Complicidad entre primos 52

Marta recrea a Alicia su encuentro con Laura. Alicia enseña a Luis otra foto de Marta desnuda. Laura, Marta y Alicia quedan para ir de compras.

Marta llegó muy sonriente a casa.

Ya veo que te ha ido bien. – Dijo Alicia.

Muy bien.

Fue a su cuarto a cambiarse y vino con el kimono abierto. Empezó a contarle su encuentro con Laura con todo detalle. Alicia, desnuda, se masturbaba mientras escuchaba con atención.

Joder que suerte mamá, estoy toda mojada. Como me alegra por ti.

Cuando acabó, su madre se deslizó a gatas.

Así le he comido el coño a Laura. Estaba muy rico.

Empezó a comérselo a su hija hasta que consiguió que se volviera a correr, como ya le había pasado durante su narración.

Voy a comerte el coño que aún habrá saliva de Laura, hoy soy yo quien busca restos, jiji. Hoy te van a comer el coño dos bellezas femeninas, mamá.

Sí, soy afortunada.

¿Así te lo comía? ¿Tan bien como yo? – Preguntó sabiéndose experta.

Casi tan bien, hija, tu eres experta, para ella era la primera vez.

Quien sabe, jiji, quizá ella también oculte algo.

Esa noche, la narración también alegró y excitó a Manuel y Carla. Por la mañana, le anunció sonriente Marta.

Hija, te va a alegrar, ayer no te dije nada, pero hemos quedado con Laura para ir juntas de compras.

Guay, que bien.

Seguro que encontraremos un momento para que estéis solas en el probador. – Guiñándole el ojo.

Al día siguiente, Luis le preguntó después de follarla en casa de sus padres.

Me dijiste que tenías más fotos de Marta.

¿No has tenido bastante?

Hombre… tengo curiosidad.

Eres un pervertido.

Sí. – Admitió para ablandarla.

Está bien, hace ya unos días y has tenido paciencia. – Cogió el móvil y se puso a buscar – Aquí es.

A ver.

Le enseñó la foto a punto de entrar en la ducha, con una magnífica visión de su culo.

Mira que culo tiene mi mamá.

Joder, que culo.

Bonito, ¿verdad?

Sí.

Tiene una figura preciosa, esbelta.

Luis ya no respondió sino que se había quedado obnubilado mirando ese espectacular culo.

Espabila, jiji. – Dijo dándole un manotazo en la polla.

Perdón.

Hora de vestirse, que nos van a pillar.

Es que…

Te has puesto cachondo y quieres seguir, ¿eh?

Sí.

Ya no te importa que nos pillen, solo quieres volver a follar pensando que te follas a mi mamá.

Sí.

Anda que no te conozco.

Luis le ofreció la polla y Alicia la chupó hasta volver a ponerla a punto. Se dispuso sobre la cama abriendo sus piernas y con mirada socarrona y lasciva.

Me has enseñado una foto del culo.

Serás cabrón.

Luis la hizo voltear y le hizo un beso negro para aplacar a Alicia.

Y ahora pensarás que estarás dando por el culo a mi mamá, que depravado eres.

Ya has dicho que me conoces bien.

Le dio una palmada en la nalga y dispuso su glande en la entrada, pensando efectivamente que iba a sodomizar a Marta. Muy despacio se la fue metiendo hasta el fondo y jalándole del pelo la sodomizó rítmicamente.

Tu culo es una maravilla.

Ya, ya.

Luis siguió con calma y al final aumentó las embestidas, para volver a derramar su semen en el interior de su novia.

Y querrás que te la limpie después de esto, jiji.

Ali, no seas mala.

Tonto.

Alicia se la limpió con esmero y se vistieron. Al llegar a casa narró a su madre lo sucedido.

Tiene obsesión contigo. Me folla y con descaro me dice que es pensando en ti.

Si ya lo sabes, hija.

Sí, jiji, es algo que me excita.

Seguro que te lo pasas bien enseñando mis fotos.

Sí. Lo que no sé es que hará cuando te vea el coño.

Me pone bastante que me vea desnuda, es morboso, y que no sepa que lo sé.

Jiji, ¿sabes? Me río porque no sé qué pensarían sus padres si supieran que admites que su hijo te vea desnuda aunque sea en fotos. Porque cuando te vean seguro que les causas una buena impresión.

Es nuestro secreto. - Concluyó mirándole sonriendo.

Por la noche tanto Manu como Carla se alegraron.

  • Como me alegra, Marta. - Dijo Carla.

  • Gracias.

  • ¿Has visto que se parece a ti? - Hizo notar Alicia.

  • Es que le gustas mucho. - Intervino Manu.- No me importaría conocer a esa abogada, jeje. Y conociendo a Ali, seguro que está deseosa de poder tirársela también.

  • Sí. - Respondió – Pero con mi mamá ya estoy muy contenta. - Dándole un beso en la mejilla.

  • Y tanto. - Siguió Manu.

  • Mamá, podías haberle sacado alguna foto, jiji, así disfrutaríamos todos.

  • Uy, es que salió así, espontáneo, no lo tenía previsto tan pronto…

  • Tan pronto, jaja. - Remarcó Manu.

  • Hay confianza, pero para eso… Quizá otra vez y siempre con su consentimiento.

Claro, a ella seguro que tampoco le disgusta un recuerdo tuyo. - Concluyó Manu.

Un sábado, quedaron para ir de compras Marta, Alicia y Laura. Marta y Laura se saludaron efusivamente y Alicia no pudo evitar sonreír, sabiendo su encuentro anterior, giró la cabeza y se recompuso. Saludó con alegría a Laura y la cogió por la cintura. Deseosa de verle en ropa interior y con morbo de quedarse así ante ella. Empezaron buscando ropa para Marta.

Es que el próximo domingo va a conocer a los padres de mi novio.

Ah, pues hay que buscarle algo adecuado, aunque a ella le sienta todo bien.

Vosotras que me queréis.

No seas modesta, Marta.

Tú sí que llamas la atención, Laura.

Es verdad. Las dos. - Concluyó Alicia.

Tú también, hija.

Tu madre tiene razón.

Alicia se fijó en la dependienta, tendría la edad de Marta, un poco baja de estatura, cuerpo menudo pero con dos tetas bien marcadas y culo respingón. Rostro redondeado con tez clara y expresión agradable. Le sonrió con amabilidad y cuando iba y venía le miraba el culo con disimulo. Si no hubiera estado Laura, hubiera sido más descarada. Pasaron al probador y Marta se quedó en ropa interior.

  • Luego dirás que no, tienes una figura preciosa. - Admiró Laura.

  • Es que mi mamá es modesta, yo ya se lo digo.

  • Ahora que te veo en ropa interior por primera vez.- Disimuló Laura.

Marta y Alicia emitieron una risa imperceptible.

  • Luego te veremos a ti y nos superarás. - Dijo Marta sonriéndole.

  • Te queda muy bien el vestido.

La dependienta corroboró la impresión general y pasaron a buscarle un vestido a Laura.

  • Así me renuevo un poco cuando vaya al juzgado.

  • Seguro que ganas los juicios, jiji, perdón, no quería decir que sólo porque seas guapa.

  • No te preocupes, te he entendido. - Respondió Laura sonriéndole.

  • Ay, esta hija.

Rápidamente encontraron algo de su gusto, ayudada por la dependienta, que parecía encantada de seguir atendiéndolas. A Alicia se le hizo un cosquilleo en la vagina.

  • Si quieres me salgo afuera.

  • Oh, no hay problema, hay confianza Alicia, como con tu madre, además luego yo te veré a ti. - Volviendo a sonreír.

  • Laura es muy maja. - Corroboró Marta.

Laura miró sonriente a Alicia como queriendo hacer que se sintiera cómoda. Se desabrochó la blusa blanca y Alicia admiró sus tetas bajo el sujetador. Ya se había hecho una idea con su propia imaginación y las descripciones detalladas de su madre. Intentó que no se le notara demasiado. Laura se bajó la falda de color marrón tabaco. Unas estilizadas piernas con unos muslos torneados se presentaron delante de Alicia. Quiso atisbar a ver la marca de los labios vaginales. Marta no pudo evitar volver a recordar ese momento gozoso. Laura se giró para coger el vestido y Alicia se deleitó con la visión de su culo, firme y apetecible. Tuvo que hacer un esfuerzo para no meterle mano en ese mismo instante.

  • ¿Ves como no pasa nada? - Le dijo Laura sonriente.

  • No, que va a pasar, entre chicas es normal.

  • Mirad que figura tiene. - Indicó Marta.

  • No mejor que la tuya. Alicia, jeje, es un poquito más voluptuosa, muy sexy, es más jovencita y lo tiene todo super firme.

  • Yo soy normal, vosotras dos sois espectaculares.

  • No seas ahora tú la modesta, hija, bien sabes lo que atraes a los chicos.

  • Eres muy guapa. - Prosiguió Laura.

  • Pero los sabe controlar muy bien si se sobrepasan mirándole, sobre todo las tetas.

Esa observación de su madre sorprendió un poco a Alicia y le hizo ver el grado de confianza que tenía con Laura.

  • Eso está muy bien, Alicia. - Dijo Laura. - Um, Marta por favor, ¿puedes pedirle una talla menos?

  • Por supuesto, ahora vengo. - Respondió servicial.

  • Voy a quitarme el vestido para no perder tiempo.

  • Muy bien, eres preciosa, Laura. Me alegra mucho que mi mamá y tú seáis amigas.

  • Tú también lo eres.

Laura volvió a quedarse en ropa interior y se sentó en el taburete.

  • ¿Puedo tocarte un muslo?

  • Sí. - Respondió receptiva.

  • Gracias, tienes la piel muy fina.

  • Gracias, luego te acariciaré yo a ti.

  • Claro. Ahora que mi mamá no nos ve.

Alicia se acercó y le dio un pequeño beso en los labios. Las dos sonrieron y oyeron llegar a Marta.

  • Uy, ya estás preparada, a ver si te va bien.

  • Este sí, el otro me tiraba un poco.

  • Estupendo. - Dijo Marta.

Marta miró a su hija y esta le sonrió, cuando Laura estaba girada.

  • Bueno, queda la más joven. - Dijo Laura.

Después de la receptividad de Laura, a Alicia le excitaba todavía más quedarse en ropa interior delante de ella. Eligió rápidamente qué probarse. Llegó el momento y sintió como se humedecía su coño. Marta también conocía bien aquella expresión. Se quitó la blusa y sintió sus pezones endurecidos. Hizo lo mismo con el pantalón y procuró con disimulo rozar su cuerpo con el de Laura.

  • Qué cuerpo más bonito tienes, Alicia, normal que gustes tanto a los chicos. - Le piropeó Laura.

  • Gracias.

  • Conociendo el gusto de los chicos, esos pechos tuyos son muy sugerentes.

Ese comentario sorprendió un poco a Marta pero le alegró por lo que suponía. Chicos y chicas, pensó Alicia. Laura también se sentía atraída por esas dos tetas pero no quería ser descarada.

  • Mamá, tráeme una talla más pequeña por favor.

  • Voy, hija.

  • Yo también me voy a quedar lista para cuando vuelva.

  • Ah, muy bien.

Laura estaba encantada de poder mirar ese cuerpo sin tener a Marta al lado. Y Alicia de exhibirlo delante de una bella mujer.

  • ¿Quieres verlas?

Sin esperar respuesta y sonriente, se desabrochó el sujetador y lo elevó, mostrando sus turgentes senos a una sorprendida y complacida Laura.

  • Qué bonitas.

  • Tócalas.

Laura se acercó y las palpó, notando su tersura y suavidad. Le dio un beso en el pezón que erizó a Alicia y luego se dirigió a su boca para besarla. A continuación Alicia se abrió un lateral de las bragas para mostrarle su coño. La dos se rieron disfrutando el momento. Alicia se incorporó y se bajó las bragas a mitad del muslo. Mostró orgullosa su desnudez y se giró para que Laura también disfrutara de su culo, le extendió la mano y le acarició una nalga.

  • Ya me has visto desnuda. ¿Has visto como no pasa nada?

  • Jeje, cómo eres. Un día con calma… me gustaría que me vieras.

  • Encantada, cuando quieras.

  • ¿No tienes novio?

  • Sí, relación abierta, jiji. Si le contara algo seguro que se excitaba.

Se contuvo de decirle que su novio tenía a Marta como fantasía. La volvió a besar y Alicia se recompuso la ropa interior. Se sentó y puso cara de formal, lo que hizo sonreír a Laura. Le hizo un gesto de silencio con el dedo guiñándole un ojo. Marta había dilatado la espera de manera premeditada. Conociendo a su hija, apareció con la dependienta.

  • Oh, perdón, no sabía que estaba en ropa interior.

  • No se preocupe no pasa nada. - Respondió Alicia complacida.

Una vez acabadas las compras, las tres se despidieron cariñosamente. Nada más llegar a casa, Alicia le contó su experiencia con Marta.

  • Qué bien, sé lo mucho que te gusta.

  • Es un bombón.

  • Fíjate que se cree que tú no sabes que me he enrollado con ella y que yo no sé que lo habéis pasado bien en el probador.

  • Jiji, estamos tan buenas que hacemos lesbiana a una mujer separada.

  • Jajaja. Es muy dulce.

  • Bien lo sabes, a mi me ha dicho claramente de quedar.

  • La pobre querrá algo discreto, que yo no me entere y estará pensando algo.

  • Estoy deseosa, la verdad.

  • Me sorprende. - Dijo algo burlona.

  • Me ha gustado que vinieras con la dependienta, vaya cara ha puesto al verme en ropa interior, jiji.

  • Sabía que te gustaría.

  • Eres genial. Me excita desnudarme delante de una mujer bonita. No me hubiera importado quedar también con ella.

  • Me acordé de lo bien que lo pasamos en esos probadores con Manu.

  • Muy bien.

Manu y Carla felicitaron a Alicia por sus avances con Laura.

  • Siempre digo que puedes con todo, primita.

Esa noche, Laura se quedó pensativa sobre la cama antes de dormirse. Volvió a recordar con gusto su experiencia con Alicia, y al igual que cuando la de Marta, se masturbó. Recogió con placer sus jugos con el dedo y los saboreó. Se imaginó una noche de placer con Marta y Alicia pensando que era imposible.

Al día siguiente pensó en llamar a casa de Marta, ya que no tenía el número de Alicia. Ideó una excusa por si se ponía Marta de agradecerle la tarde y lo bien que lo habían pasado. Sonrió, se atusó la bata de encaje y marcó. La suerte hizo que se pusiera Alicia, que recibió con alegría y cierta excitación la llamada.

  • No tenía tu número, pásamelo encanto.

  • Sí, es el 6……..

  • Gracias, ¿está Marta ahí cerca?

  • Tranquila está en la ducha.

Esa información hizo evocar recuerdos a Laura.

  • Bien, había pensado que un día yo también quería enseñarte algo. Corresponderte.

  • Sí, te entiendo.

  • ¿Cuándo tienes clases?

  • Por la mañana, y por la tarde tres días autoescuela, más lo que estoy con mi novio.

  • Ya, un poco difícil, pero, ¿a que te gustaría?

  • Sí, me encantaría. Déjame pensar y te llamo.

  • Perfecto. Me gustaría volver a verte pronto.

  • ¿Sabes como estoy ahora? Desnuda…

  • Vaya. - Respondió no pudiendo evitar sentirse excitada de volver a rememorar ese cuerpo voluptuoso y apetecible.

  • Me has pillado que me iba a vestir y he salido así al oír el teléfono.

  • Jeje, bueno, quedamos en eso, un besito.

  • Un besito, guapa, adiós.

Alicia sonrió satisfecha y se acarició una teta, instintivamente se introdujo un dedo en el coño y lo sacó mojado, se rió. Se deleitó imaginando su futuro encuentro con Laura. No le podía decir que iba desnuda por casa porque era comprometer a Marta y quizá hasta le haría sospechar algo. A fin de cuentas estaba teniendo relaciones con las dos. Pensando que le guardaban el secreto.

Marta salió desnuda del baño y se iba a su cuarto a vestirse para bajar a por el pan, cuando oyó a Alicia impaciente.

  • ¿Qué pasa, hija?

  • Adivina quién ha llamado, jiji, ni un día ha tardado…

  • Laura. - Alicia afirmó sonriente. - Eres irresistible, hija.