Complicidad entre primos 51
Alicia empieza a enseñarle a Luis las primeras fotos de Marta desnuda. Alicia vuelve a hacerle un ofrecimiento a Marta. Luis tiene una nueva fantasía con Alicia. Marta queda con la abogada para ultimar detalles del divorcio.
Al día siguiente, después de echar el polvo, Luis y Alicia estaban relajados sobre la cama.
Ayer te portaste bien por el consolador, amor, no quiero que te lo tomes como premio, pero tengo algo para ti. A mí no me diste nada especial cuando me follaste el culo por primera vez.
Um.
Lo hago porque sé que te gustará, por confianza y por que sé lo mucho que me quieres.
Luis estaba expectante y no se imaginaba lo que le iba a mostrar Alicia.
Ya sabes, porque eres un guarro y te imaginas cosas calenturientas, jiji, que entre mi madre y yo hay confianza para ir cómodas por casa, que no cerramos las puertas o quedan entreabiertas.
Le miró con expresión picarona y sonriente a un Luis cada vez más expectante.
Después de este polvo, estarás más relajado para ver esto, algo que deseas mucho. Y esto queda entre tú y yo y no quiero que mi madre note nada raro, porque no sabe nada. – Mintió un poco pesarosa interiormente.
Sí.
Le he sacado sin que se diera cuenta unas fotos desnuda.
¡Joder, Ali! ¿De verdad has hecho eso?
Chsss, baja la voz, que no nos oiga, ya sabe que follamos, pero de esto no sabe nada, te repito. Para que veas lo mucho que me preocupo por ti.
¿Y puedo verlas?
Sí, espera, cuando salgas no quiero que te note nada raro, ni que la miras con más descaro del normal, ¿me entiendes?
Sí, sí. – Respondió un Luis que empezaba a estar impaciente. - ¿Y me las pasarás?
Sí, pero sólo para ti, como las que tienes de mí.
Tú también tienes mías.
Pero mi madre no, tonto. – Dijo burlona.
Claro, tampoco puede tenerlas.
Alicia pensó que le había enseñado fotos de Luis desnudo y que había admirado su polla. Al pobre no le podía decir nada. Y que su madre disfrutaba de limpiar su semen siempre que podía.
Bueno, mira. ¿No querías verle las tetas?
La foto mostraba a Marta en su dormitorio vistiéndose, de pie y donde se le veían lateralmente los pechos, que se mantenían erguidos. Luis miró con interés y notó una rápida erección, que no pasó inadvertida para Alicia.
¿Te gusta, eh?
Buf, que par de tetas, que bonitas. Casi como las tuyas. – Dijo para que no se enfadara Alicia.
Ah. – Dijo sujetándose orgullosa las tetas.
Cuando le veo el escote por el kimono…
¿Y el culo que me dices?
Muy bonito, firme, me encanta, ojalá se lo viera sin bragas. Y que piernas tan bien formadas.
Qué suerte tú que la ves desnuda.
Iba a responderle, la verdad que sí, ver así a Marta y recordar los gozosos momentos juntas, unido a la morbosidad de enseñarle esas fotos a su novio, hacía que se notara mojada la vagina. No quería que Luis lo notara demasiado.
Mira, aquí se le ven mejor las tetas. La pillé dormida, jiji.
Le enseñó la foto en el sofá en la que le había abierto el kimono y se le veían casi todas las tetas.
Buf, que guapa es tu madre. Y qué tetas tan bonitas, así de cerca, muchas gracias.
Luis, no se contuvo más y empezó a manosear, mordisquear y chupar con fuerza las tetas de Alicia, llegando a pellizcarlas.
Jiji, ¿a que te imaginas que son las tetas de mi mamá?
Ahora mismo sí.
Depravado.
Y me la voy a volver a follar.
¿Cómo cuando sueñas con ella? Um, uuh – Sintiéndose duramente penetrada.
Sí, así me la follo.
¿Y sus tetas eran así?
Sí.
Luis le agarró las tetas y a una le dio un leve manotazo. No tardó mucho en volver a correrse en el coño de Alicia, como antes lo había hecho en su culo.
Aaaaah, aaah. Te vas a ir a la autoescuela con tu coño y tu culo follados y llenos de mi leche.
Me encanta. – Puso un gesto vicioso. – Trae tu polla.
Eso, límpiala. En tu boca también te habrás tragado semen.
Mira que os gusta eso de las corridas.
¿A ti no?
Me encantan. Y mira que te pones bruto y excitado cuando hablamos de mi mamá.
Jeje, sí.
A la vuelta de la autoescuela le dijo a Marta.
No veas lo que le han gustado las fotos de tus tetas, a poco me las desgasta del tute que les ha dado pensando que eran las tuyas, jiji.
Imagino que le gustarían. ¿No le has enseñado más?
No, poco a poco como dijimos.
Muy bien.
Menuda follada me mete cuando hablamos de ti, se excita muchísimo.
Um. – Marta sonrió mirando al techo.
No sé qué hará cuando te vea el coñito y desnuda del todo, jiji.
¿Así que le han gustado?
Marta se había desabrochado el kimono y mostraba sus tetas con una sonrisa de orgullo y felicidad.
Pues claro, casi tanto como las mías.
A continuación, Alicia mostró también orgullosa sus tetas.
Son preciosas.
¿De verdad quieres seguir mostrándole esas fotos?
Marta sonrió de modo adorable y afirmó con la cabeza. Se incorporó desprendiéndose del kimono, se giró mostrando su espléndido trasero y completó la vuelta señalándose el coño y abriéndose los labios vaginales.
Perfectamente entendido, jiji.
Al día siguiente, le preguntó Alicia mientras desayunaban.
¿De verdad no quieres que te preste a mi Luis?
Marta sonrió dulcemente y negó categóricamente con la cabeza.
No hija, ya sabes que no puede ser. Es tu novio, me gusta cuando me das su semen o el juego de que me vea desnuda como si yo no lo supiera, con eso sobra. El juego con tu primo y Carla no debe de extenderse a más gente.
Ya, pero no es lo mismo una polla de plástico que una de verdad. Y Manuel no viene porque con Luis no podemos justificar que estén aquí todo el fin de semana y yo no le vea. Es un poco raro.
Eso es, hija. Además, al final, tú tienes que estar con tu novio y Manuel con Carla, dos relaciones sólidas.
Ya sabes que son relaciones abiertas.
Siii – dijo remarcando – pero entiendes lo que te digo, sé que hablas con buena voluntad. Yo no tengo prisa, si tiene que llegar, llegará. He disfrutado mucho esta experiencia. – Acabó sonriendo.
Alguna vez podemos ir nosotras a su casa.
Si vamos a verles a ellos debemos ir a ver a la demás familia.
Pero los demás viven aquí, no sabrán si vamos.
Ya hemos ido, hija.
Esa tarde, después de follar con Luis, le preguntó.
¿Tienes más fotos de Marta?
¿Pero no me acabas de follar?
Sí, pero es otra cosa.
Mira que eres cerdo, no te conformas con el polvo que me acabas de echar.
Ya…
Tranquilo, sí, hay más, pero no te las voy a enseñar todas de vez. Qué obsesión con verle el chocho a mi mamá. Jijiji.
Tal como me lo has descrito… pues tengo ganas.
Por ahora confórmate con tus sueños de depravado.
Pocos días después, le hizo otra petición.
Um, oye, Ali, cariño, tengo otra fantasía y como eres tan buena y siempre me complaces…
¿Qué quieres ahora?
Me da un poco de apuro…
Poco apuro te da cuando estás conmigo follando, suelta.
Un día, mejor en tu casa claro, que es más fácil, porque hay que meterse en la bañera, me gustaría mearte encima.
¡Pero serás cerdo y depravado! ¡Guarro!
Lo siento, si no quieres, perdón si me he pasado.
Te encantan las guarrerías.
Alicia recordó cuando Manuel le meó a ella, Marta y Carla. Pero fingió sorpresa y cierta reticencia.
Sí.
Bueno, accedo con una condición.
¿Cuál? – Preguntó Luis ilusionado y más relajado.
Que yo te haré lo mismo.
Vaya. – Se quedó pensativo.
Es como darte por el culo, si tú me das, yo te doy, muchas menos veces, por cierto. Si me quieres mear y te pone cachondo, a mí me pone mearte encima, tan educado que eres en tu vida y las guarrerías que me pides.
Tú me quitaste la vergüenza.
Um, sí, - Alicia tuvo que admitir que así era - y te hice bien ¿no?
Sí, totalmente, y así te pido esas cosas jeje.
Que bien, oye cariño, ¿te pone que tu novia te mee por encima? ¿Mi meadita tibia que sale de mi chochito y cae sobre ti?
Sí, todo lo que tú me hagas.
Pues lo haremos mañana mismo.
De noche lo comentó en la videoconferencia.
Con lo modoso que nos lo presentabas al principio, primita, recuerdo cuando os lo hice a vosotras.
Tú luego también te duchaste con la mía y la de Marta.
Fue delicioso, ya sabéis que de siempre me ha puesto mucho ver mear a una mujer.
Al día siguiente, vino Luis con una botella de agua de 2 litros. En su cuarto, sonrió Alicia burlona.
Vienes preparado, ¿eh?
Sí, nunca se sabe.
¿Antes o después?
Después, si ahora tu madre oye la ducha, le parecerá raro estando yo aquí.
Tienes razón.
Marta, advertida, no estaba ese día escuchando tras la puerta.
Quiero mearte después de echarte un buen polvo, sudada y con mi semen por tu cuerpo.
Empecemos.
Alicia se quedó en tetas y se puso de rodillas, agarrando la polla de Luis y comiéndosela con fruición. Luis se la sacaba y le golpeaba los cachetes con ella.
Eres toda una guarra y experta chupapollas, te pone que te mee.
Sí, cabrón, y me pone cuando me sueltas tu leche y la saboreo, y me llenas tus agujeros con ella.
Ambos estaban con una excitación especial. Luis la incorporó y le bajó los pantalones, dejando su coño mojado a su vista. La dispuso en la cama boca arriba y empezó a comérselo, con grandes lametones que recogían sus fluido y jugueteando con su clítoris.
Guarra, bien mojada que estás pensando en mi meada.
Sí, pero que bien me sabes comer el coño, no pares ahora, um, aaah.
Luis prosiguió su tarea acompañándose de dos dedos que se los metió con decisión.
Pero qué mojada estás, Ali.
Métemela ya.
Se la metió de un empujón hasta el fondo y la empezó a follar cadenciosamente. Sus tetas se bamboleaban y Alicia tenía gesto lujurioso, mordiéndose el labio y emitiendo gemidos, con la mirada hacia el techo. Luis le dio un leve cachete.
Mírame mientras te follo.
Sí, perdona.
Luis le agarró las tetas con fuerza y se inclinó a besarla.
Me gusta cuando estás así de dominante, sólo yo te saco el cabrón jodedor que llevas dentro.
Sí, sólo tú.
Le sacó la polla y le esparció una copiosa corrida por la cara, que previsora, recibió con los labios cerrados, previendo los deseos de Luis, la corrida le llegó al pelo y las tetas. Alicia, con gesto vicioso, rió sin abrir la boca, y con expresión viciosa se extendió el semen por las tetas y el rostro. Luis aprovechó y le sacó una foto. Echó un buen trago de agua.
Otra para la colección. Vamos.
Los dos salieron desnudos al pasillo. Luis se excitó de ir desnudo sabiendo que Marta estaba en el salón, no bajaba su erección, y también por lo que le iba a hacer a Alicia.
Eres una guarra, estás llena de semen y hay que limpiarte.
Alicia asintió con gesto entre pesaroso, sumiso y vicioso. No quería tragarse el semen antes de ser limpiada. Algo que agradaba a Luis.
A la ducha. – Ordenó.
Alicia se sentó de forma lasciva, con las piernas bien abiertas y amoldándose al espacio. Facilitando la lluvia dorada que iba a recibir y que ingenuamente, Luis pensaba que era la primera de su vida.
A limpiarte.
Luis apuntó al rostro de Alicia, que ahora si abrió la boca, cayéndole del rostro tanto orina como semen a la comisura de los labios que se tragó. Cerró la boca y la meada siguió por sus tetas. Algo que excitó mucho a Luis.
Así limpio tus tetas.
Alicia colaboraba frotándose las tetas con el líquido que emanaba de la polla de Luis, cuando este le mojó el cabello.
Ahí también tenías semen.
Joder que meada más larga.
Jeje.
Cuando acabó, a Alicia le salió una risa tontorrona de satisfacción y miró sonriente a Luis. Impregnada de su orina y algún resto de semen.
Contento, ¿eh?
Sí, ha sido increíble, gracias amor. – Volviendo a su dulzura habitual. – Que placer cuando caía a tu carita y a tus tetas y te frotabas todo junto a mi semen.
Yo también lo he disfrutado. Mañana te toca y te tendrás que duchar aquí.
¿Qué excusa pondremos?
Ninguna, mañana por la tarde va a ver a la abogada.
Genial.
Me voy a quedar a ver como te duchas, si salgo sin ti, quedará raro. Agradezco mucho la libertad que nos da Marta, pero esto es demasiado, ¿no?
Sí, y tanta libertad que te la quieres follar también a ella, ay.
Alicia le contó la lluvia dorada a su madre y que mañana sería ella la fuente.
Cree que es mi primera lluvia dorada, jiji.
Bueno, ya sabes, secretos.
Como disfrutamos cuando nos la hacemos las dos, ¿verdad?
Sí, me encanta ver tu chorrito saliendo.
Y a mí como mea tu coñito de niña.
Qué bien que mañana verás a Laura.
Sí. Quizá pudieras venir, no creo que le molestara…
Otro día, mañana tengo que mear a mi Luis, jiji. Así se cree que no sabes nada y le preocupaba tener que ducharse aquí.
Mira que cosa, todos los días se va después de follarte.
Bueno… se lava un poco en el baño.
Con Laura, de todas formas, será poca cosa, un papeleo.
Pues queda luego con ella o vete por ahí, da tiempo a que se duche.
Tranquila.
¿Intentarás algo con ella? – Preguntó curiosa.
Um – mirando al techo sonriendo – si surge la ocasión…
Al día siguiente vino Luis por la tarde.
Siento que mi mamá no esté en kimono para recibirte, jiji.
Bueno, hoy es el único día que no me importa.
Hoy pienso follarte, dominarte, jiji.
De ti, me dejo todo.
Poco después, Alicia estaba en la cama reclinada chupándole la polla y rápidamente le pasó a cabalgar. Le encantaba esa postura donde ella controlaba el polvo, meter y sacarse la polla de su novio. Le miró con lujuria y le acercó su coño a la cara, presuroso, Luis empezó a lamerlo y recoger los jugos que emanaban.
Qué rica estás Ali, acércate.
Tirándole del brazo, hizo que acercara sus labios y la besó compartiendo sus jugos. Alicia sonrió y se giró dándole la espalda, Luis contemplaba la magnífica visión de su terso y blanco trasero, donde se encasquetó la polla con facilidad y siguió moviéndose acompasadamente.
Qué culo tienes, Ali.
Y qué coño, jiji.
Y qué tetas, y labios, eres completa.
Jiji, pues claro.
Alicia prefirió que se corriera en su vagina y volvió a girarse y colocársela ahí. Poco después sintió un cálido líquido viscoso que una vez más le subía. Le encantaba esa sensación.
Um, que gusto me das cuando te corres, tu leche calentita.
Sí, me encanta correrme dentro de ti y que te guste.
Alicia se descabalgó y se cerró los labios vaginales.
Te la voy a limpiar y eso que hoy te vas a duchar, jiji. – Dijo picarona.
A Luis le provocaba curiosidad y tenía ya impaciencia por ese momento novedoso para él. Se colocó en la ducha y esperó el momento. Alicia le miró con displicencia y con el dedo hacía círculos alrededor de su vagina. Se hurgó y sacó semen de la reciente corrida con sus dedos y se lo lanzó a Luis. Se recogió el que le bajaba por el muslo e hizo lo mismo.
Te lo devuelvo, jiji.
Luis sonrió gustoso y se recogió lo que pudo y se lo tragó.
Y ahora mi meadita para mi novio pervertido.
Alicia sintió una gran satisfacción de orinar sobre su novio y empezó a salir un líquido en dirección a Luis, que recibió esa calidez tibia con gusto. Abrió la boca y no le desgardó el sabor. Le gustaba sentirse mojado por la orina de su novia. El pelo ya empapado y bajando por el torso. Alicia trataba de apuntar a todo el cuerpo mientras se empezaba a reir a carcajadas y provocaba que saliera entrecortada la meada. Luis facilitó que su polla y testícuylos fueran bien regados. Finalmente, los dos se quedaron mirándose y se rieron. Luis le hizo un gesto y la besó en la boca.
Gracias, Ali, me ha encantado la experiencia. Ojalá podamos repetirla.
El despacho de la abogada estaba en un bufete instalado en un edificio de oficinas. Había una amplia cristalera con una buena vista de la ciudad. La estancia tenía un aspecto moderno y funcional.
Bueno, Marta, ya está todo, hemos acabado el papeleo.
Muy bien, gracias. Contigo ha sido todo más fácil.
Ha sido un placer, además, me llevo una amistad después de llevar tu caso. – Dijo sonriendo.
Es verdad, ha sido todo gratificante. – Devolviéndole la sonrisa.
Las dos mujeres que quedaron sonriendo sin decir nada. Laura llevaba una falda negra entallada y una blusa blanca, Marta llevaba un vestido entallado de color azul. Laura fue la primera en reaccionar y se incorporó, acercándose a Marta, que inmediatamente se puso de pie. Se dieron dos besos en la mejilla y ambas se cogieron por la cintura. Sus pechos se rozaron y ambas sintieron una sensación agradable. Se quedaron una frente a la otra todavía agarradas por la cintura, con una sonrisa. Marta inclinó levemente la cabeza buscando los labios de Laura, dándole un pico.
Uy. – Ligeramente sorprendida.
¿Te ha molestado? – Preguntó Marta echándose un poco hacia atrás.
Laura negó con la cabeza. Marta volvió a acercar sus labios y se fundió en un dulce beso con Laura, que esta vez, le esperaba con los labios abiertos, entremezclando sus lenguas, suavemente. Marta colocó su mano derecha en una teta de Laura, que sintió como se endurecía el pezón, e hizo lo mismo con Marta, que recibió con agrado la mano de Laura sobre su teta. Acabado el beso, las dos se quedaron mirándose con una leve risa, todavía con su mano sobre la teta de la otra. Volvieron a besarse y a extender sus caricias al culo.
No sé que ha pasado, es la primera vez que me pasa con una mujer, lo siento. – Dijo Marta, pesarosa de mentir a Laura para no descubrir lo de su hija.
Oh, no te preocupes, puedo decir que era la primera vez y lo he disfrutado, eres muy dulce. Yo te he dado pie después de que me rozaras los labios.
Tú también eres muy dulce, no sé, ha sido una forma de expresar mi afecto.
Sí. – Dijo sonriente. – Me he sentido a gusto con tus manos tocándome. Hasta se me han puesto duros los pezones. Toca, toca.
Marta sonrió sorprendida y palpó de nuevo, esta vez a dos manos, haciendo círculos con sus manos. Laura sonrió e hizo un gesto de negación con el dedo.
Así no.
Sin perder la sonrisa, empezó a desabrocharse la blusa y a continuación el sujetador. Dejando a la vista dos hermosas tetas, con grandes areolas.
Sí que tienes firmes los pezones.
Marta las masajeó bien a gusto y le besó los pezones. Laura sintió como se erizaba su piel.
Ayúdame a bajarme la cremallera.
Marta se giró y una vez bajada, se descubrió el vestido y se quitó el sujetador. Mostrando sus dos tetas, con los pezones erectos y dispuestas a recibir la atención de Laura, que observaba curiosa y expectante. Laura las acarició con dulzura y luego las besó. Las dos mujeres volvieron a besarse, haciendo rozar sus tetas.
¿No esperarás una visita? – Preguntó algo nerviosa Marta.
No, eres la última de la tarde.
Mejor. Mira que si alguien nos pillara así. ¿Seguimos?
Sí. – Afirmó sonriente.
A continuación se bajó la cremallera de la falda y la deslizó al suelo. Sacudió su caballera y se giró para que Marta admirara mejor su figura.
Qué bonita eres.
Marta se quitó el vestido y repitió el giro.
Eres preciosa.
Quiero ver tu conejito.
Laura se quitó despacio las bragas y se quedó totalmente desnuda, con una figura que impresionaba. Marta se acercó a palparle su terso culo y recorrer sus muslos. Volvieron a besarse y Marta le sonrió. Se alejó un poco y se deslizó las bragas.
Buf.
Marta le señaló el sillón y Laura se sentó, extendiendo bien las piernas. Sentía su coño humedecido y estaba ansiosa y curiosa de sentir por primera vez las atenciones de una mujer en su zona íntima. Su coño lucía totalmente depilado y con unos labios vaginales entreabiertos. Marta los separó con cuidado e introdujo un dedo haciéndola estremecer, lo sacó mojado y lo chupó, haciendo reir a Laura. Pasando a recorrer con su lengua la vagina y a buscarles el clítoris. Le estaba encantando comerse ese coño tan apetecible.
Buf, de verdad, nunca he sentido un placer igual ahí, nadie lo ha hecho como tú, eres increíble. Umm, aaah.
Tienes un coño precioso y jugoso.
Poco después consiguió que se corriera mientras se desmadejaba, recogió su corrida y la que no se tragó la compartió en un beso con ella.
Me toca. – Indicó Laura.
Marta tenía curiosidad por ver cómo le comía el coño. Se relajó y abrió las piernas.
Que chochito tan bonito tienes.
Le abrió los labios vaginales y le introdujo un dedo, lo chupó y le gustó el sabor. Sin dudarlo y ansiosa, empezó a lamerle con fruición el coño y rápidamente le localizó el clítoris y a centrarse en él.
Um, que bien me lo comes, eres estupenda.
Me encanta tu coño, no olvidaré esta tarde.
Haz que me corra.
Le apretó la cabeza a su coño y sintió poco después un espasmo y el inicio de un orgasmo mientras se corría.
Sí, trágate mi corrida, cariño.
Laura se sintió a gusto tragándoselos y compartió esos fluidos con Marta.
Ha sido estupendo y nuevo para mí. – Dijo Laura.
Las mujeres sabemos lo que nos gusta.