Complicidad entre primos 58

La cena de Navidad es el reencuentro de Marta, Alicia, Manuel y Carla. Alicia no pasa desapercibida para su otro primo. Luis vuelve con ganas del pueblo y Alicia le ofrece un regalo de Navidad que le excitará totalmente.

Alicia y Marta llegaron a casa de su hermana. Poco después aparecieron Manuel y Carla. Se dieron un cariñoso abrazo y Carla y Marta notaron humedecida su vagina del roce, se estamparon dos besos en la mejilla muy sonrientes.

  • ¿No ha venido tu novio, cariño? - Preguntó la hermana mayor de Marta.

  • No, se ha ido con su familia al pueblo, les gusta juntarse ahí a todos. - Respondió Alicia.

Manuel no pudo evitar una sonrisa irónica, Marta le reprendió disimuladamente con la mirada.

  • Hola, Marta, mi tía preferida.

  • No seas malo. - Le susurró al oído.

Manuel le deslizó con disimulo la mano por la cintura e hizo por notar sus pechos. Con Alicia hizo algo parecido.

  • Mi prima preferida.

Marta y Alicia se miraron divertidas con disimulo.

  • Podéis dejar los abrigos en tu habitación. - Indicó la anfitriona.

  • Ya les acompaño, que no molesten los que hemos dejado. - Se ofreció Marta.

Alicia sonrió y dudó en acompañarles. Al llegar Carla y Marta se fundieron en un tierno beso mientras Manuel vigilaba la puerta.

  • Te he echado de menos. - Dijo Marta.

  • ¿Y yo qué?

Manuel hizo un gesto a Carla y besó a su tía con la misma pasión mientras le agarraba una teta. Marta se recompuso el vestido.

  • Bueno, vamos al salón que van a sospechar.

Poco después llegó la hermana mediana de Marta. Tenía dos hijos más jóvenes que Alicia, con los que no había tenido mucha relación. Alicia les saludó simpática y con educación y notó que el mayor le miraba con disimulo las tetas.

En la cena, estaban en la misma fila Marta, Carla, Manuel y Alicia. Marta se había ofrecido a ayudar a su hermana a sacar la cena. Cada vez que se levantaba, procuraba rozarse con Carla y mientras cenaban se cogían de la mano con disimulo o se acariciaban el muslo. Alguna vez la mano de Marta tocó la de Manuel que hacía lo mismo con el otro muslo. Así como miradas furtivas a sus respectivos escotes. Sobre todo de Marta cuando se levantaba y volvía a sentarse. Para los postres las manos de ambas buscaban su vagina y la acariciaban con disimulo.

Manuel también se entretenía metiéndole mano a Alicia y mirándole el escote. Llegaba a estar entretenido con Carla y Alicia a la vez y sin duda gozaba de la mejor posición en la mesa. A su vez recibía las manos de sus dos vecinas de mesa en su paquete. Se notó la polla erecta durante casi toda la cena.

Alicia tenía a su izquierda a sus otros primos, al mayor de ellos, que no hizo nada durante la cena. Tan sólo le miró las tetas de vez en cuando. En todo caso parecía contento de estar a su lado y en la cama se hizo una paja pensando en ella. Alicia pensó el ponerle la mano sobre la de él como juego, pero se contuvo.

Cuando sacaron el cava, Manuel tenía su mano derecha sobre el coño de Carla y la izquierda sobre el de Alicia, que a su vez tenía su mano derecha sobre la polla de Manuel. Mientras que Carla jugueteaba con la falda del vestido y la entrepierna de Marta. Marta era la única con las manos sobre la mesa. Las manos volvieron a la mesa para el brindis.

Cuando Alicia se despidió de su primo, procuró que las tetas le rozaran bien el pecho de él. Además de darle uno de los dos besos cerca de la comisura de los labios.

De camino a casa le dijo Marta.

  • Hija, vas a tener que satisfacerme, Carla me ha dejado el coño bien caliente.

  • Encantada, jiji. Yo también he jugado con Manu.

  • ¿Y con quien tenías al otro lado? Que te conozco…

  • Nada, nada, sólo lo que has visto. ¿Has visto como me miraba las tetas?

  • Sí.

  • A ti también te miraba algo, jiji.

  • No me he dado cuenta.

-Pues así era.

  • Es normal que te mire a ti que solo eres un poco más mayor.

  • Creo que esta noche se hará paja pensando en mi, jiji.

  • Um, es posible.

  • Seguro que Manu se ríe cuando se lo cuente.

  • Le traerá recuerdos.

Manuel estaba encima de Carla, a punto de penetrarla, con su polla rozando los labios vaginales.

  • Entre tú y mi primita me habéis calentado, buff, llevo empalmado hace horas.

  • Oye, que tu tía también me ha puesto el coño a punto.

  • Es una pena no pasar la noche con ellas. - Dijo a la vez que la penetraba hasta el fondo.

  • Ummm, sí.

  • Mi primo el mayor ya apunta maneras. Bien que le miraba las tetas a Alicia.

  • Jajaja, normal. Bien que se las ha refrotado al despedirse.

  • Se habrá ido el pobre caliente también a casa, jaja.

  • Jajaja. Una paja y a dormir.

  • A lo mejor también piensa en ti, jaja.

  • Seguro. - Dijo dándole una bofetada cariñosa. - No me he dado cuenta. - Dijo ya sonriendo.

  • Si no sería nada raro, un poco a Marta sí que ha mirado.

  • Eso sí que sería lo más normal.

  • Como te gusta.

  • Ya lo sabes.

  • Bueno, lo normal es que por edad sea mi querida primita. Sobre todo si le gustan las tetas.

Luis volvió como la vez anterior del pueblo, con muchas ganas de ver y follarse a Alicia.

  • ¿Cómo te ha ido? - Preguntó Alicia mientras se desvestía.

  • Con la familia bien, pero aburrido, tenía ganas de verte.

  • Ya veo, ya. - Dijo con gesto burlón mientras observaba la polla erecta que le apuntaba desde el borde de la cama. - ¿No tienes ninguna amiga en el pueblo con quien follar?

  • Es difícil. - Dijo ofreciéndole la polla.

  • Cuéntame. - Mientras le empezaba a succionar la polla.

  • Es un pueblo pequeño, voy poco y es difícil entablar una amistad.

  • Para follar no hace falta mucho.

  • Hay una chica de mi edad que está buena pero tiene novio.

  • Vaya. ¿Y no le has tanteado?

  • No ha habido ocasión ni creo que la haya. Joder, como la chupas de bien. - Dijo cogiéndole de la cabeza.

  • ¿Y eso? - Dijo cuando se pudo zafar.

  • Es una estirada y no tenemos apenas relación con esa familia.

  • ¿Cómo es? Físicamente digo…

  • Alta, pelo castaño, ojos azules, un tipo fino pero con tetas…

  • ¿Y no hay más? ¿De las que van el fin de semana?

  • No.

Luis le dio la mano para que se incorporara y la dejó con delicadeza sobre la cama. Alicia sonrió lasciva y receptiva y abrió ligeramente las piernas, gesto que excitaba a Luis, que metió la cabeza entre las piernas para comerle el coño. Ahora era ella quien le sujetaba la cabeza.

  • Um, que bien me comes el coño.

  • Me encanta.

Luis le lamió las tetas mientras la mantenía expectante con su polla a la entrada de la vagina.

  • Métemela, métemela ya.

Luis se la metió de un empujón hasta el fondo y la empezó a follar con decisión. Alicia sonreía de placer y gemía. Sus tetas se movían voluptuosamente y Luis se las agarraba con una mano. Luis aprovechó la postura y eyaculó una gran cantidad de semen en la cara de Alicia, que sonreía con la boca cerrada mientras disfrutaba los chorros de semen caliente que Luis le dispensaba. Se relamió el semen.

  • Joder que corrida, ibas bien cargado, ¿eh? Jiji.

  • La verdad que sí.

  • Mira cómo me has puesto.

Alicia tenía semen en la mayor parte de la cara, que le escurría por el cuello y también tenía algo en el pelo. Luis le embadurnó las tetas con parte del semen e hizo reír a Alicia.

  • Tengo que ir al baño.

Cuando Luis se fue, le dijo riendo a Marta.

  • Me habría dejado lamer la cara por ti, pero aún con la confianza que hay, no puedo salir con la cara llena de semen.

El miércoles y a pesar de que le había perdonado, Alicia no le ofreció el culo como tenía pensado y se lo dejó para la semana siguiente. Alfonso le echó un buen polvo y no le propuso nada al respecto.

  • El último polvo del año.

  • Bueno, conmigo, a tu mujer le echarás alguno. - Le dijo con algo de malicia.

  • Claro.

Alicia se rió mientras se incorporaba del asiento trasero, se vestía y cuidaba de que no saliera el semen del coño. En su cuarto se folló a Luis, bien lubricada. Jugueteaba y le acercaba las tetas a la cara para que se las comiera.

  • No te preocupes que sólo me las ha sobado, no chupado, jiji.

Cuando Luis se corrió, notó una gran cantidad de semen en su interior y que le salía a la vez que su novio eyaculaba dentro de ella.

  • ¿Qué tal, hija, cansada?

  • Bah, aún me podría follar a otro.

  • Pues quiero que me folles luego.

  • Me voy a dar una ducha mientras haces la cena, para estar bien limpita.

Alicia se entretuvo con el chorro del agua y sintió placer mientras se limpiaba bien el coño de las dos corridas que había recibido.

Alicia estaba en el cuarto de Luis, donde tomaban alguna precaución más. Se quitó el jersey y se quedó en sujetador. Luis aprovechó para palparle las tetas.

  • Quítate el pantalón, que no pasa nada. - Le ordenó mientras ella hacía lo mismo. - Quiero ver bien tu reacción a mi regalo de navidad.

  • ¿Cuál es? - Preguntó expectante mientras obedecía.

Alicia le observó el paquete y lo palpó por encima del calzoncillo.

  • Jiji, um, no está dura del todo. Pero ahora se te va a poner. Son las últimas y mejores fotos de mi mamá desnuda, te las he guardado para ahora.

  • Qué bien. - Dijo aún más expectante.

  • ¿No te da más morbo ver en tu cuarto fotos de mi mamá desnuda?

  • La verdad es que sí, nunca me las habías enseñado aquí.

  • Mira lo que hice por ti. - Le dijo en tono meloso.

Le enseñó una foto con Marta recostada en el sofá fingiendo dormir, estaba muy bella cuando dormía, y con el kimono abierto. Se veían todos sus encantos y era una foto muy sexy y provocativa. Luis abrió mucho los ojos contemplando el desnudo frontal de Marta.

  • Joder, está buenísima.

  • Ya veo que te ha gustado, jiji. Ya está bien dura. - Dijo palpándole la polla por encima del calzoncillo.

  • Con lo sexy que está con el kimono y así abierto, buff.

Luis se bajó el calzoncillo y su polla salíó muy dura y orgullosa, apuntando al techo. Bamboleándose tras la tensión liberada al quitarse el calzoncillo.

  • Así mejor, jiji. - Observó Alicia.

  • Así me la pone tu madre. - Dijo mostrándole orgulloso su polla.

  • Qué bruto y depravado eres.

  • ¿Y tú sacándole las fotos? - Preguntó riéndose.

  • Ya te he dicho que vamos desnudas por casa y bien cachondo que te pone.

  • Pero otra cosa es enseñar las fotos desnuda de tu madre a tu novio.

  • Si quieres no te enseño las últimas, si te parece mal…

  • No, no.

  • Aaaaah. - Dijo burlona.

La siguiente era parecida pero con el kimono totalmente abierto. Luis la amplió buscando más detalle de sus pezones y sobre todo de su coño.

  • Espera.

Alicia le enseñó dos fotos en primer plano de su coño, una frontal y otra contrapicado. Un coño rosado, reluciente, prieto y sin vello. Luis estaba extasiado y sintió más dura todavía su polla.

  • Me va a reventar la polla.

  • Hala, esta sí que es la última.

La foto mostraba un desnudo frontal en contrapicado.

  • Joder, Ali, muchas gracias, no sé como agradecértelo, las ganas que tenía de ver desnuda a Marta. Eres tan guay que ni te molesta…

  • Agradécemelo con un buen polvo ahora mismo. Aunque sé que pensarás en mi mamá.

  • La verdad es que sí…

  • Ni te habías dado cuenta de que estaba ya con las tetas al aire… viendo el coño de mi madre, jiji. - Alicia se había quedado en tetas cuando le enseñó esas fotos.

  • También es verdad, es que he alucinado con el coño de Marta.

Alicia se contuvo el decirle, pues imagina comértelo, pero recordó lo placentero que era.

  • Ahora sí que me he fijado en que estás con el coño al aire. - Dijo sonriendo Luis.

  • Pues cómetelo, ¿te gusta más este o el de mi mamá?

  • El tuyo. - Dijo sin dudar y queriendo congraciarse.

Alicia estaba sentada al borde de la cama ofreciendo su coño a Luis y sintiendo placer al sentir su lengua recorriéndolo. Luis estaba como loco por metérsela después dever las fotos. A pesar de que se imaginaba que era el de Marta, como en sus sueños eróticos con ella.

  • Cabroncete, ya sé que te imaginas que el coño de mi madre el que te comes.

  • No puedo negarlo.

  • Cerdo.

Luis se incorporó y le ofreció su dura polla a Alicia, que empezó a chuparla con denuedo, provocando escalofríos de placer a Luis.

  • Joder como la voy a tener cuando te la meta.

Alicia se rió sin sacarse la polla de la boca. Luis a pesar del placer que sentía, no se aguantó más y colocó tumbada a Alicia, que se dejó hacer complaciente. Se la metió de un sólo empujón rápidamente y la empezó a follar frenéticamente. Se oía el mete saca de la polla en su coño encharcado.

  • Ahora no te importa que estemos en tu casa y tu madre esté ahí fuera. - Provocó Alicia conteniéndose los gritos de placer.

  • Calla con eso ahora, tú me has calentado.

Luis se excitaba aún más de ver las tetas voluptuosas moverse en todas las direcciones y ver el rostro lujurioso de placer de Alicia. Contuvo un gemido y eyaculó una enorme cantidad de semen en el coño de Alicia. Sudoroso y sonriente le aguantó la polla dentro hasta que notó que empezaba a decaer. Se colocó a horcajadas y Alicia le limpió la polla. El semen empezaba a salir de su coño.

  • Quita, que no quiero mancharte la cama, menuda corrida me has echado.

Los dos se recompusieron y vistieron y salieron a despedirse.

Alicia le contó todo con detalle a Marta mientras le ofrecía el coño.

  • Me has puesto otra vez bien cachonda, hija.

  • ¿Te follo antes de cenar?

  • Uno rapidito por las ganas y luego seguimos en mi cama.

A pesar del polvazo que había echado a Alicia, Luis no podía dejar de contemplar las fotos del coño de Marta. Su polla estaba dura de nuevo cuando se durmió.

Estaba en el cuarto de Alicia, ella, desnuda sobre la cama dispuesta a ser penetrada, él, en calzoncillos empalmado.

  • Voy un momento al baño.

A Alicia le extrañó pero le puso su sonrisa más tórrida y se agarró una teta.

  • No tardes.

Luis no fue al baño sino que se encaminó decidido al salón. Marta estaba sentada en el sofá y se sorprendió de verle ahí en calzoncillos y con un notorio bulto.

  • Hola, Luis, ¿qué haces aquí en calzoncillos? - Le saludó sonriente y amable.

Marta no dijo nada pero se dio cuenta del bulto que llevaba el novio de su hija. Se quedó expectante sin saber muy bien qué hacer. Luis se encaminó al sofá y se plantó delante de ella. Ahora Marta podía ver bien de cerca el bulto bajo los calzoncillos. Luis bajó la vista y se fijó en el canalillo de las tetas. Instintivamente, Marta, se recolocó el kimono. Luis le apartó la mano y se lo abrió, dejando ver sus dos esplendorosas tetas. Marta se quedó paralizada y confundida.

  • Sabía que no llevabas nada debajo, todos los días me calientas.

  • Yo... estás confundido. - Balbuceó sin ser capaz de cubrirse las tetas.

Luis las observó con una mirada lasciva y pasó a desatarle el nudo del kimono exponiéndola desnuda delante del novio de su hija. Seguía paralizada y sin capacidad de reacción. Atónita ante lo que sucedía.

  • Quiero verte el coño.

  • Pero… mi hija está en su cuarto, no podemos… no puedes seguir, Luis, piensa que te estás equivocando, soy la madre de tu novia. No sé qué has interpretado mal.

Marta puso gesto de preocupación y cerró las piernas. Con un brazo se tapó como pudo las tetas y con la otra mano el coño. Ni siquiera pensó en recolocarse el kimono sino que adoptó una postura de preotección.

  • A tu hija me la follaré luego, como cada día.

Luis se arrodilló y le abrió las piernas, extasiándose de ver tan cerca el coño de Marta. Reluciente y apetecible. Marta hizo un gesto de fruncir el ceño, casi implorando ante lo que se le venía.

  • Por favor, no sigas… Ya me has visto desnuda.

Luis le abrió con cuidado los labios vaginales y le introdujo un dedo. Lo que hizo respingar a Marta, que ya tenía cara de resignación. Le introdujo la lengua y sintió el placer de recorrer su coño jugoso, de arriba a abajo, buscándole el clítoris.

  • Qué ganas tenía.

  • Por favor, para, mi hija nos puede ver…

Luis siguió trabajándole el clítoris y Marta empezó a luchar con las señales que le mandaba su cuerpo y lo que decía su cabeza. Se contuvo los gemidos.

  • Estás bien mojada, me encanta comerme un coño como el tuyo. - Zahiriendo a Marta.

  • Para, por favor… - Volvió a pedirle débilmente.

Marta ya dudaba en dejarse llevar y disfrutar de las habilidades del novio de su hija. Luis salió de su entrepierna y le sonrió malicioso. Se bajó los calzoncillos y liberó orgullosos su polla erecta, que quedó amenazante a pocos centímetros del rostro de Marta, estupefacta, contemplando esa polla. Una polla que le agradaba y a la vez le infundía temor. Luis se la acercó a los labios y se la pasó por ellos. Marta seguía sin abrir la boca a pesar de todo. Con la segunda pasada sí que la abrió y Luis sintió un enorme placer en metérsela lentamente, toda, y follarle despacio la boca. Marta se sentía humillada, chupando la polla del novio de su hija en su propia casa, desnuda y sin capacidad de reacción. Con su hija que podía aparecer en cualquier momento y pillarla en esa situación tan vergonzosa y comprometida.

Luis le sacó la polla y se quedó con la boca entreabierta, aturdida y sin acabar de dar crédito a lo que estaba pasando. Solo esperando el siguiente movimiento de Luis. Le llevó las polla a las tetas y él mismo se las estrujó haciéndose una cubana.

Luis la acomodó sentada en la esquina del sofá y se dispuso a penetrarla vaginalmente. Tenía la polla a reventar. Marta puso cara de circunstancias, esperando que pasara el tiempo y se dejó hacer. Notó como la penetraba totalmente y sintió una mezcla de placer y vergüenza. Se sentía humillada. Luis la besó en los labios y abrió la boca maquinalmente.

  • Quería follarte, follar tu precioso coño y metértela hasta el fondo. Llenártelo de mi semen.

  • Por favor, no está bien, para ya.

Dado el estado de excitación, Luis empezó a correrse sintiendo un enorme placer de eyacular en el coño de la madre de su novia.

  • Aaaah, me corro.

Marta estaba conteniendo las lágrimas y se sentía sucia y usada. En ese momento, apareció Alicia desnuda.

  • Pero donde coño te has metido. - Puso gesto de exclamación al ver la escena. - ¡En el coño de mi madre! ¡Te la has follado, cerdo! Cabronazo. No tienes bastante conmigo…

Marta estaba totalmente humillada, desnuda delante de su hija, con el coño chorreando semen. Luis estaba ufano, con la polla morcillona, mirando altivo.

  • Lo siento mucho, hija, ha venido y me ha… me ha… forzado. No me ha hecho caso.

En ese momento se despertó, confuso. El sueño le había parecido tan real y a la vez sabía que era un sueño y por eso había buscado a Marta. Todavía era pronto para levantarse y seguía con la polla tiesa. Cogió un pañuelo de papel y se masturbó deleitándose con los detalles del sueño, eyaculando una copiosa cantidad.