Complicidad entre primos 50

Marta y Alicia se lo siguen pasando bien en ausencia de Luis. Alicia y Luis esperan con ansia volver a verse. Los padres de Luis, quieren que vayan más a su casa a estudiar, lo que provocará morbosidad en Alicia. Luis y Manuel experimentarán nuevas sensaciones

Cuando Alicia se despertó, Marta ya se había levantado y desayunado. Sonrió recordando su compañía en la cama y se levantó desnuda. Su madre le esperaba en la cocina sonriente y con el kimono abierto.

-        Hola, hija, al final hubo coños anoche, ¿eh?

-        Sí, jiji. – A Alicia le encantaba cuando su madre se ponía más descarada.

-        Ten paciencia con Laura, creo que vamos por buen camino.

-        Sí. Buf, dos días sin mi Luis, no recuerdo desde que estamos juntos dos días sin follar.

-        Paciencia. – Respondió sonriendo. – Además, tenemos todo el día para nosotras. – Dijo mientras besaba la cabeza de Alicia y le agarraba por las tetas.

Alicia le acabó de quitar el kimono y empezó a succionar sus tetas. Entre besos y caricias, y con Alicia en ayunas, las dos mujeres volvieron a la cama.

-        Te has levantado con ganas, ¿no tuviste bastante anoche? – Dijo Alicia juguetona y empezando a hurgar con la lengua el chocho de Marta.

-        Contigo nunca me canso y además Laura nos calentó. Ahí, cómeme el coño como tú sabes, um.

Alicia disfrutó su desayuno y buscó ayuda en el consolador aprovechando todo su tamaño en su lubricado coño.

-        ¿No tuviste bastante con los pollazos de anoche?

-        Um, um, aahm, sigue, tu también te llevaste los tuyos, dame, dame más, asiii.

Marta se sentía desvencijada y miraba al techo con los ojos cerrados, totalmente relajada. Empezó de nuevo a convulsionar y a derramar la corrida sobre el aparato. Alicia, divertida, se lo sacó y lo chupó con gesto vicioso que hizo sonreir a su madre. Le observó con displicencia el agujero de su coño y lo volvió a lamer.

-        Siempre dejo las cosas bien limpias después de follar.

Marta se incorporó y la besó dulcemente mientras la acariciaba. La tumbó con delicadeza y empezó a corresponderle.

-        Tienes el coño encharcado, como te pone follarme, qué depravada eres.

-        Jiji, pues mira lo que estás haciendo.

-        Follarte.

Agarró el aparato y se lo introdujo hasta el fondo. Sin cejar en su empeño, se inclinó para besarla y darle un repaso a sus tetas. Después de eso, le ofreció las suyas, turgentes, abultadas y con los pezones duros. Sintió un escalofrío al sentir la lengua de Alicia por ellas. Volvió a aumentar el ritmo de la penetración, conocedora del gusto de su hija. Su rostro le delató el orgasmo y Marta sonrió satisfecha. Repitió como Alicia, el dejar bien limpio el aparato y el coño de su hija.

-        Qué bien nos lo montamos.

-        Mamá, ¿vamos a estar así todo el día?

El lunes, Alicia llegó antes al parque donde quedaba con Luis para ir juntos a clase, cosa extraña en ella. Cuando le vio llegar, se acercó a él y lo besó con pasión.

-        Te he echado de menos.

-        Y yo, menudo aburrimiento en el pueblo.

-        Tengo muchas ganas de que sea la tarde y echar un polvo.

-        Pues mira, yo en el pueblo salí a dar un paseo y me acabé haciendo una paja junto al río. Mira como estaba.

-        Jiji, pero que descaro, mira que si te ve alguien. ¿Y sólo en mi pensabas?

-        Y en tu madre, para que negarlo.

-        Qué niveles de depravación alcanzas.

-        Por cierto, mis padres dicen que por qué no vienes más a casa a estudiar.

-        Jiji.

-        Ahora que te conocen dicen que se les sabe mal que haga más gasto en tu casa. Yo he tratado de explicárselo, que no hay problema.

-        Ya, no tienes ningún problema para follarme bien a mi gusto, y además ves a mi mamá. No, en serio, entiendo lo que dices, pero en tu casa hemos de tener más cuidado, cosa que por otro lado, me da morbo, jiji, ¿a ti no?

-        Sí.

-        Iremos un poco más. Pero esta tarde no, que tengo muchas ganas.

A ambos se les hicieron largas las clases y el momento de la comida. Alicia le comentó a Marta la paja campestre de Luis.

-        ¿Has visto que ocurrencia? Jiji

-        Bueno, son cosas que pasan, si no había nadie… A vosotros os encanta follar al aire libre.

-        Ya, ¿sabes que pensaba también en ti?

-        No me extraña conociéndole.

-        Dice que se aburría mucho en el pueblo.

-        Ya me imagino esta tarde.

Por fin llegó Luis a casa de Alicia. Dio dos besos a Marta y con disimulo le miró el canalillo que asomaba por el kimono. Cuando entraron a la habitación, se besaron con deseo, Alicia se quitó la camiseta, mostrando unas tetas erguidas y con los pezones duros, mientras que Luis le bajó hasta los tobillos el pantalón corto, quedando totalmente desnuda.

-        Qué ganas tenía. – Dijo Alicia mirándole lascivamente.

Luis se desnudó todo lo rápido que pudo y mostró una polla que se balanceaba apuntando al techo. Alicia se puso de rodillas y pasó a devorar esa polla, con grandes chupetones y lametones, metiéndose toda la polla en la boca sin dificultad. Luis, de vez en cuando le follaba la boca y sabía que complacía a Alicia. También estaba muy deseoso de volver a sentir su polla en la boca de su novia y poder follarla a placer. Se sacó la polla y le dio un par de golpes con ella en la cara, sacándole una risa tontorrona. Alicia volvió a darle un par de lametones y meterse la polla en la boca.

-        Tenías ganas de polla, ¿eh?

Alicia solo pudo asentir con la polla dentro. Le sacó la polla y la dispuso recostada sobre la cama lateralmente con el culo en pompa. Le amasó las nalgas y le dio dos leves azotes. Empezó a pasar su lengua del ano al coño.

-        ¿Por dónde quieres que te la meta?

-        Por el culo.

-        Mira que eres guarra.

Se recostó sobre ella agarrándole las tetas y le apuntó al agujero sonrosado. Alicia había respondido sabiendo lo mucho que le gustaba ese agujero. Se la metió despacio y hasta el fondo disfrutando la penetración, lo mismo que Alicia, que se mordía viciosa el labio. La jaló del pelo y empezó a moverse acompasadamente.

Marta lo estaba escuchando todo desde el otro lado de la puerta y se había abierto el kimono para masturbarse. Luis, decisió cambiar de agujero y la penetró follándola a un ritmo mayor.

-        Como los he echado en falta, cariño.

-        Y yo, amor.

Finalmente derramó una enorme cantidad de semen en la cavidad de Alicia, que sintió gozosa como le subía un líquido caliente. Le sacó la polla pringosa y seguía saliendo semen de su vagina.

-        Mira como has puesto la sabana. – Dijo riéndose.

Ella misma lo recogió con la lengua y el que le seguía saliendo. A continuación volvió a dejarle la polla limpia y reluciente. Los dos, desfogados y satisfechos, se tumbaron.

-        Ya está limpio todo jiji.

-        Qué polvazo, gracias Alicia.

-        No hay de qué. Creo que luego me toca a mí, tendremos tiempo antes de ir a la autoescuela.

-        Me gusta mucho ver tu coño lleno de mi semen.

-        Y a mí llevarlo.

Un rato después, Alicia empezó a chuparle la polla para ponerla a tono.

-        Qué suerte tengo de tener un novio con este pollón.

Se colocó a horcajadas sobre él y le acercó las tetas, que pasó a lamerlas y besarlas.

-        Una cubana, por favor.

-        Jiji, me tocaba a mí.

Alicia le refrotó las tetas con la polla y la hacía pasar por el canalillo. A pesar del tamaño de la polla, sus tetas eran capaces de ocultarla.

-        Ya.

Sin más preámbulos, Alicia se colocó y se introdujo la polla en la vagina, cabalgando a buen ritmo.

-        Um, que ganas tenía también yo de follarte.

-        Ah, aah, sigue así.

De vez en cuando se inclinaba para besarlo tiernamente y remataba con dos leves cachetes. Le miró guiñándole el ojo y se puso de espaldas. Luis se sujetó la polla por la base y Alicia se la insertó en el culo. Follando suavemente. Luis le seguía posando sus manos en las blancas nalgas de Alicia. Finalmente volvió a sentirse inundada por un líquido caliente. Se quedó insertada totalmente y jadeó satisfecha. Se desmontó y le limpió la polla.

-        Te quejarás de la sesión de hoy.

-        Fantástica.

-        Ni me voy a duchar, me da morbo ir a la autoescuela recién follada y con tu lechecita dentro.

-        Follada y sodomizada.

-        Por todos los agujeros, jiji.

Cuando volvió, le contó la tarde a Marta.

-        Estaba detrás de la puerta y os he oído, a Luis le gusta decir cosas soeces cuando folla.

-        Sí, jiji, imagina lo que dice si te quiere follar a ti.

-        Ya.

-        Aún ha dado tiempo a echar otro polvo.

-        Qué fogosos, bueno, sois jóvenes, yo ahí ya no estaba.

-        Me lo tenía que follar yo también, jiji.

Al día siguiente, fueron a estudiar a casa de Luis.

-        ¿Sabes, Ali? Aquí aún no te he dado por el culo.

-        Jiji, que morbo te da , ¿eh?

-        Sí.

En casa de Luis, tomaban más precauciones y no se desnudaban del todo. Alicia se desabrochó el pantalón y se bajó las bragas hasta los tobillos, se abrió ligeramente de piernas y se apoyó sobre la cama, lanzándole una mirada morbosa a Luis. Sacó su polla y recorrió sus nalgas con ella.

-        Lubrícala un poco, cariño.

Alicia abrió la boca y se la empezó a mamar. Satisfecho, Luis le puso un poco de saliva en el perineo y la empezó a penetrar despacio, con gran morbosidad de de sodomizar a su novia en su cuarto. Cuando se la metió toda, le dijo al oído.

-        Um, que rico dar por el culo a mi novia en mi cuarto.

-        Sí.

Rítmicamente la sodomizaba, atento a que hubiera algún ruido en el pasillo.

-        Cambio. – Le indicó Alicia – Yo también quiero sentirme morbosa.

-        ¿Más?

Alicia asintió sonriente, Luis se sentó en el borde la cama con la polla en alto, y Alicia se la encasquetó con facilidad, prosiguiendo el ritmo calmado.

-        Qué culo tienes, Ali.

-        Um, um. – Decía entrecortada y contenida.

-        Por fa, déjame correrme.

Le dio una palmada en el culo para que se moviera y Alicia le complació. Se dispuso como antes y sonrió al verse llena de nuevo. Poco después, eyaculaba una buena cantidad de semen en el recto.

-        Um, qué placer me das, por Dios.

Alicia se giró y se subió rápidamente las bragas y el pantalón para evitar manchas incómodas.

-        Trae tu polla. – Dijo volviéndose a sentar.

-        Estás en todo.

-        Claro. – Dijo sacándose la polla un momento.

Cuando acabó, dijo.

-        Me pone cachonda ver a tus padres y llevar tu semen dentro, hoy, en mi culo, jiji, espero que no te moleste.

-        Para nada.

Cuando salieron del cuarto, Alicia había recuperado su expresión más adorable.

-        ¿Qué, os ha cundido el estudio?

-        Sí, lo hemos aprovechado.

-        Sí, mamá, es agradable estudiar juntos.

-        Nos ayudamos. – Dijo Alicia tras contenerse la risa.

-        Me alegra.

La siguiente vez en el cuarto de Luis, Alicia se quedó pensativa y acabó sonriendo, Luis se quedó esperando su nueva ocurrencia.

-        Nunca he estado totalmente desnuda en tu cuarto. Ya va siendo hora.

-        Es por precaución.

-        Da lo mismo, si nos pillan no nos da tiempo a disimular nada.

-        Pero si les oímos llegar por el pasillo.

-        Tampoco. – Concluyó negando con la cabeza.

-        Vale.

-        Pues eso, pareciera que no me quieres ver en pelotas.

-        Si ya sabes que me encanta…

-        Pues eso.

Alicia se desabrochó la camisa blanca, despacio y mirándolo fijamente, con una media sonrisa lasciva. Mostrando dos tetas empitonadas.

-        Pero si no llevabas sujetador.

-        Jiji, si se mantienen firmes no hace falta llevarlo siempre

-        Me había parecido…

-        Muy agudo, y esta mañana en clase tampoco y para la autoescuela tampoco pienso ponerme uno.

-        Que guarra eres.

-        Pero mira como te pone.

Alicia clavó su mirada en el pene tieso de Luis que le amenazaba. Se deslizó la falda y cayó al suelo. Alicia se le quedó mirando desafiante con los brazos en jarras.

-        Y tampoco bragas, ya me lo imaginaba… Joder, delante de mi madre sin nada debajo…

-        Hay ya confianza. – Respondió burlona. – Y cuando salga, lo haré con tu semen dentro de mi coño.

-        Pues a follar.

Luis atrajo a Alicia y la insertó sin más preámbulos la polla, Alicia colaboraba y le ofrecía las tetas que lamía como dos frutas maduras. Sin sacarle la polla, la elevó y la depositó sobre la cama. Se hizo una cubana con sus tersas tetas y le alcanzó hasta la boca, sintiendo su polla aprisionada por sus labios. Se la volvió a meter y tardó poco en eyacular, excitado de pensar que su novia iba todo el día sin ropa interior. Alicia se rió y le limpió la polla. Finalmente se vistió y salió con una sonrisa angelical a despedirse de la madre de Luis. Sintiendo todavía el semen de su hijo en su interior.

Durante la clase en la autoescuela, se sintió morbosa. Ya en casa le dijo Marta.

-        Hija, como te gusta provocar.

-        Me gusta y me excita, y a mi Luis también, no veas que polvo me ha echado hoy.

-        ¿Y si se te escurre el semen?

-        Lo llevo bien guardadito, jiji.

-        Enséñamelo.

Alicia se levantó del sofá y puso su chocho en la cara de su madre, que empezó a lamerlo y a acariciarle el culo.

-        Hija, que cachonda me pones.

-        Me gusta.

-        Um, que rico coño tiene mi hija.

-        Todo para ti, mamá.

-        Luego me vas a tener que comer el coño como tu sabes y darme con la polla.

Cuando Marta logró el orgasmo para su hija, sonrió con restos aún de la corrida en sus labios, y con mirada viciosa se tumbó en el sofá. Cuando acabaron, se incorporó y se atusó el pelo despeinado.

-        Bueno, vamos a cenar.

El sábado por la mañana, le preguntó Marta.

-        ¿Cuándo vas a enseñarle mis fotos?

-        Um, como te pone, ¿eh? Mostrarte desnuda a mi novio

-        Unas fotos, no yo.

-        Vaaale. – Dijo sonriendo con algo de socarronería.

-        Venga, aún no me has dicho.

-        Perdona, esta semana, poco a poco.

-        Muy bien. ¿Y él no te ha hecho fotos?

-        Uy, menuda colección tiene. Y yo de él. Así si se le ocurre enseñárselas a alguien yo haría lo mismo, jiji.

-        No lo hará. – Afirmó sonriendo.

-        No, no lo hará. No le gusta cuando me miran demasiado, ni es de presumir de novia, de una novia buenorra digo.

-        Ya, es encantador.

-        No olvides que te follaría, tan encantador…

Las dos se miraron y se rieron a gusto.

El domingo, Alicia fue a casa de Luis, invitada a tomar un café. Después, en el cuarto de su novio, se encontraba recostada sobre la cama con el culo en pompa, siendo sodomizada con fuerza por Luis.

-        Toma, toma más leche.

-        Um, um.

Luis le alternaba a placer coño y culo. Se quedó satisfecho con el boquete anal que le había provocado. Contrastaba la palidez de su culo con un agujero sonrosado.

-        Menudo agujero te estoy dejando, Ali.

-        No me extraña, tal como me estás dando, luego dirás que si vienen tus padres.

-        Mira, mira. – Luis le mostró la foto que acababa de sacar.

-        Mira que eres guarro, ya te sacaré yo una cuando te lo meta por el culo, a ver si te hace gracia.

-        Sácame las que quieras, aunque prefiero de mi polla. – Dijo mostrando su polla orgulloso y reanudando a continuación la sodomización.

-        Uy, mira que eres presumido.

-        Y tú de tus tetas.

-        Es verdad, estoy muy buena.

-        Aaaaaaah, toma más leche, toma si querías más.

-        Vaya enculada me has metido, no sé que te pasaba hoy. Bueno, me visto y me despido ya.

Alicia se puso una camisa blanca y una falda de cuero.

-        Me pones mucho.

-        Jiji, voy a salir sin ropa interior, ¿tú crees que lo habrán notado?

-        De las bragas espero que no. De las tetas, yo sí que he visto que se te intuían los pezones.

-        Los tenía muy duros, ya lo has visto al comérmelos, jiji, estaba excitada, morbosa. Mira que si le pongo a tu padre, si él lo ha notado… O tu madre, qué pensaría…

-        Ali, por favor.

-        Si tú piensas así de mi mamá, yo también puedo. – Luis se calló y bajó la cabeza – A ver, tu padre no me atrae ni le pienso seducir, jiji, tranquilo. Los respeto a los dos… pero ya me conoces.

Alicia salió a despedirse sintiendo su culo todavía abierto y con semen de Luis en el contorno del ano y que se deslizaba por el perineo. Se despidió cortésmente y cogió la cazadora ligera que había dejado en la percha.

Cuando llegó a casa, dejó la cazadora apoyada en una silla y se acercó a su madre que estaba sentada en el sofá. Se dispuso de espaldas y se quitó la falda.

-        Así he salido del cuarto de Luis y me he despedido, jiji.

Alicia le mostró el culo y se puso las manos en las rodillas abriéndolo un poco. Marta se quedó mirando los restos de semen y el magnífico culo de su hija.

-        Hoy te ha tocado el culo. – Empezando un beso negro.

-        Um, que gusto tu lengua, sí, el culo y no veas que enculada me ha dado.

-        ¿Se han dado cuenta de que tampoco llevabas sujetador?

-        Um, creo que no. Su padre es muy comedido, me mira poco las tetas. Llevaba los pezones bien duros.

-        A lo mejor se te marcaban y no te han dicho nada.

-        No me han mirado raro en ningún momento.

-        Mejor.

-        Oye, que tu culo es precioso y me encanta, y ya sabes que me gusta corresponder.

Cuando las dos quedaron satisfechas, Marta se volvió a poner el kimono y se fue a preparar la cena.

El lunes por la tarde, Alicia adoptó una postura dominante ante Luis.

-        Desnúdate. – Le ordenó.

Alicia ya lo estaba, se mordió el labio, y sacó del cajón el consolador, lo blandió y lo pasó por sus tetas. Hizo un amago de metérselo en el coño, negó con la cabeza aguantándose la risa, e hizo lo mismo con el culo.

-        Te toca a ti, ponte como estaba yo ayer en tu cuarto.

-        Ali…

-        Ni Ali ni nada, si das, te dan. Vas a ver, hoy me vas a follar pero con tu culo escocido.

Luis se resignó a ese juego que le gustaba a Alicia y pensó que ella se dejaba hacer todas sus fantasías. Recibió una sonora palmada en el culo y notó la punta en su orificio anal.

-        No contraigas los músculos que te va a doler más, así cariño, relajado. ¿No ves cómo lo hago yo?

-        Más despacio, por favor, ah.

-        No me seas quejica, ¿cuándo me he quejado yo?

-        Nunca.

-        Pues eso.

Alicia recordó que cuando Luis le dio por el culo, ya se lo había abierto y venía bien entrenada por su primo Manuel. Pensó que estaba siendo un poco injusta y cesó la penetración a mitad. Marta oía divertida desde el otro lado de la puerta, advertida por su hija de lo que iba a hacer. Ya se estaba acariciando las tetas endurecidas y sentía su coño humedecido.

-        Bueno, ya has descansado un poco, sigo. Ah – Se lo sacó de golpe – Una foto, mira, mira, como tienes el agujero. – Le dijo burlona enseñándosela. - ¿Qué te parece? Que te gusta presumir de cómo me dejas el culo.

-        ¿Vale por hoy?

-        De eso nada – dijo riendo – Sólo te lo he metido la mitad, como el otro día, ya te he dicho que enterito y que acabarás escocido.

Alicia le escupió en el culo y le paso la lengua.

-        Venga, así entrará mejor.

-        Sí, me tienes que hacer esto siempre, que tú lo pides cuando te la meto por el culo.

-        Al principio sí, ahora ya hay alguna vez que no.

-        Uy.

-        Que no se te olvide.

-        No. Ay.

Lleva ya metido tres cuartas partes del aparato y Alicia con cuidado y despacio, se lo estaba follando, se lo sacaba un poco y se lo hundía un poco más cada vez.

-        No te quejarás que te lo estoy haciendo con todo cuidado.

-        Sí, por favor.

-        Así valorarás más lo que te dejo que me hagas. Dos, me has llegado a meter por el culo, yo sólo te meto una. Imagina.

-        Ya.

-        Um, casi está, si lo consigo hoy, dejaré que me lo hagas otra vez. Bien que te reías con el agujero que me dejaste. Y por el coño también me lo dejé hacer.

-        Si de eso no me quejo, es verdad, me dejas hacer todo.

-        Toda, toda, jiji. Y ahora a follártelo un poco más. ¿Te gusta?

-        Nunca pensé que lo diría pero tengo dolor y algo de gusto.

-        Pues repetiremos más veces, ya verás como te acaba gustando. Os pone mucho el ver follar a dos mujeres, tú te excitas pensando que mi mamá y yo follamos, pues también debes descubrir tu lado gay.

-        Tu mamá y tú es sólo una fantasía.

¿Y tú que sabes? Estuvo por decirle.

-        ¿Sigo?

-        Un poco más, ahora que me voy acostumbrando.

-        Jiji.

-        Eso sí, sólo lo hago contigo, no lo haría con una polla de verdad.

-        Jiji.

-        Aah.

-        Mira, mira, tu culo. – Dijo mostrándole una foto. – Y mira esta, todo dentro de tu culo.

-        Buf. – Dijo algo aturdido aún.

-        Fóllame como quieras, amor. – Le dijo Alicia con su sonrisa más adorable.

Luis se sentó en el borde la cama y la atrajo para sí, Alicia sin más dilación se metió la polla y empezó a cabalgarle. Era una de las posturas que más gustaba a Luis poruqe tenía las tetas para sobarlas y chuparlas a placer mientras follaba. La besó con suavidad y la colocó en otra de sus posturas preferidas, tumbada boca arriba con las piernas elevadas, teniendo a placer los orificios del coño y el culo para penetrar. Se la metió hasta el fondo en el culo, se la sacó y pasó a follarle el coño en duras acometidas. Las tetas se bamboleaban y excitaba más a Luis, que derramó sobre ellas una copiosa corrida. Alicia, con gesto vicioso, se extendió el semen por las tetas y se chupó los dedos de la mano.

En cuanto se marchó Luis, Alicia volvió a desnudarse.

-        Toma mis tetas, que se ha corrido sobre ellas, jiji.

Marta empezó a lamer y succionar las viscosas tetas de Alicia, haciendo gestos de relamerse.

-        Qué entrantes te tomas antes de cenar - Le dijo guasona Alicia.

Cuando acabó, las tetas estaban relucientes y seguían endurecidas. Después de cenar vino riéndose con el móvil.

-        ¿Qué pasa, hija?

-        Mira como le he dejado el culo.

-        Ay, pobre. – Mientras observaba.

-        De pobre nada, que así nos quieren dejar los culos.

-        Tienes razón. Vamos a conectarnos con Manu y Carla.

Alicia se lo contó con detalle e hizo reir mucho a Manuel.

-        No te rías, que me acabas de dar una idea, ya está bien de que solo nos abran el culo a nosotras. – Dijo Carla.

-        Muy bien dicho. – Aseveró Alicia.

-        Oye, que esto se puede hablar. – Dijo Manuel.

-        Nada, nada, nos has jodido bien el culo a las tres y aún te quejas.

-        Eso, es tu turno primito.

-        Ali…

-        Pero si nos has desvirgado el culo a las tres, pedazo de cabrón.

-        Marta, di algo. – Imploró.

-        Nada, yo estoy con las chicas, lo siento. Bien que te costó abrirme el culo.

-        Luego van de machotes, jactándose de romper culos y del agujero que nos dejan, jiji.

-        Pues eso, cariño, poco a poco, no te preocupes. Si te acabará gustando como a Luis. – Continuó Carla.

-        Queremos ver las evoluciones. – Concluyó Marta.

-        Este es como Luis, se queja cuando me ha metido su polla y un consolador por el coño y el culo, dos sitios, eh. Vosotros solo tenéis un orificio y os metemos una polla, no dos.

-        A mí también me lo ha hecho. – Dijo Carla.

-        Y a mí. Eso sí que me costó. – Dijo Marta.

-        ¿Por qué no empiezas ahora a metérselo? Ve preparando la postura.

Alicia se colocó con las piernas hacia arriba y Manuel le miró incrédulo.

-        Sobre todo no estés tenso, relájate, jiji. – Mientras se señalaba el ojete.

Marta miraba complacida y Carla apareció con el juguete y lo mostró a cámara.

-        Allá vamos.

-        Lubrícale un poco. – Indicó Alicia.

Carla sonrió e hizo un guiño y le escupió en el ano, extendiéndolo con los dedos. Luego se lo repasó a lametones y le introdujo un poco el dedo currín.

-        Ay.

-        No seas quejica, jiji. Igual que mi Luis.

-        Ya estás listo, amor.

-        Es la postura perfecta, así le vemos la cara.

Las tres se rieron con la observación de Marta. Manuel se resignó y se relajó todo lo que pudo. Sintió que un intruso quería abrirse camino en su culo.

-        Te lo voy a hacer con todo cuidado, pero recuerda que tú quisiste que fuera grande.

Las tres volvieron a reírse.

-        Igual que el que tenemos nosotras, bien lo conoce. – Dijo Alicia.

-        Pero desde el otro lado. – Completó Marta.

-        Ay, um, cuidado.

-        Eh, eh, eh. – Jaleaba divertida.

-        No seas mala, hija.

-        Deja de quejarte tanto. Si esta misma tarde me ha taladrado el culo bien a gusto.

-        Vosotras ya estáis acostumbradas, para mí, ooh, uah, es algo… nuevo.

-        Pues acostúmbrate como nosotras.

-        Venga, por hoy ya vale.

-        Gracias, Marta, ya sabía yo que eres la más buena de las tres.

-        Pero mañana reanudamos y estarás a cuatro patas.

-        Eh.

-        Conmigo no paraste hasta que me abriste el culo del todo, y con Carla y mi hija, igual.

-        Sí, cariño, mira que carita tenías, que majo estás enculado y mira cómo te lo he dejado el agujero, y sólo te he metido un poquito. A ti te encanta sacar fotos y presumir.

-        A todos, todos son iguales, mi Luis, igual.

-        Hablando de fotos, ¿Qué hay de las tuyas, Marta? – Preguntó Manuel más recompuesto.

-        Aún nada, no se las he enseñado. – Respondió Alicia.

-        Mira que sois morbosas.