Con dos adolescentes en la feria

Como dos chicos de apenas 19 años consiguen hacer que me entregue a ellos y me hacen gozar de lo lindo.

Me llamo Lorena, y lo que les voy a contar me ocurrió hace unos meses en el salón internacional de climatización que se celebra cada dos años en Madrid. Es algo que ni siquiera ahora que ya ha pasado bastante tiempo me puedo creer.

Trabajo para una importante empresa de ventilación y aire acondicionado. Debido a la inminente apertura del evento que antes mencionaba y de las muchas tareas y preparativos que avía por hacer, estábamos todos muy estresados y alterados.

Habíamos preparado uno de los box más grandes de toda la feria y también de los más llamativos, la verdad es que tanto trabajo mereció la pena.

El evento duraba tres días, de los cuales estaríamos en la feria toda la mañana y la tarde recibiendo clientes, en reuniones con compradores, proveedores

El primer día fue el más duro y agotador, llegué a casa cerca de la una de la madrugada por culpa de unos compradores alemanes que se avían quedado hasta tarde. Mi marido ya se había acostado y dormía. Me quité las malditas botas altas que me habían molestado durante todo el día, luego el pantalón, la blusa y me tiré en la cama pensando en que el día siguiente me tenía que levantar a las seis de la mañana, solo me quedaban cinco horas de sueño, así que no perdí más el tiempo y cerré los ojos.

A las seis en punto sonó el despertador. Mi marido también se tenía que levantar para ir a trabajar. Fuimos los dos directos al baño y mientras el se afeitaba, yo me duchaba. Cuando me estaba quitando el jabón para dejar la ducha unas manos me agarraron por la cintura y una voz me susurró al oído.

  • Ayer te estuve esperando para quitarte el estrés que tienes últimamente, pero como no venias me quedé dormido, así que lo que no te di ayer te lo voy a dar ahora.

Mi marido comenzó a bajar sus manos por mis muslos y las llevó directamente a mi coño en donde empezó a jugar con sus dedos. Se pegó a mí y su pene se empezó a meter entre mis nalgas.

Su comentario me hizo mucha gracia, y su contacto me había excitado, pero me di la vuelta y le dije:

  • Pues vas a tener que acumular lo de ayer y lo de ahora para la noche porque voy muy pillada de tiempo y no puedo llegar tarde, así que date una ducha fría.

Dicho esto le di un beso, me enrolle una toalla y salí del baño.

La verdad es que me habían puesto bastante cachonda esos tocamientos, no habíamos practicado el sexo desde hacía más de una semana ya que yo había estado muy ocupada y muy irritable con tanto trabajo, pero no me podía permitir llegar tarde a la feria.

Desde el baño oí decir a mi marido:

  • Pues esta noche te vas a quedar con las ganas porque tengo guardia de noche, así que ve preparando el consolador.

Solté una carcajada, pero la verdad es que en el fondo me fastidió un poco, la idea de tener sexo a la noche me había animado, pero la miel en los labios se había esfumado.

Dejando el tema decidí ponerme un traje blanco compuesto por chaqueta corta y pantalón. Lo que me gustaba del conjunto era el buen trasero que me hacía. Y con la chaqueta corta mis pechos también resaltaban bastante. Me senté en la cómoda, me maquillé y peiné mi ondulado cabello moreno. Cuando mi marido salió del baño yo ya estaba lista para irme, me dio un repaso de arriba abajo.

  • ¿Seguro que te tienes que ir? ¿No tienes ni 15 minutitos? -Me dijo con cara de niño bueno-.

Yo le sonreí, le di un beso en la frente la cual le dejé marcada por mi pinta labios y me fui. No sin antes mirar en el espejo de la entrada mí magnifica figura que para mis 32 años no está nada mal.

Llegué a la feria a eso de las ocho y cuarto, y ya llegaba tarde, imaginaros si me hubiese dejado llevar por mi marido, me hubiera caído un rapapolvos descomunal. Ese día fue un poco más llevadero que el anterior, pero el cúmulo de cansancio que llevaba arrastrando lo noté bastante, y eso que aún quedaba un día. Además la comida que nos servían era malísima.

Ese día hizo mucho calor, poco me duró puesta la chaqueta, y hasta me tuve que desabrochar unos cuantos botones de la blusa. En las reuniones del día, notaba como algunos me miraban descaradamente el escote, algo que no era la primera vez que pasaba y que me gustaba sentir, eso de algún modo me excitaba un poco.

Ese día llegué a casa a las once. No había nadie como esperaba. Me saque la ropa y me di una ducha. Salí del baño y me tiré en la cama completamente desnuda. Ni siquiera me tapé ya que hacía mucho calor. Me quedé pensando en que si estuviese allí mi marido ya estaría sobre mí. Ese pensamiento hizo que una de mis manos se dirigiese a mi coño para empezar a acariciarlo. Comencé a tocar mi clítoris y mi vagina pronto comenzó a lubricarse. Cerré los ojos por el placer del momento, pero debido al cansancio me quedé dormida.

Sonó el despertador, estaba tal y como me había dormido con la mano entre las piernas. Ya no había tiempo para consolarme, pensé que esa noche me iba a quitar el estrés de semanas con mi marido. Dios lo iba a reventar. Me di una ducha rápida y me puse un conjunto de blusa marrón y falda negra por encima de las rodillas. También me puse unos zapatos negros de tacón muy cómodos que ya había llevado el día anterior. Me recogí el pelo con unas pinzas ya que no tenía tiempo para peinármelo con dedicación. Me maquillé y corriendo salí de casa para coger el metro.

Ese día no llegué tarde. Durante la mañana hubo bastante trabajo, pero me confortaba pensar que las reuniones con clientes se acabarían todas en las horas matinales. Ese día ya no había tanta gente como en los anteriores. Más bien era gente que cerraba sus últimos contratos y excursiones de chavales de FP o de algún instituto.

Por fin la última reunión programada se acabó. Eran las dos de la tarde por lo que el jefe nos dio permiso para ir a comer. Me fui con algunos compañeros a comprar unos bocadillos calientes, ya que era lo único comestible que había. Luego de comer, me fui al baño a hacer mis necesidades, mis compañeros me dijeron que ellos ya volvían al box.

  • ¿Ya regresan? Pero si acabamos de comer. –Dije-.

  • Ya pero aquí no hacemos nada, por lo menos allí pasamos el rato, además ya se acabaron las reuniones, ahora solo es cuestión de que pase el tiempo. -Dijo uno de mis compañeros-.

La verdad es que tenía razón. Después de ir al baño iba a volver al box junto a mis compañeros. Pero en el último momento me apeteció dar un paseo por el recinto. Recorrí todo el pasillo central hasta llegar a la salida. No era la salida principal por lo que había poca gente. Cogí uno de los periódicos que regalaban y salí del recinto.

Fuera había una zona de campo donde había bancos. Me senté en uno vacío a leer el periódico. En la zona había varios grupos de jóvenes que se veía que eran excursiones que estaba comiendo o en sus horas de descanso de visitar la feria. Tenía a un grupo de seis chicos en el banco de al lado. Cuando me senté noté que se me quedaban mirando y cuchicheando entre ellos. No debían de tener más de 18 o 19 años. Eso me gustó ya que saber que aún era atractiva para los jovencitos me animaba.

Los cuchicheos fueron a más, y pronto fueron silbidos y piropos.

  • ¡¡Eh guapa!! ¿Cómo te llamas?

  • ¿Por qué no te vienes aquí con nosotros y hablamos un poco?

  • No te vamos a comer eh, aunque si me dejaras

Esas palabras hicieron que les devolviese una sonrisa para no parecer borde, pero lo cierto es que me molestaron un poco.

  • Que sonrisa tan bonita. Todo en ti es bonito guapísima.-Me dijeron-.

  • Muchas gracias, vosotros también sois muy guapos. –Les respondí-.

Y la verdad es que no mentía, ya que todos eran bastante guapos y fuertes. Llevaban camisetas que marcaban sus músculos y se les veía muy atléticos.

Después de eso parece que todos los grupos de jóvenes tenían que volver para dentro ya que sus profesores llegaron para avisarlos.

  • Bueno hermosura, un placer conocerte, pero más placer fue el verte.-Me dijo uno de los chicos-.

  • Igualmente encantada, estás echo un poeta eh. –Le respondí con una sonrisa-.

Sus amigos se empezaron a reír y también se despidieron a su manera.

La zona se quedó bastante en calma y pude acabar de leer el periódico con tranquilidad. Cuando lo hube terminado me recosté en el banco con los ojos cerrados y relajada. Me quité los zapatos y me acosté. Pensaba estar así unos minutos. Pero al poco tiempo noté como algo ocultaba el sol de mi cara. Abrí los ojos y vi a dos chicos, eran dos del grupo de seis que habían estado antes en el banco de al lado. Me volví a sentar en el banco y ellos se sentaron también, cada uno a un lado.

  • Hola preciosa, volvemos a estar aquí, y vemos que estas muy sola y muy cansada.-Me dijo uno de ellos-.

  • La feria esta nos parece un coñazo, así que preferimos hacerte compañía que parece que estás un poco aburrida ¿no?. -Me dijo el otro-.

Yo no sabía que decir, los dos estaban pegados a mí y me intimidaban bastante. Sin más me puse los zapatos y me dispuse a volver a la feria dándoles cualquier excusa.

  • Lo siento chicos pero mi descanso se acabó, tengo que volver. –Les dije-.

Pero cuando me estaba levantando, uno de ellos me agarró de la cintura con fuerza y me volvió a sentar.

  • Pero como va a acabar ya tu descanso si estabas aquí tumbada tan ricamente, no nos cuentes mentirijillas y quédate un ratito con nosotros. –Me dijo el que me había agarrado-.

Pensé en que no tenía escapatoria y debía quedarme un rato con ellos. Algo que me dio un poco de miedo por si se propasaban. Pero el que hubiese alguna gente más por allí me tranquilizó.

  • Bueno pero me quedo solo un poquito eh que tengo mucho trabajo. –Les dije-.

El que me había agarrado, que parecía ser el más lanzado de los dos pasó el brazo por detrás de mí y lo apoyó en el respaldo del banco.

Intenté empezar con ellos una conversación de lo más normal.

  • Bueno chicos, contadme, ¿cómo os llamáis y que estáis estudiando? –Dije un poco nerviosa-.

  • Pues yo me llamo Dani. –Dijo el que me había agarrado-. Y yo Emilio. –Dijo el otro al que se le veía más tímido y cohibido-. Somos de León y vinimos con una excursión de FP aunque aún estamos en el bachillerato. Pero a ti que más te da lo que estemos estudiando, ¿Por qué no hablamos de cosas más interesantes?, como por ejemplo no se… ¿estás casada o tienes pareja? –Me preguntaron-.

  • Pues sí estoy casada desde hace ya diez años y estoy muy feliz con mi marido, así que vamos a cambiar de tema. –Dije intentado que no se hiciesen ilusiones-.

-Vaya hombre, que pena, pero bueno la verdad es que nos da igual, no somos nada celosos y menos con una hermosura como tú. Por cierto, ¿Cómo te llamas? –Me dijeron-.

  • Me llamo Lorena y me da igual que no seáis celosos, mi marido sí lo es y mucho. Y ahora si que tengo que irme. –Dije con un tono de enfado y cuando estaba otra vez intentando levantarme, la mano que tenía apoyada Dani detrás de mí me agarró del hombro y me volvió a sentar de golpe otra vez-.

  • Mira chaval, como vuelvas a agarrarme te meto un bofetón que te enteras. –Le dije ya casi gritando-.

Y en ese momento se me acercó y me plantó un morreo metiéndome su lengua hasta lo más hondo de mi boca. Me quedé alucinada, aparté rápidamente la cabeza y le di un guantazo con todas mis fuerzas. Emilio rápidamente me agarró las manos y Dani me cogió del pelo tirando de mi cabeza hacia atrás.

-Como me vuelvas a pegar te arranco la cabeza. –Me dijo Dani. Y seguidamente comenzó a pasar su lengua por mi cara parándose en mi boca para morrearme otra vez. Yo estaba temblando, tenía a Dani casi encima de mi besándome y a Emilio cogiendome de las manos. Yo miraba para los alrededores para ver si alguien veía lo ocurrido y venía a socorrerme, pero ya casi nadie quedaba por allí, y los que estaban se encontraban demasiado lejos como para darse cuenta de algo. Intenté con todas mis fuerzas librarme de ellos, pero eran muy fuertes y me tenían bien retenida.

Cuando Dani paro de besarme intenté gritar pero solo me salió un chillido sordo que no oyó nadie.

  • Mira, tranquilízate, no te va a pasar nada, ya veras como esto te relaja. –Dicho esto Dani puso su mano sobre mi rodilla y empezó a meter su mano por debajo de mi falda. Yo intenté gritar otra ver pero con la otra mano Dani me tapó la boca.

Chssssssss…calladita, ya veras como esto te gusta. –Me dijo Dani al oído-.

Comenzó a tocarme los muslos. Yo estaba muerta de miedo, si no venía nadie pronto no se lo que pasaría allí.

Poco a poco su mano se fue acercando a mi entrepierna, y con sus dedos ya comenzaba a tocar el elástico de mis braguitas. Su mano al fin llegó al objetivo, y sus dedos comenzaron a frotar mi coño por encima de las bragas. Sus movimientos eran muy suaves y delicados. Entre el miedo y los nervios que tenía, surgió una nueva emoción, no era exactamente placer, era como si una dosis de adrenalina recorriese mi cuerpo. Yo no quería, sabía que estaba mal, pero sin ser consciente de ello cerré los ojos dejándome llevar. Mi coño comenzó a mojarse enseguida, algo de lo que Dani se percató de inmediato.

  • Ves, sabía que te iba a gustar, sabía que eras tan puta como todas. –Y me volvió a pasar su lengua por la cara, algo que ya no me molestó tanto, incluso comenzaba y sentir que me gustaba aquella humillación.

  • Y tú que pringao, no vas a hacerle nada a esta puerca. –Dijo Dani mirando para su colega Emilio. Este me miro a la cara y también me planto un buen morreo, aunque con más dulzura y respeto que su amigo.

  • ¿Solo vas a morrearla o que?, joder tócale las tetas o algo. –Cuando Dani le dijo eso una de las manos que me estaban aprisionando los brazos me soltó y se puso sobre uno de mis pechos. Emilio me empezó a magrear las tetas por encima de mi blusa. Sus manos eras grandes y fuertes. Era más corpulento que su amigo Dani. Su otra mano me soltó también y comenzó a desabrocharme los botones de mi blusa.

  • No por favor, parad ya, por favor dejadlo. –Decía ya sin oponer mucha resistencia.

Pronto mi sostén quedó al descubierto, pero Emilio que ya se le veía más ansioso, pronto lo retiró hacia abajo dejando mis pechos colgando al aire libre. Al ver esto los dos se tiraron a la vez sobre mis pechos para chuparlos y magrearlos. Estaba cada uno chupando en su teta como dos bebes. Con mis manos agarré sus cabezas y empecé a acariciar sus cabellos muriéndome del gusto. Dani que seguía frotando mi coño, aparto la goma de mis bragas y empezó a palparme directamente el clítoris, y no tardo mucho en meterme uno de sus dedos en lo más hondo me mi. Yo ya no oponía resistencia, simplemente me dejaba hacer por aquellos dos desconocidos.

  • Ahh!! Si joder, que cabrones sois. –Dije sintiendo un éxtasis que nunca antes había sentido-. El miedo que tenía al principio se convirtió placer y en mucho nerviosismo por aquella situación tan surrealista. Esa mezcla de emociones es lo que me llevó a tener un maravilloso orgasmo.

  • Aaaaahhh siiiiiiiiiiiiiii comedme hijos de puta, comedme, siiii ahhhhhhhhh!!!!!

Me quedé casi desmallada dejándome hacer por aquellos dos chicos de apenas dieciocho años.

Cuando me recuperé un poco del clímax empecé a darme cuenta de aquella situación y aunque me estaba gustando, aquello no podía seguir. Estaba con las manos libres así que si quería parar aquello debía ser ahora o nunca. Sabía que si les decía que parasen no lo iban a hacer ni en broma, así que decidí hacer una acción contundente y rápida. Golpeé con todas mis fuerzas y repetidamente las cabezas de los chicos que seguían chupándome las tetas. Ellos se intentaban cubrir de mis golpes apartándose de mí. Así que en ese instante me levanté del banco y empecé a correr como una posesa a la entrada del recinto ferial. Los chicos no se atrevieron a ir detrás mía porque llamarían mucho la atención.

Como pude me acomodé los pechos de nuevo en mi sostén, me abotoné la blusa y me acomodé la falda y las bragas. Por fortuna nadie me vio, así que volví a entrar como si nada en el recinto.

Estaba exhausta, me temblaban las piernas y estaba completamente empapada en sudor. Para calmarme y volver en mí me fui al baño y de paso me aseaba un poco. Los baños del edificio de entrada estaban subiendo unas escaleras y al fondo de un largo pasillo. No había absolutamente nadie por allí, lo que me calmo un poco ya que mi nerviosismo era evidente para cualquiera que me viese.

Entre en el servicio de mujeres que también estaba vacío. Abrí el grifo y me mojé un poco la nuca para espabilarme. Me quité la blusa, me seque el sudor como pude con papel, y me arreglé el pelo.

Ya estaba más tranquila. Me veía aceptablemente visible para volver junto a mis compañeros sin levantar sospechas. Me retoqué el pelo un poco más y salí del baño.

Comencé a andar por el largo pasillo que llevaba a las escaleras. Observé que dos hombres habían salido del baño de caballeros y se encontraban a unos diez metros por delante de mí. Los observé mejor y para mi sorpresa o más bien horror, aquellos dos hombres eran Dani y Emilio. Otra vez el pánico recorrió mi cuerpo y me detuve. Me quedé parada en medio del pasillo sin saber que hacer, hasta que uno de los chicos pareció darse cuenta de que alguien estaba detrás de ellos. Justo en el momento en que miró hacia atrás, yo me precipité sobre la puerta del servicio de caballeros que estaba justo al lado mía. Cerré le puerta de un golpe y corrí hacia uno de los váteres. Me metí en uno de ellos y cerré la puerta tras de mí poniéndole el cerrojo. Me subí al inodoro y esperé en silencio con escasas esperanzas de que no me hubiesen visto.

Pronto sentí como la puerta se abría y entraban dos personas. Yo estaba completamente aterrada con miedo a que me descubriesen. Sentí sus voces.

  • ¿Hay alguien aquí? -Se oyó decir a Dani. No hubo respuesta, solo estábamos ellos dos y yo.

Sentí como se acercaban a los váteres y miraban por debajo de las puertas para comprobar si había alguien. Yo estaba coda vez más nerviosa. Cuando parecía que ya habían comprobado todo y pensaba que se marcharían, comenzaron a abrir las puertas de los váteres una por una. Ahí es cuando me derrumbé por completo y tenía la certeza de que me descubrirían. Como podía haber sido tan estúpida de haberme ido a unos servicios tan apartados y a donde seguramente nadie iría, solo yo y los dos chicos con los que no quería volver a encontrarme.

En esos momentos me pasaban mil cosas por la cabeza: como podría escapar, si alguien vendría, que me harían esos dos

De repente sentí que ya habían llegado a mi puerta y querían abrirla.

  • ¿Quién está ahí? ¿No serás nuestra zorrita no? –Dijo Dani en un tono burlón.

Pronto apareció su cabeza por encima de la pared del váter de al lado.

  • Premio!!!!, aquí está nuestra putilla. Te has portado muy mal. Eres una egoísta sabes ¿te piensas que solo puedes disfrutar tú zorra? Ahora vas a tener que hacernos disfrutar a nosotros puta. –Dijo Dani de una forma muy desafiante.

Yo estaba atemorizada, y más por el lenguaje tan agresivo que estaba utilizando. No había más remedio que dar a aquellos chicos lo que pedían.

  • Vale, os haré disfrutar, pero no me hagáis daño por favor. –Dije en un tono temeroso.

  • De acuerdo, no te haremos nada, pero nos tienes que complacer bien eh. –Me contestó Dani.

Me bajé del inodoro temblando. Quite el cerrojo de la puerta y la abrí. Ante mi estaban los dos chicos sonriendo.

Con ganas de que todo acabase cuanto antes y envalentonándome un poco, agarré a Emilio y lo metí dentro del wc conmigo. Me senté en el inodoro y comencé a desabrocharle la bragueta al chaval. Le baje los pantalones y los calzoncillos y ante mi apareció una enorme polla que ya estaba media morzillona. La verdad es que me sorprendió un poco pero no pensé más en eso y sin más se la cogí y empecé a menear mi mano haciéndole una buena paja. Pronto esa polla empezó a crecer y crecer cada vez más hasta alcanzar unas dimensiones sorprendentes. Era una pedazo polla de unos 20 cm. y de un grosor bastante considerable también. Tuve que cogersela con las dos manos para que la paja fuese los más placentera posible.

Después de unos cinco minutos dándole, Emilio me advirtió que ya se iba a correr.

  • Me corro, oooh, me corro, oahhh. –Me dijo.

  • ¿Cómo? ¿Ya?, pero si no llevamos ni cinco minutos. –Le dije. La verdad es que me había empezado a gustar el tener aquella polla entre mis manos. En mi interior había vuelto a brotar esa sensación de adrenalina que comenzaba a hacer que me excitase un poco.

Sin tiempo que perder cogí un poco de papel higiénico y tapé la punta de su polla con el. Pronto noté que el papel comenzaba a humedecerse y que Emilio se agitaba y ponía una cara de placer tremenda. Cuando todo acabó, saque el papel de su pene, le limpié un poco la punta con el y lo tiré al wc.

  • Bueno, uno listo, el siguiente. –Dije sintiéndome satisfecha de la paja que le acababa de hacer a Emilio. Ya no me sentía con miedo como antes, pensaba que solo tenía que hacer lo mismo con Dani y todo habría acabado. Y la verdad es que me gustaba pensar en hacerle la paja a Dani ya que me había gustado y excitado el habérsela echo a Emilio.

Emilio salió del wc y entro Dani. Hice lo mismo que con el anterior. Solo que cuando le baje los calzoncillos a Dani este ya estaba completamente empalmado. La polla de Dani ya era más normal. Era de unos 17 cm. y de grosor estándar.

  • ¿Qué? ¿Te gusta mi polla eh? Hazme una buena paja eh putilla. –Me dijo.

  • La verdad es que la de Emilio me gustaba más pero bueno, está tampoco está mal. –Le conteste malignamente por los insultos que me decía, pero la verdad es que me gustaba sentirme humillada por ese chico. Cada vez estaba más cachonda.

A Dani mis palabras no le sentaron nada bien, y puso cara de enfado, pero poco le duró cuando comencé a masajear aquella polla que perecía que se hinchaba un poco más mostrándose ahora en todo su esplendor.

Con Dani la cosa no fue tan rápida. Cuando llevaba unos diez minutos, mi mano comenzó a cansarse y decidí sustituirla por la otra.

  • ¿Qué pasa perra? ¿Te cansas?, pues vas a tener que darle bastante más porque no me estas haciendo sentir nada. Claro que podemos acelerarlo un poco. –Dicho esto, Dani me agarro de la cabeza por el pelo y me puso la cara delante de su polla intentando que le hiciese una felación. Yo cerré la boca y me resistí para impedir que eso sucediese.

  • Vamos puta, chúpamela, venga, nos lo debes por las ostias que nos has dado antes. –Me dijo.

Yo pensaba en que eso ya estaba pasando de castaño oscuro, pero solo quería que todo acabase cuanto antes. Así que sin pensarlo, abrí la boca y me tragué aquel falo. Comencé una chupada con un vaivén que Dani dirigía con su mano en mi cabeza.

  • Ohhhhhh, siiiii, puta, que bien la chupas perra, sigue. Joder como me estas poniendo puta. Ohhhhhhh chupa sisisi. Tragatela entera. Joder que bien. –Me decía el muy cabrón. Yo me sentía humillada, pero seguía estando cada vez más cachonda. Comencé una mamada bestial. Rodeaba la punta de su polla con mi lengua y bajaba chupando hasta los testículos. El ya casi no guiaba mi cabeza, era yo quien marcaba el ritmo.

Estuvimos así unos cinco minutos hasta que comenzó a estremecerse. Sabía que se iba a correr, así que intenté apartar la cabeza, pero nuevamente me sujetó del pelo con fuerza y me forzó a que siguiera chupándosela. De repente noté como su lefa iba inundando mi boca. Salían chorros y chorros de semen. Pronto mi boca estuvo llena y tuve que dejar salir semen que se me resbalaba por el mentón. Cuando acabó sacó su polla de mi boca y yo rápidamente escupí su corrida en el inodoro. Me fui al lavabo y me lavé y enjuagué la boca.

Me sentía humillada, cabreada, nerviosa, y lo peor de todo excitada. La excitación había ido creciendo incluso en el momento en el que me inundó la boca con su leche.

  • Eres un cabrón hijo de puta, mira que correrte en mi boca. –Le dije a Dani cabreada.

  • Jajajajaja, venga mujer, si en el fondo te gustó. –Me dijo jactándose de lo que había echo. Y en realidad tenía razón.

  • Bueno pues ya está, has cumplido con tu parte, salvo en un pequeño detalle. –Me dijo.

  • No hay ningún detalle, ya os habéis corrido los dos, punto, se acabó. –Dije intentando ser tajante.

  • Si, pero no de igual forma, a mi me la has chupado y a Emilio no. No crees que eso es un poco injusto. –Me dijo Dani.

Me quedé pensando en lo hijo de puta que era ese chaval. Que más le daba a él que no se la hubiese chupado a su amigo, no era su problema.

  • Eso a ti no te importa, además antes el solo me comió las tetas y tú me hiciste un dedo. Así que estamos en paz. –Les dije intentando dejarlos sin argumentos.

  • Pues a mi no me parece justo, porque una paja me la podía haber echo yo solo. Quiero que me hagas sentir algo más. –Me dijo Emilio que parecía que había dejado atrás su timidez y se envalentonaba.

La verdad es que me dejó sorprendida. No sabía que decir. Iba a tener que hacer otra mamada y todo por culpa del maldito Dani. Si se hubiese cayado Emilio seguro que no se hubiese atrevido a decirme eso. Pero de pronto se me ocurrió una idea.

  • Vale, es justo, pero no te haré una mamada, te haré una paja cubana. –Le dije pensando en que una polla entre mis tetas siempre es mejor que en mi boca.

  • De acuerdo, es justo. –Respondió Emilio.

Se volvió a bajar los pantalones y a sacarse su inmensa polla. Al vérsela otra vez mi excitación cobró aún más vida. Yo me quité la blusa y el sostén y deje mis pechos al aire. Él se apoyó contra los lavabos y yo me agache ante su polla para ponerla entre mis pechos. Comencé un sube y baja con mi pechos intentando masturbar aquella maravillosa tranca. Él puso sus manos sobre mis tetas y guió él mismo los movimientos. El sentir aquella enorme polla rozar contra mi pecho me puso a mil, y comencé a disfrutar también del roce.

Toda aquella situación me estaba desbordando, empezaba a pensar que yo también quería disfrutar, mi cabeza se dejó llevar por la pasión del momento. Una de mis manos comenzó a subir mi falda hasta poder llegar a tocar y masturbar mi clítoris por encima de las bragas. Estaba excitadísima. Ya no quería que aquello acabase, quería que continuase, quería sentir mas placer.

  • Ahhh, vaya polla tienes cabrón, me estás poniendo muy cachonda. ¿Te gusta? ¿Quieres más? ¿Te gustaría follarme eh cabrón? –Le dije completamente fuera de mí. Ya estaba con dos dedos dentro de mi vagina y totalmente mojada.

  • Si, si, quiero follarte, quiero inundar tu coño, vamos déjame. –Me dijo con cara de completa excitación.

Yo estaba completamente fuera de razón, solo quería saciar la tremenda excitación que aquellos dos chicos habían provocado. Quería sentir aquella tremenda polla en mi interior y la quería ya.

  • Pues fóllame coño, puedes hacerlo, pero fóllame ya cabrón. –Le dije queriendo esa polla dentro de mi coño.

Me levantó, me subió la falda hasta la cintura, me bajó las bragas, me apoyó al lavabo y se metió entre mis piernas. Yo me quité los zapatos y lo rodeé con mis muslos. El puso su enorme pene en la entrada de mi vagina. Primero metió poco a poco la punta, luego fue metiendo lentamente sus 20 cm. en mis entrañas. Yo cerré los ojos y suspiraba de placer. Cuando ya la tubo completamente dentro de mí, comenzó un mete saca lento pero fuerte. Mis suspiros se convertían en gemidos.

  • Ahhhh, siiiiii, siiiiiii, sigue cabrón, fóllame, fóllame, siiiiii, sigue, más rápido ahhhhh. –Decía yo sumida en la excitación máxima.

Él aceleró el ritmo y comenzó un mete casa más rápido y más violento, algo que me gustó aun más. Llenaba mi coño con su inmensa polla, nunca había experimentado un placer semejante. Veía su polla entrar y salir de mi coño sin dificultad alguna ya que lo tenía bien lubricado. Me abracé a Emilio con fuerza mientras el seguía follándome. Vi que Dani estaba con su polla en la mano masturbándose.

  • Luego voy yo eh puta. –Me dijo.

  • No creo que me hagas sentir lo mismo que este semental. –Le dije refiriéndome a Emilio. Se lo dije para que se jodiese por que el tío era un cabrón, pero la verdad es que quería que me follase también por que su chulería me ponía cachondísima.

  • Tú ya veras lo que te voy a hacer sentir zorra. –Me dijo sintiéndose muy seguro de si mismo.

Emilio seguía con sus embestidas y yo seguía disfrutando de ellas. Hasta que me cansé de esa posición y decidí cambiar. Le dije que parase y me lo llevé a uno de los inodoros otra vez. Lo senté en uno de ellos, me quité la falda quedando completamente desnuda y me coloque sobre el. Me coloqué la punta de su polla en mi coño y me dejé caer haciendo que me penetrase hasta el fondo. Solté un suspiro e inicié una cabalgada bestial sobre Emilio. Mis pechos botaban delante de su cara y pronto se los empezó a comer.

  • Cómeme bien las tetas cabrón Ahhhh, siiiiii, que pollote tienes cariño joder que gustazo ahhhhhh ahhhhhhh sisisi

Yo subía y bajaba apoyando las manos en las paredes del estrecho wc. De repente noté como unas manos comenzaban a manosear mis muslos y mi culo. Era Dani que estaba justo detrás de mí. Una de sus manos fue directamente a mi coño a magrear mi clítoris mientras la polla de su amigo seguía entrando y saliendo de mí. Y la otra se fue colando entre mis nalgas hasta llegar a mi ano. Uno de sus dedos comenzó a meterse por mi estrecho agujero y con un poco de fuerza logro metérmelo entero. Mientras me daba lengüetazas por el cuello y por la nuca. La sensación que estaba teniendo era de estar en el paraíso, nunca había estado tan cachonda y sintiendo tanto placer.

  • Hijos de puta me estáis matando de gusto uuffffff…-Gemía derritiéndome en placer.

Dani comenzó a meter otro dedo y cuando ya lo tubo dentro comenzó un mete saca que me remató. El placer que estaba sintiendo fue culminado con el mejor orgasmo de toda mi vida.

-Ahhhhh, Ahhhhhh, Ahhhhhh, siiiiiiii, siiiiiii, Ahhhhhhhh, uufffff, joderrrrrr, que gusto joderrr. –Decía fuera de mí gritando y estremeciéndome.

  • Me corro, me corro, me corro uaahh. –Dijo Emilio al sentir mi orgasmo. No me dio tiempo ni a reaccionar. Sentí como unos chorros de semen invadían mi coño. Me gustó sentir la sensación de culminación dentro de mí.

Paré en seco de cabalgar al chaval cuando ya nos habíamos corrido a gusto y me desplomé sobre el con su polla aún dentro de mi coño. Dani aún seguía hurgando en mi culo, y era una sensación que me gustaba realmente. Pero la verdad es que estaba realmente cansada como para empezar otra follada, y eso Dani no lo iba a entender así que dejé que me hiciese lo que quisiera.

  • Venga levanta puta que ahora voy yo. –Me dijo agarrándome por la cintura.

Me levantó, me puso frente a una de las paredes de wc, se colocó detrás de mí, abrió ligeramente mis piernas, colocó su pene completamente erecto entre mis nalgas y empezó a empujar intentando follarme por el culo. Sentía como su pene intentaba abrir más y más mi ano. La punta comenzó a entrar, era un dolor punzante. Pero lo peor llegó cuando me agarró de la cintura y me hizo inclinar un poco. En ese momento empujó con fuerza y toda su polla entro por mi dolorido culo.

  • Ahhhhh, para por favor para, duele muchísimo, para, fóllame por el coño si quieres. Para por favor. –Decía yo estremeciéndome de dolor. Nunca me habían dado por el culo y estaba siendo una de las peores experiencias de mi vida. Pasé del clímax al sufrimiento en cuestión de segundos.

  • Ya te dije que te iba a hacer sentir algo especial jajajaja. –Me decía el muy cabrón.

Comenzó unas penetraciones lentas pero violentas para causarme mayor dolor. Eso parecía gustarle. Sentía como su polla me destrozaba por dentro. Sus manos las tenía bien agarradas a mi culo para penetrar con más fuerza. Yo gritaba cada vez más. Estaba furiosa por lo que me estaba haciendo. Las lágrimas comenzaron a caerme por las mejillas. El dolor era insoportable. De repente noté como algo comenzaba a hurgar mi coño. Era Emilio que se había colocado de rodillas enfrente a mí y estaba comenzando a degustar mi coño con su lengua. Aún lo tenía chorreando por la mezcla de flujos del polvo anterior, pero eso a Emilio no le importo. Con su lengua estimulaba mi clítoris, y con sus dedos penetraba mi vagina. Otra vez el placer brotó en mí, y aunque el dolor de las envestidas de Dani no cesaba me empecé a acostumbrar a su polla dentro de mi culo. La mezcla de dolor y placer que estaba experimentando empezó a gustarme y empecé a disfrutar de ello. Mis gritos fueron convirtiéndose nuevamente en gemidos y ya no me importaba que me follase el culo, incluso empezaba a gustarme aunque me doliera.

  • Uffff, siiiii, siiiiii, rompeme el culo hijo de puta, rompemelo siiiii. –Decía aún con lágrimas en la cara.

  • Te voy a llenar el culo de leche puta, ya veras como te gusta. Vaya culazo que tienes perra. –Me decía Dani al oído.

Sus palabras me excitaron más aún. Emilio seguía a lo suyo haciéndome una esplendida comida de coño. Y yo seguía disfrutando a tope de aquella maravillosa experiencia.

Miré hacia los espejos que estaban enfrente a los wc y me vi completamente empapada en sudor, con el pelo revuelto y mojado, siendo follada por el culo por un desconocido y otro comiéndome el coño como un maestro. Tenía una cara de excitación máxima. No me podía creer lo puta que estaba siendo.

Dani empezó a penetrarme más rápidamente y me apretaba con más fuerza las nalgas con sus manos. Eso me gusto, y me supuse que se iba a correr de un momento a otro. Así fue, sentí como chorros de lefa llenaban mi culo como minutos antes habían llenado mi coño. Cuando acabó, sacó su pene de mi culo, del que comenzó a salir semen mezclado con sangre. Ciertamente me había roto el culo.

Dani me giró la cabeza y me dio un morreo apasionado metiéndome su lengua hasta la garganta, yo lo correspondí.

  • Vaya polvazo tía, eres la mejor. –Me dijo.

Me sentí alagada por su comentario, pero yo aún no había acabado. Obligué a Emilio a que siguiera comiéndome el coño y a Dani a comerme las tetas y el culo hasta que me corrí otra vez.

Cuando acabamos estábamos los tres exhaustos. Yo completamente desnuda comencé a lavarme el coño y el culo con el agua de los lavabos. Me sequé el sudor como pude y comencé a vestirme. Las bragas se las di a Dani y el sostén a Emilio. La verdad no se por que lo hice pero les hizo mucha ilusión.

  • Esto es para que me recordéis siempre ¿vale chicos? –Les dije.

  • Muchas gracias Lorena, nunca te olvidaremos. –Me dijo Emilio muy amablemente. La verdad es que era un chico encantador.

Dani se puso a oler mis bragas y dijo:

  • Hueles a reina preciosa. Dentro de dos años volveremos sin falta y repetiremos. –Me dijo.

  • Os estaré esperando. –Respondí.