Comprando lenceria

Una mujer casada y madre se descubre a si misma como amante con un desconocido muy atrevido.

Quiero agradecer a Lydia el haberme "atrapado" en esta página con sus relatos, y su ayuda para llevar a cabo éste mi primer relato. Espero que os guste y lo disfrutéis.

Paseabas por la sección de lencería de los grandes almacenes, curioseando la ropa interior, sin prestar atención a lo que te rodeaba. Cogías prendas, las observabas y volvías a dejarlas en su lugar. En un momento determinado viste algo que te llamó la atención, un precioso "coulotte" de color blanco, hecho de tela de rejilla en su totalidad. Cogiste la prenda en tus manos y la ojeaste detenidamente. Era completamente transparente y en ese momento pensaste en cuanto le gustaría a tu pareja. Entonces otra mujer tropezó contigo y me sorprendiste mirándote. Viste en mis ojos que llevaba rato haciéndolo, y en ese momento te diste cuenta de que tenías el coulotte completamente abierto en tus manos, y de que yo estaba imaginándote con él como única vestimenta. Yo te hice un gesto afirmativo, como diciéndote "te quedará de maravilla" y tú te sonrojaste al momento.

Dejaste el colulotte en su lugar y continuaste ojeando prendas, pero mi mirada lasciva no se te iba de la cabeza. Pensabas en cómo te miraba, en cómo te veía completamente desnuda a excepción de la erótica prenda. Y te sorprendiste cuando un cosquilleo comenzó a ascender por tus muslos., mientras tú misma te decías que no podía ser, mientras no creías que simplemente el hecho de que te mirara como lo hice te hubiera excitado, pero así era, así lo notabas en tus pezones y en tu sexo. Seguiste deambulando por la tienda.. y entonces cogiste unas bragas color carne, y sonriendo me buscaste con la mirada. Mi gesto esta vez fue un "no, no" y sonreíste más abiertamente, pues jamás hubieras comprado esas bragas tan poco favorecedoras. Después le toco el turno a unas braguitas negras. Me miraste, divertida con aquel juego, y mi gesto fue.. "si, no están mal". Ni siquiera pensaste en lo que hacías, pero aquel juego con un desconocido te estaba divirtiendo. Después le tocó el turno a un diminuto tanga azul, que ni siquiera taparía tu vello púbico y por la parte de atrás era simplemente un hilito. Mi mirada fue de "es muy sexy" y volviste a sonreír, aunque esta vez también viste esa mirada de "si te veo así te follo sin pensarlo". De repente te diste cuenta de que el juego, además de divertirte, comenzaba a excitarte. Tus pezones estaban empezando a endurecerse y tu sexo comenzaba a notar el ascenso del calor por tus muslos. Decidiste terminar con aquello, y en ese una mujer se cruzó en tu camino y te empujó suavemente al pasar, y cuando volviste a buscarme con la mirada, no me encontraste. Mejor –pensaste- esto empezaba a escapárseme de las manos.

Deambulaste durante un cuarto de hora por la sección, y sin darte cuenta, volviste al mismo lugar, y volviste a coger el coulotte. Estabas casi decidida a comprarlo cuando de repente una voz te susurró dulcemente

Yo te lo regalo, con una condición

Realmente te asustaste, e inmediatamente te diste la vuelta, para verme allí, tras de ti, sonriendo como si aquello fuese lo más normal del mundo. Decidiste hacer como que no sabías de que iba el tema y me respondiste

¿Perdón?

Ya me has oído –te susurré- que yo te lo regalo con una condición.

Me miraste como ofendida, aunque no me dejé engañar por eso y continué, decididamente lanzado:

Yo te lo regalo con la condición de que me dejes ver como te queda

Me miraste con los ojos muy abiertos. Realmente te estaba excitando el juego, y la idea de mostrarte a un extraño, de enseñarle tu coño a un hombre al que no conocías.

¿esta loco? Déjeme tranquila, por favor

Estabas actuando como suponías que debía actuar una mujer de treinta y tantos años con pareja estable, pero no me conformé y decidí ir a por todas, puesto que vi que te escapabas, y sabía que el juego había tocado tu curiosidad, y te había excitado.

Suavemente me acerqué a ti, agarré tu mano y te susurré:

No disimules, preciosa. Sé que estas caliente, que el juego ha hecho que mojes tus bragas. Sé que ni tú misma lo crees, pero estás deseando jugar, comportarte como una niña mala.

  • Pero ¿Qué dice? –respondiste aún en tu postura de "no se de que me habla"-

Digo que estás cachonda, que tus bragas se han mojado al imaginarte haciendo lo que te he dicho, al imaginarte desnudándote para mí. Sé que tu cabeza te dice que te portes bien, y tu coño te dice que te portes como una putita caliente. Lo sé. Sé que deseas ir conmigo a ese probador y enseñarme como te queda el coulotte.. y sé que te excita la idea de que un extraño te vea el coño así, sin más. Sé que vas a portarte como una buena zorrita y vas a ir conmigo al probador.. y sé que voy a ver ese coño tan precioso que tienes, y me lo voy a comer ahí dentro, hasta que te corras gimiendo de gusto como una guarra en mi boca. Sé que estás intentando imaginar como será, y cómo tendré la polla.. y sé que lo vas a comprobar por ti misma.

No sabías que decir, te quedaste muda.. y yo llegué a pensar que me había equivocado al provocarte, al tratarte como nadie te había tratado jamás. Pero sin decir nada cogiste el coulotte y te dirigiste en silencio al probador. Naturalmente te seguí.

Tras cerrar la puerta me miraste desafiante.. y comenzaste a desabrochar tu falda. Te interrumpí y te señalé la blusa. Mirándome la desabotonaste y te desprendiste de ella, dejándome ver tus pechos atrapados en un sujetador de encaje negro y el bultito que tus pezones erectos hacían en él. Te quitaste el sujetador dejándome ver tus tetas, tus pezones excitados, y sabiendo que en ese probador ibas a hacer algo que jamás habías hecho.. ibas a tener sexo con un desconocido.. y por primera vez ibas a engañar a tu chico. Continuaste con la falda, dejándola caer y mostrándome tu cuerpo únicamente cubierto por unas bragas negras a juego con el sujetador, que transparentaban tu vello púbico. Cogiste el coulotte, y aún sin decir ni una palabra, te dispusiste a ponértelo, pero entonces te paré. Me acerqué más a ti, pegué mis labios a tus lóbulos en un caliente beso y te susurré

Aún no…. Una buena putita debe comprobar el estado de su hombre

Te lo dije mientras me separaba de ti y comenzaba a desabrochar mis pantalones. Sin preámbulos bajé mi boxer y cogí mi polla ya erecta en la mano. Entonces te dije

¿A que esperas para arrodillarte y comerme la polla como una niña mala?

No podías creer lo que estabas haciendo, pero la forma en que te trataba, como jamás te habían tratado, te excitaba cada vez más. Tu cabeza trataba de decirte que terminaras con aquello, pero estabas demasiado caliente para ello. Deseabas chupármela sin que yo te lo dijera, la deseabas, al igual que deseabas mi lengua entre tus piernas, estabas cachonda como no recordabas estarlo desde hacía años, y lo único que deseabas era placer. Entonces cogí tu rostro y te besé en los labios, y antes de guiar tu cabeza hacia abajo, te dije:

Vas a hacerme una buena mamada… quiero sentir como tu boca se llena de mi leche, zorra, y después vamos a salir de aquí, vamos a ir a un hotel y vamos a follar de todas las maneras conocidas… ¿verdad?

Me miraste a los ojos y pude ver tu mirada de deseo.. tus ojos reflejaban un estado de excitación enorme.. y simplemente moviste la cabeza y me dijiste susurrando:

Vamos a hacer lo que quieras.. todo lo que quieras, cabrón.

Después te agachaste y comenzaste a mamármela espléndidamente, con ganas, casi con ansia chupabas, mordisqueabas, lamías.. era genial. Una mamada como jamás me

habían hecho. Mamabas casi desesperadamente.. sentí que querías, que deseabas darme placer simplemente por estar tan caliente… tuve que morderme los labios para no gemir de placer cuando sacabas mi polla de tu boca y lamías el tronco.. la cabeza.. para después abrir la boca y tragártela entera..ufff me volvías loco. Cuando viste el placer que me dabas aceleraste más.. más.. y sentiste que i leche bullía en mi interior. NO podía decir nada por miedo a que nos descubrieran, pero sabías que en i interior te estaba diciendo las mayores barbaridades que jamás te habían dicho, y te gustaba, si, te gustaba y te excitaba que te llamara zorra, puta, te excitaba pensar en que por primera vez (puesto que a tu pareja no se lo permitías) ibas a recibir la leche de un hombre en la boca, que ibas a tragarte su corrida, la corrida de un desconocido. Tu coño palpitaba de deseo pidiendo, exigiendo que se le hiciera caso, así que sin dejar de mamar mi polla dirigiste tu mano hacia él, encontrándolo como ya sabías, empapado… empezaste a acariciarte y a chuparme.. y supiste perfectamente cuando llegaba el momento.. te preparaste para ello.. y sintiendo mis movimientos, mis embestidas en tu boca.. sentiste el chorro de leche penetrar en tu boca mientras mis piernas temblaban de placer y me mordía los labios hasta casi hacerlos sangrar para no gemir

Sentiste mi leche deslizarse por tu boca, por tu garganta.. y comenzaste a tragar como podías aquel torrente de líquido espeso y viscoso que saboreabas por primera vez. Y supiste que te gustaba, que te ponía tremendamente cachonda hacerlo… tanto que tuviste que dejar de acariciarte el coño por miedo a correrte así.

Muy bien, putita.. una buena mamada y una corrida estupenda que te has tragado como una buena zorra. Ahora me toca a mí, preciosa, ahora soy yo quien quiere saborear tu corrida, quien quiere saber cómo se corre este coño tan rico..

Empecé a deslizarme hacia abajo por tu cuerpo, besándote desde el cuello… bajando… pero tú no podías más y agarraste mi cabeza empujándola con fuerza hacia tu raja. Y la encontré empapada de veras, caliente.. y deliciosa cuando mi lengua saboreó tu flujo.. y se adentró en tu cueva sacando aún más líquido de ella.. y así comencé a comerte el coño con la esperanza de darte tanto placer como tú me habías dado, y sintiendo tanto morbo como tú al pensar que todo aquello estaba pasando con una desconocida y en un probador

Supe que te mordías los labios para no gemir, temblabas cada vez que mi lengua recorría o se metía en tu coño. No podías creer aquello. Estabas en un probador, con un desconocido comiéndote el coño… y disfrutando como nunca. Te estabas comportando como una puta y te encantaba, te excitaba aún más el pensar que a pocos centímetros de ti, de aquella comida de coño tan esplendida que te estaba haciendo, otras personas se probaban ropa y cabía la posibilidad de que se dieran cuenta de todo. No pudiste evitar coger mi cabeza y apretarla aún más contra tu coño… realmente necesitabas correrte, no podías evitarlo, jamás habías estado tan cachonda y lo sabías. Querías más, necesitabas más, necesitabas aquella polla que acababas de mamar, necesitabas que ese hombre que te trataba así (al que habías permitido lo que a ningún otro, correrse en tu boca) te follara.. te jodiera, te llenara de polla. Tú misma te asustabas de tus pensamientos, de tus deseos. Una mujer con pareja, madre de un niño, follada y tratada como una golfa por aquel cabrón… Dios, como te gustaba, como te ponía¡¡¡ Tu coño chorreaba, amenazaba con ahogarme de húmedo que estaba, hubieras querido gritar cuanto placer te daba… y, mientras, seguías pensando en que él estaba haciéndote la mejor comida de coño de tu vida.

Cuando tus manos se aferraron a mi cabeza como garras, con una fuerza inusitada, supe que te corrías, y seguí lamiéndote el coño, quería mi premio, quería tu corrida en mi boca. De repente la noté, tus manos se convirtieron en unas tenazas en mi cabeza y tu coño en una fuente que manaba placer. Me encantó sentirlo, tuviste un orgasmo como jamás había visto, convulsionándote con cada oleada de placer, temblando, empapándome la cara, sujetándome hasta casi ahogarme contra tu coño, sintiendo tu vello púbico en mi rostro, tu raja increíblemente húmeda. Creo que tu corrida duró más de un minuto, porque en ese lapso no dejaste de temblar, de aferrarte, de mojarme.

Cuando por fin te relajaste, te besé dulcemente y correspondiste. Entonces te susurré de nuevo:

Ha sido genial, tienes un coño muy sabroso y agradecido. Mmmm ahora falta acabar el tratamiento, putita. Voy a follarte de todas las formas imaginables, y ten en cuenta que lo haré por todos lados.

Sonreíste mientras te vestías. Me sorprendiste gratamente cuando acercando tus labios a mi oído me susurraste a su vez, sorprendiéndote incluso a ti misma:

Me has hecho la mejor comida de coño de mi vida cabrón, y desde luego quiero esa polla otra vez, la quiero follándome entera. Nunca había dejado a nadie correrse en mi boca, pero quiero tu leche, la deseo en todo mi cuerpo. Cabrón, hoy quiero ser tu zorra, tu puta, la mujer más guarra y caliente del mundo para ti. Vámonos, vámonos a un sitio donde puedas follarme hasta que no podamos más.

No, no nos vamos aún –dije excitado de nuevo-

Sin más preámbulos, levanté tu falda, enroscándola en tu cintura. Y, sin más te ayudé a ponerte de espaldas a la pared y abriendo tus piernas me deslicé en tu interior.. entré suavemente.. despacio pero sin pausa.. tu coño me rodeó.. y empezamos a movernos al unísono, en un vaivén placentero y sensual. Tú seguías sin creer que aquello te estaba pasando. Te estaban follando. ¡ desconocido te estaba follando en un probador! sin quitarte las bragas, como dos adolescentes. Tus bragas estaban a un lado y su polla te rompía en dos el coño, mojado como nunca. Te encantaba cómo te follaba, como te susurraba palabras muy obscenas.. cómo su polla se abría camino con fuerza en tu interior. Te excitaba sentirte una golfa, una puta ansiosa de placer. Y te viste a ti misma acompañando esas embestidas hasta que tu segundo orgasmo te hizo temblar y deshacerte en sus brazos… y no protestaste cuando él salió de ti y te hizo volver a mamársela hasta que tu boca se vio llena de su leche por segunda vez

Tras componer nuestra ropa, salimos del probador. Pagué el regalo que te había prometido y salimos de los grandes almacenes, caminando juntos rumbo a un hotel cercano.

Nada más entrar en la habitación, nos besamos con pasión y empezamos a acariciarnos. Recordé tus palabras y mirándote te dije:

Vamos, zorra, desnúdate para mí. Quiero que te hagas una paja para mí, ahora. Quiero ver como te acaricias el chocho, quiero saber cómo lo vas a hacer cuando recuerdes esta tarde y necesites calmar la calentura de tu coño.. vamos..

Obedeciste sin rechistar, deleitándome con un muy buen streap-tease considerando que jamás lo habías hecho. Después, mirando como yo sacaba mi polla y comenzaba a acariciarme, te mordiste el labio inferior , te tumbaste en la cama y llevando tus manos a tu coño y tetas, comenzaste a hacerte una deliciosa paja. Pronto cerraste los ojos y te sumiste en tus caricias, momento que aproveché para acercarme en silencio al borde de la cama y poner mi polla en tus labios. Abriste los ojos, como sorprendida, pero, sonriendo, abriste la boca y comenzaste a mamar sin dejar de acariciarte, emitiendo un excitante y genial mmmmmmmmmm mientras te tragabas mi rabo y te acariciabas el coño sin parar.

Así.. ufff que bien la mamas zorra¡¡ sigue.. verás que bien te devuelve el favor.. ahhh

Mi comentario pareció excitarte más evidentemente te ponían las palabras y frases que te decía. Comenzaste a mamar mi polla casi con desesperación, pero supe que, si te dejaba seguir, volvería a correrme en tu boca, y no quería eso. Ahora eras tú quien merecía recibir placer, así que la saqué de tu boca y besándote, llevé mi mano a tu coño, que encontré completamente empapado de nuevo

Pero que puta eres¡¡ ya estás chorreando mmm me gustas

Ahora ya no necesitaba animarte, seguiste el juego con gusto, con mucha iniciativa, descubriéndome, y descubriéndote a ti misma que bajo la madre, la mujer normal había una mujer ardiente y ávida de sexo.

Si estoy así es por tu culpa, por tí, que me haces sentirme como una puta, como una perra en celo. Estoy deseando tu polla y lo sabes cabrón.

Me puse detrás de ti y mientras te besaba la nuca, deslicé mi mano a tu coño. Acariciándolo, sintiendo tu respiración acelerada y tus gemidos. Entonces te empujé suavemente y te pusiste apoyada en el tocador, inclinada sobre él y yo cogí mi polla y la llevé a tu entrepierna. Cuando la sentiste, te abriste más, y me sorprendiste llevando la iniciativa por completo:

Si, fóllame, fóllame por favor.. métemela entera

Claro que sí, putita.. hasta los huevos te la voy a clavar.

Y lo hice, sin miramientos, sin caricias.. simplemente empujé violentamente y te clavé la polla hasta el fondo… de un golpe.

Ahhhhhhhhh Diossssssss, siiiiiiiiiii, fóllameeeeeeee rómpeme ahhhhh

Desde luego que lo hice, estaba fuera de mí y comencé a follarte salvaje, desenfrenado, pero tú me acompañabas en los movimientos, llegué a dudar sobre quien se follaba a quien.

Asiiii, Diosssssssss, dame fuerte cabrón, fóllame como nunca, rómpeme el coño con esa pollaa.. ahhhh

Follábamos como salvajes, como poseídos, y tú ya no pensabas, solo eras una mujer sedienta de placer. No pensabas en nada más que en esa polla dentro de ti, en el placer que te daba que te trataran como una golfa. Dios.. pensabas en te volvía loca ese cabrón, te estaba dando la mejor ración de polla de tu vida, y tú querías más.. querías sentirle llenarte.. querías su lefa (te sorprendiste a ti misma al incluir esas palabras en tus pensamientos. Jamás las habías dicho) llenándote la boca, el coño y, si él te lo pedía , el culo. Sí, también le darías tu culito virgen si lo quería, supiste que le darías todo lo que quisiera… lo supiste en el momento de sentir como te venías.. como tu orgasmo iba a ser inminente e intenso.. muy intenso.

Me corroooo, siii, me corrooo -gritaste, sí, lo gritaste,-

Agradecí que te vinieras, porque realmente no podía más.. tu forma de hablarme, de moverte, me había vuelto loco y no podía más, así que me corrí.. gritándote también:

Siiiiiiiiii, córrete zorra.. toma., toma mi leche ahhhhhhh

Hice ademán de salirme de ti, pero con voz casi enfurecida me dijiste

¡NO! en mi coño, córrete en mi coño, llénalo de lefa.. dámela ahí, la quiero en mi coño

Y, naturalmente, no me negué.. me dejé ir entre espasmos de placer, sintiendo tu humedad aumentar.. y más cuando mi leche empezó a brotar a borbotones dentro de tu raja.

Poco después, más tranquilos y saciados momentáneamente. Abrazados nos miramos y nos besamos.

Ha sido el mejor polvo de mi vida, jamás me habían dado tanto placer -me dijiste-

Me alegro, porque, lo mismo digo. Eres increíble. Pero no juzgues aún.. cariño, no hemos terminado- sonreí.

Pues, me alegra mucho saber que aún hay más –reíste abiertamente-

Claro, sólo necesito un pequeño descanso y ya verás como se pone en forma otra vez –bromeé-

Y si necesitas mi ayuda –dijiste deslizando tu mano y acariciando mis huevos y mi polla- te la daré encantada.

Espero vuestros comentarios y opiniones en car_fer_madrid@yahoo.es