Complicidad entre primos 55

Alicia conoce a su profesor de la autoescuela para las clases prácticas y le sigue enseñando a Luis fotos de Marta desnuda que volverán a alterarle. Marta queda con Laura.

Alicia fue a su primera clase práctica del carnet de conducir. Le presentaron a su profesor, que puso una sonrisa de satisfacción al verla y le extendió la mano.

  • Hola, Alicia. Me llamo Alfonso y seré tu profesor. ¿Estás preparada?

  • Hola. Sí, claro.

  • Pues vamos allá.

Alicia observó que la había mirado de arriba a bajo y que fijó la vista en su culo al girarse. Sonrió para sí. En el coche aprovechó para mirarle las tetas con algo de disimulo. Era un hombre de unos 40 años, ojos azules y pelo castaño, con media barba y aspecto algo desenfadado. Posó su mano en la de Alicia sobre el cambio de marchas para volverle a explicar el tema.

  • Así, con suavidad, ¿has entendido? - Preguntó sonriéndole y mirándole a los ojos.

  • Sí, gracias.

Alicia arrancó y Alfonso elevó su mano. Tras un breve callejeo, Alicia dejó el coche junto a la autoescuela.

  • Bueno, para ser el primer día ha estado bien. Debes de tener confianza en ti misma y estar atenta a la circulación, pero sin ponerte tensa.

  • Habrán sido los nervios de la primera vez.

  • No te preocupes que los irás dejando atrás. Te veo una chica decidida. Adiós, Alicia.

  • Adiós.

Se acercó a Luis que le estaba esperando en la acera, mientras notaba como Alfonso la seguía con la mirada. Le dio un beso a Luis y le sonrió.

  • ¿Qué tal el primer día?

  • Bien, un poco descarado el profesor.

  • Vaya.

  • Pero si es lo normal, jiji.

  • Sí, tienes razón.

  • ¿Te dio clase a ti?

  • A mi me dio un hombre más mayor. A este no recuerdo haberle visto.

Llegaron a casa donde Marta les recibió con su kimono y una gran sonrisa.

  • Hola, Luis. ¿Qué tal te ha ido, hija?

  • Bien mamá, ya te diré luego.

  • Bueno, os dejo con vuestras cosas.

Luis echó una última mirada a Marta antes de tomar el pasillo al dormitorio.

  • Ya veo que miradas le echas a mi mamá.

  • Ya sabes, Ali.

Luis la estaba follando en la postura del misionero, sus tetas se bamboleaban voluptuosamente a cada fuerte embestida que daba, como si la quisiera atravesar, hincando la polla hasta lo más profundo. Eyaculó y contempló el coño abierto y del que se escurría semen, visión que siempre le satisfacía y agradaba. Alicia se recogió el semen y se lo tragó con gesto de gusto. Le acercó la polla y se la limpió. Ya tumbados y mientras la acariciaba, le preguntó.

  • ¿No tendrás alguna foto más de Marta?

  • Mira que eres gorrino, me acabas de follar a placer, me trago tu semen, me sigues sobando y tú me preguntas por mi mamá. No sé que voy a hacer contigo.

  • Si no tienes más, no pasa nada.

  • Sí que tengo y pensaba enseñártelas, pero te anticipas.

Luis respiró hondo y dijo.

  • Me gustaría poder verle el coño.

  • Mira que eres depravado. ¿Qué crees que pensaría si lo supiera? - Dijo Alicia con descaro.

  • Ya, no sé.

Le mostró la foto que le hizo en la cama antes de levantarse. Luis la miró con atención y amplió la foto buscando verle mejor el coño. Marta estaba de medio lado destapada y se le veían las tetas y se le intuía el coño entre las sábanas.

  • No se le ve casi.

  • Poco a poco.

Sonrió con picardía y le enseñó una entrando a la ducha. La visión de su cuerpo de perfil era espléndida, con sus tetas firmes y su culo, y al girar la pierna se le descubría el coño. Luis la contempló extasiado mientras u polla se endurecía por momentos.

  • Joder que coño tan bonito, es como me dijiste, como el de una niña, sin nada de pelo.

  • Pues claro, no te iba a engañar.

  • Si no estuvieras aquí, saldría a follar a tu madre ahora mismo.

  • Jijiji.

Luis la volvió a montar redoblando la intensidad de sus embestidas.

  • Ya sabes que no, pero a ti sí puedo follarte.

  • Que cerdo eres.

Luis, sudoroso, volvió a eyacular en su coño y se derrumbó sobre el cuerpo de Alicia, resoplando. Al ver a Marta, hizo un esfuerzo por no ir a quitarle el kimono ahí mismo. Al llegar a casa no podía quitarse de la mente la visión de ese coño y en la cama volvió a ver la foto ampliando y buscando todos los detalles, tuvo que masturbarse antes de poder dormir.

Alicia, sonriente y lasciva, le ofreció el coño a su madre.

  • Está bien lleno de leche, se ha corrido dos veces.

Marta fue gustosa a comerle el coño mientras Alicia le contaba los detalles.

  • Jiji. Le digo qué crees que pensarías tú y ahora te veo comiéndome el coño con su semen, si lo supiera… jiji.

  • Es gracioso, sí. Y nuestro secreto.

  • Hoy le he enseñado tu coño, por eso me ha follado dos veces. He evitado que te violara jiji.

  • Ay hija, sí, he visto como me clavaba la mirada ahí al salir.

  • Ya te lo he dicho como se ha puesto.

Al día siguiente, Alicia sonreía después de haber cabalgado encima de la cama de Luis. Le daba un morbo especial follárselo en su cuarto.

  • Ayer te pusiste tan bruto, que no me dejaste enseñarte otra foto de mi mamá.

  • Ah, fue la impresión, las ganas que tenía, ya sabes lo mucho que me gusta.

  • Sí, ya lo volví a comprobar. - Poniendo un gesto de reprimenda.

Le enseñó la foto en la que cogía la toalla al salir de la ducha. Alicia, con una sonrisa burlona, le agarró la polla.

  • Se te está poniendo dura otra vez, jiji. ¿Vas a volver a follarme como ayer? Porque tenía otra para hoy.

  • A ver a ver. - Dijo expectante.

No sabía por qué, a Luis le excitaba especialmente ver en su propio dormitorio nuevas fotos de Marta desnuda.

  • Joder.

  • Calla que te va a oír tu madre.

  • Es que está buenísima. Es una foto espectacular, gracias Ali, ¿cómo pudiste sacarla sin que te viera?

  • No cerramos nunca las puertas de las habitaciones. - Dijo con algo de jactancia.

La foto mostraba un desnudo frontal espectacular de Marta saliendo mojada de la ducha. El agua hacía brillar su piel y realzaba su belleza. Alicia palpó la polla totalmente erecta, abrió las piernas y se dispuso sumisa.

  • Hala, ya sé lo que me espera.

  • Como me conoces.

Al volver a casa, comentó a Marta.

  • Voy a enseñarle fotos tuyas todos los días. En cuanto te ve, se le vuelve a poner dura automáticamente, jiji.

  • Muy bien. ¿Sabes? He quedado mañana con Laura.

Marta se había llevado su juguete sexual y Laura había pensado en el suyo para metérselo en el coño a Marta. Estaban sentadas en el sofá empezando a acariciarse.

  • Laura, ¿sabes? Había pensado, si tú querrías hoy probar algo distinto. - Mientras sacaba de su bolso el consolador.

  • Oh, yo había pensado lo mismo. Tengo muchas ganas de penetrar tu coñito.

  • Y yo el tuyo, cariño.

Marta pensó que era suficiente por ese día y las dos disfrutaron penetrando la una a la otra.

  • ¿Te hago daño, Marta?

  • En absoluto, me das mucho placer. - Dijo mientras le alcanzaba los labios.

  • Luego te toca a ti.

Las dos mujeres acabaron frotando sus coños mientras se besaban. Marta hizo por frotar también sus tetas con las de Laura.

  • Oh, Laura, que placer me das.

  • Eres increíble, Marta, hacía mucho que no gozaba tanto.

Marta se lo contó a Alicia, que frunció el ceño y se echó a reír.

  • Vamos, que te has rajado, voy a tener que ir yo a darle por el culo, jiji.

  • Cada cosa a su tiempo hija, he pensado que con lo de hoy era suficiente y no la he querido forzar a más.- Dijo con su sonrisa más dulce.

  • Te entiendo, mamá, es broma.

  • La conozco, creo que tiene algo de cargo de follarse a mi y a ti que eres mi hija.

  • Vaya.

  • No todo el mundo es como tu, hija, no te enfades. - Dijo sonriendo.

  • No, si entiendo lo que dices. Incluso creo que, por lo que me dices, tendría cargo si solo se follase a mi.

  • Sí, también.

  • Pero yo sí te lo puedo meter a ti por el culo, jiji.

  • Y yo.

  • Te habrás quedado con las ganas de metérselo por ese culo tan precioso, ¿eh?

  • La verdad es que sí.

Después de cenar, Marta se estaba desfogando introduciendo con velocidad el consolador por el culo de su hija, que lo recibía con agrado. Los cachetes de su culo temblaban a cada movimiento y acentuaba las ganas de meterlo. Situada de medio lado, ofrecía una magnífica visión de sus agujeros. A Marta no le dejaba de sorprender la facilidad que tenía ese culo para albergar cosas dentro de él.

  • Hija, me acuerdo cuando Manu te metió un pepino por el culo, ¿cómo pudiste?

  • Práctica, jiji. Oye, que a ti te metimos la polla de Manu y el consolador.

  • Ya me acuerdo ya, mi esfuerzo me costó.

  • Te quedaste derrengada sobre la cama. Pero lo hiciste.

  • Sí.

  • Tú ya lo tienes bien elástico, Manu te lo puso en forma. Verás cuando te lo meta yo ahora. Te entra sin esfuerzo, Laura seguro que se sorprende.

  • A ver si va a pensar algo raro.

  • Bah, no te preocupes, y si te parece muy fácil, finge un poco de dolor.

Se cambiaron de posición y en idéntica postura, Marta recibió con ganas el aparato. Como dijo su hija, le entró todo entero con facilidad.

  • ¿Lo ves? Todo enterito del tirón, jiji.

Luis aún volvió a masturbarse antes de dormir contemplando las fotos de Marta. Casi inevitablemente se le apareció en sueños. En el salón de su casa, pero no estaba Alicia. Avanzó hacia ella con decisión y la besó en los labios.

  • ¿Pero que haces? Soy la madre de tu novia, Alicia está en su cuarto.

  • Calla, puta, eres una calientapollas.

Luis le despojó del kimono y la echó sobre el sofá, mientras Marta intentaba zafarse y recolocarse el kimono.

  • No, para, no.

Luis se centró en comerle el coño con fruición, lampiño, jugoso y apetecible. Mordisqueando con algo de fuerza.

  • ¡Aaay! Para, me haces daño.

Aquello no hacía más que excitar más a Luis. Le intentó meter varios dedos provocando un nuevo grito casi sollozando.

  • ¡Ay! Para por favor.

Luis sacó orgulloso su polla enhiesta, que Marta miró con temor. Volvió a implorarle.-

  • No me violes, por favor.

Luis no le hizo el menor caso y se la metió de un golpe. Provocándole un respingo y una mueca de dolor.

  • ¡Aaaay! No para, por favor, no me hagas más daño. Ayy, no.

Luis le seguía penetrando sin compasión y observaba el bamboleo de sus tetas. Su rostro ya expresaba resignación y solo emitía algún ay cuando le llegaba hasta el fondo. Luis sintió un enorme placer al eyacular y se despertó en ese momento, mientras Marta le pedía que por favor no se corriera dentro. Se despertó satisfecho y excitado, con una notable erección. A la vez sintió algo de culpabilidad por el aprecio que le tenía a Marta y lo bien que lo trataba. Pero pensó que no podía evitarlo.

Por la tarde pensó en ese sueño mientras se follaba a Alicia en una posición similar sobre la cama. Al acabar le dijo.

  • Lo que te voy a contar, te va a enfadar.

  • Anda, a ver.

Alicia frunció el ceño mientras escuchaba y llegó a golpearle la polla con un manotazo. Al acabar Luis, diji.

  • Me imaginaba lo que me ibas a decir, ya es la segunda vez que sueñas con violar a mi mamá. ¿Qué clase de novio depravado eres?

  • No puedo evitar que me atraiga.

  • Guarro. Anda que si se lo dijera, ¿qué opinión tendría de ti?

  • Es verdad. Pero con las fotos que me enseñaste me han excitado mucho.

Alicia vio que le había tocado.

  • Tengo más pero tardaré en enseñártelas y ya veré si lo hago.

  • No seas mala.

  • ¿Que no sea mala? Seguro que no has dejado de pensar en ella mientras me follabas.

  • Sí, me conoces bien, hasta te he puesto en la misma posición.

  • Pero que cerdo llegas a ser.

Luis, para calmarla, y sabiendo que no pasaba de ahí, empezó a lamerle muy suavemente las tetas. Alicia sonrió y le daba pequeñas collejas.

Esa misma noche se lo contó a Manu y Carla en el chat nocturno.

  • Ali, tienes razón, es un depravado y un guarro. Indicó Manuel.

  • Y tú otro, tú sí que te la has follado de verdad.

  • A placer.

  • Pero con mi consentimiento. - Dijo Marta sonriente. - No seas dura con él, hija, tú misma le has calentado con esas fotos.

  • Tú dale la razón, jiji, fotos que te a ti te han puesto cachonda. Te encanta ese juego.

  • Es verdad.

  • Que Marta atraiga a un chico es lo más normal. - Concluyó Carla.

Alicia siguió con las clases prácticas en la autoescuela. Observó que Alfonso le miraba las tetas siempre que podía. Un día a mitad de clase, iba conduciendo por una carretera local por las afueras de la ciudad. Paró el coche en la entrada a un camino y se giró a Alfonso con una sonrisa en su cara.

  • ¿Te gustan mis tetas?

  • Eh, esto, Alicia. - Respondió sorprendido.

  • Si a mi no me importa, estoy acostumbrada. También noto como me miras el culo cuando bajo del coche. - Le cortó.

  • Sí, eres una chica muy guapa. - Dijo más tranquilo y seguro.

  • Gracias. - Dijo con una sonrisa pícara.

Alicia se desabrochó el cinturón y se quitó sweater mientras sonreía insinuante. Alfonso contempló satisfecho la blancura de la piel de Alicia y como un sujetador negro contenía los pechos.

  • Pero tú tienes novio, te he visto con un chico.

  • Y a ti te he visto con anillo de casado.

  • Esto, sí.

  • Mira, por mi parte no hay problema mientras se lo cuente a él, lo mismo que él puede enrollarse con otra chica si me lo dice. - Volvió a cortarle.

  • ¿Pero se lo vas a contar?

  • Pues claro, es el trato con él y contigo, si quieres…

  • ¿Puedo tocarte las tetas?

  • Y verlas.

Alicia se desabrochó el sujetador y se las mostró orgullosa sabiendo el efecto que provocaban.

  • Joder que par de tetas tienes, son más grandes de lo que parecen.

  • Jiji.

Alfonso las tocó a placer y las lamió.

  • Qué duros tienes los pezones.

Alfonso hizo ademán de bajarse la bragueta y Alicia le paró la intención.

  • Todo a su tiempo, no va a ser todo el primer día. - Dijo sonriendo.

  • Yo pensaba que después de todo lo que me has dicho…

  • Me ibas a echar ya un polvo, ten paciencia. Seguro que lo has hecho con más chicas.

  • Debo decirte que sí.

  • Que golfillo.

  • Dame un beso al menos. - Alicia negó con la cabeza sonriendo - ¿Me vas a dejar así?

  • Ya te he dicho que tengas paciencia.

  • Pues yo tengo que descargar, tengo un buen calentón.

Se sacó la polla y empezó a masturbarse contemplando las tetas de Alicia que miraba complacida y divertida.

  • Mira, así me ves la polla y yo las tetas.

Alicia le inspeccionó la polla desde su asiento y le gustó lo que vio. Una polla en forma de plátano y de un buen tamaño. Alfonso eyaculó en un pañuelo e hizo reír a Alicia.

  • Querías metérmela y descargar dentro de mi, ¿eh?

  • Ya puedes arrancar.

Esa noche se folló a su mujer con especial vehemencia. Con especial atención a sus tetas, llegando a hacerse una cubana y se acabó corriendo en ellas.

  • Um, cariño, que fogoso estás esta noche.

  • Es que me pones mucho.

Alicia se lo contó a Marta que sonrió conociendo a su hija.

  • Veo que ya has iniciado la caza.

  • Sí, pero tiene que aprender a tener paciencia, esta semana no le voy a dar más.

  • Me parece muy bien.

  • Me he tenido que contener para no chuparle la polla, la tiene como me gustan a mí.

  • Ya sé cómo dices.

  • Sí, jiji. - Dijo Alicia mientras dibujaba la forma con los dedos.

  • De todos modos, a ti hija, no te gustaban los casados.

  • Ir a por ellos no, me parece mal, sobre todo para la casada, jiji. Pero si es tan golfo que se te ofrece y surge la ocasión…

  • Te entiendo. Pero en ti y las otras chicas ve una una mujer joven y bonita. Una diversión. Como dices, es un golfo. No me gusta que te enseñe.

  • Tranquila mamá, eso lo hace bien. Veremos si follar también jiji. Para mi es un juego que quiero tener siempre controlado yo. - Mientras abría las piernas de manera obscena mostrando su coño – Si fuera un viejo verde nunca lo haría.

Alicia iba a la autoescuela tres días por semana, a las 4 de la tarde, que en esa época del año aún era de día.

  • ¿No hay nada hoy? - Preguntó Alfonso a mitad de clase tocándole una teta.

  • ¿Quieres que tengamos un accidente? No me metas mano mientras conduzco.

  • Lo siento.

  • No, solo tendremos sexo los miércoles.

  • Lo que tú digas.

  • A fin de cuentas es tiempo de clase que pierdo.

  • Te puedo pagar la diferencia.

  • No, no, lo hago porque quiero. Nunca he cobrado por follar. - Dijo seria.

  • No he querido ofenderte, sólo quería compensarte ese tiempo.

  • Ya. Yo también elijo con quien follo, no lo hago con cualquiera.

  • Um.

  • Lo mismo que tu eliges a las que te gustan.

  • Y se dejan.

  • Cerdo. Si acaso te daré algún besito.

Esa misma tarde le explicó todo a Luis, desnuda sobre la cama. Tras acabar, puso su sonrisa más dulce y abrió las piernas, totalmente receptiva a ser penetrada. Luis no lo dudó, dejó los comentarios para después del polvo.

  • Bueno, he de admitir que es guapete.

  • Sí, si no no lo haría, lo mismo que tú con tus chicas.

  • Sí. ¿Sabes? Me va a dar morbo follarte después de que lo haya hecho él, meter mi polla en tu coño con el semen de él.

  • Y a mí tener semen de dos hombres a la vez.

  • Y el culo.

  • Eso depende de lo que ya sabes.