Con celos, me voy con Flavio

Noe me deja plantado, y quería conocer el misterio de Flavio, el stripper que no mentía

Hola

Conocí a los compañeros de Noe, en una salida a un bar. Entre ellos, había uno que se llamaba Flavio, y que los demás lo cargaban.

Aclaro algo. Los strippers suelen ponerse algo dentro del bóxer, para demostrar que tienen un paquete enorme. En cambio, Flavio no lo necesitaba. No necesitaba mentir.Al decir de los demás, “vos deberías cortarte un poco, jaja.” era el chiste de siempre.

Con Noe éramos una pareja abierta. Por su trabajo, debía hacer algunas horas extras, casi siempre alguna mujer madura que pedía sexo por plata, y a veces también participaba yo.

Cuando el tercero era hombre, solo hacíamos trio si participábamos ambos.

Un día que fui a buscar a Noe, porque teníamos una fiesta, no lo encontré. Una de sus “horas extra” le había pedido exclusividad, y yo no participaba. Me enojé y le envié un audio muy duro, diciéndole de todo.

¿Qué podía hacer? No tenía ganas de ir a casa, tampoco a Amerika. ¿Ir a un boliche, solo? nahhh.

Sabia donde se juntaban los chicos stripper del boliche, después del laburo, para tomar algo. Y para allá me fui.

Llegue, eran 6, entre ellos estaban Nico y Flavio, con los que más onda tenía. Me senté con ellos.

Con el correr de la noche, Nico se emborracho. Fue al baño y no volvía. Los demás, cada uno se fueron yendo, llevándose algo para divertirse (léase hombre o mujer) para sus casas, y solo quedamos Flavio y yo. Decidimos entrar al baño.

Nico estaba casi desmayado, había vomitado y estaba tirado en el piso.  Lo levantamos, y lo llevamos para su casa. Flavio encontró la llave, y lo subimos a su depto. Lo acostamos, después de cambiarlo, y nos pusimos a tomar una cerveza en la cocina.

Mientras hablábamos, no sé si por el alcohol o que, me pareció que Fla me tiraba onda. La cosa iba subiendo de temperatura. La hice corta, quería ver su verga completa. Lo bese y le manotee la entrepierna.

Lejos de correrse, me devolvió el beso. Les cuento como es Flavio, morocho de ojos verdes, con suaves rasgos, su cuerpo era producto de varios deportes, casi sin vello alguno. Sus pectorales eran firmes, su abdomen plano, con sus músculos bien marcados, y por debajo unos muslos que podrían sostener una estatua., y a todo eso se agregaba su misteriosa pija.

No fui sutil. Arranque su remera, le abrí el pantalón, le baje el bóxer y apareció ELLA. La famosa y misteriosa verga. Estaba dormida, apoyada sobre el muslo izquierdo. Era muy blanca, una piel fina casi transparente. Las venas eran de color rojo o azul, se notaba que era gruesa, sobre todo en el medio. La cabeza estaba totalmente desnuda, de un color mas rojizo. Húmeda, como un fresco rocío mañanero.

La tome con mi mano, mientras metía mi lengua en la boca de Fla. Su verga comenzó a despertarse, la masturbe muy despacio. Fla puso su mano en mi nuca, y me empujo a que me la comiera toda. No dude.

Bese la cabeza, y las gotas de rocío quedaron en mis labios. Seguí moviendo mi mano hacia arriba y hacia abajo, y pasé la lengua por el glande abierto. La descabecé toda, y la metí en mi boca. No entraba , pero llegaba con esfuerzo a la mitad. Con la mano izquierda, acaricie sus huevos.

Note una bolsa diferente, en gral son chicas con huevos normales. Esta era grande, parecía que guardaba dos naranjas. Desde mi lugar, no podía verlos bien, así que me arrodille en el piso. Puse una de sus piernas sobre mi hombro, y así quedo su escroto al aire. También veía como su perineo estaba desprovisto de vello. Era un macho hermoso. Bajé mi bóxer, y me empecé a pajear. Enseguida aparecieron mis primeras gotas. No se si estaba mas caliente Fla o yo.

-estoy por acabar, me dijo….

-yo también pero no quiero así…

Me pare y me desnude. Flavio seguía sentado y se metió mi pija en la boca, limpiando cada rastro de miel que mi punta sacaba. Apretó mis huevos, como si fueran limones, y chupando su jugo. Yo no daba más, en cualquier momento iba a acabar.

Lo saque, termino de sacarse la ropa, su verga era un mástil al cielo. Escupí en mi mano, y me lubriqué el culo. Iba a recibir todaaa su verga dentro mío.

Me subí. Agarré la verga con la derecha, hice un pequeño juego entre mis nalgas, así compartía un poco de mi saliva. Quería disfrutar la penetración hasta el fondo. Pero no quería salir lastimado. Después de ese jueguito, la puse en mi entrada. resoplé, y de una metí la cabeza. Por experiencia sabía que una vez que entra la cabeza, el resto entra todo.

Descanse unos segundos, Flavio besaba mis tetillas. Buscaba mi boca, llegaba a mi cuello.  Cuando mi culo se acomodó a su invasor, comencé a bajar. De a poco mi ano iba comiéndose esa pija.

Llegue hasta el fondo. Sentí como sus huevos rozaban mis nalgas. Listo, estaba todo adentro. Ahora sí, solo quería moverme y hacer que Flavio descargue su semen dentro mío.

Subía y bajaba, recorría su verga como si fuera un palo enjabonado. Disfrutaba cada centímetro que me comía. Otra vez bese a Flavio con la lengua, me sentía muy caliente.

Un shock eléctrico recorrió mi espalda, un frio que subía desde mi culo, llego a mi nuca, parecía que me electrocutaba. Mi verga dio un salto y escupió semen. Un chorro salió disparado y pego en el cuello de mi amante. El siguiente fue un poco menor y quedo en su pecho. Mi verga iba desvaneciéndose mientras dejaba escapar algunas gotas más. Flavio paso su dedo por el cuello y lo chupo, tomo lo que estaba en su pecho y ahora lo compartió conmigo. Nos besamos, y mi semen quedo entre nuestros labios.

-ahh. estoy por acabar...grito Fla.

Salte de su verga, me arrodille y abrí mi boca lo más grande que pude. Flavio se tocó un par de veces y metió su arma dentro de mi boca. Cogió mis labios , fueron unos segundos, y exploto. Sentí como si hubieran abierto una cerveza dentro mío. Me ahogue, la leche salió por mi nariz. Esas naranjas que mi amante portaba realmente estaban llenas. Abrí la boca, y la saque.

La punta estaba cubierta de miel blanca. La volví a meter en mi boca, y con la lengua la limpiaba. Apretaba sus huevos, quería extraer hasta lo último que Flavio tenía.

Con sus manos empujo mi nuca para meter la verga hasta el fondo. Cuando note que la verga perdía vigor, la saque. Limpie los restos de leche que tenía, de su pija, de mi cara, y algo que había caído en mi pecho.

Nos tiramos en el sillón, y nos quedamos dormidos, ambos en bolas, con la ropa por todas partes. Era evidente lo que había pasado.