Con Carlos 2

Segunda vez con Carlos

Desperté como a las 9 am al día siguiente, quise dormir más pero me fue imposible. Vestida con mi bata tardé unos segundos en asimilar todo lo que había pasado la noche anterior. De repente no quería dejar de ser Susana, quería quedarme así para siempre, quería amanecer con Carlos. Me sorprendió que en el resto del día no hable, creo que ni siquiera pensé, estaba en automático.

Me cambié, me bañé, tomé mis cosas y regresé a la realidad, era Domingo.

Sabía que lo que había pasado era exactamente lo que estaba buscando, pero terminó gustándome más de lo que esperaba, terminé identificándome con el rol femenino en la cama y anhelaba conservar ese rol en cualquier otro aspecto siempre y cuando estuviera con Carlos. ¿Me estaba enamorando de Carlos por la manera en que me cogió? Dada la brutalidad con la que me poseyó pudo contar como violación y lo que sentía podía contar como síndrome de Estocolmo… ¿o era sólo una obsesión?... opté por creerme lo segundo y esperé unos días

¿Por qué no podía simplemente aceptar que fue un acostón y superarlo?, al cabo no era más que una escuincla estúpida obsesionada con su primera vez. Tenía que entender mi lugar en este juego, en este ambiente, de otra manera sería mi debut y despedida con cualquier hombre que valiera la pena. “Que valiera la pena”… estaba pensando como nena… muy estúpida por cierto.

Nuestras conversaciones tipo durante la semana fueron así:

Carlos: Hola bebe, como amaneciste? Donde estás?

Susana: Bien corazón J aquí en la oficina, trabajando y pensando en ti, y tú?

Carlos: Pensando en ti hermosa, extrañando tu cuerpecito y tu carita de angel

Susana: En serio me extrañas? :O

Carlos: Uy si, siento que al cielo le hace falta la estrella más bella cuando duermo y no estás

Susana:

Carlos: Tengo algo aquí en mis pantalones que también va a explotar

Susana: jajaja. Uuy entonces déjame me salgo en chinga y voy para allá

Carlos: En serio vienes?

Susana: Pues si es lo que yo creo que es entonces vas a matar a mucha gente u.u

Carlos: Cuando puedes otra vez princesa??

Susana: Cuando tú quieras amor, yo ya tengo ganas de verte

Según yo era mentira, ya que a él no tenía un horario muy fijo que digamos y de todos modos tendríamos que esperar al fin de semana. Aunque en el fondo anhelaba que me dijera “ya, ven” para salir corriendo hacia él quitándome los calzones.

Carlos: Este fin de semana estaré en un operativo cerca del estadio azul, te parece si nos vemos esa noche?

Susana: jajaja va, me parece J

Carlos: Te veo princesa

Susana: Besos! Muah!! J

Era Miércoles.

El Jueves regresé a la zona rosa a comprarme más cosas, mis tacones color rosa eran intocables así que me decidí por un vestidito azul oscuro sin mangas con cinturón rosa a la cadera que combinara, muy coqueta. El vestido apenas me cubría las nalgas “qué más da, igual me lo va a quitar”. Me compré una peluca castaño oscuro más corta que me hacía ver más juvenil y una tanga y bra azul.

El Viernes, se me ocurrió ir a dar un paseo a Coyoacán que me puso a pensar.

Estaba escuchando al organillero con sus melodías de Juan Gabriel, mirando a las parejitas de todas las edades con niños o churros o ambos, los niños corriendo entre las fuentes y atrapando burbujas, los mimos atrapados en una realidad alterna que divertía a la gente y la catedral imponente reafirmando la historia y grandeza de ese lugar. Hasta las pocas bancas vacías parecían evocar recuerdos de amores añejos a la luz de las farolas que defendían a los transeúntes del creciente crepúsculo, el momento perfecto del día.

“En mi pueblo sólo los narcos salen a esta hora”, pensé yo

Estaba en una burbuja. Una burbuja a la que sólo podía entrar sola y eso me hacía odiar ese lugar, ¿cómo podía odiar ese lugar?

De repente me dan mis ataques de poeta frustrada.

Habíamos quedado el Sábado en la noche dado que Carlos tenía que estar en un operativo de seguridad del estadio azul (casi me hago pipí de la risa cuando me dijo) por lo que quedamos en un hotel cerca de ahí y yo tuve todo el tiempo del mundo para ponerme bonita para él.

Mi atuendo fue el programado: Maquillaje suave, peluca corta, vestido azul y mis tacones rosas

A las 10 pm me avisó por mensajes que ya se dirigía hacia el hotel, nervios.

A pesar de que llegué a la recepción como chico, el recepcionista me llamó al cuarto diciéndome:

Recepcionista: Señorita, tiene visita del señor Carlos XXXX, lo dejo pasar?

Estaba sorprendida pero me encantaba, me sentía soñadísima. Puse la voz más femenina que pude:

Susana: (…) Sí… habitación 155

Dejé la puerta entre abierta y ésta vez lo esperé sobre la cama, de lado con las piernas cruzadas y a media luz y con una sonrisa muy coqueta. Él sonrió al verme, cerró la puerta con seguro y puso una bolsa de plástico sobre la mesa, venía de civil, pantalones de mezclilla oscuros y una camisa de franela roja y botas, parecía un leñador.

Carlos: Como estás

Susana: Nerviosa, como siempre me pones

Carlos: Te traje algo

Me paré, le eché los brazos a la nuca, pequé mi pelvis a su miembro y lo besé. Tras unos minutos nos separamos y me enseñó una botella de tequila y refrescos:

Susana: jajajaja, me quieres poner bien peda verdad?

Carlos: Pensé hacer algo especial para la primera noche completa que vamos a pasar juntos

Me quedé atónita

Susana: Quieres que duerma contigo?

Carlos: Sólo si tú quieres, te extrañé mucho y como sólo nos vemos los fines de semana, pensé que podíamos aprovechar el tiempo.

Me hice para atrás, mirándolo incrédula. Después de varios segundos conteste:

Susana: Carlos… yo daría cualquier cosa por ser tu mujer, pero es mucho más complicado que eso, no puedo ser una mujer completa, no te puedo dar eso… en verdad quiero y daría el alma por ello pero no.

Había pasado toda la semana embobada deseando las palabras que me acababa de decir que no podía creer que estuviera diciendo eso.

Carlos: Oye sólo te pedí pasar la noche, no que te casaras conmigo… si no quieres pasar la noche pues no pasamos la noche juntos y ya.

Susana: Perdón… es que todo ha pasado muy rápido y me ha afectado todo esto, me doy cuenta que no sé nada acerca de ser mujer pero sí es algo que deseo mucho y desde la última noche juntos he pensado muchísimo en ti, yo sé que soy un desastre, perdón

Carlos: Debiste pensar en eso antes de vestirte de mujer

Eso dolió, estaba muy sensible y eso me derrumbó por dentro.

Carlos vio mi mirada vacía y agregó:

Carlos: Mira perdón, discúlpame por decir eso, estás bellísima y no pensé que fueras a tomarlo en serio…

Susana: (…)

Carlos: Mi amor tú sabes que eres la chica más linda que pude encontrar

Me había llamado mi amor!!!! Deseé con toda mi alma que la situación fuera distinta para entregarme completa y ruidosamente a él. Pero mi orgullo de mujer se imponía.

Carlos: Escucha…a mí… no me importa… que seas.. plaff!!

La cachetada que le dí retumbó por toda la habitación, me quedé congelada, petrificada, sentí el miedo recorrer mi cuerpo. Con mis tacones puestos, Carlos aún me sacaba una cabeza, debía pesar unos 40 o 50 kg más que yo y era policía

Susana: Perdón, lo siento… no quise…

Entonces Carlos se acercó a mí, me tomó de la cintura y me clavó un beso cargado de amor y pasión pura. Su barba y bigote contra mis labios rositas y piel tersa. Me sorprendió mucho su reacción pero poco a poco fui acariciando su rostro y su torso. Pronto empecé a gemir muy femenina con mis labios pegados a los suyos, mi perfume se mezclaba con su esencia como sus manos a mis caderas.

Me tomo de las nalgas y me cargó. Dios mío, prácticamente no sentía mis genitales ni había señal de erección, me sentía muy mujer con las piernas flexionadas alrededor de su torso y mi espalda recta con sus manos en mi trasero. Me llevó así hasta el tocador y de un movimiento tiró lo que se encontraba ahí arriba, gracias al cielo no se rompió nada.

Me levantó el vestido y de un movimiento me arrancó los calzones, después supe que me había dejado una especie de moretón al hacer eso aunque al momento no hubo dolor.

Me metió mano por debajo del vestido mientas me seguía besando, yo estaba entregadísima y empecé a desabrocharle el pantalón. Cuando éste cayó al suelo el sonido que emitió parecía el de un vaquero quitándose la hebilla del cinturón con pistolas. Al descubrir su pene noté que ya estaba a más de media erección. Tanteé con mi mano entre las cosas que no se cayeron del tocador y encontré el lubricante, sin pensarlo dos veces le unté en su verga y en mi ano. Carlos tomó mis piernas y las sostuvo por debajo dejándome súper expuesta.

Con una mano dirigí su verga hacia mi entrada y con la otra me abrí las nalgas lo más que pude. La presión de mi cuerpo sobre mi trasero al estar sentada sobre el tocador hizo que las paredes de mi ano se estrecharan. De nueva cuenta tardó como 1 minuto en empalarme toda y mientras lo hacía yo empezaba a gemir más fuerte y entrecortadamente. Esa posición hacía que se me cortara el aire pero me hacía sentir cada vena de su verga abriéndose paso en mis entrañas. Mis quejiditos excitaban a mi hombre.

Una vez que tuve esos 19 cm dentro, pasó sus brazos debajo de mis piernas y me tomó de la cintura, me levantó un poco y empezó a bombearme despacio pero firme entraba rápido y salía lento. Yo chillaba como niñita con cada estocada y respiraba hondo cuando me la sacaba, nos mirábamos a los ojos. Yo estaba apoyada en el tocador con mis dos manos detrás de mí y en algún momento puse mi mano izquierda a acariciar su barba, después de unos 10 minutos así le enterré mis pintaditas uñas en su cuello y le mordí los labios. Ya no era la niña insegura y temblorosa que Carlos encontró de espaldas la semana anterior, ahora era una perra en celo con una verga titánica entre las piernas desflorándome las entrañas, era SU perra en celo aunque Carlos no se atrevería a llamarme así.

Susana: mhj mhj… mhj….mjh… mjhh.. Carlos.. Carlos… ay.. ajmh.. ahjm…

Yo chillaba quedito, me sentía tan sometida a su mirada. Me sentía pequeñita dentro de sus brazos que no me atrevía a gritar. Estaba en el cielo, me ponía toda flojita para que Carlos disfrutara de mi cuerpo. Nuevamente habían desaparecido todas mis dudas y me dediqué a disfrutar el momento.

No podía creer la reacción que había causado en él mi cachetada; era obvio que su instinto había sido el de poner a su hembra en su lugar y vaya que lo estaba logrando; con ese movimiento de caderas tan de él sentía su verga en las orejas. Cerré los ojos y empecé a gemir más fuerte.

Susana: paapi..paapii… así así… ayayayayyy!!.. aayyy!.. papi síiii!! ajhm ajhmmmm..

En eso me la sacó lentamente, yo abrí los ojos sorprendida e indignada pero antes de decir pío mi hombre me tomó de la cintura, me bajó del tocador y me puso de espaldas a él. Gire la cabeza para verlo con cara de asombro y aprovechando mi ano abierto me la metió completa más rápido que la primera vez.

Susana: Aiij!!.. mi amor! O.o J …ajhm que.. rico!!

Me había enculado y me la dejó ahí unos momentos e hizo algo que me hizo ver estrellas más allá de las que existen. Con su fuerte y rasposo brazo derecho rodeó mi cintura, sentí que las yemas de sus dedos iban a tocar la cabeza de su verga que parecía que me iba a atravesar en cualquier momento (el pene de mi Carlos tiene una curvatura hacia arriba lo cual hace que me sienta enganchada cada vez que me penetra así). Deslizó su enorme mano izquierda entre mis muslos, y con un movimiento abarcó tanto mi penecito como mis genitales que prácticamente ya no existían y apretó muy suavemente, sin lastimarme.

Se acercó a mi oído, la saco suevamente y me embistió así como me tenía sujetada. Yo ya chillaba como si me estuvieran matando al ritmo de sus estocadas y nos veía en el espejo del tocador, mi carita era una mezcla como de ternura con placer, como una niñita regañada mezclada con quinceañera en su primera vez, me dijo:

Carlos: Voy… (embestida/gemido)… a sacar (embestida/chillido)… la mujer (embestida/gritito)… que llevas (embestida/chillido)… dentro… (embestida/gemido)…Susana

Sentí que mis ojos se humedecieron, debajo de mis pechos falsos mi corazón se aceleró. Empecé a gritar sin sentido de voluntad propia, así como estaba amarrada me empezó a dar más fuerte, sentí como mi líquido preseminal mojó su mano, el masajeaba mi pene y testículos con su palma como si fuera un clítoris. Ver mis piernas semi abiertas con mis tacones y sus piernas cubriendo las mías, mis calzones hechos añicos en el suelo a unos metros de ahí me hicieron tener contracciones que mi amor disfrutaba porque me empezaba a dejármela más tiempo dentro como para sentir mi estrechez.

Entre gemidos cada vez más escandalosos lo vi a los ojos a través del espejo. Veía a Susana en sus ojos, yo había nacido para ser Susana y él me lo estaba haciendo ver. Ante esta idea dejé el pudor de lado y empecé a gritar sin tapujos.

Susana: AY MI AMOR AAAAY!!! ASIIIII!!! ASI ASIASI!! AJHMM ASII!!, SIII!! SII SI SI! TUYA!!... TUYA TUYA!!,, AAAAAAAAAAAAJHM AY AY

Si la primera vez me había zangoloteado, ahorita me estaba desbaratando, sentía que mis huesos se iban a zafar

Estuvo así como 40 minutos, es difícil creer que no fue nadie a decirnos que le bajáramos porque yo estaba que me quedaba ronca. Me despegó del tocador y me empezó a coger así por toda la habitación, en el baño, en el closet, en las paredes, incluso dejé que hiciera algo de lo cual no estoy muy orgullosa, dejé que  corriera un poco las cortinas para que me cogiera así de espaldas frente a la ventana, por suerte ya era de noche y no se veía mucha gente.

Mis piernas ya no aguantaban y me llevó a la cama, nunca me la sacó. Lentamente me puso boca abajo puso una almohada debajo de mi cintura, puso una mano en mi cintura y la otra cerca de mi hombro y como si de una muñeca inflable se tratara me empezó a taladrar sin compasión. Ahí, en tacones y peluca solamente, en medio de la cama y con las piernas abiertas me sometió para siempre. Para esto yo ya me había venido como 3 veces, estaba seca. Con mi cara sumida entre las sábanas mis gritos de placer se escuchaban ahogados, por lo que terminé de quedarme ronca, después me di cuenta que eso me dio una voz más sexy.

Después de casi 20 minutos así, con ese movimiento de caderas sin parar, sentí que me empezó a penetrar más duro y pronto me inundó. Entre gemidos míos me la saco despacito y se acostó boca arriba, yo tardé como 15 minutos jadeando ahí, inmóvil. Sentí que me temblaban todos los músculos y tenía el maquillaje corrido como si hubiera llorado.

Al recuperarme, me quité los tacones y me fui tambaleando hacia el tocador, levante algunas cosas, me arreglé el maquillaje y vi que en la bolsa que él había traído había un baby doll negro semi transparente sin mangas y un moñito enfrente justo a la altura de los pechos, precioso. Lo volteé a ver, incrédula, Carlos sonreía.

Carlos: Sorpresa

Susana: No tenías que…

Yo estaba flaca, medía 1.70 y pesaba como 50 kg

Carlos: Póntelo para dormir

Susana: Pero me dejaste sin calzones…

Carlos: Me gustas así, no viste?

Me metí al baño con las piernitas de cordero recién nacido y chorreando su semen por mis piernas, me bañe rápidamente, me puse maquillaje muy tenue, la peluca y el baby, me veía muy femenina así tan natural, o quizás eran mis modos.

Regresé a la cama y Carlos se metió a bañar, yo estaba más que exhausta pero esta vez no lo iba a dejar con las ganas así que cuando él se acostó, yo muy  mimosa me acurruqué alado de él dándole besitos en su pecho

Carlos: Entonces puedo pasar la noche contigo?

Susana: Sólo si me vuelves a hacer el amor… Carlos

Carlos se puso más lubricante, se colocó en medio de mis piernas y me hizo el amor de frente, esta vez ya no fue brutal. Me rodeó con sus brazos y yo quedé encerrada entre la almhoada, sus brazos y él. Me lo hizo despacito, moviéndomela toda dentro de mi ano, debajo de las sábanas. Empecé a gemir más rico, más tierna, más enamorada. Acaricié su rostro y me incorporaba poquito para besar su cara. Pasé mis brazos por su cuello y con mis manos exploré todo su cuerpo;  por la cortina que habíamos corrido para coger de pie se metía la luz de la luna que decoraba la habitación. Tras media hora de estar así volví mis brazos a su cuello y mientras me la seguía metiendo suave y rítmicamente lo miré a los ojos y le dije:

Susana: mj… ahmjj… mi amor… te amo

En mi cabeza resonaba “Ten miedo de mi” de Fernando Delgadillo. Acaricié su torso fuerte y velludo con mis piernas tersas de manera muy coqueta y le sonreí

Susana: Me has hecho tuya… (gemido) … (suspiro) ahora no sé qué voy a hacer con mi vida…

Carlos se empezó a mover más despacito:

Carlos: Que edad tienes?

Susana: 23 tontito (sonreí), ya te había dicho

Carlos: Te pago la mitad de las hormonas, vamos a empezar a salir juntos

Susana: (Silencio mental cañón)

Carlos: Si funciona, empezamos a pasar fines de semana juntos, te compramos más ropa y te vienes a vivir a mi casa

Susana: Carlos, que..?

Carlos: Mi hija crecerá y eventualmente lo aceptará

Susana: (Poniéndole una mano en el pecho en señal de que parara) Carlos… que estás diciendo??

Carlos: Susie, tienes 23 años y tienes la vida por delante, yo tengo 47. Algún día quizás dejes de hacer esto, quizás no. Puede que sigas con tu vida y dentro de 10 años o menos no puedo obligarte a querer a un viejo de casi 60, entiendo que eso va a pasar… Pero por mientras, me gustaría aprovecharte el tiempo que pueda, prometo no ponerte peros ni condiciones

Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos

Carlos: Aceptas??

Susana: Acepto que?

Carlos: Aceptarías ser mi esposa?

Reí con las lágrimas en mis mejillas

Susana: Te odio

Cerré los ojos y lo besé, Carlos reanudó sus metidas pero ahora más fuerte.

Me hizo el amor hasta las 5 am, estuvo más tiempo dentro de mí que mi propio corazón. Con más ganas que fuerza soporte esa faena. De todas las posiciones posibles me consagré como suya en esa cama de la habitación 155. Fui increíblemente feliz.

Al día siguiente me desperté como a las 11 am, mi novio acababa de entrar a la habitación. Escuché entre sueños que me dijo que había ido a reservar por otra noche. Volví a cerrar los ojos…

Esta historia está lejos de acabarse