Complicidad entre primos 43

Alicia se apunta a una autoescuela y llama la atención del resto del alumnado. Obtiene permiso para que Luis vaya a casa todas las tardes. Marta aprovecha para seguir el juego e inflamar a Luis. Quien acaba cumpliendo una de sus fantasías con Alicia.

Alicia se había apuntado a una autoescuela, Luis que ya tenía el carnet de conducir, le había animado a ello. Y Marta le había apoyado desde que se lo dijo.

-         Ya verás que bien te viene, y la libertad que te da.

-         Sí, podré coger el coche e ir a follar en un lugar apartado jiji. – Dijo bromeando y recordando episodios pasados.

-         Venga que llegarás tarde.

-         Además mi Luis ya lo tiene. Adiós mamá.

Era uno de los primeros días de septiembre y quedaban dos semanas para empezar su último año de universidad. Estaba muy cerca de casa y fue andando. Entró y saludó a la mujer, de unos 35 años, que le había atendido en recepción.

-         Hola, buenas tardes.

-         Buenas tardes Alicia, ¿preparada para empezar? – Dijo sonriendo.

-         Sí, claro.

-         Pasa a esta sala que empezamos enseguida.

-         Gracias.

Entró en la clase y se sentó en uno de los primeros asientos. Llevaba una camiseta abotonada floreada y un pantalón vaquero corto. Fue objeto de las miradas de deseo de varios chicos. El pantalón dejaba ver el final de los mofletes del culo y no perdieron detalle mientras se sentaba. A Alicia le recordó sus clases en la universidad y las del instituto en cuanto comenzó a desarrollarse físicamente. La clase le resultó didáctica y entretenida. Tenía un profesor algo canoso de unos 40 años. A la salida Alicia le despidió con una sonrisa. Se había fijado como le había mirado con disimulo el canalillo. El profesor le devolvió la sonrisa y le siguió con la mirada cuando salía, fijándose en el culo. Luego se miró el anillo de casado y suspiró.

Había quedado con Luis y cenarían algo por ahí. Hacía una tarde noche agradable con una ligera brisa.

-         Hola, cariño, ¿cómo te ha ido la primera clase?

-         Hola, bien, entretenida. – Dándole un beso de lengua a continuación.

-         ¿Te han mirado mucho? – Preguntó jocoso.

-         Bah, como siempre. Pajilleros.

-         Jaja.

-         Que se hagan una paja y ya. El profesor está bien, algo maduro, pero lleva anillo. No creo que quiera.

-         Querer, querrá, pero no podrá que es distinto.

-         Jiji.

-         Si tú te propones seducirle seguro que cae.

-         Nunca se sabe. – Respondió enigmática.

Después de cenar se fueron a dar un paseo por el parque. Cogidos de la mano. Se sentaron en un banco. Luis le contó con detalle el sueño de la noche anterior, donde Alicia era violada por media piscina. Le escuchaba con atención y sonreía entre pícara y comprensiva.

-         Menuda mente calenturienta gastas.

-         Sí.

-         De ver lo que ves en la piscina se te ha hecho un revoltijo en la cabeza, pobre. – Dijo burlona – Porque me has confesado que tú mismo me violaste en sueños y que hiciste lo mismo a mi mamá. Es que tengo un novio depravado jijiji.

-         Bueno… - Dijo poniéndose rojo. A Alicia le gustaba ponerle en apuros.

-         Estoy segura de que te puso ese sueño, que te despertaste palote.

-         Pues es verdad. – Era incapaz de mentir u ocultar nada a Alicia.

-         ¿Ves? Eres un depravado que se pone cachondo de ver como violan a su novia jiji.

-         Ya sabes que sí. Y que me gustaría follar a tu madre, también lo sabes. – Al final Luis se acababa lanzando cuando le picaba Alicia.

-         Y que abusarías de ella, no lo niegues. – Dándole un codazo flojo.

-         Para que lo voy a negar. Es una fantasía que ya hice contigo.

-         Con mi mamá te quedarás con las ganas.

-         Y de montármelo con las dos.

-         Uy lo que dices, jiji. Anda, vamos.

Se encaminaron a casa de Alicia, concretamente al garaje, donde les gustaba follar a ambos. Sitio ya estrenado por Alicia de antemano. Una mezcla de morbo de hacerlo en un sitio comunal pero con la seguridad de cierta privacidad. Tenía un trastero, pero estaba tan lleno de cosas que no cabían los dos con un mínimo margen de maniobra.

-         Cuando mi padre se lleve cosas que son de él, podremos subir al trastero. – Indicó Alicia.

A Luis le encantaba el momento de desnudar a Alicia y la buena disposición que mostraba siempre. Empezó a desabrocharle los botones de la camiseta. Dejando ver sus magníficas tetas.

-         ¿Cómo no te van a mirar si vas sin sujetador? Jeje

-         En verano es cómodo, lo hago a veces. Hace calor.

Luis las besó, lamió y succionó, una vez más.

-         Me encantan tus tetas.

-         ¿Por qué siempre me tengo que despelotar yo antes?

-         Por costumbre. Pero ya lo hago yo antes.

-         Jiji, era broma, da igual. Que encanto eres.

Luis se desnudó y mostró un pene enhiesto que miraba Alicia con deleite y deseo. Se agachó y empezó a mamarlo. Luis le dejaba hacer. Luego le dirigió la mamada cogiéndola de la cabeza y manteniendo más tiempo su polla en el fondo de la boca. Cosa que a Alicia no le suponía problema alguno. Se puso en cuclillas con Alicia de pie y le desabrochó el pantalón, bajándoselo lentamente. Alicia esperó a que Luis le bajara las bragas de color lila. Empezó a lamerle el interior de los labios vaginales y le encontró rápidamente el clítoris, que succionaba y mordisqueaba suavemente. Mientras agarraba con la mano derecha las nalgas de Alicia. Esta vez era ella la que le sujetaba la cabeza firmemente sin dejarle salir de su cueva. Se mordía el labio y exhalaba suspiros contenidos.

Una vez satisfecha, se giró para reclinarse sobre el coche y mostrarse complaciente. Luis le agarró un cachete del culo y le encaminó la polla hacia el coño, penetrándola lenta y profundamente. Alicia abrió la boca y se relamió de gusto. Luis le agarró firmemente de las caderas e inició la follada. De vez en cuando paraba y le abarcaba las tetas con las dos manos, entonces Alicia se giraba y se besaban. Como no podía ser y más en esa posición, sacó su polla y se la metió de la misma manera en el culo. Alicia sonreía lujuriosa mientras le entraba con facilidad esa polla dura hasta el fondo.

-         Te gusta que te la meta por el culo, viciosa.

-         Rompeculos.

-         Bien fácil que te entra, guarra.

-         Cabrón.

En el momento que se la hundía más descargó su semen. Alicia sintió un torrente caliente hacia sus entrañas, se mordió el labio. A Luis le gustaba mirar el estado en que dejaba el ano de Alicia, sonrosado y con algo de semen. Alicia se subió las bragas sonriente.

-         Para que no se me escape nada.

Luis la tumbó y le refrotó la polla entre las tetas, amasándose la polla entre ellas y llevándola hasta la boca de Alicia.

-         ¿No te da cosa después de estar en tu culo?

-         Jiji, ¿por qué iba a dármelo? Además soy una guarra.

Cuando se despidieron en el portal dijo Alicia sonriendo.

-         Lo hago a veces y me gusta. Pero lo de ir sin sujetador a la autoescuela lo he hecho a posta.

Al entrar a casa su madre estaba recostada en el sofá con el kimono abierto.

-         Hola, hija, ¿qué tal el primer día?

-         Muy bien, las clases.

-         ¿Ya has echado el ojo a alguien? Conociéndote…

-         El profe es interesante pero está casado. No ha dejado de mirarme el escote y al salir, el culo.

-         ¿Los demás?

-         Pajilleros, nada de interés, jiji.

-         Muy bien. ¿Y el polvo de hace un rato?

-         Muy bien.

-         Si es que se te ve en la cara. ¿Dónde ha sido?

-         Aquí mismo en el garaje.

-         Um, bueno, no es mal sitio si no os ven.

-         Aún llevo la lechecita en el culo. Pienso dormir con ella.

-         Es agradable, ¿verdad?

-         Sí, cuando te impregnaba Manuel.

-         Qué bien.

-         Me encanta dormir con el chochito o el culito llenos de leche. Buenas noches, mamá.

-         Buenas noches, hija.

Por la mañana Alicia se levantó, desayunó y se duchó. Después le preguntó a Marta.

-         Mamá, había pensado que si me das permiso, que venga Luis por las tardes a casa, a mi cuarto, ya sabes. En su casa no tendríamos la confianza que tú si nos das y además ni siquiera conozco aún a sus padres.

-         Claro, hija, no hay problema, ya sabes que no.

-         Ya, pero prefería decírtelo antes.

Marta ofreció una gran sonrisa.

-         Sí, está bien. También sería bueno que conocieras a sus padres, de todas formas.

-         Lo sé, creo que él está buscando el momento, pero se lo diré esta tarde. En general son más conservadores y bueno, casi que en ningún sitio podría hacer lo que hago aquí. Gracias mamá.

-         Bien lo sabes.

A media tarde llegó Luis, encantado de la intimidad del cuarto de Alicia y de poder dar dos besos a la bella Marta.

-         Entra, entra. ¿Quieres tomar algo?

-         Un vaso de agua, gracias.

-         Espera que ahora sale mi mamá y le saludas.

-         Bien.

-         Toma el agua. Ah, ya sale.

Marta salió con su mejor sonrisa, recién duchada, pelo mojado y una toalla que le tapaba por encima de las rodillas hasta los pechos. Estaba reluciente y apetecible. Con tan sólo quitarle una toalla. A Luis le tembló el vaso de agua en la mano y se sintió tan azorado como la primera vez que la vio. Menudo bombón se le acercaba a darle dos besos.

-         Hola Luis, encantada de verte otra vez y de que vengas a mi casa. Disculpa que salga así pero he estado ordenando unas cosas y estaba toda sudada, este calor.

-         Sí, si… hola Marta, lo mismo digo.

-         No te preocupes que hay confianza, verdad mamá. – Marta asintió sonriente – Si además ya sabe lo que hacemos. – Luis se puso rojo.

-         No te preocupes, sois jóvenes y lo entiendo. En mi época era distinto. Mejor aquí que vete a saber dónde. Bueno chicos, os dejo, me voy a poner algo.

Alicia se le quedó mirando sonriendo y le dio un codazo cariñoso.

-         Hala, reacciona, ya se ha ido.

-         Es muy guapa y verla así.

-         Ya, ya.

A la salida Marta se levantó del sofá al oírlos y se recolocó el kimono.

-         ¿Qué tal la tarde? ¿Lo habéis pasado bien?

-         Sí. – Respondió rápidamente Alicia.

-         Luis, estás en tu casa.

-         Gracias, Marta.

-         Bueno, ya te irás soltando más. Ya me ha dicho Alicia que eres un poco tímido. – Dijo sonriente.

-         Sí.

Cuando se marchó, las dos mujeres se rieron y se abrazaron, momento que aprovechó Alicia para quitarle el kimono y besarla.

-         Hija, no paras, hombres y mujeres.

-         Menuda cara ha puesto al verte así.

-         Como la primera vez que me vio, pobre.

-         Somos un poco malas, hacer sufrir así a mi novio.

-         Ya te tiene a ti para desfogarse.

-         Tú, sigues siendo su fantasía, y no es tan tímido. Ha tenido sueños de violación con las dos.

-         Ya lo sé, pero es encantador.

-         Pues mira lo que soñó el otro día.

Alicia le relató el sueño donde era abusada en la piscina. Marta la seguía con curiosidad y atención e iba sonriendo con algunos detalles.

-         Curioso. – Acertó a decir – Son sólo sueños, tú también has tenido, el de tu padre recientemente y aquellos del chiringuito… que salía yo también. – Dándole una palmada cariñosa.

-         Y ese que me violaba un profesor en clase, los que nos viola a nosotras, es recurrente, tiene un problema de mente calenturienta jiji.

-         Mira quien fue a hablar.

-         Y tú, que te follas a tu hija, tu sobrino y su novia jiji.

-         No cambies de tema, que todo eso es por tu culpa. Y bien que te lo agradezco.

-         Y tú que has soñado con mi Luis, eres una mamá roba novios.

-         Pero no le violaba, le seducía.

-         Y te lo acababas follando. Al novio de tu hija jiji.

-         Pues sí. A lo mejor es que quiere protegerte, que no te pase nada, pensándolo un poco.

-         Eso sin duda, que no me pase nada. Como cuáles son sus fantasías. En sus sueños nos viola y a la vez es espectador. Pero es que me ha confesado que los sueños donde me violan, le excitan.

-         Um.

-         Como tú, seguro que ahora está pensando en ti, con la toalla. Se estará pajeando.

Alicia lo conocía bien y no se equivocaba. Luis, ya acostado, no se quitaba esa imagen de la cabeza. De hecho se contuvo para no quitarle la toalla y verla en todo su esplendor. Se acariciaba suavemente el pene y acabó por masturbarse antes de dormir.

Volvió a ver esa sensual escena pero esta vez la siguió a su dormitorio. Marta, primero mostró algo de sorpresa, pero estuvo totalmente receptiva cuando Luis le quitó la toalla y la besó, recorriendo su cuerpo con sus manos. La tumbó en la cama y empezó a lamerle el coño, con Marta gimiendo y suspirando de placer. Pasó a disfrutar sus tetas, succionando y palpando. Se hizo una cubana con ellas y acercó su polla a la boca de Marta, que la acogió con gusto una polla joven y vigorosa que se endurecía con ella. La pasó a penetrar y follarla con suavidad y cariño.

-         Te voy a hacer una hermanita para tu hija. – Le susurró al oído.

-         Sí, sí, dame tu semen.

Con enorme placer derramó su corrida en el interior de Marta. Se giró hacia la puerta y ahí estaba Alicia desnuda quien se aproximó a la cama.

-         Ahora me toca a mí.

Se despertó en ese momento, con el pene erecto y muy satisfecho por lo vivido. Recordando con gozo los pasajes del sueño. Esa misma tarde, y como era su costumbre, se lo contó a Alicia, que sonreían entre morbosa y complacida, por los efectos que tenía el plan diseñado con su madre.

-         Como te gusta mi mamá, al menos esta vez no la has violado.

-         Sí, son sólo sueños. Pero ayer si hubiera podido le hubiera quitado la toalla.

-         Qué manía, eh.

-         Pero si vais las dos desnudas por casa según me cuentas.

-         Eso no tiene nada que ver con que nos quieras violar a las dos.

-         Sí, en casa podéis ir como queráis.

-         Solo que como te tengo confianza te cuento esas cosas. Para que te hagas una buena paja jiji.

-         Y así es.

-         Jiji, qué depravado. ¿Sabes? No lleva nada debajo del kimono.

-         Ah. – Luis hasta se sobresaltó.

-         Se lo ha puesto porque venías tú, muchas veces va sin nada por casa o con el kimono abierto, yo suelo ir desnuda por casa.

-         Vaya que confianza tenéis, no pensé que fuera tanta.

-         Ya ves, ahora que mi padre ya no está vamos así de cómodas. De siempre hemos tenido confianza, nos hemos probado ropa juntas, nos hemos ayudado a ponernos guapas o no nos ha importado que la otra pasara mientras nos duchábamos. Hay gente que nos ve por la calle y cree que somos amigas en vez de madre e hija.

-         Sí, se mantiene muy bien, muy joven.

-         Ya te ha puesto cachondo pensar en eso, ¿eh? Jiji.

-         La verdad que sí.

Luis volteó a Alicia y esta colaboró en que le bajara el pantalón corto y se quitó la camiseta. Luis le desabrochó el sujetador y ella se bajó las bragas, de color celeste. Luis tardó poco en desnudarse mientras Alicia le esperaba solícita en la cama. La penetró directamente sin más miramientos ni preámbulos.

-         ¿Sabes? Me gusta follarte sabiendo que tu mamá está en casa.

-         ¿Te da morbo? Um

-         Sí. Y que está semidesnuda.

Se corrió en su coño y Alicia se subió las bragas antes de limpiarle la polla.

-         Quiero ir así a la autoescuela, con tu semen dentro de mí. ¿Te gusta?

-         Mucho.

-         Todos los días que pueda y cuando volvamos a la uni también. Salvo que me tenga que duchar porque me pringues demasiado. Jiji.

-         Muy morboso saberlo.

Cuando salieron del cuarto, Luis miró de otra manera a Marta sabiendo que no llevaba nada debajo del kimono. Al volver, Alicia le contó su idea de ir a los sitios con el semen de Luis.

-         Uy hija, siempre estás con cosas nuevas en el sexo. Eres muy morbosa.

-         Me siento a gusto y hasta pensar que otros puedan sospechar jiji. Hoy le he contado que no llevas nada bajo el kimono y que vamos desnudas por casa.

-         Le habrás excitado la imaginación.

-         Nada más decírselo se me ha tirado, fíjate.

-         Ya he notado que me miraba distinto al salir jaja.

-         Ya sabe que la mamá de su novia le sale a recibir sin nada debajo.

-         Si no fuera por el secreto que tenemos, no me importaría estar desnuda delante de él.

-         Ya.

-         Así es.

-         Y tirártelo también.

-         Ya sabes que es una fantasía. – Dijo sonriendo maliciosa.

-         Le he reprendido un poco con tanto sueño de violarnos.

-         Le mantienes a raya.

-         Bueno, ayer volvió a soñar contigo jiji.

-         ¿Otra vez me violó? – Respondió jocosa.

-         No, te folló con mucho cariño, te comió el coñito y las tetas, tú se la chupabas y se acababa corriendo dentro de tu coño de niña.

-         Um, qué gusto. Parecido a mi sueño. Qué encanto.

-         Sí, pero fíjate en esto, me ha dicho que ayer te hubiera quitado la toalla.

-         Jajaja.

-         Estabas súper sexy, mamá.

-         Tú sí que lo eres.

-         ¿Te imaginas que de verdad te quita la toalla? Jijiji.

-         Pues a disfrutar, no quedaría otro remedio.

Cuando Alicia entró a su cuarto con Luis, se quedó en ropa interior.

-         Así estoy más fresca, dijo.

-         Me voy a poner como tú.

-         Así no perdemos tiempo cuando vayamos a follar.

-         Sí, jeje.

Mientras hablaban de cosas de la autoescuela Luis le acariciaba los muslos despacio y suavemente. Alicia se levantó y se acabó de despelotar.

-         Ya es el momento. – Indicó Alicia.

-         Fóllame tú que yo lo hice ayer.

Luis se tumbó y Alicia con sonrisa mórbida se situó y se encasquetó la polla en su coño y empezó a follarle. A Luis le encantaba esa postura y dejarle hacer, mientras veía sus voluptuosas tetas moverse al ritmo de la cabalgada. Era algo hipnótico para él. Agarrárselas de vez en cuando. Finalmente volvió a eyacular en su interior.

Marta y Alicia estaban recostadas la una con la otra en el sofá viendo la tele.

-         Debe de ser Luis. – Indicó sonriente Alicia.

-         Venga. – También sonriente Marta levantándose.

Marta se dejó entreabierto el kimono mostrando un sugerente canalillo. Cuando Luis entró y le dio dos besos aprovechó cuando estaba cerca para verlo con más detalle. Dos tetas turgentes y redondas se adivinaban bajo la tela. Ya se atrevía a cogerle de la cintura y sentía un escalofrío en su pene cuando se situaba tan cerca de su vagina.

-         Siento un cosquilleo en la polla cuando me acerco a Marta. – Le confesó Luis a Alicia ya en su cuarto.

-         Es normal jiji. A ver, déjame ver.

Alicia le sacó la polla y la empezó a acariciar y chupar suavemente.

-         ¿Ya se te va?

-         Sí, sigue, sigue. – Respondió Luis mientras se relajaba.

Pasado un rato le preguntó.

-         ¿Y a ti te pica algo?

-         Sí, jijiji.

-         Pues desnúdate para el tratamiento.

Alicia se desnudó complaciente y Luis la dispuso a cuatro patas sobre la cama. Empezando a lamerle del coño al ano y al revés. Lubricando todo con su saliva y metiendo la lengua hasta el clítoris. Ahora era Alicia la que se relajaba. Le acercó la polla para que se la humedeciera.

-         Hoy vas a ir a la autoescuela con semen en el culo.

-         Muy bien, me gusta.

Alicia se relajó esperando ser sodomizada otra vez y Luis miró complacido el ojete lustroso y apetecible, listo para ser penetrado. La enculó a un ritmo suave, disfrutando cada momento, mirando de vez en cuando la dilatación anal y vuelta a ser hundido el pene. Le gustaba mucho cómo se le bamboleaban las tetas al ritmo de las embestidas, alargadas hacia el suelo y tersas, las agarraba y seguía follándole el culo.

-         Um, aaah, me encanta tu culo.

-         Ah, aah, sigue, me encanta tu polla ahí dentro.

-         Te doy por el culo con tu mamá en casa.

-         Sí, sí.

-         Aaaaaah.

-         Ah.

Luis le hundió todo lo que pudo la polla cuando eyaculaba mientras Alicia sentía un fluido caliente hacia su interior, momento que siempre gozaba mucho. Se quedó apoyado en ella, con la mano en una teta y besándola dulcemente. Por fin le sacó la polla y le dio una palmada en el culo. Le juntó un poco los cachetes del culo y provocó la risa de ella. Se desplazó de la cama y se puso unas bragas negras. Luego se dispuso de rodillas y le limpió la polla como era habitual.

-         Casi es la hora de ir, me visto ya. Venga, haz lo mismo.

-         Mira que si llegas tarde…

-         Pues de esta manera no me habría importado jiji, pero hay que aprovechar las clases.

-         Claro. ¿Te importa si te acompaño hasta ahí?

-         Para nada. A ver si me ven con novio y me dejan de mirar tanto.

-         No creo. ¿Alguien se te ha insinuado?

-         Todavía no.

-         Todavía jeje.

-         ¿Y tú a ese profesor?

-         Tampoco.

-         Les vas a poner cachondos oliendo a sexo.

-         Jiji. Que huelan también tu semen si les gusta.

Marta les oyó salir y se dispuso el mismo escote y se abrió un poco por la pierna hasta mitad de muslo. Notó que Luis la miraba de arriba abajo al irse. Luis le acompañó hasta la autoescuela y le dio un tímido pico en la puerta, visible desde la clase donde algunos miraban entre decepcionados y envidiosos.

-         Que besito más tímido me has dado. – Le susurró.

-         No les quiero dar demasiada envidia.

-         ¿Me recoges luego?

-         Claro.

Alicia notó cómo la miraban al entrar. Si supieran lo que llevaba dentro pensó, y se sonrió. Llevaba una camiseta blanca y una falda negra con algo de vuelo y por encima de la rodilla. A la salida y para quienes no habían tenido ocasión, volvió a besarse, más descarada, con Luis. Estuvieron cenando y luego se tomaron unas copas para ir haciendo tiempo. Buscaban un momento más avanzado e íntimo de la noche. Aprovecharon la ocasión cuando no pasaba nadie y medio riendo se metieron detrás del arbusto en el parque. Se sentaron y comenzaron a besarse y acariciarse.

-         Ya sé lo que quieres. – Dijo Alicia sonriendo complaciente.

Luis la empujó levemente de la cadera y Alicia se dispuso a cuatro patas. Una postura que, por sucia, le gustaba. Luis se regodeó con el momento que llevaba varios días esperando. Se sacó la polla que apuntaba dura en horizontal al suelo. Le levantó la falda doblándosela hacia arriba de manera que no se le cayera ni molestara durante la acción. A Alicia también le gustaba ese momento en que le desnudaban y sentirse deseada. Y finalmente le bajó con cuidado las bragas hasta los tobillos. Se acercó y le olió el perineo aspirando olor a sexo.

-         Estás oliendo tu propio esperma jiji.

-         Ya. Y que estás cachonda.

Repitió la acción de recorrerle todo ese espacio con la lengua, lenta y gustosamente. No pudo contenerse a penetrarla vaginalmente y darle unas cuantas sacudidas. Le subió la camiseta y le vio las tetas bajo el sujetador, las agarró y llegó el momento que deseaba. Y el que esperaba también Alicia desde el principio. Con parsimonia y disfrutando el momento de sodomizarla al aire libre en el parque, apuntó su polla al ojete, en el que era aún palpable la actividad vespertina. Acarició con su glande haciendo círculos la entrada al orificio. Lo que provocó la risa de Alicia. Finalmente y con lentitud le hundió profundamente hasta el fondo su polla. Alicia emitió un suspiro ahogado y se mordió el labio. Se sentía sucia y lo disfrutaba. Y a Luis le daba una morbosidad especial.

-         Por fin te doy por el culo en el parque. – Le susurró al oído mientras le agarraba una teta.

-         ¿No te cansas de darme por el culo?

-         Nunca.

-         Ni yo.

Le dio una palmada en el trasero y empezó el mete saca, sin prisa pero sin pausa, manteniendo el ritmo. Por momentos le jalaba del pelo y entonces Alicia se giraba y se besaban. A Alicia le gustaba sentir en su esfínter esa polla dura que le taladraba inmisericorde. Por fin se volvió a correr en su recto. Al acabar los dos no pudieron evitar reírse. Luis le sacó la polla que goteaba semen y veía contraerse el ano y borbotear algo de semen. Alicia volvió a subirse las bragas y se colocó bien la ropa. A continuación le limpió la polla a Luis.

-         No te cabe todo el semen que hoy he echado sobre tu culo.

-         Oye, me cabe eso y más. – Sacándose la polla de la boca.

-         Pues volvía a salirte por el ojete.

-         Eso es normal, bobo. – Dijo repitiendo acción y agarrando la polla con fuerza con la mano.

-         Ay, que es broma.

-         Ya lo sé, tonto, jiji, ¿te he hecho daño?

-         No, no lo esperaba.

-         Bueno, yo ya he acabado, te quejarás de cómo te la dejo. – Tras darle las últimas chupadas.

-         Gracias.

-         De nada, es un placer. Vamos a salir antes de que nos vean jiji.

-         ¿Te gusta el sabor a semen? – Ya caminando los dos a casa.

-         Sí, el tuyo mucho.

-         ¿Y el de otros?

-         Depende, la mayoría sí. Y a ti, ¿te gustan mis corridas?

-         Mucho, me encantan.