Complicidad entre primos 49

Nueva cuenta de baltrex. Luis sigue pensando azorado en Marta. Madre e hija siguen maquinando en cómo calentarle más y realizan una sesión fotográfica. Laura, la abogada, se convierte en el nuevo objetivo de ambas. Luis, tiene un aburrido compromiso familiar en el pueblo.

Al día siguiente, Alicia tenía tanta prisa en ofrecerle el semen a Marta, que casi acompaña desnuda a Luis a la puerta de casa. Cerró la puerta y miró a su madre.

-        Lo siento, no puedo ofrecerte mi coño hoy, se ha corrido en mi culo.

-        Es igual hija, ven. Tu culo me encanta.

Rápidamente, volvió a quedarse desnuda, y ofreció su culo, del que todavía salía algo de semen. Marta lo miró con interés. De inicio lo recogió con un dedo y lo saboreó.

-        Um, sabe como el de Manuel, no es raro que te guste este chico.

Luego pasó a lamerle el culo lentamente.

-        Buf, si supiera lo que estamos haciendo.

-        Será un secreto más entre nosotras.

-        Se te tiraría nada más entrar por la puerta, jiji. Que supiera que te gusta saborear su semen.

-        Yo te puedo limpiar todos los días el semen, lo mismo que tú, lo limpias de las pollas.

-        Siempre que quieras.

-        Salvo algún día, que sé que te gusta dormir con él y quedártelo dentro.

-        Cómo me conoces.

Por la tarde, Luis se decidió a confesarse una vez más a Alicia.

-        No quiero que te moleste, amor.

-        Anda, dime qué te preocupa.

-        He pensado mucho en que Marta use un consolador.

-        Lo sabía, jiji.

-        No te rías, me pone y a la vez… es como si supiera algo que no debo.

-        Eres encantador, no te preocupes, ella no sabe nada. – Le mintió  de manera piadosa.

-        Ah, que bien. Pero me sigue poniendo cachondo, imaginar cómo lo usa y como la veo todos los días con el kimono…

-        Eres un pervertido.

-        Esa es otra, es muy tentador cuando me recibe así.

-        ¿Quieres entonces que te reciba con más ropa?

-        No, no.

-        Qué pillín eres, y parecías bueno cuando te conocí.

-        Sólo, bueno, ya sabes que me gustaría quitarle el kimono…

-        Calla, calla, creo que… bueno, quizá… No te puedo decir más.

-        Dime, anda.

-        Todavía no. ¿No tienes suficiente conmigo? – Le dijo insinuándose.

-        Claro que tengo suficiente, y de sobra.

Luis se inclinó para besarla y la acomodó para penetrarla con decisión.

-        Siempre me follas con ganas después de hablar sobre mi madre.

-        Sí, toma, toma.

-        ¿Piensas en ella? No me importa.

-        Sí, pero tú me gustas más.

Alicia cerró la puerta tras irse Luis y se rió mientras se desnudaba

-        Hoy se ha corrido en mis tetas, lo ha extendido y después me lo ha dado a tragar.

-        Ven, que es igual, algo te quedará. Y de todas formas, me encanta chupar tus tetas.

-        Ya lo sé, jiji. – Dijo acercándoselas.

-        Um, que duras y ricas.

-        Luego le daré un repaso a las tuyas. – Dijo abriéndole el kimono.

Cuando acabó su madre, frotó sus tetas con las de ella, como les gustaba a las dos. Marta, sintió aún la humedad y frescor de su saliva en las tetas de su hija, y se relajó antes de sentir la lengua de su hija recorrer sus pechos.

Durante la cena, le contó las confesiones de Luis.

-        Es normal que esté así, un poco turbado. – Indicó Marta comprensiva.

-        Pero no deja de ser un depravado, que me ha confesado que te quitaría el kimono.

-        Uy. – Dijo fingiendo rubor y tapándose la mano a la boca.

-        Si tanto le cuesta contenerse, le he dicho que si quiere que salgas más vestida y el muy cerdo me dice que no, qué cara.

-        Es normal, si le gusto. – Dijo sonriendo mirando al techo. – Has hecho bien diciéndole que yo no sé nada.

-        Le he dejado caer, en realidad, le he dejado en ascuas.

-        Ya sé por dónde vas.

-        Jijiji. Menos mal que tampoco sabe que te masturbas mientras follamos.

-        Pobre, que poco sabe.

-        Mejor.

-        Mañana miramos la mejor manera de hacer las fotos. Me gusta este juego. -  Concluyó Marta sonriendo. – Tienes la noche para pensar.

Alicia sonrió picarona y se levantó al día siguiente con la misma sonrisa.

-        Hola, hija, por tu sonrisa ya veo que tienes la manera.

-        Sí, hola, mamá. Mejor el fin de semana, así queda más natural y lo preparamos mejor, jiji.

-        Genial.

-        Además, este finde tiene mi Luis un compromiso familiar y estará fuera. Tenemos todo el tiempo.

-        Ah.

-        Podemos salir e ir a buscar polla.

-        Pero que bruta eres hija. – Dijo sonriendo.

-        Ya, ya, si no lo digo por mí, jiji, que también.

-        Ya sé qué relación tenéis pero así de sopetón, a veces aún me sorprendes. ¿Lo dices por mí?

-        Claro, creo que necesitas una polla de verdad, con todo el amor que te tengo.

-        Um, te lo agradezco, pero estoy bien así, ¿sabes? Después de la polla de Manuel y de cómo me follas, cualquier polla me sabría a poco.

-        Eres demasiado buena para que te folle una polla vulgar, te entiendo.

-        Eso es. – Dijo sonriendo. – Me entiendes siempre y sé tu buena intención.

-        Te puedo prestar a Luis…

-        Ya sabes que no.

-        ¿Y a esa abogada tan guapa no le va el rollo?

-        Um, déjalo así, no me ha insinuado nada.

-        Pues hazlo tú.

El sábado por la mañana empezó el plan de Alicia.

-        Bien, la primera va a ser como si te espiara en el baño cuando vas a la ducha. Yo me colocaré aquí con la puerta entornada como si tu no lo supieras, jiji.

Alicia sacó una foto del magnífico culo de su madre donde se le veía a cuerpo entero de espaldas.

-        Avísame cuando acabes de ducharte y te robo otra saliendo, que estás muy sexy.

-        ¿No me sacas una metiéndome a la ducha?

-        Jiji, cómo se ve lo que te gusta la idea.

-        Me quedaré quieta así de medio lado y saldrá mejor.

-        Ya.

La foto de medio lado, mostraba el fantástico perfil de sus tersas tetas y al girar la pierna se descubría su coño. Después de unos minutos donde Alicia no se movió del sitio, su madre le avisó.

-        Ya salgo.

La foto era espectacular y mostraba un desnudo frontal de Marta, muy sexy totalmente mojada. Alicia aprovechó para sacarle otra al girarse para coger la toalla.

-        Te he sacado otra ahora al coger la toalla.

-        Muy bien. Luego seguimos.

-        ¿No me sacas en el dormitorio?

-        Mañana.

-        Mañana tendré peor cara si salimos.

-        Es verdad, no se dará cuenta de cuando son.

-        Sácame una agachada, si me la sacas entrando se ve que me estás siguiendo.

-        Qué bien, tú también lo has pensado, ¿eh?

-        Claro, y dormir contigo me ha ayudado. – Dijo con una sonrisa esplendorosa.

-        Estás super sexy cogiendo las braguitas, le vas a reventar la polla, jiji.

-        Te follará con más ganas.

La respuesta sorprendió y agradó a partes iguales a Alicia. La foto mostraba a Marta reclinada sobre la cama, situada frente a la puerta ligeramente a la derecha, para coger las bragas. La postura le hacía mostrar una ligera abertura vaginal y que se viera parte de sus pechos caídos resaltando su voluptuosidad.

-        Eso seguro.

-        Ahora si me giro al armario, te vería espiándome, cariño.

Marta, había tomado definitivamente las riendas de la sesión fotográfica y parecía encantada de ello. Mostraba una sonrisa de satisfacción y de estar disfrutando. Luego adoptaba una postura natural para las fotos.

-        Es verdad. Me aparto y te saco una cuando te gires a la ventana.

-        Perfecto.

-        Esta con las braguitas puestas se la enseñas al principio.

-        Claro, y la del desnudo frontal con tu chochito, al final.

La foto mostraba a Marta de medio lado y donde se le veían lateralmente los pechos, firmes y sugerentes.

-        Estoy pensando en cómo mostrarle otro desnudo frontal. Ya sé, haciéndote la dormida, te abro el kimono.

-        Sí, ¿no le dijiste que iba desnuda por casa?

-        Jiji, sí, menudo calentón tuvo.

-        Hazme una después de comer en el sofá y el lunes una en el dormitorio antes de que me levante. Seguro que le gusta verme desnuda en la cama. Da igual que haya poca luz, tiene que parecer real. ¿Crees que se dará cuenta del montaje?

-        Um, no tiene que notarse demasiado, para eso las hemos pensado, jiji. Tonto no es, pero viéndote desnuda no le va a dar tiempo para pensar en más cosas.

A mediodía mientras preparaba la comida, Marta se giró a su hija con una sonrisa radiante.

-        He tenido una idea que te va a gustar. Voy a llamar a Laura por si nos quiere acompañar esta noche. ¿Qué te parece?

-        Genial, gracias mamá.

Alicia se levantó de la silla haciendo bambolear sus tetas y le dio un beso con lengua a su madre.

-        Así la conoces, que veo que tienes ganas.

-        Sí, déjame ver la foto del whatsapp. Buf, está buenísima, me la tiraba sin dudarlo.

-        Es sólo dos años mayor que yo y, como te dije, se divorció también hace tres años. Tiene un hijo de 12 años.

-        Por ahora sólo me interesa ella, jiji. La tenemos que tantear sí o sí. Le tienes confianza, ¿verdad?

-        Sí, pero no tanta, al menos por ahora. Tú, déjame más a mí. – Dijo sonriendo.

-        De acuerdo.

-        ¿Sabes? Lo que te dije ayer sobre las pollas. Sólo me han follado tu padre y tu primo Manuel. Para mí… me es más difícil. Tú estás acostumbrada a otra cosa, no digo que lo mío sea mejor… - Volvió a sonreír.

-        Lo sé mamá, en realidad, ya viste como estaba hasta que me pilló Manuel. Con la triste polla de mi primer novio como única que me había follado. Luego ya sí.

-        En realidad, me cuesta ahora menos acostarme por primera vez con una mujer que con un hombre, con Carla y contigo disfruto mucho. Y con Laura también me gustaría. Ojalá pudiéramos disfrutar las tres a la ve. – Mirando al techo sonriendo.

-        Que iba a pensar de nosotras, jiji.

-        Que pasaría un buen rato con dos mujeres hermosas como ella. Eso sí, cuando llegue la polla adecuada, sabré verlo.

Aquella confesión, no pilló de sorpresa a Alicia, que sabía las intimidades de su madre y cómo sentía. Lo había ido deduciendo y aquello se lo confirmaba.

-        Eres estupenda, mamá. – Dijo mientras la besaba de nuevo. – Qué bien estarías con otra mujer bella y elegante como Laura. Me recuerda a Carla.

-        Sí, me conoces bien. Seguro que algo sospechabas de esto.

-        Um, sí.

-        Cuando le doy dos besos al saludarla, se me erizan los pezones y siento un cosquilleo en mi coñito.

-        Estoy deseando conocerla.

-        Voy a llamarla.

Marta sonrió juguetona y le volvió a mostrar la foto de Laura. Alicia, obscena, se llevó un dedo a la vagina.

-        Hola, Laura, ¿cómo estás? … Sí, yo estupendamente … No, no es nada del divorcio, además para eso no te molestaría un sábado … ¿Te gustaría quedar esta noche a tomar algo? … Genial … - Marta se miró a Alicia sonriendo con el gesto del pulgar hacia arriba - … Este divorcio me ha traído tu amistad … no, gracias a ti … ¿sabes? Mi hija tiene ganas de conocerte … sí, ya te he hablado de ella … genial, nos vemos esta noche, un beso. Hecho, hija.

-        Al final vamos a ir en busca de coño en vez de polla, jiji.

-        Jaja, que bruta eres, pero tienes razón, la vamos a acorralar entre las dos. Con mucha delicadeza.

-        Yo de todas formas me acicalaré el coño después de comer.

-        Yo ya lo hice anoche, para salir guapa en las fotos. – Dijo sonriendo picarona.

-        Pero si no tienes vello…

Después de comer le indicó.

-        Sácame otra foto, ¿con kimono o sin él?

-        Mejor con kimono y así parece robada.

-        Sí.

-        No sé qué pensará de que le robe fotos desnudas a mi madre, qué depravación, jiji.

-        Bueno, ya te conoce, no va a pensar mal a estas alturas.

-        Ya, pero esto… - Dijo riéndose.

-        Ya le has llevado a verme duchándome. Venga. Y mira que no tengo costumbre de siesta.

Marta se sentó recostada en el sofá y fingió estar dormida. Alicia le abrió el kimono muy despacio como si realmente quisiera evitar despertarla.

-        Así queda más natural. Estás preciosa cuando duermes.

Le sacó la primera foto con el kimono entreabierto mostrando su cara y gran parte de sus tetas. Le abrió un poco más hasta mostrar por entero sus encantos y repitió la foto. Se contuvo el empezar a lamerlas y sacó una vista entera de su cuerpo desnudo con el kimono abierto. Para acabar sacó dos fotos esplendorosas en primer plano de su coño, una enfrente y otra de contrapicado. Repitió el contrapicado mostrando toda su desnudez.

-        Buf, va a flipar con estas fotos. Es que tienes un coño precioso. No puedo más. Estoy caliente.

Alicia empezó a lamer con fruición la vagina jugosa de su madre.

-        Eh, como te ha puesto cachonda hacer esto.

-        Sí, hija, pero sigue comiéndome el coño.

Marta le aprisionó la cabeza contra su coño con su mano y se mordió el labio de placer. Alicia pasó a acariciarle y lamerle las tetas, le frotó sus tetas con las suyas y se las ofreció. Marta aceptó gustosa.

-        Me encantan tus tetas, hija, dame tu coño ahora.

Alicia se lo ofreció gustosa y le devolvió el cogerle la cabeza, disfrutó de la lengua en su interior y poco después se corrió en la boca de Marta, que le incitó a besarla y compartir sus fluidos.

-        Reclínate sobre mí, hija.

-        Jiji.

-        Así, has sido mala, me llevas por mal camino y a estar calenturienta la mayor parte del día.

Lo dijo riéndose y azotando levemente el turgente trasero de su hija.

-        Tú, tú. – Le respondía Alicia riéndose. – Ahora te toca a ti.

Marta obedeció complaciente y se intercambiaron de posición.

-        Has sido mala, me llevas a querer acostarme con tu abogada y te calientas con mi novio, del que deseas su polla aunque no lo reconozcas, jiji. Que me pides su semen.

-        Uy, hija, no me des tan fuerte que no quiero que Laura vea marcas.

-        ¿Pero qué plan llevas para esta noche?

-        Tantearla e irla trabajando.

-        Ya, ya.

-        De Luis sabes que me lo follaría pero que nunca lo haré.

-        Ya lo sé, es broma. Ven anda, que no te has corrido aún.

Marta se recostó y sintió el trabajo con maestría que los dos dedos y la lengua de Alicia le realizaban en su coño. Dio una pequeña convulsión y le ofreció una copiosa corrida mientras sonreía satisfecha.

-        Qué bien me lo haces hija, compártelo con mamá.

Mientras Alicia y Marta se lo pasaban en grande y maquinaban, Luis se aburría en una reunión familiar que para él no tenía alicientes. Con conversaciones en las que no podía participar por no saber de quién hablaban. Tenía dos primos más jóvenes, hablando de sus cosas y que le ignoraban. Empezó a mirar cosas en el móvil y a pensar en Alicia. Estaba aislado en un pequeño pueblo.

Pasado un rato, decidió salir a dar un paseo. Siguió un camino por el río, donde ya amarilleaban los árboles. Un paseo agradable. Decidió sentarse en una roca y contemplar el fluir del agua. Siguió pensando en Alicia e incorporó a Marta. Su preciosa sonrisa cuando sale a recibirle en un kimono bajo el que sabe que no lleva nada. Los días que se le ve más el escote. Cuando siente su piel al darle dos besos y tiene que contenerse. Suspiró y empezó a notar una erección.

Miró hacia el camino y estaba desierto. Buscó un sitio más recogido metido hacia los árboles. Se recostó en uno y se sacó la polla. Se sintió morboso y empezó a masturbarse, mezclando recuerdos de Alicia y fantasías de Marta, sus gozosos sueños con ella. Derramó una buena cantidad de semen al suelo y se sacudió las últimas gotas.

Más tarde salió a tomar algo con la familia al único bar del pueblo. Había un partido de fútbol que centraba la atención de la mayoría de los clientes, pero a él no le gustaba. Por la noche le tocó dormir en el mismo cuarto que sus dos primos, ellos en una cama y él en la otra. Siguió pensando en Alicia y que mañana volvían a casa.

Para ganar tiempo, Marta y Alicia decidieron ducharse juntas, como hacían siempre que podían. Jugando entre ellas y disfrutando. Pasando la esponja la una a la otra. Besándose y acariciándose.

-        Después de la sesión que me has dado, me tengo que volver a duchar. – Indicó Marta.

-        Hija, a Laura le he dicho que tienes novio. Pero no sabe vuestra relación abierta. No busques polla delante de ella.

-        Tranquila, mamá.

Marta estaba impresionante, con un vestido negro ceñido que realzaba su figura y mostraba sus esbeltas piernas. Alicia le acompañaba con un vestido estampado en colores claros que marcaba un buen escote.

-        Estás irresistible, mamá, seguro que te la ligas.

-        Ya veremos. – Dijo sonriendo. – Tú estás preciosa, menuda competencia.

Cuando llegaron al restaurante, ya estaba Laura esperándolas, se levantó muy sonriente y les saludó con la mano. Alicia se impactó con su belleza, porte y elegancia. Era una mujer alta, de figura esbelta, tez tostada, labios carnosos y deseables, grandes ojos marrones, larga cabellera rubia ligeramente ondulada, manos largas y finas, culo respingón y firme y unas tetas no tan grandes como las de Marta pero las justas para su figura.

Marta y Laura se saludaron con efusividad, un abrazo y dos besos en la mejilla, muy sonrientes. Alicia estaba de pie con su mejor sonrisa y deleitándose de la visión.

-        Hola, Alicia, soy Laura, encantada.

Alicia tuvo que ponerse de puntillas para plantarle los dos besos y procuró rozar sus tetas con las de Marta. Sintiendo lo mismo que su madre.

-        Vaya hija guapa tienes.

-        Gracias, tú si que eres guapa.

-        Tu madre y yo nos hemos hecho muy amigas.

Alicia y Marta pensaron lo mismo, que más amiga deseaban que fuera. Las tres mujeres llamaban la atención y centraban miradas furtivas y de deseo. Un camarero que no perdió la sonrisa ni la servicialidad toda la noche les preguntó que querían de beber. Con cualquier excusa estuvo toda la noche acercándose a la mesa.

-        Pues sí, nos hemos conocido en circunstancias difíciles para Marta, pero como dice ella, ha servido para que nos conociéramos. Yo pasé hace poco por lo mismo y sé lo que se siente.

-        Guapa y atenta, no sé en qué estaría pensando.

-        No seas cotilla, hija.

-        Oh, no es nada. Son deterioros hasta que un día…

Marta iba de escándalo, con un vestido ajustado de color azul y un escote corazón que hacía perder la vista a su canalillo. Alicia intuía dos pezones grandes marcados bajo la tela. Se lo dijo al oído a su madre cuando Laura fue al baño.

-        Hija, no seas tan incisiva.

-        ¿Pero no se lo has visto? Está tan erizada como nosotras.

-        Es la tela, deja que sigan las cosas.

-        Tranquila.

-        Tú sí que llevas escote.

-        Y alguna buena mirada me ha echado. Y a ti igual.

-        Ya me he dado cuenta.

-        Si tú también vas marcando los pezones.

-        Pues claro, ¿no la ves? Venga, que está feo hablar así delante de más gente.

Laura apareció sonriente de nuevo.

-        Me ha dicho Marta que estás muy a gusto con tu novio, eres afortunada.

-        Sí, es muy buen chico. Le tuve que tirar para que se lanzara jiji.

-        Es tímido pues.

-        Sí, pero ya no tanto, al menos conmigo.

El camarero apareció de nuevo para preguntarles si querían alguna copa. Aprovechó el situarse al lado de cada una para mirarles con cierto descaro el escote a cada una.

-        Como nos mira las tetas ese camarero. – Indicó Alicia.

-        Alicia.

-        Oh, es normal. Es un chico joven. – Terció Laura.

-        Un poco descarado. –Dijo Marta.

-        Mi hijo me ha espiado alguna vez, yo he hecho como que no me entero.

-        ¿Cómo? – Preguntó Alicia.

-        Así que imagínate este. Nada, noto que me mira cuando salgo de la ducha con el albornoz o voy con el camisón y me reclino a darle un beso. Y alguna vez he visto dos ojos husmeando por la rendija de la puerta cuando me visto.

Aquello estaba acabando de excitar a Marta y Alicia.

-        Sus bebidas, señoras. – Dijo el camarero, que por edad se fijaba especialmente en Alicia.

Alicia dio un buen trago inicial y preguntó.

-        Así que crees que tu hijo te ha visto desnuda del todo o solo en ropa interior.

-        Hija, no seas indiscreta. Está en una edad donde tiene curiosidad.

-        Tranquila Marta, que he sido yo quien ha empezado. Bueno, el escote seguro, al agacharme al darle un beso quizá me las haya visto casi enteras. En ropa interior… seguro, ahí al cambiarme al llegar a casa soy algo más descuidada. Y desnuda del todo… tal como me puede ver en mi dormitorio… quizá de espaldas, si me girara al armario o me pusiera de frente a vestirme, le habría visto seguro y se habría ido por vergüenza y la bronca que le cae jeje. El traserito me lo habrá visto posiblemente.

-        No quiero ser grosera Laura, perdón mamá, pero a una mujer de espaldas echada hacia adelante se le ve…

-        Sí – dijo riéndose Laura - el golfillo de mi hijo me habrá visto el chichi. – Sonrió un poco nerviosa y dio un buen trago. – Voy a tener que ser más cuidadosa, prefiero no decirle nada. No hay que darle más importancia. Entre vosotras ahora que estáis solas también habrá confianza.

-        Oh, sí. – Se lanzó a responder Alicia mientras sentía envidia del hijo de Laura.

-        Desde siempre la hemos tenido para ir de compras y probarnos las cosas juntas y ahora en casa vamos un poco más desenvueltas, hay confianza, sí. – Prosiguió Marta que también pensaba en esas escenas.

-        Es muy natural. – Concluyó Alicia.

-        Sí, pero las dos somos mujeres y adultas. Él es menor y no tiene por qué espiarte. Es tu intimidad.

-        Sí. Ya le he hablado de sexo y como dices, sentirá curiosidad. No le veo maldad.

Se pidieron otra copa y luego Laura se empeñó en pagar, a lo que Marta se negaba vehementemente.

-        Que no, de ninguna manera, yo pago lo mío y lo de hija.

-        Que no, que os quiero invitar.

-        Que te he llamado yo.

Al final acordaron pagar la mitad cada una. Fueron a un sitio elegante, de los que le gustaban a Laura, donde no había tantos babosos. Aún así, seguían siendo centro de atención. Alicia era la que más disfrutaba siendo objeto de las miradas de deseo.

-        ¿Y qué, Marta? Aún no te ha salido ningún pretendiente…

-        No, estoy muy bien así, poco a poco, pero podría hacerte la misma pregunta…

-        Oh, tu caso fue un poco duro, en el mío pues fue más cosa de los dos y más amistosa. No, también estoy muy bien sola, jeje, ya tengo un hombrecito con Eduardo. Si llega algo… bienvenido, pero no lo estoy buscando.

-        Estamos igual pues. – Concluyó Marta con su sonrisa capaz de derretir una piedra y mirando a Laura a los ojos. Esta le devolvió la sonrisa y las dos se acabaron riendo.

Marta y Alicia, acompañaron a Laura a tomar un taxi. Para la despedida, Alicia volvió a rozar sus tetas con las de Laura, ejerciendo más presión.

-        Uy, que efusiva.

Marta, le dio un abrazo e hizo rozar el borde de su boca con la de Laura al darle dos besos. Sus manos, bajaron poco más allá de la cintura y sintió la firmeza de su culo. Al igual que su hija, hizo coincidir sus pechos con los de Laura.

Las dos mujeres se encaminaron hacia casa.

-        Vaya dos tetas más firmes tiene, que gusto chocarlas.

-        Sí, y el culo lo tiene igual.

-        Pillina. ¿Tú crees que lo que nos ha dicho de su hijo iba con segundas?

-        Um, no lo sé, puede, vamos a pensar que sí. – Girándose sonriendo.

-        Lo que sí preveo es que su hijo la va a asaltar en su propia casa en un par de años, jiji.

-        Qué bruta eres, hija, pero debe ser más cuidadosa.

-        Ya nos gustaría a las dos poder espiarla, jiji.

-        Bueno, ¿te lo has pasado bien?

-        Sí. Y eso que al final ni polla ni coño.

-        Pero nos tenemos a las dos.