Complicidad entre primos 54

Luis le devuelve la visita a la consulta a Alicia. Marta y Alicia planean nuevas acciones con Laura. Alicia se presenta al examen teórico del carnet de conducir.

Alicia llegó encantada a casa y contó su experiencia con todo lujo de detalles y lo mucho que había disfrutado con el escultural cuerpo de Laura.

  • Mira esto.

  • ¡Le has sacado las fotos!

  • Y ella a mí. - Respondió afirmando con la cabeza. - Luego se las mando a Manu y Carla.

Una vez conectados, los dos alabaron la belleza de Laura.

  • Menudo pibón os habéis tirado.

  • Está buenísima. - Dijo Carla.

  • Y quiere repetir, jiji.

  • Si ha estado contigo es normal. - Concluyó Manu.

  • Al final me la vas a robar. - Dijo Marta sonriendo.

  • Jaja, es verdad primita.

  • Oye. Que podemos seguir las dos, el problema es que no sospeche. A mi ya me gustaría poder juntarnos las tres a la vez, jiji, pero no se puede. Y además tengo que buscar una excusa a mi Luis.

  • No acapares. - Siguió chinchándola Manuel.

  • Yo lo tengo más fácil para quedar con ella. - Indicó Marta.

Al día siguiente vino Manuel y preguntó a Marta por la consulta.

  • Ha ido muy bien, gracias.

  • Me alegro.

  • Hoy también vas a pasar tú por la consulta. - Le dijo Alicia ya en su cuarto.

  • Está bien, la vez anterior lo pasamos bien.

  • Y en verdad que lo necesitas, jiji. Buenos tardes, ¿que le pasa?

  • Buenas tardes. Verá, cuando voy por la calle y veo a una mujer, no puedo dejar de fijarme en sus tetas.

  • ¿Las tenga grandes o pequeñas?

  • Todas, aunque me gustan más las grandes.

  • Ya veo, no ha dejado de mirarme las tetas desde que ha entrado a la consulta. - Conteniéndose la risa.

  • También me gustan mucho los culos.

  • ¿Todos también?

  • Sí, los redondos y respingones sobre todo.

Alicia se incorporó y se paseó.

  • ¿Cómo este por ejemplo?

  • Sí, es de mis preferidos.

  • Ya.

  • Cuando veo a una mujer también me imagino siempre como tendrá la vagina.

  • Vaya, que usted se pasa todo el día pensando en el sexo.

  • Sí.

  • ¿Tiene novia?

  • Sí. Y se porta muy bien conmigo en el terreno sexual, de hecho fue ella quien me ha llevado en ese camino.

  • Vaya, tiene esa suerte y aún así se fija en cada mujer que ve.

  • Sí, y no sólo eso, tengo un gran deseo por la madre de mi novia.

  • Ya veo la gravedad de su caso. ¿Lo sabe su novia?

  • Sí, me lo tolera pero ya me dice. Ella tiene un problema parecido con los penes.

  • Entiendo. Bueno, hagamos una exploración, muéstreme sus genitales.

Luis se los mostró sin demora. Alicia se quedó observando y le palpó la polla.

  • Vaya, está con una erección, veo que le gusta lo que tiene enfrente, conteste sin miedo.

  • Sí, me gusta mucho.

  • Empecemos con el tratamiento.

Alicia se despojó de la camiseta y le mostró las tetas. A continuación palpó la polla de Luis que apuntaba hacia el techo.

  • Um, se ha endurecido más. Sigamos. Ahora quiero que me haga en las tetas lo que le haría a su novia, no se corte, tengo que saberlo todo.

Luis le garró las tetas con gusto, sobándolas, lamiéndolas y dándole besos, especialmente en los pezones.

  • ¿Todo?

  • Todo.

Luis se empezó a hacer una cubana con las tetas de Alicia.

  • Si mi novia está tumbada, se la llevó a la boca el pene.

Alicia obedeció complaciente y Luis prosiguió su demostración.

  • Bien, ya tengo bastante para evaluar. También le gustan los culos.

Alicia se acabó de desnudar y le acercó el culo a Luis que se había sentado.

  • Bien, ya sabe.

Luis hizo lo mismo que con las tetas e inició un beso negro.

  • A mi novia le gusta y a mí también, me pone esa condición para poder sodomizarla.

  • Hace bien. ¿A ella le gusta? ¿Siente placer?

  • Le encanta.

Alicia se giró y le plantó el coño delante.

  • ¿Y las vaginas como le gustan?

  • Así como está, depiladas o con un fino vello como este, una línea.

  • ¿Le gusta el cunnilingus a su novia?

  • Le gusta mucho.

  • Proceda.

Luis obedeció y le mostró a la doctora su buen hacer.

  • Su novia debe de estar encantada con usted.

  • Me trago su jugo y lo comparto en un beso con ella.

Alicia le acercó los labios y Luis se lo transfirió pues no se lo había acabado de tragar.

  • ¿Y cómo acaba? Supongo que la penetra.

  • Anal y vaginalmente-

  • Empiece por el culo y acabe en la vagina, quiero sentir su semen dentro de mi para poder evaluarle bien.

Luis la colocó recostada boca abajo sobre la cama y empezó con cuidado a darle por el culo.

  • Por lo general mi novia me pide más dureza, pero no quiero lastimarla.

  • No se preocupe, como si fuera su novia.

Luis obedeció encantada y actuó con mayor intensidad. La volteó y procedió a follarle el coño con igual dureza. Unos momentos después eyaculaba una gran cantidad de semen.

  • Mi novia me la limpia, doctora.

Alicia sonrió complaciente, se cerró los labios vaginales y se la chupó hasta dejársela bien limpia. A continuación se sacó algo de semen del coño e hizo como si lo analizara, con una cara que hizo sonreír a Luis.

  • Tienes usted un semen de excelente calidad. Practica muy bien el sexo, es placentero tanto para usted como para su novia.

  • En gran parte es mérito de ella. Yo antes era tímido en ese aspecto.

  • Tiene un pene bonito y grande, muy adecuado para el sexo. Y ahora viene mi diagnóstico, es usted un pervertido por la fijación con la madre de su novia, un promiscuo con su novia y un obseso sexual, con un trastorno obsesivo compulsivo por las tetas. Nada de qué preocuparse si sigue este tratamiento.

  • ¿Cuál?

  • Vamos a esperar que su pene recupere su erección.

Se tumbaron y estuvieron hablando de cosas de la universidad.

  • Mire, tiene que decirle a su novia que le haga esto, si no se le pone en erección, pídale que le haga una felación, refrote su pene con las tetas de su novia hasta que eyacule. Empiece, hágalo conmigo.

Luis obedeció encantado el tratamiento con una Alicia que seguía tumbada boca arriba.

  • Eyacule sobre sus tetas y extienda el semen por ellas, así muy bien.

Luis eyaculó sobre las tetas de Alicia y le extendió el semen tal como le habían prescrito. Luego los dos se rieron.

  • Alicia, eres genial.

  • Te quejarás de la doctora.

Marta estaba esperando a su hija y sonrió al verla desnudarse tras despedir a Luis.

  • Dame tu coño follado.

Alicia sonrió lasciva y le acercó el coño a su madre, que gustosa se puso a lamerlo y a buscar los restos de semen de Luis. Mientras Alicia entre jadeos, le contaba la sesión en la consulta.

  • Menudos tratamientos prescribes, hija. - Sacando sonriente por un momento la cabeza de la entrepierna de su hija.

  • A ti también te voy a tener que dar uno, jiji.

  • Con esto me basta.

  • Hablando de consultas… tenemos que hablar de Laura.

  • Ya hija, sé lo que quieres, pero déjame acabar. - Agarrándole del culo y atrayéndola más a sí.

  • Encantada.

Alicia empezó a estremecerse y Marta recogió los jugos que emanaron. Satisfechas las dos, se besaron. Durante la cena, Marta le sacó el tema.

  • Creo que las dos sabemos que es lo siguiente con Laura. - Alicia puso una cara sonriente afirmativa – A las dos nos encantaría desvirgarle ese culito encantador.

  • Sí. - Respondió Alicia mordiéndose el labio lascivamente.

  • Pero antes, tenemos que montarlo de manera que no sospeche. Siempre me insiste en que no te diga nada, en verdad – sonrió un poco forzada – me siento un poco mal defraudando su confianza – su sonrisa cambió a ser más alegre.

  • Ya, a mi me dice igual, le supo mal emplearte de excusa con Luis, jiji.

  • Mi plan es quedar cualquier día por la tarde, tengo disponibilidad. Tú lo tienes un poco más difícil.

  • Sí, aprovechar un día ocupado de Luis y que ella pueda.

  • Para quedar contigo seguro que pospone cualquier cosa.

  • Cuenta con su hombrecito, que no esté en casa.

  • Sé que tiene actividades por la tarde.

  • Imagínate que os ve desnudas a las dos, jiji.

  • Cuida, antes te vería a ti.

  • Cuando tenga unos años más no lo descarto. Bueno, vamos a lo importante, quién le plantea lo del culo. Contigo tiene más confianza pero a mi me considera más salvaje.

  • Eso es verdad. - Marta se quedó con la mano en la barbilla, pensativa.

  • Yo creo que debes de ser tú. Yo lo haría encantada después. La cosa es que no sospeche que le estamos haciendo lo mismo y no sabemos nada.

  • Lo ideal sería un trío, ¿verdad?

  • Jiji, desde luego.

  • Si se pudiera... - Elevando la vista.

  • Oye mamá, ¿Tú como sabes seguro que es virgen del culo?

  • Me lo ha dicho, claro.

  • Joder, sí que te tiene confianza.

  • Me dijo que a su ex no le dejó, que no le gustaba, pero que con la dulzura de una mujer, estaba descubriendo algo nuevo.

  • ¿Y le dijiste que tú sí?

  • Um, - dijo sonriendo – le dije una mentira piadosa cuando estuve en su casa la semana pasada. No puedo decirle obviamente nada de Manuel, ni diciendo que es otra persona, no va a influir en el divorcio ni lo va a contar, pero si no se lo he dicho y se entera que he estado con otro hombre… la decepcionaría, ¿entiendes?

  • Totalmente, sería un marrón. ¿que le dijiste al final?

  • Ah, sí, me pierdo hija. Que en ausencia de mi marido, había empezado a experimentar sola en la cama. Sí, le dije la verdad con tu padre, me la metió un día que estaba bebido un poco de una manera que me dolió y nunca más le dejé.

  • Sí que me acuerdo.

  • A ella su ex le insistía.

  • No me extraña con ese culo.

  • ¿Y tú le has insinuado algo?

  • Todavía no.

  • Raro en tí.

  • Oye, encima que pienso en tí. - Con un gesto de falso enfado - ¿Sabes? Toda esta conversación me ha puesto cachonda.

  • Vamos a mi dormitorio.

Poco después, Marta estaba a cuatro patas con el consolador insertado en su culo mientras se masajeaba el clítoris.

  • Te toca practicar a tí, mamá.

Alicia se colocó sumisamente en la misma posición y fingió cierto temor, lo que provocó la risa de su madre.

  • Ay, Marta, ten cuidado, soy virgen del culo.

  • No te preocupes, lo haré con mucha dulzura.

  • Ay, sí.

  • Pero mira que eres mala, hija. - Insertándoselo de golpe.

  • Ay – dijo sorprendida – vaya ataque por la retaguardia.

  • A ti te entra de maravilla.

Marta no se cansaba de ver la facilidad para admitir pollas del culo de su hija. Que le pedía más rudeza.

  • Más duro, mamá.

Finalmente las dos cayeron rendidas y satisfechas y se durmieron.

Unos días después, Alicia se iba a ausentar de las clases esa mañana, andaba nerviosa por el salón dando vueltas. Su madre no pudo evitar contemplar la voluptuosidad de su cuerpo desnudo con sus curvas botando.

  • Hija, tranquilízate, seguro que te sale bien.

A pesar de que le había insistido en que no hacía falta, Luis le iba a acompañar al examen teórico de conducir.

  • Es importante para tí y quiero estar ahí, te esperaré fuera.

Eso le había dicho la tarde anterior después de follarla. Habían quedado en la puerta del lugar de examen. Sonrió al verla llegar y le dio un pico.

  • Buena suerte preciosa, seguro que lo sacas.

Se fijó en su culo cuando entraba por la puerta, al igual que otros que iban también a examinarse. Sonrió y se fue a tomar un café. Se acordó de cuando él se presentó y aprobó a la primera. Cuando calculó la hora de salida, volvió a la puerta y esperó. La vió salir con buena cara.

  • ¿Cómo ha ido?

  • Creo que bien.

  • Vamos a tomar algo y te relajas.

  • Ya sabes como me gusta relajarme. - Dijo mirándole picarona.

Entraron a una cafetería amplia y con aire moderno. Donde estuvieron comentando pormenores del examen.

  • Había dos tipos más pendientes de mis tetas que del examen.

  • Así les habrá ido.

Acabaron las consumiciones y se levantaron de la mesa. Alicia fue al baño y Luis a pagar. A continuación fue a buscarla, le esperaba con una sonrisa complaciente con la puerta entornada.

  • Como la primera vez en la uni. - Recordó Luis.

Echaron el pestillo y Luis zampó sus manos sobre las tetas de Alicia y la pasó a morrear, ante la fogosidad de Alicia. Le levantó el jersey y le chupó las tetas sacándoselas del sujetador. Alicia gemía y Luis la besó en el cuello y de nuevo en los labios. La sentó en la taza y se bajó los pantalones. Alicia sonrió lasciva y se engullió la polla dándole grandes sorbetones, mientras Luis empujaba para que se la tragara entera sabiendo de la capacidad receptiva de su novia. Esta se incorporó y se desabrochó el pantalón. Luis le metió rápidamente dos dedos en el coño.

  • Qué mojado lo tienes.

  • Como siempre. - Dijo riéndose.

Luis se agachó y Alicia le agarró la cabeza mientras le recorría con su lengua el coño. Alicia empezó a gemir entrecortadamente.

  • Fóllame de una vez. - Le ordenó.

Luis, sin dilación, se la hundió hasta el fondo y empezó a bombear. Alicia le empujó al otro lado del pequeño habitáculo.

  • Te follo yo.

  • Te quieres relajar.

Alicia asintió mientras se movía acompasadamente a buen ritmo introduciéndose la polla hasta el fondo. Finalmente notó un cálido fluido y sonrió relajada y satisfecha. Los dos se miraron sonriendo y se besaron.

  • No te has relajado el culo.

  • Serás cabrón.

  • Para esta tarde.

Se vistieron y Luis salió primero con aire disimulado y Alicia poco después con aire distraído.

Alicia llegó a casa e informó a su amdre.

  • Ah, ¿ves que bien? Me alegra de que te haya ido bien.

  • Bueno, queda por ver la nota.

Esa misma tarde, Luis cumplió su deseo y tenía a Alicia gimiendo a cuatro patas mientras le taladraba el culo y eyaculaba en él.

Unos días después, Alicia salía muy sonriente y con el aprobado. Luis la abrazó y besó guardando las formas.

  • Como me alegro.

Cogieron un autobús, donde como siempre Alicia fue objeto de miradas, y llegaron a un centro comercial, tranquilo a esas horas. Sin perder tiempo fueron a los baños. Ahí Luis, sí que la besó sin el menor recato. Recorriendo el cuerpo de su novia con las manos y desabrochándole el pantalón. Se lo bajó hasta los tobillos, la giró cara a la pared y le bajó las bragas. Empezó a recorrer con su lengua del coño al ano. Sin dejar de masajear sus blancas y tersas nalgas. No esperó más y apuntó su polla al objetivo.

  • Hoy toca el culo. Hay que celebrar bien el aprobado.

  • Lo celebrarás tú, cabroncete.

  • Venga Ali, que te encanta.

A la vez que alcanzaba a metérsela toda y empezar a encularla, acompañada del movimiento de caderas de Alicia.

  • ¿Ves como sí que te gusta?

Luis le arremangó el sweater y Alicia se lo acabó de quitar, quedándose solo con el sujetador. Luis se lo quitó con habilidad rápidamente y dejó libres sus hermosas tetas balanceándose al ritmo de la follada. Las estrujó entre sus manos sin dejar de encularla. Se paró, sacó la polla y contempló sonriendo el agujero sonrosado que le había dejado.

  • Mira que te gusta ver como me dejas el ojete, verás esta tarde con el consolador el tuyo.

Luis cambió de opinión y en vez del coño siguió taladrando el culo, sin decirle nada. Tras unas embestidas, decidió que la postura era muy tentadora y se cambió al coño de Alicia. Disfrutó la penetración lenta, cálida y húmeda. Follándola a placer.

  • Ya era hora. - Dijo Alicia.

  • Me voy a correr en tu culo.

Se la cambió de agujero con rapidez y poco después eyaculaba en el recto. Se la sacó mientras veía restos de semen borbotoneando y resbalando. Alicia se subió las bragas y le limpió la polla como era costumbre.

  • Esta tarde, me toca a mí celebrarlo. Vas a ver. Solo lo has celebrado tú.

Marta adivinó el aprobado viendo la gran sonrisa de Alicia al entrar. Se despojó del kimono quedando totalmente desnuda y abrazó a su hija y la besó dulcemente.

  • ¿Ya lo habéis celebrado?

Alicia le explicó rápidamente lo sucedido. Marta la cogió de la mano y la llevó al dormitorio.

  • Yo te haré disfrutar, cariño. O si quieres disfrutar mi cuerpo.

Alicia, complacida, se desnudó rápidamente y dejó que Marta le despojara de la ropa interior. La tumbó en la cama y empezó a comerle el coño muy suavemente. Rápidamente Alicia empezó a relajarse y a gemir de placer. Poco después depositaba en la boca de Marta los efectos de su primer orgasmo. La volteó y le devolvió la comida de coño a su madre. Disfrutó de la turgencia de sus pechos acariciándolos y lamiéndolos. Marta hizo lo mismo con los de Alicia y las dos quedaron una enfrente de la otra. Empezaron a besarse, a frotar sus pechos y sus coños, sintiendo un gran placer ambas. Hasta que se tumbaron una frente a la otra sin dejar de hacerse caricias.