Complicidad entre primos 59

Alicia vuelve a reñir a Luis y queda con una vieja amiga. Alfonso recibe su regalo por el día de reyes. Alicia consigue por fin su propósito con Laura.

Luis le pidió a Alicia que se tumbaran en la cama, estaban ya desnudos.

  • Ya me lo contarás luego.

  • No, espera.

Pensaba que era algo que les excitaría más y empezó a contarle con detalle el reciente sueño con Marta. Alicia escuchó con atención sin interrumpirle.

  • Pero serás cerdo y depravado, cada día estas peor.

  • Después de las fotos que me enseñaste. - Trató de justificarse provocando la risa de Alicia.

  • Violas a mi madre y dices que no. Luego me follas pensando que es ella.

  • A ti también te pone.

Alicia no dijo nada y Luis empezó a besarla y acariciarla. Poco después la estaba follando con ganas.

Manuel se rió a gusto cuando se lo contó esa noche, mientras Marta ponía una sonrisa conciliadora.

  • Vaya con tu novio, ten cuidado Marta.

  • Eso te pasa por enseñarle esas fotos. - Intervino Carla.

  • Tú justifícale. - Respondió Alicia.

  • Lo que le pasa es que tu madre también le pone igual o más. - Concluyó Manuel.

  • Mira quien fue a hablar. - Dijo Alicia.

El miércoles de año nuevo, era víspera de reyes. Alicia le sonrió picarona a Alfonso.

  • Hoy vas a tener tu regalo de reyes, sé que lo llevas esperando.

Alfonso esbozó una gran sonrisa y posó una mano en su paquete y otra en el muslo de Alicia. Llegaron al sitio acostumbrado y Alicia le volvió a sonreír provocativa.

  • Bueno, ya sabes por donde me vas a follar hoy, pero hay una condición.

  • ¿Cuál? - Preguntó algo sorprendido.

  • Desnúdate y te digo.

Alicia hizo lo mismo y se bajó del coche, mientras follaba no le importaba el frío. Se colocó receptiva recostada en el asiento, con el culo esplendoroso y provocador. Alfonso vino con la polla por todo lo alto.

  • Gírate, quiero que me la chupes antes de metértela.

Alicia obedeció complaciente y empezó a hacerle una mamada. Alfonso disfrutaba y hasta se olvidó de la condición.

  • Ya, ponte en posición que llevo mucho tiempo queriendo follar tu culo.

Alicia elevó el culo y lo sacudió, haciendo que Alfonso se excitara todavía más.

  • Como te lo voy a dejar…

  • Shhh, un momento, que había una condición, ¿no te acuerdas ya? Jiji

  • Joder, ¿qué es lo que quieres? Mira como la tengo… - Dijo impaciente.

  • Paciencia, yo no dejo que el primero que pase me de por el culo, tiene que ganárselo.

  • De acuerdo, ¿qué tengo que hacer? - Preguntó un poco más calmado.

  • Comerme el culo, un beso negro.

  • ¿Cómo? Nunca lo he hecho.

  • Para todo hay una primera vez, y me lo tienes que hacer bien, ¿eh? Vosotros bien que nos exigís cosas, como darnos por el culo, eso te gusta, ¿a que sí?

  • Pues claro.

  • Pues venga.

Alfonso empezó a acariciar las nalgas, besarlas y lamerlas. Lo que agradó a Alicia pero no lo suficiente.

  • Sigue, en el ano o nada.

  • Joder.

  • Meterme la polla por el culo no te da asco, jiji.

  • No es lo mismo, joder.

  • Ya, ya. - Dijo burlona riéndose.

Alfonso empezó a lamerle las inmediaciones del ano y finalmente introdujo su lengua en él.

  • Um, que gusto, muy bien, no te quejes que está bien limpio, jiji.

  • ¿Ya?

  • Sigue más. - Ordenó. - Yo te limpiaré la polla como siempre, no me importa.

Aquello excitó y animó a Alfonso. Su mujer no se dejaba llevar la polla a la boca después de las pocas veces que le dejaba encularla.

  • ¿Puedo?

  • Ahora sí.

Alfonso tomó su polla y apuntó a la diana sonrosada. Se la introdujo despacio, queriendo disfrutar la penetración, como una conquista. Hasta que sus huevos chocaron con sus nalgas.

  • Te la he metido hasta el fondo. Y ahora a follártelo.

  • ¿Cuántas alumnas se dejaron?

  • Ninguna, tú eres especial. Umm, que gusto.

  • A mí también me gusta, por eso te dejo, ah, ah, ah.

  • Así que te gusta, ¿eh? Pues toma, toma, te lo voy a dejar bien abierto.

  • Sí, sí, aaaah.

  • Te entra bien una polla grande como la mía, ¿tu novio como la tiene? ¿te da mucho por el culo?

  • Más o menos como tú y sí, me da mucho por el culo.

  • Qué suerte.

  • Desde luego.

Alfonso la azotaba y lo alternaba con agarrar fuerte sus tetas y besarla.

  • Joder, es la mejor enculada que he tenido, aaah.

  • Perdona, pero se ve qué tenías ganas, no te deja mucho tu mujeeer.

  • No, solo de vez en cuando, dice que le hago daño.

  • Acostúmbraaaalaaaa, mira yo, aaaah.

  • Muchas pollas se han metido, ¿eh?

  • Algunas.

Alicia se abstuvo de la doble penetración anal y de haberse metido un pepino. Alfonso no aguantó más e inundó el culo de Alicia con su corrida.

  • Aaaaaah, te lleno el culo de semen, que culazo tienes. Aaaah.

  • Sí, me gusta recibir semen por el culo, lléname.

  • Te gusta el semen en cualquier agujero.

  • Sí, jiji. Te ha gustado, ¿eh?

  • Me ha encantado.

  • Lo que yo te doy no te lo da nadie.

  • La verdad que sí.

  • Ahora te ha merecido la pena chuparme el culo.

  • Sí.

  • Trae tu polla.

  • Um, vas a necesitar más clases.

Alicia se rió con la polla ya metida en la boca y no dijo nada. Llegó a su casa y Luis le estaba esperando en el portal.

  • Hola, cariño, ¿llevas mucho rato esperando?

  • No.

  • Puedes esperarme igual en la autoescuela.

  • Ya, pero creo que es mejor que Alfonso no me vea.

  • A él no le importa, es un cabrón.

  • Pero creo que es más cómodo para todos. A mí tampoco me importa. Tú se lo has explicado todo.

  • Qué bueno eres.

Alicia se despelotó rápidamente y sonriendo le enseñó el culo.

  • Ya veo por donde te ha follado hoy.

  • ¿No te importa meterla ahí?

  • Si no me ha importado en tu coño…

Alicia se dispuso recostada sobre la cama con el culo en pompa. Luis se acercó y le agarró por las tetas manoseándolas, sintiendo su volumen y tamaño. Le acercó la polla a la boca y Alicia se la aprisionó bien entre los labios y notó como se endurecía más. La sacó y apuntó al ojete, dilatado, sonrosado y aún con restos de semen. Aquello le excitó más por la suciedad y morbosidad. Sin más espera le hundió la polla hasta el fondo haciéndola exhalar un suspiro de placer con un gesto lascivo. La polla se movía bien y le iba agrandando el agujero.

  • Menudo agujero te vamos a dejar entre los dos.

  • Bah, jiji.

  • Mira.

Le sacó una foto y se la enseñó, lo que le hizo reír, con un gesto casi de reprimenda le indicó.

  • Tú a lo tuyo.

Volvió a sodomizarla con más ímpetu. Paró y cambió al coño, metiéndosela hasta el fondo nuevamente.

  • Déjame follarte un poco el coño, cariño, ahora vuelvo al culo.

  • Sí.

  • Lo veo ahí mismo y no he podido resistirme. Ya vuelvo, quieres que me corra ahí, ¿verdad?

Alicia se giró sonriente afirmando con la cabeza. Luis le taladró el culo haciéndole temblar las nalgas y empezó a eyacular una gran cantidad, haciendo que se le saliera y empezara a escurrírsele por los muslos.

  • No te cabe más semen.

  • Os habéis corrido bien a gusto los dos.

  • Sí.

  • A ti te ha puesto cachondo verme el culo así, eres un salido.

  • Y lo dices tú, que te pone que te follen dos hombres el mismo día.

  • Jiji.

  • Mira tu culo.

Luis le enseñó la foto que acababa de sacar, con el ano abierto y borbotoneando semen.

Cuando Alicia salió a estar con su madre, le preguntó.

  • ¿Qué tal el culo, hija?

  • Bien, ya sabes que puedo con eso y con más. - Marta sonrió – Y tú también.

  • Bueno, no tanto como tú. - Dijo con una sonrisa.

A Luis le gustaba el trato con Alicia y no le importaba que se follara a su profesor de la autoescuela. Pero hacían un tiempo que no tenía otra chica aparte de ella. Le pareció morboso follar con Alicia teniendo los dos a otro amante. Miró los contactos y llamó a la dulce Andrea.

  • Hola, Andrea, ¿cómo te va?

  • Hola, Luis, qué alegría. - Respondió con su fina voz.

  • Estabas ya estudiando en la uni este año.

  • Sí, estoy muy bien. A ti te queda poco ¿no?

  • Sí, acabo este año.

  • Qué bien.

  • Oye, ¿te importaría quedar un día a tomar algo?

  • Me encantaría, um, espera que ando muy liada, jeje, eh, ¿el sábado a las 5?

  • Genial, nos vemos.

Luis se puso contento y recordó los gozosos momentos con Andrea. También pensó en qué sitio la follaría. Alicia también se alegró e hizo sus propios planes. Hizo también una llamada, a Laura. Le respondió alegre, pues ella también había estado pensando en llamarla.

  • Sí, este sábado me va bien, me alegrará mucho estar contigo.

  • ¿Tu hombrecito?

  • No te preocupes, ha quedado con un amigo y se irán a su casa a jugar.

  • Nosotras también jugaremos, jiji.

Alicia sonrió pensando ya en dar cuenta del hermoso culo de Laura. Fue en cuanto se marchó de casa de Luis a contárselo a Marta, andando deprisa por la calle.

  • Me alegro por ti hija, pero ¿a cuántas personas te estás follando a la vez?

  • Jiji, venga que tú has quedado ya varias veces con ella.

  • A Luis, Alfonso, Laura y yo, sin contar a Manuel y Carla, ah, y los de este verano.

Alicia sonrió jactanciosa y seductora y se acercó a besar a su madre en los labios.

Luis llegó a la cafetería donde había quedado con Andrea. No la vio y se sentó a esperarla. Poco después la vio llegar con esa belleza inocente que le encandilaba. Estaba muy guapa y sonriente. Se dieron dos besos en la mejilla y se sentaron.

  • ¿Llevas mucho tiempo esperando?

  • Nada, cuatro minutos de reloj. Estás muy guapa.

  • Gracias. Te veo bien.

  • ¿Qué tal por la universidad? Es tu primer año…

  • Oh, muy bien.

Andrea le estuvo contando su experiencia en la universidad mientras Luis le escuchaba con atención y respondía a las preguntas que le hacía buscando consejo.

  • Creo que tú ya estás en el último año.

  • Sí, me queda poco.

  • ¿Y qué piensas hacer luego?

  • Quizá haga un máster o empiece a estudiar oposiciones. No lo sé seguro.

  • Buf, a mi aún me queda muy lejos. - Dijo riéndose.

Luis se le quedó mirando, qué guapa estaba, Andrea, casi vergonzosa, dejó de sonreír.

  • Estás muy guapa cuando sonríes.

  • Gracias. - Se quedó pensativa, un poco apurada – Bueno, me alegro mucho de que seas mi amigo y de estar contigo.

  • Pienso igual.

  • Ya – Volvió a sonreír algo más relajada – Imagino que luego querrás quedar… para algo más. Te agradezco mucho todo lo que me has enseñado y lo que me has hecho disfrutar.

  • Ha sido un placer, de verdad.

  • Verás, yo, llevo saliendo con un chico mes y medio, y… , bueno, no me parece que esté bien engañarle. Espero que lo entiendas y no te enfades.

  • Ah, me alegro por ti, porque claro… - Luis pensó en Alicia – te mereces estar con alguien que te valore, ¿qué tal? ¿todo bien?

  • Sí, por ahora sí – Sonrió relajada como si se hubiera quitado un peso de encima – Me recuerda a ti. Verás, todo lo que me enseñaste de, de sexo – dijo en voz baja acercándose – lo estoy aplicando ahora, uy, - dijo algo ruborizada - de hecho, yo sé más que él.

  • Me alegra, ahora eres tú la maestra.

  • Todavía no me ha hecho disfrutar como tú pero va mejorando. Tenía muchas ganas al principio y yo le paré. Hasta hace dos semanas no hemos empezado a, ya sabes.

  • Sí.

  • Y por ahora tú eres el único que ha penetrado mi culo. - Dijo volviéndose a acercar y hablar en voz baja. Luis pensó entonces que era un triste consuelo.

  • Pronto le dejarás si lo hace bien, sé que te gusta.

  • Uy. - Dijo riendo. - Bueno, siento haberte hecho venir si tenías otro expectativa, pero prefería decírtelo en persona.

  • Me parece muy bien. Sí, tenía expectativa.

  • Bueno, tienes a tu novia, es que, al menos por ahora, no le puedo plantear una relación abierta y tampoco se lo puedo ocultar. Yo estaría encantada de irme ahora contigo. - Dijo mientras volvía a ruborizarse un poco. - De hecho, he quedado pronto porque he quedado luego con él.

  • Te entiendo. Eres tan dulce, espero que te vaya muy bien. Estoy muy bien con Alicia. Es algo consolidado.

Se despidieron con un abrazo y Luis se fue caliente a casa pensando en todo lo que le había dicho. Llegó a casa y se masturbó pensando en los buenos momentos con Andrea. Pensó que ya era tarde para llamar a Eva y que parecería precipitado. Seguía teniendo ganas de follarse a una chica diferente a Alicia. Salió esa noche pero no tuvo recompensa.

Alicia llegó a la casa de Laura. Esta le había mandado un mensaje en cuanto se fue de casa su hombrecito. Le recibió con una elegante bata de satén, que agradó a Alicia. Una vez cerrada la puerta se abrió la bata, mostrando sonriente su escultural cuerpo, lo que agradó más a Alicia, que pasó a acariciarla y besarla. Alicia empezó a desnudarse nada más llegar al salón. Entonces fue Laura la que acarició su voluptuoso cuerpo.

  • Pensé que te gustaría que saliera así a recibirte. - Dijo acariciándole el pelo con dulzura.

  • Me ha encantado. - Alicia se abstuvo de que lo había hecho como su madre.

  • Qué cuerpo tan bonito tienes.

  • Tú sí que lo tienes. Mira que si nos ve así tu hombrecito. Jijiji.

  • Uy – dijo llevándose la mano a la boca – tranquila que se ha ido.

  • Gracias por avisar, he venido tan rápida como he podido.

Alicia siguió con la mirada cuando Laura se fue a la cocina a por un par de bebidas, sobre todo su culo. Se sentaron en el sofá acariciándose.

  • ¿Sabes? Temo este verano cuando vayamos a la playa y mi hijo me vea en bikini, hasta ahora no lo había pensado. Se hace ya mayor.

  • Claro, es normal, y tiene un bellezón en casa. ¿Te ha vuelto a mirar?

  • Procuro ser más cuidadosa, pero sí veo que algo me mira, pero no me espía, me aseguro de no dejar las puertas entreabiertas como antes. Oh, créeme que a ti también te miraría.

  • Estoy acostumbrada. Y a mi madre también, cualquier mujer guapa.

  • Sí.

Laura le estaba acariciando las tetas y Alicia llevó su mano a la entrepierna de Laura, donde encontró un coño humedecido.

  • Creo que ya estamos listas, jiji.

  • Vamos a mi cuarto.

Alicia no pudo evitar darle una palmada algo sonara al trasero de Laura, que emitió un uy algo sorprendida.

  • Perdona, no quería darte tan fuerte, ji.

  • No me ha dolido, cariño. - Devolviéndole una palmada no tan fuerte en su trasero.

Alicia se tumbó relajada y abrió las piernas esperando la lengua de Laura por su coño. Luego se entretuvo con sus tetas y finalmente se tumbó esperando que Alicia actuara. Cuando la vió más cachonda, Alicia la llevó donde quería, sabiendo que no se negaría después de que Marta ya la enculara.

  • Nos damos tanto placer – dijo besándola - ¿por qué no seguir experimentando?

  • ¿A qué te refieres?

Alicia blandió el consolador de Laura y se lo llevó a la vagina.

  • Por aquí ya nos hemos follado, pero por aquí no.

Alicia elevó riéndose las piernas y se lo acercó al ano. Laura puso un gesto un poco de sorpresa, pero no tanto como cuando se lo planteó Marta. Ahora era ella quien tenía que disimular su experiencia anterior.

  • Oh, me fío totalmente de ti, pero con mi ex lo hice muy pocas veces.

  • No tengas miedo, una mujer siempre es más dulce y delicada. No haré nada que te disguste o duela.

  • No, no es eso.

  • Enseguida se dilata y adapta y a mi me resulta muy placentero. Hazlo tú primero conmigo.

Alicia la colocó a cuatro patas y empezó a recorrerle con la lengua de la vagina al ano. Haciendo estremecer de placer a Laura.

  • ¿Lo ves que gusto? Yo hago que todos los chicos que me han dado por el culo me lo chupen antes. - Alicia se arrepintió un poco de que pensara que era una ninfómana.

  • Estupendo.

  • Sí.

  • No te preocupes, ya me has contado qué tipo de relación tienes con tu novio y me parece muy bien, así que habrás estado con algún chico más. Eres tú…

Alicia sintió que Laura le había leído el pensamiento.

  • ¿Lo harías tú?

  • Claro. Como no corresponderte.

Alicia sintió un enorme placer cuando sintió la lengua de Laura recorriendo su ano y coño.

  • Ay, qué gusto más grande me das. Métemelo ya, sin miedo, ya verás.

Laura cogió el aparato y observó el reluciente aspecto del ano sonrosado de Alicia antes de penetrarlo. Se sorprendió un poco de la facilidad con la que entraba.

  • Sí, te entra muy bien.

  • Pero luego les aprisiono bien la polla y eso les gusta mucho, jiji.

  • Uy, que agujero te he dejado.

  • Mételo esta vez hasta el fondo y dale fuerte.

Laura cumplió sus deseos y se sintió satisfecha de ver como disfrutaba Alicia. Esta se tumbó boca arriba y elevó las piernas sujetándoselas con las manos.

  • Así también es muy placentero, a mi Luis le encanta esta postura porque tiene bien a mano los dos agujeros.

  • Um, qué suerte tiene.

Laura se lo metió un poco en la vagina y pasó a metérselo en el culo mientras le masturbaba con su otra mano.

  • Buf, cuánto sabes y qué placer me estás dando, me corro, me corro muchoooo, aaah, aaaaah.

  • Me encanta.

  • Una mujer siempre sabe lo que le gusta a otraaaa. Ya te dijeeee. Aaaah.

Alicia quedó derrengada, recostada sonriente sobre la empapada cama. Se recompuso y señaló su coño, jugoso, Laura se acercó a saborearlo.

  • Aaaah, vas a hacer que me corra otra vez. No sé como compensarte luego.

  • Seguro que sabes.

Alicia se quedó sonriente unos momentos tumbada, hasta que se incorporó y se acordó de lo mucho que quería penetrar ese culo. La colocó a cuatro patas y admiró el culo, su finura y tersura, lo acarició suavemente y empezó de nuevo a besarlo y lamerlo.

  • Qué culo tan maravilloso tienes.

  • El tuyo me ha encantado.

Empezó a abrirle los cachetes y observando como se abría el ano, se rió contenta por lo que venía. Le introdujo un dedo y notó un ligero respingo en Laura.

  • ¿Qué tal?

  • Bien, sin problema-

  • Pues te meto dos.

Se los introdujo en toda su longitud y empezó a menearlos en círculos y a meter y sacar. Notó la flexibilidad y se divirtió. Laura sonreía satisfecha y se dejaba hacer. Llegó su momento tan deseado y con delicadeza le metió hasta la mitad del consolador, Laura gimió de placer, como si no supiera que Marta le había trabajado bien el culo ultimamente.

  • Te entra muy bien, tienes un culete fantástico, ¿cómo vas?

  • Muy bien, puedes seguir.

Alicia tuvo paciencia y se lo metió y sacó sin sobrepasar la mitad. Se lo sacó y miró divertida el agujero. Le sacó una foto y se la enseñó.

  • Mira tu culito, jiji.

  • Me lo estás dejando bueno.

-¿Puedo metértelo más?

  • Sí, sí.

  • Pues te lo voy a dejar como me lo has dejado a mí, jiji. Así te correspondo bien.

Alicia se lo metió de un tirón hasta el fondo, sin prisa pero sin pausa, disfrutando de ver como el hermoso culo de Laura engullía todo el aparato. Follándolo mientras notaba como Laura temblaba y disfrutaba cada vez más con cada embestida.

  • Buf, como te está gustando, ¿eh?

  • Aaaah, aaaah, sigue sigue, asiiií.

  • Ya te dije que disfrutarías.

Verdaderamente nunca la había visto exteriorizar tanto su placer, siempre comedida y elegante Laura. Finalmente también acabó derrengada y con una gran sonrisa.

  • Lo que me has hecho disfrutar.

  • Y tú a mí.

Laura se acercó a las tetas de Alicia y las empezó a besar y lamer con dulzura.

  • Uy, que duros me estás poniendo los pezones. Déjame comerme las tuyas.

Las dos mujeres acabaron de rodillas frotando suavemente sus tetas la una con la otra y besándose suavemente.

  • Qué placer me da sentir tus tetas.

Alicia casi le responde que como su madre. Buscó la manera de acomodarse y frotarse los coños.

  • Y así lo mismo. - Dijo Laura con la mirada algo perdida.

Las dos mujeres volvieron a ducharse juntas y jugaron con el agua y enjabonándose entre risas y besos.

  • Bueno, ya queda menos para que vuelva mi hombrecito.

  • Pues que no nos pille así, jiji.