Complicidad entre primos 47
Alicia y Luis culminan su plan con Ruth, con Alicia de maestra de ceremonias. Luis se siente incómodo con sus amigos.
A las cinco apareció Ruth por la puerta y se quedó clavada.
- ¡Pero si estás desnuda!
- Pues claro, ¿a qué has venido?
- Yo…
- Ya dije que lo vería todo y ver follar me excita, me masturbaré mientras te desvirga Luis.
Luis miraba complacido, Alicia a veces le seguía sorprendiendo.
- Te puedes ir si quieres. – Dijo Alicia riéndose.
- No, no, con todo lo que has hecho por mí. Pero es que…
- Es que nada, a quitarse la vergüenza. A mi cuarto.
Alicia se sentó en una silla y les miró con lascivia.
- Bueno, ¿a qué esperáis?
- Con todo esto no me he presentado, soy Luis. Encantado de conocerte.
- Yo Ruth, lo mismo.
Luis la asió de las caderas y la besó con dulzura. Ruth sonrió por primera vez.
- Me puedes quitar tú misma la ropa.
- Que se desnude ella antes, así te hará una mamada mejor. – Intervino Alicia.
- ¿Tú crees? – Preguntó Ruth mirándola.
Alicia simplemente asintió con gesto entre serio y sonriente. Ruth respiró hondo y empezó descalzándose despacio. Luis le miraba con paciencia y Alicia le apremió con un gesto con la cabeza. Se quitó el pantalón vaquero. Luis observó unas bonitas piernas de una piel ligeramente tostada y bien torneadas. A continuación se desabrochó los botones de una camisa blanca de manga larga. Presentaba una bonita figura y una ropa interior de color blanco. Luis sonrió satisfecho ante lo que veía y notó que su polla se endurecía.
- Sigue. – Ordenó Alicia con un gesto de manos.
Ruth volvió a respirar hondo y se desabrochó el sujetador. Dos bonitas redondas y de cierta voluptuosidad se dejaron ver por fin. Hizo un amago de tapárselas.
- ¿Pero qué haces? – Inquirió Alicia.
- Son muy bonitas. – Intervino Luis.
- A ti ya sé que te encantan las tetas, jiji.
Luis se acercó a palparlas y lamerlas. Ruth se vio inicialmente sorprendida pero empezó a gustarle la sensación. Sintió que se le endurecían los pezones. Luis se alejó unos pasos. Alicia se señaló la vagina con el dedo dos veces. Ruth respiró aún más hondo. Despacio se despojó de las bragas y sintió vergüenza de mostrarse desnuda ante un chico por primera vez. Luis la miró de arriba abajo.
- Gírate, por favor. – Le pidió.
Ruth se giró y mostró un culo redondo y contundente. Luis lo acarició y comprobó su firmeza. Luego con un dedo le acarició la vulva y Ruth sintió un escalofrío y dio un respingo, que hizo reir a sus acompañantes.
- Muy bien. Ahora vas a ver por primera vez un chico desnudo. ¿Le quieres quitar la ropa? – Preguntó Alicia.
- Um, sí.
Ruth le quitó la camiseta y le desabrochó emocionada el pantalón. Luis se quedó en calzoncillos.
- Ve y toca. – Le dijo Alicia.
Ruth se acercó con curiosidad y palpó ese gran bulto que sobresalía.
- Verás que polla tan bonita. – Dijo Alicia sonriendo.
Ruth le bajó el calzoncillo y su polla se quedó enhiesta apuntándole. Abrió la boca sorprendida ante el tamaño del aparato que tenía enfrente. Como le había dicho Alicia, era una pollabonita y la iba a poder disfrutar. Sintió un poco de temor de verse penetrada por ese falo pero no dijo nada.
- Venga, ve a tocarla.
Luis se sentía orgulloso de mostrar su polla a una chica inexperta. Le excitaba y sentía curiosidad que sería capaz de hacerle. Ruth le agarró la polla como queriendo coprobar su grosor y dureza. No pensaba que fuera así. La acarició y notó como se abría más el glande. Luego se agachó para verla más de cerca y se le escapó una risita.
- ¿Te gusta, eh? Tómala, es tuya, sin miedo. – Ruth se volvió sonriente. – Me encanta verte así, disfrutando de una polla. ¿Por qué no se la chupas? De rodillas lo harás mejor.
Ruth se colocó algo nerviosa por no mostrar excesiva torpeza. Abrió la boca y se introdujo el glande. No le desgradó en absoluto la sensación pero temía metérsela más. Le hizo unos chupetones. Luis disfrutó con su labor de cicerone ante una chica anteriormente mojigata.
- Empieza lamiendo todo el tronco. – Indicó Alicia.
Ruth recorrió con su lengua varias veces el tronco. Luis volvió a colocarle la polla en los labios.
- Inténtalo poco a poco. A decir verdad es una polla grande para una primeriza jiji, no pasa nada si hoy no te la tragas entera.
Ruth se metió un tercio de la polla y sintió su dureza y tamaño. Luis le acariciaba el pelo y poco a poco le metió hasta la mitad.
- Esto se hace así. Mira y aprende.
Alicia se situó a su lado y Luis giró levemente para ponerle la polla a su alcance. Alicia abrió la boca y en un momento se la tragó entera y siguió succionando. Ruth observaba con la boca abierta y sorprendida.
- ¿Lo ves?
- Pero te acabas de meter el pene con mi saliva.
- Sí, ¿qué pasa?
- Y ahora quieres que siga yo después de haber estado tú.
- Que escrupulosa eres. No te va a pasar nada. Hazla callar.
Luis sonrió y le volvió a meter la polla a Ruth en la boca.
- Muy bien, Ruth, seguro que puedes metértela toda.
- Uf, es muy grande Alicia. – Dijo sacándose la polla un momento.
- Sí, y eso que lo disfrutarás. ¿Te gusta? – Ruth asintió – Te convertirás en una buena amante. ¿Qué tal lo hace Luis?
- Bien, para ser la primera vez bien. La sabe aprisionar bien con sus labios. Son carnosos.
- Jiji.
- Ánimo Ruth que la tienes casi entera, un poco más.
Luis empujó un poco y consiguió metérsela toda. Ruth se la sacó y tosió.
- Perdón. – Dijo Ruth.
- No pasa nada, perdona tú, te la he metido toda.
- ¿Ves como podías?
Luis volvió a dejar que le mamara la polla y llegara hasta el fondo. Alicia asistía complacida.
- Aprendes rápido. Quién lo iba a decir jiji, te lo tenías guardado. Bueno, cambio de papeles. Ahora vas a ver lo bueno que es que te coman el coño, verás que placer, mi Luis lo hace de maravilla. Túmbate, abre las piernas y relájate.
Ruth confiaba y le estaba gustando la experiencia. Aún así se sintió un poco desprotegida mostrando su coño a disposición de otro.
- Si te has comido una polla no sé por qué eres escrupulosa conmigo.
- Es que, no te molestes, pero eres una chica.
- Pero no te importa la saliva de Luis ni comerle la polla. Venga.
Ruth se calló y sintió como Luis empezaba a besarle suavemente la cara interior de los muslos y se aproximaba a su coño. Notó una lengua que se abría paso entre los labios vaginales y sintió un escalofrío. La lengua recorría el interior de su coño y buscaba su clítoris.
- Um, um, oooh.
- ¿Ve que bueno es? ¿Es pecado? – Preguntó burlona.
- Oooh.
Ruth siguió difrutando cada vez más, hasta que notó como se corría. Luis succionó satisfecho y se acercó a besarla.
- Sé que ahora mismo te ha pasado parte de tu corrida y no has hecho ascos.
- No, no.
- Mi consejo, si un chico quiere follar contigo, que no lo haga si no te come el coño. Él, seguro que pide que le comas la polla.
- Sí.
- Y ahora el plato fuerte, jiji.
Alicia se había abierto los labios vaginales y metido un dedo. Luis se refrotó la polla entre sus tetas, que le habían gustado, y le acercó la polla a la boca.
- Venga, lubrícale un poco la polla.
Ruth obedeció y abrió la boca sin rechistar.
- ¿Preparada? – Preguntó Alicia.
- Sí.
Luis colocó su polla rozando la vagina, feliz de desvirgar a otra chica, como la dulce Andrea. Dispuso su glande en el agujero mientras Ruth trataba de relajarse. Tenía algo de temor a que esa polla la penetrara. Con suavidad empezó a penetrarla. Ruth abrió la boca y los ojos exhalando un suspiro.
- Aaah, ummm.
- Si vieras que cara estás poniendo, jiji.
Alicia miraba complacida las caras entre temor y placer que ponía Ruth. Se acabó de excitar y empezó a masturbarse. Ruth la veía y puso más cara de asombro, mientras Luis sonreía con el espectáculo.
- Ay.
- ¿Te hago daño?
- Un poco.
- Sigue empujando. – Ordenó Alicia.
- Con cuidado. – Dijo Luis.
Un poco de sangre manchó una toallita que había dispuesto Alicia. Luis paró y fue al baño a limpiarse seguido de ellas. Alicia ayudó a Ruth.
- ¿Ya puedes seguir?
- Sí.
Luis la volvió a penetrar y esta vez la folló con mayor decisión y a ritmo más rápido y profundo.
- Um, umm, aaah, oooh.
- Como te gusta, ¿eh? Ya te decía…
- Sí, sí, sí.
- Y tú eres un desvirgador, un rompe hímenes. Cuando te conocí no lo parecías, jiji.
- Pues ya ves.
Luis sacó la polla y derramó sobre las tetas de Ruth una copiosa corrida.
- Tenías que correrte en sus tetas, jiji.
- Sí.
Ruth estaba con cara de felicidad y se atrevió a tocar el semen.
- El primer semen que ves, ¿eh? – Ruth asintió - Pruébalo, no te va a pasar nada.
- Lo siento, pero…
- No seas escrupulosa otra vez…
- Pero Alicia…
- Antes te has tragado tu corrida, y seguro que en tu casa lo has hecho.
- Pero es la mía…
- Bueno, de todas formas le tienes que volver a chupar la polla y dejarla bien limpia. Es un detalle con el que cualquier chico querrá volver a estar contigo. Seguro.
- ¿Tengo que hacerlo?
- Sí. Si ya verá como te acaba gustando tragarte la lechecita, jiji. Toma precauciones y verás que placer que se te corra dentro de tu coño, La lechecita caliente subiendo.
Un poco resignada y por no disgustarla, le chupó la polla, eso ya le gustaba, pero no le convencía que estuviera manchada de semen. Para su sorpresa, no le desagradó tanto como pensaba y hasta sintió cierto placer pero no se atrevió a decirlo.
- ¿Ves? No ha sido para tanto.
- No.
- ¿Qué te ha parecido todo?
- Muy bien. Gracias.
- No hay de qué. Ha sido un placer. Nunca mejor dicho.
- Me alegra, Ruth. Puedes ir al baño y ducharte.
- Gracias.
Por la noche en la cama, Alicia le estuvo contando a Marta con detalle lo acontecido por la tarde. Había conectado por videollamada con Carla y Manuel. Conectaban regularmente por la noche y ellos también estaban en la cama.
- Menudo jodedor es tu novio. – Indicó Manuel.
A Marta le hizo especial gracia la descripción de las caras de Ruth. Cuando acabó y se despidieron, dijo.
- Hija, tu historia me ha puesto cachonda. Mira como tengo el coño de mojado. No sé que tienes.
Alicia le empezó a comer el coño con dulzura hasta que se corrió. Luego subió a lamerle los pechos y la acabó besando suavemente.
- Qué bien me lo haces hija, ahora me toca a mí.
Se colocó encima de ella y rozó sus tetas con las de su hija, erizándose los pezones de ambas, para bajar a su vagina.
A mitad de semana, Alicia se encontró en el portal con el vecino mirón. Iba a la autoescuela y le saludó, él, le devolvió el saludo con la cabeza baja y sin mirarla se metió rápidamente en el ascensor.
- Le has acojonao. – Indicó Marta cuando volvió.
- Mejor, así ya no nos mira más.
- Es verdad.
El sábado, Luis había quedado con sus amigos. Más por compromiso que por ganas. Les seguía apreciando pero a veces le costaba esfuerzo encontrar temas de conversación comunes. Y no le gustaba el modo en que hablaban de las chicas, tan rudo. Aún así les tenía que decir que se había echado novia y era una excusa para cuando no quisiera quedar con ellos.
- Joder que suerte y eres el más tímido de todos.
- ¿Y está buena?
- Esto… sí, es guapa.
- ¿Y tiene las tetas grandes?
- Sí.
- Joder, pues me la dejas cuando te canses de ella.
- No creo.
- Venga, que nos tienes que contar más cosas de ella, que somos tus amigos.
- Eso, eso, ¿folla bien?
- Si tiene las tetas grandes, ¿hace buenas cubanas?
- A ver, que eso son cosas de pareja.
- Venga, enróllate.
- Lo pasamos bien.
- ¡Lo sabía!
- Si nos dices eso es que folla de maravilla.
- Un día podemos ayudarte, es broma, pero pregúntale por si acaso, jeje.
- Y la pregunta definitiva, ¿se deja dar por el culo? Dí, ¿se deja?
- No te enfades, ahora.
- Sí, es simple curiosidad.
- No os paséis, que no todo es follar.
- Es que nosotros lo intentamos, pero cuesta. Y tal como nos has hablado de ella nos hemos puesto cachondos.
- Tal como habláis, no me extraña.- Dijo Luis.
- ¿Y dónde la conociste?
- Es compañera de clase, desde hace años la conozco, el inicio de la carrera.
- Joder, nos tendremos que matricular para encontrar novia.
- ¿Y desde cuándo sales con ella?
- Pues, desde principio de verano.
- Eh, espera un momento. Así que cuando quedamos en verano, ¡Ya salías con ella! Qué callado te lo tenías.
- No era estable como ahora.
- Eh, eh, que esa noche llevabas un rollo de buscar cacho como todos. Y parecías el más bueno de todos nosotros.
- Es verdad.
Luis se sintió incómodo con esa averiguación. Pero tampoco les parecía bien mentirles.
- Ya os he dicho que no era tan estable como ahora. Además no pasa nada siempre que se lo cuente o me lo cuente ella a mí.
- ¡Joder!
- Razón para que nos la dejes un día. Que te lo cuente ella y no pasa nada.
- Somos tres para tres agujeros, la llenaríamos entera.
- No os paséis.
- ¿Has hecho uso de eso?
- Con la Bea.
- ¡Bah! Con la Bea hemos follado hasta nosotros.
- Jaja, es la más puta del barrio, sin duda.
Luis declinó darles más información, de que se había follado a Andrea y a Eva. Tampoco quería hablarles de lo guapa que era Marta y el deseo que sentía por ella. Les iba a calentar más y no quería dar más detalles de su vida sexual.
- Enséñanos una foto de ella y te prometemos que nos callamos.
- Esperad un momento. – Luis buscó una en que no saliera con demasiado escote. – Hala, aquí la tenéis.
- Joder con las universitarias, qué buena esta. Que bueno que te la folles. Tiene cara de irle la marcha.
- Mirad que tetazas, menudas cubanas te debe hacer, que suerte.
- Si nos pudiéramos follar una chica así, no le daríamos descanso.
- Bueno, ya vale, lo habéis prometido.
Al día siguiente por la tarde, después de follar con Alicia, le estuvo contando la conversación.
- Jiji, vaya amigos guarros que tienes. No sé si deberías buscarte otros.
- No son malos chicos, son un poco brutos y están bastante salidos. Les conozco desde hace tiempo.
- Les falta follar más.
- Sí, y ahora que no está la Bea no tienen con quien.
- ¿Tienes una foto de ellos?
- Sí, mira. – Luis cogió el móvil y se la enseñó.
- Tienen cara de salidos, no me apetece nada follar con ellos y tampoco sería bueno para ti que lo hiciera. No sé si me entiendes, ellos pensarían que soy una fulana, tal lo que me has dicho.
- Sí, no se merecen follar contigo y por ahora conocerte, tampoco.
- Puedo follar con un desconocido, o alguien que tú no conozcas, pero no con un amigo tuyo. Hay límites siempre.
- Gracias. Pienso igual. Y eso que tus amigas son guapas.
- Les causaste buena impresión.
Alicia se encontró desnuda en clase, de rodillas en la tarima. Sus compañeros de clase se estaban pajeando delante de ella. Se sorprendió y quiso gritar pero no le salió la voz. Intentó tapar su blanca desnudez pero se lo impidieron. Empezó a recibir corridas que le impregnaron la cara, el pelo y sus tetas. Le obligaban a abrir la boca y recibir ahí las corridas.
Se despertó y estaba junto a su madre, que dormía plácidamente. La abrazó por detrás y volvió a dormirse. Luis se rió cuando se lo contó al día siguiente.
- Tanto hablar de la envidia que me tenían, jeje.
- Será eso.
Luis estaba en la calle y notó que estaba en un sueño. Buscó alguna mujer con la que follar. Vio la autoescuela a la que iba Alicia y entró. Estaba la recepcionista de la que le había hablado Alicia.
- Hola, ¿le puedo ayudar en algo?
- Sí.
Luis se abalanzó sobre ella por detrás agarrándole las tetas.
- Ay, ¿qué haces? Déjame.
- Desnúdate.
Luis la besó y le abrió la camisa y el sujetador, mostrando dos buenas tetas redondas y firmes que se puso a chupar.
- Y ahora me la vas a chupar.
- Nooo.
Se sacó la polla y le abrió el pantalón bajándole las bragas hasta mitad de los muslos. Un coño con un vello fino y castaño suave se le apareció ante él y pasó a follarla.
- Ay, aparta.
- Calla.
Luis estaba disfrutando y la recepcionista cada vez ofrecía menos resistencia y parecía resignarse, empezando a emitir leves gemidos. Luis aprovechó y la volteó contra el mostrador. Le dio una palmada en el culo y lo penetró de un empujón.
- ¡Aaaay! Por el culo no. Me dueleee.
- Toma, por no hacerme caso.
Entonces despertó. Después de follar con Alicia al día siguiente, se lo contó.
- Hay que ver lo calenturiento que eres. – Le dijo Alicia.
- Tú me dijiste que me fijara en ella.
- Es verdad, jiji.
- ¿Y ese profesor de la autoescuela?
- Bah, no me gusta demasiado, no me llama la atención.
- Raro en ti.
- Oye. – Dándole un codazo cariñoso.
El viernes por la tarde, Luis le confirmó que sus padres le esperaban a comer el domingo.
- Habrá que portarse el sábado y estar bien el domingo.
- No te preocupes. – Respondió Alicia.
Cuando se fue Luis, informó a su madre.
- Hija, es importante que les causes una buena impresión. – Con su sonrisa más dulce.
- No te preocupes, mamá.
- No tengo dudas de que lo harás. Ten en cuenta que sus padres no son como yo.
- Tú eres especial.