome con sus movimientos a que lo masturbara, me dejé llevar y lo hice.  Él acercó su mano a mi polla y al notar  que era circunciso llevaba sus dedos a su boca y lubricaba mi polla una y otra vez,  haciéndome una gran paja, como nadie me la había hecho nunca. Nos estábamos dando placer, ya estaba notando su respiración entrecortada  y en ese momento me pidió que se la chupara, pero le dije que no, la verdad es que no me sentía preparado y no sabía cómo hacer, a demás me daba asco en ese entonces. Intenté acercarme a chupársela, pero no me atrevía, me daba miedo hacer ruido, pero él si se atrevió y decidido, bajó llegando hasta mi abdomen lamiéndome  hasta llegar  a la punta de mi polla, regalándome la mejor mamada que me habrían dado. En ese momento pude comprobar que,  con ninguna de las chicas con las que había estado, había disfrutado de verdad, no se podía comparar.

Qué rico, se tragaba mis huevos  y luego pasaba la punta de su lengua por todo el tronco de mi polla, hasta llegar al glande y tragárselo como si fuera un caramelo, intentaba tragarse toda mi polla pero no podía, su respiración acelerada me decía que lo estaba disfrutando mucho, pero no más que yo.

De repente se detiene, se acerca con cuidado a darme un beso y me dice: voltéate, me gustaría follarte.

¿Qué?, dije, no, no, es que a mí nunca…

No te preocupes, me cortó la frase diciéndome muy bajo que no me haría daño, (ya sabía yo, que una mamada como esa  mamada no me saldría gratis, pensé)

La verdad es que me costó un poco, pero después de lo que me había hecho, estaría muy mal dejarlo así, aunque me estaba pidiendo demasiado, pero no quise pensarlo más y muerto de los nervios bajé mi slip  dejándomelo colgado en una de mis piernas , por si las moscas tenerlo a la mano.

Él bajó  su cara hasta mi culo y  comenzó a pasarme la lengua muy suave entre mis nalgas, uf, no me lo podía creer, aquello era genial, qué bien lo hacía. Luis me decía muy bajo: me encanta tu olor, eres muy limpio y me provoca comerte entero. En ese momento me sentí orgulloso de ser tan delicado con mi higiene, me lavo muy bien y le doy mucha importancia a mi limpieza, me encanta oler bien, puede que sea una manía, pero me hace sentir bien y me gusta; mientras que a algunos les mola el sudor a mi me pasa todo lo contrario en mi y en otras personas, para gustos…

Pero Luis olía muy bien, su aliento a fresas me volvía loco, su perfume a limpio me excitaba y me inspiraba confianza para besarlo abiertamente, al punto de querer comérmelo. Pero en ese momento él estaba disfrutando de mi culito y yo más, me hacía circulitos con su lengua, luego intentó meterme un dedo sin éxito, porque el dolor me hizo retraer, pero él insistió hasta que consiguió meterme un dedo, sin sacar su dedo, cuidadosamente se posicionó detrás de mí, de lado sacándome su dedo y me asusté, le dije que sin condón nunca hacía nada y se levantó en plena oscuridad a buscar en su pantalón y sacó dos, lo sé porque me los llevó a la mano para que se lo pusiera, pero en esa oscuridad, mejor se lo puso él. Se acomodó en la misma posición anterior a mis espaldas en posición fetal y una vez puesto el condón me acercó la punta  de su polla ya lubricada e hizo un movimiento  rápido que me puso nervioso, pero disfrutaba sentir su polla rozando mi culo, estaba lubricada y resbalaba  muy calentita entre mis nalgas, hasta ahí estábamos bien.

Algunos movimientos me hacían adivinar lo que me esperaba y eso me ponía tenso, sabía que me iba a doler y justo cuando intentaba relajarme, de un empujón  me la ensartó.

Yo no pude gritar, pero casi destrozo la almohada con las manos, fue un dolor tan fuerte, que me dio un pequeño mareo, sentía que me desmallaba, empecé a sudar frio mientras soportaba con los ojos cerrados muy presionados, pero él no se movió y a mí no dejó de dolerme. Yo sólo quería que me la sacara, mientras él me susurraba al oído lo mucho que me deseaba y que le parecía el chico más guapo del mundo. Yo quería que me la sacara, pero no quería parecer un cobarde, así que tenía que aguantar como un hombre.  Y así lo hice, aguanté su pollón hasta que se corrió metiéndome más adentro, ya casi no me dolía, pero era una sensación muy extraña para mí.

L a calentura no se me bajaba y le dije: ahora te vas a voltear porque me toca, estaba decidido a obligarlo, pero para mi sorpresa él me dio la espalda sin decir nada.

De la calentura que tenía  cogí el condón que quedaba y me lo puse con mucha prisa, me puse saliva y de un solo empujón se la clavé entera, así como él me lo hizo, el pobre se retorcía del dolor, pero a mí en ese momento me daba igual, quería que él  sintiera lo mismo que yo. Me dediqué a disfrutar de su culito, mientras me decía que parase que le dolía mucho, pero yo nada, le decía que me faltaba poco, que ya se le pasaría el dolor, pero sabía que eso no era cierto del todo, lo presionaba de la cintura metiéndole mi polla lo más adentro que podía, pero él se resistía, hasta que empecé a sentir ternura, cuando noté que se abrazaba a mis brazos y se llevaba mis dedos a la boca, me pareció muy tierno ese momento y  fue allí en donde empecé a disfrutar de verdad a Luis, me sentía totalmente dentro de él, fue un momento mágico. Mi amigo Pedro estaba como muerto, dudo mucho que se hubiese enterado de algo, pero no nos fiábamos y lo hacíamos muy despacio, por suerte la cama no era ruidosa. Asi que disfruté tocando sus tetillas, besando su oreja y diciéndole una y otra vez lo guapo que era y sigue siendo, ya estábamos en un momento en que sacaba mi polla entera y la volvía a meter, noté que Luis estaba gimiendo muy suave casi inaudible, pero lo estaba disfrutando, en ese momento acerqué mi mano hasta su polla y no hice más que tocarle se corrió en mi mano, esa mano la llevé hasta su boca y le hice probar de su propio semen, me chupaba los dedos y eso me hizo correrme a chorros en su interior , estuvimos un rato sin movernos, hasta que decidí sacarle mi polla con cuidado, nos besamos un largo rato y acordamos   ir a limpiarnos,  primero él y luego yo.

Ya de vuelta en la cama, nos besamos de nuevo y me entró la sensación de arrepentimiento, pero no me dejé llevar, a demás no podía negar que era la mejor experiencia que había tenido hasta ese momento. Me dormí pensando  en que sería nuestro secreto y  aun lo sigue siendo.