Con Aurora en la mazmorra - Parte 3
Final de esta trilogía. Ha llegado el momento de gozar del cuerpo de Aurora. Relato 100% Real
Este no es un relato ficticio sino la experiencia vivida con mi sumisa Aurora. Los nombres se han cambiado por motivos de privacidad.
Aurora se encontraba con su cuello y muñecas firmemente sujetas al cepo. Su voluptuoso cuerpo brillaba por el sudor que resaltaba aun mas las marcas del castigo.
Le había colocado una mascara en la cara para evitar que viera nada. Se encontraba muy excitada y deseosa. Mi propia excitación también era grande por lo que me desnudé y acerqué mi pene erecto hacia su boca. Su respuesta no se hizo esperar y comenzó a chupar con ansia. Disfrutaba casi tanto como yo, en muy poco tiempo había pasado de ser torpe en las felaciones a una verdadera experta.
-Ahhhh si perra, has aprendido bien a hacerlo- Notaba como me excitaba mas y mas, pero aún no quería acabar. Saque mi pene bruscamente quedando ella con una expresión de tristeza como si le hubieran quitado su caramelo.
Me puse detrás de ella dándole unos suaves azotes en el culo. Lo tiene bastante grande y redondo y desde el primer momento me trajo loco. Ahora voy a disfrutarlo nuevamente.
Separo sus nalgas y penetro su húmedo coño. Ella se sobresalta, pero noto como aprieta las piernas para hacerlo mas estrecho, es un truco que la enseñé y que ha aprendido a realizar con maestría.
-AHHHH!!! Mi señor!!! Folleme mas por favor!!! ¡¡¡¡¡Llene a esta perra de leche!!!!!
Sus palabras me excitan mas y mas y debo de hacer un esfuerzo consciente para evitar terminar. Quiero hacer que este momento se prolongue lo máximo posible. La penetro mas lentamente, pero llegando mas profundamente, lo que la hace gritar más aun
-AGGHHH!!! ¡¡¡ME VA A ROMPER AMO!!! ¡¡¡La siento hasta el fondo!!! Diooos me corro, ME CORRO!!!!
Apenas un segundo de decir esas palabras todo su cuerpo tiembla y los gritos se vuelven algo incomprensible. Cae desmayada y yo debo sujetarla para evitar que se ahogue con el cepo. Lo abro y llevo su cuerpo inconsciente a la cama.
Me quedo junto a ella esperando que se reponga. Al abrir los ojos me sonríe diciendo:
-Mi señor siempre consigue que su perra se corra.
La devuelvo la sonrisa, pero ella se percata de que yo aún no he terminado
-Mi amo se merece lo mejor- Se levanta y se sienta sobre mi empalándose.
Sus movimientos son lentos y acompasados. Gira sus caderas y se toca las tetas tirando de sus pezones. Sabe lo mucho que me excita y lo aprovecha para aumentar mi calentura.
-AHHH!!! ¡¡¡Mi amo!!! ¡¡¡Córrase en su perra!!! ¡¡¡¡Démelo todo!!!!
Mi resistencia se quiebra y eyaculo profusamente entre grandes gritos en su coño. Ella al sentirlo se deja caer agarrándose a las sabanas corriéndose a su vez. Permanecemos así unos momentos hasta que ella se sale y comienza a chuparme el pene no queriendo dejarse ni una gota de mi semen. Cuando nos conocimos nunca lo había probado y ahora es para ella un manjar mas dulce que cualquier otro.
Cierro los ojos y disfruto de su labor, la erección no desciende y Aurora lo aprovecha acariciando la punta del glande con sus pezones duros por el castigo recibido. Al notar un ruido chapoteante abro los ojos y me doy cuenta de que se está masturbando.
-Pero que zorra eres. ¿No has tenido bastante con tres?
-Amo esta perra es una viciosa y siempre quiere más. Me sonríe y se coloca sentada con las piernas abiertas.
Me limito a mirar como se toca. Su coño esta enrojecido, pero no parece importarla. Lo frota con sus dedos ávidamente. Tiembla y gime deshaciendo las sabanas. El sudor cae por su pecho hasta mezclarse con sus propios flujos. Sus mejillas están coloradas y su respiración se acelera hasta que parece que se le vaya a salir el corazón del pecho.
-Si, si, ¡¡¡si mi amo me voy a correr!!! ¡¡¡Dios otra vez!!!
En ese momento me acerco a ella y la doy varios azotes con la palma de la mano en sus grandes tetas lo que no hace sino excitarla hasta el extremo y se corre chillando como una loca.
-AHHHHGGGG!!!! DIOSS MIOO!! ¡¡¡¡NO PUEDE SEEER!!!! – Grita y jadea derrumbándose de nuevo en la cama. Esta vez ha llegado a su límite, está agotada y yo también.
Permanecemos un largo rato en la cama besándonos y acariciándonos. Es el momento de la ternura. De que la línea que separa al amo y la sumisa se difumine. Nos abrazamos y cuando las fuerzas vuelven a nuestros cuerpos nos dirigimos a la ducha.
Aurora me sigue a cuatro patas moviéndose sensualmente. Sabe que el final de la sesión lo marcara la retirada de su collar. Cuando entramos en la ducha se lo quito y ella se levanta besándome apasionadamente.
Insiste en enjabonarme ella frotándome todo el cuerpo y restregándose juguetona. Me abraza por detrás y me susurra al oído:
-Mi amo me ha logrado domar por completo.
Fin
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