Complicidad entre primos 9
La noche depara una sorpresa para Alicia y un reencuentro para Manuel. Y confidencias. El domingo es más tranquilo y pensando ya en el siguiente fin de semana.
Era una noche típica de comienzo de verano cuando salieron a la calle. Alicia iba con un traje de tirantes ajustado a rayas horizontales azul marino y blancas. Con una cazadora ligera blanca.
- Estás muy guapa.
- Por qué una lo es jiji.
- Y tanto. Vamos a ir en plan tranquilo, tomar el aire un poco.
- Sí.
Entraron a un bar y se sentaron en una mesa. Al fondo de la barra una chica les saludó y Manuel le hizo un gesto para que se acercara. Alicia puso un poco cara de sorprendida pero disimuló y se quedó a la expectativa. La chica nueva llegó y saludó con dos besos a Manuel.
- Manu, cuánto tiempo sin verte.
- Lo mismo digo Esther, ¿qué es de tu vida?
- Estudiando fuera, ya he acabado la carrera, me falta el proyecto.
- Muy bien. Mira esta es mi amiga Alicia, Esther otra amiga.
- Encantada. – Dijo Alicia y se incorporó para darle dos besos.
- Lo mismo guapa.
- Quédate un rato aquí sentada. – Dijo Manuel.
- Me gustaría, pero estoy de juerga con las amigas y no puedo dejarlas solas, que se despendolan demasiado. Jajaja.
- Pues nada, otro día, pasadlo bien.
- Lo mismo, Alicia encantada, espero verte más veces.
- Eso espero.
- ¿Y esta quién es? – Inquirió Alicia.
- Esther, una amiga.
- Y también te la has follado me da a mí.
- ¿Estás celosa?
- No, solo pregunto, cómo ya conozco a Carla.
- Alguna vez hemos follado, estudia fuera…
- Y cuando viene tacatá. – Completó socarrona Alicia.
- Hacía meses que no la veía, pero sí.
- Eres un follador.
- Mientras se pueda… mira quién habla.
- Jijiji, es verdad.
- A lo mejor te gusta y todo.
- Tiene su punto.
- Eso pienso yo también.
Sin ser especialmente guapa, Esther resultaba atractiva. De estatura media y delgada, piel clara y media melena rubia lacia. Ojos azules, nariz un poco grande y labios finos con amplia sonrisa. Tetas no muy grandes pero bien marcadas.
- Adiós pareja, si nos vemos más tarde os invito.
- Adiós Esther. – Contestaron a la vez.
- Es buena chica y buena amiga.
- ¿Cuándo te la follaste?
- Qué directa eres. La primera vez hará cuatro años o así. Nos encontramos borrachos en un bar, nos invitamos los dos a alguna ronda y me ofrecí a acompañarla a casa pero acabó en la mía. La acosté en mi cama y me fui al sofá. A los cinco minutos vino y me sacó la polla por el calzoncillo para chuparla. Le dije que no quería aprovecharme de una amiga bebida.
- Qué caballeroso.
- Eso siempre. Pero me respondió que no me preocupara, que estaba borracha pero que sabía lo que hacía y que deseaba follar conmigo desde hacía un tiempo. Que lo tenía pensado.
- Hay que ver con Esther.
- Así que la cogí en brazos y le dije que para follar mejor hacerlo en mi cama.
- ¿Y la dejaste vestida al principio?
- Sí, era invierno, le puse el edredón por encima, cuando vino al sofá ya iba en ropa interior.
- Qué tía.
- Pues sí, soléis hacer lo que queréis con nosotros. He notado que tu sumisión de hoy era por que querías. Como un juego. Por qué sabes que nos pone más brutos. Y te aprovechas de tu carita de buena. – Haciéndole una carantoña.
- Chico listo. Vosotros me folláis los agujeros pero yo controlo el juego. Y a Esther, ¿le has dado por el culo? Que hay que ver lo que te gusta.
- Sí, alguna vez. Pero tú tienes mejor culo. Y como estás en plan de preguntarlo todo te digo otra cosa, pero luego te preguntaré yo a ti.
- Sigue, sigue. – Dijo sonriendo.
- Un par de veces hemos quedado Carla, Esther y yo.
- Qué cabrón eres. Qué tías te follas.
- Pero ya sabes que tú me pones más. Y te digo que la más fogosa era Esther.
- Vaya, vaya. ¿Y nunca te habías follado a una chica con otro tío a la vez?
- No, sólo hoy.
- ¿Y qué me querías preguntar?
- Te lo preguntaré en casa, que ahora vamos a otro lado. Es una pena que no trabaje Toni para que nos invitara a algo.
La noche siguió y en una bar volvieron a encontrase con Esther. Ya se le notaba cierto efecto del alcohol.
- Hey parejita, nos volvemos a ver.
- Hola Esther, qué alegre te veo. – Respondió Manuel.
- Pues deberías ver la mierda que llevan mis amigas. Míralas bailando.
Estaban en el centro de la sala, incitando a otras personas con su baile. Y aprovechando más de uno para meterlas mano.
- Seguro que más de una se lo acaba follando. – Comentó Esther.
- Ahora sí que te invito a algo, que veo que te has bebido casi el cubata.
- ¿Te acuerdas de lo que bebo?
- Claro que sí. Ahora vuelvo.
- Qué buen gusto tiene Manu, eres muy guapa Alicia.
- Gracias.
- Él y yo hubo un tiempo que fimos amigos con derecho a roce, ¿me entiendes?
- Sí, claro.
- Jeje, pero ahora está contigo.
- Toma Esther.
- Gracias. Le estaba diciendo que tú y yo nos conocemos bien.
- Algo le he dicho. Es de confianza. Tenemos una relación abierta. – Alicia asintió.
- Mejor. Me gusta que encuentres amigas como yo.
- Tenme el botellín Alicia que voy al baño.
- Encantada otra vez Alicia, voy a ver que hacen mis amigas.
- Lo mismo.
Alicia observó que tras una ojeada a sus amigas, rápidamente Esther enfiló al baño. Suspiró y se imaginó a que iba. Se acordó en ese momento de Leo y que le llamaría para el fin de semana siguiente. Y luego de Luís. Aquel chaval se merecía más cariño por su parte y sonrió. Uno de los moscones del grupo de amigas de Esther se le acercó con un cubata en la mano. Un tipo de físico anodino con evidentes signos de embriaguez.
- Hola guapa, no te conozco, ¿vienes mucho por aquí?
- Cuando puedo, vivo fuera.
- Ahm, no hay aquí muchas chicas tan guapas como tú, ¿quieres un trago? – Ofreciéndole el vaso. – Te invito a uno si quieres.
- No gracias.
- ¿No te gusta?
- Sí, pero de vez en cuando.
- Estás muy sola. – Pasándole la mano por la cintura y bajándola al culo.
- Ahora vendrá mi novio. – A la vez que se apartaba.
- Tu novio parece que tarda un poco, ¿quieres aprovechar el tiempo?
- No, me estás cansando tío. Quizá tengas más suerte con quienes estabas antes.
- Joder con las tías, te calientan para nada. – Girándose contrariado.
Yo no te he calentado imbécil pensó Alicia. Como que iba a follar contigo.
Mientras Manuel acabó de mear y al abrir la puerta vio sorprendido a Esther que le esperaba junto al lavabo.
- Chissst, vuelve adentro, quiero recordar viejos tiempos.
- ¿Qué haces aquí?
- Me acabas de decir que tienes una relación abierta. Seguro que ella se ha follado a otros.
- Sí, pero… ha venido ex profeso este fin de semana vive fuera.
- Seguro que te has follado entremedias al bomboncito de Carla, me juego lo que quieras. Yo también me la follaría si estuviera aquí ahora. Venga, que te encantaba cómo te chupaba ese platanito.
Le abrió la bragueta y le sacó una polla morcillona, que empezó a acariciar y besar, y a darle lametones hasta introducírsela por entero.
- Bájate el pantalón que estarás más cómodo. Umm, qué rica tu polla, la echaba en falta. – Y aprovechó para quitarse la camiseta. – No digas que no te gusta.
- Sí que me gusta, eres una experta chupando pollas. Déjame ver tus tetas.
- Míralas, duras cómo te gustan.
Manuel las acarició y succionó. Le gustaba lamer el pezón tieso y que por su tamaño casi le cabía entera una teta en la boca. Distintas a las exuberantes de su prima, pero también atractivas. Esther se bajó el pantalón corto que llevaba y las bragas. Se recostó en la pared y miró con mirada lasciva a Manuel.
- Clávamela y fóllame, quiero volver a sentir tu pollón.
- Toma.
- Aaaah.
De un empujón le había clavado la polla y empezó a follársela con fuerza. Mientras la besaba en la boca.
- Eres una ninfómana. No te importa que hoy ya me haya follado a Alicia y esté esperándome fuera.
- Me pone más cachonda uf uf.
Los movimientos del polvo hacía que a cada empujón se le elevaran un poco los pies.
- Córrete en mi boca.
- Qué guarra eres.
- Y tu un cabrón.
Se sacó la polla y le apuntó a la boca, Esther estaba de rodillas esperando la corrida con la boca abierta.
- Trágatela todaaaaah.
Le apuntó a la boca y le acabó por meter parte de la polla dentro mientras se seguía corriendo. Esther se la tragó y siguió chupando suavemente la polla con una sonrisa de satisfacción.
- Ahora sí te puedes ir.
- Buen polvo Esther, cuídate.
Cuando salió afuera vio a Alicia con cara de circunstancias, entre la espera y el pelmazo.
- Ya es hora, vaya meada larga.
- Vamos afuera y te lo explico. – Y apuró la bebida. – Ya se ha calentado.
- No me extraña.
- Gracias por prestármelo un ratito guapa. – Le susurró Esther al pasar junto a Alicia.
- No hay de qué. – Respondió con sorna.
- ¿Qué te ha dicho? – Preguntó Manuel ya en la calle.
- Que gracias por dejar que te la folles en el baño. Además he tenido que despachar a uno de los borrachos que estaban con las amigas de Esther.
- Siento lo del pelma. Ya te he dicho que Esther… poco menos que me obligó, oyó lo de la relación abierta…
- Ella sí que es abierta. Vale que es abierta pero conmigo aquí es un poco fuerte.
- Es como si tú te follas al tal Leo esta semana, sólo varía el tiempo y que no estaría ahí. Venga no te enfades. Si es como Carla, si la conoces seguro que sois buenas amigas.
- Es posible. Pero es que ha sido un poco descarado cogerte así.
- Hoy estamos empatados, tú te has follado a dos y yo ahora también. – Dijo sonriendo.
- Qué jeta le echas. – Respondió más relajada.
- Cómo me gusta cuando sacas el genio. ¿Vamos a casa?
- Sí. Pero no pensarás follarme. Te ha debido de dejar ya seco del todo.
- Aún sin follármela pensaba que te has ganado un merecido descanso. Y mi polla también, al final se va a quedar irritada.
Llegaron a casa y rápidamente se metieron en la cama.
- Puedes ponerte el pijama si quieres, cariño.
- Ya estoy acostumbrada a estar desnuda. Dormiré más fresca.
- Hace buena noche.
- ¿Qué querías preguntarme?
- ¿Cuál de las dos pollas te ha gustado más?
- Jijiji, que tontorrón eres.
- Simple curiosidad.
- Ya ya. A los tíos os gusta quedar por encima, que os digan vuestros méritos.
- Te voy a decir de las cuatro pollas que me han follado. La de mi ex era pequeña, sobre todo comparada con la tuya, jiji y era mucho menos experto, debía yo de dirigir las operaciones muchas veces. Y hasta tuvo algún gatillazo, no te digo más…
- Jajaja, contigo ya es difícil.
- Una vez se la chupé a ver si se levantaba y ni por esas, se puso todo colorado.
- Jajaja.
- La de Leo es parecida a la tuya pero más pequeña. Lo hace bien. Con menos pasión pero bien y además la primera vez ya me quería dar por el culo y de eso nada. No hay que complacer en todo de inicio.
- Oye que no me molestaré cuando decidas darle ese agujerito a otro aparte de mi.
- Todavía no ha llegado ese momento. Ahí me siento más vulnerable, ¿sabes? Y esa confianza la tengo solo contigo. Otro se puede creer que solo soy su juguete sexual.
- Muy bien.
- Y por último la de Toni. Pone de pasión como tú y eso que hoy al principio estaba algo cortado. Su polla llena más pero menos espacio, de inicio te parece más. Si me diera por el culo le costaría al principio y me podría hacer hasta daño.
- Gracias Ali, eres genial.
Se despertaron ya de mañana avanzada.
- Buenos días Ali. – Besándole los labios. – Estás hecha una dormilona.
- Buenos días.
- Voy a preparar el desayuno.
Toni también se despertó tarde. Se recreó recordando los buenos momentos del día anterior. Sonrió. Sintió la polla morcillona y se levantó a mear. Se acabó masturbando en el baño pensando en la experiencia del día anterior con Alicia. Pero que esta vez le llenaba con su semen la vagina.
Los dos primos estaban en la ya habitual ducha conjunta. Esta vez Alicia se vistió para dar un tranquilo paseo de domingo. Se sentaron en un banco.
- Me da que va a ser Leo con quién comparta trío la semana que viene.
- Crees bien.
- Aunque me interesa sobre todo la tía Marta.
- Mi mamá también quiere verte. Me dijo que no te ha visto la polla desde que eras pequeño jiji.
- Jeje dile que algo ha crecido.
- Eso hice.
- Aún te quejas pero tú ves a diario a Marta y la puedes tocar y que ella te acaricie con esas manos tan finas…
- Y tú tienes a Carla y ahora a la abierta de Esther.
- No las puedo ver a diario.
- Yo a un chico tampoco.
Después de comer se sentaron en el sofá.
- Hoy no hemos follado ni casi hemos hecho nada, primita, ¿te vas a ir así?
- Ya me perforasteis ayer bien. – Haciéndose la remolona.
- Te los he visto en la ducha y están perfectamente, puedes con todo.
- Tienes razón, no te veré hasta la semana que viene.
- Hoy no quiero follarte sin más, quiero hacer el amor de manera tranquila y con mucho cariño.
- Me parece estupendo.
Alicia se encaminó al dormitorio desnudándose por el camino. Hasta quedar en ropa interior, de color malva.
- Qué sexy estás. – Mientras su prima le sonreía expectante.
- Quítamelo.
Con calma le desabrochó el sujetador y lo dejó caer al suelo.
- Nunca me cansaré de tocarlas. – Acariciándole las tetas.
Se agachó y aspiró el aroma que emanaba de la vagina de su prima. Palpó por encima de la prenda y despacio la bajó.
- Me toca a mí.
Le empezó a lamer con suavidad el interior de la vagina, con especial énfasis en el clítoris. Su prima empezó a suspirar.
- Mejor en la cama cariño.
Alicia se recostó y abrió los muslos para facilitar la labor. Se mordió el labio y dejó escapar un gemido mientras los fluidos iba a parar a la boca de Manuel.
- Trae. – Le dijo.
Se recostó en la cama y se introdujo el pene en la boca con suavidad y empezó a succionar como si se comiera un helado. Besó el glande y dijo.
- Ya está lista.
La penetración fue lenta y profunda. Disfrutando de cada centímetro. Mientras se empezó a mover con suavidad. Pasando luego a hacer círculos.
- Déjame ahora.
Alicia se puso arriba y rítmicamente continuó la penetración, envolviendo el pene en su vagina. Acabaron los dos abrazados mientras descargaba su semen en el interior.
- Umm lléname.
- Qué placer Alicia.
Se quedaron así un rato en la cama.
- Voy a ducharme que me tendré que ir pronto a la estación.
- Te acompañaré Alicia.
En el andén se sonrieron, sabiendo que esta vez sería más corta la espera, sólo una semana.
- Nos vemos el viernes que viene.
- ¿Podrás venir?
- Aunque llegue de noche. Aprovecharemos mejor el tiempo.
Se dieron un breve beso en los labios y Alicia subió al tren. En el trayecto empezó a imaginar cómo sería el fin de semana y no pudo evitar sentir algo de impaciencia y excitación. También que su madre le pediría detalles en cuanto le fuera posible sobre lo que había hacho esos dos días.