Con Cristian (02: La dominación)

Cristian comienza a utilizarme como su juguete sexual. Me humilla de tal manera que ni siquiera me siento una persona.

Cristián me tenía agarrado bien fuerte. Mientras me decía cosas al oído me seguía frotando descaradamente su bulto por el culo. Yo moría de placer. El disfrutaba de la situación. En un momento dejo de agarrarme fuertemente y tomo mis caderas con las que jugó un rato. Me llevaba para adelante, para atrás, para los costados, todo para que le parara la pija que mucho no tardó en volver a despertarse.

C: Ves? La trolita de tu novia no me sacó toda la leche que tenía encima. Vas a tener que terminar el trabajo que empezaste hoy. – Cuando terminó de hablarme dejó sus movimientos y se tiró en la cama. Se sobaba descaradamente el bulto mirándome.

Yo me quedé inmóvil frente a esta situación, realmente no sabía que hacer. Pero el si sabía lo que quería y comenzó a desvestirse. Al sacarse las zapatillas que llevaba me las tiró a la voz de "esquivalas porque si te tocan te cojo". Obviamente, si bien tenía dudas, algo dentro mío hizo que no esquivara ninguna zapatilla. Cuando me pegó con la primera se río y me dio otra oportunidad. La segunda también me pegó y me dijo.

C: Entiendo, te gustó lo que viste y queres que te lo haga a vos. Vení! Buscá lo que queres comerte como cena.

Yo me acerqué y me senté en la cama para estar cómodo y el se enojó y me empujó.

C: La cama es para mi, para que yo esté cómodo, vos en el piso como los perros. Y arrodillado, no te pongas de pie porque sino no te cojo.

Yo me acomodé frente a él, arrodillado como me dijo. El puso su bulto frente a mí y me señalo que le desabrochara la bermuda. Mientras yo hacía ese trabajo me comentaba sobre sus relaciones con mujeres.

C: Hoy me la cogí a tu novia por primera vez, antes solo me mamaba la verga. Pero quise cogermela, para regalarte una muy buena cornamenta. Ella es una de mis tantas novias sexuales. Tengo varias. Tengo una novia para coger, otra para el pete, otra para el ano, y hasta una para el voyeur. – Terminó de decir eso con una sonrisa en su cara. – Lo que nunca tuve es un putito que hiciera todo eso en uno y que este dispuesto para cuando yo quiera cogermelo y humillarlo.

Yo escuchaba atentamente, mientras desabrochaba su bermuda, cuando deje libre su verga me dijo que no me la tragara toda de una, que jugara con ella. Su verga estaba para jugar todo el día, la recorría con mi lengua mientras le hacia una muy lenta paja. Acariciaba sus huevos, el se estaba volviendo loco. En un momento me agarra fuerte, me levanta y me tira contra la pared. Yo quedé con mi cabeza contra la pared y el vino con su pija apuntando a mi boca, me agarro con una mano de mi pelo y con la otra se sostenía la pija.

C: No tengo ganas de que me hagas un pete, tengo ganas de cogerte por la boca. Sabes como es?

Y: No, no tengo idea.

C: Bueno, te va a gustar, es como aguantar 10 minutos la respiración bajo el agua. Así que preparate. Primero me vas a chupar bien la cabeza para volverme loco. Prepara tu lengua. – Me puso la cabeza de su pija en mi boca y yo comencé mi lamida – Segundo, te la voy a dar bien hasta el fondo. Prepara tu garganta.

Cuando terminó de decir esas palabras, agarrandome de los pelos me obligo a tragármela toda. Era realmente muy violento. Mi cabeza golpeaba contra la pared con cada envestida suya y el se reía y disfrutaba.

C: No es fácil satisfacerme putito, no sabes en lo que te metiste. Abrí más que te la voy a meter bien hasta el fondo.

Yo abrí más la boca y logre sentir que su verga se hacía espacio en mi garganta. No sabía que tenía tanta capacidad, lo descubrí esa noche.

C: Uhhhhhh, que hijo de puta que sos, nadie me la había podido comer entera. A vos te hicieron justo para esto, para comerte mi pija. Como te voy a sacar el jugo a vos también.

Después de unos minutos, disminuyó la violencia y me dijo que podía disfrutar de su pija, que se la chupara tranquilo. Comencé a chuparsela como si fuera la ultima vez. Me la metía de un saque hasta el fondo y después iba sacándomela lentamente, apretando bien mis labios contra su falo. Cuando llegaba a la cabeza me quedaba ahí un buen rato. Se la cubria con toda mi boca y jugaba con mi lengua en la boquita de su pija. Mientras tanto le hacía una paja y cada vez que le traía el cuerito para arriba aprovechaba para hurgar con mi lengua por debajo del prepucio, en uno de los lugares más placenteros. Cristian acompañaba mi mamada con caricias en mi cabeza y palabras fuertes.

C: Sos un puto tiragoma que no vale nada. Seguí chupandomela, bien, así putito, disfrutalo. Que bien la chupas. – y cada vez que me detenía en la cabeza de su pija me decía – Así que te gusta chuparme la cabeza, chupala tranquilo que dentro de poco te va a dar un regalito.

Realmente esperaba ese regalito que se me había truncado con la llegada de Belén hacía unos minutos. Pocos minutos después sentí como el comportamiento de Cristian cambiaba y tarde poco en darme cuenta que estaba por acabar.

C: Supongo que ni te tengo que preguntar. Vos te vas a tragar toda la lechita que tengo acumulada en mis huevos. Sacá la lengua que quiero ver cuando te acabo.

Yo saqué la lengua y el comenzó a masturbarse. Cada vez más fuerte. Mi panorámica era única, aquel macho pajeandose frente a mi con fuerza y yo esperando que derramara todo su semen en mi boca. Mi recompensa no tardo en llegar. Acabó sobre mi lengua una gran cantidad de semen blanco, viscoso y sabroso. Me quedé mirándolo a los ojos mientras terminaba de acabar en mi lengua. Con la última gota en mi lengua comencé a tragar su semen y el gozaba. Ahora quería que lo limpiara y me metí nuevamente su verga en mi boca para limpiarlo. Él lo disfrutó mucho. Yo atiné masturbarme pero Cristian se dio cuenta.

C: No seas tan puto, si te queres pajear pajeate en tu casa, acá el único que acaba soy yo, asi que esconde esa pijita ridícula que tenes. – la tuve que esconder – Muy bien, me gusta que seas bien sumiso, así tenes que ser. Ahora vení, tirate acá a mis pies que todavía tengo que terminar mi trabajo.

Efectivamente, el se sentó nuevamente frente a la computadora para terminar el trabajo que tenía que entregar al día siguiente. Yo me ubicaba justo bajo él, a la altura de sus pies, acostado como él quería. Desde esa posición podía vislumbrar su grandesa, un macho con todas las letras y yo un sumiso regalado que sólo tenía valor cuando le daba placer a él.

En un determinado momento dejó de sentirse el ruido de las teclas de su teclado y hubo un pequeño silencio antes de que Cristian me dirigiera la palabra. Me miró, me indicó que me arrodillara y yo obedecí. Su verga estaba nuevamente al aire libre. A lo que yo me dije a mi mismo: "que aguante".

Pero esta vez su pija estaba flacida y su mirada perdida en mi boca. No entendí nada hasta que Cristian me obligó a comerle su pija, tal cual estaba. Yo atiné a chupar pero recibí un golpe en mi cabeza.

C: No chupes! Sólo espera con la boca abierta. Te va a gustar la sorpresita que te tengo preparada.

Al poco tiempo comienzo a sentir algo caliente que corre por entre mis labios. Un sabor algo particular, pero a mi me gustaba. Me estaba meando en la boca.

C: Dale tiragoma, tragate todo mi meo. Es rico dale. Hacele ese favor a tu amigo que tiene un poco de fiaca como para ir al baño.

Realmente me estaba meando. Vació toda su vejiga en mi boca y obviamente me obligo a tragarme todo. Al terminar su descarga, volvió a su trabajo y yo al piso. De vez en cuando me miraba para ver como estaba y apoyaba sus pies en mi rostro. Yo aproveche para besarle los pies, era innato en mi humillarme, a él parece que le gustó, porque empujaba su pie para que con cada beso que le daba me lo tragara un poquito. Me obligó a lamerle entre los dedos, su sudor corría entre mis labios y yo alucinaba. C: Como te gusta humillarte, no vales nada puto! – A lo que recibí un golpe en mi pecho – Seguí besándome los pies, que soy tu amo y merezco respeto.

Yo seguí besándole los pies. Estuve así una hora, tirado a sus pies, besándoselos, humillándome, hasta que terminó el trabajo y me dijo.

C: Anda a la cama y sacate todo, que tengo ganas de hacerte el orto. Acostate boca arriba con las piernas abiertas. – me dio una pomadita – Y pasate esto por el orto.

Obviamente obedecí las indicaciones de mi amigo y ya despojado de mi ropa comencé a pasarme la pomada por mi cola, penetrando con algunos dedos para ir facilitando las cosas. Mientras yo hacía eso Cristian me miraba y se reía.

C: Jajajaja ... Miralo al puto untándose el orto, eso es de maricón ansioso. ¿El putito tiene miedo que le haga mal con mi pija? – Decía Cristian mientras se iba pajeando para poner su verga a punto.

Su verga no tardó en reincorporarse a la faena nocturna. Una vez con su pija en alto se paró y se dirigió caminando hacia donde yo estaba. Verlo caminar con su esbelto cuerpo y su descomunal falo me excitó muchísimo y aceleré la entrada y salida de mis dedos en mi cola.

C: Dale, entretenete metiéndote los dedos en el orto mientras yo me entretengo con tu lengua de nuevo. – Cristian se sentó sobre mi pecho y puso sus huevos a la altura de mi boca. – Chupa! Hace de cuenta que son kiwis, la única diferencia es que estos son un poco más peludos y tienen olor a huevo. Sentis el olor? Vení, acercate. – Se levantó sólo un poco para poder frotarme sus huevos por toda mi cara.

Estuvo sobre mi cara un buen rato hasta que se cansó y se movió hacia mi entrepierna.

C: Dejá de meterte dedos que ahora viene la prueba real de la calidad de tu orto. Será de buena calidad o se romperá con el primer uso? – Dijo Cristian acomodando su pija a la altura de mi ano.

Yo estaba un poco asustado porque nunca me habían penetrado. A la vez estaba muy ansioso. Pero el miedo pudo más y tuve que comentárselo a Cristian.

Y: Cris, podrías metermelo suavecito?. Tengo miedo que me lastimes.

C: Iba a ser suave, pero ya que no confiaste en mi y además no te mantuviste sumiso, te voy a tener que castigar. Tomá, ponete esto en la boca. – Dijo Cristian alcanzándome sus calzoncillos – No quiero que se te escuchen los gritos.

Y: No, enserio ... – Atiné a decir yo, sin ningún resultado ya que esto molestó mucho a Cristian.

Cristian agarró su ropa interior y me la puso violentamente en la boca, manteniendo su mano aprisionándola en mi boca. Con la otra mano acomodó mis piernas en sus hombros y por último su pija, que ya estaba en la puerta de mi orto, sólo necesito de un empujoncito para entrar en mi.

Lo primero que sentí fue mi culo desgarrarse de dolor. Lo segundo fueron los huevos de Cristian chocando contra mis nalgas, que le dio un sentido al dolor, el hecho de tener a mi mejor amigo dentro mio, que me cogiera.

C: Que lindo culito que tenes, bien estrecho, me gusta como me aprieta la verga. A ver, vamos a cogerte despacio asi se siente mejor. – Con un movimiento hacia delante me metió nuevamente su verga hasta el fondo – Ahhhhhhhhh ... que rico se siente. Ahora veamos como se siente cuando te la saco. – Me sacó la verga un rato y comenzó a jugar con ella frente a la puerta de mi culito sin penetrarme.

C: El putito quiere más verga? Pidamelo por favor.

Y: Cogéme Cristian. Mi culito es tuyo, rómpemelo bien roto.

C: Date vuelta y acostate boca abajo.

Yo le hice caso y me acosté boca abajo. Cuando levanté la mirada pude ver un gran espejo frente a nosotros. La situación era de lo más excitante, verme a mi con Cristian encima sobandome las nalgas.

C: Bueno putito, ahora vas a verte la cara de trolo que me pusiste recién cuando me dijiste que querías que te coja . Repetilo! – Me dijo levantándome la cabeza de los pelos.

Y: Cogéme Cristian. Mi culito es tuyo, rómpemelo bien roto.

C: Yo te cojo, pero vos vas a tener que ver todo. Ni se te ocurra bajar la mirada.

Cuando terminó de decirlo, dejó de sobarme las nalgas y las separó para dejar paso libre a su miembro viril. De un solo empujón ya estaba dentro mio y comenzaba a bombearme a gran velocidad.

C: Dale putito, mira como te cojo, te gusta? Mirate la cara de puto que pones, puto goloso que quiere pija, pija y más pija. Si tanto te gustaba la pija me lo hubieras dicho antes. Sabes todas las noches que nos perdimos, te hubiera cogido tan bien cogido desde la secundaria si lo hubieras dicho a tiempo. – Y agarrandome nuevamente de los pelos se acerco y me dijo al oido – Pero no importa, ya vamos a recuperar todo el tiempo perdido.

Como disfrutaba ese muchacho haciendome el orto no se puede explicar con palabras. En sus gestos se notaba el placer de humillarme como solo los hombres saben hacerlo.

CONTINUARA ...

Opiniones ewancrudup@yahoo.com.ar